Partida Rol por web

Los alumnos se encuentran armando más que intentando aprender algo acerca de las ruinas cuando...

Estáis en las ruinas Anasazi, un lugar bastante exótico y curioso, el profesor Threebanks suelta su discursito mientras vosotros os dedicáis a armar y montarla bajo el sol, todo sería algo perfectamente normal y otra excursión desastrosa más para el instiituto Redfield cuando...

BLAM BLAM BLAM BLAM... Cuatro enormes golpetazos, petardazos o explosiones suenan en el aire, todos os quedáis paralizados por un segundo.

BLAM otra explosión y...

BLAM, otra unos segundos después.

Os mirais entre vosotros petrificados, estáis todos bien, sin embargo el sonido ha venido de donde estaba el autobus.

No estás totalmente seguro pero crees que los sonidos son disparos.

- Eso... Eso han sido disparos... - murmuré al tiempo que dedicaba una mirada hacia el resto del grupo, estaban todos, los latinos, las góticas, los negratas, el empollón, las animadoras, la tímida... Threebanks... ¿Y la pelirroja angelical? Donde cojones...

Corrí sendero arriba tirando la mochila al suelo, utilizando las manos como punto de apoyo para no caer como las góticas y también para poder ascender de manera más rápida, sin bajar el ritmo.

No sabía muy bien porque estaba haciendo aquello, debería quedarse abajo con el resto. Sin embargo, el subidón de adrenalina mandaba en mi en ese momento, ya me había pasado antes. Aquella vez que se puso chunga la cosa con la marihuana de Teddy. Y otra vez cuando nos pilló un patrullero robando televisores en aquel "Sears". Estaba empezando a acostumbrarme al sonido de un arma. Y eso no era bueno.

- Te van a meter un puto tiro... - pensé casi arriba del todo - Y lo peor de todo... Es que no podrás ligarte a Izzie si te matan, ¡melón! - boqueé una vez en la cumbre, para tomar aire - Y ya no puedes darte la vuelta, o quedaras como un cobarde... ¿Porque coño no piensas las cosas antes de lanzarte? - miré a mi alrededor buscando a la joven y tratando de averiguar de donde habían venido los disparos. Aunque ahora que estaba allí arriba, pensé que también podían haber sido petardos...
Si no habían sido disparos, iba a quedar como un memo frente a Izzie y, ella se lo iba a echar en cara... Aunque seguramente le echase en cara cualquier cosa pasase lo que pasase. - Es lo que tiene el amor. - pensé con una sonrisa quitándome las gafas y echando a andar con cautela hacia el autobús sin éxito debido a lo abierto del terreno.
 

