Partida Rol por web

El sol bañaba las ruinas de un antiguo cónclave… cada rayo iluminaba un tramo de ruinas… tiempo había pasado desde el último cónclave pero la huella de la historia permanecía en sus piedras… el manantial seguía bañando las zonas que rodeaban a la ciudad muerta… distinguiendo aún más la zona de reunión…

Nuevas criaturas levantaban el polvo de los caminos que llevaban hasta el cónclave… una vez las criaturas eran llamadas a este lugar mágico… una vez más el destino de todos ellos dependía de sus voces y sus actos…

En el centro de la ciudad una llama fulgurante los llamaba… aquel fuego ondeante los esperaba en el epicentro de la ciudad…

Y entre las piedras de la ciudad una dulce voz se repetía una y otra vez…

Acercaros a mí… el mundo depende de vuestras manos… acercaros…  llevo tiempo esperándoos…

El Sombrerero iba andando hacía su destino. Alguien lo había convocado para reunirse en aquel lugar misterioso. Tras incontables pasos, por fin llegó a la zona de reunión, pero estaba solo, unicamente se escuchaba una voz que se repetía incansablemente...

-¡¡Bienvenidoos a mi mundoooo!!- Pronunció el Sombrerero, haciendo caso omiso a la voz.

El espíritu del fuego llegó caminando despreocupadamente y, haciendo caso omiso de las palabras de Sombrero, se apoyó en uno de los pilares de las ruinas.

- Algo malo ha debido suceder para que tras tan largo tiempo se nos halla llamado de nuevo a este lugar - reflexionó Ifrit, hablando él sólo - ¿Qué podrá haber sido tan malo?

Ifrit se quedó meditando mientras fijaba su mirada en las ruinas, rememorando tiempos pasados.

Edaith miraba de un lado a otro intentando percibir de donde procedía aquella voz y hacia donde la guiaba. Con cara de desconcierto y perplejidad no podía evitar sentirse sorprendida y a la vez que nerviosa ante la majestuosidad e inquietante silencio del lugar, solamente roto por aquella  voz que la llamaba.

Tras varios minutos de búsqueda, poco a poco se fue descubriendo ante ella el lugar de donde procedía aquella voz....

- Qué extraño lugar....

Enfrascada en sus pensamientos......no percibió que varias criaturas se dirigían desde diferentes direcciones hacia el mismo lugar, aquellas ruinas bañadas por el sol e iluminadas por aquella llama....te invitaban a seguir adelante a seguir descubriendo y a la vez las sombras que derramaban te avisaban, te advertían....

- He llegado a mi destino-se dijo Edaith.

Se dirigió hacia el lugar donde habían sido llamados. Mientras se dirigía hacia el lugar iba pensando que, es lo que habría podido ocurrir para ser llamados todos al lugar.

Cuando llego vio a unos pocos que habían llegado antes que ella, saludo a los presentes, muy buenas a todos! nuevamente somos llamados, dijo con tono tranquilo, mientras esperaba al resto.

De una nube de polvo negro y ceniza, comienza a formarse el etéreo cuerpo de un Dhaeva. Su piel entre azuleja y esmeralda resaltaba entre otros, y nada mas ser llamado, se presentó entre los primeros en aquel lugar, con los brazos cruzados.

-Ser convocado a este lugar, es todo un honor.

Comentó, observando a los de su rededor

-Pese a que tema que las circunstancias que nos llevan hasta aquí, no son las mejores.

Shea estaba revoloteando de acá para allá, haciendo mil cosas a la vez y olvidándolas casi al instante, cuando notó una reverberación, un sonido lejano que estaba haciendo eco en todo el entorno. Con curiosidad comenzó a seguirlo, parándose aquí y allí, viendo las flores o quedándose embobada mirando a las nubes, antes de recordar que estaba siguiendo al sonido.

No sabe cuánto le ha costado llegar, pero cuando lo hace, puede ver unas ruinas llenas de arena y escombros, que en otro tiempo debían ser un edificio realmente imponente y se queda embelesada mirándolo. Al cabo de unos segundos oye ruidos a su alrededor y girándose ve a muchísimas criaturas, algunas ya aposentadas, otras todavía llegando - ¡¡Oh!! ¡Hola! ¿también habéis venido por ése bonito sonido? yo soy Shea, el hada... - torciendo un poco la cabeza, Shea distingue una voz - ah, es una voz... ¿y para qué nos querrá aquí? - pregunta al aire mientras se encoge de hombros.
Jamás había visto tantas criaturas y tan diferentes, y muerta de curiosidad, vuela entre todas ellas, mirándolas, pero no demasiado, no vaya a ser que vayan a enfadarse...

