Partida Rol por web

Into Darkness

1-B. Make Your Own Kind of Magic

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12/10/2013, 22:03
- Narrador K -

Make Your Own Kind of Magic

Apertura.

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12/10/2013, 22:10
- Narrador K -

Intro.

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12/10/2013, 22:31
- Narrador K -

Prólogo.

¡Bienvenidos niños y niñas al gran circo de Nueva York!

Tenemos brujas, warlocks, Dotados, Ángeles, Demonios, Luces Blancas y Negras, y como invitados estrellas, a Los Ancianos, Los Avatares, ¡y a la mismísima señora Muerte! Pero por suerte, van a morir todos.

Hacía siglos que las entidades sobrenaturales habían comenzado a ser cazadas. En aquel año, en el 2014, la Organización de las Naciones Unidas había dado luz verde al Gobierno Norteamericano para comenzar un programa experimental en alguna parte del desierto de Nevada, allá donde los satélites no ven la tierra llena de bombas. No es que lo necesiten claro, y tener ya tenían, pero que la ONU te diese luz verde para un proyecto que, en pocas palabras, servía para matar personas y exterminar la magia usando, valga la contradicción, magia, ponía las cosas contra el telar.

Nueva York sufría un constante bombardeo a base de información partidista. Allá donde en otro mundo se alzaba una Estatua de la Libertad, de forma paralela se alzaba un monumento destinado a la pureza racial. Había detectores paranormales a la entrada de la bolsa, arcos de seguridad en los aeropuertos, y de vez en cuando se veían helicópteros donde un hombre cargaba una ametralladora, pero a su lado había un S.T.A.R.S. con una ballesta cargada con el veneno de un Luz Negra, y valga la paradoja, tenía por objetivo matar Luces Blancas. No había otro modo.

Pero donde la oscuridad brilla intentando eclipsar la luz, la propia aprende a camuflarse tornándose corrupta y amoral. Donde en otro mundo un Luz Negra está destinado a matar a un Luz Blanca, aquí se resiste a cumplir con su destino y dispara sus flechas contra el gobierno. A veces, por su propia naturaleza, disparará contra su anatema, pero otras le dará la mano a la voz temporal de "el enemigo de mi enemigo es mi amigo". Nada definitivo.

Así pues, tenemos a Vim & Virtus.

Un Coven. Teóricamente, es una sentencia de muerte. Eso dice la prensa. Un par de veces al año sale en el New York Times la noticia de que tres, cuatro, o cinco blasfemias sobrenaturales han sido capturadas, vivas o muertas, y retiradas de la sociedad. Aaron Wake participó en varios de los operativos, y él mismo disparó las armas contra las cabezas de los brujos. Sin embargo, los tiempos cambian, y llega un momento en que los gatos agotan sus vidas y se convierten en Warlocks. Algo similar pasó con cada miembro del Coven, todos orbitando alrededor de una entidad pegajosa. Dani. Dani no estaba bien de lo suyo, pero era perfectamente imperfecta. A su alrededor se fue contruyendo un coloso mágico.

La casa también tenía cuento. En Brooklyn Heights. No hay que aburrir con detalles redundantes ya recopilados en otros lugares, pero huelga decir que dentro habían seis "vecinos que siempre saludaban". No, no tenían pinta de ir por ahí cortando los hilos del destino, alterando la ley de la causalidad, transportando objetos, leyendo recuerdos, alterando cuerpos.

Pero nadie ve venir a un Coven inteligente. No quedan muchos, por no decir casi ninguno, y se han convertido, al menos teóricamente, en una rareza. Era del todo probable que hubiesen más en Nueva York, pero no se tenía constancia de ello. Por las alcantarillas, los áticos, las pensiones y las mansiones debía de haber más entidades sobrenaturales, aquellas lo bastante afortunadas o listas como para sobrevivir.

No habían tenido contacto con ellas, pero los imanes se atraen. Llega un momento en que da igual lo que hagas, no puedes escapar al destino. Kate podía tocarlo, acariciarlo, cortarlo, unirlo, pero había cables más gruesos que otros, y las tijeras se rompían al tocar los pilares inamovibles.

Por aquel entonces, por el 2014, en Abril del 2014, Vim & Virtus todavía estaba en la fase de aislamiento.

No establecía lazos problemáticos. No se juntaba con el resto de criaturas sobrenaturales. Bastante tenían ya con la familia de Dani. Sin embargo, cuando alguien miraba con recelo a los arcos de detección y caminaba por otro lado, estaban ahí. Camuflados a plena vista. Sólo que uno de ellos ya no estaba en Beta. El único que podía hacer indetectables a todos los demás, darles la llave dorada, volver ciego al mundo y darle la vuelta al eterno pulso.

Esta es tu última oportunidad. Después, ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul fin de la historia. Despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja, tequedas en el País de las Maravillas y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos.

Recuerda, lo único que te ofrezco es la verdad.

Nada más.

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12/10/2013, 22:35
- Narrador K -

Prólogo.


Nueva York, 26 de Abril del 2014, 19:36

La televisión fue retransmitiendo la noticia a última hora de la noche. No todos pudieron verla, sólo Aaron Wake y Michael Saphiro, pegados a las pantallas de sus respectivas localizaciones por aquel entonces. Sheryl Anderson sólo alcanzó a ver un fragmento, pues se marchó a media noticia para ir al local donde se encontraría, teóricamente, con Danielle Jenkins y Kate Evans. Las dos últimas, y la tercera chica de oro del Coven, escucharon sobre el incidente en el local. Había gente poniéndolo en las pantallas del móvil, o hablando sin más como si fuese la noticia de moda. Y lo era.

Un helicóptero de los S.T.A.R.S. despegó del Portaviones Intrepid a las 19:17. Recorrió la ciudad a la velocidad que permitía el motor, con las aspas a toda revolución. Con ella, diez vehículos de policía, dos furgones blindados y "todas las unidades disponibles" volaron hacia el Punto Rojo. La megafonía y las luces de emergencia barrían el tráfico de las calles, e incluso agentes de tráfico paralizaron el tráfico de por dónde pasaban a velocidad de relámpago las fuerzas de seguridad. Toda la ciudad se comenzó a morder las uñas mientras la prensa retransmitía en directo aquella particular carrera hacia un lugar de la ciudad que todo el mundo esperaba descubrir cada vez con más expectación.

Para más seña, un coche de policía derrapó en la esquina del Coven ante la atónita mirada de Sheryl y los improperios del Criado que allí residía. Para más seña, Saphiro pudo ver a través de la ventana de su oficina cómo el helicóptero pasaba al lado del edificio con unidades S.T.A.R.S. en su interior armadas hasta los dientes y blindadas hasta la ropa interior. Fue entonces cuando el abogado encendió la televisión y se tomó tres cafés. Aaron miraba a través de la televisión el operativo, visto que, no en vano, estábamos hablando de la Unidad Estigia. Un furgón de incógnito pasó bajo su edificio saltándose todos los semáforos habidos y por haber.

Harrison Jones. Coordinador de la Unidad Estigia de S.T.A.R.S. Alias S.T.A.R.K.

- Reconozco que Black Sabbath no ha salido como esperaba- comenzó el coordinador del operativo y portavoz de la Unidad Estigia-. Mi equipo es el mejor del Estado de Nueva York, y me atrevería a decir que de los Estados Unidos- se pavoneó recolocándose las gafas con gesto soberbio-, pero todavía estoy buscando palabras para describir lo que vimos ahí dentro- pegó un sorbo a una bebida refrescante de extractos y se aclaró la garganta-. Entre asombroso, espeluznante y, según palabras mi equipo, y cito textualmente "una puta mierda"- asintió con la cabeza y entrecomilló con los dedos-. Por desgracia, no puedo contarles más, es estrictamente confidencial- reculó tras poner la miel en los labios-, pero si sus hijas tienen información de utilidad, que me llamen.

Dana Mulder, Periodista.

Ya han oído al Agente Stark, máximo responsable del operativo bautizado como "Black Sabbath", con su particular forma de dirigirse a la prensa. Millonario, amante de la ingeniería técnica y, por supuesto, playboy. Stark se las ingenió para reunir a los S.T.A.R.S. más meritorios y prestigiosos de la ciudad y crear un equipo. Pero, según él, no un equipo cualquiera. Según sus palabras, el mejor. "La magia tiembla cada vez que mi unidad entra en acción, ya sea un asalto, rescates o alguna operación a gran escala", asegura el excéntrico efectivo. "¿Necesitas armas? Habla con Stark. ¿Necesitas tecnología? Habla con Stark. ¿Necesitas cualquier cosa? Habla con Stark".

