Partida Rol por web

El hombre lagarto se queda mirando a Adam, que es el único que no ha respondido. Hace un leve movimiento de cabeza y aparecen unos cuantos más de su especie, y todos se quedan cerca del guerrero.

Como ya os he dicho, soy Kessessek. Los que estamos aquí son sólo una parte de nosotros. Yo dirijo esta partida de guerra contra la tribu de la Escama sombría.

En cuanto vuestro amigo nos diga quién es y qué intenciones tiene, os daremos algo de comer y os podréis sentar con nosotros, al lado de nuestro fuego. Haremos una tregua.

El hombre lagarto empezó a caminar, de un lado para otro, sin apartar la mirada de las vuestras

Os atacamos para liberaros. Pensábamos que erais como los otros caminantes en sueños que van hacia la fortaleza del peludo. Sabemos que vienen del río y caminan por nuestras tierras, sin ser conscientes de lo que hacen.

Yandrak se quedó mirando a Adam a la espera de que él fuera capaz de presentarse solito. No iba a ser él el que le presentase. Tenía que salir de su boca. Pero aquellos lagartos tenían una información que les podría resultar muy valiosa a la hora de resolver todo aquel entuerto, no debían dejarla escapar. Además tener a toda una banda de hombres lagarto, era tener a un numeroso grupo de aliados que podrían ayudarles.

-Todavía estoy esperando por mi petaca... En fin, me llamo Adam, al igual que mis compañeros soy un mercenario cuya misión es investigar una secta. Podría ser la misma responsable de esos "caminantes en sueños" por lo que hemos visto hasta ahora, así que compartir información parece una buena idea. Y, por cierto, piense lo que piense el enano azul, él no es mi líder. ¿Contentos?

Kessessek asintió cuando por fin Adam se presentó.

Hemos visto peludos como vosotros. Algunos trabajan con los Escamas sombrías. Muchos más han recorrido la senda a la fortaleza como si estuvieran caminando en sueños. No sabemos qué hacen con ellos, pero una vez entran, ya no salen.

Levantó el brazo y señaló en una dirección

La fortaleza se encuentra más adentro, en el pantano. Los peludos y los Escamas sombrías viven allí. Muchos de ellos van y vienen; más de los que podemos derrotar, especialmente cuando controlan la fortaleza.

¿Qué sabéis vosotros?

A Askabal se le escapó una leve mueca de sonrisa por cómo concluyó la presentación Adam.

Desde luego, éste no cambia ante nada ni nadie, así es como debe ser, sí señor.

Ahora llegaría el momento de hidratarnos tranquilamente.

Yandrak miró a sus compañeros, y parecía que ninguno de ellos estuviese dispuesto a contestar. Así que, miró directamente a los ojos del escamoso que le preguntaba:

- La verdad, no sabemos mucho. Tan solo sabemos que recientemente ha surgido un culto a una diosa oscura, la han camuflado como Mystra, pero hemos descubierto que no lo es. Han creado una catedral enorme, fingiendo que son seguidores de esa diosa, pero no es así. Lo que sabemos es que siguen a algún tipo de diosa oscura, y manejan las sombras a su antojo. También tenemos un mapa que nos condujo hasta aquí. Un poco más allá hay un Monasterio y nos dirigíamos hacia él, justo en el momento en que nos encontramos con vosotros. Hemos acabado con algunos de los cultistas que envían a esos hombres que decís. Concluyó mirando una vez más al resto, por si alguno tenía algo que decir u opinar.

En el pasado llamábamos a la tribu de la Escama sombría los Matadragones, pero ahora un dragón les gobierna, y han caído en la oscuridad. Su jefa es Ketsarra Escama sombría. La sangre del dragón corre fuerte por sus venas, y lo mismo sucede con su maldad. Sus escamas son negras y tiene cuernos que salen de su frente, como su padre, Despero.

Kessessek empezó a pasearse por delante de vosotros.

Durante mucho tiempo los dragones negros han volado sobre nuestro pantano. La tribu de los Matadragones se enorgullecía de haber matado a varios en las décadas pasadas, siendo el último Tya. Entonces llego Despero, y los matadores se convirtieron en sus esclavos. No sabemos dónde tiene su guarida. Pero algo les ha sucedido

Se detuvo para miraros a los ojos.

