Partida Rol por web

GELUS VIRICA

[KIRUNA] - Milo

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01/02/2009, 19:16
Jolene Dryden

Jolene escuchó a Rewell con una incipiente sonrisa en el rostro, aunque sin apartar la mirada de Amber Daelyn, que se dedicaba a amasar la nieve en pequeños montículos mientras Victoria, curiosamente, se echaba sobre la nieve y se empapaba de ella sirviéndose de las manos. Su sonrisa se borró al saber de la baja... No la conoció, es cierto, pero una muerte es una muerte, de manera que suspiró al unísono con su hermano, echándoles una rápida mirada a él y a un Milo a punto de dormirse y echarse una merecida siesta, ya cabeceando. Antes de darse cuenta, John se había lanzado a abrazarle... Y aunque la primera impresión fue grande (pues su hermano mayor era enorme) rápidamente se dejó estrechar por aquella sensación cálida y familiar. Quizás para Jolene Dryden los lazos de sangre eran lo único verdaderamente importante, quizás no sabía salir de ese círculo... O no quería.
Vaciló un momento antes de levantar sus delgados brazos y abarcar lo poco que pudo de Rewell en un abrazo, apoyando la cara en su pecho e incluso apretando los párpados cerrados, frunciendo el ceño... Pero sonriendo... Y así la encontró él, relajando el gesto.

- Qué tonto eres -aún no había soltado los poderosos antebrazos de John, y sus iris que parecían oro puro le miraban con cariño- ¿Cómo me va a molestar? Eres mi hermano.

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01/02/2009, 19:30
John R. Dryden

Fue en ese momento cuando supe lo que hace verdaderamente rico a un hombre, y no era el dinero. Un hombre podía ser el más rico y afortunado de la Tierra al recibir una mirada semejante y una sonrisa como aquella. No sabía exactamente qué había pasado por la cabeza de Jolene durante los últimos días, pero estaba claro que de su actitud inicial hacia mí hasta la actual había un abismo que hasta hacía unos quince minutos consideraba insalvable. Tal vez Milo tuviera algo que ver con eso... O puede que Balaguer (aunque por algún motivo ponía en duda esto último). No me importaba... O quizá me importaba demasiado. El bien estaba hecho ya y, a falta de alguien conocido a quien agradecerlo, lo agradecí al mismo Dios (y a Isenhall, por si aquella escuchaba también las plegarias y agradecimientos).

De cualquier manera, mi sonrisa se renovó, se amplió aún más e iluminó por completo mi rostro, y la emoción hizo presa de mí... ¿Cómo no iba a hacerlo, si después de tantos años sin verla y tras el dolor inicial ahora mi hermana bien amada me regalaba una preciosa mirada y una sonrisa como esas? Volví a abrazarla, riendo esta vez, y sin poder articular palabra por el momento la tomé en brazos y la levanté sin ningún esfuerzo, pues apenas pesaría una décima parte del peso que yo podía sostener. Incluso me atreví, ahora ya envalentonado, a besarle la frente con ternura y cariño desenfrenado. No podía evitar sentir lo extraño y cambiante que era el mundo, pues tan pronto sentías la más absoluta desesperación como podías saltar de alegría.

Al poco conseguí salir de mi frenesí sentimental y alcancé a cruzar mi mirada con la de ella, y entonces sí pude hablar, aún presa de la emoción pese a todo.
-Gracias, Jolie... ¡Gracias! No te imaginas lo importante que es para mí escuchar eso... Y yo... Quiero pedirte disculpas... Quiero pedirte perdón por todo: por mi ausencia, por haber sido un idiota que no supo ver que le estaban manipulando, por... Joder, por todo... Y quiero estar para ti a partir de ahora siempre que me necesites, pequeña... ¡Siempre! -y, por el momento, lo cierto era que no supe qué más decir.

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01/02/2009, 19:55
Jolene Dryden

Jolene, a pesar de ser cariñosa en sus buenos momentos, se sintió agobiada por tantas atenciones de su hermano, e intentó apartarlo con las palmas de sus manos, agitándolas frente a él.

