Partida Rol por web

- Necesitamos hablar - la enana no se detiene, aquella cueva es un hervidero de odio supersticioso del que no quiere estar cerca - No quise decir nada antes, uno nunca sabe cómo reaccionará la gente ante la magia. Hablar demasiado suele ser tan peligroso como conjurar. Y desde que saben lo mío no hemos tenido una oportunidad. Lo que más lamento es que Bostler no esté aquí.

Taithja se detiene un instante para dedicar una mirada hacia la cueva, no quiere que alguien más la escuche. Al asegurarse de que no los siguen continúa andando.

- Imagino que nunca han escuchado hablar de Kragt Tul Mak*. Es un poderoso demonio, un gran señor infernal. En algún momento su poder se equiparaba al de Asmodeus. Antes de que este ascendiera al equivalente de un Dios. Se supone que durante las guerras mágicas fue invocado, para defenderse de un ejército de dragones que atacaba tierras medianas, al otro lado de la cordillera del rey. No conozco los detalles y lo que se está contaminado por mitos, pero se supone que la invocación fue detenida por un hechicero de poder casi inimaginable. Un tal Cale Grend, ayudado por Galio Capablanca, el autor del grimorio que intentamos quemar. El asunto es que algo del tal Kragt Tul Mak logró entrar a nuestro plano y poseer al rey mediano que gobernaba Costa Ajada en su momento. Era tan solo una esquirla de su ser, de haberse completado el ritual el mundo sería otro. 

Taithja toma aire y les mira para asegurarse de que la estén escuchando.

- El demonio fue uno más de los contendientes de la guerra. Él intentaba traer a su yo completo. Muchos lucharon contra él pero matarlo resultó imposible. Así como devolverlo a su plano. Capablanca logró diseñar un hechizo, el hechizo que nos robaron. Este hechizo ataría al demonio por la eternidad. Sin poder influenciar a nada ni nadie el demonio ya no podría hacer mal ninguno. El hechizo está especializado, tan solo funciona con Kragt Tul Mak por lo que en sí no es peligroso para nadie. Sin embargo, conociendo el hechizo alguien podría llegar a contrarrestarlo y liberar al demonio. Espero que no sea esa la intención, pero no veo otra razón para robarlo.

Kevril abrió mucho los ojos.

¿Demonios? ¿Invocadores? ¿Magia demoníaca? ¿Guerras?

De pronto habia demasiada información ensu cabeza. Solo pudo decir una cosa...

- ¿Por... por qué ahora? ¿Por qué no nos contaste esto antes?

Suspiro, los hombros me pesan como si llevara una enorme carga. Las palabras de Taithja pesan en mi alma - Demonios, reyes, nobles, intrigas, magos, dragones - Con cada palabra que pronuncio mi animo se ensombrece - creo Kevril que Taithja quería protegernos o pensó que guardar un secreto lo hace mejor uno solo. Espero, porque pensar que no confiaba en nosotros me dolería demasiado. En cualquier caso, lo hecho, hecho está y si ahora nos lo cuenta seguramente es para que veamos la necesidad de recuperar esas páginas y la ayudemos. Lo que no se es si tiene un plan de actuación.

- Protegerlos? Darrak, discúlpame pero tú no sabes cómo es vivir siendo un arcanista. Los clérigos son útiles al imperio y la gente en general no os teme así que es fácil para ustedes. Pero cuando eres capaz de mover algo con la mente la gente comienza a verte como un asesino. Hace años que aprendí a no hacer comentarios sobre temas arcanos si puedo evitarlo. A esos hijos de puta de la cueva les salvé la vida consiguiendo la ayuda de Olkau y tú personalmente vendaste sus heridas. Y aún así querían matarnos a todos. No, hasta que no estuve completamente segura de que ninguno de ustedes me lincharía no hablé. Cómo iba a saber cómo reaccionarían? Por Berronar Argêntica y todos los dioses, he visto amigos de toda la vida que se dan vuelta 180 grados al saber que uno conoce algún truco. Y más aún cuando la inquisición está en medio. Cómo iba a confiar en que no me vendieran al inquisidor?

A medida que habla la enana ha ido apurando el paso, cuando se da cuenta os ha dejado algo retrasados. Se detiene.

- No reconocí el hechizo hasta que tuve las hojas en mis manos. Reconocí el libro la primera noche que lo tuvimos, pero no sabía mucho. Era de Capablanca, un gran conjurador muerto hace mucho. Hechizos mucho más avanzados de los que soy y seré jamás capaz de realizar. Noté el hechizo, fue agregado al libro más tarde pero no comprendí lo que hacía hasta mucho después. Y cuando lo supe, todos estábamos de acuerdo en quemarlo así que por qué iba a comentar algo y arriesgarme de esa manera si todos pretendíamos resolver el problema? - hace una pausa, da una onda bocanada de aire - Pero ahora... Gimbar lo robó. Es un coleccionista, o al menos eso me dijo. Coleccionista de magia. En su familia corre la magia y aunque no la practican, a él le gusta coleccionar y recordar glorias pasadas. No se por qué lo ha robado, pero él debe de saber qué tiene en sus manos. Por otro lado, si es un arcanista y no tan solo un coleccionista entonces no es suficientemente poderoso como para utilizar el hechizo. De serlo sus métodos hubieran sido otros.

