Partida Rol por web

Cuando los elementales de electricidad se topan con Aerith y Bedric no necesitan acercarse más. Tan solo apuntan con sus manos y grandes rayos salen directos hacia ellos.

El primer rayo es lanzado contra la instructora que impacta de pleno en uno de sus brazos causándole un fuerte dolor además de una sensación de tener el brazo dormido. La descarga le había hecho bastante daño.

Los otros dos rayos de las criaturas van directos contra Bedric, por suerte, el aprendiz logra esquivar el primero de los rayos, pero para el segundo se mueve demasiado lento y también le impacta en pleno pecho. La descarga llega a ser tan grave que se siente profundamente herido, logra lanzar su arma contra la criatura que le hirió, pero hacer cualquier esfuerzo después de aquel último intento le causaría la inconsciencia. Afortunadamente quedaba un elemental menos contra el que enfrentarse.

Aerith se distrajo y no apuntó bien. El estado de su alumno le preocupó soberanamente y esto le provocó errar su disparo.

Yo te cubro. ¡Tomaté la poción inmediatamente! dije dando unos pasos protegiendo a mi alumno de cualquier ataque.

¡Venid a por mí, no hay rayos suficientes! dijo al tiempo que volvía a disparar su ballesta

El impacto del rayo atonta a Bedric por unos instantes. Ha recibido muchos golpes ya y se siente débil. Oye la voz de su maestra, que le parece casi un murmullo; aunque ve como ella se coloca frente a él, protegiéndole de los elementales, y es capaz de comprender que le pide que tome la poción. De modo que obedece, y de un rápido trago, se toma el contenido del vial.

Los dos elementales que quedaban en pie lanzan sus rayos dirigidos contra la instructora, ésta había decidido proteger a su alumno y esto conllevaba cierto peligro.

Por suerte, la maestra logró esquivar ambos rayos y disparar su ballesta mientras que su alumno se recuperaba con la poción que le dio Kai. Los rayos se perdieron en las profundidades de la cueva y Aerith disparó con su ballesta al elemental más pequeño que tras clavarle el virote este quedó convertido en pequeños cristales de hielo. Dejando tan solo un enemigo al que vencer para poder continuar.

¿Mejor? Destrocemos al que nos queda dije mientras cargaba la ballesta y volvía a disparar.

El nómada asiente con la cabeza, se adelanta a su instructora algo recuperado y desenvaina su arma, que dirige contra el cuerpo del último elemental, intentando acabar con esta amenaza y estrenar su alfanjón en un combate real.

Y combinando el golpe del alfanjón con el virote de Aerith la criatura eléctrica se desvaneció para dejar paso a una suave corriente de aire.

Habían logrado acabar con ese primer encuentro en la última misión de Bedric. Ahora ya estaba un paso más cerca de convertirse en un filo del alba. Para eso tan solo debían seguir avanzando para encontrarse con el guardián.

Cuándo el último elemental desaparece, Bedric se vuelve sonriente hacia Aerith. Por fin ha logrado "estrenar" su espada en un combate, y la alegría se muestra en el rostro del nómada. -Gracias por defenderme- se inclina respetuoso ante su instructora al tiempo que golpea su pecho con el puño, a la manera clásica en su tribu.

Bedric se toma unos momentos para inspeccionar las quemaduras que le han provocado los rayos. Un pequeño escalofrío recorre sus espalda, ya que las heridas le recuerdan a las del cadáver del compañero de su tribu que había muerto durante la tormenta. Sin embargo, ya se encuentra más calmado, y comienza a confiar más en sus habilidades y, sobre todo, en la protección de Aerith.

Uff, no te preocupes, para algo estoy aquí dije acalorada mientras me abanicaba con la mano por el combate. Tenía quemaduras por todo el cuerpo, pero por suerte podía mantenerme en pie sin problemas.

Voy a tomarme mi poción dije bebiendo de la poción que me había dado Kay. Metí la mano en la pequeña mochila que llevaba conmigo. Toma otra para ti, no podemos enfrentarnos a estas criaturas en un estado débil. Así te sentirás mejor.

