Partida Rol por web

Suspiro. ¡Yo que sé dónde está Michael ahora! Con su poder, podría estar desde la cocina a ... Uruguay. Sin embargo, caigo en la cuenta de que lo único que quiere Sheryl es ropa interior. Y eso puedo arreglarlo. Yo y mi manía de tener ropa de mis novios y ex-novios.

Pestañeo para ir a mi habitación, rebuscando por los cajones hasta dar con lo que busco y en un abrir y cerrar de ojos, literalmente, vuelvo a estar en frente del baño en el que se encuentra Sheryl con unos sencillos boxers negros en la mano. Pico a su puerta y abro lo justo para pasarle la mercancía.

- Toma. Están limpios. Al parecer son muy cómodos de poner. - Y más aún de quitar, pienso para mis adentros tratando de no desviar mis pensamientos demasiado.- No creo que Aaron te revise tan íntimamente para saber si son o no son de Michael. O bueno, eso espero. Sería un poco raro. 

¿Así que era eso? Un montón de cosas vinieron de golpe a la mente de Saphiro que comenzó a entender parte del por qué de aquella situación. Escuchó con calma las palabras de Dani. Tragó saliva. Y se preparó para responder con un nudo en la garganta.

- Lo siento. - fue lo primero que dijo. Y probablemente sería de las pocas veces, por no decir la primera que Dani oía al abogado disculpándose. - No voy a justificarme porque si realmente pienso en tus palabras... tienes razón, no obré con sensatez. Pero al menos quiero disculparme y explicarte el por qué. -

Michael volvió a tragar saliva de nuevo y recostó su espalda contra la pared de su cuarto. Se le estaba antojando demasiado complicado. No por difícil, sino por doloroso... por admitir su error y el posible daño que hubiera causado a Dani o al resto, aún sin saberlo.

- Con Rachel fue distinto. Esperé un tiempo hasta estar seguro. Pero si quería que esa relación funcionara no podía haber secretos entre ella y yo. Debía saber quién era. Qué soy. Vosotros formáis parte de mi vida. Sois mi familia. Si quería que ella formara parte de mi vida debía conoceros. Conoceros y aceptaros tal y como sois. Y vosotros a ella también. No digo que sepa qué hacéis o dejar de hacer. Pero si organizamos una cena por Navidad, o un cumpleaños, y a alguno os da por hacer uso de alguna de vuestras habilidades... ¿no crees que es mejor que ella esté al tanto? Para que no le dé un ataque al corazón, o no huya asustada... Además. Si le fuera a contar la verdad sobre mí... me preguntaría por vosotros. Sois mis mejores amigos. Como dije, mi familia... - el razonamiento de Saphiro parecía perfectamente lógico en su cabeza, pero entonces algo hizo click en el interior de la cabeza del abogado. - Pero es cierto que no os pregunté... Dios... ni siquiera lo pensé. - dijo cambiando el tono en la última frase mientras se llevaba ambas manos a la cabeza. Le dolía hasta el punto de que pensaba que le iba a estallar. Levantó la mirada de nuevo, con cuidado. - Debí preguntaros. Debí explicároslo y pediros consejo a todos. Lo siento. -

El abogado se dejó deslizar apoyado en la pared hasta el suelo. Cayó sentado, con las manos aún sobre el rostro, los puños cerrados y crispados.

- Viéndolo con perspectiva, el caso de Rachel no me parece tan grave. O al menos creo que tiene solución. Pero con Aural sí que cometí un grave error. No la conocía de nada, por muy inocente que me pudiera parecer. Tienes más razón aún. Antes de traerla aquí le mandé un mensaje a Aaron para explicarle un poco la situación, y ver cómo y dónde podíamos vernos todo el Coven con ella. Creí, y realmente creo, que Aural necesita nuestra ayuda. Pero ahora creo que también me manipuló. No debí traerla al Coven, es cierto. - dijo el abogado cayendo en la cuenta de ese error, posiblemente el mayor de todos.

