Partida Rol por web

Beast

Apertura.

Intro.

Unos nudillitos golpearon en la puerta de Aaron Wake. Se escuchó inmediatamente al otro lado el pesado sonido de un mamotreto levantándose de su asiento. Tras un par de sonoros pasos, la estancia se abrió revelando al ex S.T.A.R.S. sin camiseta. Con aquel torso atlético y de musculatura marcada, cincelado con alguna cicatriz suelta.

Su mirada en un comienzo fue de ligera concentración ritual, y podía verse sobre su mesa, en penumbra, un bote de pintura blanca y una máscara negra, que había sido pintada con algún tipo de dibujo tribal. Al ver a Dani, su rostro pasó a revelar una ligera sorpresa. Aquella Dani con esa muy bien fingida mirada de inocencia que la caracterizaba, como si no hubiese roto todos los platos. Eso, y su habitual suficiencia de quien se sabe con la razón.

Algo quería, y o era un abrazo o un favor. Aunque Aaron, por su parte, también podía en realidad, pedirle alguna que otra cosa. ¿Qué era eso que tenía en mente para que no le cosiesen a balazos? Asumiendo que no la invitase, junto a un bote de palomitas, a ver a aquellos maravillosos demonios que tanto se estaban divirtiendo en Tokyo.

Kate entró por la puerta de casa con su habitual semblante y se encontró a Saphiro y Jane en el salón, practicando. Bueno, era como si Saphiro estuviese ensayando frente al espejo un discurso sobre si mismo. No tardaron en explicar a la recién llegada que Saphiro era en realidad Sheryl transformada. El abogado se había ofrecido para ser suplantado en la estatua, con todo lo que ello conllevaba. Una maniobra muy arriesgada y bastante "romántica".

Sheryl no tenía Telemetría ni podía Pesteañear, pero en cambio su Metamorfosis podía ser realmente útil, siempre y cuando Aaron fuese quien la sacase de ahí en el último momento. Sino, tendría un problema. Así que, por su parte, sólo quedaba seguir preparando cosas y cosas. Había tanto que podían hacer por ayudar a la parejita desde fuera...

Aunque bueno, todavía no se sabía por que Kate había desaparecido tanto rato, y en realidad, esta bien podría tener más cosas que hacer que ayudar a dar cobertura mágica a los infiltrados en ciernes.

O algo. Hora de ponerse al día, o no, y manos a la obra.

Michael fue al cuarto de Sheryl con un pestañeo y se escondió. Una habitación repleta de pósters de hombres musculados, a gusto personal de la chica en cuanto a materia sexual se refería. No dejaba de ser ligeramente intimidante, y es que recordaban un poco a Aaron, en cierto modo, aunque fuese a nivel anatómico. Inmediatamente Saphiro pensó en la capacidad de la chica para cambiar de forma.

Pero sea como fuere, la cuestión es que estaba allí... parado. Y estaban pasando muchas cosas, demasiadas, como para estar parado. Pero cierto era que Aaron no podía verlo, así que Saphiro no podía deambular libremente por casa hasta que este se fuese que con Sheryl.

La cuestión era qué hacer hasta entonces. ¿Buscar a Rinko Asauchi? ¿Algo relacionado con Arual/Laura? ¿Pociones? ¿Conjuros? ¿Ayudar a Tokyo? Había tantas posibilidades, que...

Me siento de malagana en el sillón más cercano a la puerta, haciendo un gesto con la mano dándoles a entender que, en esos momentos, me da igual lo que me digan. Al parecer su plan de de entrar por la fuerza en el centro de los S.T.A.R.S seguía adelante, ¿qué más da lo que les dijera?

Por desgracia, todo este asunto me preocupa demasiado, y termino cayendo en la trampa. - ¿Alguien me va a explicar qué narices vamos a hacer? - Que Dani tampoco esté allí me preocupa y empeora todavía más mi humor.

Michael pensó. Rinko Asauchi estaba en otra dimensión, o eso creía el joven. Para ayudar a Tokyo poco podía hacer frente a un ejército de demonios. Poco mientras no tuviera a Rinko en su poder.

