Clase de Transformaciones

Poco a poco todos ibais llegando a la Clase de Transformaciones donde una mesa con un majestuoso gato gris atigrado, esperaba plácido en la mesa.

Todos os sabíais ya ese truco... esta muy repetido. Cuando llegara el último alumno, la profesora rompería la forma del gato figurando como ella misma entre los demás.

Nathan llegó con cara de sueño saludando a sus amigos Slytherin y echándose encima de la mesa como si aún necesitase algo más de sueño. Maren y Troy, junto con los demás leones aún soltaban alguna risotada.

Los Slytherin se veía pacientes y formales, incluso Ladien, James y Lavinia parecían hacer juntos buena conjunción.

Los Hufflepuffs esperaban con ilusión en la mirada sin quitar atención al gato a pesar de que el truco fuera antiguo. 

Y los Ravenclaws, ansiosos por conocer nuevos hechizos.

Y entonces sucedió lo que nadie esperaba... todos habían pasado y el gato siguió en su posición, lamiendo su pelaje y maullando dulce de vez en cuando, mientras estiraba sus patas traseras a la vez que peinaba su piel en una postura digna de contorsionista.

Los alumnos empezaban a murmurar entre ellos, cuando al lado de cada uno... un cierto frío, llegó hasta su piel, como quien siente la llegada del demonio.

Algunos alumnos, se giraban a mirar, otros cerraban los ojos, o incluso buscaban sus varitas... fuera cual fuera su reacción a los segundos después, al lado de cada alumno, apareció de la nada... como si el aire tomase forma y color, la figura de Equidna Joice, con su pelo violeta, y sus ropas donde mezclaba las gasas transparentes, la lycra y las bandas de cuero sin problemas.

Las múltiples profesoras andaban cada una a su ritmo, sin ser simétricas en pasos, pues unas se paraban frente a los alumnos, otras tocaban los pergaminos curiosas... otras se sentaban en la mesa de la profesora, incluso una fue hasta la gata la tomó en brazos y la acarició mientras os miraba.

Esa última copia os miró poco a poco a cada uno y dijo finalmente.- Bienvenidos a la Clase de Transformaciones... Soy Equidna Joice, vuestra profesora en este arte donde aprenderéis, que nada es lo que parece, hasta que resulta ser.

En esta sala descubriréis que todo puede cambiar, mientras vuestra esencia sea firme a los cambios y a la sinrazón. 

Poco a poco las copias se fueron adesionando a la que hablaba y a la vez que iban rozando su piel, las secundarias parecían ser absorbidas por la principal, hasta quedar solamente la que hablaban junto a la gata en sus manos. Al final de todo la profesora sonrió y dijo.- Por cierto se me olvidaba... esta es Bella... y creo que ha llegado la hora de descansar...

Y soltó a la gata que saltó de sus brazos al suelo, y tras un dulce maullido salió del aula, dejando solos a los alumnos y profesora.

Transformaciones, me dije al salir del comedor, esta clase no era en realidad la que nos tocaba, pero el incidente de Ladien lo trastoco. Casi podía decir que prefería esta. Al entrar junto con mis compañeros me senté mirando a la mesa del profesor, esa transformación ya me la se, les dije a Marcus con suficiencia.
Y cuando esperaba que el gato cambiase de forma, una sensación helada paso cerca de nosotros. La imagen transparente de la profesora Joice paso a nuestro lado, pero cual fue mi sorpresa cuando múltiples imágenes aparecieron por todo el aula. Finalmente una de ellas comenzó a hablar y las demás se unían a ella formando solo una y ya sólida. La clase había empezado.

La profesora sacó su varita de la manga de su camisa, y sonrió a los alumnos. Detrás de ella, había una especie de atril con una repisa elevada y en ella una copa de cristal. 

Dejó caer un suspiro y empezó diciendo.- Normalmente se dice que las transformaciones requieren de mucha ciencia y conocimiento, cosa que no niego ni intentaré erradicar jamás... lo que si soy contraria es a llenar vuestras cabezas de conocimientos sin un corazón que los sienta.

Pues parte de las transformaciones como comprobareis día a día, son puro efecto de la magia interior... si esta no funciona o no está en equilibrio, no sucedo la transformación.

Hay diferentes tipos de magia en las Transformaciones... Las Tranformaciones propias, las Permutaciones y las Destransformaciones.

Día a día conoceremos mucho de ellas y de su interes como magos.