No escatima en esfuerzos, no le importa perder dinero si con eso conlleva a la destrucción de los "engendros", como denomina a las entidades paranormales dotadas de habilidades especiales. Según miembros de su unidad "Stark es el alma del equipo. Sabe cómo motivar al grupo antes y después de una misión. Sueña con vivir en un mundo libre de las ataduras de la magia. Su motivación se desconoce por completo, al igual que su nombre completo, ni siquiera conozco a un S.T.A.R.S. que afirme saberlo, aunque claramente, algún superior debe saberlo". Bajo la identidad civil de Harrison Jones, el enigmático S.T.A.R.K. ha sumido a media ciudad en el caos y la tensión durante casi una hora. Pese a su carácter, algo hace que los dirigentes de S.T.A.R.S. le mantengan al mando de la Unidad Estigia. Un grupo que acaba sufrir un borrón en su historial.

Lo único que se sabe a ciencia exacta es que Stark decidió tomar cartas en el asunto creando la unidad Estigia y cuando él toma el asunto personalmente, los cimientos del mundo se tambalean. Ahora no nos cabe duda alguna de que así es, y de que su reputación está a la altura de los hechos, no sólo las expectativas.


Portaaviones Intrepid, 26 de Abril del 2014, 18:54

Harry Wake. Oficial del Ejército de Aire del Portaaviones Intrepid. Piloto de Lady Be Good (B-24).

- Estaba de guardia y de pronto saltaron todas las alarmas- se limitó a decir el veterano con poco entusiasmo-. No puedo decirles mucho más- y no parecía querer-. Para mí debería haber sido fácil, no tenía que entrar en aquella casa del demonio- apuntó con desprecio ante lo sobrenatural, llamado paranormal para evitar complejo de inferioridad-. El medidor de residuos paranormales se volvió loco en algún momento, y al irse la luz en toda la manzana perdí el control del avión- pareció angustiado siquiera al recordarlo-. Comenzamos a caer y el motor no respondía. Tuve que hacer un aterrizaje manual de emergencia. Perdimos la cola y el aspa, pero sólo hubo heridos. Ninguna defunción- concluyó con marcado orgullo militar.

La televisión reflejó un resumen con las mejores "escenas del suceso". Un cordón policial se improvisó en dos calles a la redonda. Dos unidades de SWATS sitiaron el edificio a la espera de que llegasen los S.T.A.R.S. Pasaron los minutos, y se llegaron a contar trece vehículos de policía en el interior del perímetro. El avión llegó minutos después y comenzó a sobrevolar la zona. Finalmente, una unidad de tierra llegó en uno de los dos furgones y se desplegó para adentrarse en el edificio. Fue a pisar el jardín cuando un escudo azulado de naturaleza ultraterrena iluminó la casa y proyectó con una descarga a la unidad de asalto hacia atrás.

Durante unos minutos desplegaron del furgón un sistema de supresión, pero no pareció surtir efecto. Dispararon contra la casa a la espera de ver si la barrera sobrenatural cedía, pero nada más lejos de la realidad. Un  S.T.A.R.S. asomó por la compuerta del helicóptero con un bazuca, y ni con esas. Sólo humo y cada vez más gente grabando. Pese a la megafonía asegurando que estaban en espacio aéreo restringido, varios helicópteros de la prensa se adentraron en la zona para obtener mejores planos de una noticia que valdría miles de dólares.

Finalmente, el segundo furgón aterrizó desplegando a un Agente. Embutido en una camisa de fuerza blanca y con casco de aislamiento sensorial, el individuo se plantó frente a la barrera y le fue removido el dispositivo cefálico de supresión. Comenzó a recitar ensalmos hasta que, entre una orgía de fuego y casquillos de bala, un chasquido de cristal partió el aire y el edificio comenzó a recibir impactos de bala. Un pedazo de techo se derrumbó ante la artillería pesada y los S.T.A.R.S., seguidos de los SWATS, se adentraron el el interior. Sólo reflejos azules que se vieron a través de las ventanas, y sólo el sonido de armas se escuchó. Finalmente, los S.T.A.R.S. salían asegurando haber capturado a un Luz Negra. El resto de los datos era confidencial.

Algún tipo de pulso electromagnético sacudió la manzana, cortando la luz y apagando todo a su intangible paso. Si bien los semáforos dejaron de proyectar su estado, los vehículos también se vieron colapsos de golpe, moviéndose al son de su velocidad con el motor apagado. Los accidentes múltiples se sucedieron durante un instante, y diversas hileros de humo producidas por el caos comenzaron a sacudir la zona en el distrito de Brooklyn.

El helicóptero de los S.T.A.R.S., acorde a la declaración de Harry Wake, perdió sustento energético y comenzó a caer sin control. Estalló segundos después de que todas las unidades, incluyendo el piloto, saliesen del interior. Abrir las ruedas para el aterrizaje de emergencia amortiguó el impacto contralateral, evitando que el depósito estallase hasta que la cinética terminase de mezclar los componentes.

El Luz Negra, reducido, fue apresado, golpeado, y metido en uno de los furgones que puso rumbo de inmediato al Portaaviones Intrepid. Pero a todas un Luz Negra no hace "Luz Azul", por lo que habían otras criaturas sobrenaturales en el interior de aquella casa. Una casa que venció hacia el interior, desplomándose, y que ahora forma una antinatural montaña de escombros cargados de residuo sobrenatural. Un equipo de descontaminación llegó a la zona en quince minutos y comenzó a llevarse piedra por piedra el edificio.

Zachary Flashbender, Consejero de Seguridad Nacional.

- Las circunstancias han sido desafortunadas, qué duda cabe- dijo una voz azucarada y elegante que sobresalía de un cuerpo bello cual escultura-. Han de ser comprensivos pese a las circunstancias, pues esto no es culpa de los S.T.A.R.S.- defendió, y costaba no creerle con su garbo- ni del Gobierno. Cuando no quede un solo Ángel sobre la tierra, esto dejará de pasar, y no queda mucho para ese día, créanme- nuevamente, su don de Oratoria era comparable al de El Gran Dictador-. Los sucesos que rodean a esa casa, ahora en descontaminación, están etiquetados como Alto Secreto en la escala de Información Clasificada- el máximo nivel de seguridad-. Es información potencialmente dañina, y no podemos darle esa ventaja al enemigo.

A partir de ahí, todo rumores y trivialidades al respecto.

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12/10/2013, 22:37
- Narrador K -

Prólogo.

Lo último que sabía Vim & Virtus sobre el estado del Coven era lo siguiente.

Kate Evans y Dani Jenkins se habían ido de fiesta la noche del 25 de Abril del 2014. Colossus era una discoteca en boga a la cual todavía no habían asistido. Con tres pisos de altura, cinco ambientes de música, sala de conciertos, eventos musicales y la mejor selección de DJs de la ciudad, les había faltado tiempo para enfundarse en la ropa y poner pies hacia el local. Al amanecer del 24 de Abril, a saber dónde lo harían y en qué estado. A mejor hubiese sido, menos datos.

Michael Saphiro había trabajado, según su horario, en el bufete de abogados la tarde del mismo día. Se había quedado hasta tarde, y si había vuelto a casa o había hecho noche en la oficina ya nadie lo había comprobado.

Aaron Wake estaba en paradero desconocido desde la noche, a la par que Kate Evans y Dani Jenkins. Él no había asistido a la discoteca, ni había ido a trabajar, pues estaba teóricamente muerto. Lejos de ello, el hombre no estaba en el refugio del Coven, ni en alguna ubicación conocida, pero no podía haber ido muy lejos. Fue a por tabaco, dígase.

Sheyrl Anderson había permanecido en el Coven hasta tarde. Aburrida, había llamado a Kate Evans y Dani Jenkins. Fue la última en hablar con ellas. Se vistió y partió hacia Colossus para animarse un rato. No llegó a encontrar a las chicas en el local, pero encontró algo, eso seguro. Estuviese donde estuviese, la agraciada animadora no estaba sola.

Jane Simons estaba en paradero desconocido.

Naturalmente, no había absolutamente nada raro en todo esto. Simplemente, eran las últimas noticias que tenían los unos de los otros. Pasaba constantemente. No es que estuviesen a punto de sufrir un punto de inflexión, claro. Inusual y notable era, eso sí, la noticia de ayer, en boca de todos durante vete a sabe cuanto tiempo. Sin lugar a dudas, un buen tema de conversación para cuando volviesen a reunirse en el Coven.

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12/10/2013, 23:15
- Narrador K -

Sábado, 26 de Abril del 2014, despacho de Michael Saphiro.