Eran dos caminos que no le conducían a ninguna salida. No, si quería aprovechar el tiempo debía hacerlo de otra forma. Fuera donde fuera a donde pensara pestañear, debía hacerlo rápido, y andar deprisa una vez estuviera ahí. No quería que los S.T.A.R.S. le rastrearan, aunque la verdad, pensaba que ahora mismo tendrían demasiados problemas como para andar pensando en un ser mágico que se teleportaba.

Podía intentar preparar una poción, o un conjuro. No le vendría mal. O podía intentar localizar a uno de los miembros del Coven de Arual. Tenía un par de nombres para empezar. Adrien Irons, William Adams y el resto desconocidos.

Y otro posible camino de investigación. La mujer que Arual le había dicho que podía ponerles en contacto. Tona. La chica del restaurante japonés. Aunque Arual también había dicho que lo dejaran como última posibilidad.

Saphiro se obligó a pensar y a recordar. ¿Qué había dicho Arual? Que su Luz Negra y su Avatar estaban en Hawai, pero que su Coven estaba en Nueva York. ¿Y si intentaba divinar la posición de su Coven e intentaba contactar con ellos?

¿Pero cómo divinar sin péndulo ni mapa? No podía arriesgarse a que Aaron le descubriera merodeando por la casa.

Bueno, lo primero era lo primero. Debía enterarse de lo que sucedía en el mundo exterior. Sujetó su móvil con firmeza, se puso los cascos y utilizó de nuevo la tecnología - internet - para investigar si había novedades en el asunto de Tokyo. Y después miraría si había salido alguna noticia respecto a los S.T.A.R.S. en Nueva York, o cualquier evento próximo en el tiempo relacionado con la Estatua de la Pureza.

Satisfecho por haber terminado su pequeña obra, dejó secar la máscara recién pintada. Los trazos blancos habían formado, más o menos, la cara de un fantasma. Dentro de los S.T.A.R.S., los recién llegados solían dibujar algún que otro símbolo que les permitiese perder su miedo y transmitirlo a sus víctimas. Con el tiempo, se convertirían en verdaderos asesinos. Justo lo que era Aaron, aunque él nunca necesitó ningún dibujo tribal. Pero ahora sí lo necesitaba.

"Para engañar a los S.T.A.R.S. y hacerles creer que soy un novato que acaba de llegar al infierno" esa posiblemente sería la explicación oficial. Pero en realidad, ¿se trataba de eso? No. Aaron estaba realmente asustado por lo que iba a pasar. Una cosa era mantenerse a salvo y sobrevivir, otra, ir a la boca del lobo a enfrentarse a lo imposible. ¿Realmente era tan mala la situación como parecía?

Wake se frotó los ojos. Necesitaba una distracción que le ayudara a pensar. ¿El vídeo que había mencionada Michael sobre Tokyo? Sí, ¿por qué no? Al mismo tiempo  que se quitaba la camiseta para estar más cómodo, cogió su pad y se dispuso a sentarse. Algo que no hizo. Cuando se giro, se vio cara a cara con Dani. ¿Cuándo había entrado? Tras la ligera sorpresa, le dedicó una sonrisa y unas palabras de saludo "Hola, Dani."

Al ver su rostro lleno de inocencia, no pudo evitar recordar los años en los que Dani fue su ángel de la guarda y quien le ayudó a ver con otros ojos el hecho de tener habilidades mágicas. Dani acudía muchas veces a ver a Aaron, ya fuese para pedirle algo o para ser abrazada. ¿Se repetiría la misma historia?

- Dime, Dani, ¿en qué puedo ayudarte?- dijo Wake con voz segura y firme.

Las propiedades elásticas de los segundos de espera tras una puerta cerrada podían darte tiempo para pensar en muchas cosas a las que de otro modo no les dedicarías el tiempo suficiente, como el último yogurt caducado que te comiste, cuando fue la última vez que te lavaste el pelo o si te has dejado la plancha encendida. Momentos a los que la gente no suele darle importancia pero que de alguna manera, te dejan en paz con el mundo. El problema era que solían acabar de forma brusca, cuando la puerta se abría y de repente recordabas la razón por la que habías estado esperando como un pasmarote con la mirada perdida en un estúpido trozo de madera.