Pero siguiendo mis criterios, hoy intentaremos que cada alumno intente al menos cambiar esta copa... por un ave... cualquiera que deseeis... vuestra varita podrá mostrar... pero a veces es mejor, empezar por algo pequeño y sutil.

El hechizo es rápido y ligero... y con la varita debemos de inculcar nuestra decisión sobre la materia a transformar. Será nuestra voluntad quien doblegue sus átomos a cambiar de disposición y reformar una nueva constitución... en otras palabras... debeís de contener ese deseo y plasmarla con decisión a la hora de lanzar el hechizo. Luego apuntad e invocad...

Se giro sobre el atril y agarrando su varita toreada y nudosa con tan sólo tres dedos, alzó la varita casi rozando su cuerpo hasta apollarla en el hombro. Os miró y dijo.- Concentranción... deseo.... imaginación... y decisión... - Y agarrando ahora la varita con toda su mano y centrando su mirada en la copa espetó- ¡Avio Verto!

La copa parecía temblar y arrugarse como formada de agua o gelatina, y tras menos de un segundo la copa transparente se había convertido en un Tucán Coronado de pelaje oscuro. Os miró y sonrió diciendo.- No es necesario este tamaño... ahora es vuestro turno... Inténtadlo...

Miró las mesas y dijo a modo de organización.- Slytherin, Ravenclaws, Hufflepufs y Gryffindors... Así no hay peleas, por quien lo hará primero, orden inverso y se alfabético inverso y solucionado... o si no...- La profesora se calló y tras un despliegue de su varita, junto al atril donde estaba el tucán, aparecieron tantos atriles y copas como alumnos.

Tocó con su varita de nuevo el Tucán, después de acariciarlo y dijo casi sin atención.- Vera Verto...

Y de forma inversa a la que se hizo tucán la copa volvía a estar en su sitio.

Equida se colocó cercana al atril, sentada sobre la mesa del profesor esperando vuestra actuación.

James se levantó sin hablar y sin emoción a pesar de la demostración de la profesora y comenzó a andar hasta los atriles. Eligió uno retirado, y sacó su varita.

Miró a la profesora, y a sus compañeros, tragó saliva y dijo extendiendo la mano y lanzando el hechizo a la vez.- Avio Verto...

Y esperó una resolución emplumada...

Empezamos el curso, y como siempre me toca afrontar lo que menos me gusta: la magia práctica.
Pero tenia que intentarlo, cualquiera soportaria a mi padre si no lo hacía. No quería otras Navidades de "entrenamiento", como él lo llamaba, pienso mientras me acerco a un atril libre. Resignado saco mi varita y apunto a la copa en silencio. Me concentro en el primer pajaro que me viene a la cabeza, un gorrión, y digo las palabras mágicas.
-Avio averto.

Tim llegó animado a la clase de Transformaciones, era sin duda su asignatura favorita, incluso por encima de la clase de herbología. Sin embargo, los sucesos de la noche anterior y todas las preguntas que había estado meditando durante el almuerzo estaban todavía en su mente. Quizá por eso la sorpresa de ver a la profesora multiplicada fue mayor. Era un conjuro sorprendente, aunque seguro que entrañaría sus riesgos.

Recogió rápido su pergamino y lo dispuso para tomar notas de todo lo que la profesora contase. Debían volver a la rutina de las clases y tendría que esforzarse mucho para mantener el ritmo.

Cuando les mando acercarse y pronunciar el hechizo, el joven Downsend suspiró y se preparó para su turno, no le gustaba estar a la vista de todos, pero era necesario para continuar la clase. Cuando le tocó, sacó su varita y pronunció el hechizo, esperando que todo fuera bien.

- ¡Avio Verto! -

Terminada la hora del desayuno comienza la clase de transformaciones. ¿Debo agradecerle a Ladien que nos haya librado de la clase de herbologia? No, ya no me parece una asignatura tan plasta como el año pasado.

Avanzo por los pasillos en compañía de los Slytherin sin perder de vista a Marty y Artemis.

Al entrar un gato gris nos da la bienvenida sentado sobre una de las mesas. El truco del profesor espía que se confunde entre sus alumnos está ya muy trillado y todos damos por hecho que el gato no era el gato.  

