Partida Rol por web

123W Miskatonic Av. - 15:03 PM

Lapham Peabody os deseó suerte cuando abandonásteis la Sociedad Histórica y le aseguró al profesor Arturo que en un par de días llamaría a la agencia para comunicarle la cita con el profesor Henry Armitage, director de la Biblioteca Miskatonic.

De ahí fuísteis a un restaurante cercano donde llenásteis los estómagos rugientes, aunque se percibía cierto nerviosismo en el ambiente dado el siguiente paso a tomar. Según toda la información recopilada os esperaba el cadáver del tal Walter Abbot enterrado en el sótano de la casa, aunque aún seguían las dudas acerca de su relación con la locura de los Wells. Necesitábais acudir personalmente a la casa y comprobar qué estaba sucediendo ahí. Pero no estaría de más equiparse adecuadamente, por lo que volvísteis a la agencia para echar en el maletero del coche de Jacques algunos utensilios básicos, como una cuerda, una lámpara de queroseno y un paquete de cerillas. El propio Milton cargó también su cámara de fotos, dispuesto a inmortalizar el momento.

Así pues, y bajo un cielo negro y una ligera llovizna incómoda, llegáis hasta la casa Wells del Barrio Alto de Arkham y Milton aparca el coche a los pies de la larga escalera ascendente que conduce a la casa.

-Bueno.... pues aquí estamos.- comento al llegar con evidentes pocas ganas de bajarme del coche. Para colmo la llovizna parece estar tiznando de alguna manera la atmósfera y el aire se me antoja pesado y enrarecido, las nubes ocultan el sol y, la verdad, preferiría volver al piso a leer algún libro, o a preparar las cosas que quiero preguntarle a Armitage pero como he dicho.... aquí estamos.

 Por primera vez, desde que llegué, no tengo nada que decir. No se me ocurre nada. 

Bajo del coche, dejandome llevar por la inercia. Noto el peso de mi pistola en el bolsillo, que me tira hacia abajo. no me gustan las armas, pero no estoy dispuesto a entrar en esa casa así cómo así. Antes de entrar en el coche, he hecho unas llamadas. Al parecer, el tiempo apremia... Cojo la interna sorda y miro a mis compañeros. Luego, me pongo en camino, en dirección a la casa.

-Cuanto antes entremos, señores, antes saldremos.

 Debería estar guardando reposo en la cama, descansando, y no aquí. Me encontraba algo mejor después de la comida, pero era evidente que estaba incubando algo. Nada demasiado serio, seguro, pero lo cierto es que tengo la garganta irritada y me noto más caliente de lo normal. Y no parece que la cosa vaya a ir a mejor. 

-Ay Dios....- me encomiendo en un susurro mientras tomamos el camino de la casa y, recordando lo que hay debajo, cojo la pala del maletero.

Bueno, señores, mejor nos ponemos manos a la obra. Digo mientras me dirijo al maletero a sacar algunas cosas que, creo, voy a necesitar. No puedo evitar sonreír al ver al profesor cargando la soga, el botiquín y la pala como si nos fuéramos a ir de campamento.

Recogidos todos los bártulos subís las escaleras y contempláis la casa de ladrillo, no exentos de cierta excentricidad, ahí en lo alto bajo un cielo encapotado de nubes negras, una incesante llovizna, escasa pero molesta, y algún que otro trueno esporádico resonando con tal fuerza que parece inundar todo Arkham desde lo alto.

Una vez en la puerta, Simmons solicita la llave pero no llega hasta unos instantes después, justo cuando el profesor, ataviado con cuerda, botiquín y pala, consigue llegar algo exhausto. La llave encaja bien en la cerradura y Simmons empuja la puerta sin éxito. La cerradura corre perfectamente, pero parece haber algo que tapona la puerta desde dentro.
El resto le ayudáis con cautela y con un pequeño esfuerzo parece que la puerta finalmente cede y se abre lentamente provocando un sonido característico y típico de las casas antiguas. Con sorpresa observáis que no hay absolutamente nada al otro lado que pudiera bloquear su apertura.