Tuve que tomarme un minuto, no para recrearme y mirar, si no para dejar de hacerlo. ¿Porqué tenía que hacer estas cosas constantemente?, es decir, en otras circustancias y de haber sido cualquier otro no me habría quejado en absoluto, pero siendo mi tío hacía que me sintiera como una maldita enferma. No era justo, cuando yo me paseaba por ahí en bragas y ataviada únicamente con alguna camiseta prestada* no importaba, él me había visto cuando aun llevaba las mangas llenas de mocos y salía a jugar al jardín en camiseta interior. Estas cosas se quedaban grabadas en el subconsciente de la gente y tenían la maravillosa capacidad de desexualizar cualquier situación por escabrosa que pudiera parecer. El problema era que no funcionaban al revés. No estaba bien, era antinatural, los tíos de la gente no deberían estar buenos y punto.

En cualquier caso, tenía que admitir que cuando una estaba cabreada, ignorar unos abdominales de infarto era relativamente más sencillo, sobretodo porque la mayoría de tus neuronas están demasiado ocupadas en inhibir los impulsos motores que desencadenarían lo que popularmente se conoce como “patada en los cojones”.

-¿Que estás haciendo? - Pregunté aun con el ceño fruncido, inclinándome ligeramente a un lado para poder ver más allá del horizonte de sus biceps, centrando mi atención en el bote de pintura blanca y la máscara.

Volví a mirarle y como tampoco dijo lo contrario decidí que podía pasar. -Hola -Añadí como si de repente hubiera recordado que era apropiado responder a un saludo. - Necesito un mechón de tu pelo. - Aclaré sin más, alcanzando resueltamente la máscara para poder examinar mejor las marcas.

*Si, prestada, no robada, a veces la gente también me presta cosas, sobretodo cuando voy desnuda.

- Iba a ver el vídeo de Tokyo con su propio infierno desatado… me lo había comentado antes Michael- dijo Aaron en respuesta ante la súbita pregunta que le realizó Dani.

Dicho esto, la joven, tras titubear unos segundos, ya fuese porque Aaron estaba sin camiseta, ya fuese porque estaba esperando a que la invitara a que cruzara la puerta, entró en la habitación devolviéndole el saludo al ex-S.T.A.R.S. Dani fue directa al grano. Al mismo tiempo que se dirigía a la mesa donde estaba la máscara, recién pintada, y el bote de pintura- ¿curiosidad, tal vez?-, le pidió un mechón de pelo. Algo que, para qué negarlo, sorprendió a Aaron. Sin duda, algo tenía en mente… pero qué?

Al ver que Dani llegó con rapidez a la mesa con intención de descubrir qué había estado haciendo el soldado, Aaron, meditándolo durante unos segundos, decidió contarle el motivo del dibujo, antes de hacerle preguntas en relación al mechón de pelo.

- Es una manera de ahuyentar y expulsar tus miedos internos y de transmitirlos a tus víctimas o enemigos…- dijo Wake, recordando sus tiempos cuando trabajaba con los cazadores de magia- o eso me dijeron en la instrucción- soltó una risita- A decir verdad, nunca he creído en estas cosas. Si estás preparado para morir, no necesitas esconderte bajo una máscara…- hizo una pequeña pausa- sin embargo, mírame ahora, dibujando un fantasma o un cráneo, para tratar de reprimir el temor que le tengo a esa estatua y a sus inquilinos y ocultarme de ellos. Qué imagen estoy dando- negó con la cabeza.

Aaron confiaba en Dani, seguramente era la segunda persona en quien más confiaba. Aaron no podía reprimir una sonrisa cada vez que veía a su pequeño- ahora no tanto- ángel. Si no hubiese sido por ella, ¿dónde estaría ahora Aaron Wake? Muerto quizá. Atrapado por las garras del enemigo, lo más seguro. El ex-SOLDADO había sido muy afortunado por haberla conocido y sobre todo por haber podido verla crecer como si fuese su propia hija. Aunque ahora había crecido, para Aaron seguiría siendo aquella niña pequeña que le hizo abrir los ojos.

Aaron la miró con cara de concentración y una mirada de curiosidad.

