Partida Rol por web

Tres toques con el zapato en el suelo y luego alzaron los prefectos la varita a la vez... y acordonando cada fila una ristra de fuegos tintados del color de cada casa levitaron danzantes como siguiendo el ritmo de una canción... o de un latido a un mismo son.

Las Cuatro Filas empezaron a subir las escaleras. Encabezadas cada una por un Prefecto, y tras ellos, todos aquellos alumnos que habían pertenecido a Hogwarts el año anterior... todos salvo los de primero que esperaban atentos y expectantes en sus respectivas bancadas en el Comedor.

Las puertas ante vosotros, ya estaban abiertas, y dentro las mesas llenas de alumnos deseosos de conocer a Hogwarts, cualquiera que fuera su color.

Las cuatro filas avanzaron como siguiendo un desfile, mientras sobre sus cabezas, sobrevolaban miles de velas, que poco a poco eran alcanzadas por las llamas centinelas que dejaban su sitio en la fila, para prender una vela de diferente color... un comedor embrujado con el espíritu de las cuatro casas que relucía con fulgor.

Al final en la bancada de profesores, la directora con gesto serio, y a los lados los profesores, que seguían la llegada de todos con atención. A la entrada de los últimos de las filas estalló el comedor en un gran estruendo y clamor... gritos de jubilo y atención, que palmeaban la llegada de aquellos compañeros que compartirían no solo una escuela sino una vida y un hogar....

Finalmente la Directora se alzó sobre su asiento y apoyó sus manos sobre la mesa.

Su mirada parecía llegar a cada uno de vosotros, y se tomo tiempo en hacerlo... sus manos eran firmes sobre la mesa, y en una de ellas como siempre, engarzada la varita sin soltar. Mojó sus labios y dijo con una voz que seguramente hechizada llegaba hasta cada rincón del gigantesco rincón.- Buenas noches a todos... Bienvenidos a Hogwarts...a nuevos brujos y hechiceras que iniciaran su camino en esta institución y a los antiguos que ya forman parte de ella.

Como habréis podido ver... este año la ceremonia es diferente... pues no son los antiguos los que reciben a los iniciados, sino al revés... pues como todos sabéis, este año será diferente... por todo aquello que pasó el curso anterior... - La vieja Helda Frids apoyó una mano sobre su superior para que no siguiera en aquello, no era un buen comienzo. Pero a Katelynn nadie la iba a callar, y tras un movimiento rechazando el gesto prosiguió diciendo.- Algunos profesores piensan que hoy es un día a iniciar entre fiestas... para olvidar lo que pasó. Yo sólo os digo una cosa... el pasado no se olvida, se acepta y se exprime hasta aprender el error.

Los nuevos os agradecen el valor, esfuerzo, empeño y tesón con el que defendisteis esta casa, y con el que aún la valoráis.  El hogar no lo hace la piedra sino el alma que la calienta y protege de los demás.

Sé que es tiempo de reencuentros y para hablar. Así que disfrutar del día... pero recordar que mañana Hogwarts seguirá su horario normal. Comed, reencontraros pero nunca olvidéis... sino no será posible el avanzar.- Las palabras de la Directora terminaron con un rudo y fuerte golpe sobre la mesa, que a pesar de sus años y delgadez, resonó en todo el comedor, mientras la frialdad de sus palabras llegaba entre los asientos.

Los alumnos de primero se miraban, pensando si era correcto un recibimiento así. Parecía algo muy estricto y serio, no animaba a continuar.

El silencio se hizo en la sala, y tras unos segundos, algunos profesores se miraron y empezaron a aplaudir de forma algo aletargada al principio que poco a poco fue creciendo y uniéndose con los aplausos de los alumnos que sin comprender el discurso de bienvenida por lo menos aceptaban que así la directora terminara de hablar...

Era tiempo de recreo, reencuentro y comer... disfrutar de la magia que aunque no todos sienten, se vive en cada espacio de Hogwarts... un sitio de sueños, donde todo algún día se hará realidad.

La Directora se sentó y la comida apareció repletando cada espacio, y llenando cada gusto que alguien pudiese optar.