Cuando sus incursores llegaron a nuestras tierras este año, habían cambiado. Sus ojos brillaban como el fuego, y hay sombras tejidas en sus escamas que les protegen. Estaban muertos; sus espíritus habían sido reemplazados por la oscuridad. Ahora nos atacan para matarnos o capturarnos. Y los que son capturados sufren un destino peor que la muerte: se convierten en Escamas sombrías y regresan para enfrentarse a sus hermanos de nido.

Suspiró apesumbrado

No podemos resistir a sus incursores. Muchos Dientes Afilados murieron. Más fueron apresados y llevados de vuelta a la fortaleza de los peludos. Otras tribus también fueron atacadas. La tribu de los Dientes Afilados ha sobrevivido sólo porque se ha unido con los Escamas negras y el Crepúsculo venenoso.

Acompañadme al fuego, allí podréis comer dijo mientras se alejaba, esperando que le siguierais.

Wiberg se para y sigue al anciano, es una gran tragedia que hermanos se peleen entre sí, más cuando han sido dominados y puestos en contra de su voluntad, wiberg no dijo nada más, quería saber cómo sigue la historia.

Los que acompañáis a Kessessek os sentáis alrededor del fuego. Os sirven una especie de cuenco con un guiso. Está bueno, aunque no delicioso. Pero lo mejor es que os reconforta y parece renovaros las fuerzas. Kessessek se mantiene en silencio, contemplando el fuego sin mudar la expresión hasta que, tras un parpadeo, os vuelve a mirar.

Vemos que no sois amigos de los Escamas sombrías ni de los que viven en la fortaleza de los peludos, y os pedimos que nos ayudéis. Creo que algunos de los nuestros están presos en la torre oscura. Capturaron a nuestro antiguo jefe y a mi pareja, Ashala, en una incursión reciente, y no los hemos visto entre los muertos. ¿Los liberaréis?

Antes de que respondáis, continúa hablando.

Si nos ayudáis, os ayudaremos. Tenemos poco, y no poseemos círculos de oro ni de plata, pero os daré todo lo que tengo. Si liberáis a los que están presos en la fortaleza, os daré toda mi magia.

Yandrak se había mantenido muy callado durante todo aquello. Había estado tratando de analizar las palabras que aquel hombre lagarto le estaba ofreciendo. Cuando parecía que había concluído y cuando les pidió ayuda, el joven gnomo respondió. Me parece bien, os ayudaremos.Dijo mirando a sus compañeros mientras apuraba las últimas gotas de aquel delicioso plato. Pero a Yandrak no le interesaba la magia, sus conocimientos estaban más allá de la instucción y del estudio,a él le interesaban otras cosas. Pero el hecho de enfrentarse a dragones no era algo que le hiciese mucha ilusión. Él era el heredero del hijo del último dragón, su sangre corría por sus venas y Bahy parecía ser una cría de ellos.

Aquel gnomo tenía mucha relación con aquellas escamosas bestias, y para él no había dragones buenos o dragones malos. Así que enfrentarse a ellos no era una opción, aunque en el fondo de su ser, pensaba que encontraría alguna solución ante tamaña afrenta.

Está bien, pero necesitaremos ayuda. Como habéis visto nosotros solos no hemos sido capaces de enfrentarnos a vosotros, así que si vosotros nos ayudáis en todo esto, quizá tengamos más posibilidades. Debemos combinar nuestro poder, junto al vuestro y así, quizá, consigamos liberar a vuestros amigos. Pero nada de tocar la escama de un solo dragón...

-Vayamos por partes. Como creo recordar que ya he comentado, mi azulado y decidido compañero no decide nada, al menos no por mí. Y a mí me gustaría saber más sobre esa "toda tu magia" que nos vas a entregar por ayudaros. De todos modos, Yandrak tiene razón en una cosa: si no hemos sido capaces de enfrentarnos a vosotros ¿qué os hace pensar que nosotros vamos a ser de ayuda contra aquellos a los que vosotros no podéis derrotar?- Adam come con voracidad el guiso que les entregan, terminando en minutos lo que tiene en el cuenco y pidiendo más comida cuando termina.

Askabal le observó, le escuchó y opinó:

No me desagrada que seamos más para esa misión, pero ¿a qué te refieres con que nos daréis todo?, ¿de qué estás hablando?, ¿solo magia?, no sé, no sé, tal vez a alguno de los nuestros lo apruebe pero, ¿de qué me sirve a mí la magia? - dijo con algo de desconfianza.

