Partida Rol por web

Into Darkness

1-B. Make Your Own Kind of Magic

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13/10/2013, 23:36
Aaron Wake

Aquella mañana de Abril de 2014 Nueva York amaneció con una aparente tranquilidad. Calma que se vio truncada cuando aparecieron los primeros atascos en la Gran Manzana o cuando los trabajadores de cualquier empresa, una vez tomado un buen desayuno y haberse vestido elegantemente, tomaron las calles para ir a sus respectivos trabajos. Los pequeños comercios empezaron a abrir, las cafeterías se preparaban para la estampida que en cualquier momento se podría producir. Sin duda, ésta era la vida de la gran ciudad.

Era un día normal para cualquiera, sometido a la eterna rutina que se repetía una y otra vez. Sin embargo, no lo era para Aaron Wake. En ese día, por fin cortaría su rutina de muerto viviente y, de entre las cenizas, renacería para ver a la persona por quien movería desiertos y montañas para poder estar a su lado: Kate Everdeen.

Habían pasado siete largos años desde que Wake fuese declarado muerto. Siete años en los que ha sobrevivido como ha podido, adaptándose a sus poderes y tratando de usarlos muy pocas veces. El principio fue muy duro, pero pronto entró en un Coven junto con el abogado que había salvado de las garras de la propia muerte y con otros miembros. Pero atrás habían quedado los largos paseos por Central Park con Kate o las excursiones a la montaña, huyendo de la polución de la ciudad.

Desde que oficialmente estaba muerto, su relación con Kate se complicó, pese a que había salido reforzada tras no disparar Kate a Aaron, cuando éste se lo pidió. La Unidad Estigia estuvo vigilándola día si, día también. Wake se tuvo que reprimir en muchas ocasiones; incluso, tuvo que aguantar durante muchas semanas sin poder verla. Sólo el recuerdo en su mente mantuvo a Aaron suficientemente cuerdo como para resistir tanto tiempo. Pero fue muy duro para él. Al cabo de los dos primeros años, ambos personajes se habían visto esporádicamente. Pero a partir del tercer año, la situación pareció suavizarse y dejaron de vigilar a Kate. Fue entonces cuando empezaron a verse con más frecuencia, tomando todas las precauciones posibles. La casa de Everdeen se convirtió en el segundo hogar de Aaron, pero en muy pocas ocasiones se quedaba a dormir.

En los siguientes cuatro años, su amor se fortaleció. Kate, alias Global, proporcionaba a Wake la información necesaria para mantenerse alejado de sus antiguos ex-compañeros o para conocer detalles de algunas operaciones. Aún así, Aaron nunca actuaba en beneficio de algún posible mago al que se le pudiera salvar. Bastante tenía con mantenerse alejado de las miradas indiscretas para seguir con vida y para mantener al Coven y sus miembros a salvo. Suficiente era esconderse de aquello con lo que había estado luchando hacía muchos años.

Regresando al 24 de abril de 2014, Aaron se sentía feliz, la iba a volver a ver. Kate tenía el día libre y eso significaba una cosa. Antes de que el sol empezase a esconderse y empezaran a salir los primeros atisbos de luz artificial, Wake se puso una cazadora marrón y unas gafas de sol negras, para ocultar su rostro. Sin decir apenas ninguna palabra, cogió su coche de segunda mano y se dirigió desde el Coven hasta la casa de su pareja. Durante el trayecto apenas tuvo problemas, es más, le sorprendía la calma que reinaba en Nueva York. Ningún helicóptero sobrevolaba la zona, tampoco vio algún despliegue policial.

- Qué extraño… ¿qué estarás tramando Stark?- Aaron parecía intuir que tarde o temprano sucedería algo. Él había vivido situaciones de este tipo, la última, la famosa operación "Iron Martini". Lo que no podría imaginarse Wake era el enorme despliegue que estaba a punto de suceder y qué por fortuna no le pilló en la carretera.

Cuando llegó y entró en el apartamento de Kate se movió con gran sigilo, para darle una sorpresa a Kate. Apoyó su brazo en la pared y observó a la musa que tenía en sus ojos. Vestida con una falda entre morada y azul adornada con detalles blanco y una camisa negra que le resaltaba su escote. Con delicadeza, empezó a quitarse los tacones, al mismo tiempo que giraba su cabeza y reconocía el rostro de su amado Aaron. Wake sonrió, aunque entrase con gracia felina, ella siempre le descubría. Era todo un espectáculo visual.

A continuación llegaron los besos, las caricias, las sonrisas, las palabras de amor. Llegaron a la cama, ambos sin ropas. Fueron momentos muy placenteros, momentos que la pareja había estado esperando durante muchísimo tiempo.

El careto de S.T.A.R.K. ocupaba toda la pantalla, mientras los reporteros lo asaltaban con todo tipo de preguntas. Y con su cinismo, que parecía haberse acentuado, respondía . Su operación había fracasado. Sus gafas de sol ocultaban la ira contenida que seguramente estaría experimentando en ese momento. Aaron casi le da un infarto al ver a su padre salir también por el televisor con algún que otro rasguño. Parecía haber sufrido un accidente aéreo por fallo técnico. Pero gracias a sus dotes, consiguió salir con vida. Un tipo duro.
Escenas de lo sucedido empezaban a aparecer. Todo había sido muy confuso. Un luz Negra había sido capturado, pero había algo más que seguía resistiendo y había causado estragos.
Kate y Aaron, mientras cenaban, dialogaban sobre lo que había ocurrido. Después, volvieron a la cama y dejaron el operativo Black Sabbath para la mañana siguiente. Había pasado mucho tiempo sin poder verse y el postre no había sido servido aún.

Amaneció un nuevo día en Nueva York. Kate se levantó primera para empezar a vestirse y maquillarse, dejó a su oso durmiendo. Al cabo de un rato, Aaron despertó y vio cómo Kate desayunaba al lado de la ventana. El ex-S.T.A.R. pensó en lo afortunado que era al haber encontrado una mujer tan guapa. No perdió detalle a cómo se ponía el uniforme azul del trabajo y todo ello con una sonrisa en su boca.

- Antes lo dices, antes te mandan el mensaje- bromeó Wake, cuando Kate manifestó su inquietud de que nadie en el trabajo la hubiese llamado o avisado y, acto seguido, recibió un mensaje de Stark.

El mensaje contenía un breve informe de un tal Josh Keller, un chaval de 14 años qué había tenido la misma suerte que Aaron. Era un dotado. Un dotado capaz de evitar cualquier sensor sin que lo detectasen. Stark solicitaba los servicios de la mejor Global. Aquello no le hizo gracia a Aaron, tampoco su insinuación a que fuera a su despacho.

- ¿Crees que este niño tiene alguna relación con la operación Black Sabbath? Me gustaría saber cuál es ese escondite para que consideren que se haya "ido" a otro planeta- decía Wake, en contestación a Kate- pero lo más ext…- no pudo terminar, pues al instante recibió un mensaje de Saphiro. Problemas- Veo que vamos a tener un día movidito. Tengo que poner a salvo a mis amigos, uno de ellos ya está en peligro. Espero que no le pase nada.

Cogió el móvil y empezó a teclear con rapidez. Puso como destinatarios Sheryl, Kate, Dani y Jane.

" Decidme donde estáis. Voy a ir a recogeros. Os lo explicaré por el camino."

Una vez enviado, rezó para que Michael estuviese bien. Miró a Kate, la besó y le deseó suerte.

- Mantenme informado. Te veo pronto, te lo prometo.

Sus palabras estuvieron acompañadas de otro beso. Luego se marchó, cogió el coche y puso rumbo a donde quiera que estuviesen sus compañeras de Coven.

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13/10/2013, 23:18
Dani Jenkins

"Tenemos que hablar, Danielle" ...

Oh no, ¿tan pronto?, ¡si ni siquiera había tenido tiempo de hacer nada!...es decir, volví a mirar bajo las sábanas, creo. Además, estaba casi segura de que era la primera vez que nos enrollábamos, no estaba lista para una charla de las de "tenemos que hablar, Danielle". Un momento, ¡me había llamado Danielle!. Torcí el gesto, ¡ni que fuera mi padre!, o mi tío, o mi hermano, o... Vale, sí, lo reconozco esto suena creepy incluso para mis estándares. Me mordí el labio, echando un vistazo distraído a mi alrededor. Está bien Dani, es demasiado temprano para empezar a dramatizar así que céntrate, lo primero es lo primero...