Bedric acepta la poción y se la toma enseguida, calmando sus heridas.

Aerith y Bedric deciden parar un rato para recuperar sus heridas. Estaban exhaustos y continuar avanzando con semejantes heridas era muy probable que pusiese en peligro la misión y a ellos mismos.

Finalmente optaron por tomar dos pociones que llevaba Aerith, guardando la que aún tenía Bedric por si la necesitaban para algún apuro.

Ahora, algo más en forma, podrían continuar avanzando por las pasarelas.

Venga Bedric dije mirando a nuestro alrededor. Nos queda un camino todavía por recorrer antes de llegar ante el guardián.

Bedric, ya recuperado por la poción, asiente y avanza tras su instructora. Lleva el alfanjón envainado y una de las lanzas en la mano, lista para arrojarla contra cualquier enemigo que surja ante ellos.

Mientras continúan por las pasarelas, el bárbaro observa maravillado a su alrededor; nunca había visto una gruta natural tan grande. Es bonita, aunque la verdad es que empieza a echar de menos la luz del sol. Aunque claro, tiene cierto sentido que los siervos de Nyniver se oculten de su brillo.

Continuais avanzando por la cueva del rayo cuando dos nuevos elementales salen de detrás de unas azuladas columnas. Ambas criaturas estaban acechándoos y cuando pasáis cerca de ellos os sorprenden con sus rayos eléctricos.

Tan solo Bedric se ve capacitado pra esquivar los ataques, por lo que uno de los rayos golpean la mejilla de Aerith dejándosela completamente dormida. Aquellos rayos eran peligroso, debían acabar con las criaturas cuanto antes.

Cuanta criatura maleducada dije cuando un rayo me golpeó en la boca y me la dejó dormida. Descargué la ballesta contra una de ellas y la cargué de inmediato.

El nómada reacciona rápido y esquiva el rayo que se dirige contra él, aunque tarda en recuperar su posición después de esquivarlo. En cuanto está de nuevo listo, arroja su lanza con precisión contra uno de los elementales; se nota que sus últimos aciertos en combate han restablecido su confianza, y la suerte continúa de su parte. Sin perder su concentración, Bedric mira a Aerith por si tiene alguna instrucción que darle, mientras alcanza su segunda lanza, dispuesto a utilizarla también contra sus enemigos.

Tras el golpe recibido, Aerith quiso devolver el golpe a la criatura y se propuso encajarle un virote en lo que parecía ser su cabeza. Pero la cara medio dormida le impidió apuntar bien, por lo que la flecha se perdió en la lejanía de la cueva. Entonces fue Bedric, esta vez, el que aprovechó la situación y cogiendo algo de carrerilla atacó con su lanza a distancia atravesando el cuerpo de la criatura por completo y viendo como rápidamente quedaba reducida a una masa de aire que se esparcía por el resto de la cueva.

Entonces el elemental que quedaba en pie volvió a lanzar un rayo contra la instructora, que esta vez estaba preparada y no tuvo ningún problema en esquivarlo.

Cogiendo impulso de nuevo, Bedric arroja la segunda de sus lanzas contra el elemental que queda en pie. Quiere impresionar a Aerith, así que le imprime toda la fuerza de la que es capaz; aunque descuida la precisión del ataque, y la lanza se desvía ligeramente en su trayectoria.

No me gusta que me duerman la cara dije mientras volvía a levantar la ballesta y apuntaba. Pero no veía del todo bien y fallé de nuevo.

Tanto la lanza de Bedric como el virote de Aerith parecieron atravesar el cuerpo formado por electricidad de la criatura. Realmente sabían que no habían logrado acertarle, pero aquella criatura esquivaba con mucha facilidad sus golpes y entonces alzó lo que parecían ser sus brazos y de ellos surgió otro fuerte rayo que fue a parar directamente contra la instructora hiriéndola de gravedad en un costado de su cuerpo.