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La Corte de Toulouse

Preludio de Agnes: Intrigas

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27/05/2010, 10:59
Director
Sólo para el director
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31/05/2010, 15:40
Director

Notas de juego

En breve comenzamos...

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02/06/2010, 18:58
Director

¡Qué delicia!

Durante el día ha estado lloviendo, como te informan las gotitas presentes en las verdes hojas de los rosales del jardín de la mansión de tu Sire y mentor, Etienne. El olor a tierra húmeda se mezcla con los rosales primero, pero justo donde te has parado y has cerrado los ojos, el olor a lavanda tiene tanta fuerza como la rosa, y su mezcla es exquisita.

Esto suele ocurrir mucho en mayo. Y este año, 1229 de la era de nuestro señor, era especialmente fuerte, dada la semana de calor proviniente del suroeste, ya que los vientos cálidos se detenían en los pirineos y se quedaban en los reinos de Aragón y Navarra, pero no así los vientos provenientes del Reino de Castilla atravesando el mar hasta Burdeos. Y bien lo sabías, pues Castilla fue tu hogar mortal durante mucho tiempo...

Aunque una sola cosa había que lamentar. Etienne se encuentra en Paris en asuntos que requieren su expresa presencia, y no puedes disfrutar de este momento con él. A pesar de todo, durante muchos años lo habéis disfrutado y durante muchos más lo haréis, por lo que el pesar da paso rápidamente a la alegría. No en vano, uno de los mejores trovadores contemporáneos se encontraba de visita en Poitiers, y era invitado de Etienne en su corte, como era de esperar. Tocando una de sus mejores piezas desde la pérgola que domina el jardín, te embriaga con su dulzaina.

Al poco rato, se te acerca un criado. Éste, bien instruido como estaba, espera a que el trovador termine su pieza para no interrumpir su belleza y tu disfrute. En ese momento se disculpa y te informa de que un hombre te espera en el hall de la hacienda, cuando tengas el honor de recibirle. Por supuesto, como buena mujer de alta alcurnia, deberá esperar convenientemente.

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07/06/2010, 08:26
Agnes de Aquitania

Recorría los jardines disfrutando el dulce aroma entremezclado de rosas y lavandas; aroma que además venía acompañado al de tierra húmeda. Sonrió. La melodía del trovador, cual caricia, llegaba hasta sus oídos. Alzó la mirada, la luna se erguía llena sobre su cabeza y la brisa proveniente de aquellas tierras que antaño llamó hogar acariciaba su piel.

Se detuvo, en aquel lugar el aroma parecíale todavía más intenso y se inclinó para cortar una rosa que, bajo la luz de la luna, parecíale más hermosa que ninguna lastimándose con una de las espinas.

Apartó la mano y observó cómo de la herida comenzaba a brotar sangre. Ejerció presión con el pulgar provocando así que más sangre brotara del rasguño. Sus ojos brillaron maliciosos, traviesos… inocentes.

La música cesó y en su reemplazo surgió la voz de un criado. Agnes lo miró ladeando la cabeza y sonrió. Se llevó el dedo a la boca y lamió la herida.

-Un invitado… -musitó y estiró la mano dibujando los labios del criado. Gustaba que éstos, indistintamente de su sexo, fuesen atractivos.

Volvió a lamerse el dedo.

-Tengo sed -dijo con voz angelical sin embargo tras esa voz iba intrínseca una orden que el criado sabía debía cumplir.

El invitado habría de esperar un poco, hasta que Agnes saciara su sed o bien se aburriera de oír al trovador que, tras una seña suya, había comenzado a tocar nuevamente.

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07/06/2010, 20:14
Director

El criado vuelve enseguida, con una diligencia exquisita, cosa que es normal después de ser convenientemente adoctrinado durante años. Trae en una bandeja una taza y una jarra con una deliciosa sangre de color rojo vivo, e incluso puedes detectar que aún está algo caliente. Es sangre recientemente extraída de su recipiente, sin duda.

El trovador continúa con su repertorio, y la música te envuelve de nuevo.

Notas de juego

Quieres que rolee ya el encuentro con el visitante o quieres hacer algo antes?