Sabiendo esto es nuestra responsabilidad recuperar esas páginas. No podemos dejar una cosa así al azar, podría desencadenar un cataclismo. En cualquier caso salvo el gnomo no tenemos ninguna pista muy fiable. ¿Tienes algún plan de acción? - pregunto dispuesto a dejarme guiar por la inteligencia de la enana - me gustaría volver a la legión, al menos a dar parte de la misión de escolta del consejero, pero ando algo perdido con las distancias y no se si disponemos del lujo de perder mucho tiempo.

- No tengo nada. Estábamos persiguiendo a Gimbar, pero con el tiempo que estuvimos aquí puede que ya no le encontremos. Bostler le conocía más, al menos cuando los conocí Bostler dirigía una compañía de mercenarios que le acompañaban a ver a tu general. Luego nos conocimos y te enviaron con otros de regreso a Olkau. Fue cuando Gimbar prometió dar ayuda a Torintio si le protegíamos.

Luego de una larga pausa, tan solo mirándose las caras como idiotas, la enana decide volver a hablar.

- Qué van a hacer? No hay nada que nos una y todo se está saliendo de nuestras manos. Darrak, supongo que vuelves a la legión. Yo... honestamente, no se. Podría intentar buscar a algún miembro de la Muerte Negra. Si doy con la persona correcta quizás me ayude a recuperar el conjuro. Aunque matamos al menos a dos de sus miembros y podría cruzarme con algún idiota que quiera quedarse con el conjuro para sí. Ir a la inquisición sería un suicidio y de seguro lo mismo ir con alguna autoridad del imperio.

- Esperaba que tu o Kevril tuvierais alguna idea o pista, pero si no es así he de volver a la legión. - remuevo los pies inquietos, pues mi sentido del deber me lleva a dos lugares opuestos a la legión y a recuperar esas peligrosas páginas de magia - Os invitaría a acompañarme, allí espero que estéis más a salvo y quizás podamos seguir investigando el tema. En cualquier caso es vuestra decisión y si averiguáis algo más del tema sabréis donde encontrarme

- Darrak, si vuelves a la legión lo más seguro es que acabes colgado. Creo que la única manera de demostrar nuestra inocencia es ir tras el libro, recuperarlo y demostrar la culpabilidad de grimbar. Solo asi podremos limpiar nuestro nombre, entregando a alguien que de verdad lo sea. Creo yo. Aunque igual me equivoco. - se quedo pensativo - lo cierto es que tampoco se donde empezar a buscar.

Mejor aclarar las cosas ahora, sino nunca podré volver a la legion

- Dudo que en la legión sepan el lío en el que estamos. La carta no nos mencionaba, solo hablaba de quien ayudara a los magos y aunque el inquisidor haya dado nuestros nombres a la organización lo más seguro es que el ejército todavía no sepa nada. No?

Luego de andar un rato llegan al camino imperial. Hacia el norte se encuentra la legión, a unos días de camino. Al sur, Olkau.

- Claro que si se enteran el hecho de ser o no un desertor puede que no cambie las cosas

Kevril prefieria acompañar a Darrak que quedarme solo ahora mismo. Aun asi, les hizo saber sus planes.

- Tengo que encontrar a Kiara. La deje irse de la ciudad, pero creo que ella también está en grave peligro.

- Tienes alguna idea de hacia dónde fue? O alguna forma de contactarla?

Entonces partamos hacia la legión, aún haya trecho que andar y me gustaría hacer un buen ritmo, bastante les he hecho ya esperar. - comento mientras me acomodo la mochila en los hombros.

Taithja mira a Kevril, el humano había dicho querer buscar a Kiara.

- Qué haces? Vienes? 

- No tengo mucha idea, lo ideal sería continuar juntos. Yo solo he lanzado alternativas. Podemos ir a la legión a que Darrak informe, y después pensar de nuevo nuestro camino.

Ya de acuerdo, aunque no del todo conformes, continúan camino. El día pasa en silencio, las piedras del camino imperial pasando debajo vuestro. Durante la noche se escucha una jauría ladrando a lo lejos, otros animales responden a la distancia. Demasiado alejados para ser un peligro, duermen tranquilos. Siguen adelante, sin monturas que agilicen el paso el camino se hace lento.

El camino está desierto, se cruzan con cadáveres a los lados del camino. Cuerpos de diversas razas y especies a medio comer. Caballos, enanos, orcos, que animales de la zona aprovechan para darse un festín. Los más atrevidos carroñeros gruñen cuando se acercan y vuelven a su macabra labor cuando se alejan.

Durante el tercer día andando, habiendo pasado hace día y medio la encrucijada que lleva hacia Ictícola, Kevril nota algo. O más bien alguien. Es difícil decir quién o a qué raza pertenece, pero parecería que os siguen. Una figura de baja estatura aparece a la distancia. Siguiéndolos de lejos. No la vieron ayer. Quizás os mire desde unos 600 metros de distancia, lo suficiente para seguirles, suficiente para pasar desapercibido a ojos menos atentos, suficiente para huir de ser necesario. El camino sigue recto por otros cuantos kilómetros. La noche llegará en una hora y la zona, desolada por la guerra y la ingeniería enana no da muchos sitios en los cuales ocultarse.