El teléfono de Michael sonó. El hombre a duras penas pudo abrir los ojos y frotarlos mientras bostezaba. Miró por la ventana y descubrió que era de día. Seguía en su silla, en su despacho, y ató dos y dos. Se había quedado dormido ahí, pero bueno, bien mirado, no tendría que moverse para ir a trabajar. Movió la cabeza y vio su teléfono fijo, sobre la mesa, con el botón rojo parpadeando indicando que tenía una llamada en espera. Trabajo, trabajo, trabajo.

- Señor Saphiro, aquí hay una mujer que insiste en verle- dijo su secretaria tras descolgar y llevarse el auricular al oído-. No tiene cita, pero no para de repetir que es importante, que no puede esperar.

El abogado abrió su agenda y revisó el día de hoy. Efectivamente, no tenía ninguna cita a primerísima hora de la mañana, cuando el alba aun despuntaba sobre el manto de estrellas. Sin embargo, fuese quien fuese, debía pasar. Su pareja, Dani, Kate, o incluso Sheryl. Maldita sea, más valía que no fuese ninguna de las tres últimas.

- Como quiera- colgó la secretaria ante la orden del abogado. El móvil cayó sobre su base.

Un crujido en las espaldas al levantarse animó a Saphiro mientras se acercaba a la máquina de café. Necesitaba llevarse una cafetera. Metió el vaso de plástico y pulsó. El líquido parduzco cayó sobre el recipiente hasta colmarlo. Con cuidado, Michael lo retiró y bebió un sorbo. Amargo, o eso dijo su cara al probarlo sus labios.

Miró el reloj en la pared. Las agujas decían que eran las 08:05 de la mañana.

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12/10/2013, 23:15
Arual

- ¿Señor Saphiro?- preguntó una voz tímida en la puerta. Era dulce, suave, juvenil, inocente.

Miró hacia la puerta y encontró a una pequeña. Al menos, parecía pequeña. Era bajita, entre el metro cincuenta y el metro sesenta, a caballo entre ambos. Su cabello castaño se tornaba dorado al sol que se filtraba por la ventana. Su rostro, adulto, seguía guardando el cáliz de la juventud, dándole el aspecto de una adulta. Bien podía tener sólo un par de años menos que Saphiro, pero no era mujer grande y fuerte, ni en físico ni en carácter. Todo lo contrario.

- ¿Puedo pasar?- preguntó sin atreverse a cerrar la puerta del despacho tras de si.

Jugueteó con los dedos, entrelazándolos. Se sentía cohibida. Vestía con extrema sencillez, de forma humilde, sin grandes ambages. No parecía sentirse cómoda, ni con la situación ni consigo misma. Era bella, no cabía duda, pero no se sentía como tal. Se antojaba una personalidad triste y taciturna, insomne, deprimida. A todas luces aquella joven parecía una muñeca de ballet que podía romperse en cualquier momento. Algo así no podía fingirse.

Saphiro la ofreció un asiento. Era imposible negarle un parche a una descosida como ella.

Lo hizo. Se sentó. Sonrió de forma tímida y miró al abogado directamente a los ojos. Abrumado, el hombre sintió el impulso de apartar la mirada, pero no pudo. Parecía que le mirase directamente al alma, y sus ojos vidriosos, de un color difícil de determinar bajo aquella luz y aquel sueño que todavía acechaba al abogado, no dejaban de evocarle una ternura sin parangón. Quería abrazar a esa joven. Quería decirle que todo iba a salir bien, pero ni siquiera sabía qué pasaba. La mirada y la sonrisa de aquella visita resultaban algo novedoso, único. Ese día era un gran día.

- No pensé que tuviese fuerzas para venir- confesó agachando la cabeza. Rompió el contacto visual y Saphiro sintió nostalgia. Era quitarle un caramelo a un niño-. Me lo había imaginado más atractivo- pensó en voz alta recolocándose un mechón castaño-dorado tras la oreja. Lejos de resultar ofensivo, parecía un halago-. Pero le veo- algo en su timbre resultó etéreo. No veía a Saphiro, sino dentro de Saphiro-. Ha perdido usted algo que yo amo- inconscientemente, acercó las extremidades al pecho, tanto las manos como las rodillas, en posición fetal-. Su vida ha sido dura, como ahora lo es su ética, su moralidad. Los S.T.A.R.S. le han hecho daño, pero Aaron estuvo ahí para usted.

Era muy frágil. Sabía, de algún modo, demasiado, pero era cristal vibrando. Una lágrima afloró en el borde de su cuenca derecha, pero no llegó a caer. Se quedó ahí, resistiéndose a ceder, fuerte en su último aliento.

- Yo no lo tuve, y tampoco mi hermano- confesó en voz alta-. Usted es lo único que me queda.

Las persianas bajaron lentamente, sumiendo la habitación desde ambos lados en la penumbra. Una esfera azul comenzó a aparecerse entre la joven y el abogado. Era magia, no cabía duda. Aquello dejaría un rastro que tardaría un tiempo en borrarse, revelando que en aquel despacho se había cometido algún tipo de brujería, pero aquello, más que algo punible, parecía una lágrima de Dios. La esfera reveló un panorama desolador.

Era aquella mujer, de niña, hacía años. Era un cuarto con un oso de peluche, rosa, y ella estaba abrazado a él. A su lado había un chico, parecido a la niña, quizás un hermano de su misma edad. Evocaba ternura. Las luces del cuarto se apagaron, silenciando una lámpara de estrellas amarillas. Un beso de buenas noches de una madre y el sonido de una canción amenizando sus sueños. Y entonces, el sonido de un madero rompiéndose, astillando los cimientos de la puerta hasta que cayó. Se escuchó a la niña gritar preguntando por su madre y a un hombre. Saphiro odió a ese hombre, y no sólo por lo que hizo, sino por la placa de su hombro. S.T.A.R.S.

La niña alzó una bola azul, la cual adquirió la apariencia de un escudo. Aguantó segundos antes de flaquear y que aquel hombre la cogiese en brazos. Misma suerte corrió su hermano. Al ir al salón, la madre yacía boca abajo, esposada, mientras un hombre tras un casco la apuntaba un fusil de asalto. El siguiente fotograma era un vehículo blindado despeñándose ladera abajo antes de llegar a lo que parecía un edificio blanco con una torre de seguridad. Algún tipo de complejo militar, probablemente. La niña miró a su lado y vio a su hermano con sangre manando del oído. Entre lágrimas, gritó su nombre y le pidió que no le dejase. No te vayas, por favor, no te vayas. Te quiero...

Parecía unos años más joven, pero ahí estaba otra vez. Con un palo, abría un contenedor de basura y rebuscaba en el interior. Entró a una tienda y se guardó una lata de atún. Se acostó entre un par de cartones ante el fuego de un bidón. Se tiró desde lo alto de un edificio y comenzó a caer, pero una esfera azul, al fondo, frenó su caída. Llovía, y eso por suerte palió sus lágrimas. Ahora, en cambio, iba bien vestida, limpia y aseada, pero se entendía su dolor.

Saphiro parpadeó y seguía en aquella habitación oscura. Encendió una lámpara de mano al lado de su mesita. La luz se proyectó sobre el libro de cuentas que tenía delante y reveló unas mejillas húmedas con surcos de río. La joven aspiraba por la nariz y subía y bajaba los hombros de forma rítmica siguiendo el diafragma. Lloraba.

- Le vi anoche, en sueños- dijo la pequeña con la voz rota. Volvió a levantar los ojos y miró a Saphiro. Algo en él se quebró en mil pedazos dentro del corazón-. A usted. Tiene que encontrarlo. Sé que es como yo. Tiene que serlo... por favor- comenzó a llorar desconsoladamente. Ni siquiera estaba segura de si Saphiro era algún tipo de entidad sobrenatural. Si no lo era, estaba muerta. Esa era su última carta. Una carta totalmente desesperada-. Por favor...- suplicó con hilo de voz. Parecía a punto de explotar y convertirse en un millar de cristales transparentes y afilados.

Algo, no obstante, impedía a Saphiro hacer nada más que observar. Se sentía como un mero espectador, como si aquello transcurriese ajeno a él. A todas luces, aquella joven, conscientemente o no, le estaba bloqueando. A juzgar por cómo desesperadamente rogaba un poco de lo que fuese, cualquier cosa, no lo hacía a sabiendas. Se levantó y, a tientas, se arrodilló al lado de la silla de Michael, tomando su brazo con ambas manos.

