Partida Rol por web

La digna Corte

7 de Mayo. Año 1622. Amaneciendo.

Cargando editor
24/10/2014, 18:55
Doña Inés Mª de Osuna

-Cómo me mira -quiso saber.

Cargando editor
24/10/2014, 19:12
Marcos de Tolosa

Cruzó Marcos la mirada con Inés en silencio.

- No soy idiota, Inés.

Cargando editor
24/10/2014, 19:15
Doña Inés Mª de Osuna

Inés le aguantó la porte con tesón.

-Ni yo tampoco. Pero, ¿qué espera vuesamerced que haga? Mi vida no es sencilla, y no se compone por tal de decisiones fáciles. Tengo familia, un estatus, honra y honor que defender, y ojos que acechan en cada doble de esquina.

Y un sin fin de quejas más que se le agolparon en la boca obligándola a callar y respirar, luchando por no perder el temple. Con las manos se aferraba a los brazos de la butaca, y bajo la quijada se apreciaba la tensión de la disputa. Evadió su mirada, por cansancio o quizá vergüenza. Y no dijo más.

Cargando editor
25/10/2014, 20:28
Marcos de Tolosa

Marcos se hinchó de dignidad.

- Puede que un servidor tenga sangre noble más aguada, pero es cristianoviejo desde siempre, servidor de su rey y católico como quien más; ganado todo a base de comer barro desde los trece años por todo este cochino sistema que tanta puñeta nos hace a quienes no tenemos posibles.

Y su voz se volvió un quejido cansado, más que amenazante, descriptivo de la realidad que el veía, buena o mala.

- Y ya puede ir sabiendo que uno no ha sufrido lo que ha sufrido como para no desangrar al primer cochino inglés que se os pase mirando, sea tan útil como para darnos una de sus malditas islas de hideputas, que ellos se las queden y allí se pudran. 

Cargando editor
28/10/2014, 01:23
Doña Inés Mª de Osuna

Por largo rato no hubo sonido más alto que la respiración de Inés, que anclada en su puesto le faltaba poco para echarse a temblar. Desde bien joven había aprendido que la vida constaba de una inevitable dualidad: el exterior representaba lo que de uno se esperaba mientras el interior se curtía con preguntas y respuestas que normalmente conducían a la verdad, y en muy rara ocasión lo que uno hacía y pensaba convergían en un mismo punto. Aquella no fue una de esas veces.

Extremando el decoro y sin apartar la mirada, se levantó de nuevo.

-Marchaos. Por favor –pidió con extrema educación modulando el tono.

Cargando editor
30/10/2014, 22:01
Marcos de Tolosa

Hubo un momento de tristeza en los ojos de Marcos, de no tener porque ser así, carajo, de coger la mano de Inés y besarla, decirle que la amaba, marcharse lejos con ella, quererla. De hacer las cosas no como se deben hacer, sino como hacen felices a las personas. Pero eso era España y no estaba el perro para soñar con vivir sin pulgas.

Asintió y se marchó.