- Lo siento. - musitó con la cabeza gacha. Muchas cosas pasaban por la cabeza de Saphiro en aquel momento. El abogado parecía totalmente abatido, como si un golpe de realidad le hubiera impactado de lleno y por sorpresa. No creía que debieran ayudar a Aural porque ella lo necesitara. Ahora no. Michael estaba convencido de que debían ayudar a Aural para conseguir a Josh. Pero para ellos. A la mierda Aural y los demonios, a la mierda el mundo. El joven que hacía indetectable la magia sería para su Coven.

Pero en cualquier caso debía muchas disculpas y no sólo a Dani. 

Parpadeé varias veces. ¿Tengo razón?, ¿enserio?, es decir... Ya sabia que tenía razón , el problema era que no estaba acostumbrada a tenerla o ya puestos, a que alguien y mucho menos Michael (por poner un ejemplo así al azar...) lo reconociera. 

- Gracias... supongo. - Traté por todos los medios de ahogar a mi incrédula subconsciente con una almohada imaginaria y mientras lo hacía, cerré la distancia que separaba la cama de la pared que Michael había escogido para hundirse en solo unos pasos. Esto no estaba bien. 

- Venga, tampoco ha sido para tanto. -Me agaché hasta quedar a su altura cruzando los brazos sobre las rodillas, inclinando un poco la cabeza para poder verle la cara a través de los dedos entreabiertos. Ahora que me fijaba, tenía unas manos bonitas, aunque normalmente prefería hablarle a la cara y no a sus nudillos. Decidí apartarlas de ahí con una mano suave.

 - No se si te has dado cuenta, pero a veces tiendo a exagerar un poco las cosas. -Aventuré, - Creo que cuando tenía 10 años te dije que me daba igual lo mucho que se enfadara mi madre, pensaba huir con mi paga a Los Angeles para ser una estrella, como Drew Barrymore, o ese niño por el que todas las chicas de mi clase estaban coladitas, el de Solo en casa. Tu me dijiste que no llegaría muy lejos con 5 pavos, porque incluso con 10 años era incapaz de ahorrar, y me convenciste para ir a la universidad. Ahora se que en Berkley nadie regala chucherías, de hecho, ¡son escandalosamente caras!, pero ¿ves?, al final resulta que sí que tenía talento...- Y ahí estaba yo, dando charla insustancial a un picapleitos maestro de la palabrería. Sin embargo estas cosas eran importantes. Michael era importante. Era un ancla, mi ancla, la que me mantenía en contacto con el mundo normal, lejos de las Carcajadas Histéricas.

- Vamos. - No era una petición, así que le cogí de la mano para que se levantara conmigo. - ¿Sabes?, creo que de momento deberíamos dejar que Campanilla siga creyendo lo que sea que crea que ha pasado aquí y ya de paso, empezar a pensar en como puede sernos útil ella a nosotros, para variar. Donde las dan las toman, esa chantajista emocional no es tan buena manipulando a la gente como se cree que es. -Concluí guiñándole un ojo de forma cómplice. - Oh, antes de que se me olvide, necesito un pelo tuyo...-

Michael sonrió. En todo aquel tiempo juraría que era la primera vez que Dani le consolaba o se mostraba comprensiva con él. Sí que habían cambiado las cosas. Y por mucho que en apariencia no lo fuera, realmente Dani era una joven bastante madura, inteligente y sabía lo que se hacía.

El abogado se recompuso todo lo rápido que pudo, y volvió a poner su cara de póker. Ésa que tan metida tenía en su cabeza, ésa que tan bien se le daba.

- Gracias. - dijo. Las palabras de Dani al menos habían logrado calmarle. Parecía que la joven no estaba enfadada con él. O no tanto. Pero Michael seguía recordando que había metido la pata.

Saphiro se levantó aún sujeto de la mano de Dani.

- Tienes razón, hay que comenzar a usar la cabeza a partir de ahora. Y a volver a tener en cuenta que no somos sólo un Coven, somos algo más. - dijo dando a entender claramente que para él eran como una pequeña familia. Y en el caso de Saphiro algo más, pues él había perdido a su familia cuando era un niño, y no había tenido otra hasta que fue acogido por los Jenkins. Y siempre se había propuesto que sería algo que no olvidaría.