Mientras me acomodaba en una de las mesas y sacaba pergamino y tinta de mi mochila un escalofrío me recorrió la espalda. Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi aparecer a la profesora a mi lado de forma inesperada. ¡Que digo la profesora, muchas profesoras! Su imagen se multiplicaba por doquier acompañando a cada alumno dentro del aula. Llevé mi mano a mi mejilla y suspiré emocionada. -¡Esto es mucho mejor que trasplantar mandrágoras! - sonrío.

Nada es lo que parece, hasta que resulta ser. – quedo prendada inmediatamente de las palabras de la profesora. La observo impartiendo su clase con genuina curiosidad. La magia tiene el poder para curar toda herida que tenga el corazón. Ya no me siento mal por lo que ha pasado antes en el comedor.

Siguiendo sus indicaciones me concentro para conjurar el hechizo que transforme la copa en ave. En mi cabeza visualizo con determinación un lorito enano con el pecho de color verde, la cabeza roja, un plumaje azul ceniza y unos ojitos pequeños, brillantes y negros. Y sujetando la varita, fijando mi mirada en la copa, con tranquilidad y emoción contenida, pronuncio las palabras: -Avio verto.

Me dolía todo el cuerpo por las cosquillas, incluso la barriga de tanto reírme ya que Troy no terminó con su cometido hasta caer al suelo y rendirme. - No me quedaré sin una revancha pero será volando en las escobas. - expreso al revolver su cabello, un tanto resentida por mi derrota y el tener que recibir mi castigo por ello. - ¡En esa no me ganas! - lo incito al sacar la lengua y buscar provocarlo. Tenía que soportar su triunfo durante toda la clase y esquivar sus pequeñas amenazas con las manos, por si se le antojaba perturbarme con las cosquillas. Sólo para divertirse. 

Era una mala perdedora, podía aceptar que en esto Troy era superior a mi, sólo que ante él no lo reconocería por ser muy orgullosa. - Bueno, toca transformaciones... Es mejor que Herbología, aunque extrañaré no poder lanzar estiércol a mis compañeros y que ellos crean que es tierra. - susurro en el oído a mi amigo, rememorando momentos épicos entre los dos estudiando en los invernaderos, mientras ingreso al aula correspondiente. 

Una vez allí le doy una caricia al gato. Si era la Profesora, al menos quedaba bien. ¿Verdad? Y tras pasar por el extenso pasillo hacia el fondo, le doy un golpe con el libro en la cabeza a Nathan. - Despierta tonto. - a modo de molestar a alguien, era el efecto: "Ingreso al aula y debo liarla", hasta que paso por donde se encontraba Ladien y le dedico una sonrisa. 

Y así saludé a mi modo a cada uno de los presentes, luego me senté en el último banco mientras espero a Troy, dejando la escoba a un costado. Era mi compañero oficial en las clases, tenía algo de polvillo en el uniforme y el cabello un poco despeinado. Algo que pude darme cuenta enseguida y acomodarlo para evitar que la Profesora me regale una reprimenda. 

Lo bueno es que el gato no era la Profesora y lamentaba aquello, aunque mis ojos se abrieron como platos al ver varias copias de ella en toda el aula. - ¡Qué guay! ¡Yo quiero! - estaba impresionada por ello y más aún por su cabello, ya le preguntaría como cambiarlo de color. Es que me encantaba su estilo y la admiraba profundamente. 

Finalmente la clase inicia y una explicación trae consigo, debía transformar la copa en un ave. Momento en el cual recordé a mi búho negro Uruz volando conmigo en la escoba, así que inmediatamente caminé hacia el atril y cerré mis ojos para concentrarme, luego al abrirlos pronuncié el hechizo:

- Avio verto. - apuntando hacia la copa de cristal, esperando que la magia surja desde lo más profundo de mi ser. "Un mago sin corazón, jamás encontrará la sabiduría". - Eso me decía mi Padre y ahora justamente lo recordaba. 

La hora de ir a clase había llegado cortándoles el rollo, pero bueno, al menos había conseguido su premio. Continuó riendo y bromeando al lado de Maren, haciendo de vez en cuando el amago de ir a tocar de nuevo su costado, pero solo lo hacía para que Maren se asustara y diera un pequeño respingo. De momento no pensaba en el día que perdiera contra ella, disfrutando del momento.

Sin necesidad de preguntar donde sentarse, fue hasta una de las mesas del final, sentándose junto a su amiga como era ya tradición. El gato- o debería decir la profesora- ya estaba allí vigilante y por eso Troy tendió a comportarse ligeramente, hasta que Maren le arreó con el libro a Nathan, lo que provocó una fuerte carcajada en el Gryffindor.

