Los gritos de Michael caen en saco roto. O Nina no le ha oído, lo que no es probable por el tamaño del piso y de la voz, o simplemente ha pasado de darse por enterada.
La puerta sigue abierta, como la ha dejado Edward. Y los que llegan a ver a través del dintel se dan cuenta de que la muchacha no se levanta, ni parece tener nada que hacer. Sigue con la mirada las evoluciones del viejo, hasta que éste se queda mirándola. Entonces se encoge de hombros.
-A mi no me mire, nonno, yo no tengo ni idea. Pero por lo que dice, si ha de declarar y lo han metido aquí, es que fuera estará en peligro, ¿no? Porque es eso, ¿verdad? Ha de declarar en ese juicio, y debe ser peligroso... ¿no...?
Los gritos de Michael le resbalan absolutamente en los oídos. Bueno, le sacan una sonrisa en el cerebro, una pequeña sonrisa de satisfacción. Pero nada más. Está atenta a lo que Smoke se ha llevado. Absurdo, ¿qué espera encontrar ese sádico? Y no dice nada. Pero escucha.
Así que el Juicio. Sabe perfectamente que lo que la Familia Nicoro no quiere es que el viejo declare. De modo que, para tirarle de la lengua, dice exactamente lo contrario...
Michael se encoge de hombros ante la no reaccion de la "ragazza". Se dirige a la habitación y entra como si todo aquello fuera suyo.
-Las mujeres de hoy en dia...tanta universidad y tanta libertad las estropea. Están más preocupadas de que el maquillaje les pegue con los zapatos que de cuidar de sus hombres y de la casa. ¿A donde vamos a parar, Angelo? Son todas unas meucas que sólo van tras el dinero.
Entra y agarra al contable por la solapa y lo zarandea unas cuantas veces.
-Tú, contable, ¿ves a este hombre?-Dice señalando a Edward- ¿Ves que cara de cabrón que tiene? Pues alégrate porque esa es la cara que pone cuando está de buen humor. Y él por lo menos tiene paciencia. Vas a contestar a todo lo que te pregunte o te cogeré esa cara de brócoli que tienes, la pondré en el umbral de la puerta y la cerraré y la cerraré hasta que te quede la cara como el culo de un mono. ¿Capisce?
-Y ahora, canta. ¿Por qué te quieren muerto?
Tirada: 3d10
Motivo: Interrogar (12)
Resultados: 8, 5, 2
Interrogar =17
Smoke alza una ceja mientras guarda las pertenencias del contable en su chaqueta nuevamente, desilusionado por lo poco interesante que el viejo había resultado ser. Al menos, sería un trabajo tranquilo. Sin bajas, sin heridas. Después de tanto tiempo, no buscaba la acción como antes. Prefería tener tiempo para trabajar en paz.
Acomodado en el sillón, se deleita con la reacción de Michael. Sus valores arcaicos no le tocan la fibra moral en lo más mínimo, pero sus exabruptos le divierten cuando no resultan inoportunos. Por el momento, jamás lo han sido. A veces, piensa en lo que haría cuando alguno de ellos resulte un estorbo. Sabe guardar bien esos pensamientos.
El viejo mira confundido a Michael, que ha entrado como un torbellino justo en el momento en que iba a decirle algo a Nina.
- ¿Muerto? Pe... pero... ¿No decían que estaban aquí para protegerme?- las gafas del contable caen al suelo y salen disparadas por una patada involuntaria de Michael al levantar en volandas a Haggarth - ¡Yo no he tracionado a los Nicoro! Ustedes... ¿quiénes son? ¿Por qué me hacen esto? ¿Qué quieren? ¿Es dinero? ¡Tengo dinero! ¿Es eso lo que quieren? ¡No pueden matarme! ¡Yo no he hecho nada, no he hablado con nadie!
El tipo está a punto de echarse a llorar...