- ¡Ay, vale, vale, yo también te quiero y todo eso! ¡Pero vamos fuera a ver a las niñas, que Milo se despierta! -reía, volviéndose para coger su ropa de abrigo (que no hacía mucho había dejado en el lateral de la magnífica cama de Notara)- No te preocupes, Rewell -dijo, esperando que su hermano la siguiera fuera, volviendo a envolver y ocultar su rostro de Venus-. Yo también me fuí, y también me daba mucho miedo volver... Que Donovan o papá me rechazasen... En fin. Lo hecho, hecho está -abrió la puerta, dejando salir a su hermano y saliendo ella a continuación. Bajó unos peldaños y se sentó entonces en el pasamanos de ladrillo de la escalerilla que separaba la puerta de las grandes cantidades de nieve de Kiruna, mientras observaba a las niñas, concretamente a su hija. Al verla, costaba creer lo que había dicho Taylor... No parecía capaz de asesinar a su pequeña ni en mil años... Su mirada y las inevitables sonrisillas al ver como los pasitos torpes de Amber la llevaban a caerse sobre la nieve, levantándose luego sin protestar, revelaban que adoraba a su niña-. Lo importante es lo que dice Milo: Todos hemos vuelto. Todos estamos a salvo, vivos... Tenemos que mantenerlo así y, en cuanto podamos, disfrutar los unos de los otros por todos los años que no hemos podido hacerlo. Él dice que las circunstancias de nuestra familia son complicadas... Pero que hay amor, y que con eso basta...

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01/02/2009, 20:26
John R. Dryden

Bueno, era de esperar esa reacción por su parte, pero ello no minó ni por un instante mi buen humor. Más bien todo lo contrario... Y comprendía que tener encima a un oso besucón no es algo que se pueda aguantar durante mucho tiempo. Tras coger la chupa de cuero que Antti había dejado por ahí y abrochármela bien salí detrás de Jolene, dejando a Milo un poco de descanso, que bien merecido lo tenía.
Bien visto, mi querida hermana también había cometido errores similares a los míos... Aunque ambos lo habíamos pasado bastante mal. No podía evitar ver ciertas similitudes entre Jolene, papá y yo mismo, siendo Donovan el eslabón perdido o, más bien, el eslabón puramente materno. Tal y como recordaba a mi madre, Donnie siempre había sido el más parecido a ella.
Me quedé de pie, apoyado en la barandilla de las escaleras con las manos en los bolsillos de la cazadora, observando también a las niñas bien sonriente. En efecto, era impensable que una niña adorable como Jolie fuera capaz de hacer algo como lo que vimos en la visión de Taylor... Pero todo era tan difícil y tan extraño que nada parecía imposible. Por eso los que la queríamos debíamos estar ahí con ella y para ella. Para evitar que eso ocurriera.
-Eso es verdad... -coincidí con ella-. Y, ¿sabes? Aunque todo esto sea una mierda... Quizá sea un buen momento para tener una segunda oportunidad. Todos, quiero decir. Pero para eso necesitaremos tiempo, aunque si seguimos como hasta ahora tendremos todo el del mundo. Espero que esto siga intacto para entonces... -llevo un dedo a la cabeza y la toco un par de veces, con una sonrisa amarga-. Aunque después de todo lo que hemos aguantado ya no me sorprendo de nada y casi me veo con fuerzas para soportar cualquier cosa... Y ahora soy más fuerte, Jolie... -me senté, ahora sí, junto a ella-. Y he comprendido que no soy un monstruo ni una fuerza asesina... Sino una fuerza protectora -aunque ella nunca me había visto, que recordara, utilizando mis poderes...-, pero bueno... ya lo entenderás... Te lo mostraría ahora, pero... En fin, digamos que provocaría un efecto terrible en la gente del pueblo.

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02/02/2009, 00:11
Jolene Dryden

- ¿Ésto es una mierda? ¿Si...? -al otro lado de la calle, Miranda Kastehelmi llevaba un par de bolsas de compra, pero levantaba un brazo para saludar a Jolene, gesto que ella devolvió con una sonrisa.

- ¡De blanco! -gritó la sueca.

Jolene reflejó en sus ojos una sonrisa que su bufanda ocultaba.

