Partida Rol por web

¡Tras la comida como siempre toca la hora de las hostias! En realidad es bastante después a la hora de la comida. Pero como siempre, hay que estar preparados y comidos para luchar contra el grupo de pintas que os va a tocar ahora. ¡Arrodillaos ante los Reyes Reptilianos! Y vais a sacar a vuestros queridos Daas, pero... ¡Algo ocurre! ¡De vuestras cápsulas no salen los que queríais! ¡Salen otros! ¿Alguien os ha liado las cápsulas durante el descanso?

¡Equipo Unión contra Equipo Reyes Reptilianos!

¡Quark contra Reptiliano!

 

¡Bleese contra Reptiliano!

¡Kessel contra Reptiliano!

¡Violet contra Reptiliano!

¡Aaron contra Reptiliano!

¡Cassey contra Reptiliano!
¡Gana por no tener rival!

-¿...? Árbitro, este combate no sigue las reglas establecidas. Además, han cambiado de lugar nuestras...-

Pero se siente ignorada completamente. Claramente todo esto es obra de reptilianos... ¿pero sabes? Supone un buen reto para la estratega tras tantos combates sencillos. En cuanto ve que no hay marcha atrás saca el táser de la mochila y se lo lanza a Quark al grito de: Ataque directo. Dos. No te eches hacia atrás.

Mira a su rival fijamente frunciendo levemente el ceño. Le analiza, no le gusta que hayan violado las normas de un combate de esa forma. Argenta es una persona con unos ideales de justicia bastante rigurosos. Se saca del bolsillo uno de sus caramelos para combates serios; el de sabor frambuesa.

En cuanto lanza el táser, Quark se acopla a él y soltando como un gritito de guerra -y a la vez de mejora- se lanza a por su enemigo sin más dilación. Como suele ser su táctica usual de ataque, impacta en varios puntos en una ráfaga furiosa de ataques de táser. 

-Veamos cómo sale esto... Mantén el ataque, Quark. Es muy grande, ataca desde puntos inaccesibles.- Se mantiene cruzada de brazos. Quizás le ataca en el vientre, o bajo la cola, o en algún punto molesto del cuello... ¡sitios difíciles de defender al ser tan pequeñajo!

Samuel sabe quien va a sacar. Evidentemente era turno para Lain. Era de las que mejor combate dio, así que no cree que fera a dar muchos problemas en los siguientes encuentros. Estaba decidido, estaba seguro, cogió la capsula de Lain y estaba preparando la presentación de su Daas. Hasta que se dio cuenta del gran momento...

Blesse estaba confuso, realmente confuso, no estaba ni preparado.

Y la cara de Samuel era un poema, no sabia que demonios estaba pasando.

No es que Samuel no deseara a Blesse, cosa que evidentemente era verdad, era solo que ver como hacia las posiciones de la entrada de Lain y ver como ambos se miraban con cara de "¿Tu que haces aquí?" "¿Yo que hago aquí?". Era algo realmente extraño. Pero ante sucesos inesperados buena cara ¿No era asi?

- No se que habrá pasado, pero mi fiel Blesse no me abandonará en tal batalla -decía intentando arreglar la situacion #no.

Blesse se preparo lo máximo posible y algo que le enfadaba es que no podía dedicarse a la celebración festiva de su triunfal salida. Necesitaba divertirse, pero esto era todo lo contrario. Samuel normalmente le avisaría antes de salir, es bastante molesto que estuviera haciendo cosas indecentes con su cuerpo antes de salir, como por ejemplo limpiarse ¿Y si el caso es que Lain estuviera lamiendo su cuerpo para lavarse en cuanto saliera? Sin embargo ese no era el caso, el caso era que Blesse estaba más perdido que un hijo de puta en el día del padre.

- ¡Blesse! -dijo mientras daba una palmada y un chasquido.

Todos sabían que significaba eso, si evidentemente estaba pidiéndole que lo echara a volar. Ese camaleon extraño no podía salirse con la suya. Malditos sean esos reptilianos. 

Al lanzar la capsula, la joven militar tenía en mente sacar a su querido Shinx, pero al ver como sale Kessel de ella se queda un poco descolocada.-¿Qué?- Aunque cuando ve a su contrincante, casi agradece el cambio.

Al empezar el combate, Elisabeth se fijó en lo grande que era su adversario. Kessel ya era bastante grande ahora que había crecido, pero incluso así el cocodrilo parecía claramente mayor.-Mal asunto- La enana se quedó pensativa, tratando de hallar la forma de aprovechar el tamaño y fuerza del contrincante. 