- Dígame que no me he equivocado esta vez, se lo ruego- siguió diciendo goteando sobre la alfombra-. Le he visto a usted, y al S.T.A.R.S. A la mafiosa, a la drogadicta. Tiene que ser real- apretó el brazo de un Saphiro devastado por la pena y la empatía-. Vi a un chico, un crío. En sueños. No tendrá ni quince años. Pero he dejado de verlo. Tiene que encontrarle- zarandeó el brazo, como si quisiese apremiarle a ello-. En mis sueños nadie puede encontrarle. Con él, podría dejar de huir. Podría- tragó saliva y soñó en voz alta-, podría vivir.

Entonces, dejó de bloquearle. Saphiro inspiró y expiró. Pobre chica.


Klay Dixit: Tirada de Conciencia (-4 Dados). Si Fallas, las emociones te consumen (-1 de Humanidad).

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12/10/2013, 23:16
- Narrador K -

Una discoteca, una cogorza de puta madre, y esa borrachera era de y para Dani. Recordaba que le habían dicho algo sobre Colossus. Lo cierto es que el nombre le moló, oye. Sonaba bien, y no se lo pintaron mal. Tres pisos de altura, ¿o eran cuatro? Bueno, como fuese, para el caso, ni que le importase un carajo en aquel momento.

A ver, va, algo tenía que recordar. Sí, vale, había un portero, o más bien dos, o cuatro que en realidad eran dos parejas de gemelos. Vale, bueno, igual es que veía doble e iba más que fina. Joder, se hubiese tomado lo que se hubiese tomado, era la ostia, porque estaba empezando a perder la noción del tiempo. Todavía era de noche, vale, eso lo recordaba, pero estaba segura de que si no echaba toda la cena y el alcohol era porque probablemente ya había ido al baño antes. Casi podía ver las latas de Monster en la papelera de su dormitorio en el campus.

O sí, vale, vale, había terminado un trabajo, lo había mandado por la plataforma virtual de la universidad y se había pirado de fiesta con Kate, eso estaba mucho mejor. Era viernes por la noche, 25 de Abril. Sí, vale, la noche anterior se la pasó allí encerrada como una rata de biblioteca sobre teclas y código html, así que había tenido que beber, fumar, drogarse y follar por dos. Sólo que aún no había hecho todas esas cosas. Podía sentir el mecer de su cuerpo en la pista de forma errática como si fuese una muñeca hawaiana en un coche de carreras. Al lado sus amigas, quizás.

Recordaba haber bailado con Kate, con un par de triviales tíos que no se comieron una rosca, y finalmente haber sido invitada de algún modo que-ni-sabía-muy-bien-cual-era a los reservados. Recordaba vagamente haber visto lo que le sonaba, de algún modo bastante más que ambiguo, como un médico. Un hombre mayor, entre los cincuenta y los cincuenta y cinco, moreno pero canoso, ojos azules, en forma física pese al bastón al lado del asiento, alto hasta decir basta, a poquísimo más de diez centímetros de alcanzar los dos metros. Tenía pinta de sentirse descolocado en aquel sitio, pero por otro lado, también parecía estar aguantándose profundas carcajadas.

Todo ello en el reservado, claro, la Zona Vip. Había una mujer con él, joven, no llegaría a los treinta, ojos azules, tintados parcialmente de verde, quizá por unas lentillas, o quizás porque eran así y punto, o porque Dani tenía a bien eso en lugar de ver dragones de colores con una flauta travesera. Sea como fuere, fue ella la que llamó a Dani, y quizás a Niki, a su mesa. Estaba buena, en realidad, y tenía un guiño de ojo un tanto arrebatador.

A partir de ahí, como el mapa del estómago, a saber qué coño había pasado.

- Tiradas (2)
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12/10/2013, 23:16
- Narrador K -

Dani despertó en cama ajena. La boca le sabía a vodka. Sentía como si la hubiesen atravesado un millón de cristales y tenía un pesado yunque en la cabeza. El sonido de su respiración la molestó. Tenía una resaca de la ostia. Se notaba los pies entumecidos en una posición imposible, pero sin embargo parecía contenta. Aun con el cabello revuelto, o precisamente por tener el cabello revuelto, sentía el subidón de haber echado un buen polvo.

No sabía donde cojones estaba, pero daba igual. Sólo tenía que Pestañear para largarse.

Inconscientemente, se giró para ver con quien había dormido. Tamaña fue su sorpresa al descubrir a Kate Evans acurrucada dentro de las sábanas a su derecha con aspecto inocente. Hombre, eso no es lo que podíamos entender por sexo salvaje precisamente, y la mujer parecía bastante más tierna que otra cosa haciendo el gusanillo en crisálida con las sábanas enrolladas a su alrededor cual mariposa en fase beta.

Intentó recordar, pero no le vino a la mente nada. Bueno, al menos la boca no le sabía al pintalabios de Kate, quizás eso significase algo, o no, pero era mejor que... Dani levantó ligeramente las sábanas y miró debajo. Sí, llevaba su ropa interior. Que Dani llevaba la suya, vaya, al menos en lo que de cintura para abajo respecta.

Así pues, Dani alzó la vista al frente. Un hombre alto, rubio, musculado y perlado de tatuajes, con las venas marcadas y con pintas de haberse acabado de levantar, contaba dólares en billetes. Pese a su aspecto cansado y el cabello revuelto, carecía de barba alguna, ni siquiera de unas horas. Lucía un pantalón de deporte, a juego con los diversos tatuajes sin ningún significado aparente. Parecían sólo tonterías. Un águila por aquí, una telaraña por allá, un sombrero de mago, un niño con una pelota. No pegaban nada con un porte serio y entregado.

- ¿Quieres desayunar?- preguntó sin girarse en voz nimia, a sabiendas de que Dani se había despertado. Se llevó un dado a los labios y señaló a Kate-. Vas a despertarla- la advirtió por si alzaba la voz, aunque capaz era Dani de ponerse a zarandear a Kate.

La luz del exterior se filtraba a través de una ventana, parecían estar a considerable altura, aunque aquel no parecía tampoco el edificio más alto de Nueva York, simplemente un piso alto. El hombre dejó los billetes en el interior de un cajón y se apoyó contra el mueble.

- Tenemos que hablar, Danielle- se limitó a decir apoyando las manos.

Sin embargo, era muy consciente de que Dani tendría bastantes preguntas, solo que no le apetecía responderlas. Tampoco sabía qué recordaba la universitaria y qué no, aunque desde luego, aquel hombre no casaba con sus recuerdos.

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13/10/2013, 02:31
- Narrador K -

Kate había salido con Dani. No recordaba mucho del local, pero sí recordaba haber ido a Colossus, la discoteca en boca de todos. El incidente sobre los S.T.A.R.S. sembrando el caos en la ciudad había sido la noticia por antonomasia de la noche, pero eso no detuvo a la bruja. Sin lugar a dudas, era un incidente peculiar, único en la historia de Nueva York, pero no frenaba el avance imparable del ritmo de la ciudad, y menos el avance de Dani.

Lo cierto es que no recordaba mucho de aquella noche. Más o menos, lo mismo que Dani, solo que bebió menos que ella. Colossus era una discoteca enorme, y aun pese a su habitual carácter, Kate se divirtió, y mucho. Recordaba haber bailado animadamente con Dani, y haberle dado vueltas a la cabeza con cierta idea al respecto de bailar con Dani. Había también un par de morenos, pero los desechó en pos de la rubia. En algún momento de la noche recordaba haber sido invitada a los reservados, a la Zona Vip más bien, con Dani. No recordaba por quien, pero daba igual.

El alcohol y, quizás, las drogas, hacían estragos en la memoria, pero pese a ello fue capaz de reconocer cierto panorama en algún momento de la noche. Un hombre rubio, gallardo, con ojos azules, vestido de forma elegante, completamente natural en la discoteca. Tenía compañía, pero no recordaba la cara de la mujer. Pese a todo, hablaba con Dani y Jenkins como si tal cosa, sentados en la misma mesa. Recordaba cómo el rubio se insinuó descaradamente cuando Dani fue al baño, y cómo, a juzgar por su carácter desenfadado, parecía estar jugando más que otra cosa.

Dani había terminado mucho peor que Kate. Según recordaba la joven, varias veces tuvo que sostener a la rubia para que no terminase cayéndose, borracha perdida y con drogas en el cuerpo. Aún con esas, lo cierto es que Kate tampoco recordaba demasiado, y se terminó perdiendo detalles sobre aquella nochecita.

Recordaba de forma bastante vaga el rotro de una mujer, pero básicamente, porque le recordaba a ella misma. Era un poco más mayor, pero no llegaría a los treinta. Morena, con ojos azules, alguna peca suelta, cabello ondulado, y el mismo porte que Evans pero un tanto más fuerte. De algún modo la relacionaba con el rubio, quizás como la mujer a su lado, pero no estaba seguro. Sólo recordaba haberla visto en Colossus, pero también la relacionaba con otro hombre que no terminaba de identificar.