- Café...- Murmuré cual zombie recién resucitado y hambriendo de tiernos cerebros antes de terminar de destaparme del todo y bajar los pies de la cama. El suelo estaba frío pero el sol empezaba ya a calentar tras los cristales y mi piel desnuda agradeció su contacto. Aquello me hizo sonreir aun medio atontada entre el pastoso sabor de la resaca y los últimos coletazos de las endorfinas post sexo en mis venas. 

Sin muchos miramientos, y como si estuviera en mi propia casa terminé por levantarme, aun en braguitas, para alcanzar una camisa medio descolgada de lo que parecía una silla de escritorio. Por supuesto no era mía, y estaba bastante segura que, a juzgar por el ancho, tampoco lo era de Kate, sin embargo aquella no era excusa suficiente para no usarla y aunque normalmente no tenía inconveniente en pasearme desnuda con una buena taza de café por la cocina tenía sobradamente comprobado que nunca estaba demás llevar algo de ropa encima siempre que "la charla" amenazara tras la sonrisa tonta de algún pobre y colocado ingenuo. Ya sabes, por si hubiera que salir huyendo... cosas que pasan.

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14/10/2013, 01:37
- Narrador K -

Mensaje Entrante: Aaron Wake.

Decidme donde estáis. Voy a ir a recogeros. Os lo explicaré por el camino.

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14/10/2013, 05:16
Arual

Ciertamente, aquella pequeña era una criatura de lo más abrazable. Impelía a ello con cada gesto, palabra, y acto. Era el modelo de dulzura y vulnerabilidad encarnados dentro de una entidad con capacidades sobrenaturales de naturaleza eminentemente lumínica. La mujer asintió a las palabras de Saphiro, confiando en él. Creyéndole.

- Agua- respondió al ofrecimiento-. No tomo café- dijo ladeando el rostro sobre el hombro para mirar la expendedora-. Gracias- añadió por cortesía al darse cuenta, reincorporándose en el sitio al lado de Saphiro.

La pequeña se frotó ambos ojos con las mangas de la camisa y volvió sobre sus pasos, sentándose sobre el asiento del cliente. Puso las manos sobre las piernas y miró la sala con expresión interrogante, curiosa, como si no terminase de estar acostumbrada. Compuso una sonrisa tímida y pequeña, ligeramente lacónica, mientras Saphiro llenaba un vaso con agua de la botella. El sonido del líquido saliendo y entrando fue lo único que rompió el silencio durante segundos.

Saphiro envió el mensaje y la chica esperó intentando abstraerse sin mirar. Mirar hubiese estado mal.

Mensaje Enviado.

Aaron ya tenía la respuesta en su móvil. Cuando la chica vio que Saphiro volvía a estar disponible, habló. No parecía preocupada, dolida o perturbada por aquella pausa. Simplemente la aceptó pacientemente. Acostumbrada.

- No- dijo la chica tras pensarse cómo seguir respondiendo. La mujer llevaba su propio ritmo-. La luz azul es de la misma naturaleza que la de las noticias- aclaró en tono un tanto mecánico, como si decir aquello requiriese abstraerse y funcionar con el piloto automático-, pero no es la misma- negó con la cabeza-. Esa luz era de mi amigo- sonrió. Una sonrisa limpia, dulce, natural, esperada. Era contagiosa. Enternecedora-. Es nuestra última esperanza- se corrigió a si misma en referencia a lo que había dicho antes-. Su Coven- matizó, incluyendo a Saphiro, para ella, como el principal, pero también a su equipo-. Mi Coven le necesita.

La mujer, como hacía minutos, se recolocó un mechón de cabello tras la oreja. Hizo círculos con un pie en el suelo y sonrió de forma un tanto tímida, revelando hoyuelos en mejillas salpicadas de pequeñas pecas. Pese a todo, pese a que de algún modo la mujer tenía un Coven, seguía siendo algo relativamente reciente, pues en su adolescencia había mendigado. Y pese a todo, seguía sintiéndose tremendamente desamparada y desdichada, desesperada, como si fuese algo intrínseco en ella. Pese al afecto de Saphiro, la mujer seguía pareciendo cristal frágil. Arena movediza.

- Mi amigo- dijo sin expresión alguna lanzando con la mano izquierda, en un movimiento rápido pero fluir, natural, practicado hasta la saciedad, una nueva esfera azul de energía-. Una imagen vale más que mil palabras- asintió brevemente con una sonrisa comprometida, circunstancial, nada sincera-. Eso dicen. Yo suelo imaginármelo todo- concluyó con voz meliflua.

La imagen de un joven salió proyectada a través de la esfera. Era difícil determinar su edad, pues sus rasgos no eran completamente humanos. Lejos de ello, tenía unos surcos plateados, como venas en claro resalte, bajando por una frente cubierta por una capucha. No parecía asomar pelo. Sobre su nariz en horizontal, había otras tantas líneas paleadas, y en los labios, uniéndose con el mentón. El resto de su rostro era rojizo, anatómicamente humano pero con los cambios propios de alguien que adopta su verdadera apariencia como Demonio. Y aun así, un rictus humano en su semblante indicaba que, para sincronizarse con aquella chica que proyectaba la ilusión, tampoco era un Demonio normal y corriente. Lejos de componer una mueca satírica y sádica, parecía racional y moral. Parecía tener libre albedrío.

La chica cerró el puño y la imagen del chico desapareció. Siguió hablando, cambiando de tema.

- No conocía al Luz Negra- continuó en defensa negando rítmicamente con la cabeza, varias veces, como en trance. Esa chica definitivamente era un caso muy especial de algo-. Pero mi Coven dice que hay que hacer algo con él- se estremeció con un escalofrío. No tanto por el Coven sino por lo que implicaba ese algo-. Rescatarlo o- tragó saliva- matarlo. Pero yo no quiero que nadie muera- se abrazó a si misma brevemente-. Aunque a mí no me gustan las Luces Negras- confesó en tono ligeramente disgustado. No por ella, sino por las Luces Negras.

Esa chica era incapaz de hacerle daño a una mosca. Literalmente. Parecía absolutamente inofensiva, al menos de un modo consciente. Todo daño que pudiera hacer sería por accidente o por omisión, y para muestra el uso de poderes de utilidad, cuyas consecuencias se derivaban a lo inoportuno del lugar y el momento, no su naturaleza. La chica simplemente no se sentía con el valor para explicar su historia de otro modo más que abriendo su cerebro en canal.

- El niño se llama Josh- continuó explicándose, suspirando para armarse de fuerzas. No parecía ser del tipo que hablasen mucho. No la hacía sentirse cómoda-. Es un Dotado. Sólo tiene un Poder, como la mayoría de los Dotados- negaba con la cabeza, pero porque parecía decírselo también a si misma, como quien se repasa la lección-. Hace Indetectables las cosas. A si mismo. A otros. A la Magia- asintió y sonrió un poco de medio lado. Un poco-. Por eso todo esto- aclaró. Lanzó con la mano izquierda una pequeña esfera azul al aire, como la anterior.

De la misma salió una breve y pequeña recreación del incidente en la casa. Nuevamente, el gigantesco escudo azul recubriendo la casa era sin duda el mismo tono que el de los poderes de aquella chica. Sin duda, era posible que sus poderes fueran muy pequeños o tan poderosos como para hacer algo así, pero ella había dicho que había sido otro. Otro como ella, probablemente, o al menos en parte.

- Yo no sé mucho- confesó con una mueca de decepción en los labios-. Mi Coven me envió a mí porque- miró a Michael con una mezcla de pena y vergüenza- se me da bien ser patética- el peso de aquella palabra cayó como un plomo en la conciencia de Saphiro. Era duro oír decir eso con tanta convicción-. No dijeron eso. Dijeron que inspiro confianza en la gente. Que nadie puede decirle que no a "una cosita tan adorable como tú"- sonrió ligeramente, aunque de forma triste, y soltó una pequeña risilla nasal-. Pero les doy pena. A todos. Y a ti también.

Analizándolo, parecía bastante depresiva. Sin embargo, su patología psiquiátrica, probablemente derivada de su inusual naturaleza sobrenatural, parecía ir bastante más allá. Cualquier psiquiatra probablemente necesitaría estudiarla largo y tendido para finalmente decidir que no encajaba exactamente en ningún patrón estándar.