No había acabado de preguntarle a Rober por su hermano y este se levanto como si tuviera un resorte y se encaro con Nathan, Me levante asustado por aquella reacción, bueno más que asustado sorprendido. La hermana mayor de James se interpuso y la trifulca acabo en nada. Eso sí seguro que Nathan se lo pensaría dos veces antes de hacer lo que hubiera hecho.

Me fui junto a Austin, y le mire con un gesto diciéndole como "lo has visto". 

Y entonces la dulce voz de Anne me hizo dejar de pensar en lo sucedido he intente escuchar atentamente su comentario. 

Los Prefectos hicieron su aparición en el vestíbulo, la guapa Vissel era la que representaba nuestra casa, nos instó a seguir era la hora de comenzar con la bienvenida.

Bueno Austin creo que este año no vamos a contar con Adrien en nuestras filas. Le dije a mi compañero mientras seguíamos a la prefecta.

Sigo a Ladien para que nos pongamos un poco más a juego con el resto de compañeros. Cuando me pregunta sobre como ir a los dormitorios sopeso el tiempo que nos queda.

-Nuestras salas comunes estan en direcciones contrarias creo que iremos más rapido si nos separamos.- su segunda pregunta si me hace dudar un poco más.- ¿Adrien? La verdad es que no se nada, he oido mucho su nombre por boca de mis padres pero no he conseguido información clara, viendo el humor de su hermano prefiero no preguntar. Tarde o temprano debería venir ,¿no?-

Con estas palabras corro a la torre para cambiarme y bajar rapidamente a cenar.

Observaba una inquietud en los ojos del raven. Su mirada se movía de un lado a otro como buscando algo… o a alguien. -¿Qué? – pregunté inicialmente confusa. ¿Ayudarle a que no haga el ridículo? Espera… ¿Qué me está pidiendo que baile con él?. Me quedé quieta mientras mis mejillas se sonrojaban a toda velocidad. -Si… - afirmé sin saber muy bien como seguir la conversación. -Hay muchas películas de baile: Dirty Dancing, Footloose, Hairspray, Grease… Pero yo no se bailar Marcus, te equivocas de chica. -Creo que yo haré el ridículo más que tu. Que vergüenza. Mis mejillas se relajaron, pero la radiante sonrisa que me sacó su petición no se desvanecía de mi rostro. 

Pero entonces, habló Ladien y esa sonrisa se congeló en mis labios. Mi mirada se volvió sombría al escuchar a la serpiente. -Primero, no me hables como si hubiera confianza entre nosotros. “Lavi” para los amigos, como la estupenda leona que tienes al lado. Segundo, no me gusta presumir de lo que tengo como otros que si no lo hacen se mueren de rabia por no poder brillar de forma natural ante los demás. Dudo de muchas cosas… Como por ejemplo que hace Maren con un indeseable como tu. -Pero si algo tengo claro es que la presumida de mi madre tiene buen gusto y este vestido... – dije mirándome de arriba a abajo. -...no desentona para la fiesta. Estaba intentando aguantar el tipo pero mis ojos empezaban a humedecerse y para colmo el idiota de Nathan continuó con la burla sobre ir todos juntos al cine. -Antes muerta que ir contigo a ver una película, payaso. – dije dedicándole una mirada cargada de odio.

Ni el gesto de Maren bromeando sobre las grajeas vomitivas me hizo sacar una sonrisa. Apreciaba su amistad y el esfuerzo que hacía para que no me tomara tan en serio los comentarios de los Slytherin pero… maldita sea, era el primer día. ¿No podían tener la boca cerrada?. -Tranquila, luego nos vemos. - le dije visiblemente apagada.

Parecía que iba a seguir chafada toda la noche hasta que apareció Robert, el primo de Adrien. Mi expresión cambió rápidamente cuando sacudió a Nathan. Vamos Hudson, déjale un bonito recuerdo en la cara. – pensé aguantándome la risa. Pero la hermana de James apareció oportunamente para pararle los pies al raven. Una lástima. Poco después hicieron acto de presencia los prefectos de cada casa, muy engalanados, dispuestos a hacer lo que mejor sabían, organizar. No me fastidies – pensé al ver al hermano de Nathan. ¿Samuel es el nuevo prefecto de Slytherin? Genial, ya se a quien no debo acercarme ni a pedirle la hora.

