Partida Rol por web

Septiembre volvía entre miedos, nervios y ganas de volver a empezar... el curso pasado terminó antes de lo que debiera, pero la incursión inesperada del Señor Oscuro y la captación de jovenes inocentes, hizo saltar las alarmas y nadie pudo sostener la calma por mucho más.

Todo un verano había pasado... en el que nuevos alumnos recibían esa carta que entre plumas llegaba dejando un nuevo sueño a empezar, mientras a los antiguos alumnos llegaba una carta más... El nuevo comienzo se haría con una engalanada noche de despertar... un fiesta que os recibiría intentando haceros olvidar esa trágica semana que algunos alumnos de primero tuvieron que padecer...

Los barcos estaban listos, y tras montarse los alumnos de primer curso la laguna se iba inundando de pequeños candelabros de papel que flotando en el aire, hacían de esa noche como siempre especial.

Al resto de los alumnos se les pidió algo diferente, ya no serían los carruajes de Thestral, sino algo más intimo, algo que os llevaría desde el calor de vuestro hogar... 

Una pequeña bolsita de cuero, con aquella arena dorada en ápices verdes y azul, aquella tierra mágica que hacía tanto tiempo descubrió y hechizo la Señora Flu... Ignatia Wildsmith.

Mirasteis vuestra casa, antes de entrar en el hogar que se abría entre legajos de humos esperando vuestra voz para rehubicar la nueva dirección...

La arena caía entre vuestros dedos, cuando de vuestros dedos se escurría un añorado y esperado: Hogwarts....

Aquella mezcolanza de azufre y oro llenaba vuestras recuerdos y de pronto llegabais a aquel lugar... el recibidor... las escaleras de nuevo os esperaban vacías, como aquel mundo que un día os daba miedo y al otro ya era vuestro hogar.

Mirabais a los lados, y poco a poco ibais llegando entre los demás... Aún no era hora de subir aquellos escalones, antes era el momento del reencuentro y de ver que todo estaba bien...

Casi no podía creer que empezase mi segundo año en Hogwarts, despues de todo lo pasado con los petrificados el curso anterior una parte de mí temía que no abriesen el colegio este año. Por suerte me equivocaba, me lo demostró la lechuza que entró por la ventana a finales de verano con la carta con los materiales que necesitaria. Mi casa estaba bien servida con lo que mis hermanos usaron en su epoca estudiantil así que lo único que necesitaba era algo para ponerme en la fiesta que se daría los primeros días, no era muy usual pero serviría para olvidarnos de los ultimos acontecimientos.

Así se acababa el verano, no había habido nada nuevo la verdad, salvo alguna que otra "aventura" a la que me arrastró Maren (nada nuevo) el resto había transcurrido como siempre: practicando magia con mi padre, leyendo lo que caia en mis manos, algun partido de quidditch con mis hermanos (para que Natasha se riese de mi un rato)...

Estos fueron mis ultimos pensamientos antes de aparecer en Hogwarts con los Polvos Flu, era extraño, por lo que sabía no puedes aparecerte en Hogwarts excepto momentos puntuales o si eras el director. El viaje fue rapido y sin desvios, estaba acostumbrado a usar la Red Flu para ir con mi padre al Ministerio.

Miré a mi alrededor y vi que era el primero, decidí sentarme en las escaleras mientras jugueteaba con mi varita para esperar al resto.

Tenía aquellos polvos en la palma de mi mano, de nuevo a Hogwarts.....me decía pensando en los acontecimientos que habían ocurrido el año anterior.

El verano fue algo distinto al que estaba acostumbrado, mi padre que era muy consciente de lo que había ocurrido en la escuela decidió que lo mejor era viajar por Europa, y con esas visitamos varios países, Francia, Alemania, Holanda y España.

Mis padres tenían muchos amigos repartidos por todo el mundo así que allí donde íbamos teníamos a quien visitar.

Los días se pasaron volando y hasta que no llego aquella lechuza a casa no fui consciente de que había llegado el momento. Mi madre me había preparado todo lo que necesitaba, hasta una capa azul marino con mi nombre bordado para la fiesta de bienvenida. Era la hora de usar los polvos Flu y de volver a ver a mis compañeros.

Al llegar al vestíbulo me encontré a Marcus sentado en las escaleras, al parecer eramos los primeros en llegar.

Hey Marcus, Hola...¿Qué tal todo?. Me alegre de ver a uno de los componentes de mi casa, no era un mal chico, y a demás nuestros padres se conocían bastante de trabajar en el ministerio.  

El verano había llegado a su fin y tocaba volver a la normalidad. Después de todo lo ocurrido el curso pasado, el verano ha servido para dejar aquello atrás, como si fuera algo ya totalmente lejano.

No ha habido nada fuera de lo normal en estos meses de vacaciones: visitas al Ministerio con mi padre, donde me encontraba con alguno de mis compañeros, un par de viajes a Francia con la familia y salir con Nathan a jugar a lo que fuera. A pesar de eso, el recuerdo de lo ocurrido ha estado presente todo el tiempo y ha provocado, sobre todo los primeros días, un sin fin de raras sensaciones.