Sea como fuere, sí que sabía algo sobre ella, y era que le cayó en gracia. Y por caerle en gracia quiere decirse que le había gustado, en un sentido bastante emocional y sexual de la palabra. Pese a todo, Kate seguía echando humo por las orejas y, realmente, lo siguiente que recordaba seguía sin casar. Dani jugaba demasiado duro para ella.

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13/10/2013, 02:32
- Narrador K -

Lo siguiente que recordaba Kate ya era bastante más cardíaco que cualquier tipo de alcohol y baile que se pudiese prestar. Había drogas mejores, pero lo que recordaba era estar en una cama con un tío encima. Recordaba vagamente la voz de Dani, lo cual no dejaba de resultar inquietante, pero sin lugar a dudas, Kate estaba segura de que se había acostado con alguien aquella noche. No recordaba exactamente con quien, pero sí recordaba a un chaval joven, rubio, lampiño, y bastante descarado. Lo cierto es que la chica tenía una algarabía de rostros en su cabeza, y esos eran los que le parecían más realistas. Bien mirado, espera un momento.

Olvidemos por un segundo las manos de nadie sobre el cuerpo de Kate. Había demasiada gente en sus recuerdos y demasiado mezclada. Kate era lista, muy muy muy muy lista, hasta cuotas abrumadoras, y aun pese a todo, no le costó demasiado realizar cierta ecuación mental. Visto lo visto con los S.T.A.R.S. y todo el follón en plena ciudad, consideraba técnicamente posible que alguien con Glamour, la capacidad de cambiar de forma, hubiese estado con ella, y por extensión, con Dani. El porqué era otro asunto, pero era fácil suponer que para acercarse a ellas.

Si ese había sido su objetivo, lo había cumplido pero bien, qué duda cabe. Más de cerca no podía haber visto a Kate. Desde el tatuaje hasta el lunar de nacimiento, oiga, un éxito redondo. Así pues, lo último que recordaba Kate sobre aquella noche era quedarse dormida abrazada a alguien. Cuando tomó consciencia de nuevo de donde estaba, sintió una cama bajo su cuerpo, a ella misma de medio lado, y perfectamente envuelta en las mantas y sábanas del lugar. De algún modo, se había movido durante la noche y se había hecho un burruño allí, quedándose cual crisálida, encerrada y caliente en su manto.

Abrió los ojos y, cágate con la visión.

- ... despertarla- dijo la voz. Era un hombre alto, rubio, musculado.

Perlado de tatuajes, con las venas marcadas y con pintas de haberse acabado de levantar, contaba dólares en billetes. Pese a su aspecto cansado y el cabello revuelto, carecía de barba alguna, ni siquiera de unas horas. Lucía un pantalón de deporte, a juego con los diversos tatuajes sin ningún significado aparente. Parecían sólo tonterías. Un águila por aquí, una telaraña por allá, un sombrero de mago, un niño con una pelota. No pegaban nada con un porte serio y entregado.

La luz del exterior se filtraba a través de una ventana, parecían estar a considerable altura, aunque aquel no parecía tampoco el edificio más alto de Nueva York, simplemente un piso alto. El hombre dejó los billetes en el interior de un cajón y se apoyó contra el mueble.

- Tenemos que hablar, Danielle- se limitó a decir apoyando las manos.

Sin embargo, Kate era muy consciente de que Dani tendría bastantes preguntas, solo que no le apetecía responderlas al rubio. Evans estaba segura de que esos dos no se conocían. Tampoco sabía qué recordaba la universitaria y qué no, aunque desde luego, aquel hombre no casaba con sus recuerdos, pero sí con la teoría del Glamour, lo cual explicaría su poca preocupación por los tatuajes y su anárquica simbología. Total, podía tener los que quisiera.

Kate giró mínimamente el rostro y, a través del rabillo del ojo, efectivamente, vio a Dani. Despeinada, con pintas de tener una resaca de la ostia, descolocada y recién levantada. Ni sabía todavía dónde estaba ni qué hacía allí, pero que estaban las dos en la misma cama y que delante había un rubio mazado contando billetes en vete a saber dónde coño, era un hecho. No, si aquello parecía Resacón en Las Vegas, sólo que en Nueva York.

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13/10/2013, 02:32
- Narrador K -

Había quedado con Kate. En unas circunstancias normales, se hubiese puesto la chaquetilla, hubiese salido a la calle y se habría encontrado con ella alguna cafetería, restaurante, o la habría ido a recoger a su casa. Sin embargo, sus circunstancias para con la señorita Everdeen eran peculiares. Aaron estaba muerto, y los muertos no se ven a la luz del día con sus ex-compañeras de trabajo, algo que se ve agravado por el hecho de que Global era su pareja, y lo seguía siendo incluso tras su presunta muerte. Algo un tanto difícil de ocultar que requería de bastante subterfugio.

Y no por nada, sino porque a la primera persona a la que iban a mirar sus ex-compañeros de trabajo, que bien sabían que seguía vivo, era a su ex-novia. Había tardado bastante, mucho, en poder ir a su casa, y más todavía en no hacerlo activando constantemente sus poderes. Una vez incluso tuvo que entrar con guantes por lo que pudiera pasar si dejaba huellas en la puerta. Pero con el paso de los meses, por suerte, al menos uno ya podía acostarse tranquilamente con ella.

La realidad, no obstante, era que ella, viva, seguía pudiendo hacer un sinfín de cosas que Aaron no, y eso quieras que no afectaba de algún modo a la relación. Verse era siempre quedar en casa. No había, cine, ni restaurantes, ni paseos por Central Park. Los hubo en un pasado, pero eso era cuando Wake todavía mataba a los que ahora eran sus compañeros de Coven. La vida daba muchas vueltas, de eso no cabía la menor duda, y pasaba factura.

¿Factura porqué? Por descubrir que tenía poderes sobrenaturales. Sin duda, Wake se equivocó de cabo a rabo al ingresar en los S.T.A.R.S., aunque bien mirado, había sido de utilidad. De muchísima utilidad. Ya no tanto por haber encontrado a una suerte de alma gemela, sino porque ahora conocía a su enemigo. Si nunca hubiese formado parte de ellos, ahora, ¿qué sería Wake? Alguien que no sabía cómo defenderse adecuadamente de quienes querían matarle.

La realidad era que no, no quedaron en mitad de la calle. No hubo viento ni una discusión para ver qué película iban a ver. Sólo estaba la casa de Kate con las cortinas ceradas y las persianas bajadas, por lo que pudiera pasar. Era su día libre, y visto que era su día libre, naturalmente Kate no estaba para tonterías. Trabajaba bastante, y era un trabajo que desgastaba muchísimo. Visto que Aaron no podía salir con ella, tenía que salir sola.

Lo único malo de eso era que si Aaron era celoso, por muy buena que fuese su chica, verla con esa melena castaña lisa y cuidada, con falda, tacones, con ese traje a juego que quitaba el hipo con un escote generoso, sin mangas y con orfebrería de reina, quieras que no desataría cierta celosía.

El lado bueno era que cuando Aaron llegó a casa se la encontró así vestida, y que cuando comenzó a quitarse los tacones bien pudo pasársele cualquier posible descerebración. Aaron llevaba tiempo sin ver a la señorita Everdeen, y por lo tanto, cuando les llegó la magnífica noticia de que S.T.A.R.K. estaba sembrando el caos en la ciudad tuvieron que interrumpir cierto lío de ausencia de faldas.

Global, Kate, Everdeen, que a fin de cuentas eran la misma persona, había tenido muy mala suerte siendo ese su día libre. Si no hubiese sido así, Aaron probablemente ya tendría un par de Jokers con que jugar la próxima mano, y es que en esa mano se jugaba demasiado, aunque no lo sabría hasta entrado un tiempo. Global era la voz que acompañaba al grueso del Unidad Estigia durante la misión, fuese cual fuese la misma. Se encargaba de encontrar siempre las rutas más seguras para garantizar el éxito. Y si por si falla el plan A, ya tendrá preparadas un posible Plan B, C, y D. Era buena en lo suyo, muy buena. Según S.T.A.R.K., por eso estaba en Unidad Estigia. Y porque era una mujer bella hasta rabiar. Sí, quizás eso también influyó en el millonario a la hora de decidir si entraba o no.