Frente a vosotros se abre paso un estrecho y oscuro pasillo con tres puertas a su izquierda y otras tres a su derecha. Al final del mismo hay unas escaleras que llevan al piso superior y una puerta cerrada con una cerradura muy pequeña. (No, no tenéis más llaves). Las puertas que se hallan en el pasillo están cerradas, aunque no con llave.

El silencio reinante resulta estremecedor e inquietante.

En el mapa, la escaleras izquierdas llevan al piso superior. Las de la derecha representan la puerta cerrada.

Acostumbrado a las puertas antiguas de la Universidad y al clima húmedo digo, mirando a la puerta que estaba atascada :

-Estará hinchada por la humedad.-

Luego paseo la mirada por toda la entrada, parece ser una especie de pasillo con varias puertas y muy poca luz, me alegro de que hayamos traído linternas, al mirar a la puerta de la llave no puedo evitar decir:

-A que por ahí se va al sótano.- y agrego tras unos segundos -Bueno.... miramos un poco o vamos directamente al asunto?- señalando la puerta cerrada.

 Aunque apenas son unos segundos, desde mi percepción, la puerta chirriante parece tardar una eternidad en abrirse por completo. Puede que esa sensación sea fruto de mi estado expectante, ya que creo que algo bloquea la puerta, pero finalmente expulso el aire que inconscientemente aguantaba en mis pulmones al ver que no hay nada detrás de esta. No tardo en pensar que eso realmente no es ningún alivio.   

No ocurre nada, es algo normal. Tengo que relajarme. 

Pero fracaso en el intento, pues en ese mismo momento un trueno me sobresalta y mi corazón cada vez late más rápido. Intento disimular a toda costa, como si no hubiese pasado absolutamente nada, e incluso ignoro la explicación del profesor. Para mi no ha pasado nada ni va a pasar nada. 

Un primer vistazo al silencioso pasillo, ahora algo iluminado por la luz natural entrante, basta para percatarse de la puerta del fondo con cerradura. 

Por allí se baja… 

—Si con ir directamente al asunto te refieres a esa puerta… preferiría no tener que destrozar la cerradura —digo mientras enciendo mi linterna—. Al fin y al cabo tenemos que investigar toda la casa y hasta puede que encontremos esa llave por alguna habitación. 

Dicho esto me aventuro a abrir, algo precavido, la primera puerta de la derecha* y alumbró con mi linterna.

-Perfecto ¿Alguna sugerencia de por dónde empezar?- digo realmente aliviado de no tener que bajar de inmediato sonde seguramente está enterrado el causante de todo esto.

 Esto es una mierda, tengo que salir de aquí. Estoy asustado, no lo voy a negar, pero entonces... ¿porqué demonios no echo a correr? ¿Será por ellos?

Las puertas cerradas me dan mala espina, uno nunca sabe qué se va a encontrar detrás de ellas. El ambiente lleno de polvo y silencioso no ayuda a mantenerme tranquilo. Y por si fuera poco, no sabemos si algún vagabundo o, Dios no lo quiera, algún asesino fugado está detrás de alguna puerta. Cuando veo a Simmons abrir la puerta, le pongo la mano despacio en el hombro. En cuanto me mira, sé que algo no va bien. Así que hago lo que me dicen mis instintos. Lentamente, acerco la mano a la chaqueta, y casi sin hacer ruido, saco el revólver. Miro a los demás, y luego a Simmons. Espero que no me tomen por loco.

Un susurro convierte mi voz en casi un lamento.

-Abra la maldita puerta. Y que alguien enfoque.

Y espero, mientras los demás piensan que soy un exagerado, a que el mismísimo infierno se nos abalance al abrir esa puerta.

Le pongo una mano en el hombro a Bloen para tratar de calmarlo. Tranquilo amigo, le digo, es sólo una vieja casa que como buena vieja se ha puesto mañosa con los años. Venga, si lo hace sentir más tranquilo, movámonos todos juntos. Vamos a tardar más en investigar la casa, pero vamos a estar más tranquilos.