- Dani, ¿para qué quieres un mechón de mi pelo?- y añadió en tono divertido- ¿Qué estás tramando?

La entrada de Kate en la habitación deja bastante que desear, pero ya estoy bastante habituada a su humor prepotente y negativo:

- Pues la verdad es que de momento, perder el tiempo. Y por lo demás ni zorra idea, pero ¡eh! me alegra ver que has vuelto mucho más alegre de como te fuiste - Digo con un tono irónico algo molesto por la situación - y tú ¿dónde te habías metido chica? ¿Has visto lo favorecido que está Michael?

Estudié la mascara durante un instante con expresión crítica, examinándola primero por un lado y después por el otro. Finalmente terminé por encogerme de hombros antes de volver a dejarla en su sitio.

-Pues a mí me parece una tontería. -Concluí resueltamente con la seguridad y el aplomo de quien afirma que el cielo es azul, los pájaros vuelan y el sol sale por el este. -además, eso es mentira, todo el mundo tiene miedo a morir y si no lo tiene entonces es que es idiota. -añadí dejándome caer cómodamente sobre la cama antes de sacudirme las manos en los tejanos, la pintura aun estaba fresca y me había manchado algunos dedos de blanco.

-Hay muchas cosas que dan miedo y llevar una máscara solo hace que encima no veas un carajo. -Negué con la cabeza rememorando algunas de mis últimas experiencias con estas cosas. No podía negar que la teoría tenía cierto encanto pero a la hora de la verdad realmente las máscaras no eran tan sexys como la gente solía creer. La mayoría de las veces solo sirven para darse cabezazos y si te da por estornudar es una autentica guarrería.

Miré al ex STARS que parecía haberse hecho más pequeño de repente. Suspiré, tendría que guardarme esa patada en las pelotas para más tarde. -¿sabes? en realidad ese es su problema. -Aclaré con total convicción. - Ellos hacen las cosas porque tienen miedo, nosotros lo hacemos “a pesar” de él y ese es precisamente el centro de la brujería.-

Y era cierto, por eso estaba ahí, para hacer lo necesario. A veces lo necesario no es fácil, a veces tampoco es bueno, a veces tienes que elegir aunque no quieras y a veces ambas opciones son malas. Pero aunque te cagues de miedo lo haces, porque es “lo que hay que hacer”, porque nadie más puede hacerlo.

- Sobre lo del mechón de pelo …-me rasqué un poco la nariz.- preferiría no tener que contártelo. -Terminé torciendo ligeramente el gesto.

La contestación de Jane me provoca una carcajada que supone una válvula de escape para parte de mi tensión. - Tienes razón Jane, perdona - cedo al final, con una expresión visiblemente más agradable. Que yo tenga problemas no significa que tenga que pagarla con ellos, y menos en circunstancias como esta.

- La verdad es que estás más.... jovenzano - comento dedicándole una sonrisa y un guiño a la morena, intentando compensar el comportamiento de hace apenas unos segundos. Entonces me acomodo en el asiento, echándome hacia delante y mirándola fijamente. - Enserio Jane, ¿qué tenéis planeado? - esta vez mi tono solo está cargado de preocupación. No me gusta el plan, ni las prisas con las que se ha elaborado. No he analizado la situación, pero estoy segura de que hay más cabos sueltos de los que somos capaces decontrolar. - ¿Y qué necesitáis que haga?

Parece que el mal humor de Kate ha escampado. Algo es algo:

- Pues la verdad lo único que han hecho Michael y Aaron es mantenernos como plan B por si pasa algo y necesitan ayuda del exterior... Michael, levemente presionado por nosotras - Digo mientras hago un gesto de comillas en el aire - ha cedido y ha aceptado dejarse intercambiar por Sheryl aquí presente. Y en esas estábamos, porque ni idea de dónde estabas tú, Dani... Aaron también ha desaparecido... y si preguntas por el gran Saphiro creo que en estos momentos se encuentra escondido dentro de mi armario, justo arriba - Añado dirigiendo un dedo índice acusador hacia el techo, señalando mi habitación.- Espero que no me esté dejando destrozados los zapatos que debe estar pisando. Por su bien. ¿Y tú? 