Me habría encantado decirle unas pocas cosas a Vance Miller sobre sí mismo. Sí, si tuviera el suficiente atrevimiento, o estuvieran bien puestos, como Anne me había dicho hacía un rato. Ya era tarde de todas formas... ¿Y para qué? Era más divertido ver cómo se le descomponía el rostro cuando Isobel Morgan rozaba su pensamiento, qué decir de cuando su olfato de adolescente en celo se activaba porque la tenía a menos de dos metros. Temible. Ahora, prestaba más atención al Profesor Threebanks que a las construcciones o nuestros compañeros. Las góticas me daban pena, debían haberlo pasado muy mal. Ese tipo de cosas no suceden ni cuando quieres... No quería pensar en los porqués cuánticos o jungianos de que les hubiera tocado a ellas. Por mi parte, seguía pensando que quien se lo merecía, era Miller. Una caída de ese tipo, siempre te pone en tu sitio. El discurso del profesor se hacía cada vez más complejo, a medida que entrábamos en las vicisitudes de éste con respecto a los Anasazi, hasta que su voz enmudece, y no puedo evitar palidecer del sobrecogimiento. Trago saliva con sumo cuidado, ligeramente encogido, temeroso de que algo se me caiga encima. No puedo desviar la vista del lugar que creo que viene aquel ruido tan ensordecedor. ¿Qué carajo...? Mierda, si es un desprendimiento tenemos que movernos de aquí. Los ruidos parecían haber cesado. Sólo era un juego. De nuevo, vuelvo a encogerme ligeramente, esta vez buscando un punto donde no se nos puedan desplomar las construcciones encima. No me hizo falta moverme. No hubo más golpes, o lo que fuera eso... Por cercanía, me giro a Anne, con una expresión de profundo desconcierto. - Espero que no sean tus Wendigo... Son duros de pelar - Ese último comentario, era más por el nerviosismo de la situación que premeditado. Y tan pronto me paro en pensar en que el ruido provenía del autobús, la expresión de mi rostro se cubre de horror. Mis ojos se clavan en el Sr. Threebanks, que espero, esté ya encaminándose hacia el origen de los sucesos. - ¡La profesora Derriere! ¡El conductor! ¡El autobús, Profesor Threebanks! - Si fuese el motero, habría salido despedido hacia el lugar de los hechos. Esta vez, no me tocaba a mí. Tan pronto como hube pronunciado la palabra autobús, mis ojos buscaron el punto más cercano al sendero. Donde habíamos estado al principio contemplando estas ruinas. Ahí cerca estaba el autobús. Si ha habido una explosión... Tiene que haber humo. Relflexiono rápidamente, mientras recuerdo algunos divertidos experimentos de las clases de Química, en busca de alguna señal de humo, o foco de fuego. Sin embargo, apenas me he movido un par de metros hacia adelante. Mi iniciativa, no es la suficiente como para salir adelante, aunque tenga predisposición.

Ante el arranque de Vance, tal vez en un estúpido ademán de demostrarme a mí mismo que era alguien valiente, le sigo, aunque manteniendo unos metros de distancia. Desde luego, no tenía su capacidad. ¿O simplemente no la había puesto en práctica?

El glorioso momento de humillación se ve interrumpido demasiado pronto. Aun se está riendo cuando oye los petardazos. Uh.. qué coño es eso? Otro más... y otro. ¿Habrá explotado el autobús? Busca con la mirada a sus compañeros, estan todos así que no puede haber sido el numerito de ninguno de ellos. ¿Habría fallado el motor? Desde donde está no puede ver mucho, así que sale de detrás de los rezagados y, viendo que no es la única en moverse, se encamina hacia donde está el autobús. Se recoge la falda con una mano, enseñando más de media pierna para poder caminar mejor y se pone a buscar el orígen de la explosión. De repente ve pasar a Vance embalado al lado suyo.

- Eh, ve con cuidado!- seguramente él no le agradecería el que le dijera nada, pero no puede evitar preocuparse.

Miro confusa a Andrew ante su respuesta extraña y totalmente equivocada. Le dejo ser un caballero y ayudarme a bajar la cuesta, aunque no lo necesitase. Aunque sea una deportista nata, soy una chica elegante y bonita que debe mantener una reputación como tal y si eso supone hacerse la delicada e inútil pues eso que toca...

-No, no, perdona, los Ghostfacers y Edlund, todos ellos dicen claramente que los wendigos son de origen índio, son hombres poseidos por espiritus violentos que comen carne humana, no tienen nada que ver con los egipcios, ni con los hombres-oso, que yo sep...- empiezo a responder pero me veo interrumpida por las estupideces y borderias del capullo de Miller.

"Por cierto, cuando ha aparecido? No iba el último con sus pies planos y su sangre diluida vagueando por sus venas?"

-Bueno, no voy a negar que ha dicho una verdad, la ropa de Prada es cara- afirmo con la cabeza y me encojo de hombros -Aunque, me pregunto como lo sabe un tipo que se viste en un contenedor de basura y se peina con los restos de su desayuno...- sonrío maliciosamente.

