Partida Rol por web

Donovan casi sufre un infarto en el momento en que posa los ojos sobre Lex.
Como exraída directamente de una pesadilla que seguramente tendría esa noche, la húngara, sin saberlo, había elegido un conjunto que a Donovan le traía muy malos recuerdos.
Mientras que el resto del mundo seguía con sus vidas a su alrededor, el joven inglés parecía perdido en sus recuerdos. Recuerdos que no debían ser demasiado alentadores pues una nube de profundo dolor le cruzó el rostro, ensombreciendo aún mas su expresión. Si alguien podía parecer mas deprimido que deprimido, era Donovan, con sus perfectos ojos, sus perfectos labios y su perfecta tez palidecidos por el sufrimiento interno al que estaba siendo sometido repetidamente.
Se sentía como si fuera el centro de una gran broma cósmica de la que todo el mundo se reía delante de su propia cara.

Le flojearon las piernas al escuhar hablar a la hermosa chica y tuvo que apoyarse en la barandilla a recuperar la compostura. Cosa, que por su agitada respiración y el par de lágrimas que afloraban de sus dorados ojos, no parecía que fuera a llevar poco tiempo.

Dale se detuvo en su avance por las escaleras, como si una estaca la hubiese atravesado. No podía oir llorar al chico. Le sacaba de los nervios, por eso mismo lo había sacado la primera vez de las Ruinas, y de nuevo Donovan Dryden empezaba el día hecho polvo.
Esa gente se había puesto ropa suya, de su hermana e incluso de su madre...

"¿El brazo, Michael?"

Dale estaba irritada. La botellita se había quedado sin contenido, Lex estaba viendo destrozado a un chico bueno y le preguntaba al malo que cómo llevaba el brazo. Pero sobre todo... No había más alcohol, y eso le sangraba la paciencia mucho más que cualquier cosa...
Con un movimiento furibundo, la joven australiana se giró y lanzó la botella justo al lado de la húngara, rozándole el pelo.

- ¿¡NO HABÍA MEJOR MOMENTO PARA HACER LA PREGUNTITA, PUTA TERCERMUNDISTA!? - rugió con un buen chorro de voz, con la ansiedad que provoca en un alcohólico la falta de la dosis suficiente como para tenerlo sedado - ¿¡TENÍAS QUE HACERLE LA PREGUNTA AHORA MISMO PARA QUE ÉSTE CHAVAL SE SINTIERA TODAVÍA MÁS IGNORADO POR EL PUTO MUNDO!? ¡¡LLEVAS LA ROPA DE SU MADRE, JODER!! - tampoco había tenido una experiencia agradable recientemente - ¡DEBERÍAS ESTAR DANDO GRACIAS AL CIELO DE QUE YO NO SEA OTRA BAZOFIA ASESINA COMO TÚ! ¿¡PORQUÉ NO HACES ALGO ÚTIL Y TE ABRES DE PATAS DELANTE DE TAYLOR PARA QUE NOS DEJE TRANQUILAS A LAS DEMÁS Y TE MANTENGA CON LA BOQUITA CERRADA!?

El enfado de aquella pequeña y delgada joven podía helarle la sangre a cualquiera*, incluso ella acabó jadeando, y era evidente que su pérdida de control venía dada por más de una cosa... Como también fué evidente que cuando terminó de hablar, se quedó apoyada en la barandilla, masajeándose las cejas con una mano y mordiéndose el labio mientras la nariz se le enrojecía aguantándose el llanto.
Probablemente avergonzada, pero no pidió perdón. Bajó a paso rápido un par de peldaños, y luego se giró y subió de nuevo la escalera, con intención de entrar en la habitación de la que había salido Donovan.

Y de las pocas cosas que Donovan necesitaba en ese momento, la explosión de Dale fue una de ellas.
Donovan no necesitaba mas gritos y peleas, no necesitaba malas miradas y amenazas... Ni mucho menos botellas volando de una mano a una cabeza... Para acabar estampadas contra la pared con la posibilidad de caer al suelo hechas añicos.
Lo que Donovan necesitaba era saber que su madre no iba a morir... O simplemente el saber que alguno de los cabrones que se habían vestido con su ropa y que habían dormido y desayunado en su casa les importaba algo su situación.
Pero eso solo eran sueños vanos. Porque de todos esos cabrones egoístas solo dos personas le habían dado la mas mínima muestra de apoyo: Lex -que había cometido el error por desconocimiento de ponerse la ropa que no debía- y Dale -que estaba hecha una furia en parte por culpa suya-

Gimió de pura desesperación, haciéndo aún mas insoportable su aspecto general... Pero al pasar Dale por su lado dispuesta a entrar en su cuarto, Donovan la paró en seco, sosteniéndo con un solo brazo el poco peso de la australiana.
Sin decir palabra, pasa el otro brazo en torno a la cintura de la chica y, levantándola en peso, comienza a bajar la escalera.
No tenemos tiempo para eso Dale... Y no eres la única que quiere pegar un trago para olvidar...

