Partida Rol por web

El jefe de aquella torre de vigía parecía tan sorprendido como entusiasmado con el descubrimiento. Tanto que, con una cara de malicia agarro con una mano la mandíbula de Dagon y la meneó de un lado a otro mientras decía con una sonrisa socarrona lo bien que se lo pasaría el Líder con él. 

―¿Los llevamos en un carro o irán andando? ―añadió. 

Sandor observó la manera de actuar del hombre. Cuando, terminó se acercó y se puso entre los dos:

- De momento no les ocurrirá nada a los prisioneros hasta que se decida hacer algo con ellos. -mirando a los ojos al hombre.

-Iremos en carro, quiero dejar rápido a los prisioneros para volver con mis obligaciones.- encaminándose hacia uno de los carros.

-Como imaginaba, de rescatados a prisioneros. -Pensó mientras se encaminaba tras Sandor en dirección del carro. En su mente el tintineo de unas invisibles cadenas en torno a su cuerpo se manifestó, como recordándole su estado.

El carro más grande que tenían en la torre vigía noroeste no era suficiente como para albergar a once prisioneros sentados ―si iban de pie, corrían el riesgo de caer―. Por lo que el viaje para ellos fue tortuoso por el escaso espacio. 

Sin embargo, para Sandor el viaje fue plácido. Iba sentado a la izquierda del conductor del carro. Era un hombre ciertamente rechoncho, con cabeza redonda y unas inmensas entradas, se fumaba una pipa mientras canturreaba alegremente una canción marinera. 

Para todos, algo bueno tuvo el viaje: ante ellos se extendía la magnífica Valyria

Un paisaje de tierra árida y piedras volcánicas se extendía hasta donde la vista alcanzaba. En el horizonte, algunas cordilleras no podían competir con la grandeza de la montaña más grande que jamás habían visto. El pico, colocado justo en el centro de Valyria, era un muro de tierra que parecía imposible que se sostuviera por sí solo. 

Sandor estaba siempre al tanto de los prisioneros que llevaban en el carro, además de disfrutar del paisaje. Le gustaba.

-Ya queda poco para llegar.-Pensó mientras tocaba la empuñadura de su espada, esperando a que llegaran al campamento.

Dominamos los caminos con seguridad o hay bandidos? porque si es así, voy atento, haciendo alguna tiradita de percepción xD

El aroma de los prisioneros empezaba a distar del familiar olor de la sal y el mar, sudor y suciedad era lo que les acompañaba, el polvo del camino impregnaba sus rostros mientras luchaban apoyándose los unos en los otros para no caer, siempre con dignidad y silencio.  Parecían ser uno con el agreste paisaje magmático de la tierra maldita de Valyria

Cuando llevabais casi tres horas de viaje y el sol comenzaba a alcanzar el techo del cielo, el conductor sacó de sus alforjas cuatro mendrugos de pan, queso y cecina seca. Un verdadero manjar. Al menos para los marineros que miraron la comida como si llevasen todo el día sin comer. Cosa cierta pues con el naufragio no tuvieron oportunidad de comer. 

El regordete hombre ofreció la mitad de la comida a Sandor. 

―Señor... ―musitó. 

Sandor tomó la comida mirando al hombre regordete dándole las gracias con un gesto de cabeza, y miró a los hombres.

-Deben estar muertos de hambre...- pensó mirando los rostros de los marineros.

-Que decida él.

Se dió la vuelta y se acercó a Dagon con un mendrugo de pan, y un poco de cecina y queso

-Reparte esto entre tus hombres como te plazca. Eres su capitán. -se giró y volvió a mirar al frente.

-No se como os tratará mi señor, pero yo os trataré como se merece un hombre de vuestro rango. Él ya decidirá.-con tono serio.

Aunque orgulloso, agradecido tomó la comida que le ofrecía su salvador y la repartió entre sus hombres.

-No es mucho, dadle un pequeño mordisco a cada cosa para que haya suficiente para todos.- Mientras sus hombres daban cuenta de aquel festín recién adquirido se volvió a su generoso carcelero.

-Sois justo y por ello no quiero importunaros pero dado que hemos parado para comer supongo que aún quedan bastantes horas de viaje, podríamos salir brevemente para estirar las piernas, prometemos no escaparnos. -Y tras dedicar una mirada a la tierra yerma añadió con una sonrisa que remarcó aún más su fealdad. -No es que haya mucho donde ir tal y como estamos.

Frunciendo el entrecejo, Sandor volvió a mirar a Dagon seriamente y haciendo una breve negación con la cabeza, volvió a mirar al frente.

- No confundáis mi hospitalidad con estupidez, teniéndoos así no me estáis causando ningún problema, y así seguirá hasta que lleguemos a nuestro destino. Esto no es negociable.-terminó con autoridad.

Y ahora tengo una pregunta, puedo iniciar una intriga para interrogarle?

-Bien Dagon Harlaw, como pago a vuestro recate, me vais a decir que hacíais cerca de Valyria. Ya me habéis dicho como naufragasteis, pero no porque estabais cerca de esta tierra maldita. A donde os dirigíais?- preguntó seriamente Sandor.

-Sólo os diré que en el naufragio, el dios ahogado fue bastante benevolente, lo sabrás todo sobre la marcha. -Nos niega descanso más pretende que le demos información por las buenas- Pensó el veterano marino con una agria mueca mientras respondía

-Bueno, digamos que... -miró al cielo pensativo.-parece que mi señor no te tiene mucho aprecio, pero si alguien intercediera por ti y por tu tripulación -mirando a la tripulación de Dagon.- tal vez podríais tener un bastante mejor trato o sentencia...- dijo Sandor tranquilamente, mirando a Dagon.

Podría hacer una tirada de convencer por lo dicho en mi último post?

Una sonrisa en forma de mueca se dibujó en el rostro del hombre del hierro. Parecía que no estaba por la labor de soltar prenda aún estando su vida en juego.

Mirando hacia adelante, Sandor ordenó al hombre seguir la marcha, diciendo

- Bueno, he intentado ayudarte Dagon Harlaw, veamos que es de ti. Sólo quedan dos horas de camino, así que ve pensando que vas a decir.- dijo seriamente Sandor y no volvió a abrir la boca en lo que quedaba de trayecto.