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20/06/2010, 17:52
Agnes de Aquitania

Agnes esperó a que el criado vertiera el líquido en la jarra. Sonrió mientras que el trovador volvía a tocar. El aroma de la sangre, dulce e intenso envolvió sus sentidos del mismo modo que lo hacía la música del trovador.

Cogió la jarra que el criado, solícito, le acercó y le dio un pequeño sorbo saboreando a consciencia su intenso sabor. Una sensación que bien puede atribuirse a éxtasis la embargó. Se saboreó los labios y volvió a sonreír mientras observaba por el rabillo del ojo al trovador.

-Si Etienne estuviera aquí -pensó.

-Bueno -suspiró resignada y devolviendo la jarra a la bandeja que portaba el criado-, es hora de recibir a nuestro invitado -un dejo de malicia fue posible detectar en su voz-. Llevádle al despacho. Allí le recibiré.

El criado asintió y, tras una genuflexión, se dispuso a cumplir la orden de Agnes.

La noble, en tanto, emprendió la marcha a paso calmo en dirección al despacho. Cuando el invitado sea anunciado e ingrese al despacho, la encontrará de pie junto a una de las ventanas hojeando uno de los tantos libros de arte que Etienne posee.

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28/06/2010, 19:56
Sarrasine

Tal y como habías ordenado, llaman a la puerta de tu despacho un par de minutos después de que el sirviente cerrase la puerta contigo en su interior. Al abrirla, el sirviente anuncia la llegada del invitado con firmeza.

Madamme, se presenta Monsier Sarrasine.

El hombre entra segundos después, guardando perfectamente el protocolo. Una vez dentro, el sirviente cierra la puerta, dejándoos solos.

El hombre es apuesto, aunque a una manera a la que no estás acostumbrada. Es calvo y su tez aceitunada declara su origen extranjero, probablemente de ultramar. Lleva unas vestiduras europeas, elegantes, pero sin sobriedad y con algún toque que no llegas a descifrar demasiado bien... Desde luego no está a la última moda de la Corte, lo que sin duda lo sitúa fuera del círculo noble en el que te mueves.

Además, te resulta ligeramente familiar...

Madamme, es un honor para mi poder disfrutar de la majestuosa belleza que ilumina la noche cual dulce luciérnaga en las noches de verano. Sarrasine a vuestro servicio.

El hombre sabe moverse, de eso no hay duda. Adelanta un paso y te hace una reverencia, y al subir se queda a medio camino, mirandote a los pies y adelantándo la mano, esperándo que le dés la tuya pero sin osar a obligarte a que eso sea motivo para que dejes de sujetar el libro. Está claro que se mueve muy bien en la corte.

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25/07/2010, 20:17
Agnes de Aquitania

Aún cuando el visitante había sido anunciado, Agnes permaneció de espaldas algunos momentos más, como si lo ignorase, sin embargo estaba atenta a los movimientos y hacer de aquél inesperado visitante, sopesándolo y esperando ver cuál sería su reacción ante lo que bien podría calificarse de indiferencia.

Tardó, como ya se dijo, en volverse a mirarlo, y cuando lo hizo la imagen que se presentó ante sus ojos le resultó contradictoria. Agnes lo estudió y observó de pies a cabeza con estudiado disimulo. El hombre se acercó, Sarrasine es que había dicho llamarse, y tanto sus modales como hablar resultaron ser más que correctos. Se sintió intrigada.

Continuó observándolo, sin decir nada aún, y todavía con el libro entre manos, mas al cabo de un par de minutos lo cerró y extendió su blanquecina y fría mano para que el hombre la besara.

-Monsieur Sarrasine -pronunció con esa voz suya tan dulce y a la vez tan fría-, bienvenido a Poitiers -esbozó una sonrisa, coqueta, felina- ¿A qué debemos vuestra presencia?

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05/08/2010, 19:18
Sarrasine

El apuesto hombre besa suave y dulcemente tu mano. Sus labios están fríos, incluso más que el tacto de tus manos. Una vez la debida reverencia, el hombre se aleja dos pasos, guardando las distancias tal y como el protocolo de tu linaje marcan.