- Campanilla – dijo dándose cuenta de que había interiorizado el apodo de Dani para Aural, momento en el que no pudo evitar que una sonrisa le asomara al rostro – nos ayudará a crear el portal para cruzar al otro lado. Cuando tengamos a Josh se acabó nuestro trato con ella. - Saphiro ya había pensado en varias opciones para cuando recuperaran al muchacho, pero aún faltaba mucho para ello. Además algo distinto le vino a la mente, y recordó la urgencia de lo que tenía que hacer.

Agachó la cabeza y permitió que Dani le arrancara uno de sus cabellos. - Esto... hay algo que deberías saber. Al menos si estás planeando algo para ayudarnos a Aaron y a mí. -

Se encogió de hombros un instante y procuró imitar la cara de niña buena que ponía Dani cuando hacía travesuras de pequeña. No le salía bien pero le quedaba un rostro muy gracioso.

- No puedes decírselo a Aaron pero... Sheryl irá con él. No yo. - esperó un instante para ver cómo cambiaría el rostro de Dani. - Ha asumido mi forma, bastante bien he de añadir. Vine aquí para llevarle algo de ropa. -

- Yo me quedaré con vosotras para ayudar con los hechizos de protección y para facilitarles una entrada y una salida. Pero evidentemente Aaron no puede saberlo. - no dijo el “o me mataría”. Era algo claro y evidente.

Saphiro no estaba seguro de si Dani se tomaría la nueva noticia a bien o a mal. - Vamos Dani. Sabes que Sheryl es tan testaruda como tú o más. Si yo no hubiera accedido a esto, probablemente estaría buscando la forma de colarse en la Estatua y podría ponernos a todos en peligro. Es mejor así. - sonrió intentando aplacar los ánimos de Dani. Si le parecía una mala idea seguramente lo pagaría de nuevo con el abogado.

¿Sheryl?. Tenía que reconocer que aquello no me lo esperaba, sin embargo, y aunque pudiera parecer completamente innecesario, no renuncié a arrancarle unos cuantos cabellos a Michael. Una nunca sabía cuando volvería a presentarse la oportunidad y como bruja, antes me daría un patatús que negarme a llevarme cosas gratis al bolsillo.

Me acerqué hasta el escritorio, cogí un trozo de cinta adhesiva y asegurándome de que la muestra quedaba bien pegada, marqué con una M en tinta permanente la cara plastificada. Una vez hecho, me lo llevé al bolsillo como quien guarda un paquete de chicles.

- Y si no quiere que Aaron la descubra tampoco podrá usar sus poderes. -Añadí alcanzando la bolsa que había dejado sobre la cama. -¿Lo sabe la tía Jane?. -Me paré un poco para mirarle por si daba la casualidad de que pudiera captar alguna de esas palabras que uno termina por no decir, la clase de palabras que no se escuchan por las orejas, pero que tampoco se pueden ignorar completamente. No hubo suerte, volvía a hacer eso de poner cara de palo. -A mi me da igual, pero supongo que en su caso es un pelín tirando a un Bastante más insultante. -Me encogí de hombros. -Después de todo lleva sacando a gente de sitios de mierda mucho antes de que vosotros os encontrarais el culo con las dos manos. - Terminé como quien comenta los resultados del ultimo partido.

- Sí, Jane lo sabe y le pareció bien. - afirmó Saphiro. - De hecho, debo volver con ellas antes de que reparen en que tardo mucho en volver. - dijo cayendo en la cuenta de que las había dejado solas demasiado rato.

Dio un par de pasos hacia su armario y cogió otra de las corbatas y algo de ropa interior. - Me parece que lo va a necesitar. - añadió mostrando algo parecido a una sonrisa.

- Te esperamos en la cocina, aunque es posible que yo me tenga que esconder hasta que Aaron y el falso Michael se marchen. - dijo al tiempo que cerraba los ojos y se preparaba para pestañear.

Saphiro volvió a pestañearse al interior de la cocina, esta vez portando unos boxers y una corbata a juego con la ropa que ya había traído para Sheryl.