Al igual que Lantana, Czigany se detuvo para encontrarse con que el chaval quedaba sujeto a la barandilla, sollozando... Se acercó al chico, quitándose las gafas para poder encontrarse con la mirada del joven, que estaba a punto de romper a llorar... Por cómo la había visto salir, la chica no debió de ser muy acertada eligiendo el modelo, aunque fuera de luto...

- Donovan... - No le dió tiempo a más. Aquella botella había viajado a una velocidad de vértigo rozándole la cabeza... Y Lex se volvió al instante para devolverle una mirada encendida a Lantana, ejecutora del crimen, y quien había podido matarla si la botella hubiera dicho de impactar contra su cráneo... Por no mencionar al resto, si llega a fallar... - ¡¡¡¿¿¿...ESTAS LOCA???!!!

Pero nuevamente, Alexandra volvía a ser diana del estress del resto. Por suerte o por desgracia, a la gente parecía dársele bien aquel deporte porque siempre lograban que la muchacha se sintiera al borde de un precipicio en el que saltar se volvía la primera y única opción... Así que se quedó perpleja mientras la pequeña piojosa le reñía enfurecida. Algo tenía aquel pequeño diablo que sus palabras, ciertas o no, cortaban como cuchillas... Incluso cuando se detuvo y Donovan parecía calmarla mientras la bajaba, Alex permaneció de pie en las escaleras, quieta, con los brazos temblorosos separados del cuerpo y la mirada perdida, con el gesto ausente... Parecía estar luchando interiormente contra sus demonios.

Me he... pasado...

Dale, interceptada por Donovan, levantó la mirada hacia Lex y cerró los ojos bajo las gafas, apoyando la frente en el hombro de Donovan, completamente avergonzada, respirando y recuperando el aire. Odiaba lo que hacía el alcohol y toda la mierda con ella... Pero se sentía incapaz de estar sin esas sustancias en algunas situaciones...

- No iba a darte, Alexandra... Pero perdona por asustarte. Donovan, puedo seguir yo...

Viendo como se llevan a la rubia que parece tener siempre la razon de su lado, quiza por las circunstancias en las que la he conocido, dividido entre hacerle caso a ella o a Lex, que tambien cualquiera trataria de hacerle caso me decido por acercarme a la ultima

Lex, tranquila, estamos todos un poco tensos con todo este asunto

Tardo un poco mas en añadir, como si me diera algo de reparo,, hablando algo mas bajo

y gracias, no puedo moverlo, pero no parecia infectado ni nada asi, de todas formas si cuando puedas le echas un ojo te lo agradeceria mucho

Jadeando por lo bajo, luchando por controlar su respiración para evitar que la situación se le fuera aún más de las manos, Alex parecía estar a punto de sufrir un verdadero ataque de ansiedad...

La intervención de Michael parece ayudar a calmar a la muchacha que, por su parte, cerró los ojos y tragó saliva, asintiendo repetidamente a ambos y retrayendo durante apenas un segundo una de las comisuras de sus carnosos labios, temblorosos a causa de la angustia... Resultaba lamentable que, aún habiendo mostrado verdadero interés en encontrar a los desaparecidos, no hubiera recibido ningún tipo de apoyo por parte de nadie cuando era de Herkus, precisamente su novio, precisamente lo único de lo que podía alardear, de quien nadie sabía absolútamente nada, cuando podría llevar horas muerto... Días, incluso...

...Pero aquello no era algo sobre lo que la gente se detendría a hablar. No... Así pues, después de agradecerle la atención con la mirada al gabacho, unos ojos que podían hablar por si sólos, con toda la dignidad del mundo Alexandra terminó de bajar las escaleras, volviendo a calarse las gafas y dirigiéndose a la cocina... Sólo al final parecía llevarse la mano a la cara, cubierta por la capucha...