- De blanco -asintió ella, escuchando a su hermano después, mientras Kastehelmi entraba en la posada de Valdemar. La joven madre devolvió la mirada a su hija, pero su atención estaba puesta en John. Un escalofrío le recorrió la espalda, un mal augurio que no fue identificado en ese momento... No obstante le sonrió- Tu poder es como el de papá, ¿no...? Lo sé... Me alegro de que hayas descubierto eso, Rewell... Me gustaría tener un poder con el que proteger a los míos... -de nuevo bajó la cabeza... Esa sensación, esa punzada crecía... No sabía qué era... No sabía que Él había muerto... Pero lo sintió- Creo... Creo que ha pasado algo muy malo, Rewell...

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02/02/2009, 00:30
John R. Dryden

¿De blanco? ¿A qué se referían Jolene y esa nativa cuya cara me sonaba de algo? ¿Una boda? En las bodas es habitual que la novia se vista de blanco... ¿Jolene iba a casarse? La hostia... Si era eso, no sabía si acababa de gustarme. Si no lo era, no entendía nada... Continué escuchándola, pensando en su inciso, además. Mi hermana sólo tenía su inmensa belleza... Aparte de eso no se le conocía ningún otro poder. Creía entender cómo se sentía.
-Pues sí, es el mismo que el de papá, aunque la transformación es... -dejé de hablar al percibir su incomodidad inesperada. Fruncí el ceño, preocupado, y pasé el brazo por detrás de sus hombros, estrechándola contra mí-. ¿Algo muy malo, pequeña? ¿A qué te refieres...? ¿Qué es lo que has sentido?

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02/02/2009, 00:37
Jolene Dryden

- Un mal presentimiento... -Jolene hablaba ausente, cerró los ojos un instante... El futuro había vuelto a cambiar. El destino había girado de nuevo... Victoria Hawkins levantó la vista hacia la madre de Amber, seria y sin decir palabra, como si supiera qué era la sensación que Jolie experimentaba...- Alguien... Se ha ido... Dios mío... Alguien no va a... -abrió los ojos súbitamente, sin pestañear ni mover un músculo, con la mirada perdida en la nieve. Su mente estaba en otro lugar de pronto. Un mal presentimiento en un mutante puede significar el descubrimiento de un nuevo poder.

Jolene se quedó así unos instantes, y tras ellos, profirió un extraño sonido con la garganta, como el que emiten los epilépticos a punto de tragarse sus lenguas... Sus ojos se pusieron en blanco y, sin más, se desvaneció de espaldas sobre su hermano...

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02/02/2009, 00:43
John R. Dryden

-¿Alguien se ha...? ¡Jolene! -exclamé, alarmado por la reacción que mi hermana había sufrido. Suerte que acababa de estrecharla contra mí, que pude cogerla en brazos tan pronto se desvaneció al tiempo que me ponía en pie y abría la puerta de la casa de un empujón de hombro-. ¡Niñas, adentro, que yo os vea! -grité a las pequeñas de fuera. No quería que hubiera más secuestros... Eso era completamente inadmisible. Nervioso y agitado tumbé a Jolene en el sofá llamando a Milo a voz en grito, sin pensar en la interrupción a su descanso que estaba haciendo. -¡Milo! ¡Milo, coño! ¡Jolene se ha desmayado! ¡Se le han quedado los ojos en blanco, hostia, le ha pasado algo! -no paraba de moverme. Me dirigí a la cocina y cogí un vaso de agua para ella, además de mojar una toalla. ¿Qué coño podía hacer? ¿Qué cojones iba a hacer si no sabía ni qué le había ocurrido? ¡Mierda, mierda y más mierda, hostia!
Coloqué la toalla sobre su frente, abriéndole los ojos para observar su color sin saber muy bien por qué... Más bien era un acto reflejo aprendido en las películas-. Jolie... Jolie, despierta... -mascullaba, ceñudo y rojo de la preocupación.

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03/02/2009, 01:52
Director

Costó un buen rato que volviera a abrir los ojos... Todo fue tan rápido y surrealista que uno esperaba que todo volviera a la normalidad al despertar, pero no ocurrió así...

Dorian despertó en una superficie lisa y algo honda. Una bañera. Como las que había en el hotel... Pero las paredes no emulaban hielo: Eran de azulejo, y ni siquiera tenían el color del templo de Isenhall. Eran beige y color carbón, a juego con lo demás. El mareo seguía, la sensación de desconcierto era inmensa...

