Partida Rol por web

Yandrak asintió para sí mismo. Estaba orgulloso del trabajo realizado en equipo. ¿Hay alguien que esté herido? ¿Alguien necesita algo de magia y que le cure? Dijo al observar las heridas de sus compañeros. ¿Podemos seguir?  Dijo mientras miraba a su compañero rebuscar algo de interés en su enemigo.

El hombre lagarto miró al mago y asintió, con seguridad.

-KAssmal encuentra ... ¿Como decir? Peer-fec-to. ¡Listo para seguir! ¿Ganzúa listo?

Bueno... dijo encogiéndose de hombros al ver que nadie se atrevía a dar el primer paso. Ganzúa parecía tan distraído como de costumbre, así que, sin más, puso el primer pie en la escalera de caracol y continuó a través de ella.

Los aventureros ya habían subido por esas escaleras, aunque en otro plano. En el otro lugar, habían luchado con una criatura gigante para liberar a los hombres-lagartos. ¿Se la volverían a encontrar? Parecía que, por suerte, no.

Un enorme trono hecho de reluciente piedra negra domina el piso superior de la torre. Las sombras parecen reunirse y fluir en torno al asiento. Esta habitacion podría haber sido en el pasado un astrolabio o algún tipo de observatorio. Las paredes están atravesadas por ventanas altas con contraventanas, y grabados de un oscuro cielo estrellado adornan los muros.

Askabal, que ya no se fiaba de nada, nada más subir por las escaleras, cuando llegó a los últimos escalones advirtió a los demás de que no hiciesen ruido. Quería el mayor silencio para poder escuchar cualquier atisbo de presencia.

No se escucha nada de nada. El silencio es demasiado abrumador.

Tras comprobar que no escuchaba nada, se adentró en esa habitación, sala o lo que fuese aquello. Un trono le interrumpió su mirada fugaz por el entorno. Se aproximó, despacio, muy despacio.

Algo me dice que ésto tiene su propia historia que contarnos.

Se detuvo hasta ver qué hacían el resto de sus compañeros.

En vista de que ni Ganzúa, ni tampoco Askabal se ponían a ello, fue Yandrak el que decidió ponerse a investigar el lugar. Lanzó un conjuro de detectar magia y a continuación se puso a investigar cada rincón de la sala.

Kassmal avanzó inmediatamente detrás de Yandrak, dispuesto a interponerse ante el mago y cualquier peligro si fuera necesario. Askabal y Ganzua habían elegido el peor momento posible para dudar.

El silencio es excesivo, parece que la oscuridad se centra en ese trono...
 

El trono no parece ser mágico, o al menos así te lo muestran tus poderes. Cuando ya has desistidos, pareces ver dos pares de ojos, uno a cada lado del trono. Pero, cuando miras más detenidamente, éstos ya no están. ¿Serán imaginaciones, o hay algo allí esperándoos?

No hay magia en el trono, pero hay algo ahí escondido. Dijo preparando sus manos y lanzando un terrible fuego que salió de ellas. 

Yandrak no se lo pensó dos veces. Ni si eso que supuestamente había visto era real o no, era amigo o enemigo. Pero ya poco importaba.

De sus manos salió un poderoso conjuro, las llamas se lanzaron a por el trono y todo lo que había a su alrededor.

Las sombras que se adhieren al trono se agitan y se vuelven más intensas, y entonces dos amenazadoras formas se separan de la sombría masa. Las criaturas tienen una forma aproximadamente humanoide, pero parecen estar compuestos sólo dep ura sombra, con dos pálidos ojos destacando en un rostro carente de cualquier otro rasgo.

Las llamas de Yandrak parecen haber alcanzado a una de las criaturas, mientras la otra sigue intacta.

Kassmal sintio un escalofrio al ver aparecer a las criaturas y reacciono por instinto lanzandoles una jabalina. Las prisas, sin embargo, le jugaron una mala pasada y el lanzamiento fue desatroso.