- Le vas a dejar lelo con tu super fuerza.- bromeó.

Y entonces... la profesora, que en aquel caso no era la gata, apareció sorprendiéndoles. Troy se apoyó más en la mesa, alucinando con lo que veía. Algún día sería capaz de hacer eso.

- ¡Wow! Sin duda mucho mejor que Herbología.

¡Y además se trataba de clase práctica! Era el mejor primer día en Hogwarts desde que empezó, cosa que tampoco era muy difícil ya que solo había vivido otro primer día, a decir verdad... Sacó la varita, concentrado. ¿Sería capaz de hacer aquello? Era un buen mago, pero tampoco excelente. Dejó que Maren lo hiciera antes que él porque si lo suyo era un desastre lo de Troy quedaría mucho mejor tras eso.

- ¡Avio verto!

Mientras me dirigía a clase en compañía de Marty, no pude dejar de mirar a Lavinia, había algo en ella que me hacía mantenerme pendiente de cada uno de sus movimientos, quizá sea simple preocupación por su bienestar o quizá algo más. La verdad no podía comprenderlo del todo.

El viaje al aula fue bastante ameno, gracias a la compañía de Marty quién era por mucho la persona que mejor me había tratado, debía recordar comprarle un presente en nuestra próxima visita a Hogsmade.

Al llegar al aula, me siento en el centro de la misma, invitando a Marty a que me acompañe. Tras sentarme, reparo en la presencia de aquella hermosa gata, en verdad deseaba acariciar su lomo, pero opté por quedarme en su lugar, pues según escuché a la profesora Minerva, le encantaba aquel truco, por lo que no sería raro que su sucesora lo hubiera copiado, mas grande fue mi sorpresa cuando la profesora ingresó al auña desd distintos lados al mismo tiempo.

¡Genial! Espero algún díá poder lograr ese truco.

Tras escuchar la explicación de la profesora, no puedo evitar pensar en mi madre y las tardes que pasé con ella ayudándola en la cocina. Ella siempre dice que la repostería es una ciencia exacta. Al parecer, el mismo criterio se aplica a las transformaciones. 

Quizá deba buscar algún libro sobre la materia tras la clase. - pienso mientras observo aquél hechizo.

Finalmente llega mi turno, así que me acerco al atril y me concentro, intento visualizar la copa transformada en un cuervo.

Avio Verto.

Asentí con la cabeza a las últimas palabras de Lavinia, cuando de pronto todos se pusieron en marcha. Al ver a los profesores desalojando el comedor y a la directora dirigirse a la mesa de Slytherin, me levanté de mi asiento rápidamente para empezar la clase de Transformaciones - No quiero aguantar a esa vieja...- Después de su discurso, lo último que me apetecía era escucharla escupir veneno de nuevo.

Al menos la aburrida clase de la profesora Gaia no iba a poder impartirse por un tiempo y en cambio nos enseñarían algo más interesante - Estoy harto de perder el tiempo entre esas asquerosas plantas...Menos mal que haremos algo de magia de verdad - pensé al entrar por la puerta de la clase junto a mis compañeros de Slytherin.

Entrando, me fijé en la figura del gato que esperaba paciente en la mesa de la profesora - ¡Qué típico! - exclamé mentalmente mientras volvía mis ojos en blanco. Me dirige a uno de los asientos del fondo, cerca de Nathan - Menos mal que te dignas a aparecer - le dije riendo - ¿Pero tú que haces aquí? - pregunté confuso entre risas - ¿No habías suspendido todo? No sabes ni lo que haces capullo... - Me senté en un pupitre a su lado y al poco apareció Maren para atizarle al Slytherin en la cabeza. Después me saludó con una sonrisa, la cual correspondí con otra cariñosamente y guiñándole un ojo.

Cuando todos estábamos sentados, un aire frío me erizó la piel - ¿Qué coñ...? - La profesora Joice había aparecido por toda la clase dejando una estela helada con cada figura de su persona - ¡Esto sí que mola! Magia de verdad... - pensé con una sonrisa de orgullo en la cara mientras seguía con los ojos al gato que se iba del aula - Guaaay

Escuché sus explicaciones atentamente y me fijé en cómo convertía una copa en un pájaro. Ahora era nuestro turno, hizo aparecer una copa para cada uno de los alumnos, así que me preparé delante de la mía y alcé la varita. Al escuchar sus palabras: "hoy intentaremos que cada alumno intente al menos cambiar esta copa... por un ave... " se me vino a la mente la majestuosa imagen de un ave fénix - Recuerda Ladien..."concentranción... deseo.... imaginación... y decisión..." - pensé decidido antes de agitar mi varita - ¡Avio Verto!