La temperatura era inusual e irreconociblemente agradable, olía a algo que era incapaz de identificar (un ambientador de especias mediterráneas: Tomillo, romero...) y la sensación de sequedad fue algo que inmediatamente llamó su atención, así como la inmensa ventana que había sobre el lavabo, en cuyo alfeizar reposaban unas cuantas lavandas. Las ventanas del hotel eran pequeñas, medían poco más de un palmo... Pero por aquella debía caber una persona fácilmente, como en las películas. La luz que entraba, tan amarilla y clara, también era algo nuevo, algo de otro mundo para él...

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03/02/2009, 02:03
[Dorian A.]
Sólo para el director

Lentamente Dorian abrió los ojos esperando encontrarse en el suelo de los pasillos helados. No había sido capaz de golpear a aquel ser, o quizá sí lo había hecho pero no lo recordaba. Sabía que había pronunciado unas palabras, y que acto seguido una serie de luces se habían manifestado a su alrededor. Había escuchado nombres, palabras lejanas y promesas ahora vacías. Era su primer contacto con el "exterior" en sus últimos y únicos 19 años de vida.

Comenzó a ponerse en pie mientras sacudía su cabeza pues se encontraba algo mareado. Había cambiado su estado y ubicación en una fracción de segundo. Levantó la cabeza cuando se encontró mejor hasta que finalmente su mente se despejó lo suficiente para ser consciente nuevamente. Por fin Dorian parecía haber sido liberado de su prisión de hielo.

Apoyó una pierna en el suelo y se levantó lentamente observándolo todo con suma atención y cuidado. Salió de la bañera ayudándose de manos y piernas. Rápidamente sus ojos se clavaron en todos lo que le rodeaba pues era nuevo. Cada objeto, adorno, u objeto que formase parte de la habitación era maravilloso, único. Se aproximó tambaleante hasta las flores rozándolas con la yema de sus dedos. No estaban frías y su tacto era suave, hermoso. Súbitamente comenzó a toser, llevándose la otra mano a la boca. La sequedad del ambiente le sorprendió provocando una tos nerviosa que tardó varios segundos en disiparse.

Cuando se hubo recuperado continuó la exploración del entorno, acercándose a la ventana, y poco después a la puerta de la habitación. Caminaba sonriente, emocionado por cada sensación desconocida hasta entonces. Aquel lugar era como todas las habitaciones de las películas y documentales, como las habitaciones de los hoteles.

- ¿Quién es Alexandra? -murmuró dirigiéndose a la puerta.

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03/02/2009, 15:28
[Amber Daelyn Dryden]

Las niñas obedecieron, sobre todo Vicky, quien se dio especial prisa en coger a Amber de la mano y avanzar tan rápido como le fue posible al interior de la casa. Amber en cambio tenía cierta costumbre de ver a su madre desplomándose y sufriendo cualquier penuria, y no por ello le gustaba más. Solía quedarse a su lado acariciándole el pelo cuando estaban solas... Pero ahora se ocupaban los adultos... De todo.

Victoria llevó a la pequeña al baño, pero al abrir la puerta se encontró con algo que no esperaba e hizo dar un grito estridente a Amber. ¿Balaguer? Balaguer con una pinta muy extraña, y con ciertas y sutiles diferencias. Amber, desconcertada, al dejar de gritar decidió que lo mejor sería que Dorian fuera su papá español recién adquirido.
Rewell entraba mientras tanto con Jolene en brazos, desmayada, al grito de:

- ¡Milo! ¡Milo, coño! ¡Jolene se ha desmayado! ¡Se le han quedado los ojos en blanco, hostia, le ha pasado algo!

El impacto que causaban las distintas figuras al muchacho fue tremendo: La niña que presentaba un aspecto de cadáver reciente, el tipo de piel morena que se despertaba con los nervios a flor de piel por la sucesión de gritos, el tipo gigantesco, la preciosa niñita rubia cuyos ojos y labios le sonaban enórmemente, y finalmente aquella increíble sirena que yacía desmayada en brazos de su hermano...

- ¡Papá! -Amber se aferró sin pensarlo a la pierna de Dorian, señalando a Jolene- Mamá se ha caído.