Pero en fin, ya todo eso es pasado, con la carta recibida de Hogwarts ha llegado la hora de cambiar el chip. Toca ponerse el uniforme de nuevo y comenzar lo que será nuestro segundo curso, que por lo visto ya viene con sorpresas. Desde el colegio parece que le quieren dar un toque festivo a nuestra bienvenida y quieren celebrar un baile de recibimiento, así que probablemente lo primero que vea al entrar a mi habitación sea el traje que mi madre ha enviado en lechuza.

Desde el interior de la chimenea de la mansión, mi madre termina de darme los últimos retoques para que esté perfecto y pega varios tirones a la capa para eliminar las pequeñas arrugas que se formaban al llevarla. Una vez todo está listo, cojo un puñado de polvos Flu y los arrojo al suelo indicando mi destino - ¡Hogwarts! - No es la primera vez que uso la red Flu, así que no me resulta extraña la sensación.

Al llegar, me quedé perplejo admirando las largas escaleras que tenía en frente - Ya estamos aquí...- pensé. Parece que no ha llegado mucha gente, al mirar hacia delante pude ver que los únicos conocidos que habían por el momento eran los Raven, Marcus y Kerry, así que tras hacerme un poco el remolón para ver si llegaba alguien más, me acerqué a su lado.

- ¡Marcus! Cuanto tiempo...- bromeo con él, ya que era uno de los pocos a los que sí había visto en verano - Kerry - le digo haciendo un gesto con la cabeza - ¿Qué tal el verano? - le pregunto a ambos pero poniendo mi mirada en Marcus.

El día había llegado, había pasado la gran parte de la tarde arreglando mi pelo, delineando la sombra oscura en mis ojos. Más de doce vestidos fueron desechados por la frígida de mi madre, que según ella iba a deshonrar a la familia si aparecía así fuera de casa.

Demasiadas normas para una chica como yo... Acepté a ponerme el traje de falda y chaqueta negros que ella eligió... Cogí los polvos en mis manos los dejé caer, mientras terminaba de anclar los tacones a mis pies. Luego me giré para despedirme con la mano de la familia antes de decir.- Hogwarts...

Dejé caer los restos de arena de mis dedos, y las esclaeras ya estaban allí... y mamá no... cogí la varita y desplegué un arco que terminó en la falda que llegaba hasta las rodillas, y como sesgada por una espada, casi dos palmos de falda de forma redonda cayeron entre mis pies... mis muslos eran libres.

Con movimientos delicados, para evitar enseñar de más. Me agaché y desenlacé aquel jirón de tela de mis tacones, y lo lancé al aire, para luego bambolear de nuevo la varita y describir otro hechizo, y deshacer la tela en nada más que humo.

Ya estaba lista para la fiesta. No me había percatado de que algunos alumnos ya estaban allí. Sonreí picara y crucé mis piernas como una dama en las escaleras esperando que llegaran los demás.

Kerry y Ladien son los siguientes en llegar, Kerry es un compañero raven y un buen amigo, me alegraba que fuese el siguiente en llegar así podía hablar tranquilamente con alguien. Ladien es otra historia, no sabia que pensar de ese chico, no creo que hubiese conocido mucho al Slytherin de no haber sido por su relación con Maren y la relación entre nuestras familias, aunque no me caía mal tampoco tenia una opinión completa de él, este año me daría la respuesta.

Les saludo con la cabeza cuando avanzan hacía mí y me preguntan por le verano.

-Sin novedades, ha servido para relajarse un poco pero despues de lo que pasó el último curso el Ministerio está que no para, mi casa ha sido un caos.- digo con un pequeño suspiro.- Por el resto sin novedad, algun partido de quidditch, alguna "travesura" ideada por Maren, nada nuevo.¿Vosotros habeis hecho algo en especial?- les había dicho casi toda la verdad, no era necesario mencionarles que estaba algo nervioso de empezar el curso como si nada hubiese pasado.

Veo de reojo que otra chica entra por las chimeneas, parece mayor que nosotros. Me suena bastante pero no la situo por el momento, creo que no es de mi casa.

El verano estaba por terminar cuando llegó mi carta de Hogwarts. Unos meses viviendo con mi padre en Francia me ayudaron a desconectar de todo. Por suerte, tras el peligroso primer curso que viví en la escuela, comprendí que lo más acertado no era romper mi vínculo con el mundo mágico. El reencuentro con mi prima Marty en Hogwarts fue algo sorprendente e inesperado. Por algún motivo nuestros padres nos habían engañado a ambas alejándonos sin explicación, verla en Hogwarts me llenó de alegría. Por otro lado la amistad que forjé con las chicas serpientes, Amelia y Violet me mantuvo con ganas para seguir en pie en Slytherin. Pero lo mejor de todo fue encontrar una amiga sincera en Maren Kistler, una leona que destacaba por su bondad y fuerte lealtad hacia los compañeros de su casa.

Definitivamente alejarme no me traería más tranquilidad, más bien insatisfacción por vivir como una muggle mediocre renegando de la magia. Al fin y al cabo estaba en mis genes, igual que en los de Marty, lo quisiéramos o no. Mi padre también lo creía así.