Majestad, me alegro de volver a veros. Mis negocios marcan la pauta de mis viajes, pero me aseguro de venir asiduamente a esta vuestra bella campiña. Confiaba en ver a mi Señor Etienne, pero me han comunicado que se ha debido ausentar. A la vez he sido informado de vuestra presencia, y no he podido resistir el deseo de volver a veros... Disculpad mi franqueza, Majestad, pero no conozco otro proceder.

Quizá me recordéis. Hace unos años mi señor Etienne tuvo a bien acogerme aquí cuando me trajo de París. Me concedió la oportunidad de llevar una existencia placentera y tranquila lejos de la bulliciosa capital del Reino, y mis pasos me llevaron hasta Burdeos. Y heme aquí para agradecerle una vez más su ayuda, y para informarle de algunos asuntos que me confió...

Sé que sois de la entera confianza de mi Señor, pero no me atrevo a pediros que os hagáis partícipes de mis palabras, pues quizá vos no queráis mezclaros en los asuntos de corte de nuestro Señor. Aunque lamento profundamente su ausencia, ya que ignoro el momento en que podré acudir a él para hacerle entrega de mi vital información.

Aunque parece que quiera continuar y está algo dubitativo, por un momento mira por la ventana hacia las lejanas colinas de la campiña, y posteriormente baja la mirada lo suficiente para mostrarse sumiso, aunque no se pierde detalle de vuestras reacciones.

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09/08/2010, 06:30
Agnes de Aquitania

Agnes lo observó con disimulado interés, sin dejar ver, en ningún momento, la curiosidad que sus palabras le causaban y, siempre correcta, se disculpó por no recordarle.

-¿Entonces venís de Burdeos? -preguntó intentando conocer más al invitado y, por qué no, recordarle-... Monsieur Sarrasine -añadió con una amabilidad sin igual aunque no por ello perdiendo las distancias de su posición- largo viaje es el que habéis hecho para que éste resulte en vano. Los asuntos de Etienne son tan míos como los míos lo son de él y si las noticias que traeis son tan importantes para Etienne, ni vos ni yo tenemos derecho de retrasar su entrega, menos si ésta información es de carácter vital porque sin duda ninguno desea mal para nuestro señor.

Agnes guardó silencio un momento mas no apartó su azulina mirada de la figura de Sarasine, preguntándose en qué consistiría la información de la que ese hombre era portador, pero sobre todo si es que la vida de Etienne, su amado Etienne, podía estar en peligro.

-Hablad sin miedo, aquí nadie puede escucharnos... ¿o es que desconfiais de mí?

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12/08/2010, 10:43
Sarrasine

El hombre queda turbado ante vuestras últimas palabras, y si corriera sangre por sus venas se hubiera puesto rojo, acalorado. Pero éste no es el caso.

Pero lo que sí hace es bajar la vista y adoptar una pose de sumisión. Está claro que sabe cual es su lugar.

Disculpadme Alteza, nada más lejos de mi intención querer ofenderos. Jamás desconfiaría de vos, pero os rogaría que entendieséis mi posición, ya que mi ignorancia acerca de tan estrecha relación con mi Señor Etienne me impedía obrar en consecuencia al revelar información que quizá no sería de vuestra incumbencia.

Hace una pequeña pausa, y esta vez ya levanta la vista, aunque no te mira a los ojos.

Ya que habéis tenido a bien ayudarme a encontrar la senda correcta, con sumo placer os contaré cuánto sé, para que seáis vos quién tenga la sabiduría de desechar lo que no os sea de utilidad ni a vos ni a mi Señor Etienne.

Si no os importa, comenzaré por el principio. En su día, Etienne tuvo la deferencia de arroparme en Paris bajo su mano y de procurarme un lugar donde residir. Por supuesto, yo no puse objeción, ya que era un honor tratar con el Gran Señor Etienne, Rey de la Corte del Amor de Poitu. A cambio, indagué e intenté encontrar la manera de servir mejor a mi Señor y de devolverle aunque fuese una mínima parte de cuánto él me ofreció. Y mi oportunidad llegó cuando entendí la sociedad cainita presente en Burdeos, al menos en lo que concierne a los prominentes del lugar.