No era tan buena en su trabajo, porque si lo hubiese sido, le hubiese metido la bala en la cabeza a Wake cuando este se lo pidió. Pero no, el amor es lo que tiene. Tras siete años, era probable que ya se hubiesen olvidado de que Kate había sido pareja de Aaron, pero no. El hecho de que en esos siete años no hubiese salido con nadie más y hubiese rechazado a sus compañeros de trabajo daba que pensar. Era una putada, pero no por ello era menos cierto. La suerte era que tampoco podían estar constantemente sospechando activamente de ella, o Unidad Estigia quedaría consumida por la discordia, y "Harrison Jones" no quería eso. Quería a Wake, pero también le gustaba su trabajo y el dinero.

Así pues, cuando vieron el operativo por televisión, podríamos llegar a decir que a Wake se le hubiesen caído los pantalones, pero lo cierto es que no llevaba. Tenía encendida la pantalla del dormitorio y la miraba ceñudo mientras su chica le abrazaba. La cara de gilipollas que se le quedó al muerto fue para enmarcarla. Y fue de muerto también, porqué no. Aaron había estado en multitud de operativos, pero no había visto nada tan brutal en mitad de una ciudad, ni tenía constancia de que algo así hubiese pasado desde que la tecnología servía a los S.T.A.R.S.

Lamentablemente, era imposible sospechar que aquello podía tener relación con Josh Keller, o con algo tan maravilloso como magia indetectable. Al fin y al cabo, muy indetectable en general no había resultado al final. Tras comentar la infame jugada con Kate, y tras retomar lo que estaban haciendo tras un debate cenando, Wake se durmió. Desde luego, su noche mucho mejor que la de los S.T.A.R.S.. Al menos él dormía con quien amaba. Valía la pena estar muerto.

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13/10/2013, 02:33
- Narrador K -

Kate estaba realmente preciosa al despertar, sino fuese porque se había levantado antes. Para cuando Wake abrió los ojos, ella ya estaba maquillada y peinada. Tenía la ventana abierta, haciendo una excepción, a sabiendas de que ni Dios se le ocurriría espiar en ese momento por si tenían noticia alguna de que Aaron seguía manteniendo algún tipo de contacto con Global. Lo bonito de la excepción era que con un café en la mano, una cazadora vaquera abierta y sin más ropa que las bragas sí que estaba preciosa y lo demás eran tonterías. Eso era vida, Wake.

Había otra mesa de café en la mesilla, café de sobre, eso sí. Había tiempo para maquillarse, pero para hacer buen grano, no. Desayunaste dentro, con ella, pero con la ventana abierta, y lo cierto es que un soplo de aire fresco, literalmente y ciertamente, no venía nada mal. Nada, nada, nada mal. Pero todo lo bueno acaba y todo lo que sube baja, y más allá de la erección de Wake, hablamos de que toda persona tiene que ir a trabajar tras su día libre. Así pues, se vistió. Sí, una lástima, oye, pero se vistió.

Ya vestida, si bien Aaron no perdió detalle del cambio, había que reconocer que el frío uniforme azul oscuro, bien cargado de kevlar elástico, también la sentaba de muerte. Pero es que Aaron no era tonto, y no iba a estar con una mujer a la que no le sentase todo de muerte. Bueno, igual sí, pero pudiendo aspirar a tamaña mujer, ¿por qué no?

- Es raro- aseguró la chica en tono interrogante mientras terminaba de intercambiar las últimas palabras con Wake antes de irse-. Me esperaba algo. Un mensaje de alguien del trabajo, al menos, pero nada. Han estado a punto de morir- arrugó el ceño y miró el móvil. No, nada-. Ya tiene que ser grave. Que lo es, ha pasado en plena ciudad, pero tienen que haber estado de arriba para abajo toda la noche- resopló. No se sabía si por la alegría de no haberlo tenido que pasar semejante carga laboral infernal o por haberse perdido la situación más interesante e irrepetible de su carrera-. Sea como fuere, cariño, me enteraré ahora. Te mantendré informado.

Dio un beso a Wake de despedida, aferrándolo por el mentón, pero recibió un mensaje codificado. Muy oportuno. En la pantalla del móvil aparecía "S", lo cual venía a ser, S.T.A.R.K.. Descargó los datos en la pantalla de la pared y comenzó a ver el informe. Wake a su lado sin perderse un detalle, por supuesto. Espionaje militar gratuito.

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13/10/2013, 04:14
Kate Everdeen

- NUEVO SUJETO -

DATOS GENERALES:
Nombre completo:
 Joshua - Josh Apellido: Keller
Raza: Dotado Fecha de nacimiento: 7-Marzo-2000
Edad: 14 Sexualidad: Heterosexual Estado civil: Soltero
Nacimiento: Nueva York Nacionalidad: Estadounidense
Ascendencia: Americana y Canadiense Grupo Sanguíneo: 0-
Anotaciones: Sin vivienda conocida. Preso fugado (172h). Desaparecido. Potencialmente inestable. Indetectable a ningún tipo de sensor, escáner o dispositivo de análisis paranormal. Sin otros poderes conocidos.

DATOS FÍSICOS:
Altura: 1.65m Peso: 51kg Sexo: Hombre
Complexión: Delgado Edad aparente: 14-16 años.
Ojos: Marrones Cabello: Corto y castaño Piel: Clara
Anotaciones: Cicatrices fruto del traje de contención. Simétricas, apariencia estándar de mordedura de serpiente, a ambos lados del cuero cabelludo, las muñecas, tobillos y los lados de la cintura.

- SUJETO FUGADO -
- PRIORIDAD S -
- ALTO SECRETO -
- VIVO O MUERTO -

...

- La puta- fue lo único capaz de exclamar Kate-. El trabajo más jodido de mi carrera.

Y de la de Wake. Nunca había habido constancia de que nadie se hubiese conseguido fugar de ningún complejo. Nunca había habido nadie capaz de burlar los sistemas de detección. Que matasen a Wake, pero de verdad, si aquello no tenía algo que ver con el magno incidente día anterior. Adicionalmente, destacar que había cinco niveles de prioridad. Prioridad D, C, B, A y S, equivalentes al nivel de gravedad. Los Ss, naturalmente, podían contarse con los dedos de una mano, sin exagerar. Aquello era, en pocas palabras, legen... espera... dario. LEGENDARIO.

Kate miró a Aaron y se humedeció los labios. Estaba nerviosa. Abrió un cajón y sacaba las gafas de ver de cerca. Mirar la maldita pantalla la dejaba ciega, y en un sentido literal. Se las puso y abrió el archivo de audio adjunto. Era la voz de S.T.A.R.K., qué duda cabe. Por suerte, no podía ver el despacho de Everdeen.

Buenos días, Señorita Kate. ¿Ha dormido bien? Espero que sí, y que haya disfrutado de su día libre, porque como ve le espera una mágica aventura. ¿Por qué no mueve su precioso trasero hasta la Estatua de la Pureza? Tiene una reunión a las 09:00 a la que no puede faltar. Como ve, tenemos en un asunto delicado entre manos. Supongo que se habrá enterado ya de lo desafortunado del operativo Black Sabbath.

No se preocupe, tenemos un nuevo operativo. Aún no tengo nombre, pero lo mismo da. Va a ser eléctrico. Como mis trajes. Ese maldito crío ha escapado no-sé-cómo-coño del Área 21. Con ayuda, claro está, ese chaval no sabría hacer la O con un canuto o ponerse un preservativo sin ayuda. Lo cual me recuerda una cosa. Bueno, al grano. Otra Unidad llevaba siete días buscándolo, pero muy adecuadamente nos han puesto en su lugar vista la incompetencia del resto de S.T.A.R.S.. No les culpo, no son yo.

Necesito a Global centrada, así que tienes cincuenta minutos para desayunar, tirarte a un vecino buenorro o esperar a verme, porque te necesito contenta y motivada, y plantarte aquí, con vistas a la preciosa ciudad. Ese crío ha desaparecido totalmente del mapa y, si la teoría del Consejero de las Seguridad Nacional es cierta, está en otro planeta. Literalmente, no es coña, es la hipótesis que se baraja. Lo sé, es tan ridículo como un presidente negro. Va, nena, el equipo te espera.

Ponte traje.

- Capullo- respondió a la pantalla tras terminar el registro de audio. Se giró y encaró a Aaron-. Me tengo que ir, pero creo que esto te- puso cara de sinapsis y rectificó, eran pareja- nos interesa. Podría ser tu billete de salida. Vamos, creo. Es la razón por la que hay tanto revuelo, supongo. El chaval es inofensivo de por sí, sólo vale como capa de invisibilidad.


Klay Dixit: Inteligencia + S.T.A.R.S./Ocultismo para información adicional deseada y conocible (Especificar).