Irritada a más no poder entré en el gran comedor siguiendo las indicaciones de la prefecta de Ravenclaw y después las del Slytherin. Una vez acomodada en mi asiento junto a Violet y Amelia escuché atentamente las palabras de la directora. Aquella mujer me daba escalofríos. No entendía bien su discurso ni tampoco que intentaba plantear hablando de una forma tan tétrica y misteriosa. Bonita forma de darnos la bienvenida a Hogwarts haciéndonos recordar lo que sucedió el año pasado y porque no también metiéndoles miedo a los novatos de primer curso.

Tras unos aplausos claramente forzados, nos relajamos. La comida no tardó en materializarse sobre las mesas. -Vaya, zumo de calabaza. - me serví rápidamente en un vaso. Solo espero que no lleven grajeas vomitivas. Dudé un poco sobre que echarme al plato, las verduras me encantaban. Finalmente opté por berenjenas asadas, champiñones y un filete mediano de ternera.

James avanzó en la fila cabizbajo. Se sentó en uno de los bancos de Slytherin entre sus compañeros de segundo y solo alzó un momento la mirada para echar un vistazo a través del flequillo a la mesa de los hufflepuff y oir el discurso de la directora.

Cuando la comida apareció, esperó a que el murmullo se expandiera camuflando sus actos. Tomó un poco de pollo con pimientos en un plato, le gustaba la comida mejicana y aquella carne, aunque sin las fajitas, era casi igual; buscó un poco de agua entre los zumos y refrescos pero al no encontrar tomó un refresco de limón.

Se mantuvo escuchando de forma tímida las conversaciones a su alrededor, esperando que dieran permiso para ir a los dormitorios.

Bueno, de momento todo parecía más o menos normal y las mesas no se habían dispuesto de ninguna manera que pudiera dar paso a un baile. Eso animó bastante a Troy que se remangó las mangas de la camisa y dejó la sudadera en sus piernas, sonriente, entre Maren y Marty.

Escuchó el discurso de la directora en silencio. Aquella señora le caía bien. Le parecía con una personalidad perfecta para ser directora de Hogwarts. Ante el recuerdo de lo ocurrido el año pasado una sombra de tristeza apareció en el semblante de Troy, recordando a su amigo Gryffindor fallecido. Abrió los brazos y atrajo con ellos tanto a Marty como a Maren, en un claro gesto de hacer piña ante aquello y reconfortarlas. Porque sabía que sus amigas estaban pensando lo mismo que él. 

Pero hay que seguir adelante, por él, y por todos.

Al ver la comida se animó de nuevo. Tenía claro que comería hasta reventar, en recuerdo a su amigo caído, con quien hacía competiciones de ver quién podía comer más. 

- Bueno... ¡a comer!- total. No iba a bailar, así que se llenaría con todas las cosas ricas que había por allí.- ¡Uhm! Tenéis que probar el pastel de carne.- comentó tras darle el primer bocado- Sobre el club secreto,- empezó con su amiga Maren. Ahora que Ladien estaba lejos para distraerla, era el mejor momento para tratar aquel tema- Me parece una idea genial. ¿Qué ideas tienes? 

El recuerdo de lo sucedido el año anterior era duro, pero Tim sabía que la directora lo hacía por su bien. "Para no cometer los errores del pasado debían recordarlos" pensó el joven mientras buscaba algo ligero para comer. El saber que iba a haber un baile hacía que le revolvía el estómago por los nervios y, si tenía que acompañar a alguien no quería soltarlo todo encima suya.

Sabía que podía bailar sin echarse a temblar, pero cuando lo hacía en las clases que su abuelo le obligaba a tomar era siempre con muy poca gente. Habitualmente solo estaban la profesora y su hija, con la que practicaba los pasos. "Quizá necesite un coñac" pensó en la frase que repetía habitualmente su abuelo.

Tomó un poco de jugo de manzana y un poco de pescado y decidió dejar los postres. Seguro que su amigo Willy hubiera disfrutado en está celebración.