Como bien sabéis, Burdeos y toda la zona de Aquitania es territorio del lejano Avalon, perteneciente al Príncipe Mitras de Londres. Y el Príncipe de Burdeos, varón Gerard le Vieux, su informador más eficiente. Al estar en la corte, he creado una red de contactos que me informan de los detalles relevantes de las política del varón. De momento son pocas las conclusiones que puedo transmitir, pero sin duda una de ellas es importante para mi Señor Etienne y para vos. Es acerca del Obispo Ranulf, enemigo del varón y hereje cátaro reconocido.

Sarrasine hace una pequeña pausa. Espera por si queréis preguntarle algo.

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15/08/2010, 07:44
Agnes de Aquitania

Agnes escuchaba las palabras de Sarrasine atentamente. Lo miraba con fijeza y parecía que ni un solo músculo de su rostro se movía, mas la mención de Aquitania y el príncipe Mitras hizo que enarcara una de sus cejas.

-Ranulf -musitó pero no añadió más-... Proseguid, por favor.

Notas de juego

Perdón por lo escueto, pero no he sabido muy bien qué responder. Tuve que formatear el pc y he perdido los pdf con el contexto que nos diste al inicio de la partida por lo que estoy medio en el limbo...

¿Agnes conoce a Ranulf?

¿Cuál es la relación con Mitras? Me parece recordar que él es enemigo de Etienne, o cuando menos rivales.

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15/08/2010, 16:23
Director

Notas de juego

Bueno, si puedes ve a la escena de trasfondo histórico para leer los pdf de nuevo. Te cuento lo básico.

La zona de Aquitania (suroeste de Francia, Burdeos, Bayona, etc) está dominada por las tierras de Avalon, es decir Mitras. El Principe de Burdeos es Gerard Le Viex, informador y vasallo de Mitras. Su más acérrimo enemigo es Ranulf Espadalarga, que también tiene contactos en Inglaterra y por supuesto en Burdeos. Es un Obispo de La Curia Escarlata, organismo de la Iglesia que dirige la Herejía Cainita que es dirigido por un grupo de vampiros. Y Ranulf es muy amigo de Esclaramonde, otra Hereje, que ha sido expulsada recientemente de su Corte del Amor en Toulouse.

Y Etienne y toda la Corte del Amor de Paris está buscando a Esclaramonde y está luchando contra los herejes en La Cruzada Albigense.

Todo es un resumen con pocos detalles, a ver si puedes investigar un poco más. La verdad es que leyendo los pdfs que puse se explica mejor, pero al menos te puede shacer una idea así...

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02/12/2010, 16:14
Sarrasine

Retoma el lento caminar, con las manos a la espalda, mientras prosigue su discurso.

Bien, pues como os decía, dispongo de información que podría ser clave para atacar a Ranulf. Pero para que sea efectiva, antes habría que aislarle y eliminar todos los aliados que fuese posible. De hecho, esta información no es relevante, ni de lejos tiene interés, de no producirse ese hecho. El caso es que tengo ciertas ideas, pero no me corresponde a mi tratarlas sin el cuidado tacto que mi patrón y vuestro querido Sire le daría.

Sus palabras van a compañadas del lento caminar, con armonía casi hipnótica.

En cualquier caso, estaréis conmigo en que cualesquiera que fueran las acciones a tomar a partir de estas ideas, tendrían dificultades inherentes y consecuencias que aún no pueden ser previstas. Disculpad mi reticencia, y nada más lejos de mi intención ofenderos, pero... ¿puedo confiar en vuestra discreción? En caso de que la idea que más me ronda la cabeza sea una completa estupidez, me gustaría que lo supieran el menor número de personas. Y eso implica por ende, mi súplica a vos de que si consideráis oportuno no contarle nada a mi Señor, no lo hagáis y que me lo comuniquéis para que pueda recapacitar sobre mi error. Deseo ayudaros en todo lo posible, mas temo errar y que las consecuencias os afecten...

El tono es de quien teme decir algo inadecuado, pero cuando termina, parece estar aliviado.

