Partida Rol por web

¡Lo sabía! Maldita sea su madre que le decía que debía ayudar a todos, ¿Así se lo agradecen? No tenían educación ninguna. Agarró la flecha dispuesta a apuñalarle con ella de nuevo y dejarla donde estaba, miró a Xanthe quien no le dió tal privilegio, como siempre. La flecha se astilló y le tiró con rabia los restos a Adonai sobre la espalda saliendo del establo inmediatamente y callada, otra impertinencia y dormirían en el pozo de los que no gritan.

Qüenya se fué a la entrada de la hacienda al amparo de las sombras a oír el ulular del búho

Dim soporto las extracciones como pudo, más cicatrices al cuerpo. Sabía que no se moriría con Adonai por las inmediaciones así que se relajo todo lo que pudo y gracias al poder de curación me sentí renovar las fuerza y el semblante de dolor se me mitigó lo suficiente para ver donde estábamos y como iba la cosa.

-¿Nos han seguido?- pregunto preocupado con cara de pena, no quisiera traerles problemas a estas elfas, sobre todo por que puede que salgamos de la sartén para caer en las brasas, y nos apuñalen o alguna clase de ritual, desde luego aquella que se va no tiene mirada de buena persona.

Nos tratan como basura estas elfas de los cojones, que ganas de pasarlas a todas a cuchillo, pero con esos putos arcos peligrosos, será mejor mostrarse sumiso y tranquilo. Casi no lo contamos y el pesado de Adonai no quiso quitarse la armadura, no se como esta gente puede sobrevivir en el mundo real. Si fuera mentira que nos persiguen unos bandidos, estas tontas aunque a regañadientes nos han abierto la puerta de sus casa. No se puede ser tan bueno, no se como hacérselo entender.

Ante la sonrisa y las palabras de gratitud del humano Xanthe solo elevó una ceja y tiró mas fuerte de él para ponerlo en pie, si estaba consciente sería mucho mas facil de trasladar. Hizo caso omiso de su pregunta, concentrada como estaba en llevarlo a cubierto en el menor tiempo posible, las palabras podían esperar. Cuando entraban al establo el otro humano, que había cogido al herido por el otro brazo, también le agradeció su ayuda pero su úlima frase produjo el efecto contrario al esperado en la elfa.

-Espero que se dé prisa y confunda a sus perseguidores.

Le respondió al que parecía un clérigo, aunque su cara decía que no creía que eso sucediese y que iban a tener que arreglárselas solos. Cuando comenzaron con las curas Xanthe se alejó en dirección a su habitación, no sabía de esos menesteres más que cortar un trozo de tela y apretar bien fuerte para contener la hemorragia, por lo que se puso su armadura y se preparó para un mas que probable combate.

Al volver al establo se encontró con una escena parecida a la primera que había visto nada mas traspasar la esquina de la casa, los dos humanos sangraban por los agujeros que habían dejado las flechas y su hermana Qüenya tenía una en la mano mientras miraba con furia al clérigo. Xanthe negó con la cabeza y vió como la flecha caía al suelo partida en dos, iba a tener que mantener separados a esos dos si no quería acabar con una situación que costaría de explicar a las autoridades de la Fortaleza. Por suerte para todos la elfa salió bufando del lugar y se fué a vigilar, tenían un rato de tranquilidad y hasta que las dos hermanas necesitasen un cambio de guardia parecía que el tiempo de las explicaciones había llegado.

- Y bien clérigo de Chauntea, algo que pueda apoyar la veracidad de tus palabras -la elfa tenía el semblante sereno, como quien preguntaba por el tiempo que hacía fuera, su mano derecha en la cadera y la izquierda caída al costado, sus ojos examinando las reacciones de los visitantes en busca de cualquier cosa que no le oliese bien -¿Porqué os persiguen esos hombres?

Los gritos de los heridos se escuchaban del otro lado de la casa, asi que no habia nada que poder hacer para leer. Cogio sus cosas y partio a dar una vuelta al perimetro del terreno de la familia, si alguien los seguia era mejor estar preparados.

Al regreso vio como una de sus hermanas salia con su cara de mala leche como siempre, hay cosas que no cambian.