Inundada por el enojo con Ladien,  me incorporo del lugar en donde estaba sentada y aliso mi falda visiblemente enfadada. Como era de esperar, los Prefectos aparecieron para indicarnos el camino hacia el Gran Salón y por ello una fila había que forma por casa. 

Rápidamente me coloqué detrás de Troy esbozando una media sonrisa, mientras se perdía mis ojos en la lejanía. Bastante pensativa, no solo por lo de Ladien sino porque Adrien no había aparecido. Eso no era una buena señal y me dejaba un nudo en el corazón. 

Finalmente llego al Gran Salón y no siento esa alegría propia de estar allí, aquel techo continuaba cautivandome y podía sentir la magia en todo mi ser,  como un halo que me envolvía reflejado en los colores de Gryffindor. 

Tomo asiento junto a Troy, evitando mirar hacia la mesa de Slytherin, aunque a veces me era imposible y caía en la tonta actitud de contemplar a Ladien, sonreír y fruncir el ceño a la vez. Era una mezcla de pensar lo precioso que se veía allí, en su mesa rodeado de esos colores que marcan una historia importante en Hogwarts y recordar lo idiota que se pone a veces, logrando que quiera lanzarle un hechizo. 

Pero la magia del lugar cautiva, ni que hablar de la presencia de Troy. Era mi dosis de felicidad sin importar como esté, logrando que en cuestión de segundos sea la leona que todos conocen,  donde una idea para las travesuras emerge de mis labios y la alegría es mi sostén ante todo. 

Igualmente esperé y escuche el discurso de la Directora, pero no dije nada. Ella era rigurosa, lo sabía y estaba más que claro como sería su "Bienvenida" recordándonos lo mucho que tenemos que aprender de aquel infortunio,  el tema es que por mi edad no me tomaba muy en serio aquello y quizás más adelante reflexione sobre sus palabras con una madurez que ahora no tengo. Solo ahora me recordaba el amigo que perdí y el otro que aún no aparece, era desanimarse de forma instantánea y en verdad no quería sentir eso. 

- ¡Comida! - expreso con algarabía mientras cargo mi plato sin pensarlo demasiado,  comía como un troll pero era un palito. Cierto era que al ser muy activa e inquieta, la comida desaparecía de mi cuerpo en cuestión de segundos. - Llena el plato igual que yo y hagamos carrera. Mira que tengo mucha hambre. - incitó a Troy mientras le dedico una sonrisa a Marty. Ya nos conocía y sabía como era nuestro comportamiento. 

Y mientras degustaba la comida, las miradas se perdían por Slytherin y algunas veces en Ravenclaw, al notar una ausencia pero no por ello,  mi humor se vio perjudicado. -¡Cierto!  ¡El club secreto! Bueno, este año tu y yo nos sentaremos juntos en las clases para iniciar una nueva misión de trastadas. Encontraremos una ubicación cómoda y desde allí, que empiece las maldades. También, tenemos que encontrar nuevos objetivos que dictaminaremos en la Sala Común. Un club de trastadas no puede funcionar correctamente sin sus objetivos. Ah.. ¡Me olvidaba! Necesitamos un lugar para las planificaciones, ya dejamos de ser solo Gryffindor. Así que nos toca explorar el Castillo, crear un mapa y tener un lugar especial para planificar. ¡Será divertido! - ya comenzaba a emocionarme de solo pensarlo,  incluso cuando Troy nos abraza a Marty y a mi,  no tardo en hacerle cosquillas por la cintura a mi amigo. 

De nuevo estábamos al ruedo y no podía dejar de sentirme feliz en parte. 

Después con el capítulo con el hermano de Adrien, Artemis se acercó a preguntarme si estaba bien. No podía dejar que aquel tipo al que no conocía de nadie sintiese compasión por mí, así que le miré con cara de pocos amigos.

-Sí.. Sí, estoy bien. -Le dije evitando su mano y levantándome por mi propio pie. Me quede mirándole. Estaba siendo un capullo, la verdad. Aquel tío era un mestizo, sí, pero no sé, el año pasado había aprendido que se podía hablar con ellos sin que pasase nada. -No te preocupes. -Le dije finalmente, dándole la mano por fin.

Troy vino a tranquilizarme también, lo cual fue agradable. Lo miré con una sonrisa pícara y le respondí a su invitación.