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13/10/2013, 05:12
- Narrador K -

Al final Sheryl no llegó a encontrarse con Kate y Dani en Colossus. Entró en la discoteca, pero tras buscarlas durante unos minutos terminó encontrando por compañía a un apuesto rubiales que estaba de bastante buen ver. De aspecto sobrio y casual, músculos ligeramente marcados y, pese a todo, una distopía entre un aspecto juvenil y una profunda madurez. Mediría metro ochenta, quizás un pelín más, y pesaría en torno a los ochenta kilos, sin grasa. Tras un par de bromas, terminó por enseñarle el carnet de identidad a Sheryl, pues si bien a veces parecía tener treinta años, otras parecía casi un adolescente según la pose. Según el carnet era William Adam, de 23 años.

Pronto se olvidó la rubia de la compañía de Kate y Dani. Estarían por el local, de fiesta, y ciertamente William parecía una compañía de lo más grata. Con el cabello revuelto, algo encrespado, pero cuidado y perfectamente hidratado, era una auténtica máquina que sabía cómo hacerla reír y mantenerla a su lado. La aislaba del mundo exterior a base de palabras y gestos, y en algún momento terminó por llevarse a Sheryl a la Zona Vip, a la cual tenía acceso por alguna razón. Lo cierto es que Sheryl no recordaba todos los detalles, algo fruto del alcohol, pero sí los suficientes como para saber qué había hecho y cómo. Básicamente, como si de una noche más se tratase, había ligado.

William podía haber sido perfectamente en sus tiempos el capitán del equipo de fútbol americano, y no haría muchos años de eso. Sin embargo, no parecía un cretino o un necio, ni mucho menos. Tenía conversación interesante, parecía diplomático y tenía un excelente saber estar. Llegado un momento, la invitó a su casa.

William vivía, según él, en un ático de lujo. Según él, era accionista de Colossus, razón de que tuviese acceso a la Zona Vip. Enfundado en sus gafas negras, su traje que parecía sacado de Matrix, su cigarrillo a un lado de la boca y su sonrisa incipiente de sátiro. Era un tío elegante, y tenía pasta. No parecía preocuparle ni eso ni nada.

De hecho, ni siquiera parecía mirarle los pechos a Sheryl, lo cual era todo un logro teniendo en cuenta que parecían tener eje gravitatorio propio. Hizo un par de bromas al respecto, pero en un tono totalmente humorístico. Pese a que Sheryl era una mujer notablemente atractiva, y que a todas luces William había estado ligando con ella y la estaba invitando a su piso, tenía ese porte estoico de quien no se deja seducir con facilidad.

Aquello querría contarlo mañana en el Coven, pues era uno de los mejores tíos que parecía haber conocido por ahí en bastante tiempo. Era, de hecho, demasiado perfecto. Demasiado para ser verdad. Pero nada apuntaba a lo contrario, y si nada apuntaba a lo contrario, probablemente sería que nada pasaba.

Finalmente llegaron al edificio. Era sorprendente cómo aquel hombre vivía, efectivamente, en un ático de lujo en Manhattan. Ese chico venía de una familia rica y lo sabía, pero no parecía hacer gala o soberbia de ello. Nunca hizo mención al dinero, y respondía con evasivas al respecto. No alardeaba.

Pasó a través de un par de guardias de seguridad y se metió con Sheryl de la mano rumbo al último piso. Se quedaron allí, hablando, bebiendo, riendo, discutiendo, pero William no se acostó con Sheryl. Lejos de ello, la joven se quedó dormida en el salón. Nada antinatural, simplemente terminó por dormirse al son de la música clásica que William había puesto de fondo. Lo mismo escuchaba el caos de la discoteca que ponía aquello. Era de gustos amplios.

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13/10/2013, 06:26
- Narrador K -

Sin embargo, Sheyl despertó antes de despuntar el alba. A su lado, en el sillón, mientras él la creía dormida, escribía con su teléfono móvil. El "Señor Adams" tal y como lo habían llamado los guardias de seguridad, reveló sin querer algo a Sheryl que no se esperaba. El hombre, al verla despierta la instó a mantener la calma antes de hacer nada, y la joven le creyó, pero su aspecto lucía algo parecido al Glamour, la capacidad de alterar el propio aspecto, que no era sino el poder de Sheryl. Y dígase parecido, porque era en realidad la revelación de su forma demoníaca.

Sí, William Adams era un Demonio. Era una de esas criaturas que, como Sheryl, eran cazadas sin piedad por los S.T.A.R.S.. Otrora, y en otros mundos, su función habría sido la de sembrar el dolor, el caos, y el dolor, y en resumen, el Mal, y teóricamente debería seguir siéndola incluso pese a que ahora también tenía otros objetivos. Las circunstancias le obligaban, como a cualquiera, a aliarse con el enemigo, ya que, "el enemigo de mi enemigo es mi amigo". Pero aún así, no parecía malvado. William, a todas luces, no parecía un demonio normal y corriente.

Bajo su apariencia demoníaca corrían venas negras como la noche, y un aspecto cetrino y corrupto, rebajando su atractivo en grado sumo, pero también venas artificiales de color plateado en el rostro, como una gota de aceite en el océano. No era, efectivamente, un Demonio normal. Tenía, para más seña, un tatuaje bastante revelador en el pectoral derecho, una cruz.

- Soy un Demonio de Luz- explicó el joven, entero y sellado en su sofá. Intentar huir era inútil vista la seguridad, pero tampoco parecía que fuese a detener a Sheryl-. Únicos y casi extintos. No puedo explicarte todos los detalles al respecto, pero mi naturaleza no es intrínsecamente malvada- se atrevió a matizar, dándole un aspecto humano a su condición-. No pensaba enseñártelo tan pronto, pero no me ha quedado otra- negó con la cabeza, frustrado pero tranquilo-. Por alguna razón que ni mismo conozco, a veces simplemente soy incapaz de mantener mi forma humana- carraspeó y miró con gravedad a Sheryl-, y digo mi forma humana, porque yo, a diferencia de otras, sólo tengo dos formas. Humana y Demoníaca.

Sonrió. Sí, parecía claro ahora que desde el principio había ligado con Sheryl a sabiendas de quien era y qué era. Así pues, procedió a explicárselo todo, desde el principio. Bueno, desde cierto principio, no iba a hablarle de su nacimiento. Para hacerlo, eso sí, se esforzó en recuperar la gallarda apariencia de rubio atractivo y con cabello, pues el demonio era calvo. Por alguna razón, por muy demonio que fuese, no parecía intimidante, sino totalmente natural.

Algo que contrastaba bastante con el hecho de que Sheryl no estaba muy familiarizada con Demonios. Menos si cabe con Demonios de Luz, aunque eso le daba cierta naturaleza "divina" o cálida a su condición.

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13/10/2013, 19:52
- Narrador K -

Las persianas bajaron lentamente, sumiendo la habitación desde ambos lados en la penumbra. Una esfera azul comenzó a aparecerse entre el diletante y la metamorfa. Era magia, no cabía duda. Aquello dejaría un rastro que tardaría un tiempo en borrarse, revelando que en aquella casa se había cometido algún tipo de brujería, pero aquello, más que algo punible, parecía una lágrima de Dios. La esfera reveló un panorama desolador. Adicionalmente, destacar que no parecía precisamente magia propia de un Demonio, y que poco le importaría dejar huellas en su casa, como Sheryl en su Coven.

Ahí estaba William, con la palma de la mano ardiendo fruto de su naturaleza demoníaca en combustión al batallar con el otro lado de su esencia. Un Demonio de Luz, haciendo brotar una magia azulada por la palma mientras el dorso ardía. Parecía estar sufriendo. Era una casa, a oscuras, con las persianas bajadas, pero de día, al atardecer.

- Esto pasó ayer por la tarde, mientras los S.T.A.R.S. venían de camino- explicó la voz del titiritero, William, sobre la ilusión visual que lo cubría todo como un recuerdo proyectado-. Consumía la energía vital de la chica fusionando mis naturalezas- explicó como la simbiosis lacerante de su mano-. Era lo único capaz de generar un escudo lo bastante fuerte como para retener a los S.T.A.R.S. al otro lado hasta que el ritual terminase- sin lugar a dudas, levantar escudos parecía algo propio de un Ángel o un Luz Blanca, y consumir la fuerza vital de los demás para ganar poder, algo de un Demonio o un Warlock-. Lo conseguimos por los pelos. Huí de allí teleportándome, como todos.

Apagó la ilusión y volvió a enseñar el cuarto en el que estaban. Ya no había ninguna proyección mágica a través de la esfera. Sólo el rubio sumido en la penumbra. Tragó saliva y miró a Sheryl para saber si debía continuar.