- Esto te iba a resultar necesario. - dijo refiriéndose a los boxers que portaba en la mano izquierda. - Y esto, - añadió mostrando la corbata, - es porque creo que sin ella Aaron no iba a creer que eres yo. Admitámoslo, el noventa y nuevo por ciento de las veces llevo corbata. -

El abogado miró alrededor ofreció ambas prendas a Sheryl.

- ¿Hay noticias de Aaron, Kate o Dani? - preguntó. - Tengo que pensar en un buen escondite hasta que Aaron y tú os vayáis de aquí... - miró a Jane por si se le ocurría alguna idea.

- Y luego nos tenemos que poner manos a la obra, habrá que trabajar rápido para hacer el trabajo de Aaron y Sheryl más fácil... y por favor, no metáis la pata con lo de que ella – dijo indicando hacia su espalda con la cabeza – no es yo. Aaron me mataría seguro. - los ojos de Saphiro suplicaban por un poco de compasión. Parecía ligeramente divertido con la idea, aunque en el fondo estaba preocupado por si era buena idea, o por la seguridad de Sheryl.

- Rezaré porque no tengas que pestañear ahí dentro. - indicó Michael a Sheryl. - Aaron te descubriría en un segundo, y espero que vuestras vidas no dependan de que seas capaz de pestañear. -

Asentí de forma distraída sin siquiera darme cuenta del chiste, estaba pensando. -Si, claro, iré enseguida...- Añadí mientras el abogado se esfumaba antes de disponerme a hacer lo propio, aunque esta vez hasta el cuarto de Sheryl. 

Y tal y como hizo Saphiro, Dani desapareció con otro simple pestañeo, continuando aquella danza de cambio de habitaciones tan propia de Benny Hill. Y en su propio santuario. Por supuesto, la habitación de Sheryl estaba... vacía. Al menos, vacía de vida. Así que... ¿cuál sería el próximo delito?

Me río a carcajadas cuando veo aparecer a Michael con sus boxers y una corbata, y me acerco a él quitándole ambas prendas de la mano:
- Sheryl ya no va a necesitar esto - Digo levantando la prenda interior y echándole una mirada a Saphiro de arriba a abajo y guiñándole un ojo añado - aunque puede que yo si... Sheryl, ¿sabes hacer nudos o te la dejo preparada ya? - pregunto en voz más alta en dirección a la puerta del baño pero sin apartar los ojos del abogado.

Tras unos segundos, retomo la conversación

- Aún no sabemos nada de ninguno, y la verdad que yo ya estoy harta de estar aquí perdiendo el tiempo - miro el reloj de pulsera - si en cinco minutos no están aquí, o al menos alguno de ellos, les llamo. No podemos seguir así. Y no te preocupes, con tu apariencia, tu ropa... no creo que me salga llamarla por su verdadero nombre.

No habíamos pensado en eso... y si Aaron contaba con el poder de pestañeo para su plan... ¿no sería peligroso? Decido dejarlo correr... ahora ya está la suerte echada, tendrán que apañárselas de otro modo en caso de que eso suceda, porque dudo mucho que fuera a pasar algo salvo que a Sheryl se le movieran las pestañas.

- Con tu permiso me esconderé en tu cuarto. - indicó Saphiro a Jane. - Dudo que Aaron vaya a pasar por ahí. En cuanto él y Sheryl se marchen llámame al móvil y pestañearé de vuelta aquí en menos de un segundo. - Michael no quería arriesgarse a que Aaron volviera a la cocina y se lo encontrara ahí, y a su doble en el baño.

- Hay que darse prisa. Espero que esto salga bien. -

El abogado esperó a que Jane le confirmara que no tenía inconveniente y luego cerró los ojos para pestañear...

- Ah, antes de que se me olvide. Hablé con Dani. Sabe lo de Sheryl, está en el ajo. Tranquila, no dirá nada a Aaron. - dijo Saphiro antes de desaparecer. Le pareció buena idea comentarlo no fuera a ser que luego alguna de las implicadas metiera la pata. También le pareció prudente desaparecer en ese momento, no fuera a ser que a Jane le pareciera mal que lo hubiera hecho sin consultarlas, y le cayera otra reprimenda como la anterior debida al plan de Aaron.