Dentro habia Xanthe que preguntaba informacion que estaria encatada de escuchar, asi que tomo asiento y espero las explicaciones.

Tras todo el trabajo realizado, las heridas de Adonai comenzaron a pensar. Su espíritu, ese que le empujaba a seguir adelante pese a estar agonizando, se había consumido cuando vió a su compañero con energías de nuevo.

Se sentó en el suelo dejándose caer a plomo y apoyó la espalda en una de las columnas de madera del granero mientras escuchaba la pregunta de la elfa.

- Dim, por favor, contéstale tú mientras intento reponerme.

Estás elfas quieren respuestas así que opto por el camino rápido, busco en mis pertenencias y saco La Daga. La coloco con cuidado sobre el suelo enfrente mía, separada, como con miedo, pero lo suficiente cerca para cogerla si me la quieren quitar, hemos sufrido mucho para conseguirla.

-Les quitamos esto- señalo con la cabeza al objeto negro- no sabemos lo que hace, pero estamos en la búsqueda del conocimiento de como destruirlo. Está claro que ellos no quieren que lo hagamos- refiriéndome a nuestros perseguidores- Siempre acaban encontrándonos- termino con un chasqueo de lengua de fastidio.

Un momento me estais diciendo que os persiguen porque les habeis robado algo? Ni por chauntea ni Chaunteo, deberiamos entregaros ahora mismo por ladrones, ladrones encima de los nefastos, que os han visto.

Todo esto mientras pone las manos en los pomos de las espadas.

Frunzo el ceño, ante la amenaza en los actos de la elfa y eso que no es la antipática.

-Si sois tan defensora de la propiedad, se lo podemos devolver para que sigan utilizándola en sus rituales oscuros para matar jóvenes humanas o elfas- eso último no es seguro... pero seguro que lo harían- la palabra robar se usa demasiado a la ligera, hay mucho que contar, pero esta es la versión abreviada para las personas que nos interrogan bajo amenaza de muerte.

Una cosa es la desconfianza, y otra la amenaza de muerte que acabamos de recibir.

Amenaza de muerte, pues si humano...la question que deberias explicarte mejor, algo tan trascendental como rituales oscuros, es un detalle bastante importante.

Lía se relajo y dejo caer sus brazos a los lados dejando de empuñar las espadas.

Nada mas irse Qüenya llegó Lía y se sentó dispuesta a escuchar lo que tuviesen que contar los forasteros, Xanthe apenas le dedicó una mirada de refilón para asegurarse de quién era y de dónde se sentaba, y volvió su atención a los dos hombres. El clérigo parecía estar exahusto después de ayudar a su compañero con las heridas y fué el otro el que comenzó a hablar, bueno, mas bien comenzó a buscar algo en su mochila. Cuando sacó una daga del interior, la mayor de las elfas se preguntó qué sería aquel objeto, pues por los movimientos del hombre parecía que importaba mas su significado que el objeto en sí.

Las primeras palabras del tal Dim hicieron que Xanthe elevase una ceja, pero decidió esperar -Alguien no confiesa ser un ladrón así de primeras, a no ser que tenga un motivo- pensó mientras comenzaba a oir el intercambio de 'opiniones' entre Lía y él. -¿Rituales oscuros?- ahora ya entendía el cuidado que tenía al manipularla, se fijó en la pieza elavuándola con la mirada y tratando de averiguar algo a través de sus formas*.

- Y quiénes són ellos, ¿algún arcano en el grupo? -como siempre parca en palabras y directa.

Si siempre encontraban su pista eso quería decir que lo volverían a hacer, debían estar preparadas para tal contingencia, Xanthe empezó a pensar en la forma de fortificar su posición para obtener ventaja sobre los atancantes.

CHauntea, el clérigo lo había nombrado más de una vez, pero su símbolo pertenecía a Lazhander. Adonai era fiel sirviente del dios del sol, pero no significaba que rezara a esa única deidad. Quizá en su huída por el bosque habría rezado a Chauntea para que los protegiera, era muy común en clérigos y de más gentes rezar a varios Dioses aliados, siempre y cuando se siguiera el dogma de la deidad patrona.