Realmente iba a echar de menos la clase de Herbología. No era exactamente mi favorita, y a primera hora de la mañana podía hacerse tediosa si la profesora decidía ponerse muy teórica. Pero echaría en falta la sensación de paz que sentía en el invernadero. 

Me dirigí al aula de Transformaciones impaciente. Todo el mundo sabía que Hogwarts era una caja de sorpresas, y las clases no iban a ser menos. Al llegar, vimos a una profe-gato encima de la mesa. Jo, qué mono. ¿Podré acariciarlo? No creo. Probablemente a la profesora no le sentara bien que fuéramos a acariciarla. Qué incómodo. Así que me resigné y me senté discretamente en uno de los pupitres. Sin embargo, resulta que la profesora Joice se había currado una entrada mucho más triunfal, con susto y sensación de frío mortal incluida. Pues si lo llego a saber, acaricio al gato, pienso mientras observo al felino acicalarse. 

Tras atender a la explicación de la profesora, voy hacia el altar, algo nerviosa pero concentrada. Espero hacerlo como es debido. Dejo escapar un suspiro, miro a la copa atentamente y muevo mi varita. -¡Avio verto!

Al comenzar la clase me gustó la forma de llevar el tema de las transformaciones por parte de la profesora, casi no había cogido ningún apunte y ya teníamos que realizar una transformación, ella como era lógico predicó con un ejemplo, transformó una copa en un pájaro, acto seguido nos pidió que uno a uno fuéramos realizando el mismo hechizo.
Me levante algo nervioso y con la mente puesta en un petirrojo que hace tiempo tuve como mascota dije aquellas palabras apuntando con mi varita una de las copas: Avio Verto

-UUUUUAAAUUUHHHHH- exclamé, al ver cómo la profesona Joyce se multiplicaba en nuestra presencia. Por un instante imaginé los efectos prácticos de ese conjuro: estar en varios sitios a la vez.. Tener coartadas si hacía alguna travesura.. Saltarme clases.. Imaginé que todo eso ya lo habían pensado los profesores, pero soñar era gratis.

Les dije a mis amigos Gryffindors:

-¿Os imaginais poder hacer eso? Parecer que estás en un sitio y... no -les miré con cara de traviesa. Sí, el conjuro tenía muchas posibilidades. Pero ahora tocaba transformar una copa en ave.

Miedo me daba lo que podía salir de allí. Pensé... siempre me gustaron las águilas, tan majestuosas.. Pero quizás era aspirar a mucho. La profesora nos aconsejó que empezásemos por lo pequeño, así que visualicé una simple paloma. Ni siquiera una lechuza. Una paloma, como las que se posan cerca de mi ventana en Liverpool.

-¡Avio Verto! -dije, a la vez que la varita se convertía una vez más en la prolongación de mi magia.

Los primeros cuatro en actuar fueron James, Marcus, Tim y Lavinia. Parecían decididos o quizás deseando pasar aquel trago.

En primer lugar, James se acercó a un atril separado y mirando a todos a la vez soltó el hechizo y como era de esperar sin concentración alguna aquello no salió. Y la copa comenzó a girar en el Atril como si hubiese sido atacada por un golpe de aire, a lo cuál la profesora reaccionó rápido y se acercó para agarrar la copa antes de que cayera de su atril. Miró a James y dijo.-  Concentranción... deseo.... imaginación... y decisión... Ni si quiera estás concentrado... 

Tras el Marcus resignado llegó hasta su posición y tras concentrarse lanza el hechizo al frente el cuál no logra evidentemente, pero al menos no había desestabilizado la copa. Se acercó ahora la profesora a Marcus y le dijo, posando una mano en su hombro.- Deseo Marcus... deseo... Sin anhelo ni corazón la magia no tiene fuerza sobre lo demás...