Cuando la lechuza entró por la ventana dejando la nueva invitación para la escuela corrí rápidamente a enseñársela a mi padre. La sonrisa que se formó en mi rostro se desvaneció al leer el contenido. Oh, estupendo, tendré que llevarme a mamá detrás cuando vaya a Londres. Suspiré quedamente. Antes tendría que pasar por el callejón Diagon para comprar todos los materiales que necesitaba. Odiaba que mi madre tuviera que acompañarme. Esto no es para ti Lavinia. Me repetía una y otra vez mientras avanzábamos observando los escaparates de las tiendas. Ja! como si fuera a escucharla. Ya tenía experiencia aguantando a los estúpidos de Slytherin.

-¿De verdad tengo que ir con un vestido a esa fiesta de bienvenida? – pregunté a Susan poniendo cara de fastidio.

-¿Quieres ir solo con la túnica de Slytherin? – replicó mi madre.

-Agggghhhh.

Y al final tuve que aceptar que mi madre me comprara un vestido para la ocasión, verde como el color de mi casa con una gran lazo negro en la cintura.

Seguro que iba a estar ridícula. La miré por última vez antes de coger los polvos flu y meterme en el hogar teniendo cuidado de no ensuciarme. Estaba nerviosa por todo, era la primera vez que iba a utilizar los polvos flu. Bueno tan solo he de levantar el brazo y dejarlos caer al suelo, no es tan difícil. -Hogwarts!. – exclamé con energía.

Y en cuestión de segundos…

-Wow – abrí los ojos sorprendida al ver que me encontraba en las escaleras de entrada a Hogwarts.

Después de lo ocurrido el curso pasado, lo que menos me apetecía era volver a Hogwarts. No solo el Señor Oscuro había intentado absorbernos el alma a todos utilizando a nuestros compañeros para ello, que ya había sido suficientemente traumático, sino que Valeria me había dicho que no le gustaban los chicos, no podía haber salido peor. Me pasé el verano algo desanimado, tanto por los acontecimientos como porque la mayor parte del tiempo que pasé en mi casa me lo pasé estudiando. Mi madre había decidido que era buena idea contratar a un profesor particular para que el siguiente curso "dejase de hacer pasar vergüenza a la familia". Creo que la frase que más escuché en todas las vacaciones fue "Ojalá fueras como tu hermano", lo cual no era demasiado agradable. Por suerte, el último mes de vacaciones mi madre tuvo que irse a otro país a arreglar unos asuntos del ministerio y conseguí convencerla de que me dejase quedarme con el abuelo. Es un hombre algo tosco y serio, pero se nota que me tiene algo de aprecio, así que me lo paso bien con él, escuchando sus historias de cuando era pequeño y saliendo al bosque de excursión y a cazar la cena. 

Yo ya sabía que volveríamos a Hogwarts el año que viene, pues mi madre me lo había dicho. La carta no me pilló por sorpresa, lo que me pilló por sorpresa fue que tuviésemos que ir allí usando los polvos Flu. Nunca se me habían dado bien, no sería la primera vez que me perdía en el camino y acababa en la casa de algún desconocido. Mi madre me vistió para la ocasión, con la ropa más pija que tengo, que la verdad es que tampoco es nada de otro mundo, una camisa y unos pantalones, pero bueno, es lo que había. Cogí la mochila con mis cosas y me despedí de ella. Tiré los polvos al suelo con un gesto brusco y grité: ¡Hog...hogwarts! 

Cuando volví a abrir los ojos, tenía frente a mí las características escaleras del colegio, estaba en el Gran Salón. Parecía que esta vez lo había hecho bien, lo cual fue un respiro. Me puse la mochila al hombro y caminé hacia algunos de mis compañeros que estaban allí sentados. 

Mientras me acercaba al grupo vi que Agnes estaba algo apartada, sentada en otro rincón de las escaleras. Hice un gesto con la cabeza a modo de saludo y dejé escapar una pequeña sonrisa pícara. Después me acerqué a los chicos de mi curso. No me hacía mucha gracia la ropa que llevaba y el verano había sido cuanto menos desagradable, por lo que no me apetecía mucho hablar. Di una palmada en la espalda a Ladien y salude a Marcus con un -Ey.. -Después me senté y no abrí más la boca.

¡Al fin había llegado el día de volver! Troy se había pasado el verano planeando qué iba a hacer en cuanto regresara a Hogwarts. Y estudiar muchísimo no era lo que entraba precisamente en sus planes más inmediatos. Dejó que su madre le peinara mejor y le dio un cariñoso beso y un fuerte abrazo a su padre, haciéndole prometer que le mandaría cartas con los resultados de su equipo de fútbol favorito. Y ya en cuanto estuvo lejos de su madre se despeinó un poco la cabeza. Cogió los polvos flu y se metió en la chimenea con decisión.

- ¡Hogwarts!

Una vez llegó a Hogwarts, vio a su hermana mayor y cómo usaba la varita para ponerse más en su estilo. Troy alzó las cejas en su dirección y negó con la cabeza con resignación, pero no comentó nada al respecto. No tenía ganas de empezar con las collejas fraternas. En cambio, se puso a buscar con la mirada a sus amigos al tiempo que se abría la sudadera de su equipo de baseball favorito. Le había prometido a su madre que estaría en mangas de camisa.

