Partida Rol por web

- Buena idea chico, asi nos aseguramos que no quiere sorpresas el jefe.No creo que sea mucho pedir hacer esa llamada, si realmente al jefe, le interesa acabar con todo este tema de cosas raras. Fijo que aceptara el que lo traigas- Dice a petucho y a Arthur.

Al poco se acerca a Michael.

- Va, que vas a salir de esta. - Le dice a Michael.

Ace abandona la improvisada sala de operaciones y vuelve al hall, donde al entrar vio un teléfono entre todo aquel caos. Mientras levanta el auricular reza porque ninguno de los dementes haya tenido la idea de cortar la línea para evitar alarmas. No puede evitar un suspiro de alivio cuando escucha la línea al otro lado. Pese a lo entrado de la noche llama a la mansión de los Terrasini: no quiere comerse un marrón por no haber preguntado.

Al poco rato regresa a la sala con los demás. Salvo el enorme indio que vigila la entrada no se ve rastro de nadie más: ni locos, ni enfermeros, ni médicos... nadie. ¿Dónde se han metido todos? A estas alturas del partido cualquier cosa le resulta inquietante.

- El jefe ha preguntado como tenemos pensado sacarlo del hospital y cuando le he contado lo que sucede aquí se inquietó un poco. Nos ha dicho que desaparezcamos del lugar antes de que alguien piense que es cosa nuestra y se nos echen encima los federales. Visto el caos que hay en el sitio seguramente nadie echará de menos a nuestro longevo colega.- dice mirando a Lonesome - Podemos llevarlo con nosotros.

Ajeno a lo que comenta Ace el doctor recoge su instrumental. Ya ha acabado su trabajo.

- Despertará en unos minutos.- informa a los presentes - Le he cosido las heridas. Ha tenido suerte: ha sufrido mucho daño pero no le han alcanzado ningún punto vital... estará como nuevo en unos días. 

Luego se va hacia la puerta con aire ausente, como un verdadero cirujano que ha acabado su trabajo y se va para el club de golf a echar un partido.

Cuando el doctor iba a irse una mano se alza de la camilla y lo agarra por la muñeca al mas puro estilo "evil dead".
-¡Alto ahí, doc! ¿Seguro que no se ha dejado nada por ahi dentro no? No quiero pasarme la vida pitando en los controles de los aeropuertos.

Bueno, cuando mas pronto salgamos mejor..., esto ya es inquietante. - dice mirando por las ventanas, como si alguien estuviera vigilándolo -

La verdad  que se habia entretenido mirando por las ventanas, pero el jaleo del principio de todos los del manicomio de aqui para alla, hacia un buen rato que había cesado.Algo que no entendía.

vamos apresurarnos, espero que los del hostal, no nos haya seguido hasta aqui. - dice mirando a los presentes, algo nervioso.-

El hombre se sobresalta al ser agarrado por Michael:

- ¡Jesús!- luego recupera la compostura de forma prodigiosamente rápida - Claro que no caballero: ¡no ha sido necesario abrirle en canal! Aunque si lo desea...- parece recordar algo y se suelta de Michael saliendo por la puerta - No, no creo que sea buena idea hacerlo de nuevo. No ahora que ya me han dado el alta...

Siguiendo al doctor los demás abandonan también la sala. Michael disimula su mal estado manteniendo el tipo, como buen hampón que es: la debilidad no debe ser mostrada.

Afuera espera la furgoneta. El lugar está tan silencioso como un cementerio. Sin embargo en esta ocasión la prudencia puede más que la curiosidad y los sicarios arrancan llevándose con ellos a Arthur. Demasiadas emociones para una misma noche.

Mientras Ace toma la carretera principal Arthur enciende un cigarro que le tiende Petucho:

- Así que ha vuelto a empezar ¿eh? Lo sabía. Hace unos días los locos notaron algo. Se ha abierto uno de los Sellos... teníamos un Ancla entre nosotros. Se disparó como un artificio de feria y luego, en fin, ya lo habéis visto.

La mirada que le lanzan los demás, incluído Petucho, le hace comprender que nadie ha comprendido nada.