- ¿Por qué no me sorprende? - exclamo, sin esperar una verdadera respuesta, al escuchar sobre el comportamiento paternalista de los 'hombres' del Coven. - En resumen - continúo - no tenemos ni idea de lo que están planeando y ... ¿esperamos una señal? - Esa última parte no me había quedado clara.

Estaba a punto de hacer otro comentario al respecto, de la mala idea que me parecía lo que estábamos a punto de hacer, cuando Dani salió a la palestra. - ¿¿No sabéis donde está?? - pregunto, entre alarmada y molesta. Se suponía que debía estar con los demás, ¿dónde narices está? Cierro los ojos un momento y suspiro, mientras me masajeo la sien izquierda intentando liberar la tensión que se concentra en mi cerebro desde hace unas horas. En el fondo, el comportamiento de mi amiga no me sorprende. - Yo... he estado ocupada. Ocupada de verdad - añado al instante, lo que menos necesito ahora es un discurso sobre mi obligación de estar junto al Coven. En realidad, nada me hubiese gustado más.

- Está bien, recapitulemos. Vamos a atacar la base de los S.T.A.R.S. sin que todos nosotros conzcamos verdaderamente el plan y teniendo a uno de los artífices (Aaron) en paradero desconocido. ¿Voy bien? - Verbalizado, mi análisis de la situación todavía parece más surrealista que antes. - Por supuesto, Laura/Aurel esta detrás de esto, ¿no? - Suspiro e inclino mi cabeza hacia atrás, dándome pequeños golpecitos. - De verdad, Jane. ¿No le ves lagunas a esto? - continuó, en esta ocasión sin esconder ni un ápice de mi preocupación. - Siento que vamos directos a la boca del lobo, y sin ningún tipo de protección.

- ¿Que si le veo lagunas? - Pregunto omitiendo todo lo demás y emitiendo una auténtica carcajada irónica. - No, no le veo lagunas. Le veo mares. Océanos enteros le veo. ¿Y? Nadie me escucha, todos vais a vuestra puta bola y encima pasáis de dar señales de vida. ¿Lagunas? Pufff... lo que me quedaba - Digo dando un giro dramático y dejando mi espalda a la vista de Kate.

- ¿Y qué? ¿Qué hago? Ellos no nos escuchan, Dani pasa de todo, tú otro tanto de lo mismo hasta hace 10 minutos... y sí, por supuesto que Arual está detrás de todo esto. Pero ya estoy cansada de ir detrás vuestro a todas partes. Haced lo que queráis. Si hay que morir, pues mira. Mejor de eso que de cáncer - Digo mientras enciendo un nuevo cigarrillo y le doy dos caladas rápidas para relajarme.

- Ocupada ¿en qué? Y Dani... no coge el teléfono ni responde a mensajes. Y ya no sé si preocuparme o pensar que también va por su cuenta.

Aaron observó con atención el estudio minucioso por parte de Dani de la máscara fantasmal. Fueron unos segundos en los que Dani permaneció en silencio, mientras examinaba la máscara negra y escuchaba la explicación que le ofrecía el soldado. Tras acabar, acto seguido se dejó caer encima de la cama concluyendo de manera parecida a Aaron: el uso de la máscara no dejaba de ser una "tontería". Sin embargo, el ex-S.T.A.R.S., consideraba que aquella vez era necesario el uso de una máscara. Era clave pasar desapercibido, era primordial ocultarse y ser reconocido por ningún miembro de su antigua unidad ni tampoco por su antiguo jefe.

Qué "sorpresa" se llevarían al ver que un supuesto agente que llevaba muerto hacía ya varios años, regresaba de entre los muertos con la única intención de entrar en un edificio plagado de soldados y demonios para "rescatar" a un Luz Negra. La máscara le daría el anonimato y esperaba que aquel plan diese sus frutos.

- Toda la razón.- dijo Aaron, al mismo tiempo que cruzaba los brazos y apoyaba su espalda en la pared. - Yo fui un soldado que en muy pocas ocasiones ha llevado puesta una máscara.- dudó unos instantes.- Sólo en operación encubiertas y puede que en alguna otra misión. La verdad es que el efecto que da puede estremecer hasta el más valiente, además que los soldados se sienten mucho más cómodos.- Le miró a los ojos. - Pero no deja de ser algo puramente estético.- bajó la cabeza.- Supongo que lo que busco es pasar desapercibido y que no vengan a por mi, en caso de que me viesen.