Pero de nuevo todo se ve interrumpido con una serie de explosiones procedentes de arriba, del rellano superior donde estaba el autobus escolar. Me giro para mirar hacia arriba sin perder la compostura. Veo como el imbécil de Miller pretende hacerse el héroe subiendo a un ritmo demasiado elevado y que seguro le llevará a ahogarse en breve por falta de oxigeno en los pulmones, especialmente siendo fumador compulsivo como es.
-Sólo espero que se atragante con su propio vómito cuando saque los pulmones por la boca, hechos picadillo...
Vuelvo mi vista hacia Andrew. Parece paralizado, como no sabiendo qué hacer.
-Dudo que sean mis wendigos, no usan pistolas ni explosivos, no los necesitan, simplemente rajarian las ruedas del autobus, además todo el mundo sabe que sólo salen de noche -respondo a su comentario, quedandome tan ancha.
"Será algún graciosillo que no querrá hacer el trabajo y habrá hecho la broma de los petardos para jugarsela a los profes, fijo...".

Salgo corriendo cuesta arriba, no puedo perderme esta diversión. Ni la ocasión de cotillear. Entre otras cosas.

-Ha sido un placer, querido. Nos vemos arriba si te atreves a subir conmigo- le guiño un ojo a Andrew -Ah por cierto- me giro bruscamente de nuevo hacia él- Si le cuentas a alguien que hemos tenido esta conversación, tendré que matarte- finalizo con unos leves pucheros y sonrío pícaramente antes de salir corriendo.

-Nos vemos arriba, Izzie-bitchy y Mascotilla Jr.!- les digo a Izzie y a Casey cuando paso junto a su lado. Subo a buen ritmo y sin ahogarme, acostumbrada como estoy a hacer deporte a diario, y en breve estoy arriba, viendo las espaldas de Miller yendo a cotillear antes que yo el autobus...

Miro alrededor, buscando al autor que posiblemente está oculto, el que ha causado las explosiones. Soy animadora, tengo un deber con el resto del alumnado! Debo enterarme de quien ha sido y luego chantajearle! Como ha dicho Miller, la ropa de diseño es cara, muy cara.

BLAM BLAM BLAM. Izzie frunce el ceño y mira a Casey. No se asusta, porque no cree que sea nada de importancia (seguro que la de biología la ha liado parda, con lo subnormal que es...), pero al ver cómo Miller sube su mente empieza a tramar a toda velocidad. Lo que ha hecho antes no ha surtido todo el efecto que hubiera querido, pero también cree que si sale disparada tras de él se lo olerá. Aunque claro, de repente salen Annie y Moore. Annie, su Annie.

Se gira hacia Casey y le sonríe de medio lado.

- Mira y aprende, honey.

Tras la frase casi sin sentido en aquellos momentos, se suelta de la rubia y se agacha. Sólo ella sabe por qué, coge un puñado de tierra que moldea como si fuera una bola de nieve, y se encamina tras su mejor amiga, subiendo al mismo ritmo que ella. Ser animadora tiene que tener algo bueno, a parte del uniforme y estar en la cúspide social del instituto, dice siempre.

Pasa al lado de Annie y le dedica una mirada de "no hables". La acompaña llevándose el dedo índice a la boca, en señal de silencio, y se adelanta hasta donde está Miller de forma muy sigilosa. Y, cuando está tras él, rapidez: se pone de puntillas y estira el cuello de la camiseta, metiendo la bola de tierra por el agujero, ajena totalmente a lo que le ha pasado al autobús. Ahora mismo tampoco es que tenga tiempo: está más ocupada echando a correr cómicamente mientras grita.

- ¡PRINGAOOOOOO'!

Estaba caminando hacia el autobús, sin mucho sigilo, debido a que todo era campo abierto. No había llegado a ver a la Elizabeth que estaba oculta por la zona de las ruinas anteriores al sendero. Seguí andando y ella me previno, haciendo que me diese cuenta que estaba allí, justo en el momento que Izzie aparecía detrás de mí con un montón de tierra compacta...