Sea como fuere, su Coven la usaba. Quizás no con mala intención, y quizás la chica, de hecho, muy probablemente, viese las cosas desde su propia cara del prisma, ofreciendo una perspectiva más fatalista. Pero en cierto modo, tenía razón. Era muy difícil decirle que no. Era imposible levantarse la voz. No podías enfadarte con ella. Era una criatura tan frágil y adorable que cualquiera con un mínimo de empatía quedaba consumido por la emoción. Desataba el instinto paternal y maternal, fraternal. Parecía, y era, la oveja más débil del rebaño, al menos en cuerpo y mente.

- Pero lo entiendo- concedió-. No pasa nada. Estoy acostumbrada- se encogió de hombros y agachó la cabeza, llevándose las mangas a los ojos otra vez. Saphiro supo que era para ocultar cómo se frotaba lágrimas-. Mi padre era psicólogo. Me llevó al médico. Dijo que apenas produzco- arrugó el ceño y pensó. Compuso una S con los labios hasta que terminó de encontrar la palabra- serotonina- dijo lentamente.

No, definitivamente aquella pequeña no parecía una Agente de los S.T.A.R.S.. Podía serlo, pero las posibilidades tendían a cero. Todo en ella apuntaba a que era exactamente lo que aparentaba. Ni siquiera parecía capaz de mentir. Podía ser por dentro la mejor manipuladora del mundo, pero Saphiro no era precisamente fácil de engañar. Tenía Astucia, y su instinto le decía que era sólo eso, una criatura sobrenatural moribunda y frágil en sus circunstancias.

- ¿Ha contactado con su Coven?- preguntó directamente tras unos segundos, antes de que Saphiro hablase y tomase el turno de palabra. Señaló el móvil con el mentón. Era lista. Bastante más de lo que parecía. Emocionalmente inestable, limitada por moralidad hasta el extremo, sin defensas físicas ni mentales, pero muy lista-. Yo también lo habría hecho- aseguró sin darle mayor importancia- supongo- matizó-. Siento si soy tan- alargó la palabra, buscando otra con que enlazar- cargante, pero no puedo evitarlo. Ojalá pudiera. Soy la primera interesada.

Ciertamente, era algo a lo que se exponía delante de determinadas personas, especialmente en sus años de marginalidad callejera. Una personalidad tan lacónica, tan desvalida, tan depresiva por naturaleza, podía llegar a resultar pesada. Cualquiera con un mínimo de empatía sentiría compasión por ella y ganas de arroparla, pero siendo una persona incapaz de levantar cabeza en ningún momento, atada eternamente bajo el tuyo de la tristeza, era posible que la gente llegase a frustrarse y comenzar a agobiarse. Ella rezaba con todas sus fuerzas para que Saphiro no fuese una de esas personas.


Klay Dixit:
 Inteligencia/Astucia + Ocultismo para información sobre ese particular Demonio (Especificar).

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14/10/2013, 10:23
Michael Saphiro

Michael escuchó atentamente las palabras de la chica. La luz era como la de su amigo, sólo que la de éste debía ser mucho más potente. Le impactó que alguien como ella hubiera sobrevivido tanto tiempo sin un Coven, pero aún más le sorprendió que le pidieran ayuda tan a las claras. Un Coven que necesitaba a otro. Normalmente ayudar a otro ser mágico era algo que Michael ni dudaría… lo haría sin pensar, como un chasquido de dedos, y ya. Pero ahora mismo albergaba sus dudas. Por lo visto en la tele el Coven de la joven se hallaba en problemas, y tenían a los S.T.A.R.S. detrás… nada menos que a la unidad Estigia. No era algo que tomarse a la ligera… y Michael, ante todo, no iba a poner en peligro a su Coven y a los Jenkins.

- Ey, ey, ey… más despacio chica. Aún no sé ni tu nombre y tú pareces saber todo sobre mí. – indicó Michael ligeramente alarmado al volver ver aparecer la luz azul. – Eso que haces… eso de la luz… ¿no lo detectarán los S.T.A.R.S.? Deben estar buscándoos como locos. Si queríais mi ayuda y les traes hasta mí no es algo muy inteligente, ¿no crees? – preguntó procurando no sonar agresivo. – Quizá deberías comenzar a explicarte con palabras en lugar de con esa luz… - sugirió.

Vale, el amigo de la joven, el que era capaz de proyectar un escudo protector de luz azul tan potente como el que habían visto en las noticias, era un Demonio… quizás medio demonio y de ahí el libre albedrío. Si a un demonio le juntabas con un Luz Negra, luego la chica que sería una Dotada, o quizá una Warlock o Bruja… Michael no lo sabía a ciencia cierta. Un Coven pequeño al parecer… pero seguramente habría más.

- ¿El luz negra no pertenecía a tu Coven? – preguntó con curiosidad… si ella no le conocía. - ¿Y por qué quieren hacer algo con él? Sabe algo que no debería… ¿correcto? -

La joven siguió hablando, un crío llamado Josh, un dotado… ¡qué hacía indetectables las cosas! Si eso era cierto, si el chaval era capaz de hacer indetectable la magia… eso podía cambiar muchas cosas. Supuso que los S.T.A.R.S. habrían realizado todo aquel despliegue por un crío como aquel, y no por un simple Coven. – El crío… esto… Josh, ¿ha hecho indetectable tu magia? – preguntó incrédulo. Si eso era cierto Michael acababa de presenciar lo más cercano a un milagro que vería en toda su vida… quizá empezaría a creer en los milagros. Aunque quizá la chica no se refiriese a que el chico había hecho indetectable su magia, sino que el incidente de la televisión tenía que ver con su Coven y con el joven Dotado.

Michael bajó los ojos ligeramente avergonzado. Sí, él sentía pena por aquella chica, y algo en su interior se removió furioso… y el Coven de ella la había utilizado para ello… utilizaban a aquella frágil criatura para conseguir sus intereses… La rabia bulló en el interior de Michael planteándose abandonar al otro Coven a su suerte. Alargó una mano y la posó con suavidad sobre el hombro de la joven, manteniendo la mirada, una mirada franca y honesta.

- Escúchame bien. No eres patética, y NO das pena. Has pasado por mucho, por más y peores cosas que seguramente cualquiera de tu Coven… y aquí sigues. Firme y adelante, como el primer día. Eres una superviviente.

Cuando acabó dejó que ella acabara su vaso de agua y retiró la mano con movimientos todo lo contrario a bruscos que pudo… no queriendo sobresaltar o asustar a la joven.

La joven además era lista. Señaló el móvil con el mentón y preguntó a Saphiro por su Coven, éste asintió sin pronunciar palabra.

- Tampoco eres nada cargante. – matizó Michael. – Algo diferente, eso sí. No es habitual encontrarse gente como tú. – finalizó sonriendo. Michael, a pesar de todo, estaba contento, y quería transmitirle eso a la chica. – ¿Qué necesitáis? Podemos ayudaros a ocultaros… o buscar al chico ése, al dotado… Josh. – dijo con convicción. – Pero necesitamos más información de la que partir… lo que me has mostrado es muy poco… y además tengo que hablar primero con los míos antes de poder proponerte nada… No es una decisión que pueda tomar yo sólo, ya que compromete a la seguridad del grupo. – observó a la chica por si su expresión cambiaba a una de alarma. – Pero te doy mi palabra de que haré cuanto esté en mi mano por ayudaros.


Michael Saphiro intenta identificar al Demonio por los signos/símbolos de su rostro.

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14/10/2013, 12:07
Sheryl Anderson

Toda la noche había ido bien para Sheryl, escepcionalmente bien... demasiado bien. Aunque no había encontrado a las chicas, sí había encontrado a William. Era un hombre perfecto y eso nunca puede ser real. Desde el primer momento desconfió de él, pero el joven había sabido embelesarla, evidenciando su facilidad de trato con las mujeres. Sheryl, en contra de su intuición, se había dejado conquistar. Por retorcidos que pudieran ser los STARS, eso iba más allá de una operación convencional, con lo que estaba pasando estaba claro que no iban a destinar un agente como William para seducirla, cuando simplemente podrían cazarla sin más. Pero William demostró ser mucho más de lo que cabía esperar, incluso para la imaginación con retazos de conocimientos ocultistas de Sheryl. Un Demonio de Luz... no, definitivamente no se esperaba algo así. Ni siquiera había oído hablar de ellos. Reconoció, por supuesto, el uso de magia, pero tampoco estaba segura de cómo etiquetarla.