Después de pasar el verano lejos de ellos, lo cierto es que Troy estaba algo nervioso. Los reencuentros siempre le gustaban y le emocionaban, pero también sentía esa curiosidad por saber cuánto habrían cambiado sus amigos durante todo aquel tiempo de separación. Saludó a Marcus, Ladien y Kerry con la cabeza mientras se acercaba a la zona de las escaleras. El castillo siempre le impresionaba. Era una fuente perfecta de aventuras. 

Tengo que ir a ver a mi amigo Pynn. Pero antes... ¿dónde están Marty y Maren?

Vio entonces a Lavinia y sonrió. Era más amiga de su hermana que de él, pero la verdad es que era bastante agradable. Se acercó a ella y la saludó:

- ¡Hola, Lavinia! Bonito vestido. Estás muy guapa.- la halagó, sonriente y amable.

Nathan acababa de llegar también. La verdad es que su amistad se había fortalecido tras lo sucedido en el año anterior. ¡Ambos eran héroes de la alianza Slytherin- Gryffindor! O así lo veía Troy, claro. 

- ¿Qué hay, Nathan?- le saludó aún desde el lado de Lavinia.

El susto del año pasado aún seguía en el cuerpo aunque, gracias a Merlín, el verano había sido normal y relajado. La mayor parte de él la había pasado en Reino Unido, ayudando a mi madre con la pastelería. Era un trabajo algo agotador, pero me gustaba lo de la repostería (puede que porque uno de mis trabajos fuera el probar las obras de arte que hacía Owena). También conseguimos cerrar la pastelería por unos días para ir a ver a mi familia materna en Escocia. Mi abuela quiso insinuar que no debería volver a exponerme al peligro, pero mi madre y yo sabíamos que no iba a dejar de ir a Hogwarts. Owena ya había renunciado al mundo mágico demasiado tiempo, no quería volver a hacerlo con su hija. 

A parte de las compras en el callejón Diagon, conseguí un vestido para la fiesta de inicio, azul y sencillo. Suficiente para mí.

Una vez todos los preparativos estaban listos, me metí con nerviosismo en la chimenea. No había usado polvos Flu antes, así que tenía miedo de equivocarse y acabar en una chimenea aleatoria. Alcé la mano temblorosa, con los polvos dentro del puño. Suspiré, y traté de pronunciar el nombre del colegio alto y claro. -¡Hogwarts! 

Vaya mareo. Un rápido vistazo a mi alrededor me hizo darme cuenta de que estaba en Hogwarts. Dejé escapar un gritito de alegría. Avancé para ver un grupo de alumnos: mis compañeros... todos chicos. Qué palo. No me apetecía que me vieran tan arreglada. Por suerte, también había llegado Lavinia, y también llevaba vestido. Rápidamente me enganché a su brazo. -¡Lavinia! ¡Cuánto tiempo!. Tampoco tenía mucha confianza con ella, pero oye, mejor con ella que sola. Habíamos tenido algunas conversaciones en la enfermería, y eso quieras que no une. -¡Hola chicos! -saludé al resto de mis compañeros una vez llegué con ellos.  

El joven Downsend había pasado unas vacaciones bastante aburridas. Había tenido pesadillas con todo lo sucedido el año anterior, pero ya se le estaban pasando, aunque todavía guardaba un recuerdo triste de Kiwi, su compañera de casa que había muerto durante los sucesos.

Cuando recibió los polvos flu, una parte de su interior se sintió incomoda y otra se alegro profundamente. Volvería a ver a sus compañeros, con los que guardaba una relación más amistosa. Aunque volver le resultaría duro mientras recordara todo lo que había pasado. Leyó en un libro como se usaban los polvos y buscó una chimenea para realizar el conjuro. Le costó encontrar una chimenea que no estuviera encendida, pero al final su abuelo le dirigió a la vieja biblioteca de la casa, donde seguro que la chimenea estaría apagada. Por fin estaba de vuelta en Hogwarts.

Allí se encontró con sus antiguos compañeros y sintió alivio al ver que todo volvía a la normalidad, casi todo al menos.

Un nuevo día de septiembre comenzaba lleno de ilusión y entusiasmo ya que volvería a Hogwarts, en parte la alegría me inundaba ya que sería un reencuentro con mis amigos, organizando las aventuras dentro del castillo, disfrutando del gélido tacto que sólo las paredes de piedra podían ofrecerme. Como olvidar mi despertar cada mañana contemplando el Lago Negro desde mi ventana, jugar carreras con Troy o explotar chimeneas cuando el aburrimiento nos gana o conversar hasta tarde junto a Marty, ambas arropadas con una manta frente al hogar.

Todo era perfecto en aquel lugar porque sentía la libertad que aquí no tengo, siempre observada bajo la rigurosa mirada de mis padres, sabiendo que jamás cumpliré con todo lo que me piden porque soy diferente y me encanta serlo.