La tensión creció a medida que las preguntas salían al aire como flechas silbando el aire y las respuestas ambiguas no ayudaban mucho. La preocupación era el inminente peligro que corrían todos si los bandidos llegaban. Las Elfas prestaron guardia, pero durante un par de horas nada sucedió,nadie apareció. En ese tiempo, Adonai y Dim pudieron explicar un poco mejor acerca de las visiones del clérigo y como robaron la daga negra usada en rituales de nigromancia y magia negra. Xante pudo ver a lo lejos unas inscripciones en la daga de un lenguaje desconocido, pero algunos símbolos evocaban al dios del asesinato y la muerte, el ya extinto Baahl.

Cuando el sol se presentaba en su punto más alto, algollamó la atención de Quenya, movimientos extraños en el límite del claro, solo había una explicación: Los perseguidores habían llegado.

Por supuesto, no eran estúpidos y antes de que pudieran coger los arcos, una voz habló desde lo lejos.

-Buena tarde tengan señoras y señores, un par de hombres habrán llegado a su bello hogar -Aunque la voz hablaba, era difícil ver exactamente de donde venía, el bandido estaba lejos y bien escondido,un disparo de una flecha sería completamente inútil -Esos dos hombres no son más que unos ladrones, y se les busca en todo el mar de la luna. Somos pacíficos, pero somos varios y estamos armados. Les propongo entregarnos a esos bandidos, nos lo llevaremos de vuelta al mar de la luna y jamás sabrán que existimos, pero si deciden resistirse, no tendremos otra opción que entrar a la fuerza y eso no será agradable para ninguno de ustedes, se los prometo!. 

Esperó unos instantes antes de seguir -Piensen en sus niños antes de tomar cualquier decisión. -El bandido pensaba que estaba ante una granja corriente, el infeliz no sabía que unas hermanas Elfas bastante hábiles custodiaban esa casa de paso. De todas formas, unos bandidos eran para tener cuidado.

¿Entregarán a los recién llegados?¿insultarán a los bandidos?¿Quenya se irá de kamikazee y luchará como Boromir* contra esas huestes invasoras de apestosos humanos?... es su decisión.

¿Cuantos eran? Qüenya aguzó la vista - Lendari ve dentro y llama a Xanthe - Qüenya tenía su arco ya presto, pero no era de las que disparaban cuando veían saltar a la liebre, de lo contrario esos dos maleducados ladrones ya estarían muertos. Miró bien el espacio entre la granja y el bosque, un llano donde había intentado enseñar a Lendari a cabalgar.

Buenas tardes para usted

Me llamo Qüenya y me temo que sin un oficial del Rey, estos dos ladrones están ahora aquí hospedados. Así que tendrán que esperar a que se marchen. Entiendo que esto no se trate de asuntos oficiales y sea algo más personal. En ese caso debería usted saber que, en esta posada están bajo mi protección - Maldita Xanthe, ¿Porqué les había dejado entrar? Que fo-llón - ¿Estoy hablando con....?

No sé si son de la región, o si me suena su nombre, o si se ha hablado sobre él en Duvik o viajeros anteriores

Mas de dos interlocutores seria un desproposito y no se llegaria a ningun sitio, asi que se limito a dejar la boca cerrada, saco la honda y se la puso preparada en la mano enroscada en ella.

Dicho eso empezo a mirar por rendijas y aperturas para intentar localizar a los hombres o si por el contrario las estaban rodeando mientras les hablaban para distraerlas.

Lendari entró al establo sigilosa y le dijo unas palabras a su hermana Xanthe. Adonai, pese a estar tumbado entre haces de paja, era plenamente consciente de que algo no iba bien. Cuando oyó a Qüenya hablar, comprendió por completo la situación.

Ya están aquí esos adoradores de la muerte. - dijo para sí - Será mejor estar preparados.

Acto seguido, Adonai se llevó la mano al pecho y se dió dos secos puñetazos justo encima del esternón. Pudo notarse un sonido metálico y una fugaz chispa brotando de su mano al momento del impacto. Tras los golpes, Adonai se puso en pie como nuevo. Había recuperado esa mirada con la que llegó a la granja pero sus movimientos eran mucho más enérgicos.