-Así que érais vosotros... He visto la noticia en la tele justo antes de venir hacia el local. Esos STARS son como perros de presa, seguro que todavía estarán siguiéndote la pista. Este piso tuyo puede que no sea seguro ya... -añadió la ex-animadora mirando con otros ojos repentinamente el lugar- Pero en cualquier caso, si lo que has dicho es cierto, tenemos que aliarnos y colaborar cuanto antes. Tengo que llamar a Aaron, él sabrá que hacer. Y las chicas seguro que saben algo de cómo abrir un portal o algo así. Yo no tengo ni idea -confesó, su tono sinceramente de pesar por no poder hacer más- Bajaré y llamaré. Tú... ¿cómo puedo contactar contigo? Tu móvil puede que esté intervenido a estas alturas, yo de ti me desharía de él. Podemos quedar, ummm, en una hora, ¿qué hora es? Estooo, en Brooklyn Bridge Park¹, ¿vale? Si los demás están dispuestos allí nos veremos.


1* Brooklyn Bridge Park, cerca de Brooklyn Heighs (Dominio del Coven).

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14/10/2013, 13:40
- Narrador K -

Mensaje Entrante: Aaron Wake.

Decidme donde estáis. Voy a ir a recogeros. Os lo explicaré por el camino.

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14/10/2013, 16:54
Sheryl Anderson

-Ups, mensaje -dijo la chica al escuchar el "baby, baby, baby" de aviso, un recuerdo de sus tiempos de animadora, ciertas cosas no se borran con facilidad-. Un segundo, tengo que contestar.

"Estoy en el 1020 de Park Avenue, yo también tengo que explicaros cosas" -respondió con la velocidad que sólo alguien que ha mandado miles de mensajes mensuales puede tener escribiendo a dos dedos en un móvil.

-Quedamos como te he dicho, ¿vale?. Tengo que irme ya... -y sin poder refrenarse de lo buenísimo que estaba William, le plantó un sonoro beso en la mejilla, no haciendo ascos a que sus voluminosos pechos se aplastaran ligeramente contra el torso duro y bien musculado del Demonio de Luz. Bien pensado tampoco habían muchas otras posibilidades. Hecho esto retrocedió con una sonrisa pícara en los labios y los ojos también ligeramente entrecerrados, encantadores y juveniles, a juego con la sonrisa.

Sheryl se dispuso a bajar hasta la planta baja y esperar a que la recogieran.

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14/10/2013, 22:14
Kate Evans

- ¿¿¿Café???

La capacidad de Dani para no percatarse del peligro siempre me había fascinado, atraído y preocupado al mismo tiempo. Aunque a decir verdad, en esos momentos era incapaz de sentir nada más allá del atronador dolor de cabeza y la presión en el estómago, males solo superados por la sensación de que vértigo que me inundaba cada vez que intentaba abrir los ojos. Aun así, me obligué a hacerlo. Algo me decía que iba a necesitar ponerme a tono muy pronto.

Intenté incorporarme apoyando todo mi peso sobre uno de mis brazos. Gran error. Lo dejaron claro los insufribles martilleos de mi cabeza, las repentinas náuseas y el dolor concentrado en el lateral de mi espalda. Si me hubiesen dicho en esos momentos que había recibido la mayor paliza de mi vida, no me habría sorprendido en absoluto y tensarme todavía más, si eso era posible.

Bastante asqueada y con un humor de perros (que iba en aumento) decidí dejar a un lado todos esos pensamientos y centrar mi atención en lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Teníamos a un desconocido con pintas de chulo putas en la habitación, contando un fajo de dinero que lo único que conseguía era traerme malos recuerdos. 

Estaba a punto de salir de la cama cuando Dani se me adelantó. No pude evitar centrar mi atención en ella, preguntándome qué había pasado en esa habitación. Con ella, con el extraño, conmigo. La posibilidad de haber participado en un trío con los presentes me provocó un ligero escalofrío que no tardó en desembocar en un fugaz y dulce cosquilleo en mi entrepierna. Por desgracia, la realidad y el malestar general impidió a mi mente seguir divagando, que volvió a la tierra con el movimiento coporal de Dani al ponerse la camisa.

Me incorporé justo a tiempo para ver al rubio macizo terminar de contar los billetes y meterlos en el cajón. - ¿Hablar de qué? - increpé claramente molesta. Sabía perfectamente que no me había preguntado a mí, pero algo en la situación me daba muy mala espina. Y mi instinto me decía que debía poner tierra de por medio entre ese tío y mi amiga.

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15/10/2013, 04:33
Kate Everdeen

- Yo diría que este niño es la operación Black Sabbath, amor mío- apuntó Kate mirando a Wake con cara de "cómo se nota que soy la que ha ido la universidad", aunque más bien era cara de "sigues igual que hace siete años, Aaron", pero no parecía molestarla, al contrario-. La verdad, yo de S.T.A.R.K. me espero ya cualquier cosa- aseguró negando con la cabeza. Miró el móvil de Wake y asintió-. Bueno, te llamo cuando sepa algo. Un beso.

Y como si llevasen treinta años casados, besó al hombre y salió por la puerta para ir al trabajo.

Aaron cogió el coche y fue a recoger a las chicas. A ver quién era la primera.

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15/10/2013, 06:24
Adrien Irons

El hombre en un comienzo se limitó a levantar la ceja izquierda y mirar a Danielle. Al hacerlo, como un sátiro, levantó la comisura derecha de los labios. Fue una visión bastante cómica, ver a aquel matón musculado con aires de película poniendo en primer plano una mezcla de incredulidad y aceptación. Giró el rostro y parte del cuerpo siguiendo la trayectoria de los pechos hasta que se vistió. Entonces formó un mohín con los labios.

Café.

- En la cocina- se limitó a responder señalando de forma automática la puerta a su derecha.

Se irguió y miró a Kate. Movió la mano izquierda en un ademán medieval de repetida ovación o reverencia, pero no canteó el cuerpo. Visto lo visto, parecía estar intentando tomarse aquello con filosofía, a broma, siguiendo el carácter de Dani. Lo hacía con cierta gracia, pero aun así no parecía un hombre acostumbrado al humor sano. Pese a su humana y natural sonrisa, daba a entender que solía ser más cínico o soberbio. Quizás incluso más frío.

- Buenos días a usted también, señorita- saludó a Kate fingiendo un tono dolido.

Se despegó del mueble y enganchó a Dani por la solapa de la camisa, empujando ligeramente hacia debajo para sentarla en la cama. El hombre se dejó caer en el centro, boca arriba, y puso los brazos en cruz. Esperó a que mirasen los teléfonos móviles cuando pitaron y el hombre suspiró por las fosas nasales a la voz de "puta tecnología". Cuando terminaron, cosa de cinco segundos, siguió hablando. Según el reloj, las 08:20.

- Sé que es una excusa de mierda, pero aunque tengo una discoteca, no tengo ni puta idea de cómo se supone que habláis los jóvenes ahora. Lo justo de escucharos- miró a ambos lados, a cada una de las chicas, y puso cara de, "Me entendéis, ¿no?"-. En otras circunstancias os invitaría antes a cenar, pero no tengo tiempo para esas sutilezas- desechó aquello con la mano señalando la televisión. Abrió desde el sitio, reptando en la cama, un cajón y sacó un mando a distancia. Y luego otro. Pulsó los dos, activando primero la televisión y luego un DVD.

Comenzaron a salir en pantalla las imágenes grabadas de la noticia del día anterior, el incidente entre los S.T.A.R.S. y algunas entidades sobrenaturales en aquella casa. Sí, el magno revuelo que era la comidilla de la ciudad. Fue entonces cuando pulsó otro botón y apareció Danielle mirando muy fijamente un vaso de cristal resquebrajado y lleno de vodka. Reconocieron las paredes del local y la música de fondo como el Colossus, y al lado estaba el rubio con gafas de sol en mitad de la puta discoteca, de noche, como si no fuese la cosa más hortera del mundo. Dani chasqueó los dedos y el vaso se quebró en dos mitades, como si hubiese terminado de cortar el aire por arte de magia.