Sólo que no todo era alegría, ya que también un halo de tristeza y preocupación habitaba en mi interior, los rumores sobre Adrien y lo sucedido en los últimos meses en el castillo, hicieron que algo en mi se apagara. Lo había perdonado de corazón y seguía siendo su mejor amiga pero nunca tuve una respuesta suya a mis cartas, además dentro del Ministerio nada bueno se hablaba y no podía evitar en el fondo preocuparme por él.

¿Qué habrá pasado?

Al margen de ello, mis vacaciones fueron excelentes: Casi todo el verano lo he compartido con Marcus, ya era una costumbre desde muy pequeños y en verdad lo disfrutaba. También he estado con Ladien, viéndonos bastante seguido y conociéndonos mucho más, al parecer los Slytherin, seguían en mi corazón de forma permanente porque no sólo él allí estaba, sino también Lavinia con quien he estado todo el verano escribiéndome. Cierto es que a nadie he dejado de lado, todos recibieron correspondencia mía ya que de una forma u otra, los sentía cerca y me hacían recordar lo bonito que era estar en el castillo.

Hora de volver al ruedo...

-¡Maren! ¡Ya es Hora! - perdida en mis pensamientos estaba y justo de forma casi automática, respondo al llamado de mi padre. - Voy, Padre... - afirmo desanimada ya que no me había dejado estar en la casa de Marcus para ir juntos a Hogwarts. Desde ya que una venganza tendría preparada por ello, pero de momento me portaría como la niña que tanto esperan que sea.

Y con esa idea manifestada a través de una sonrisa traviesa en mi rostro, bajo las escaleras con un vestido blanco de muy buena calidad, llevando un lazo negro que rodeaba mi cintura y era anudado con un moño que odiaba al extremo. - Oh, hija. ¡Estás preciosa! - expresa mi madre maravillada, algo que no me sorprende ya que ella misma me alisó el cabello y compró el vestido. - Ya... si. Gracias Mamá, es precioso. - miento descaradamente, odiaba usar estos vestidos pero como era una fiesta de gala, no me quedaba otra opción que lucir como esas niñas adineradas huecas. Una maldita muñeca de exposición.

Hora de partir...

Ya era el momento indicado, donde escuché atentamente cada una de las indicaciones de mi madre y mientras afirmaba que me portaría muy bien allí, en mi mente recordaba el techo estrellado del castillo, las velas flotando y lo bonito que era el Lago cuando la noche oscurecía todo alrededor. - Prometo que si... - respondo casi a desgano, sólo lo hacía para dejarla tranquila y porque también ella se merecía esa respuesta de mi parte.

Ahora le tocaba despedirse a mi padre, quien me abraza y susurra en mi oído. - ¿Llevas la Snitch? - sonriendo por aquella pregunta respondo tras darle un beso. -Siempre y espero ingresar al equipo este año. - desde ya, era una respuesta que ilumina el rostro de mi padre, llenándose de orgullo y alegría. - Te amo mi niña...- termina por decirme al acariciar mi rostro. - Y yo a ti papá... y a ti también mamá. - expreso al darles otro abrazo y soltarlos para dirigirme hacia la chimenea con aquella bolsa de polvo flú.

Al estar allí de pie, observo como mis padres sonríen felices de verme tan bonita, algo que radicalmente cambia cuando, revuelvo mi cabello, me coloco la túnica de Gryffindor con la capucha en mi cabeza*, denotando rebeldía y orgullo. - ¡Maren! - gritaron ambos al unísono pero yo con una sonrisa traviesa sólo dije:

-¡Hogwarts! - entre risas por la maldad que le había hecho a mis padres, desaparezco de allí robándoles la posibilidad de una reprimenda.

Y con ese halo divertido aparezco en la chimenea de Hogwarts, con mis manos en la barriga de tanto reírme. Sólo que al levantar la mirada observo a quienes estaban a mi alrededor y sin mayores preámbulos o delicadezas, primero me dirijo a mi incondicional amigo y compañeros de travesuras.

-¡Troy! - expreso contenta y lo abrazo. - ¡Cómo te he echado de menos! - cierto era que a muchos de los allí presentes, los veía a diario pero a él , Marty o Lavinia no. - No sabes las ideas que tengo, luego las comentamos. Oye, estás más alto... eso no vale. - termino picándolo un poco hasta que me dirijo hacia donde se encontraba Lavinia, a quien abrazo con fuerza y le doy un beso en la mejilla. - Estoy feliz de verte, tenemos tanto de que hablar. - tantas cartas compartidas habían forjado una linda amistad y con ello, toda la ilusión de compartir mis días junto a ella.

Y tras dejar a la Slytherin, saludo con un beso en la mejilla a Nathan, con la mano a Kerry, le revuelvo el cabello a Marcus y beso su mejilla, que hacía muy poco había estado con él, a Anne con un gesto, a Tim con una sonrisa y al final, me quedo de pie frente a Ladien con mi capucha puesta, una sonrisa que podía decir más que las palabras y esa actitud de elegancia mezclada con rebeldía que me caracterizaba.