El siguiente fue Tim, el cuál mostraba su dedicación desde el primer momento con entusiasmo, al parecer aquella neblina de vergüenza desaparecía cuando algo le gustaba de verdad. Tomo diversos apuntes y salió al atril, no le gustaba ser observado por lo que debía ser breve y eficaz. Pronunció sus palabras y el rayo de su hechizo toco la copa que parecía no inmutarse. Tim se dió la vuelta para volver a su sitio, siento que en el fondo era mejor ser igual que los demás y conseguir nada a pesar de la ilusión que el profesaba por aquel arte. Pero entonces vio la cara de sus compañeros, y las manos de Anne tapar su boca, y mientras se giraba un trino metálico inundó el lugar, y en el atril un pájaro gris y blanco se desperezaba como evadiendo aquella forma de cristal.

 En un segundo, el ave revoloteaba batiendo sus alas y rápido el Alcaudón se posó en el pergamino de Tim para limpiar sus alas, mientras la profesora explicaba tras dudar de la especie un momento.- Es.... un Alcaudón Real... un ave conocido como el Hermano de Metal... A pesar de su gran tamaño para ser un ave común y no un rapaz, no es agresivo... y protege a diferentes especies solo con su presencia. 

Fijo que Helda o Harold os sabrán decir algo más... Mágnifico Tim. Aunque para la próxima vez... confía en ti hasta el final... - La mirada de la profesora se fijo en en ala que el pájaro no dejaba de limpiar y limpiar, y la cobertura de la misma aún era de cristal.

 Y finalmente le tocó el turno a Lavinia, que salió decidida, como si las clases le borrasen aquello que le hacía sentir mal. y fue así como cerró los ojos e indicando el atril dijo en un tono normal.- Avio Verto.

 El hechizo impregnó la copa, y esta comenzó a brillar en un intenso color, que poco a poco se desgranaba en otros más, y en un par de segundos, el cristal parecía derretirse para dar paso a una masa gelatinosa que encima del atril se remodelaba en un ir y venir de átomos.

Finalmente empezaron a aparecer las texturas suaves de las plumas que agarraban un color final, siendo lo último los dos pequeños ojos negros que se posaron en una zona que crecía como cabeza de ave, las patas crecieron pero una de ellas no en la misma longitud que la anterior, dejando algo combada la posición del pequeño loro que sin pensarlo saltó aleteando del atril hasta la mano de Lavinia y pio con gran estruendo. La profesora asintió y dijo.- Vaya... un ejemplar enaro de loro común... dicen que los papilleros llegan a ser fieles, incluso creando un vínculo que creen de parentesco con su portador. Buena elección Lavinia... y magnifico color...

Mientras los dos conseguidores disfrutaban de sus aves, se giró para mirar a los siguientes.

Los hechizos de James y Marcus no resultaron, pero el de Tim y el mío si. Tim era un mago muy capaz, el año pasado mostró valor e inteligencia escudriñando las varitas de los demás. Lo único que le faltaba era un poco de arrojo y más confianza en si mismo. -Enhorabuena Tim. – felicité al hufflepuff dando palmadas en el aire.

Después miré a Marcus con cara de otra vez será. Quizás no estaba bastante concentrado en lo que estaba haciendo por culpa de la discusión entre Maren y Ladien. No sabía que había pasado entre ellos. Miré a mi amiga un segundo, pero desvié la mirada tan pronto ella me miró. No sé qué me pasaba con Maren, bueno si lo sabía. Desde ayer que estábamos muy distanciadas y todo era por culpa de Ladien. Sentía que iba a perder a mi amiga. Eso me dolía en el alma. ¿Pero que podía hacer? No era la única que me iba a dejar de lado. Amelia seria la siguiente.

Me acerqué a James, a quien vi cabizbajo por el fracaso con la transformación y puse una mano sobre su hombro a modo de ánimo. -Tranquilo. Sé que puedes hacerlo mejor, eres de los magos más brillantes que hay en segundo. No nos pasamos tanto tiempo en la biblioteca por nada. -Concéntrate más como te ha dicho la profesora.

Y tachán tachán…unos segundos después…

-WOW – exclamé abriendo los ojos como platos. Contemplé boquiabierta como la copa se había transformado en un lorito enano muy colorido y alegre. Era tal cual me lo había imaginado. Rápidamente voló batiendo sus alas y se posó sobre mi mano piando de forma estridente. -Que ganas tienes de cantar. ¿Qué té pasa? Lo siento, has quedado un poco cojo, pero igual eres muy bonito. – dije acariciando su pechera de forma suave con mi dedo índice. Me maravillaba el color de todas las aves tropicales.