-Trata de golpearle, no estés demasiado tiempo cerca de él y ten cuidado con su boca.- Se llevó una mano a la barbilla y meditó como poder salir de ese combate de forma victoriosa. Acercarse para un agarre era demasiado arriesgado como primer movimiento, de fallarlo Kessel se quedaría sin lugar a dudas expuesto de manera clara a un mordisco. Lo mejor sería esperar y comprobar las características de aquel cocodrilo terrestre.

Aunque si bien tenía sus reservas a la hora de comparar a su compañero porcino con el rival, no había duda, solo con ver el tamaño, de que el enemigo estaba en un punto de su crecimiento bastante más avanzado que Kessel del suyo. Esto desalentó a la rubia en un primer momento, pero después del combate de popplio contra absol ya no estaba segura de nada en absoluto. Y a decir verdad, tampoco dudaba de su más viejo compañero.

¡Los combates de verdad empiezan! El reptiliano enorme de agua no planea darle cuartel a Quark. Mientras él le hace ataques rápidos con el táser él se dedica a esquivarlos. Para cuando lo tiene en una buena posición lo agarra de un mordisco en medio del aire, atrapándolo durante unos instantes para luego soltarlo. Esas mandíbulas duelen. Al menos parece que los malditos calambres le han molestado.

Reptiliano normal mira a Bleese. Bleese mira a Reptiliano normal. Reptiliano normal flota. Bleese se duerme de repente. Reptiliano normal se cae al suelo haciéndose algo de daño.

Por otra parte hay un combate entre mastodontes brutos ocurriéndose. Reptiliano Tierra le da un mordiscazo con sus fauces de caimán a Kessel, que le da chica patada en la barriga que casi lo echa hacia atrás. Las ostias de cada uno al otro parecen doler y picar lo máxímo. (8 y 6 de daño respectivamente)

Samuel se quedo sorprendido al ver que Blesse había decidido tirar al Reptiliano un poco antes de tiempo. No era la jugada planeada, pero parece que ha funcionado para hacerle un poco de daño. No obstante no era la intención real Blesse, en realidad... ¡Es que se había quedado dormido!

La situacion era critica, estaba usando formas extrañas de ganar y no podía evitar que las usara. Era un adversario demasiado duro... Tenia que encontrar la manera de poder afrontarlo, si no se veía la vida del Reptiliano como si fuera una montaña rusa. En un sube y baja constante.

 - ¡Blesse, despierta! -le grito Samuel a su Daas algo preocupado.

Tenia que despertarse, si no esto empezaba a palparse demasiado complejo...

Argenta levanta un poco la barbilla al ver que el intercambio ha salido mal para el pobre Quark. Quizás el usurpador de máquinas está un poco escacharrado tras tanto tiempo sin salir a combatir en serio, y por si fuera poco está peleando contra un enemigo poderoso. Argenta sabe bien esto último, así que solo hay una manera de superarle; ganar en poder ofensivo.

-No te detengas. Llévalo a tu terreno, dos.- De nuevo chasquea los dedos dos veces, dándole un comando no verbal. Literalmente hay un cocodrilo enorme peleando contra un táser que se pone a darle chispazos continuamente, buscando paralizarle. El pequeño Daas se convierte en una agresiva máquina de dolor, haciendo ruidos molestos por haber atacado con sus dientes uno de sus objetos de posesión favoritos. ¡Faltaría más! 

No puede evitar estar preocupada por sus compañeros de equipo. Los encuentros contra los reptilianos han sido duros, y espera que los árbitros actúen a su favor una vez sea investigada la infracción. Seguro que hay cámaras que grabaron cómo se colaban en sus taquillas, o algo similar.

Al ver el intercambio de golpes entre el cerdo y el cocodrilo, Elisabeth vislumbró una pequeña posibilidad de salir de aquel combate victoriosa. A decir verdad se sorprendía de lo mucho que había crecido Kessel en poco tiempo. De haberle entrenado desde pequeña quizás ahora sería mucho, mucho más fuerte. Un error del que ahora se arrepentía enormemente, mimarle demasiado siempre había sido su debilidad.

-¡No retrocedas! ¡Continua con las patadas!-

Los mordiscos de su rival parecían potentes, y que además estuviera una fase de crecimiento mayor a la de Kessel no mejoraba para nada la situación, pero oye, si popplio pudo ganar contra absol, nada dice que no se puedan girar las tornas en el último momento.

Al escuchar las ordenes de su entrenadora, Kessel no dudó en realizar una segunda patada voladora cual Chuck Norris, quizás no tan destructiva, pero igualmente impresionante. Después de todo, ver a un cerdo hacer movimientos de karate siempre impresiona.

