Profundamente pensativo, el hombre de estrecha envergadura pero gran altura, separa la espalda de la manos de la criada y, lentamente, se pone de pie. Pasea en silencio unos segundos alrededor de Lucyen para después, sin previo aviso, contestarle unas calmadas palabras:
—Tu perseverancia es digna de elogiar. Ya te ofrecí una buena salida para ti. Un viaje a la Ciudadela de Antigua. No obstante, si quieres ir a Desembarco del Rey, será allí donde vayas y si quieres que esos hombres te acompañen... pues que así sea. Pero una cosa te digo: esos soldados burlaron anoche la muerte y en Desembarco la muerte les espera...
Lo dicho. Que le vences.
Había logrado su objetivo. Harlan junto con sus hombres le acompañarían a Desembarco del Rey. Al menos un pequeño éxito dadas las circunstancias. Claro que muchos de ellos volverían para prepararse para luchar. Al menos no morirían hoy.
Gracias, mi señor. Partiré inmediatamente- tras decir esto sale de la tienda y se encamina a dar las nuevas noticias a Harlan.
Harlan, prepare a sus hombres, nos iremos dentro de poco
-¿De veras? -se interesó Harland, que contuvo una sombra de sonrisa bajo su perenne rostro abatido-. En tal caso supongo que interesará seguir los pasos de quienes llevan a Lord Baelish. Sería lo lógico.
Por supuesto debía recalcar lo obvio, puesto que su autoproclamado líder era un necio de tomo y lomo. Así se curaba en salud y daba muestras de no ser un gran pensador.
-En tal caso lo que ha de hacerse es estudiar el rastro de los caballos. Si hallamos unas huellas más hundidas que el resto sabremos la dirección tomada por quienes se han llevado a Meñique, puesto que los secuestradores sólo contaban con caballos. Uno de ellos cargará con él, y el animal tendrá que llevar el peso de dos hombres adultos encima, en lugar del resto que sólo han de preocuparse por uno de esos mastuerzos. Además, ser Gary mató al más grande de todos ellos según tengo entendido, así que no cabe la posibilidad de que nos confundamos por el peso.
Se apeó de nuevo del caballo y se agachó para comprobar su teoría sobre las huellas encontradas.
Miro de nuevo al tuerto, siempre parece saber lo que uno quiere oir, sin embargo si me ha tomado por un caballero que cuenta sus muertes y sus victorias, ahí se ha equivocado. La muerte es una losa con la que cargo, mi ansia de batalla tiene que ser alimentada cada poco tiempo, pero siempre con un profundo pesar cuando he quitado todas esas vidas, ya que todos somos unos estúpidos enviados por otros más estúpidos.
Me dejo descolgar un poco del caballo y señalo las huellas donde vuelven.
- Ese grupo de huellas ha ido y ha vuelto, o han ido a llevar algo, o intentan confundirnos para dividirnos- encojo los honbros- en cualquier caso seguiremos las de mayor número. Aquello que han ido a hacer, ya lo han hecho.
- Antes de sacar conclusiones, Ser Gary, deberíamos inspeccionar la dirección en la que apuntan los herrajes de sus caballos.- terció Maron mientras descendía de su montura y echaba un vistazo al segundo rastro para comprobar el sentido en el que yacían grabadas sobre la tierra blanda.- Jamás una montura ha sido capaz de galopar marcha atrás, y no será esta noche el día en que los Siete produzcan semejante proeza.
Desciendo para comprobar si lo que dice Trant es cierto. Yo, como jugador, me lo creo. Pero Maron no XD
Ambos, examinando desde más cerca, comprobasteis que ser Trant no mentía. Un hilo de huellas de caballo iba y volvía para luego unirse al resto de jinetes en su dirección principal.
Respecto al peso, no podéis comprobarlo.
Todos oyeron las palabras del joven aprendiz y todos y cada uno de los presentes en aquella tienda, incluido Harlan, festejó como si aquella noche nada hubiera pasado. Un grito ensordecedor. Todas las voces al unísono.
—Saldremos de este maldito campamento después del mediodía.
Le alegraba esa reacción de los soldados. Claro que para él hubiera sido mejor si la respuesta del mensaje que llevaba hubiera sido otra.
Me parece perfecto. Nos veremos a esa hora- el aprendiz se marchó de la tienda. Sabedor de que él no era prisionero decidió darse una vuelta por el campamento, al menos por las partes en las que pudiera entrar. Tenía curiosidad por ver al ejército dorniense, mas que la idea de hacer de espía. Cuando se aburriese, prepararía sus -pocas- pertenencias para llevar y aguardaría a que fuera la hora indicada para partir.
La batalla de gallos no era algo que interesara a Cith, que ya tenía sus cosas en mente y sus ideas sobre lo que acontecería en las próximas horas, si es que todos ellos sobrevivían al viaje en el que se habían metido.
Observó la conversación y la reacción de Maron, siempre insatisfecho si no eran sus ojos los que veían lo que le contaban... y esperó la reacción del caballero de la máscara. Debían decidirse pronto... aunque todo aquello sólo indicaba una única cosa.. que sus objetivos estaban tomando precauciones..
Creo recordar que, aunque no participaste en la defensa del campamento, estuviste toda la noche despierto, no?
Creo que descanse algo, pero tienes razón. Quizás viene que mi pj duerma un poco XD
Harland se hizo una idea en la cabeza, que bien podía ser errónea, de lo que había sucedido. Era probable, aunque no del todo seguro, que se hubieran encontrado con alguien en aquella zona. Un enlace a quien entregar el paquete. Esto explicaría el motivo de sus precauciones (quizá después de todo no se fiaban demasiado de su contratante) y las tan erráticas pisadas de caballo. Pero, de nuevo, bien podía ser únicamente una cábala del tuerto, quizá demasiado creativo para su propio bien.
-Al grupo más nutrido, entonces -masculló, regresando a su caballo-. He aquí que lanzamos la moneda y esperamos que la fortuna nos sonría.
Sonrió el propio Harland. Era su forma favorita de hacer las cosas. Azuzó de nuevo a su caballo... Los bastardos estaban cada vez más cerca.
Sin embargo, a pesar de sus planes, el aprendiz hace otra cosa diferente. Va a su tienda y allí se tumba a descansar. Bien sabía que lo necesitaba.
Sip. A dormir toca
El sol en lo alto del cielo atravesaba la magullada lona de la tienda del aprendiz. Unas voces al otro lado de la puerta le habían despertado.
—¡Lucyen Atreides, es la hora de partir!
Lucyen se despierta con desgana. Realmente necesitaba ese descanso. Sin embargo, tocaba partir y no podían demorarlo mas. El aprendiz se viste y tras recoger sus exiguas pertenencias -y mojarse bien la cara de agua para despertarse del todo- sale a la tienda, yendo directamente hacia donde se encontraba Harlan y sus hombres.
Vamos allá. El jefe manda ;)