Tirada oculta
Tirada: 3d10
Motivo: Embaucar (12)
Resultados: 5, 2, 9
Michael sigue sosteniendo al tipo en volandas. Así es como lo quiere: acojonado, a punto de derrumbarse. Sin embargo hay algo... la manera en la que se comporta. Su rostro refleja el desconcierto pero el miedo... el miedo es fingido. Michael ha visto a muchos hombres asustados, a muchísimos. Y éste no tiene miedo. Su cuerpo está demasiado relajado, los hombros bajos... no intenta cubrirse siquiera la cara. Está desconcertado y no parece tener claro lo que sucede pero este tipo no es de los que se derrumban por mucho que quiera fingir lo contrario.
Deja el vaso ancho encima de la mesa principal del salón y se adelanta hasta estar cerca de la entrada del dormitorio siguiendo al estela de MIchael. Se queda allí contemplando la escena. El hombrecito había perdido la paciencia y solo llevaban en aquel sitio una hora. Emepezó a sudar ligeramente y a temer gravemente por que aquello saliera minimamente bien.
Al principio Michael relaja un poco su presa pero entonces, sonríe.
-No está mal, numeritos, pero no me lo trago.
Michael arroja al tipo al suelo y se lo lleva a rastras hasta la puerta. Por la fuerza le coloca la cabeza apoyada contra el marco con una mano y agarra la puerta en sí con la otra.
-¡SIMÓN DICE: PIÉNSATELO MEJOR , CALVOROTA! ¡DIME LA VERDAD O TE CONVIERTO LA CARA EN LASAGNA!-Michael ruge como una bestia mientras amaga con cerrar la puerta sobre el cráneo del contable. En un momento dado, sin que el otro lo vea, mira a Edward con un gesto más contenido, como buscando su complicidad.
La Ragazza se ha levantado del suelo, y ha seguido a Michael y a su presa hasta la puerta. Cuando el primero hace amago de estrellarla contra el cráneo del viejo, Nina levanta la mano, y sin empujar toca al italiano en el hombro, sacudiéndolo levemente.
-Déjame salir. No quiero ser parte de esto, ya darás tú cuentas a Ezzio, y... a los de arriba. Por no hablar de los Nicoro.
Ni siquiera mira al abuelo, pero coloca su propio cuerpo de manera que Anthony tenga que dejarla pasar o aplastarla a ella también.
-¡Déjame salir, Santa Madonna!
Al interponerse con la puerta mira hacia los que están en el salón. ¿Quién...? ¿Quién tiene tres sesos en vez de uno...?
El tipo en el suelo simplemente levanta la mano intentando cubrirse la cabeza:
- Pero... ¡está usted loco! ¿a qué viene todo esto? ¡yo no he hecho nada!
Ante la mirada que le dedica Michael, Smoke parece no tener reacción alguna. Sin embargo, una caja de fósforos aparece entre sus dedos. Baila por los contornos de su mano derecha, ágil para un tipo de su edad. Parsimonioso y lúgubre, el sicario se yergue y avanza lentamente hacia donde su colega amenaza al contable a los gritos.
Este tipo sabe que estamos jodiendo. Sabe que no podemos tocarlo.
Por dentro, desea esbozar una sonrisa. Aprendió a negar ese sentimiento, o tal vez se había esfumado por su cuenta. No recuerda. Simplemente, mantiene un semblante impasible. -¿Está seguro?- inquiere, aún jugueteando con su cajita, mirando al viejo a los ojos. -No hace falta que juegue con nosotros. Aquí, todos somos amigos- asegura, y su voz lo afirma. No tanto su cara...
Perdón por el retraso.
- ¡Yo no tengo nada que decirles! ¡Ni a ustedes ni a los federales! ¡No comprendo por qué hacen esto!
El hombre se agarra a Michael casi a la desesperada. Nina siga en el mismo sitio.
Michael abre la puerta aún más y lanza su brazo hacia adelante para aplastarle la cabeza al anciano. Sin embargo, detiene el movimiento pocos centímetros antes de alcanzarle.
