Partida Rol por web

Peor suerte imposible... piensa Nathan intentando evitar el miedo a toda costa. El miedo mata más que los bichos, el miedo mata más que los bichos... se metía esas frases a fuego en la cabeza para evitar entrar en pánico y de momento estaban funcionando. Se soltó el arnés a toda velocidad y casi fue el primero de sus compañeros en abandonar la nave alcanzada. Con una nave accidentada toda precaución era poca así que encendió su jump jet desde el principio del descenso.

Miraba alrededor mientras bajaba temeroso. Sabía las escasas posibilidades de supervivencia que tendría en el aire y serían aún más remotas si no alcanzaba el fuerte. Todo su tesón lo enfocó a llegar al interior del recinto, de nada servía desperdiciar balas en la caída, ya tendría tiempo para eso en los muros... o eso espero...

Al notar que nos sueltan y oir la voz que nos indica que saltemos no puedo evitar una sonrisa.

-Bueno gente, nos vemos abajo, un consejo... caer dentro de la fortaleza y dejar algo de espacio, no seamos la "unidad pincho moruno" porque un bicho volador nos la lia.

Aun al intentar parecer seguro estaba acojonado, evitar bichos, disparos de plasma antiaéreos e intentar guiarnos hacia la base... 

Cojo carrerilla y salto al vacía dejándome caer libremente y siniténdome libre, pero contemplando todo lo que hay a mi alrededor.

No puedo evitar gritar para soltar algo de la adrenalina que amenaza con hacerme explotar las venas

-Nos vemos abajo, reagrupación lo más rápida posible!-dijo con un deje autoritario que en realidad no debería tener por su rango. Miró a los que estaban con ella aún en la lanzadera y se despidió con un saludo formal.

-¡¡QUE NO OS COMAN LAS CHINCHEEEEeeeeees!!-se lanzó apenas con una diferencia de cinco segundos con respecto al soldado Brocheta.

En estos momentos pensaba todo lo que cambiaria si pudiera volver tiempo atrás. Me habría buscado un buen trabajo en vez de dedicarme a pelearme con todo el mundo. Visitaría a mi madre todos los fines de semana y llevaría a mi padre conmigo a los partidos de beisbol de mi hijo... -ME LLAMO BUMAG. TRANQUILO, NOS CARGAMOS A ESAS CUCARACHAS Y VOLVEREMOS A CASA ANTES DE QUE NOS DEMOS CUENTA- Si el tío me pregunta si lo creo de verdad me temo que se verá a todas luces que no tengo ni idea de que si hay la mínima posibilidad. La situación no ayuda tampoco a ser optimistas pero si estuviera en esta situación, que por desgracia lo estoy, quisiera que alguien me dijera que volveremos a casa vivos cuando todo termine. De repente la lanzadera empieza a zozobrar y temblar como si estuviéramos dentro de un yacusi de fuego. El piloto expone la situación por radio y siento como una barra de acero fundido se me derrite en el estomago cuando el teniente Osher nos indica que habrá que lanzarse desde aquí con los Jet. -MIERDA, ¡HAY QUE SALIR DE AQUÍ PERO YA!- Las compuertas se abren y me apresuro a retirar el arnés que me fija a la lanzadera y asegurarme de que el Jump Jet sigue bien preparado. El salto en si no me da tanto miedo como volar por los aires de forma inminente o de que me equivoque en algo y aterrice encima de un mar de arácnidos, se me lleve una bola de plasma o simplemente el gélido viento de este planeta congele los sistemas y me estampe desde una altura estratosférica. Entre tantas cosas que pueden ocurrirme, será raro si consigo llegar al suelo sin sustos. Si saben que estamos aquí y ya han abierto un concentrado fuego antiaéreo prefiero lanzarme ya antes de ser derribados. Cojo impulso y me dejo caer observando como el horizonte se ensancha ante mí. Por un momento veo el cielo tardío cubierto de proyectiles y bichos voladores, abajo, el fuerte helado rodeado por todas partes y más allá una tundra desierta sin otra cosa que más bichos. Entonces, caigo en picado entre todo ello. Rezo para que el gélido viento no me desvié de la trayectoria del fuerte o una bola de plasma me funda la carne. Al caer en picado paso muy cerca de un bicho alado que chilla durante un instante un estridente sonido en mi oreja por encima de todo el clamor de la caída libre. Abrazado al rifle, maldigo lo alto que iniciamos el descenso y a todo arácnido con alas que trata de cazarme al vuelo. Trato de dispararles para mantenerlos a raya pero no puedo hacer tantas cosas a la vez a estas velocidades. Desisto en dispararles y me concentro en el momento de encender el Jump Jet.

Romeo se acerco a la puerta y puso la mano sobre el asa de la misma. Se volvió hacía sus compañeros un segundo para que entendieran lo que iba a pasar y asintió con la cabeza levemente para después abrirla de golpe y saltar al vacío gritando lo primero que se le ocurrió.
- ¡JERONIMO!

Al notar el frío aire a su alrededor abrió mucho los ojos al observar el caos que se desplegaba a su alrededor pero no dudo ni un segundo en activar su Jump Jet para iniciar una caída controlada. O al menos tan controlada como fuera posible mientras disparaba su arma, sin mucha fortuna, sobre los bichos que sobrevolaban la zona.

¡Maldición! Es mucho peor de lo que me esperaba...

Perdone pero cerre la pestaña sin querer y ahi se quedo la tirada Xd.