- Hubiese molado mucho si no fuese por la huella de residuo mágico- dijo el rubio poniendo cara de contento y descontento a la vez. Apagó la televisión y el DVD y lanzó los mandos al cajón, cerrándolo después-. En realidad, no importa. Podéis quedaros el DVD. El día que un S.T.A.R.S. entre a Colossus estaré muy jodido. Supongo que pasará lo mismo si van a vuestra casa, sea cual sea- se incorporó ligeramente e intentó adoptar una posición ligeramente más seria, aunque sin perder el carácter desenfadado-. No es que haya tenido mucho tiempo para investigaros.

Hablando en plata, parecía bastante claro que ese hombre, por atractivo que fuese, estaba aprendiendo a marchas forzadas. Tenía dinero, tenía recursos materiales, sabía lo suficiente sobre las circunstancias generales del mundo, y tenía los ingredientes para ser un tío encantador, que lo era, aunque se le notaba bastante arcaico. Con un par de clases prácticas se mimetizaría. Parecía, por el momento, un abuelo enrollado en el cuerpo de un treintañero que estaba intentando integrarse en una rave. Hacía gracia, no se le daba del todo mal, y seguía siendo un rubio de ojos azules musculado, moreno, irreverente, deslenguado, desvergonzado y con tatuajes sin sentido alguno repartidos de forma arbitraria por el cuerpo, pero cantaba a la legua que el chaval, si no había nacido ayer, llevaba cien años muerto.

- Supongo que no os acordáis de mucho- continuó el tío ladeando la cabeza y subiendo los ojos como si pensase-, y la verdad es que yo no me acuerdo de todo, pero según creo recordar, Dani es una Warlock y Kate una Bruja- cerró los ojos y puso una mano sobre las cabezas de ambas chicas. Asintió de forma escueta y repetitiva mientras fingía hacer un gesto de "no pasa nada, no pasa nada"-. No os preocupéis, yo soy un Demonio- así, dilo sin más, que no pasa nada, campeón-. Por suerte, más que matar a Kate, me interesa trabajar con ella. Con las dos, en realidad. Bueno, con todo el Coven. Bueno, mi Coven- suspiró y puso los ojos en blanco mientras gruñía un tanto hastiado-. ¿Me explico, no? Llevo siglos encerrado Ahí Abajo y esto de vivir en la Tierra es más coñazo de lo que recordaba.

Hombre, el mensaje de Aaron palidecía por momentos. Explícale tú que estás en la cama con tu compañera de Coven y un demonio que ha vuelto a la Tierra hace relativamente poco después de tirarse siglos escondido. Un demonio que tiene una discoteca, un Coven, y que se ha considerado muy apropiado para establecer algún tipo de relación entre Covens acostarse con dos del contrario en la primera noche. El tío definitivamente, como Aaron, tampoco perdía el tiempo.

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15/10/2013, 06:37
William Adams

- Que sigan la pista- se despreocupó el Demonio-. No han visto la cara de William Adams, eso te lo aseguro- y sin embargo, compuso una mueca mínimamente preocupada-. Sólo tienen un rostro, pero no la van a encontrar- aunque no parecía tenerlas todo consigo, como si el tema le tocase lo personal.

Miró el ático bien, bastante impresionante en su opulencia, y negó con la cabeza. Si los S.T.A.R.S. supiesen que William Adams era el Demonio de Luz que había generado aquella cúpula de energía aquel piso ahora mismo sería, efectivamente, pasto de perros de presa. Sin embargo, seguía reinando una desoladora calma. Era un piso demasiado grande para una sola persona, y William no parecía tener mucha más compañía en ese momento. Salvando al Demonio y a Sheryl, todo era silencio, aunque en parte se debía a que estaban en el ático y no se oía el ruido de la ciudad.

- Habla con tu Coven- la animó entonces, cediendo-. Algunos de mis compañeros, como yo, han intentado localizar a otros de los tuyos- informó como si no fuera gran cosa, para evitar que la pillase por sorpresa-. No queríamos correr riesgos- y ciertamente, discutir de antemano y por separado con medio Coven tenía sus ventajas-. Nuestra vidente me dijo que tenéis a un ex-S.T.A.R.S., supongo que será ese tal Aaron- William, otra cosa no, pero ya había demostrado ser capaz de sumar dos y dos rápidamente. Chico de confianza para S.T.A.R.S. y veterano en los mismos.

William caminó hasta un cajón y sacó una tarjeta. Seguía siendo su número de móvil. Fue a tendérselo con dos dedos a la animadora, pero lo retuvo reculando en el último momento. La miró con gesto serio y la advirtió.

- Pero no me acoses demasiado- bromeó componiendo una sonrisa radiante, cambiando de sintonía tras el susto-. No te preocupes por el teléfono. Están buscándome por toda la ciudad, pero no saben quien soy- tragó saliva y ladeó la cabeza. Compuso una mueca ensayada de amor por el riesgo-. Todavía.

Pensando, Sheryl hizo una pequeña reflexión. Estaba clarísimo que William era un Demonio, y que sin lugar a dudas, era un Demonio de Luz, fuese lo que fuese eso exactamente dentro de lo inusual que resultaba. No tenía ni idea de qué implicaba, ni qué cambiaba, pero parecía claro que daba a William cierto libre albedrío moral, cierta humanidad. El uso de aquellos poderes de color azulado, bien asociaban la Luz tras la palabra Demonio con algo relacionado, quizás, con Ángeles o Luces Blancas, pero era sólo una suposición.

El Demonio puso los ojos en blanco al oír semejante tono de mensaje de texto y fingió mordisquearse los nudillos de la mano derecha de forma un tanto cómica, como si tuviese que contenerse. Efectivamente, William no parecía sentir especial apego ni desapego por ningún de música en especial, pero sabía qué opinión lucir para quedar bien. Y entiéndase por quedar bien bromear al respecto. No parecía interesado en nada humano. Si lo hubiese estado, ya se hubiese acostado con Sheryl, probablemente. Ser parcialmente un Demonio tenía sus desventajas psicológicas.

-  Brooklyn Bridge Park a las 09:20- dijo mirando el reloj a la confirmación de Sheryl-. Nos vemos allí.

Recibió el besuqueo de Sheryl en las mejillas y bajó descaradamente el mentón hasta el esternón, dejando el flequillo sobre la frente de Sheryl, mirándola los pechos. Levantó el rostro y lució una sonrisa sardónica mientras silbaba, pero no pareció dar especiales muestras de que le temblasen las piernas. Más bien parecía divertido. Cuantos años tenía William en realidad y qué motivaciones emocionales era un auténtico misterio, pero fuese Demonio, Luz, o ambas cosas, no dejaba de parecer una entidad un tanto mimética a nivel social, siempre con cierto desapego desenfadado.

Sacó su móvil y marcó, andando hacia la salida junto a Sheryl indicándola lo propio.

-. ¿Te importa que bajemos juntos por el ascensor?- bromeó mirándola de reojo.

Era sólo tres o cuatro centímetros más alta que ella.

Sheryl se dispuso a bajar hasta la planta baja y esperar a que la recogieran. Adams se internó en el ascensor y pulsó el botón de la planta baja. Era un ascensor para dieciseis personas, pero William se quedó, aunque impasible, con la vista al frente y recolocándose el cuello de la camisa de forma un tanto obsesivo-compulsiva.

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15/10/2013, 12:59
Dani Jenkins

Sin dignarme a dar mayores explicaciones me dirigí resueltamente a lo que suponía que debía ser la cocina aunque mi camino se vio interrumpido por el insistente I-phone que empezó a vibrar como un condenado sobre la alfombra. Puse los ojos en blanco y me incliné para recogerlo sin demasiado entusiasmo para después deslizar un dedo por la pantalla táctil para desbloquearlo. Se trataba del tío Aaron y parecía preocupado, es decir, más de lo habitual, sin embargo... Levanté la mirada hasta el cachas de los tatuajes que ahora daba los buenos días a Kate y no pude evitar esbozar una sonrisilla cargada de picardía. No, después de haber esquivado con éxito "la charla", definitivamente no tenía ningunas ganas de que nadie viniera a buscarme, al menos de momento.

Así pues, dejé caer despreocupadamente el móvil sobre la cama con toda la intención de retomar mi camino hacia la cocina y en esas estaba cuando el susodicho macizorro se acercó hasta mí para devolverme al mullido colchón coronado de sábanas revueltas. 

La verdad no me habría quejado de no ser porque aún quería ese café, sin embargo, mi mohín de descontento al ver frustrados mis planes de desayuno se deshizo en una expresión neutra que, conforme el chico empezaba a hablar, fue pasando de la confusión, a la resignación y más tarde a una profunda sensación de lo que no podía interpretarse como otra cosa que no fuera puro alivio. 