A Taylor le pilla el zarandeo con el pié cambiado. Si cerrase los ojos, no habría duda. Pero los tiene abiertos, muy abiertos...y su expresión es una mezcla de incredulidad, cabreo y cierta jindama: un cóctel que da como resultado la cara de gilipollas que tiene ahora mismo.

Ya...lo que tú digas colega, pero te voy a ser sincero: sólo me fío de mi polla. A estas alturas es la única que no me ha dado por el culo.

Da unos pasos hacia atrás y se cruza de brazos. En realidad, la pequeña parte racional que le queda aún niega la evidencia: acababa de ver un hombre convertido en tigre (?!),...y ya casi no le resultaba extraño observar cómo el propio Rew se transformaba en esqueleto ardiente a su antojo. Sin embargo, ESTE cambio concreto le turba por algún motivo que no logra explicarse.

No hace mucho, Rew y yo charlamos, ¿sabes?. Una barra helada de bar, whiskey...Necesitábamos un buen pedo,...aunque sabíamos que no nos lo podíamos permitir.- comienza, esbozando una sonrisa perdida. Ahora mira al "nuevo" y la expresión se endurece.
ÉL me habló de algo que no le había contado a nadie más. Unas palabras que un día le dijo su abuelo..., y que se me quedaron aquí- con el índice y el meñique se dá un par de golpecitos en la sién. - ..., grabadas a fuego.

Si eres quién dices ser, supongo que no te importará repetírmelo.

Admirable, esta mujer es admirable. Sonrío agradecida, a cada una de sus atenciones, mirándola sin parpadear, para no perderme ni uno solo de sus gestos y expresiones, bebiéndome sus palabras. Ella desde luego que no es una debilucha, y yo, por la cuenta que me trae, tampoco debo serlo. Le asiento, con decisión en mi mirada, lo voy a intentar, te haré caso. Un brillo en los ojos, de determinación. Gracias, Lex.

Saliendo al encuentro de los demás, miro hacia abajo, la australiana me podía haber dado un pantalón y no una minifalda… bueno, por lo menos llevo leotardos…

Levanto la vista justo para volver a ver el rostro del hombre más perfecto que he visto nunca, con una pena en la mirada que me dan ganas de llorar al instante. Mi gesto se contrae por la empatía con el bello muchacho. Ha pasado algo que no sé, algo muy triste, seguro, parece tan afectado….. La botella me saca de mi ensoñación ¡Dios! Un respingo cuando Dale empieza a gritar. ¿Por qué dice eso si antes….? Los ojos muy abiertos. Esta muchacha da miedo. Pero mucho. ¿Aquí todos se gritan y se dicen lo que quieren y hay que aguantar y punto? Mientras la controla Donovan, asistimos a su transformación, se le ha pasado como le ha llegado.

Colocada al lado de Lex, le pongo una mano en la espalda a la húngara, ya que por mi altura, cogerla por ambos hombros para abrazarla y mirarla desde abajo quedaría ridículo, y dudo que le consolara. Michael tiene razón,…. tranquila.... Y se supone que ahora, todos juntos, vamos a ir a un rescate. Que bien....

Los sigo hasta la cocina.

Espero un par de segundos en lo que bajan las chicas bueno, al menos pude dar un trago, pero hay algunas que no saben beber

Tras lo que las sigo por las escaleras, posiblemente la minifalda de Madison mereceria una mayor atencion, pero el cuerpo de Lex es un autentico iman para la vista

sin mas entro en la cocina justo por detras de ellas

-Claro que no, Tay... -respondo, con media sonrisa-. Mi abuelo, entre todo lo que me enseñó, me dijo esto, que yo te dije a ti: "las palabras nos atan a las personas y a las circunstancias que nos rodean. Las palabras son mucho más importantes de lo que la gente quiere pensar. Es, al final, lo único que queda en la memoria. Son lo que muestra el honor, lo que permite conocer a una persona. La palabra lo es casi todo... Porque el resto son las acciones. Y tus palabras siempre tienen que ir de acuerdo con tus acciones. Sólo así serás un hombre recto, firme, consecuente. Y, aunque sólo sea por una persona, serás recordado, Rewie" -termino, mirando al rockero a los ojos y acercándome hasta uno de los armarios para sacar una chaquetilla con capucha, una bufanda y un gorro de invierno. Lex estará mejor tapada... Es mejor no repetir lo de Pekín-. ¿Estás ya más tranquilo? Sé que es un cambio bastante radical... Dale hizo un auténtico milagro pero, ¿realmente es tan grande el cambio? -le miro con una ceja alzada y algo de impaciencia. Tenemos que bajar cuanto antes.