-Tienes suerte que la familia te quiera intacto, viejo. De momento salvarás los pocos dientes que te quedan. Eso sí, si mas tarde recibimos ordenes de averiguar lo que sé que me escondes, prepárate, porque voy a ser el primero de la lista en el interrogatorio.
Dicho esto Michael se levanta dejando caer la cabeza del viejo al suelo.
-Este tío tiene huevos. Vamos Nina, te ayudo en la cocina.
El viejo se levanta apoyándose en la cama. No dice nada. Sólo recoge sus gafas del suelo y, tras comprobar que no están rotas, se sienta nuevamente en el sillón. Mantiene la mirada baja, evitando cruzarla ahora con nadie.
Sí que tiene huevos, piensa Smoke, mientras mira al viejo desplomarse en el sillón, como un hombre vencido. Lo cierto, es que no puede parecer más triunfante. Cierra la puerta de la habitación, y observa a Angelo con curiosidad, allí, en el medio de la habitación, presenciando la escena con pasividad. Ciertamente no espera que el abogado se ponga a interrogar y lanzar amenazas a Haggarth, pero su desgano le inquieta.
No está en su materia. Si caen los federales sabrá que hacer, se tranquiliza.
-Tranquilízate, abogado- dice, mientras observa con ojos distantes a su colega temporal. -Mejor acostúmbrese a estos despliegues. Si usted está en paz, mejor para todos...- Edward parece notar algo, y acerca sus manos a Angelo, sólo para acomodar su corbata en unos segundos. Asiente levemente, para luego regresar a su descanso en el sillón junto a la tele.
No pudo evitar dar un leve respingo hacia atrás cuando Smoke le reubicó el nudo de la corbata. Fue un acto reflejo. Angelo camina hasta la ventana para dejar perdida su mirada en la calle.
- Creo que en esta habitación soy el que está más tranquilo señor Sullivan - contesta dando la espalda a los demás y con un aire de desgana mal disimulado.
Sin mirar atrás Nina sale de la habitación y se va a la cocina. Pero simplemente coge un vaso y lo llena de agua, y a Anthony, que está entrando en ese momento, al paso le guiña un ojo en respuesta a su oferta de ayudarla.
Sigue hasta la habitación, entra de nuevo en ella y cierra la puerta.
-Venga, nonno, beba. Le irá bien, es agua, simple agua.
Lo que están fuera no la ven, pero el viejo sí, ve como Nina toma un trago del vaso para animarle a beber.
-¡No está envenenada, eh?! ¡Avanti!
El viejo bebe el agua sin rechistar. Su mano tiembla ligeramente. Muy al contrario de lo que Ezzio había dicho no parecía que este individuo fuera un gran embaucador. De hecho habla más bien poco. Al devolverle el vaso a Nina sonríe por primera vez desde que ha entrado en el piso:
- Gracias pequeña... Te lo agradezco de verdad.
Luego vuelve a quitarse sus gafas para limpiarlas, aparentemente ignorando la presencia de la niña. Se le nota agotado por todo lo sucedido.
Se acerca a Smoke y le dice en voz baja, disimuladamente:
-Este tipo no es contable. Nadie miente así de bien cuando se pasa la vida entre números, tinta y papeles. Este tipo tiene calle. Aquí hay más de lo que nos han dicho y sospecho que no nos va a gustar cuando nos enteremos.
La ragazza ha cogido el vaso casi vacío de la mano temblorosa del viejo. Sonríe suavemente, y su mirada es la de alguien que siente lo que acaba de pasar con alguien "de los suyos". Y que no comprende. Deja el vaso en la mesilla, y luego se sienta de nuevo, esta vez en el borde de la cama, mirando al viejo con curiosidad. Curiosidad inocente.
-Mmmm... Scusi si le pregunto. No me responda si no quiere, eh? Ma... ¿Qué pasa...? ¿Porqué está aquí, y le tienen tanto miedo como para que le guarden bajo llave? ¿O tienen miedo no "de" usted, sino "por" usted, nonno...?
Con los dedos escenifica las comillas, con un movimiento gracioso.