- ¡Serás imbecil!, ¡Me habías asustado! -Me quejé pasándome una mano por el pelo revuelto tras un liberador suspiro, realmente me sentía como si me hubieran quitado una gran losa, o más bien un yunque de encima. -¿Así que se trataba solo de eso?. - ¿lidiar con un demonio?, ningún problema, enfrentarse a "la charla", ¡esas cosas no se le hacen a una chica!. - En serio -Le amenacé con el dedo. -no vuelvas a decirle a una chica con la que te acabas de acostar eso de "tenemos que hablar", así es como una termina sirviendo tequila a gordos y sudorosos gangsters mexicanos tras la frontera. -

Iba a continuar con una larga disertación sobre lo antinatural de las relaciones en pareja, que para que engañaros, todo el mundo sabía que eran solo un invento de Hollywood para vender películas de Meg Ryan, pero las imágenes del DVD me obligaron a centrarme en lo que al parecer nos había traído a los tres hasta aquí.

Miré al ahora demonio y principal accionista de Colossus que seguía tumbado panza arriba y sin camiseta sobre la cama, e hice lo único que se podía hacer en este tipo de situaciones. Es decir, seguir adelante.

Esbozando una sonrisa felina me moví ágilmente para sentarme a horcajadas sobre la pelvis del rubiales apoyando las manos a ambos lados de su cabeza, tras ello desvié ligeramente la mirada hacia Kate para después volver a centrarla en los antiguos ojos azules del chico. 

- ¿Como te llamas? - Ronroneé apartándome un molesto mechón de pelo tras la oreja. - No esperarás que intercedamos por tí para formalizar una alianza sin saber como te llamas, ¿verdad?-

 

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15/10/2013, 16:35
Kate Evans

Ni sonreí cuando hizo su supuesta broma ni cuando abrió la boca por fin. Tampoco le contesté. Tenía suficiente con mirarlo fijamente y fulminarle con la mirada, esperando detectar un movimiento en falso, una duda en sus ojos o una mueca mal medida, lo que fuera.

Cerré mi puño izquierdo con fuerza (por suerte seguía estando bajo las sábanas) preparada para saltar sobre él si tocaba a Dani más de la cuenta. Pero no ocurrió nada. La obligó a sentarse y se tumbó entre nosotras, como si en vez de dos desconcodas nos tratásemos de sus hermanas. O las mejores de sus putas.

No tardé en notar la presión en el pecho, la respiración entrecortada y un ligero temblor en mis manos, señales demasaido conocidas como para pasar por alto. Estaba demasiado cerca y yo demasiado sobria. Quería alejarme de allí, zafarme de esas pesadas sábanas que me hacían sentir como un pájaro dentro de una jaula atentamente custodiada por un hambriento felino. Pero algo me lo impedía, algo me tenía bloqueada. Y entonces, sonaron los teléfonos.  Perfecto.

Movida como por un resorte salí escopeteada de la cama, acortando las distancias con el destartalado móvil que, inexplicáblemente, había acabado en la esquina de suelo más alejada de la habitación. La diferencia de temperatura me provocó un escalofrío, dándome cuenta de que yo también estaba prácticamente desnuda.

- No, no es una excusa - contesté al rubio nada más escuchar su nuevo comentario. Iba a decir algo más, dejarle claro que su 'colegueo' no me gustaba, obligarle a confesar sus intenciones, cuando empezó a hablar Dani. Y entonces, él puso las imágenes del video. De forma inconsciente volví a dirgirme hacia la cama, esta vez sentándome en el borde de cara al televisor. Estaba tan concentrada que ni siquiera conseguía percatarme de que seguía desnuda. Ni tampoco de que todavía no había mirado el mensaje que acababa de recibir.

Al ver a Danielle haciendo magia en público no pude evitar poner los ojos en blanco y resoplar molesta. Más por inercia que por preocupación. En el fondo, me daba exactamente igual las consecuencias que sus acciones hubiesen podido generar. Estábamos vivas y aparentemente libres. Por el momento no necesitaba saber más. Hasta que confesó lo que sabía de nosotras. Todo lo que sabía de nosotras. Pero contuve cualquier posible reacción. Esperaría al momento oportuno.

Pero cuando empezó a confesarse, no pude evitar no girarme bruscamente hacia él. - ¿Y debo sentirme agradecida por ello? - contesté molesta. El solo hecho de que se permitiese barajar mi muerte me ponía de mala hostia. Y no, no vamos a interceder por ti, me dije respondiendo mentalmente al comentario de Dani. Pero no pronuncié palabra. De repente, recordé que seguía teniendo el móvil en la mano y aproveché el momento para leer su contenido. Gran error. Por un momento me sentí tentada a no responder, a hacerle el vacío. Pero acabé recapacitando a tiempo, tecleando con agilidad las teclas para, después, volverme de nuevo hacia nuestro 'querido' demonio.

- Háblanos de tu Coven y de por qué te resultamos tan interesantes nosotras.

Mensaje Saliente: Aaron Wake.

¿Es completamente necesario? No es un buen momento. El Colossus.

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15/10/2013, 19:07
- Narrador K -

Mensaje Entrante: Kate Evans.

¿Es completamente necesario? No es un buen momento. El Colossus.

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16/10/2013, 06:23
Adrien Irons

Adrien parecía divertido. Divertido y travieso. Era como un niño con un juguete nuevo. Uno con muchos sonidos y luces de colores. Estimulante a nivel sensorial. Cerebral.

- ¿Tengo pinta de traficante de esclavas?- dijo mirando a Dani con un marcadísimo y exagerado gesto ofendido-. Por favor, yo tengo más caché- dicho con tono extraño, desacostumbrado al palabro- que eso- se alisó un imaginario cuello de la camisa y, girando el rostro, mordió ligeramente una de las manos de Dani, provocándola un cosquilleo. Por un instante sus caninos se habían aguzado ligeramente, al menos en apariencia-. Veo que el "tenemos que hablar" funciona igual, da igual en qué época te encuentres- añadió componiendo una sonrisa sardónica, divertido. Adrien se lo estaba pasando en grande con aquello.

Aferró el móvil de Dani con la mano derecha y tiró levemente con el índice de la izquierda de la goma que sostenía en la pelvis la ropa interior de Dani. Sin mirar, dejó caer el móvil dentro y sonrió, casi cuidadoso con que ese tipo de trastos se rompiesen con tan suma facilidad. Era un Demonio. Los demonios eran difícil de pelar. Bueno, vale, quizás no era la frase menos malinterpretable en ese momento.

- Soy Adrien. Adrien Irons- puso los ojos en blanco y se encogió de hombros-. Bueno, no es mi nombre real, eso está claro- volvió a sonreír de forma, más que despreocupada, desapegada con todo en general-. Da igual cómo me llame en realidad- levantó ligeramente su pelvis, levantando a Dani con ello, y sacó su cartera del bolsillo trasero del vaquero. Sacó su carnet de identidad. Adrien Irons, y volvió a guardarlo-. Así se llamaba el dueño del Colossus, un mafiosillo de tres al cuarto, antes de que desapareciese y alguien suplantase su identidad- aguzó una sonrisa que, sin perder el atractivo y el encanto, se reveló un tanto siniestra en seña elegante-. El Glamour- la capacidad de cambiar el aspecto del propio cuerpo-, desaparece al revelar la forma demoníaca, y además sólo puedo usarlo si está conmigo la miembro del Coven que me enseñó, pero sigue siendo tremendamente útil.

Compuso un marco con ambas manos y, cerrando un ojo, comenzó a mirar a través a Dani, como si estuviese tomándola medidas. Pasó de la cabeza a los hombros y se quedó en los pechos, de donde ya no se movió exageradamente hasta cesar en aquella broma ligeramente macabra. Pese a todo, no parecía realmente una amenaza. Inofensivo. Esos eran los peores. Adrien era el prototipo de "Un vecino muy simpático, siempre saludaba. Me ayudó con la mudanza. Un poquito raro, eso sí. Intentó comprar mi alma una vez. ¡No sabía que eso se podía hacer de verdad!".

Giró el rostro y encaró a Kate. Compuso una media sonrisa. Medio franca. Medio divertida. Medio condescendiente. Medio empática. Medio "sintiéndolo mucho". Parpadeó y puso ojitos de cordero degollado a la chica.