-Está bien, pero no sé si podréis seguirme el ritmo, recuerda que estás hablando con el rey de las bromas pesadas. -Dije con autosuficiencia mientras me arreglaba el cuello de la camisa.

Después aparecieron los prefectos y por último James. Miré a mi hermano con una sonrisa y le saludé con la mano, mientras me ponía a la cola. Una vez todos estuvimos preparados nos guiaron hasta el comedor, que parecía como siempre. La directora dio un discurso al que casi no presté atención, aunque cuando habló de los sucesos del año pasado no pude evitar que se me formase un nudo en el estómago. Había sido un año difícil, sin duda, pero haber participado en solucionarlo me llenaba de satisfacción. Era una sensación rara, no sabía muy bien como sentirme al respecto. Lo que sí sabía era que me moría de hambre, así que según apareció comida en nuestros platos me llené la boca y empecé a comer como un muerto de hambre.

La comida empezaba aquella ambiente festivo que perdió sus normas, y los alumnos empezaban a mezclares y buscar a antiguos compañeros, solo guardando la compostura al pasar junto la mesa de los profesores.

En Gryffindors, los alumnos empezaban a buscar nuevas tretas que subieran la adrenalina del año.

La mesa Huffepuff era algo más comedida, pero las demostraciones de afecto y comprensión resplandecían entre otras, incluso el rumor del baile hacía que varios de ellos buscasen chica con la que danzar.

Los Ravenclaws, disfrutaban de aquella noche y la compañia... algunas caras largas o nerviosas sin razón, pero deseando desentramar y demostrar los nuevos avances conseguidos en la magia.

Y la mesa de Salazar Slytherin, respiraba un aroma conocido, envidias, apuestas y bromas con las que poder demostrar que su espíritu no se había perdido....

Una noche normal en Hogwarts, bajo un techo estrellado adecentado con velas y cirios de llameantes colores... Un murmullo que hacía sentir vivo aquel castillo y demostraba alivio en algunos profesores, y en otros fastidio por no poder disfrutar del silencio otra vez.

Una normalidad que como siempre no tardaba en terminar... La puerta de los profesores situada al fondo del comedor, junto a su mesa, en el lado izquierdo, se habría, y aparecía un espigado y uniformado Lorenz Setzer.

Espero en el quicio de la puerta, y esbozó una sonrisa que en aquel rostro aciago se demostraba como una mueca como mucho.

Iba vestido de riguroso negro, que además de resaltar aún más su delgadez, dejaba su figura enmarcada en un aire de fragilidad.

Metió la mano a través de la puerta abierta e incitó a avanzar a quien estuviera allí... Parecía que el invitado se resistía. A lo cuál sonrió con cara de fracaso y dijo a sus compañeros Profesores.- Os he dicho miles de veces, que no sé tratar con niños...

La profesora de Transformaciones se levantó al estar cercana a la puerta y dijo al pasar junto a Lorens.- Eres un fracaso Setzer...

La mujer de pelo morado, llevaba un atrevido vestido, y su pelo elegantemente peinado, no como solía hacerlo con dos lazos a ambos lados.

Se acercó a la puerta y tendió la mano y dijo.- La comida se enfriará.... Vamos te acompaño....- Acto seguido la mano de la mujer era seguida por una mano delgada y pequeña, llena de heridas y moratones. Y tras la mano el cuerpo del muchacho demostró que no sólo la mano había cambiado en él...

Saliendo de aquella puerta, estaba Adrien Hudson, sus ojos enmarcados en grandes ojeras, que se arremolinaban entre moratones, estaba más delgado, y su mirada nerviosa danzaba de un sitio a otro como alguien que piensa que va a ser castigado. Todo él, temblaba... como cansado, pero su rostro era frío... sin sentimiento, solo vacío.

La profesora posó una de sus manos en los hombros del muchacho y comenzó a andar por el comedor, como si no le importase o notase que estaban siendo observados. La mujer dirigía con el paso de sus tacones, directa hacía la mesa Ravenclaw.