Taylor se encoge de hombros y señala el rostro de Rewell con la palma de la mano extendida.

¿Quién...Quién coño te ha hecho esa mierda en la cara, tío?. ¿Dale, dices?...Hostia puta, Rew! Hubiese apostado a que tu cirujano facial es el mismo tipo que le jodió la vida a Michael Jackson!.

En realidad bromea, y su sonrisa lo delata. Ahora el Big Dryden había ganado en...coherencia: antes, el rudo motero rompía todos los tópicos...y su antigua imagen no casaba con su interior. Sin embargo, tras la "caretoplastia", su aspecto reflejaba mejor su auténtico "yo".

El cambio es grande, colega. Ya lo creo.- dice asintiendo pensativo. La diligencia del "Cool Big Dryden" buscando ropas pone a Taylor en marcha. Lo imita, buscando algo para sí. Hey! Se me ocurre una cosa! ¿Crees que esa tía podría hacer algo parecido con mi rabo? El pobre está como deforme, como aquellos tíos contrahechos por el gigantismo. Ya sabes...la versión fálica de André el Gigante...

...Y aquella coña era una manera más de decir:Me alegra verte, cabronazo.

La situación no es como para reírse. Es más, es lo último que quiero ahora, aunque tal vez lo necesito. Por eso intento contenerme al escuchar la coña de Taylor. Lo intento con todas mis fuerzas y en mi rostro eso se nota, porque poco a poco va deformándose por el intento de contener la carcajada que, finalmente, surge desde mi garganta. Me tapo con una manta la boca para que no se me escuche abajo. No sería adecuado que me escuchasen reir en una situación así, porque para empezar ni yo mismo lo quiero... Pero es que ha sido demasiado buena. El cabrón tiene esa facultad: consigue hacerte reir incluso en las peores situaciones.

Por fin, pasados unos segundos, se me va pasando... Aparto la manta, rojo como un tomate y aún sonriente. -Lo tuyo es incurable, cabrón... Eso de ahí abajo no tiene remedio posible... Ni conocido ni por conocer... -me pongo junto a él y palmeo su hombro, sonriente-. Me alegro de verte, "bala perdida". Tenemos una misión jodida hoy, supongo que ya te habrán contado... -recupero la seriedad ahora-. Nos enfrentamos a un cabrón que manipula a la gente mientras duerme... Creo que ha obligado a Art a... -trago saliva, cerrando el puño con fuerza. Ahora las palabras tardan más en salir. Contrólate... Ahora eres distinto, puedes soltarlo sin miedo-, ...a violar a Jolene y a matar a mi madre... Ese tío, sea lo que sea, tiene que pagar por todo eso -palmeo de nuevo su espalda, con cara de circunstancias, mientras me acerco a la puerta-. ¿Estás listo?

Había reído entre dientes, doblado, con la cabeza incrustada sobre los hombros y tapándose la boca...Tampoco era plan de formar un escándalo: Rew andaba preocupado, jodido y triste. Taylor lo había percibido y de ahí la broma. Pero los motivos eran mucho más serios de lo que podía llegar a imaginar.

¿Que si estoy preparado?.- pregunta, y la sombra de Polly vuelve a golpear su cabeza. Por primera vez, en los ojos de Taylor se vislumbra una oscura determinación, libre de condiciones.
Todos hemos cambiado, Johnny Boy. Y ahora lo que más deseo es una oportunidad para demostrarlo.

Con el puño, golpea el hombro de su amigo en señal de camaradería. De esta misión dependía todo aquello que tenía para Taylor algún significado: Art, Rewell, Jolene,...y, sobre todo, está convencido de que muchas preguntas sobre Polly y Victoria serían respondidas. Cagarla no era una opción.

Sabes que puedes contar conmigo.- dice completamente convencido,...pensando en el hijo de puta que podría haber violado a la pequeña Dryden: el mismo cabrón jode-mentes que trasteaba en el cerebro de Arty.

Y en el pálpito que sentía, intuyendo que todo aquello podría relacionarse con el bastardo que una vez, en una habitación oscura, había acabado con la vida de su hija.