Notas de juego

Te habilito la descripción de escena, Keron.

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03/02/2009, 15:43
[Milo Notara]

Desconcertado, Milo echó una rápida mirada al baño. Balaguer. De acuerdo. Lo odiaba, pero venía bien. Llegaría en algún momento mientras él dormía. Y Jolene estaba mal, lo que de forma retorcida y en su adormecida mente, todo venía muy bien.

- ¿Cómo que le pasa algo...? -preguntaba incorporándose, con la voz pastosa- Alex, ¿podrías hacer por curar a Jolene? No tengo ni idea de medicina... ¿Es epiléptica o algo Jolene? -preguntó a Rewell, sin pararse a ver que aquel muchacho tenía algo más de Dryden que el hecho de tener a Amber pegada a su pierna...

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03/02/2009, 15:51
John R. Dryden

-¿¡Pero qué coj...!? -exclamé al escuchar el grito de Amber, alarmándome nuevamente en un visto y no visto. Alcé la vista violentamente para detectar el motivo de desconcierto de la pequeña, para encontrarme cara a cara con un hombre que me resultaba bastante familiar por su parecido con Balaguer... Pero aún con todo no era Alejandro, por mucho que se le pareciera.
-Ese... No es Balaguer, Milo... -mascullé, entre dientes, irguiéndome para encarar al joven. Entre lo ocurrido hacía una semana con Madsen y los Gelus Virica correteando por ahí, la presencia de este individuo aquí no era ni mucho menos bienvenida. Taladré al recién llegado con la mirada, ceñudo, la mandíbula tensa. Y, aprovechando que Amber estaba centrada en él, extendí la palma de la mano, de la que surgió una potente llama de color esmeralda. Lentamente, la escondí tras la espalda y quedé en cuclillas.
-Ambery, cariño... Ven aquí. Quizá si le das un besito a mami se ponga mejor, ¿quieres? -la animé, sin apartar la vista del susodicho indeseable con un innegable parecido con mi cuñado forzoso.

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03/02/2009, 18:14
[Dorian A.]

Cuando de pronto la puerta se abrió y entró la niña acompañada de los dos hombres Dorian se limitó a mirarlos de manera impasible. Observó detenidamente el comportamiento de la niña, confundiéndole con alguien que ella creía conocer. Los niños eran así, tenían una percepción errónea de las cosas que les rodeaban. Al menos eso es lo que decían en los discos... Los otros dos hombres sí supieron diferenciarlo, pues Dorian jamás los había visto antes, ni ellos a él, por supuesto. Tenían distintos tonos de voz, y hablaba uno más rápido que el otro. Sus gestos eran diferentes también, mostrándose el segundo más agresivo al primero.

Dorian ladeó un poco la cabeza para seguir escrutándolos. Su manera de vestir, su olor, sus gestos ante el desconocido y con la niña pequeña, que curiosamente, se llamaba como ella. Como si de pronto hubiesen dejado de estar ahí, el chico giró la cabeza y volvió a mirar a su alrededor intentando reconocer algo. De pronto la reacción del hombre con barba le sacó del trance y volvió a mirarlo para ver cómo lucía fuego en su palma, aunque no pareció impresionarle. Parecía realmente indiferente a todo, incluso cuando la niña se abrazó a su pierna y tiró de él.

- No te conozco, niña -murmuró mirándola a ella y luego levantando la cabeza-. No os conozco a ninguno. ¿Quiénes sois?

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03/02/2009, 19:00
Victoria Hawkins

Vicky tiró de Amber para que se apartara de la pierna del extraño, y tras sufrir un espasmo y ver como la pequeña caminaba hasta el sofá con su mamá, confusa por la frase de Balaguer, sentándose al lado de su desplomada madre y cogiéndole la mano.

Los ojos de la niña morena eran abismos tan horrendos como profundos. Se clavaban en los del extraño joven, escrutándolos, como si con ellos pudiese ver más allá de las circunstancias. Aquella chiquilla escuchimizada temblaba y tenía problemas para mantenerse en pie sin tambalearse, pero miraba tan fijamente, sin parpadear, que a uno le daban también ganas de temblar... Pero su expresión cobró algo de preocupación y tristeza súbitamente...