- Claro. La puerta de la derecha de todo es un armario con solamente zapatos. Si te ves muy apurado puedes meterte allí. - Digo mientras me dice que ha hablado con Dani - Pues a mí no me responde...espero que esté bien... ¿Qué más te ha cont...?
 

No puedo terminar la frase y ya ha desaparecido de nuevo. Estúpido. Por un segundo siento el impulso de pestañear tras él hacia mi habitación, pero de momento no quiero dejar sola a Sheryl. Ya le pillaré.

Tuve que hacerlo, de no haberlo hecho el mundo podría haber dejado de girar como era debido y en su lugar una roca gigantesca habría seguido rotando sobre su propio eje. No era culpa mía, esos libros me estaban mirando con esa manera que tienen los libros de mirar a la gente por encima del hombro desde sus altos pedestales, pavoneándose con sus soberbias y complicadas palabras, todos perfectamente ordenados en las perfectas estanterías de Michael. ¿Que habría hecho cualquiera en mi lugar?. Antes de aparecer en mitad del cuarto de Sheryl tuve que desordenarlos aunque solo fuera para poder dormir tranquila. Las paredes de esta casa ya no son lo que eran y tan solo nos separaba un mísero pasillo, además: dormir es importante...

Por otro lado, la habitación de Sheryl no se parecía en nada a la del abogado, en esta en lugar de un montón de libros pretenciosos, los que me observaban desde las paredes, además de unos bonitos ojos tenían unos abdominales de infarto, lo que era una mejora considerable. Sin embargo, y por mucho que me hubiera gustado, no teníamos tiempo suficiente para... conocernos mejor, así que tuve que conformarme con un rápido vistazo y maldecir a mi suerte antes de alcanzar un manojo de pelo del cepillo de la chica y una de sus centenares pulseritas de cuentas de colores. 

Tras asegurarlos en su trocito de celo correspondiente, tal y como había hecho hace un momento con la muestra de Michael, me dispuse a aparecer frente a la puerta del cuarto de Aaron. Resultaba curioso el poder que tenían unos brazos como los de Aaron (de esos capaces de romperte el cuello como si fuera una ramita), de recordarle a una chica buenos modales. No es que no los tuviera entes claro, estas cosas iban y venian...

-Se supone que no tenemos que utilizar magia en ese sitio, así que lo que tendría que hacer es correr y esconderme, no andar pestañeando de un sitio para otro –dijo Sheryl saliendo del baño mientras se acababa de colocar la ropa de Saphiro lo más correctamente posible, tratando de quitar alguna arruga pasándole las manos por encima.

Algún día tendría que aprender a pesteñar, parecía de lo más útil y podía salvarle la vida. Una lástima no haber aprendido ya. Más adelante aprendería... si es que había un más adelante.

Por otro lado, Sheryl parecía un poco distraída. No era raro, la anatomía masculina no le resultaba desconocida pero era como mujer como estaba acostumbrada a experimentarla, así que detalles como poderse mirar directamente a los pies o no tener que ajustar los gestos para no rozar pechos o caderas le resultaban totalmente nuevo. Curiosamente el cambio no le había supuesto diferencia de ángulo, pues su estatura y la del copiado era prácticamente la misma... puede que un centímetro a favor de la chica.

Volviendo a la conversación, respondió a Jane:

-No, tranquila, no hará falta que me ayudes con la corbata, ya sabes, uniforme escolar, graduaciones, un novio que era un desastre... –comentó con cierta complicidad femenina, aunque con la voz varonil de Saphiro. Y efectivamente tomó la corbata de manos de su cómplice y comenzó a hacerse el nudo con bastante maña, sin siquiera necesitar de un espejo. Luego se lo repensó y dio unos pasos atrás, para usar el espejo del baño recién abandonado, por si las moscas no le había quedado tan bien el nudo como solía quedarle a Saphiro.

Retirada al cuarto de Jane... Saphiro sí que corre peligro de muerte como se le ocurra tocar lo que no debe –bromeó mentalmente, no pudiendo reprimir una sonrisa que contempló en el espejo en un rostro que todavía le costaba reconocer como suyo.

Fin de Escena.