- Los locos están más cerca de la Realidad que el resto de la gente. Cuando se produce un evento mágico de grandes dimensiones hay efectos en la Realidad... se resquebraja. Entonces incluso los cuerdos que están al borde pasan al otro lado. Los noticiarios se llenan de sucesos extraños y violentos por igual. La gente 'normal' tiene pesadillas inexplicables y hay algo raro e inquietante en el ambiente. Las Anclas son dementes que han visto la verdadera Realidad. Cuando se fragmenta el Velo pueden hacer de puertas para cosas que no deberían estar en nuestro mundo.

Dicho de otra manera, la gente del manicomio presintió que algo no marchaba bien en la realidad - se explica Renato -

Renato saca un cigarillo para fumarselo.Ofrece a los demás por si alguien quiere alguno.

Dice que han roto un sello,..¿ puedes explicarnos con mas detalles lo de los sellos, si hay alguna manera de volverlos a sellar ? - pregunta a Arthur -

- ¿Algo no marcha bien en la Realidad?- Lonesome lanza una bocanada de humo y sonríe - Que sabréis vosotros de la Realidad. Pero sí: digamos que la verdadera Realidad quiere abrirse paso... Cuando rompan los Siete Sellos habrá un cambio... sólo se sellarán nuevamente cuando el cambio se haya producido. Lo importante en este caso es asegurarse de que estamos de la parte de los ganadores una vez se realice el cambio. ¿Cómo os habéis enterado unos mundanos como vosotros de lo que pasa?

Petucho se encoge de hombros:

- A mí no me mires. Yo ya estaba en el cotarro pero me sacaron de juego... ahora parece que los chicos se han encontrado de lleno con algunas logias que no han sabido disimular demasiado bien sus movimientos. Por la descripción que han dado puede que sean los Hijos de la Muerte los que han dado un paso adelante.

Bueno, que de la noche a la mañana un chino que me carge cobre vida e incendie una casa , sin dejarnos sin pistas.Que una especie de demonio alado o Gárgola me aboye el techo de mi coche por querer conseguir un amuleto tipo como este - muestra el amuleto que le quito aquel exdirigente de sectas -,o qué unos perros infernales enormes de casi se merienden a Michael.Pues a uno le hacen ver de diferente manera.

No se lo que tenemos de certeza de la realiadad que siempre hemos vivido - se explica Renato -, lo que si se, es que ultimamente están pasando muchas cosas inexplicables.

De camino para que veas al Jefe, nos puedes abrir la mente y explicarnos - termina por decir Renato - .

Michael atraviesa con su dedo uno de los agujeros de su ultimo traje arruinado.

-Realmente, si lo que buscais es soldados que luchen en esta guerra, creo que teneis tres delante de vuestras narices. Solo queremos saber qué es lo que esta pasando. ¿Que se llevan esos jamaicanos entre manos?

Lonesome asiente:

- Supongo que los jamaicanos son Hijos de la Muerte. El vudú suele estar extendido en su islas... si ellos ganaran la Guerra lo pasaríamos mal. La última vez que ganaron se correspondió con la Peste Negra y casi no lo contamos. No sé cuantas facciones combaten por el control de la Realidad pero pocas son buenas... la última batalla fue una victoria del Ojo de Acero y, sinceramente, no veo con malos ojos las cosas tal y como están. ¡Bendita electricidad! 

Luego mira por la ventanilla:

- Que vuestro jefe llegue a entender lo que se juega depende de él. Es difícil aceptar que todo lo que te han contado durante toda la vida es una mentira... la gente prefiere una buena mentira a enfrentarse a la Realidad. Sobre todo cuando la Realidad es jodidamente mortal...

Renato escucha con atención, los ultimos acontecimientos le habían cambiado demasiado.Hasta el extremo de en ocasiones, no hacer bien su trabajo.

Bueno, buena opción sería que grupos están luchando en esta Guerra, para unirnos al que tenga unas mejores perpectivas, sin peste negra o cosas peores.- responde ante el comentario de Arthur -

La pega es saber que grupos están luchando o de quien podemos fiarnos. - dice pensativo mirando a Arthur y demas -.

New York, Mansión de los Terrasini

En el despacho están sentados Julen y Ezzio. El primero juguetea con un puro sin decidirse a encenderlo. El otro mantiene la mirada fija en un vaso de whisky con hielo. Necesita beber. Beber mucho. Lonesome y Petucho también se han retirado a las habitaciones de invitados como si sólo fueran dos viejas glorias que necesitan un descanso tras contar viejas batallas. Viejas batallas. La hostia puta.