- Hola culeb... digo, Hola Ladien... - casi lo llamo por su mote pero le había prometido que no lo haría de momento. Y con una mirada cargada de alegría y también recuerdos, un tanto avergonzada, me quedo allí esperando a que él me salude como quiera. 

- No, nada especial la verdad - le respondo a Marcus - Un par de viajes con la familia y poco más. Ha sido un verano algo aburrido pero después de lo que pasó el curso pasado, casi que ha venido bien para desconectar - hago una pequeña pausa. La verdad que el verano sí que había sido tranquilo aunque extraño, pero no tanto para mis padres, con lo ocurrido tuvieron más trabajo que nunca y en casa siempre andaban hablando de todo lo que se cocía por Hogwarts - Maren...siempre liando a todo el mundo - suelto junto con una carcajada.

Muchos de mis compañeros habían ido llegando, saludo a Nathan que se sienta también en la escalera y miro de reojo a la hermana de Troy, los chicos de otros cursos no paran de hablar de ella en la sala común de Slytherin - Parece que ya están llegando los Knight - pienso al ver a parecer también a Troy. Entonces, en ese momento, aparece alguien en medio del recibidor...como si me hubiera escuchado hablar de ella con Marcus, la figura de Maren surge en la entrada y una sonrisa se me forma en la cara.

Me quedo mirándola como un tonto mientras iba saludando al resto uno por uno, hasta que finalmente le hace un gesto a Tim y queda delante de mí. Me alegro mucho de volverla a ver, aunque ya habíamos coincidido varias veces durante el verano.

- Ho-hola Maren - digo sonriente justo antes de agachar la cabeza. Me daba un poco de vergüenza la situación, el resto de los alumnos nunca nos habían visto juntos ya que el año pasado me pasé el final del curso en la enfermería y nadie pudo vernos ni escucharnos dentro del Muffliatto tampoco - Bonito vestido - bromeo, sé que probablemente ella esté odiando ahora mismo llevar eso puesto - Se me hace raro verte así, aunque sí que estoy algo más acostumbrado a que te ocultes tras tu capucha - le digo soltando una carcajada - Me alegro de verte - suelto algo sonrojado antes de darle un abrazo todo lo largo que la vergüenza que estaba pasando me permitió.

Tras un primer año casi infernal, las coas volvían a la normalidad en mi vida. Todo el tiempo que pasé fuera de la escuela, lo aprov estudiando y entrenando con mi padre y mi abuelo, quién hizo algo de tiempo en su agenda para ayudarme con mis estudios.

En realidad no me puedo quejar, fueron unas excelentes vacaciones y les saqué muchísimo provecho. Ahora ante la expectativa de volver a la escuela, sólo una cosa me preocupaba y eso era la fiesta de inicio de curso, pues para ser sincero no cononocía casi a ninguno de mis compañeros y es que haber pasado casi todo el tiempo en la biblioteca y petrificado, no le había hecho ningún bien a mi vida social.

Una fiesta. Que genial o tal vez lo sería si conociera a alguien. Y para colmo de males debía viajar con Polvos Flu. En verdad odio esa clase de viajes, es como ser succionado por un remolino. Ni modo, al mal paso darle prisa. - pienso mientras me ajusto la túnica de gala.

Parezco un pingüino. Bueno, allí vamos. - digo mientras lanzo un poco de polvo a la chimenea. - Hogwarts.

Tras la desagradable sensación de tirabuzón, allí estaba de nuevo en Hogwarts intentando no llamar mucho la atención y con el firme propósito de intentar hacer algunos amigos.

Debía ser de las primeras chicas en llegar porque excepto la hermana mayor de Troy, Agnes, no había ninguna bruja más por allí.

Mientras esperaba, casi sin proponérmelo me fijé en los chicos que había cerca, Marcus, Kerry y Ladien. Al primero no tuve oportunidad de agradecerle que nos ayudara con el zumo de mandrágora. Quizás se lo diga esta noche. - pensé. A Kerry la verdad es que le guardaba un poco de rencor después de destaparse el juego con su mascotita. Y Ladien... Ladien era el novio de Maren y se suponía que yo no debía tener un mal concepto de él.

Estaba echando en falta ya a Marty y Maren cuando de repente escuché una voz detrás de mi espalda. Era Troy sonriendo de esa forma suya tan peculiar, como si hubiese salido de un anuncio de pasta de dientes.
Levanté la ceja un poco incrédula ante su comentario. -Gracias por el cumplido Troy. Si no me estás troleando... - sonreí sincera aunque no me lo terminaba de creer. En mi mente tenía la idea de que era como una hortaliza andante. -¿Nadie podrá decir que no soy una Slytherin no?. - sonreí. -Llevo el color de mi casa con orgullo a pesar de que la mayoría considere que soy una deshonra para ellos. - comenté como si no me importara mucho el tema cuando en verdad me importaba bastante. -Te veo elegante y... hueles bien. Supongo que ver a Marty de nuevo te va a poner muy contento. Mi lengua de serpiente empezaba a soltar indirectas. Me gustaba Troy, era un buen chico y si mi prima se llegaba a fijar en él algún día creía que no lo lamentaría. Su hermana siempre estaba criticándolo por una cosa u otra. Conocía más a Troy por Violet que por el trato que pude tener con él, lo que estaba claro es que era un mago con buen fondo no como otros magos.