Oigo el grito de Sam, y su voz desaparece en el tumulto de viento, en el ruido del entrechocar de metal y unos tableteos de armas que empiezan a oirse conforme los marines saltan de las lanzaderas, uno tras otro. Cuento hasta tres antes de desengancharme, entre sacudidas, y sin pensarmelo, salto detrás de Sam, sin proferir ni un sólo grito, nada.

Mis ojos están abiertos al máximo, mis manos agarran con fuerza mi Rifle Morita, y no dejo de observar a mi alrededor con atención, intentando distinguir entre los bichos voladores a mis compañeros. Veo rayos de plasma surcar los cielos y a algunos bichos intentar atacar a mis compañeros y no me lo pienso más....apunto con mi arma a uno de esos hijos de perra y disparo, mientras cuento mentalmente antes de activar los Jump Jets..... "RRRAAAAAAAAAAA", mascullo entre dientes mientras el arma vibra entre mis manos, soltando casquillos que caen al vacio...hacia abajo...en la misma dirección que nosotros...hacia el fuerte helado....mientras veo como el bicho al que he elegido como blanco esquiva ágilmente mis disparos...

Su lanzadera había sido alcanzada y estaban cayendo. Pues que así sea.
Se desabrochó rápidamente las correas que lo sujetaban, agarró fuertemente su rifle mientras se tambaleaba entre sus compañeros y siguió a Romeo apenas unos segundos después de que este abriera la puerta y saltara al vacío.

Apenas fue consciente de lo que estaba haciendo hasta que una corriente de aire frío le golpeó en la cara y vio incontables bichos alados iluminados por el resplandor de la mierda aquella que lanzaban los bichos grandes a las naves. "Hijos de puta", pensó Campbell mientras apuntaba al más cercano y disparaba infructuosamente. 

 "¿Que es lo que pasa cuando desciendes con lanzaderas y jump jets sobre una zona infestada con toda clase de bichos" Creo que si alguna vez me hice semejante pregunta... bueno aqui tengo la respuesta, en vivo y en directo. Cuando llegamos a un punto limite donde la artilleria antiaerea ganaba precision nosotros simplemente no teniamos mas opcion que saltar fuera de la nave.

 Asi que nos preparamos para el salto, aunque fue ciertamente de improviso y el orden de salto no se respeto de forma alguna. Cada uno  miraba al exterior para tratar de ver el fondo del valle helado, pero a esta altura no era muy distinguible. Lo que si era distinguible fue el bicho volador que paso delante nuestra como si  fuera una especie de rayo negro.

 Me quede paralizado ¿Eso era lo que me iba a encontrar mientras bajo?  Mejor no tomaria riesgos y le quite el seguro a mi morita y preparo el alza para distancias cortas, tan solo me atreveria con los bichos mas cercanos porque el resto sera imposible de acertar.

-No os arriesgueis, lo importante es salir todos vivos.-Dije antes de saltar

 Al poco de saltar encendi los jump jets, y a traves de mi cuerpo senti el latigazo que provocaron al activarse repentinamente para frenar la caida, no era una sensacion a la que no me hubiera enfrentado antes pero el saber que en este caso un error podria matarme añadio adrelanina a mis venas lass cuales ya estaban muy hinchadas y trate de centrarme en derribar bichos y caer donde yo queria caer.

El soldado pone todo su esfuerzo en dirigir la bajada al interior del fuerte. Sabe lo que ocurrirá si falla en esta labor pero prefiere no pensarlo demasiado, la concentración por encima de todo.

Tras saltar apresuradamente de las lanzaderas, los infantes se encontraron inmersos en una nube de esquirlas, nubes y muerte. Apenas unos segundos después de que hubieran saltado de sus lanzaderas, la lanzadera denominada con la letra B estallo al impactar de lleno sobre ella un proyectil de plasma. Por su parte la lanzadera C caía ahora estrepitosamente hacia la densa y fría nieve que los esperaba abajo, una gran cantidad de bichos voladores yacían aferradas a ella mientras intentaban destrozarla desde fuera a la par que impedían a los pilotos poder maniobrarla adecuadamente y recuperar el control.
Los disparos no se hicieron esperar, los infantes, asustados, intentaban hacer todo lo que estuviese a su alcance para sobrevivir, y eso incluía usar su Morita. Sin embargo hasta ahora la puntería no había sido nada buena y ningún bicho había caído.
Algunos infantes habían tomado la decisión de encender sus Jump Jets hasta el momento mas oportunito con el fin de llegar lo mas pronto posible al fuerte y a la par esquivar a los arácnidos surcaban los cielos a sus alrededores; sin embargo los riesgos de fallar el aterrizaje o matarse al caer eran altos. Sin embargo de uno u otro modo, el riesgo de caer debido al ataque enemigo era muy grande y aun estaban considerablemente lejos del fuerte.  Cuatro infantes habían caído ya en la recién iniciada batalla, dos de ellos perforados por las certeras agujas lanzadas por los bichos que como letales proyectiles surcaban los cielos en todas direcciones, otro desmembrado por el ataque de un grupo de arácnidos y un ultimo había sido rebanado en dos por las alas de un bicho al pasar.
A lo lejos se escuchaba el tenue sonido del combate en el fuerte y mientras miraban fijamente hacia allí para mantener la dirección de su descenso, los infantes podían ver con claridad la marabunta de arácnidos que se aproximaban ahora al fuerte. Allí abajo debería haber más de 2000 bichos. Quizá en el fondo estarían mas seguros allí arriba.