Fui llamada a un nuevo cónclave, a pesar de no haber asistido al anterior, hace ya muchos años, su historia trajo leyendas a nuestro pueblo.

Esta vez debíamos asistir y dejar constancia de nuestra existencia y poder.

Ensillé mi caballo y partí rápidamente hacia el lugar indicado. El viaje no fue fácil, atravesé montañas, bosques, ríos y desiertos para llegar.

Cuando al fin vi las ruinas ante mis ojos, antes de aproximarme, desmonté de mi querido corcel, lo cepillé un poco, le di agua para beber y con una leve palmadita en el lomo le dije que se marchara. Estaba intranquilo, se negaba a abandonarme en aquel sitio, pero acabó obedeciendo y sin mirar hacia atrás cabalgó libre hacia nuestro hogar.

Ya sola y decidida fui acercándome al lugar. Observé la llama danzante en el centro y posteriormente con tranquilidad a cada uno de los presentes y con una breve inclinación de mi cabeza anuncié,

-¡Aiya!, que la luz nos guíe en este nuevo cónclave, Soy Nerwen, Elfa de los bosques-

Las criaturas comenzaron a llegar al templo ruinoso donde estabamos todos convocados.

-¡Hola a todos a todas y a Nerwen!. Por cierto Nerwen, has pronunciado la palabra ultramágica y megasecreta, ¡premio, bingo, acierto, cocacola! Aquí tienes tu premio, jijiji. - El sombrerero se metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y acto seguido la volvió a sacar. Tenia el puño cerrado, ocultando algo en su interior.

-Este premio no puedes desecharlo, tampoco puedes ignorarlo, y tampoco puedes comértelo... bueno, comértelo si puedes, tienes libre albedrío para hacerlo, aunque su ingesta te llevaría a la mas extraordinaria chifladura que has podido conocer.- Abrió su mano mostrando el siguiente objeto:

-Bonitoooo, ¿adivinas lo que es, lo adivinas? Es todo para ti, Nerwen. ¡Toda palabra ultramágica y megasecreta tiene su recompensa!- Como si un gesto de reverencia hiciese, el sombrerero se puso frente a Nerwen ofreciéndole el extraño objeto que a su parecer se había ganado.

Observo con detenimiento a semejante criatura alocada y parlanchina acercarse hacia mí con lo que parecía un trozo de chocolate en la mano.

-¡Oh!, no,no, estoy agradecida por tu ofrecimiento, quién quiera que seas, pero no puedo aceptarlo, sólo he venido a este lugar porque me han convocado, nada más. Espero no parecer grosera, pero no puedo...-

Hablo con paciencia, amabilidad. Mi tono de voz dulce y suave esperando que mi negativa no le ofendiera.

Achimallén llego dando esos característicos saltitos cortos que daba al caminar.
Ya desde lejos podían escucharse el ruidito de cascabeles, y sus TRALALIN y TRALALEN, mientras se acercase al conclave.
De a poco pudieron apreciar, que el sonido precedía a una figura bajita y patizamba.
Una especie de duende, mofletudo, barrigón, de orejas largas, peludas y en punta, sobre la que se apreciaban unos ojillos pequeños y vivaces.
Vestía un sombrero largo y cónico (como no), completamente hecho de pelos, al igual que su sencilla sotana, esta, repleta de bolsillitos desde los que asomaban múltiples objetos mundanos.
Por debajo de la sotana que llegaba al borde del piso, y que al caminar levantaba pequeñas nubecillas de polvo, se podían apreciar a veces, las puntas de unas sencillas botas, también de pelo, que terminaban en una punta que giraba sobre si misma.
 

Tralalin, tralalen, ya llega Achimallén,.
Tralalin, tralalon saltando al concilio voy.