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06/12/2010, 20:47
Agnes de Aquitania

Lo escucha con atención, pero al mismo tiempo no deja de estudiar su lenguaje gestual. No desconfía, no tanto al menos, no tiene dudas que Sarrasine teme y respeta a Etienne, pero no deja de despertar suspicacia en ella el hecho que ese hombre, al que poco y nada había visto antes, estuviera a punto de confesarle algo tan delicado. La prudencia empujábale a ser desconfiada pero al mismo tiempo la espectativa de contribuír al éxito de Etienne disponíale a ir más allá.

-Podéis contar y confiar con mi discreción, pero al mismo tiempo debéis tener claro que mi lealtad para con mi Sire es a prueba de todo y no puedo ni quiero actuar a sus espaldas, pues si algún error cometo éste podría perjudicarle y enfadarle de un modo que no sería capaz de aceptar. No pretendo dudar de vuestras intenciones, pero he de ser prudente al respecto y deciros, con toda sinceridad, que si algo malo surje de todo ésto no sólo habréis ganado mi desaprobación sino también mi enemistad por toda la eternidad.

Alzó la mirada al cielo justo en el momento en que una estrella fugaz lo surcaba. Se detuvo y observó fijamente a su interlocutor.

-Decídme cuáles son vuestros planes y las ideas que rondan por vuestra cabeza, juntos decidiremos de qué modo habremos de actuar y cuál ha de ser el curso de nuestras acciones a partir de ahora.

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07/12/2010, 21:03
Sarrasine

Sarrasine os mira primero suspicaz, pero después aflora una pequeña sonrisa de aprobación cuando declaras tan claramente tu lealtad.

Me queda claro, Mi Señora. De hecho, no esperaba menos de Su Alteza, teniendo en cuenta vuestra ascendencia y vuestra posición. De hecho, éste es el motivo que me ha impulsado a venir aquí, pues sabía que si se diese el caso de no estar Mi Señor, alguien podría responder ante mis ofrendas.

Vuelve a caminar y mir al cielo, en dirección a la luna, que va descendiendo ya en el firmamento.

Entonces, tengo suerte de estar en vuestro, ¿no? - dice Sarrasine cuando le adviertes de las consecuencias de una posible mala decisión.

Alteza, disculpadme, más que planes tengo posibilidades que se abren en el camino. Una idea implica haber tomado algunas decisiones, aunque sean inconscientes o surjan de forma natural, pero yo no osaría a hacer eso, pues a Mi Señor es a quién corresponde tal. Dicho esto, creo que la posibilidad más acertada que creo que se abre ante nosotros es acabar con el dominio sajón de nuestros territorios.

Sarrasine levanta suavemente una mano para acallar tu réplica.

Dejad que lo explique. Acabar con Ranulf sería acabar con la influencia tanto al sur de los territorios de Francia como al norte, en Inglaterra. Además, acabaríamos con un bastión de la herejía cátara que tanto nos están costando erradicar. Si la zona sur de Aquitania se convierte en dominio de La Gran Corte del Amor, sería posible acabar con la influencia de la Corte de Avalon y Franica por fin estaría unificada... Pero existe un problema: Ranulf extiende su influencia por todos los pirineos gracias a Esclaramonde y lo que queda de Su Corte del Amor en Toulouse. ¿Me seguis?

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08/12/2010, 22:07
Agnes de Aquitania

Las palabras no alcanzaron a salir de su boca pues Sarrasine la acalló con un suave gesto. Asintió y esperó a que terminara de hablar antes de hacerlo ella.

-Acabar con él sería un gran logro para nuestros intereses y sin duda reportaría, a ambos, muchos dividendos...

Agnes consideraba que el dominio de Aquitania le correspondía por derecho y al mismo tiempo consideraba que no existía mejor regalo para Etienne que otorgarle dominio sobre la misma. Sabía cuan importante era ella para él, pero no deseaba ser sólo eso, ansiaba serle imprescindible y conseguir lo que Sarrasine proponía parecíale el modo perfecto.

-¿Tenemos modo de infiltrarnos en Toulouse? Soy consciente de lo arriesgada de esa jugada, pero si queremos tener éxito el mejor modo es hacerlo desde dentro.