En ese momento de la nada apareció Anne, quien vino a saludarnos enseguida. Me alegré de ver que estaba bien. Todavía me acordaba de lo que sufrimos las dos juntas en la enfermería. -Me alegro de no ser la única que ha venido tan arreglada. - sonreí de forma irónica. Odio todo esto y acaba de empezar. -Bueno chicos y qué tal os ha ido el verano?. Yo he estado pasando las vacaciones con mi padre en París. He aprovechado para leer, ir a la piscina, al cine de verano...

Mi cara cambió de repente al ver a Nathan muy cerca de nosotros. Noté como me puse tensa, como en guardia. Me desagradaba verlo allí. Ojalá no se acerque. Gracias que no me dio tiempo de amargarme más, Maren había llegado y con ella a mi lado era imposible estar negativa. -Maren!. - me abracé a ella casi con ganas de llorar. -Te he echado mucho de menos. No te haces una idea de cuanto!.

Como era de esperar, la gente ya comenzaba a conversar entre ellos. Me apetecía más bien poco ponerme a hablar, así que me mantuve de brazos cruzados y poniendo morritos hasta que apareció Troy, el cual se dirigió a mí con un agradable saludo. No pude evitar esbozar una sonrisa.

-Aquí estamos... -Dije con un tono que dejaba claro ver mi enfado. -Mira que pintas llevo, parezco un Gryffindor. -Después de ese comentario volví a sonreír. Ya no me acordaba lo divertido que era meterse con los demás. Tanto tiempo sin ver a ninguno me había hecho olvidar lo gratificante que era.

Poco después apareció Maren. Cuando me besó la mejilla a modo de saludo me limpié con la manga de la camisa, con un gesto de algo así como asco, aunque haciendo notar que era una broma, pues la verdad es que con Maren había conseguido llevarme bien y además le tenía bastante respeto por la posición de sus padres, no me atrevía a meterme con ella directamente. Cuando se puso a hablar con Ladien vi como éste se ponía nervioso. Ya estaba algo más animado, la verdad, así que me acerqué algo más al grupo. -Que mono, se pone colorado. -Le dije a mi compañero Slytherin mientras revolvía su pelo, vacilándome de él.

Por último, Lavinia se acercó acompañada de Anne a saludar y aburrirnos con sus tonterías, como de costumbre. La miré con mi habitual mirada de superioridad y vi que ella también me miraba, con su habitual cara de idiota. Respondí a su comentario.

¿Ir a la piscina? ¿Cine de verano? ¿Qué clase de vida llevaban los sangre sucia? -Pensé.

-Unas buenas vacaciones... Para un muggle claro.  

Hice el comentario ignorando cualquier tipo de respuesta que pudiese obtener por su parte, pues la verdad es que me importaba bien poco. Hablaba mientras miraba a mi al rededor, para ver si llegaba alguien más. No pude evitar ver a un tío que no me sonaba de nada, vestido con un traje y los colores de Gryffindor. -¿Ves a lo que me refería, Troy? -Dije señalándolo y hablando en un tono lo suficientemente alto como para que me escuchase. -Si es que sois unos pijos...

La sala empieza a llenarse, la gente ya va lista para la gala y me sentía un poco fuera de lugar. Sabía que mi ropa "elegante" estaría en mi cuarto en la Torre de Ravenclaw así que en cuanto tuviese ocasión me escabulliría para cambiarme.

Maren como siempre es un remolino, recorre la sala saludando efusivamente a todo el mundo, incluso me revolvió el pelo (como le gustaba pincharme). Apenas tengo tiempo para hablar con ella antes de que llegue a Ladien así que prefiero dejar que hablen sin meterme en medio, sabía de sobra que pasaba.

Nathan, Tim, Troy, Anne, Lavi... todos estan llegando. Incluso llega un griffindor que no recordaba particularmente del año pasado. Mientras intento situarlo escucho las palabras de Lavi y despierta mi curiosidad:

-¿Cine? ¿Es un invento muggle? Creo haber leido algo pero no recuerdo para qué servía-  preguntaba rapidamente sin ocultar mi curiosidad en todo lo que tuviese que ver con el mundo muggle.

Tenía las manos en los bolsillos del pantalón para evitar mostrar nerviosismo. ¿Por qué estaba tan nervioso? ¡Ni que fuera el primer día en Hogwarts y tuvieran que seleccionarle! Se quedó muy sorprendido por que Lavinia le dijera que olía bien, pero aún más congelado se quedó cuando comentó lo de Marty. 

- Eh...- inmediatamente su mirada fue hasta Violet. ¡¿Pero qué le había contado?!- Sí que tengo ganas de verla, sí.- era su amiga, por supuesto. Y pasaban muchos ratos divertidos juntos. Además, le gustaba hacerla rabiar. Iba a fulminar con la mirada da su hermana de nuevo, pero decidió que no era momento de ponerse a pelear con ella. 

Además... ¡se vio envestido por Maren! De pronto la tuvo entre sus brazos y él la abrazó con fuerza, sonriendo ampliamente.