- ¿Debemos creer todo eso?- Julen se decide a encender el puro - Joder... ¿estamos tan locos para creerlo?

- No tenemos opción Julen. Hemos oído lo que está pasando... podemos mirar a otro lado o pensar que todo el mundo a nuestro alrededor se ha vuelto loco pero, ¿cómo coño era aquel dicho? Si todo lo demás es improbable lo imposible es la única explicación que nos queda... 

- Estamos hablando de magia... joder... de magia. No de mierda de ilusionismo... estamos hablando de demonios y zombis, joder... 

- Ya pasó una vez. Oíste a Petucho. Y tú mismo dijiste que tu padre...

- Mi padre no se lo creyó, miró a otro lado y casi nos cuesta la Familia entera. Mi padre era un buen hombre pero no tenía redaños.

- Joder Julen, no lo culpo. Si hacemos caso a lo que ese tío nos ha contado...

- Sólo hay una manera de saber si es cierto. Haremos lo que Lonesome propone. Y si resulta cierto ya no quedará más cojones que creerlo.

Ezzio le pega un largo trago al whisky. Luego mira fijamente a su jefe:

- Por un lado deseo que esto sea una locura y que esos dos viejos nos hayan tomado el pelo. Pero algo dentro de mí sabe que es cierto. Muy cierto. Y eso hace que esté acojonado de verdad. 

- Tú no eres un tipo de los que se arredan Ezzio.

- No estamos hablando de tiros y sangre Julen. Joder. Esto nos viene grande. Estamos hablando de demonios. Yo fui monaguillo... sabes que casi entro en el seminario. Creo en Dios y voy a misa. Sé que tendré que pagar por mis pecados algún día pero siempre he creído en el dios bondadoso que todo lo perdona. De alguna forma esperaba una redención final en forma de confesión... pero nunca se me había ocurrido pensar que si crees en Dios... si crees en Dios tienes que creer en el Diablo ¿no? Y ese hijo de puta no perdona... Estamos hablando del Mal. Joder. 

Ezzio toma otro trago. Su mano tiembla y no se esfuerza en ocultarlo. Julen guarda silencio un momento, se encoge de hombros y cuando finalmente habla su voz muestra decisión:

- No nos queda más remedio Ezzio. Mañana por la noche veremos lo que Lonesome nos quiere mostrar... si es cierto tendremos que tomar una decisión. De ello dependerá nuestra salvación o la condenación eterna. Después de todo, si lo miras fríamente, no dejan de ser negocios.

Ezzio guarda silencio. Mira a su jefe intentando decidir si es el hombre más valiente que ha conocido jamás o un demente irracional. Pero en el fondo tiene clara una cosa: es el tipo de hombre al que seguiría hasta el infierno. Y por desgracia quizás eso sea literalmente lo que haga mañana por la noche.

Nueva York, el Bronx

Una figura enorme, embutida en un abrigo de piel y cubierta por un sombrero de ala ancha se detiene al fondo del callejón. Una luz de neón alumbra de forma intermitente su negro rostro, sacando destellos al ojo de cristal. El hombre aguarda unos instantes hasta que escucha los pasos a su espalda.

- Las cosas se precipitan.- dice sin darse la vuelta.

- Está en los muelles.- el que le contesta parece tener dificultades para hablar, arrastra las palabras de forma desagradable - Ha estado allí todo el tiempo, ocultándose ante nuestras narices. 

- Sí. Es poderoso. Mis chicos lo han rodeado pero todavía no estamos preparados para acercarnos. Su juju es fuerte. 

- Os habéis vuelto blandos, demasiado tiempo en la ciudad. Habéis olvidado...

- No me des lecciones. Yo al menos no estoy muerto.- el hombre se gira pero su interlocutor permanece en las sombras, una figura encorvada cubierta por andrajos - Nos hemos enfrentado a situaciones así anteriormente y hemos sobrevivido.

- Nunca como ésta. Los Sellos se han abierto y la Guerra comienza. Eres un estúpido joven arrogante y si no tienes cuidado acabarás peor que yo. Hay cosas peores que estar muerto.

El negro del abrigo está a punto de contestar pero se da cuenta de que ya está solo. La figura encorvada ha desaparecido. Murmura una maldición y va hacia la entrada del callejón, hacia una limusina que lo aguarda. Si fuera totalmente humano sentiría un escalofrío.