Le dijo a los presentes en el establo:

- Recoged vuestras armas y reunámonos todos en la puerta del establo con Qüenya. Lazhander y Chauntea están de nuestro lado, pero si no permanecemos juntos tendremos problemas 

Con la explicación un poco mas extensa que siguió la situación se puso bastante mas clara para Xanthe, eso unido a los símbolos que pudo ver en la daga la llevaron a pensar en algún tipo de intento de resucitación de la deidad, pero no tuvo tiempo de comentar sus sospechas con el clérigo que era quien podía saber mas de esos temas. La llegada de Lendari y las voces en el exterior le dijeron que acababan de llegar los perseguidores, las palabras de su hermana hicieron que una de sus cejas se elevase, ella no podría haberlo dicho mejor.

Xanthe comenzó a caminar hacia el exterior, ya que había sido llamada, y les dedicó una mirada y un asentimiento a sus hermanas para que guardasen sus espaldas asegurándose que no cercaban la casa. Estaba con la mano apoyada en la puerta cuando las palabras del clérigo hicieron que parase y lo mirase fijamente.

-No salgáis todavía. -en sus ojos no había margen de discursión, era su casa y sus normas -Esperad aquí a que se confíen, os deben creer medio muertos y mejor aprovecharlo*.

La elfa pensaba que con suerte se creerían tan superiores atacando una simple granja, que no tomarían las debidas precauciones y lo harían de frente. La sorpresa de la salida de los refuerzos, sus cinco hermanas y los dos humanos, debería bastar para darles la ventaja que necesitarían para deshacerse de ellos. Y pensó en deshacerse de ellos, no en detenerlos o apresarlos, si no en matarlos. Sin ningún remordimiento -Nadie viene a mi casa a amenazar a mi familia-.

Con la seguridad que sus palabras serían acatadas se dió la vuelta, salió con paso casual al patio de la casa y se puso al lado de Qüenya, la mano derecha descansando en el pomo de la espada para que no le molestase al andar y una expresión de neutralidad.

-Sin pruebas de la autoridad del valle, podrían ser ustedes los ladrones.

Les dijo mirando hacia los árboles por si veía cuántos eran, apoyaba las palabras de su hermana y hacía ver que no tenían la versión de los hombres, así podrían pensar que estaban inconscientes y confiarse mas todavía.

-¿Entiendo que son dos mujeres las que hablan? -Preguntó el hombre desde la espesura.

-Con todo respeto damas, les aseguro que vengo en nombre de la autoridad del mar de la luna, tienen mi palabra, los hombres son prófugos y son requeridos para responder ante la justicia, devolver los objetos robados y pagar por su crimen.

Esperó algunos instantes por respuesta, pero ya las hermanas habían tomado la decisión de atrincherarse y esperar por algún documento oficial que identificara a los hombres que perseguían al clérigo y al ladrón, ese documento nunca aparecería porque no existía.

-Muy bien, les aseguro que tengo el poder de actuar con toda la fuerza de la ley, les sugiero que suelten a esos ladrones o sufrirán las consecuencias.

Para entonces, las seis hermanas y los dos hombres se encontraban dentro del establo atrincherados, mientras Qüenya daba la cara un poco más alejada del umbral de la puerta (aún en el rango del conjuro de bendecir).

¿Y usted es? ... Me temo que me presenté pero no alcancé a saber quienes son ustedes ni qué les han robado.

En cualquier caso traiga al guarda de Duvik, estaremos encantadas de recibir una orden por su parte, es un tipo estirado pero se mueve cuando sabe que va a cobrar por un caso de robo. - Qüenya entrecerró los ojos, tampoco sabía muy bien cuantos eran ni si iban armados. A ella ya le estaba bien mantenerlos ocupados hablando, lástima que apenas fuera por la mañana, si pudiera mantenerlos aquí hablando hasta el anochecer sabía que se darían la vuelta sin más.

El resultado de la conversacion se acercaba al final, y parecia que correria la sangre esta vez.

Asi que con la honda en la mano anteriormente preparada se preparo para dispararla justo al ver el primer objetivo