- Me alegra ver que se encuentran bien. Esa...cosa, no me esperaba algo así. Nunca había visto algo así. Quizá debamos hablar en un sitio algo más privado.
- ¿Quien les ha atacado?
Pregunto bastante inquieto y mirando a un lado y a otro.
Como que esa cosa.
Miro a Adrien. Antes de mirarles nuevamente a ellos.
- Como dice, quizas sea mejor hablar en otro lugar.
A ver como me deshago ahora de esta
¿Qué cosa? ¿Un animal? Si lo desean podemos subir al barco y hablar en los camarotes, allí tendremos privacidad y discreción segura.
Adrien hablaba convencida que debía ser incluida en la conversación y de esa manera se invitaba a participar en ella por la fuerza.
- Si, buena idea. Necesito un Whiskey, caballeros. Y estoy seguro de que René se tomaría uno también. Vamos?
-Buf, ahora me vendría de perlas -aunque mira con desconfianza a la mujer. Ella parecía conocer a Sands, pero no sabía cómo se iba a tomar la historia que iban a contarle. Lo último que necesitaba ahora René era una mujer que se riera de su historia. Si lo hacía estaba dispuesto a darle un guantazo.
Gente, Howard tuvo un problema con su PC y no podrá postear. Esperémoslo unos días si es que están de acuerdo. Como mucho si en una semana no lo soluciona yo lo reemplazo hasta que logre volver, manteniendo un ritmo lento así puede reintegrarse sin mucho que actualizar.
Bien por mi. Ritmo lento!
- Estoy de acuerdo con Adrien. Subamos al barco.
La tuteo deliberadamente, con la intención de molestarla.
- ¿Alguno sabe como han repartido los camarotes? Supongo que el capitan, o alguna persona arriba nos informara al respecto
Con un gesto les invito a que suban al barco delante de mi.
Adrien ignora por copleto la pregunta de Howard y los guía por los fríos pasillos metálicos del barco como si los conociese de toda la vida. Suben y bajan escaleras y escotillas entre la sala de máquinas, la sala de comunicaciones y luego de salir dos veces por el puente llegan por fin al piso en donde se encuentran los camarotes y la cocina/comedor.
La mujer abre con dificultad su puerta y luego pasan a un amplio dormitorio recubierto de mapas, escritos, libros prolijamente acomodados en estanterías con seguros para evitar que se caigan en altamar y varias sillas rodeando un escritorio.
Bien, siéntense caballeros. ¿Podrían relatarme qué les sucedió allí abajo? Por su aspecto creo que me he perdido de mucho.
Si necesitan saber la distribución del barco sólo avisen.
-No quiero ser maleducado ni mucho menos, señorita Brienne... pero, y ya que estamos en uno ¿Quién le ha invitado a subirse a este barco? Y me refiero a nuestro grupo.
El profesor Lariviere. Si no me equivoco, me ofreció formar parte de la tripulación el mismo día en el que nos encontramos en su recepción. El barco, además, forma parte de la historia de mi familia aunque desde mi padre nadie ha pisado su vieja carcasa; Las relaciones entre su nueva tripulación y el historial familiar facilitaron su uso para esta investigación.
Adrien disimula rápidamente su mirada de molestia e insiste nuevamente para saber qué había ocurrido debajo.
Si quieren saber sobre el barco, los que tendrían posibilidades de conocer la relación de la familia Brienne con éste pueden tirar por Conocimiento. Whitmore, tú también puedes tirar pero ya seria para saber cosas generales.
-Todo eso me parece perfecto, señorita Brienne. Pero me temo que no me ha entendido o no ha querido entenderme -el tono de Legrasse se volvió más duro-. Estos dos hombres son mis amigos, usted no ¿lo entiende? Y ahí detrás ha pasado algo muy raro y que no tengo el menor interés de contárselo a alguien que no conozco ¿lo comprende ahora?
Motivo: El conocimiento nunca está de más
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 38 (Exito)
- Disculpe a mi amigo, señorita. Creo que aún estamos algo alterados por el incidente. Cree que podremos tomar ya ese Whiskey, por favor?... le esperaremos aquí. Gracias.
Adrien se ruboriza al escuchar tremenda negativa a su curiosidad.
- Bien, caballeros, he intentado ser amable con ustedes pero parece que los letrados tienden a tener un mismo patrón de comportamiento. Por favor, retírense, no hay nada de qué hablar y me gustaría terminar de acomodar mis pertenencias.- Las rudas palabras son acompañadas por sus pasos hacia la puerta, que queda abierta a modo de una obligada invitación a salir de allí. Los tres se retiran de allí quedando sin palabras en el pasillo con cientos de puertas. Los marineros y demás miembros de la tripulación van y vienen y cada tanto chocan con ustedes dejando caer sus cargas torpemente contra la pared metálica para luego recuperar en una hazaña malabarosa el equilibrio.
Pasemos a la escena de "A bordo de El doncella blanca". Allí podrán seguir conversando. Mañana postearé la información sobre el barco, perdón por no hacerlo hoy.