- ¡Maren!- su corazón latió con alegría. La levantó del suelo un poco pues seguía igual que siempre. Quizás un poco más alta, pero no más que él.- ¡Yo también he estado pensando muchas cosas! Tenemos que hablarlas cuanto antes. O al menos antes de que me confisquen el arsenal*- Jo. Qué guapa está.

Y entonces ella se fue a saludar al resto de compañeros. Como siempre, tan popular. Incluso entre los Slytherin. Él se quedó en el mismo sitio, observándola moverse con su seguridad habitual. Hasta que llegó a Ladien y se quedó parada frente a él. Troy alzó una ceja, interesado por aquel encuentro. 

- ¿Qué te ha contado ya Violet?- le preguntó a Lavinia.- No te fíes de ella.

Estar allí de pie frente a Ladien fue algo muy fuerte, estaba acostumbrada a recorrer los pasillos del Ministerio junto a él y escondernos muchas veces de las miradas del resto, en especial de nuestros padres pero ahora, que todos estaban allí, me invadía la vergüenza hasta que rompe el silencio. 

Enarcando una ceja intento contener la risa cuando tartamudea al saludarme, sin embargo, escondida bajo la capucha continúo mirándolo a los ojos intentando ponerme seria. ¡Qué difícil era! Tenía que meterme con él para bajar el nivel de tensión o mis mejillas no le harían fuerza de lo rojas que estaban a los tomates. - No seas... - replico ante su comentario de mi vestido y arremeto mientras dejo la túnica a un costado, para quedar solo con el vestido. - Tu te ves mejor así, el verde no te queda. Ya te he dicho que el rojo va contigo.-  termino por decir y suelto una carcajada ya contenida, no podía evitar pelear con él, era más que yo y que Merlín juntos. 

Sólo que al decirme lo de la capucha, bajo la mirada completamente ruborizada porque sabía lo que quería decir con aquella frase, fue bajo su muffliato cuando nos dimos el primer beso y justamente cubría mi rostro con una para impedir que me contemple con las mejillas ardiendo, justamente como ahora. - Ehmmm. - ya comenzaba a balbucear. - Yo también me alegro de verte. - termino por decir al aferrarme a sus brazos, correspondiendo el gesto y susurrando algo a su oído para luego, darle un beso en su mejilla mientras aprieto su mano unos segundos. 

Y cuando estaba por decir algo más, luego de aquel abrazo (donde voy soltándome y adquiriendo una postura normal preparada para la acción), es Nathan que primero se limpia mi beso y luego se mete con Ladien. - No seas... te daré muchos más así sufres. -  me meto con él pero sabe que es totalmente inofensivo, existía una alianza con la serpiente y no la iba a romper. - Mira quien habla... de ponerse colorado... -  bromeo, claramente defendiendo a Ladien, aunque no quiero imaginar la puya que le puede soltar el Slytherin cuando abra su bocaza. 

Luego de las peleas, siento orgullo por mi amiga Lavinia ya que no para de devolver el gesto a cada uno. - Yo también, tenemos todo el año para hacer de todo. -  respondo con una sonrisa, feliz de que esté aquí. - Wowow, algún día tendrás que invitarme a tu casa así conozco el mundo muggle, debe ser apasionante. Y no le hagas caso, es un aburrido. - comento mientras le saco la lengua a Nathan. - Me gustaría ir a eso que llamas "cine" y conocer otros lugares. También puedo preguntarle a mis padres si vienes un verano conmigo. ¡Sería genial!

Sin alejarme de Ladien, continúo hablando con el resto, en especial con Troy. - Oye... Tienes que subirme de nuevo así, es como si volara. - expreso entre risas, me gustaban sus saludos con mis pies en el aire. - Ya vengo. -  le digo al Slytherin para ir hacia donde se encontraba Troy y susurrar en su oído. - ¿Has traído las grajeas vomitivas para poner en el jugo de calabaza? jejejeje. Mi madre no me dejó traer nada... Ha confiscado todo. - afirmo en un tono apenada, ya quería comenzar a hacer maldades. ¡Por Merlin! ¡Que ansias! era pisar suelo de Hogwarts y todas las trastadas venían a mi mente como si de una canción se tratase. 

Luego de hacer los arreglos pertinentes, me coloco al lado de Marcus mientras le agarro el codo con mi mano. - Estamos planeando cosas, esta vez te unes a nosotros. Tienes que divertirte en Hogwarts. - aconsejo "sabiamente" a mi mejor amigo, pensando que Adrien no había llegado aún y eso continuaba preocupándome. Y como toda revolución que era, inquieta ya de por si, quería hacer algo pero por sobre todas las cosas, quitarme el maldito vestido.

Y como mi ronda de saludos, comentarios y demás había llegado a su fin, me quedo allí cerca de Ladien pero junto a Marcus, Troy y Lavinia. 

- Al menos tendremos la libertad de no escondernos delante de nuestros padres ya que ellos no están... Me encanta que estés aquí. - susurro en un tono tímido, avergonzado, para luego dejar un dulce beso en su mejilla.