- Eres... el... hermanito... de Amber... -jadeó- Te llamas... Dorian... Alexander... Cebrián de... Balaguer... -miró ladeando la cabeza trabajosamente, agachándola hacia delante incluso, a Milo y Rewell- Es... El bebé... De Jolene... Herkus... Lo ha traído... Del futuro... Igual que... Hizo... Conmigo... El Faraón...

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03/02/2009, 19:48
[Dorian A.]

Dorian sopesó varias opciones, posibles respuestas o diferentes preguntas que realizar que le ayudasen a aclararse un poco más. Pero ninguna era válida. Nada le diría más de lo que le dio aquella niña de ojos negros. La observó detenidamente y su cuerpo tembló. No de miedo, pues nunca había sentido tal cosa y ni siquiera sabía lo que era. Lo había hecho de manera inconsciente, al igual que un perro cuando siente que va a ser golpeado violentamente.

Paladeó una vez y carraspeó otra antes de hablar mientras llevaba sus manos a los bolsillos.

- ¿De qué futuro hablas? Conoces mi nombre, y el de mi hermana. ¿Eres algo creado por Isenhall? -se limitó a decir sin modular su voz.

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06/02/2009, 15:11
John R. Dryden

Tan pronto Amber se acercó hasta donde su madre estaba la arropé con un brazo protector, dejándola hacer pese a todo, para que pudiera estar cerca de Jolene, algo que seguramente haría falta a ambas. Sin embargo no aparté la mirada ni por un momento de aquél extraño de aspecto similar a Balaguer y con actitud entre prepotente y peligrosamente neutral. Escuché las palabras de Victoria, a quien estaba a punto de llamar también a mi lado para que se apartara del desconocido, pero sus palabras me dejaron helado...

¿Dorian? ¿Dorian Balaguer, mi sobrino, traído del futuro? No... Aquello no era posible. No era más que una ficción. Tenía que serlo, porque no sabía si podía soportar una mierda más de cosas jodidamente extrañas... Y esa, en concreto, se llevaba la palma. ¿Cómo que venido del futuro y traído por Herkus? ¿Qué cojones podía hacer Herkus, exactamente? En realidad, aunque me cayó bien en su día, no sabía absolutamente nada sobre él. Sabía que podía controlar mentes, que era un vampiro, que podía manipular las probabilidades y... Y ya estaba: se acabó.

También pensaba que podía redimirse y ser buena gente... Que podríamos curarle esa enfermedad suya. Pero esto no sólo se cargaba todo lo que tenía en mente, sino que además introducía un nuevo elemento caótico en nuestra ya de por sí imprevisible vida. Salvo que, en este caso, las implicaciones eran terribles. Pero lo que más me atemorizó fue la actitud de ese tipo... No parecía saber dónde o cuándo estaba, pero sabía de Isenhall. Y, peor aún, no negaba la identidad que Victoria le había atribuido, y al parecer su hermana se llamaba Amber (una coincidencia, confiaba).

Me quedé mudo, casi blanco de pronto. Porque aunque por supuesto intentaba negar aquella afirmación, en este mundo ya casi cualquier cosa era posible, pero no por ello las cosas eran más fáciles de asimilar. Así que, por el momento, necesitaba al menos una respuesta clara.
-Chico... ¿Cómo te llamas? -ordené, prácticamente.

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06/02/2009, 16:49
[Milo Notara]

Notara se quedó helado cuando empezaron a sucederse las surrealistas explicaciones, y sin embargo, aquel joven ya estaba muy hecho a las vicisitudes de un mundo cambiante y bizarro en general... Por lo que no tardó en despejarse un poco (seguía algo pálido por la pérdida de sangre) y mirar a Dorian. Luego a Rewell. Jolene. Dorian de nuevo.

- La verdad es que... Lo que no tiene de Balaguer... -ha sacado la narizota Dryden y los morritos de su madre, vaya. No se podía negar que era un ejemplar bastante a la altura de la belleza de Alex y de sus "tíos" Donovan y Rewell. Incluso tenía cierto aire a éste último. Puso una mano sobre el hombro de John, acercándose para decirle:- Sé que Lady Lior podía viajar por el espacio tiempo a voluntad... Ella, en cambio, no podía llevar a nadie consigo. Quizás ese Herkus tuviese la misma habilidad, acaso mejorada...