El explorador no quería que gente extraña se uniese al grupo, aunque sabía que en parte era necesario. Quería saber su propósito.

Es verdad lo que dicen mis compañeros, su emboscada ayudo mucho a nuestra derrota pero aunque no haya habido una el resultado podría haber sido el mismo, porque confían en que nosotros tendremos más éxitos en una misión en la que ustedes no han tenido éxito, tomo un trago corto y sigo, la verdad es que nosotros seguiremos a cabo con nuestra misión, tenemos que seguir adelante y una alianza con ustedes sería del todo beneficioso, yo por mi parte digo que si ayudaremos y así ambos conseguiremos nuestros objetivos.

Puede que si nos organizáramos mejor, y con la ayuda de estos... ummm... ¿lagartos?, podríamos llevar a cabo mejor nuestros planes. Quizás podrían hacer una distracción para que podamos entrar en el lugar con mayor facilidad.

Ganzúa se levantó mientras se acercaba al jefe con una gran sonrisa.

Y bien jefe, enséñanos de qué podemos disponer para llevar a cabo esta misión. Cuanto mejor preparados vayamos, mayor posibilidades de éxito.

Kessessek os escuchaba atentamente.

No pudisteis con nosotros porque nuestras flechas estaban envenenadas y nuestras redes son muy fuertes. Además, se os ocurrió atacar de manera individual cuando mis hombres os superaban en número recalcó esa última frase para darles a entender que, aunque fueran grandes guerreros, era absurdo lo que habían hecho.

Este es nuestro campamento. Sin contar con nuestras armas, no tenemos ningún tipo de valor. Excepto esto. Sacó de su manga una varita, la que antes os había curado.

Esta varita curó vuestras heridas antes y lo ha hecho con toda nuestra tribu antes. Jamás se ha agotado, siempre ha estado con nosotros. Si nos ayudáis, será vuestra dejó la varita a la vista de todos.

Pero me temo que en algo os equivocáis. No partiremos juntos a la guerra. Creo que pocos hombres os querrían acompañar. Están muy cansados y parece como si les hubieran mutilado el coraje. No se atreverían a atacar al campamento de la Escama Sombría...

La niebla cubre el lugar y veis muy poco el cielo por la cantidad de vapores que hay en el lugar. Pero un chillido os llama la atención... Aunque quizá no sea nada.

Yandrak miró impresionado aquel objeto. ¡No me digas! ¿Una varita de conjuros inagotables? ¿En serio? ¡Jamás en la vida había escuchado un objeto como tal! Luego miró a sus compañeros nervioso. ¡En serio! Tenemos que conseguirlo. Con esa varita seremos inmortales. ¡Nunca se acaba! ¿Lo comprendéis? ¡Nunca! Yandrak se levantó ansioso por ayudar a los hombres lagarto. Pero de pronto escuchó un sonido que lo alteró aún más. Señaló el lugar y le indicó a Bahy que marchara hacia allá a ver si era capaz de ver algo.

Esto es lo que ve Bahy

Yandrak miró a Bahy que llegaba ya. No pudo comprender lo que había visto, su vínculo era algo extraño, era eso, o es que la criatura era tan extraña que no sabía lo que podía ser. Parece que allí hay una especie de Cerebro gigante con tentáculos de pulpo y pico de pato. Algo horrible, y seguramente nada, pero nada simpático. ¡Preparaos todos! Dijo señalando el lugar donde lo había visto. ¡Vamos! Dijo mirando a los hombres lagarto a ver si contra aquello sí que eran capaces de enfrentarse.

Parece que volvemos a estar solos - me dije cuando concluyó de hablar Kessessek. Lo de la varita parece buena opción, sí, aunque espero que no tengamos que usarla demasiado.

Cuando Yandrak mandó a Bahy volar hacia un lugar, pudo constatar de que se cernía un peligro, y no era broma. Me erguí.

¿Y ahora qué?, ¿seguís sin tener narices de enfrentaros a esa cosa?

Ganzúa abrió los ojos como platos... ¿pero qué coño es eso?

La criatura que había señalado Yandrak parecía sacada de la peor de las pesadillas.

Agarró el arco y retrocedió dispuesto a comenzar a ensartar a lo que fuese aquello