- Necesitas relajarte- se limitó a comenzar palmeando el sitio de donde Kate se había levantado, ofreciéndole volver en gesto implorante-. Soy un Demonio, querida. Yo comía Brujas para desayunar- apoyó un dedo en el ombligo de Dani y presionó, como si fuese un interruptor-. Lamentablemente, este mundo está un poco patas arriba- levantó sus propias piernas, alzando las rodillas y usando los muslos bajo el vaquero como muro para las espaldas de Dani-. Dejando de lado lo encantadoras y atractivas que sois- las aduló con compás de admirador vanidoso-, sois el Coven que vio ayer nuestra vidente, y yo me fío muy mucho de nuestra vidente. Es muy buena.

Volvió a palmear la cama y guiñó un ojo a Kate antes de pegar un cabeceo hacia Dani.

¡Que te vas a perder toda la dimensión, muchacha!

O algo así.

- Nuestro Coven fue el de las noticias- explicó señalando el televisor apagado-. Estábamos ayudando a escapar a un chavalín con un poder de lo más interesante- sonrió ampliamente, confiado de que eso atraería la atención de las mujeres más que cualquier ario musculado-. Puede hacer indetectable la magia. Ni escáneres, ni detectores, ni análisis. Nada. Podría usar Glamour y entrar en el pentágono o la Casa Blanca- suspiró, casi pareciendo retener un orgasmo solo de pensar en las posibilidades de volver a los viejos tiempos-. Y vosotras podríais vivir en paz y armonía sin tener que esconderos como si hubieseis hecho algo malo- señaló a Dani y la pulsó la nariz-. Bueno, ella se porta muy mal, pero tú eres una "chica buena"- terminó apuntando a Kate.

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16/10/2013, 07:20
Arual

A simple vista, haciendo un inciso, Michael concluyó que definitivamente no sabía nada sobre las marcas del rostro en el amigo de aquella joven. Era algo extraño, sí, y a todas luces no tenía una apariencia Demoníaca normal y corriente, pero no supo ver más allá del trazado y establecer una conexión con otra raza o condición sobrenatural.

La chica se miró las manos. Sonrió. Abrió y cerró dejando que escapasen un par de destellos azules. No parecía hacerlo conscientemente. O no parecía ser consciente de necesitar reprimirse. Habiendo hecho ya tanta Magia, desatar más no podía empeorar nada. No era plenamente consciente de sus actos. No era plenamente responsable.

- Gracias- fue todo lo que dijo en un principio como respuesta.

Se quedó así un rato. Saphiro miró el reloj, y al ver cómo el segundero avanzaba impasible comenzó a impacientarse. La chica seguía igual. Se miraba las manos y pensaba. Se organizaba. Necesitaba tiempo. Calma.

- Me llamo Arual- fue lo primero que dijo con una voz como el oleaje-. Me gustó ese nombre- confesó de forma atrevida. Estableció una fugaz sonrisilla, enseñando unos dientes blancos. Una nota aguda, similar a una risa, salió de su garganta-. Mis padres siempre me llamaron Laura- explicó con un deje nostálgico. Un nombre hispano-. Era el nombre que venía en la cesta- un bebé abandonado, supuso Saphiro-. Pero yo soy contraria a los demás- colocó una mano sobre la otra y les dio la vuelta, invirtiéndolo-. Arual es más apropiado. Y me gusta. Suena angelical.

Aferró el vaso de agua con las dos manos y bebió. Lo dejo sobre la mesa. No miraba a Saphiro directamente a los ojos, a sabiendas de las repercusiones emocionales que tenía mirar a Arual. Era duro y lacrimoso.

- Los S.T.A.R.S.- dijo con una mueca discorde. No le gustaban, la extrañaban- pueden detectarme- confesó, pero no parecía preocupada de un modo urgente por eso-. Josh me ocultó mientras estuve con él. Al irse, dejó de hacerlo- levantó una mano e hizo un amago de lanzar otra bola azul para explicarse, pero alzó los ojos sobre el rostro agachado y miró a Saphiro. Se comedió, a sabiendas de que al hombre no parecía gustarle-. He llegado aquí Orbitando- se explicó, y Orbitar era un poder esencialmente de Luces Blancas y Ángeles, lo cual no terminaba de casar con su pasado-. Me buscan, pero confío en que no aquí. No ahora.

No aquí y ahora quería decir, en realidad, pero hablaba de forma entre cortada cuando tenía que proferir frases largas o complejas. Arual tenía un buen diccionario, pero poca garganta para verbalizarlo.

- Es mejor que no vengan- dijo para si con voz pavorosa, medio abstraída-. Orbitaría, o lucharía- se estremeció ligeramente al barajar la posibilidad-, y no me gusta pelear- pero no parecía poder pelear en un sentido físico, sino mágico-. Bueno, da igual- dijo un tanto nerviosa, forzando un cambio de tema. Huyendo de aquello.

Arual, por alguna razón, no se sentía cómoda barajando posibilidades. Se agobiaba. Además, se angustiaba y abrumaba al pensar en cómo reaccionar. Según parecía entenderse, sabría capaz de defenderse ante un ataque de los S.T.A.R.S., pero la mera posibilidad de hacerlo la incomodaba. Si pudiera, probablemente renunciaría a esos poderes.

- El Luz Negra no pertenecía al Coven, no- repitió pasando, efectivamente, a otro tema-. Estuvo en el ritual para ocultar a Josh. Lo convertirán en un Agente- apretó ligeramente los puñitos, dejando los nudillos blancos-. O lo intentarán. Lo interrogarán. Ya lo habrán hecho. Saben donde está Josh- ató cabos.

Saphiro fue tomando consciencia de Arual. Sí, era bastante inconexa. Sí, se sentía incómoda hablando. Era parca en palabras. A veces pegaba cambios bruscos en su diálogo. Evadía temas. Sacaba otros. Parecía escupir palabras según su mente fuese sacando paquetes de información válida por la cadena de montaje. Sin embargo, aunque de vez en cuando hablaba de lo que considera anecdóticamente importante o esencial, saltaba a la vista algo. Arual, generalmente, era muy reducida, y sólo se centraba en sus recuerdos, lo que le venía a la mente, o lo que le preguntabas. Si hablase como una personal normal ya podría haber explicado toda la historia, pero era lenta y se arrastraba.

- Soy la única que necesita ocultarse- explicó para comenzar su conclusión y sacar lo esencial-. De mi Coven- matizó. No ocultarse de su Coven, sino la única de su Coven que necesitaba ocultarse-. Necesitan ir al otro lado, donde está Josh, y recuperarlo. Algo salió mal- negó con la cabeza. Muy mal-. Yo hago de llave- reveló. Se refería, probablemente, a desbloquear el acceso a donde estaba Josh-. Habla con tu Coven, sí- asintió para si, a sabiendas de que lo que proponía Michael era lo esperaba-. Yo lo haría. Puedo- miró de forma tímida al hombre, hombros encogidos, posición retraída-. ¿Puedo ir contigo? Quiero verlos. En persona.

- Tiradas (1)
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16/10/2013, 09:48
- Narrador K -

Jane había llegado más que cansada de "trabajar". Harry Joe Macnamara, Alias Grumpy. Originario de Nueva Orleans, viudo, padre de 3 hijos, entre ellos el adoptado Michael Saphiro, y abuelo de 2 nietos, es el patriarca indiscutible del clan. Un hombre de prácticos principios y vicios sencillos, como el tabaco, los caramelos de menta y el golf, quien, con mano férrea y absoluta precisión, manejaba los hilos de la bien engrasada maquinaria familiar, a la cabeza del imperio Macnamara: El juego y las apuestas ilegales. Un negocio la mar de rentable para alguien capaz de alterar las probabilidades... como su nieta biológica, Danielle Jenkins, eje del Coven que incluía a Jane.

La mentada y acomodada diletante desde la infancia había estado todo el día del 25 de Abril de 2014 intentando mostrarse diplomática con unas triviales deudas de juego para con la familia Macnamara. Y es que era mejor ir por las buenas, porque aunque el viejo no tenía reparo en partir piernas, acababa cansado y no quería tener a media ciudad recibiendo una pensión por invalidez. Así pues, cuando llegó a casa, Jane pudo hacer poco más que sacarse una ensalada de la nevera y hablar con un rato con el criado de la casa. La noticia de los S.T.A.R.S. poniendo patas arriba la ciudad durante unas horas había tenido un impacto sensacional, rompiéndolo todo, incluso los habituales temas de conversación.