Aaron cerró los ojos unos segundos. Pensó en la estatua y en el siguiente paso que había que dar: asaltar un complejo infestado de enemigos. La idea cada vez tenía mejor pinta. Al abrirlos otra vez, Aaron esperó para que Dani le contase acerca de su mechón, pero su respuesta no clarificó nada. Al contrario, intensificó aún más el misterio sobre aquella petición tan peculiar. Aaron  se apartó de la pared y sentó en la cama junto a ella.

- ¿No quieres contármelo porque temes que luego me niegue a dártelo? ¿O es otra cosa?- dijo Aaron con una sonrisa.-  Intuyo tus intenciones, aunque puedo equivocarme, ya sabes, los hombres cometemos errores con frecuencia.- dijo enigmáticamente.- El caso es que yo también necesito una cosa y espero que puedas ayudarme. Seré rápido, necesito dos pociones curativas para la misión.

Me encogí de hombros. -Es mejor así. -Repuse escuetamente antes de levantarme para alcanzar la bolsa que había dejado en el suelo y ponerla sobre la cama para buscar mas comodamente. 

Una sudadera arrugada, la cartera, el teléfono, un destornillador, unos cuantos papeles hechos una bola, un estuche con sus debidos manchurrones de boli, un manojo de llaves tan grande que bien podría pertenecer a un corseje, una piedrecita con un agujero, una pulsera de cuentas de colores, un zipo, una navaja multiusos y un largo etc de diversos objetos fueron desparramados sobre la cama sin ningún tipo de orden ni concierto antes de que fuera capaz de encontrar lo que buscaba. 

- Esencia de luz blanca. - Aclaré extendiendole el botecito sellado con su correspondiente tapón de corcho. El borde aun desprendía un tenue resplandor azulado. - Es potente, pero solo tengo uno. -Le advertí antes de volver a convertir todo aquel despliegue en una pelota informe de trastos y hacerla desaparecer en aquella mochila roñosa que bien podría rivalizar con el bolso de Mary Poppins...

- ¿Vas a darme ya lo que te he pedido o necesitas algo más?, porque si lo prefieres también puedo volver cuando te hallas ido y cogerlo yo misma de tu cepillo. -Terminé con una sinceridad tan aplastante como intencional, estaba empezando a impacientarme.

- No lo entiendo - dije al final. Me sentía tan cansada que ni siquiera tenía fuerza para seguir enfadada. - He hablado con Dani antes de venir. Hablaba en plural, y me ha dejado claro que estabais ultimando los detalles. - Miro a Jane en silencio, como si su rostro fuese a resolverme todas mis dudas. - ¿Crees que estará con Aaron? Mierda. Voy a llamarle - me levanté de un impulso, sacando el móvil del bolsillo y buscándo su número. No fue difícil, era la última llamada. - No te lo tomes a pecho Jane,  ya sabes como son.... como somos - corregí, apartando la mirada de ella. Era consciente de que, casi siempre, yo dejaba mucho que desear. - Dame un cigarrillo anda - continúo, todavía con el móvil en la oreja esperando a que deje de dar tono - Vamos a necesitar tener la cabeza fría si queremos mantener con vida a todos los miembros del Coven.

- Sé como sois de sobra - Digo aún algo cabreada - Vamos a dejarlo estar, anda. Por aquí, con nosotras, te aseguro que no estuvo. Así que no tengo ni idea de si está con Aaron o no - Añado mientras abro el bolso, rebusco y saco un paquete de cigarros que le ofrezco con una mano. En cuanto coge uno, cierro la caja, la guardo de nuevo y arrimo a una zona más central el cenicero que tenía pegado a mí.

- En cualquier caso, me estoy aburriendo horrores aquí sin hacer nada. ¿Y si mientras tanto ponemos la televisión otra vez por si dicen algo más? - Pregunto mientras me dirijo yo misma a encender el aparato más con el fin de entretenernos un poco que con esperanza de nuevas noticias.