A su paso por la zona central, Adrien miró a Katelynn Swann, pero esta no le miró buscó algo entre sus dedos con gesto frío evitando cualquier contacto. A penas iba a medio banco de Ravenclaw y se notaba el silencio callado por los pasos de ellos dos. Llegó a la altura de Robert Hudson y dijo con un sonrisa y adelantando al muchacho antes de volver.- Vaya, bizcochos de carne y miel... os robo uno, creo que en nuestra mesa aún no han aparecido.- Cogió el bollo en una de sus manos, y al girarse miro a las mesas que miraban y dijo con gesto serio y entornando la mirada.- Nunca habéis visto a alguien comer... Vamos... Cada uno a lo suyo...

La profesora volvió hacia la mesa de profesores, mirando a las demás mesas con la nariz enmarcada en un ceño fruncido. Era el primer día y no quería cabrearse, pero si la provocaban... Se sentó en su silla y corrió la silla con fuerza para acercarse al bancal de los profesores y luego mordió con fuerza el bizcocho antes de seguir conversando con sus compañeros.

Robert siguió cada paso que ocurrió en aquella puerta, hasta que vio a su primo salir. Estaba nervioso, pero no era plan de llegar corriendo hasta la puerta y abrazarlo.

Se dio cuenta de que algunos más miraban, y no podía criticarlos su aspecto no era para menos... Miró por un momento al chico de Slytherin que había intentado hacerse un chiste con su primo y luego volvió la mirada a él.

La Señorita Joice lo traía hasta nosotros, lo cuál me hizo respirar y al verlo a nuestro lado y como la profesora lo animaba a sentarse con nosotros sonreí y lo ayudé a sentarse. Al hacerlo lo despeiné un poco como siempre solía hacer y le dije.- ¿Qué pasa campeón...? vamos, come un poco... ese bizcocho esta genial... 

Estaba preocupado por él, y se notaba, por mucho que lo intentase disimular.

La noche transcurría tranquila y sin contratiempos. La verdad es que me parecía una tontería ponerme la túnica de gala para un simple cena.

Si de por si no fuera incómodo llevar el traje de pingüino, ahoa debo cuidar de no ensuciarlo. Vaya que lata. - pienso mientras como un trozo de pastel, para luego buscar algo entre los bolsillos de mi túnica. Un libro de bolsillo, una novelamuggle sobre gatos del bosque.

Con mi libro en mano aparto mi plato y me suelto el nudo de la corbata que ya me estaba resultando incómodo.

Así que al final si vino. - comentó por lo bajo al ver a Adrien. No es que me molestara el hecho, es sólo que tras los comentarios que escuché, supuse que no vendría este año.

La verdad es que la noche me estaba resultando bastante interesate, de pronto dirijo mi vista hacia el grupo de Troy y tras levantar mi copa de jugo de naranja hacia ellos a modo de saludo, me pongo de pie y me dirijo hacia una esquina del salón sin decir nada.

La verdad, mientras más lo pensaba, más me sentía como un extraño. Marty me resultó agradable, lo mismo que Kerry y Anne, por allí escuché algunos comentarios sobre el cine, pero no había logrado identificar a la persona que los había hecho. Nathan por su parte me cayó algo molesto, pero me enfureció la sacudida que le dió Robert, me recordó a los amigos de mi prima Steffany quienes siempre trataban de pasarse de listos conmigo. Menudos bravucones, los odiaba, pero debía agradecerles que me hubieran ayudado a afilar mi lengua y a encajar unos cuantos golpes.

Gracias al año sabático que tuve con mi familia, yo era el mayor del curso, y aún así el año pasado terminé siendo una víctima más, pero no este año. Este año sería difrerente o al menos esa era mi intención.

Desde mi puesto en la esquina del salón decidí observar con calma como interactuaba el grupo y de ser posible hcer algunos amigos. Troy parecía ser el líder del grupo de estudiantes de Gryffindor, un chico alegre e inquieto, Por su parte en Slytherin sin duda quien destacaba era Nathan, ese chico y yo si que ibamos a teneralgunos líos, pero sin importar lo que sucediera no iba a permitir que Robert lo golpeara de nuevo, en especial porque se notaba que el Ravenclaw era mucho más fuerte que él.