No había nadie de su Coven en casa, ni siquiera Sheryl. Ni Saphiro. Ni Dani. Ni Aaron. Ni Kate. Nadie. Cansada como estaba, la joven se echó a dormir y cerró los ojos esperando no tener al día siguiente agujetas en el cerebro. Sin embargo, la despertaron sus oídos. El inclemente móvil vibraba junto a la mesilla de noche. Jane alzó una mano y lo aferró, entreabriendo un ojo para leer el mensaje que salía en pantalla. Era Wake, del Coven.

Mensaje Entrante: Aaron Wake.

Decidme donde estáis. Voy a ir a recogeros. Os lo explicaré por el camino.

Ya empezábamos. Más cosas que hacer. Más problemas. Respondió a Wake diciéndole que estaba en casa y comenzó con su rutina. Se duchó, se vistió, desayunó y salió a la calle. Aaron tardó poco en salir con su modesto coche de segunda mano comprado de forma ilegal, pues no en vano, estaba oficialmente muerto. Llevaba gorra por razones más que obvias y parecía preocupado por algo, para no variar. Arrancó y fueron a por Sheryl. Una Sheryl que, al contrario que Jane, no había dormido, al parecer, precisamente sola, sino en un piso de lujo en Manhattan.

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16/10/2013, 09:48
- Narrador K -

Aaron Wake pasó a recoger Jane Simons por la sede del Coven. Tras ello fue a recoger a Sheryl. No se sabía nada de Kate y Dani desde que se fueron a la discoteca, señal de que muy probablemente estarían en camas ajenas o algo por el estilo. El mensaje original venía de Saphiro a Wake, mandando recoger a las chicas, así que, naturalmente, el abogado se encontraría con las chicas en último lugar. Algo importante estaba haciendo en la oficina.

Wake estacionó durante un par de minutos al lado del 1020 de Park Avenue, en Manhattan. Un edificio alto y regio, de paredes claras y acristalado a más no poder, que se volvía piramidal en su cenit, tornándose duplex en las últimas alturas y con balcón. Balcón desde el que se podía ver Central Park.

Sheryl esperaba a pie del edificio, bajo el número enmarcado. Jane la hizo una señal para que subiese al vehículo y entró en el asiento de atrás, con Aaron conduciendo y Jane de copiloto. Así pues, Aaron arrancó y comenzó a conducir. No sabía donde estaban las restantes miembros del Coven, así que puso rumbo a la sede por el momento a falta de que respondiesen al maldito teléfono. No llegó ni al semáforo cuando le sacudió un nuevo mensaje de texto. Era Saphiro.

Mensaje Entrante: Michael Saphiro.

Todo parece despejado. Reúne a W y avisadme cuando estéis en el refugio. Tenéis que escuchar lo que esta chica tiene que contaros. Iré allí en cuanto me avises. Es importante y ella necesita nuestra ayuda.

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16/10/2013, 10:37
Michael Saphiro

- Es un placer conocerte, Arual. – dijo Michael sonriendo. – Es un nombre bonito, me gusta. – Se recostó en la silla para tener una mejor posición de la espalda.

- Pero para que salgamos con bien de ésta deberás ayudarme un poco. – dijo Michael con voz pausada. Se había decidido a intentar echar una mano a aquella pobre chica. ¿Por Dios quién le diría que no? ¿Quién en su sano juicio se negaría a ayudar a un ser tan desvalido y lastimoso? Él no, desde luego. No era un monstruo, no era un demonio desalmado.

 Extendió las manos y sujetó las de Arual con firmeza pero sin hacer daño. Le apretó con suavidad para hacerle sentir que estaba ahí, que podía confiar en él, mientras le miraba a los ojos. – Como dije te ayudaré. Tranquila. –

- Lo primero que te pediría es que te abstuvieras de usar magia… al menos aquí y por ahora. Puedo llevarte a un sitio donde puedes relajarte y volver a usar todo este repertorio de habilidades que me has mostrado… es un sitio más… seguro. Mi Coven querrá ver lo que me has mostrado… es la mejor forma para que entiendan un poco de qué va todo esto. – era la primera vez que Michael nombraba el Coven como tal. Sabía que Arual no era una agente de los S.T.A.R.S. pero si lo era le había engañado completamente y acababa de caer en su trampa.

Pero no, la chica que tenía ante sí no era el enemigo.

- Hablaré con mi Coven y organizaremos un encuentro. Esto es importante. – dijo refiriéndose a ella y su situación. – Mientras quizá quieras contarme un poco más de tu historia… ¿qué eres exactamente? Puedes orbitar pero no pareces un luz blanca o un ángel… ¿Sabes si alguno de tus padres era de alguna raza mágica? -

Michael sintió como si estuviera invadiendo la intimidad de la chica y de inmediato se arrepintió de sus últimas preguntas. Alzó la mano para detenerla, indicando con la cabeza que no contestara, que no hacía falta. – Vamos a lo importante, Josh, tu amigo… ¿Sabes dónde está? Si se ha escondido quizá los S.T.A.R.S. no lo encuentren, o tarden un tiempo. Deberíamos intentar encontrarle antes que ellos, y protegerle. -

Michael se negó a pensar en la posibilidad de que los S.T.A.R.S. aparecieran ahora en la puerta de su despacho… Si la chica orbitaba o luchaba daba igual… los S.T.A.R.S. le interrogarían a él, independientemente de si ella escapaba o moría o era apresada. Le interrogarían y le harían pasar por los detectores mágicos… y le descubrirían. Michael no podía permitirse el lujo de que Arual hiciera más magia ahí. Rezaba para que no les hubieran detectado, y con suerte, si no se les venía encima un ejército de S.T.A.R.S. en los siguientes cinco minutos, estarían a salvo.

Agarró el mando del pequeño televisor que había en su despacho y encendió la tele pero le quitó el sonido. Indicó el televisor con la cabeza a Arual y le explicó con una sonrisa: - Si los S.T.A.R.S. montan un operativo y se dirigen hacia aquí, saldrán en todas las noticias. Les veremos mucho antes de que lleguen y podremos irnos. No habrá que pelear. – esperaba que la opción de evitar una pelea agradara a aquella frágil chica.

- Bien, volvamos a lo que me has contado. – intentó retomar Michael. – Has mencionado un ritual para ocultar a Josh… ¿de qué trataba ese ritual? – procuró centrarse en aquello, evitando confirmar a la chica lo que ella ya sabía o sospechaba. Ese Luz Negra estaba perdido… sería convertido o asesinado, y en cualquiera de los dos casos sería utilizado para encontrar al resto del Coven de Arual. Era ciertamente un problema. Un problema que debían quitar de la ecuación.

- Tu Coven tiene que ir al otro lado… - repitió Michael – a buscar a Josh… ¿qué salió mal? ¿qué es ese otro lado del que hablas? ¿Y tú eres la llave de qué? – aquello era más caótico que las explicaciones iniciales de Morpheo a Neo en la película de Matrix. Michael se preguntó si al final descubriría algo parecido, que el mundo no era como pensaba y que vivía engañado… Se preguntó si conocería alguna vez al Arquitecto…

Parpadeó para centrarse y evitó mostrar una sonrisa ante el rumbo de sus pensamientos. Sacó el móvil y tecleó a toda velocidad otro mensaje para Aaron:

“Todo parece despejado. Reúne a W y avisadme cuando estéis en el refugio. Tenéis que escuchar lo que esta chica tiene que contaros. Iré allí en cuanto me avises. Es importante y ella necesita nuestra ayuda.”

Levantó los ojos y miró a Arual. – Me encantaría que conocieras a mi Coven en persona… y que les explicaras con mi ayuda lo que ocurre. Estoy seguro de que estarán encantados de ayudarte. – dijo aunque realmente no estaba muy convencido de ello… en su opinión habría opiniones muy dispares dentro del Coven, con partidarios de ayudar a la cría y partidarios de alejarse de ese problema cuanto antes y más lejos, mejor. Saphiro no quería exponer a los Jenkins a ningún tipo de peligro, pero tampoco quería negar la ayuda a otro ser mágico, y menos si eso significaba joder a los S.T.A.R.S. Y teniendo en cuenta el operativo que habían montado por la tele… proteger a Arual les iba a joder bien.

- Tiradas (1)