-¡Perooooo, que criatura mas desagredecida, por Ramses el IV! - El sombrero comenzó a llorar desconsoladamente como un niño pequeño, mientras guardaba en un pequeño vaso de plástico todas las lágrimas derramadas. Una vez finalizado el llanto su sonrisa se amplio y su cara mostró una gran felicidad y se bebió el vaso de lágrimas. -¡Que rico y fresquito!. Lo siento Nerwen pero este regalo no se puede desechar ni tampoco ignorar, así que como te pertenece por acertar la palabra ultramágica y megasecreta, lo pondré aquí- Dejó el extraño objeto en el suelo y se apartó de el cuidadosamente como si de un momento a otro fuera a explotar.

-¿Alguien tiene arroz inflado?- Finalizó el sombrerero

A lo lejos, se escucha un galope. Cada vez más próximo, pero aún así no hay ningún ser que lo provoque.

De pronto, una luz ilumina una parte del camino. De ella, sale un unicornio

Se acerca a todos los que ya están allí.

¿Qué es lo que ocurre? ¿Quién nos ha llamado?

La luz de lso cielos se abrió completamente y el sol ilumino con demasiada fuerza, formando figuras que a los ojos del espectador adquerían  formas danzantes, algunas similares a ciervos y jaguares, otras parecían liebres y aguilas, lo cierto era que cada una de estas figuras danzaban alrededor de una sombra gigantesca, que lentamente avanzaba hacia el conclave , al principio parecía un dragon pero lentamente se fue haciendo mas visible hasta el punto que la enorme serpiente emplumada dejo ver su forma y figura.

Ls pequeñas siluetas se materealizaron en animales que coreaban el nombre y las hazañas de la imponente divinidad, en un coro que desde epocas ancestrales no se hab´ía escuchado, su leyenda había muerto bajo el falso idolo de la cruz, pero no por eso el había abandonado el mundo.

"Serpiente emplumada que

desde los cielos cuidas a tus hijos,

señor que se materializó con el sol,

que el maiz nos regaló.

Guerrero incansable que

su vida arrgiesgó en los

nueve cuartos del Mictlan,

que cayó, pero con el resto de los huesos huyó.

Gemelo divino que baja

en el equinoccio para visitar a tu

pueblo , aquel que con tanto amor

has creado."

Se escuchó decir a los pequeños seres, que con una simple inclinación de cabeza desaparecierón en pequeños y diversos  haz de luz.

-He llegado- la sabia serpiente se inclinó saludando a los presentes - es un gusto ver a tantos reunidos, permitanme que me presente, soy Quetzalcoatl el sabio, el medico , el juez y el salvador, se me ha llamado para reunirme con ustedes y abandoné mis lejanas tierras para acudir a este conclave.

-¡Doctooor, aquí, aquí, corra usted que las lágrimas me han sentado mal y me está dando una limbutimia severa!-

El apestoso ogro llegó desde su ciénaga hasta el cónclave.

Bien, por una vez parece que he sido llamado para algo interesante. Espero que ustedes no sepan quien soy yo. Estoy harto de tener que andar firmando autógrafos y que los chiquillos ya no me teman y vengan hasta mi ciénaga para conocerme. Esa estúpida película ha hecho mella en mi reputación. Espero que aquí pueda limpiar mi honor y ayudar.

¿Alguien sabe para qué me han molestado? No me digan que es para hacer otra estúpida película de esas...

El arcángel Azrael desciende de los cielos hasta el lugar de la reunión, observando mientras vuela a las criaturas que comienzan a reunirse en dicho espacio.

Finalmente posa sus piernas en la tierra, por primera vez en mucho tiempo, y observa al resto de seres, criaturas débiles e insignificantes.

Yo, el Arcángel Azrael, os digno con mi presencia en este lugar. Es un honor reunirme con todos vosotros, criaturas de este mundo. -saluda el ángel con una voz potente y sobrenatural.

Al observar la reacción de la criatura que me ofrecía un regalo y aprovechando la entrada de los demás seres, camino lentamente hacia la parte opuesta de aquel lugar, alejándome todo lo posible de aquel extraño objeto. 

Al poco de llegar yo veo y observo a todos los que van llegando a la reunión. Observo como cada uno de ellos vienen alegres hasta chistosos con algunos de nosotros. Solo me dedicaba a mirar antes de decir nada ya que después de ser informada para qué estamos aquí nos cansaríamos de hablar seguro.