En cuanto a Ravenclaw y a Hufflepuff no tení idea quiénes eran los cabezas de grupo, quizá si observaba con más detenimiento, no tardaría en averiguarlo.

Luego lanzó un fugaz vistazo a mi libro para saber que ocurrió con Hojarasca luego de ser capturada por los dos patas, pues sentía mucha curiosidad por saber como lo tomarían Estrella de Fuego y Tormenta de Arena.

La directora Swann dio el discurso de bienvenida como era costumbre, solo que esta vez me sonó distinto, quizás fuera por lo sucedido el año anterior, estaba algo intranquilo, miraba a todas las mesas como si estuviera buscando algo pero realmente no era así, y entonces la comida apareció en la mesa. Bien, con el hambre que tengo. Me encantaban las costillas y fue a lo primero que le inqué el diente. Con la salsa de miel estaban deliciosas.

Mirad es Adrien, les dije a mis compañeros cuando apareció de la mano de la profesora Joice. No tenía buen aspecto, algo le había pasado estaba seguro. No deje de mirarlo hasta que la profesora le sentó en nuestra mesa, la cual se llevo un pedazo de bizcocho. 

¿Estas bien? Pensé que no vendrías. Le pregunte en cuanto se alejó un poco la profesora. 

El discurso de la directora Swann había sido directo. No era algo que me molestara, en verdad. Después de un año, podías darte cuenta de que la personalidad de la mujer era dura, y que ella era estricta con los alumnos. No era algo que me molestara, no todo el mundo podía ser siempre cariñoso y dulce. Sin embargo, sí que preferiría evitar ser la víctima de uno de sus sermones. 

La comida apareció en los platos de la mesa, y a mí se me hizo la boca agua. Cogí un poco de pollo asado y lo acompañé con puré de patata. Mmmh. Olía de maravilla. No pude evitar de acordarme de Willy, de los ojos que se le ponían cada vez que veía la comida servida, y de sus carrillos llenos de tarta de chocolate, como un hamster. 

De repente, la sorpresa del día (porque un día en Hogwarts no podía excluir una sorpresa) fue ver a Adrien, todo magullado, salir acompañado de la profesora Joice. Dejé de comer para mirarle: el pobre parecía alicaído. Sin embargo, probablemente no fuera buena idea hablar con él ahora mismo; ya tenía suficientes compañeros en Ravenclaw que se dedicarían a hacerle el interrogatorio. Ya le preguntaría a Austin o a Kerry. 

Cuando las casas se compusieron en el gran comedor pude ver en la mesa de Slytherin a James, de lejos. Por un momento me dio una punzada de remordimiento. Recordaba algunas palabras que le dediqué el pasado año, y no me sentía muy orgullosa de haberlo tenido enfilado injustamente en aquellos aciagos días. Ahora no podía cambiarme de mesa, pero esperaba poder hablar con él tranquilamente de lo ocurrido. Además, ojalá siguiera teniendo aquella capa de invisibilidad, ¡sería la bomba!

Mi poco glamurosa competición de engullir comida a lo loco con Maren y Troy y los planes perversos de trastadas se vieron interrumpidos por la llegada de Adrien, que nos dejó preocupados a todos. Seguro que los de su casa se encargaban de él ahora, pero no dejé de observarle desde que entró.

-Chicos -les dije a mis amigos-.. Fijáos cómo viene.. Me gustaría poder hablar con él, saber qué ha pasado. Me duele ver cómo viene.

Cogí un poco de bizcocho y lo mordí sin ganas, casi obligado. Masticaba lento, mientras sentía a mi primo a mi lado, lo veía nervioso, preocupado... Esforcé una sonrisa y dije mirándolo de medio lado.- Relajate... estoy bien....

Luego fue Kerry el que me preguntó y lo miré con aquella misma sonrisa y le dije arrastrando la voz.- Aún no me han echado... y eso que de los malos fui lo peor... -Esgrimí una sonrisa algo más sincera ahora, pero un golpe de tos me cambio el gesto a una mueca de dolor, llevando mi mano a las costillas.

Paré un momento, y dije mirando a todos los Ravenclaws.- ¿Y que tal el verano... ?

Estaba cansado se notaba, pero intentaba disimular la situación.