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09/02/2009, 00:02
[Dorian A.]

Los ojos de Dorian observaron a los dos hombres ignorando por completo la presencia de la pequeña Amber. Estos le miraban interrogantes esperando algún tipo de respuesta recurrente, quizá que despejase sus dudas y temores. Pero Dorian no tenía ninguna en aquel momento. Se encontraba en un lugar nuevo, en un clima diferente, con gente que jamás había visto. De hecho, esos seres vivos que ahora tenía frente a él eran los únicos diferentes que había podido observar en toda su vida salvo a otras 4 personas.

Su gesto de indiferencia se incrementó cuando desvió su atención hacia las plantas colocadas en la ventana. Movió su nariz como el de un perro que olfatease algo de comida y nuevamente regresó la mirada a sus acompañantes. Con una mano colocó un mechón de su pelo tras una de sus orejas y paladeó una vez sopesando las posibles respuestas. No se veía obligado a dar ningún tipo de explicación, pero eso le ayudaría a resolver sus propios misterios.

- Dorian Alexander, creo -murmuró el joven moviendo su cabeza hacia otra postura más cómoda-. ¿Y los vuestros? ¿Por qué esa niña ha dicho cosas que me suenan? Jolene y Balaguer, conozco esos nombres. Una figura me trajo aquí, no sé cuándo ni cómo, pero lo hizo. Me sacó del complejo.

Tras hacer las preguntas no esperó a que le contestasen pues se movió un par de pasos al frente acercando su cara a la de Rewell. Lo olisqueó y miró atentamente. Para él era todo nuevo, un mundo por descubrir, unas sensaciones por desarrollar.

Notas de juego

Perdón por tardar. Finde movido.

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09/02/2009, 01:04
John R. Dryden

Tragué saliva, los ojos muy abiertos, completamente estupefacto. De alguna manera, Victoria podría haber heredado algo de los poderes de su padre... Y, si así había sido, he aquí la prueba fehaciente de ello. Creí que había recibido un mazazo en el pecho, razón por la que trastabillé y caí sobre una silla, pálido, casi sin reparar en que mi propio sobrino (TRAÍDO DEL JODIDO FUTURO) me estaba olisqueando como si él fuera un perro y yo el culo de un perro ajeno. ¿Qué cojones? ¿Qué mundo loco era aquél?

Pasé las manos por el cabello varias veces, peinándolo hacia atrás. Más por nervios que por estética, en realidad. Así pues, era cierto. Herkus le había traído aquí desde el futuro (PORQUE LOS NIÑOS NO NACEN ADULTOS, ASÍ QUE NO QUEDABAN MÁS HOSTIAS). Y las posibles implicaciones de aquello, sumado a la extraña conducta de Dorian, resultaban, como poco, sobrecogedoras. ¿Qué implicaciones eran esas? Ni puta idea. Pero sí sabía que no eran buenas... Porque Herkus era un hijo de puta, o se había convertido en eso de pronto, y lo que hacen los hijos de puta es, por definición, malo.

-Bufff... vale, tranquilicémonos, ¿eh? -qué gracioso, porque era yo el único nervioso-. Me cago en mi... -niñas presentes. Calla la boca, animal-. No, no me cago en nada. ¿Oís, niñas? Palabras feas... Al tío Rewell hay que lavarle la boca con jabón... ¿Qué estoy diciendo? -nervios. Muchos nervios. Más nervios. Mal. Fatal. Peor-. Vale, a ver... Dorian... Hola, primero de todo. Segundo... Te suena lo que dice Victoria porque... porque es verdad, coño... ¡Y como no sea verdad! -basta, Rewell-. Ehm... Perdón... Yo soy John Rewell Dryden y, si los cálculos no me fallan, soy tu tío... Y esto es el año 2002... Y tú... Tú vienes del futuro... Y ella es mi hermana Jolene... Tu madre... -tomé la mano de mi hermana, desmallada, sobre el sofá, acariciándola con mimo. Por lo general no hubiera creído nada de esto, pero que Victoria lo hubiera declarado con tanta seguridad descartaba muchos fallos...