- Será perraca... - pienso fruciendo el ceño, doy un manotazo a su puño, haciendo que se le caiga el terrón que pretendía al parecer tirarme mientras estaba de espaldas. Entonces ella sale corriendo llamándome pringao. Niego con la cabeza y gruño algo mosqueado - No hagas el tonto ahora. - sentencio señalando con la cabeza el autobús - Esos ruidos que escuchamos, eran disparos. - explico recogiendo una piedra, no un terrón de tierra.

Después de todo si hay alguien armado, tendré que defenderme con algo que pueda lanzar... - Esto es una locura... - me digo para mí, volviendo a caminar hacia el autobús medio agachado, con cautela.

-¡Eh! Pe...Pero...¿Dónde vais? ¡Suicidas! ¡Vais al peligro! ¡Iiiiiiiz!

Desgraciadamente, nadie me hace caso. Además, ya le estoy gritando al aire, porque se han ido disparados. Menos el profesor, se han ido todos corriendo hacia donde estaba el autobús, y eso que no había sonado muy bien que digamos. Como explosiones...¡Ay, que ha petado el bus! ¡Ay, que nos quedamos! ¡¿QUé vamos a hacer?!

Miro al profe Threebanks y le cojo del brazo, tirando de él para comenzar. No podemos dejarles ir solos, a esa panda de suicidas locos hormonados.
-¡Profe, tenemos que ir! ¿Va a dejarlos ir solos?-le apuro.

Todos los alumnos corren hacia el autobus, excepto Casey y el profesor que se quedan sorprendidos.

Izzie trata de meterle un terron de tierra a Vance de camino pero éste se da cuenta y logra parar a la revoltosilla.

Cita:

Tanto Andrew como Annie, van hacia el autobus, mañana os pongo lo que veis que habéis sacado la tirada.

-Espere, alumna, es demasiado importante esto, es increíble- dice el profesor de manera extraña...

-Mire, no ve algo raro dentro de ese edificio antiguo- te lleva hacia una ventana de las ruinas y te señala algo.

 ¿Eh? ¿Qué le pica ahora al profe? Echo una mirada nerviosa en dirección hacia donde se habían fugado todos, pero decido seguirle, atraída por su tono de fascinación. ¿Qué puede ser más importante que esos ruidos para que el profe se ponga así de raro...

Me pongo de puntillas y me asomo a la ventana, escrutando el interior con algo de miedo.

Nada más asomarte y ver una habitación vacia notas como el profesor te agarra el pelo por detras y procede a estampar tu frente con tra la piedra.

El dolor es terrible y sientes como te agarra y se te echa al hombro, entrando dentro de las ruinas...

-Lamento hacerte esto, Casey, tu eres de las que menos te lo mereces, pero pensandolo bien... así sufrirás menos...puede que hasta salgas con vida...-

Todos los alumnos en tropel salen corriendo hacia el autobus al oir los sonidos, solo se quedan Casey y el profesor.

Subis la cuesta, atravesáis el recorrido por la necrópolis y salís al aparcamiento por la entrada donde esta el bungalow con las máquinas y la tienda.

El autobus está donde lo dejásteis, sin embargo dos de sus ruedas están desinchadas (la derecha delantera y la derecha trasera).

Además en el suelo, delante de la puerta delantera hay un pequeño charco de sangre y un bocadillo medio comido tirado en el suelo.

Otras cajas de plástico de bocadillos y bebidas están colocadas apiladas contra un árbol a la sombra, al parecer alguien las ha colocado ahí.

Vuestra aguda vista juvenil observa un rastro de sangre en forma de goterones espaciados que va desde el charco a perderse en el bosque cercano de coníferas.

-Dios mío ¿que habrá pasado aquí?-

-Tengo miedo ¡Profesora! ¿que le puede haber pasado a la profesora?- concluye bajando la voz hasta un susurro...