Dicho lo cual, procedo a alumbrar también con mi linterna la habitación por la que va a entrar Simmons.

-Vamos.- digo en un arranque más que de valor, de entusiasmo, para tratar de combatir así el pesar y la apatía que me estaban emezando a invadir.

Casa Wells - 15:12 horas

El expolicía, Simmons, hace acopio de experiencia pasada y encabeza la pausada y cauta marcha por el oscuro pasillo hasta la primera habitación de la derecha, la cual (tal y como veis en el mapa) dispone de una doble puerta para entrar, al contrario que el resto de entradas.

El contable de Nueva York parece ponerse tenso en un ambiente tan tétrico, aunque Milton, acostumbrado a desvelar falsas interpretaciones de falsos médiums, lo tranquiliza muy seguro de sí mismo.

Abrís la doble puerta y ante vosotros se abre paso lo que parece ser el acogedor salón de la casa. Alumbráis con las linternas y observáis todo tipo de muebles y objetos corrientes: una mesa amplia y baja con algunas revistas sobre ella, unos cómodos sillones de terciopelo bien dispuestos alrededor de la mese, una radio, unas sillas anticuadas y estanterías llenas de baratijas.
Hay otra puerta en el lateral de la estancia, y al fijaros bien, comprobáis que las ventanas se hallan cerradas y atrancadas desde el interior con clavos. Un estudio más concienzudo os advierte de multitud de cruces, vírgenes y otra parafernalia católica presentes en la habitación, algunas de ellas esparcidas por el suelo cubierto por una alfombra polvorienta.

En el exterior, un nuevo trueno resuena seguido por una llovizna algo más intensa que antes.

 Respira hondo...

-Bueno, tenemos ante nosotros el cuarto de un buen cristiano, al que le gustaba atrancar las ventanas con clavos desde dentro. Interesante cuanto menos.

Me detengo a mirar más concienzudamente la estantería, buscando indicios, o algún tipo de documento del cual aprovecharnos.

-Lo que también significa que la religión, el menos la que usa estas imágenes y crucifijos, no vale para evitar la locura en esta casa... al menos nos da una idea de que lo que la provoca puede relacionarse con lo que conocemos como "satánico", cosa que concuerda con los "malos hábitos" que tenía el que está sepultado aquí debajo.- digo mientras me acerco despacio hasta las ventanas y las miro detenidamente.

Aaron Bloen: Tampoco hay tantas revistas, apenas unas pocas. lo que más hay son baratijas colocadas a modo de decoración interior. Las pocas revistas que hay tratan precisamente de eso, decoración de interiores y periódicos con fechas de hace unas semanas. Ningún libro ni documento importante.

Profesor Arturo: Los clavos aparecen con restos de óxido aunque no parecen haber sido clavadas ahí hace mucho. A juzgar por los agujeros realizaos en el marco de las ventanas deben de haber sido hechos hace aproximadamente un mes.

Déjenme sacar una foto de la habitación antes de tocar nada, más no sea para que quede un registro de cómo la encontramos.

Empiezo a prepararme para sacar la foto. Mi intención es tratar de que se vea bien toda la parafernalia religiosa, sobre todo la que está tirada por el piso.

-Aún no me explñico ésto.- digo señalando los clavos en las ventanas -¿Lo han hecho para que nadie entre o para que nadie salga? Y no parecen estar aquí desde hace mucho... probablemente fuesen puestos por Wells en los últimos estadios de su locura.-

Paseo por la habitación, ojeando las baratijas de las estanterías e incluso me agacho y recojo una virgen del suelo que, tras unos segundos, vuelvo a depositar sobre la alfombra. En realidad simplemente lo hago por curiosear, sin esperar encontrar nada que realmente merezca la pena para el caso, mientras pienso en esa ventana atrancada. 

—No creo que podamos descubrir el por qué de esa ventana —digo mientras toqueteo la radio para comprobar si sigue funcionando—. Puede que simplemente sea algo insignificante y sin sentido, fruto de la locura de los Wells.