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09/12/2010, 23:14
Sarrasine

Sarrasine sonríe ante tus tempranas ganas de entrar en acción.

Mi Señora, desconozco la situación exacta de Toulouse, y mis influencias no llegan más lejos de Burdeos. Pero estoy seguro de que sabréis haceros un hueco allí. Tenemos toda una eternidad para hacer los preparativos adecuados, aunque bien es cierto que los humanos son muy impacientes y podrían echar por tierra nuestros esfuerzos. Como digo siempre, "las cosas deben considerarse en su justa medida".

Sarrasine muestra una cara contenta, e inspira con fuerza en un claro gesto de satisfacción más propio de los humanos.

Alteza, ha sido un placer conversar con vos, y el hecho de poder transmitiros a vos y por tanto a Mi Señor Etienne la información de que dispongo, me ha aliviado. Mas debo partir, pues no es de proceder hacer esperar más de la cuenta a quien amablemente me ofrece hospedaje. El día se acerca y debo reposar.

Sarrasine se gira y adelanta la mano a la vez que se inclina, para que le des la tuya y pueda besarla.

Dejaré mis señas al servicio para que podáis enviarme cualquier comunicado que tengáis a bien hacerme llegar. No os seguiré aburriendo con nimiedades. Con vuestro permiso...

Hace una pequeña reverencia y espera a que le déis permiso para partir.

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19/12/2010, 05:21
Agnes de Aquitania

-Marchad y no olvidéis mantenerme al tanto de vuestros avances -dijo a modo de despedida.

Sarrasine marchó y ella lo observó partir. Permaneció en el jardín poco tiempo más, pronto amanecería y regresó a la seguridad del castillo. Mientras caminaba, ya en soledad, repasaba la conversación sostenida y meditaba sobre los próximos pasos a seguir.

-Sarrasine no ha revelado del todo sus intenciones, ni mucho menos me ha dejado en claro qué es lo que sabe o deja de saber -se decía-. Debo informar a Etienne al respecto. ¿Escribirle?. Sí, debería, pero antes de hacerlo debo tener algo concreto, además, debido a la complejidad de todo este asunto, sería conveniente esperar a su regreso. Lo mejor será esperar y no precipitarme pues una mala decisión podría acarrear resultados funestos.

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29/12/2010, 12:45
Etienne

Han pasado un par de semanas desde que Sarrasine se  marchó, dejándote los planes sobre Aquitania en tus manos. Pasas los días pensando en las implicaciones, y tomas la decisión de hablar antes con Etienne.

Esa noche ha llegado. Etienne ha vuelto de Paris. Es una noche fresca de finales de la primavera, cuando las flores están en pleno apogeo, abiertas de par en par ofreciendo su dulce néctar y aromas a quién los desee. El carruaje acaba de entrar por la puertas de la enorme hacienda, lo percibes pese a la distancia que hay desde el castillo hasta allí. Te preparas y sales a recibir a tu Señor a la escalinata de la puerta principal.

El enorme y lujoso carruaje llega por fin, tras unos pocos minutos de espera. Los ocho magníficos caballos que tiran de él jadean debido al esfuerzo de arrastrar la mole dorada y marfil. La portezuela se abre y los ribetes con vuelos en las mangas característicos del Rey de la Corte de Poitou asoman, revelando su presencia.

Cuando baja del vehículo, su sonrisa te cautiva, como siempre. Lo primero que hace es mirarte y sin apartar sus ojos de los tuyos, se acerca a ti.

¡Oh, mi preciosa Reina! Cuánto os he echado de menos. Vuestra sonrisa ilumina mi camino cual faroles perpetuos, y vuestros ojos brillan como los luceros en una noche veraniega.

Aún un escalón por debajo tuyo, debido a que es más alto que tu, se detiene y se agacha hasta casi hincar la rodilla para besarte la mano, que ya le has ofrecido. Después se levanta y su cara se pone a la altura de la tuya.

¿Habéis sufrido la misma pena que yo debido a mi ausencia? No soporto estar separados tanto tiempo, las noches se hacen eternas sin vos a mi lado...