El fiero combate entre los dos grandes reptilianos prosigue. Bueno, o al menos entre ese mosquito táser volador llamado Quark que no para de darle calambrazos al reptil. En medio del primer y segundo golpe Quark se lleva un mordisco que tiene que haberle hasta dolido en los dientes a acuareptil. Sin embargo, tras dar su segundo calambrazo dentro de su boca... ve como su enemigo empieza a moverse más lento entre espasmos. ¿Is this the urn?

Kecleon se tensa. Sí, se pone algo más rosado al lado de Bleese. Lo mira mal. MUY mal. En verdad mira en todas las direcciones, para qué nos vamos a engañar.

Esta pelea no tiene absolutamente ningún sentido. El pobre chancho karateka puede dar toda la cantidad de saltos voladores que quiera, los puede hacer muy chulos, muy fancys o lo que sea. Pero, es que está golpeando de refilón a una mole cuyo único objetivo es acabar con su existencia no reptiliana. Le da tal coletazo que lo manda de vuelta por dónde ha venido. Joder, si acertase más quizás hasta podría haber pensado en ganar.

Argenta frunce levemente el ceño al ver como Quark recibe otro mordisco. Como le de otro de esos, está claro que no va a ir nada bien para el pequeño parásito. Directamente no cree que aguante demasiado si las cosas siguen así, pero ha conseguido su objetivo. Un enemigo paralizado es uno mucho más débil, y con suerte quizás no se pueda defender de los siguientes asaltos del Daas eléctrico. 

-Prosigue. Dos, no le dejes descansar. A máxima potencia.- Esas últimas palabras suenan como música para los oídos -¿que tiene oídos?- de Quark. Normalmente Argenta no le pide que le zurre a sus enemigos con la máxima potencia para no freírlos demasiado, pero ese definitivamente necesita de un buen voltaje.

Una lluvia de ataques cae sobre el reptil cual puñetazos de un héroe. No hay descanso hasta que uno o ambos contrincantes caiga al suelo, que ese es el resultado que Argenta espera. Ve poco probable ganar, pero a ese lagarto tramposo se lo piensa llevar por delante en la derrota.

Mientras que kecleon mira de forma tensa e inquisitiva a Blesse, este intenta luchar contra su propio sueño... La tensión estaba en el aire, pero en la mente de Blesse estaba pensando en otras cosas mucho más importantes... Cosas de un mundo onírico. Solamente se podría observar la sonrisa de satisfacción del pequeño mientras se movía de forma adormilada.

Quizás estaba soñando con cosas sin sentido, o quizás en su mente todo era mucho más simple y divertido ¿Estaría soñando con Samuel? ¿O quizás con su libertad? No importaba mucho al fin y al cabo. La mirada del kecleon se intestaba en la cabeza de Blesse, quitando cualquier tipo de felicidad y parsimonia en la situacion. Menos en la cabeza del Jirachi, ese lugar era felicidad pura.

Mientras tanto, Samuel estaba asustado de la situacion, no sabia que hacer referente a su Daas y tampoco quería que todo se fuera al carajo por que perdiera el combate. Era una mala situacion para él... ¿Sufrirá Blesse la ira de kecleon o simplemente era un modo de meter miedo? Era una pregunta sin respuesta...

- ¡Blesseeee! -grito Samuel de forma desesperada en su preocupación.

Ante la mole de escamas que tenía enfrente, Kessel apenas podía presentar ningún tipo de pelea. Pese a todo, Elisabeth no perdía la determinación ni la confianza en su amigo;-¡Ánimo! ¡No dejes que te acorrale! ¡Espera a que haya una apertura y aprovéchala!- Las palabras de la entrenadora sonaban bonitas, llenas de sentimiento y esperanza, pero sobretodo, cargadas de confianza hacia su compañero. Pese a todo, solo eran palabras.

Kessel, siguiendo las ordenes que le habían sido dadas, esperó lo justo para lanzar su ataque, un golpe que daría la vuelta a las tornas, un movimiento tan poderoso y potente que haría que su rival se rindiera en ese mismo instante. La determinación se palpaba en sus ojos, tan claras como las llamas que salían eventualmente de su nariz. Así pues, con un gran salto se acercó hacia su oponente, solo para fallar la patada y caerse al suelo de boca, justo enfrente de su enemigo.

La cara de Elisabeth no podría expresar más con tan poco. Si bien quería mucho a su cerdito, aquel fail era cuanto menos penoso. Casi sabía perfectamente que todo terminaría con aquello.-Tsk...- Al menos después de aquello podría llevar a Kessel a la enfermería rápidamente.