- Algo ha salido muy mal, Sheryl. Mi Coven, mi extraño y variopinto Coven- sonrió a sabiendas de que, efectivamente, no eran gente precisamente normal, pero era otro Coven en la ciudad al fin y al cabo- necesita ayuda. Todos la necesitamos. Ya te habrás enterado, supongo, de la que se montó- por supuesto que sí. Eso casaba perfectamente con la noticia de la televisión y los medios. Con el coche de policía derrapando. William estaba metido de lleno-. Hemos buscado a gente que pueda ayudarnos, con nuestra condición, y os hemos encontrado a vosotros.

El joven pegó un alarido molesto. Un fogonazo azul salió de su mano y amenazó con impactarle en el rostro, pero lo contuvo dejando que le golpease en la mano. Era el mismo color que el usado para generar el escudo en la casa franca y la esfera de visión en aquel ático, pero parecía descontrolado y rebelde, molesto.

- Perdona- se limitó a decir-. Por mucho que no quiera, la oscuridad sigue siendo alérgica a la luz.

Tenía pinta de efecto rebote, qué duda cabe. Demonio de Luz, como término, no sonaba muy estable.

- Ahora vuelvo- se excusó levantándose-. Voy a normalizar esto. Tú espera aquí. Vuevo en seguida.

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13/10/2013, 19:52
William Adams

- Preparadísimo- dijo una voz vivaz y arrojada desde una puerta.

Era Williams, que parecía haberse duchado y cambiado de ropa. Llevaba una sencilla camisa abierta, dejando a la vista el tatuaje de la cruz también lucido bajo su forma demoníaca. El pecho lampiño parecía ahora puro, liso, vital, cargado de vida o juventud. Llevaba un cigarrillo en los labios, tal y como había llevado de camino a casa.

El sol salía, revelando que amanecía. Sheryl había tenido algo de tiempo para pensar, pero sin duda ante ella se alzaba otra vez el joven arrebatador, diletante y sin tapujos, por mucha magia azul que tuviese latiendo en su interior en constante conflicto con una naturaleza vernal, presentando una dualidad intrínseca.

- Bueno, creo que me quedé a media explicación- concedió en referencia a su pequeño problema de desbordamiento energético-. El caso es que hemos puesto a salvo de los S.T.A.R.S., y del mundo en general, a un Dotado capaz de hacer cualquier cosa indetectable- alzó un dedo y señaló a Sheryl-, y eso incluye tu naturaleza sobrenatural- especificó con una sonrisa, viendo la utilidad de su capacidad-. Le hemos enviado a otra dimensión de la existencia, pero nuestro contacto allí nos ha traicionado. Tenemos que recuperar al Dotado, y no podemos hacerlo solos- la pidió, a ella y a su Coven en general-. Pensé que igual a vuestro Coven le interesaría.

Hombre, si conseguían a raíz del Dotado replicar el Don, la raíz del problema, la capacidad de detectarlos como criaturas sobrenaturales a simple vista o rastro de sus poderes, quedaría eliminada, dando una clarísima ventaja a Sheryl. Con ello, cambiando de forma podría hacer una vida totalmente normal. Y qué decir del Coven. Aun sin eso, la mera capacidad del Dotado permitía usarlo como supresor de detectores, lo cual ya era, de por si, maravilloso.

- Tenemos a los Ancianos de nuestra parte- continuó Adams poniendo más cartas sobre la mesa-, pero ya has visto que no es suficiente, y menos con ese gilipollas pedante de S.T.A.R.K., o como se llame, al mando- bufó, molesto, sin soltar el cigarro. Estaba claro que no le importaría sacar su lado demoníaco con él-. Según dice mi Coven, sois un mínimo de cuatro en el vuestro- no tenía todos los datos, ni el nombre, eso estaba claro. No llevaban mucho tiempo investigándolos-. Lamentablemente, sólo tengo constancia de tus facultades. Información robada.

Sí, quizás la parte donde descubrió su naturaleza y huyó fuese fácil de descubrir. Saldría en la prensa. Atar aquello con la nueva Sheryl ya era un tanto más complicado, aunque tenían también poderes sobrenaturales de su parte que no tenían los S.T.A.R.S., claro. Desde poderes precognitivos hasta la Divinación normal y corriente.

- Actualmente necesitamos un método de viajar al otro lado y recuperar al Dotado- concluyó. A partir de ahí, el hombre, desde el marco de la puerta, dejó hablar a Sheryl.


Klay Dixit: Inteligencia + Ocultismo para información sobre Demonios de Luz o Poderes usados (Especificar).

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13/10/2013, 18:55
Michael Saphiro

Michael tragó saliva. Todo era más fácil cuando pensaba que era cualquiera de sus amigas... o incluso Rachel. Sin embargo la sorpresa de encontrarse con aquella chica… le sobrepudo. Apretó los dientes intentando no derramar una lágrima… sus dedos se tensaron sobre el posabrazos de su silla, apretando con fuerza para impedir que sus brazos se escaparan para rodear a aquella pobre que tanto había sufrido.

En un instante había visto un resumen que explicaba la vida de aquella joven. Una infancia triste, una familia destruida por culpa de los S.T.A.R.S. ¡cómo no! Aquellas imágenes evocaron en la mente de Michael los trágicos recuerdos de su propia infancia. Parpadeó para apartar tan funestas memorias. Esa chica había pasado prácticamente por lo mismo que él. Había mendigado, había vivido en la calle, siempre huyendo.

Ése había sido el destino de Michael hasta que los S.T.A.R.S. le atraparon. Sólo la aparición de Aaron le salvó.

Y ahora parecía que aquella chica estaba condenada a repetir la misma historia… sólo que sin salvador.

No, Michael no iba a permitirlo… o al menos intentaría evitarlo.

- Tranquila, te ayudaré. – dijo con firmeza. Necesitaba transmitir a aquella chica que podía confiar en él… que él podía ser su baluarte, su ancla para mantenerse a salvo.

- Cálmate, todo irá bien… pero tienes que explicarme bien las cosas. Empecemos por el principio y poco a poco. – añadió con una sonrisa franca. Señaló la cafetera y le ofreció un café. – Puedo ofrecerte algo de beber… ¿Agua, quizás? – preguntó amablemente.

Entonces la mente de Saphiro comenzó a trabajar. Sumó dos y dos, y una lucecita se encendió en su cabeza. – Esa luz azul que has hecho aparecer antes… - comenzó, - es la misma que ha salido en las noticias, ¿me equivoco? Capturaron a un Luz Negra… ¿le conocías?

Michael inconscientemente no había afirmado ni desmentido nada de lo que la joven que tenía frente a él había dicho. Ella sabía cosas sobre su Coven… al menos parecía identificar a sus miembros. Le había visto realizar magia delante suyo, por tanto podía estar casi seguro de que no pertenecía a los S.T.A.R.S. Pero sólo CASI. Michael no hablaría del Coven ni de su relación con él enfrente de una extraña… por mucho que demostrara saber sobre su existencia, por mucho que le demostrara que estaba del lado de la magia. Pero aun así, no iba a darle la espalda. Debía ayudarla.

- ¿De qué crio me hablas? ¿Quién se supone que es ese niño que debo encontrar y cómo? Necesito que me cuentes más si quieres que te ayude. – dijo a la muchacha. Un niño al que nadie podía encontrar… eso sí que era interesante también.

Michael jugueteó con su teléfono móvil mientras escuchaba las respuestas de la chica, alzó un segundo el dedo índice para instarla a que le diera unos segundos, y tecleó a toda velocidad un mensaje en el móvil, pulsó enviar y volvió a centrar toda su atención en la chica.

El sms iba dirigido a Aaron, y rezaba lo siguiente:

Tenemos un problema. Estoy con una cliente y le ha dado por usar magia en mi despacho. Es muy posible que los S.T.A.R.S la rastreen. Si nos encuentran no quiero que me relacionen con vosotros. Esconde al resto de W hasta que yo contacte de nuevo.“

Michael había procurado evitar nombres, direcciones, incluso mencionar la palabra Coven como tal… Sabía que Aaron entendería lo de W… para algo era el símbolo de su aquelarre. El joven estaba convencido de que los S.T.A.R.S. no tardarían en aparecer para coger a esa chica que estaba en su despacho… y no podía usar la magia para huir… sólo le restaba intentar sacarle toda la información posible a la chica antes de que lo inevitable sucediera. Y si nadie venía a por ella, quedaba la posibilidad de intentar proporcionarle una identidad falsa y que escapara.

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13/10/2013, 20:58
- Narrador K -

Mensaje Entrante: Michael Saphiro.

Tenemos un problema. Estoy con una cliente y le ha dado por usar magia en mi despacho. Es muy posible que los S.T.A.R.S la rastreen. Si nos encuentran no quiero que me relacionen con vosotros. Esconde al resto de W hasta que yo contacte de nuevo.