Sin bajar a Dale al suelo y ajeno a todo lo que sucede detrás suya, Donovan termina de bajar las escaleras.
Es posible que tu puedas sola... pero yo me siento completamente incapaz de seguir con esto solo... Ya es bastante duro ver como a todo el mundo le importa poco o nada lo que le ha pasado, lo que le está pasando y lo que le va a pasar a mi familia...
Suspira cuando llega por fin al piso inferior y deja a la chica en tierra, aunque sin separarse demasiado de su lado.
Estoy destrozado mental y anímicamente... ¿Sabes? Nunca lo había pasado tan mal... y no creo que sufra nunca lo que estoy sufriendo ahora...
Desvía la mirada hacia lo alto de la escalera, donde Madison y Michael le dan muestras de apoyo a Lex. Cuando los tres empiezan a bajar las escaleras, Donovan no cambia su tono de voz. Realmente le importa bien poco que le oigan o lo que piensen al respecto de lo que diga.
¿No te parece injusto? Solo le has gritado y ya han ido corriendo a pasarle la manita por la espalda? ¿Y a mí? Han dejado embarazada a mi hermana, le han borrado la memoria, la han secuestrado, la han violado, han tratado de asesinar a mi padre dos veces y ahora, dentro de ¿que? ¿Treinta minutos? Van a atacar mi casa y mi madre va a morir... ¿Y a quién le preocupa eso? A Nadie... Total, en comparación, Lex tiene que estar destrozada... La malvada australiana le ha gritado y le ha tirado una botellita... Por Dios...
Sacude la cabeza un par de veces, sin animo alguno.
Y para colmo... Lex lleva la ropa que se puso mi madre el día que enterramos a Rewell... Es una ironía del destino... ¿eh?

Dale traga saliva mirando a Donovan a través de los oscuros cristales. Se baja las gafas para que pueda verle los ojos... Decía mucho más con ellos que con cualquier grito, palabra o mano en la espalda...
A eso se refería cuando le gritó a Lex. Quizás lo había sacado de quicio, pero era exactamente el señalar aquel disparate prioritario que había en aquel grupo. Lo entendía. Y lo sentía más de lo que el propio Donovan creería.
Aún sin decir nada, la australiana le cogió la mano estrechamente a Donovan y terminó de descender la escalera, frotándole con la otra mano también el antebrazo, de nuevo caladas las gafas...

Finalmente, todos entraron en aquella cocina, donde esperaba nada menos que un tigre de Bengala.

Dale, que bajaba de la mano de Donovan, no puede reprimir un tremendo y estridente grito al ver al enorme animal, echando a correr instintivamente queriendo llevarse a Donovan consigo, pero obviamente, si el rubio no quiere correr, aquella muchacha peso-pluma no iba a moverse de donde estaba.

Lex, que llevaba el rostro tapado con la capucha de una trenca, gafas y bufanda entre otras cosas, había optado por seguir hacia la cocina, donde se detuvo instantáneamente en un primer contacto visual con el tigre. La única razón por la que podía haber un tigre de semejante envergadura en la cocina era...

- ...Hugo - la australiana prefirió salir por patas. No la culpaba; apreciaba su vida - ¡Es Hugo! ¡Tranquiiilos, haya paz! - exclamó antes de que el resto de los recién llegados se alarmase, alzando las manos. Se detuvo observando al grupo, tragando saliva y lamiéndose los labios... ¿Por qué? ¿Por qué un tigre de bengala? ¿Por qué allí?

¿¡QUÉ DEMONIOS!?
Donovan acababa de ver un tigre de bengala, un enorme y rayado tigre de bengala en su cocina. Un tigre con sus zarpas arañando el suelo de madera, con sus fauces entrecerradas dejando escapar el hediondo olor de su aliento y varios salpicones de baba por todos lados. Un tigre de bengala que golpeaba los tarros de las especias con su enorme y peluda cola...
Un tigre que, de no ser porque temía por la seguridad de Dale -que se había visto afectada por la terrible aparición del animal- le hubiera hecho salir corriendo de la cocina tan rápido como un pollito dice pío.
Sin embargo, sujetó a la australiana con fuerza y, tras la explicación de Lex, dio un paso adelante, clavando una mirada dolorosamente autoritaria en las amarillentas y sesgadas pupilas felinas de Hugo.
Vuelve a la normalidad... ¡AHORA!