Asentí a la profe con una sonrisa y le di las gracias por su felicitación.

-Gracias profesora Joice, los colores fuertes son mi debilidad. El deseo estaba cubierto, igual que la imaginación, quizás me ha fallado un poco la concentración, de ese modo sus patas habrían quedado más simétricas. Poco a poco Lavinia, no quieras correr el primer dia, despacio y buena letra.

Con una sonrisa en el rostro, disfrutando de la pequeña mascota que tenia en la mano, seguí atenta a lo que iba sucediendo en la clase, expectante por ver si el resto de mis compañeros conseguía lograr sus objetivos.

Al terminar el desayuno, fui a la clase de transformaciones junto mis compañeros de curso y casa. Al llegar algunos ya habían cogido sitio, y otros estaban por llegar.

Maren entró ruidosa y sonriente en la clase, lo cuál me hizo esbozar media sonrisa. La regañina de mi abuela la había dejado tocada en el comedor, incluso salió de él cabizbaja, pero tras unos minutos con sus compañeros su espíritu y alegría volvía a brillar.

Al pasar por los pupitres incluso bromeó con Nathan y saludó a Ladien. Era Maren otra vez. Todo parecía igual aunque no era así. Sabía que muchos no confiaban aún en mí, y no los podía tachar por ello.

Miré al gato de Equidna, con el que había jugado tantas veces este verano,  me pregunté donde estaría ella. Y entonces al segundo ella apareció.... que digo apareció.... multiapareció... una de ellas estaba a mi lado, dejando una estela fría y esperaba mi reacción.

Saqué el pergamino y comencé a escribir cada detalle y cada expresión que la profesora nos enseñaba. Y entonces comenzaron las prácticas.

Equidna trajo un curioso pájaro oscuro de gran envergadura aunque esperaba de nosotros algo inferior. Al nombrar un pájaro pequeño pensé directamente en un gorrión, en aquellos que trinaban de mañana en la casa del Tio Tob, y que este verano no había podido ver.

Esperé mi turno en silencio, mientras veía como todos empezaban a prácticar. Primero James y Marcus, ambos con algún error que según corregía la profesora era fácil de solventar.

Luego Tim, que a pesar de no desarrollar el hechizo en su totalidad su pájaro era espectacular. Abrí los ojos al ver el porte del mismo y dije.- Puede que no sea correcto pero un pájaro con plumas de cristal también es igual de impresionante Tim... ojalá me salga igual...

Depués Lavinia, con su pequeño loro y su tierna disculpa por su falta de concentración. Sonreí al ver como se abría sin problemas ante el animal y dije.- Parece que le caes bien... Lavinia... 

Todos iban haciendo su hechizo y entonces yo me acerqué a un atril donde la copa descansaba, respiré hondo y miré a Equidna, cerré los ojos, me acordé de aquellos gorriones de la casa del Tio Tob, y extendiendo el brazo expeté.- ¡Avio Verto! -. Mi brazo era firme y miraba la copa, imaginando antes de que llegara mi hechizo a estallar como saldría al final.

Nathan estaba cansado aún. Y tras la llamada de atención de Maren dijo.- ¿Nunca despiertes a una cobra o te mordera...?. Luego miró a Ladien y tras la replica por sus suspensos dijo.- Desde que estas con la leona estas demasiado estirado Ladien, vas a necesitar un poco de magia Greengrass para desoxidar esa vieja carraca que te funciona en la cabeza.

Nathan esperó parado a que actuasen los demás... el no era muy resulton en las pruebas, y sus notas lo demostraban, pero había que decir que aquella profesora sabía como incentivar a sus alumnos a estudiar.

El primer Slytherin falló de pleno, a lo que Nathan le dijo para animar.- Tranquilo Vulliamy, seguro que yo la hago explotar... 

Ni siquiera se fijo en el resto, a pesar de que un Hufflepuff fue el primero en lograrlo, esperaba poder reirse con Lavinia de sus resultados, cuando de repente, esta lo consiguió, Nathan cayó por un momento y dijo acercandose al atril junto al de Lavinia, interponiendo una mano como si el resto no fuera a escuchar.- ¿Algún truco que se nos haya pasado apuntar a los demás...?

Y mientras recibía respuesta, levantaba la mano hacía la copa y decía tras recordar las palabras.- Avio Verto...