Partida Rol por web

-¿Agallas? -Sonrió de forma irónica-. No. Lo que tengo es un claro instinto de supervivencia. La vida es igual que una partida de poker: Hay que saber cuando arriesgarse y cuando retirarse. Y temo que esta jugada se le esté yendo de las manos a Julen. Pero en fin, los de abajo no cuestionan a los de arriba. Eso es un hecho.

Miró a Petucho y sintió un escalofrío que le recorría toda la espalda.

Cuando Renato abre la puerta se encuentra con la espalda de un enorme indio de más de dos metros de alto. La enorme masa se gira y con un gesto tranquilo e inequívoco, pero sin decir nada, señala la habitación a Renato para que vuelva adentro. Antes de que el asesino pueda replicarle ve como por el pasillo regresa Arthur con un individuo de bata. Cuando ambos entran en la sala se hace evidente que el tipo no es un médico del personal, sino otro interno. Es un hombre mayor, de pelo blanco desgreñado y mirada de ojos saltones un tanto desquiciada. Contempla el cuerpo de Michael sobre la camilla y sin decir nada abre uno de los armarios de metal para coger gasas, alcohol, hilo de sutura...

Arthur se aproxima a Michael:

- Estate tranquilo. Antes de convertirse en un interno era un cirujano de fama reputada... y su locura no le ha hecho perder el tacto.

Mientras el otro prepara el material de curas bajo la atenta mirada de todos los presentes Arthur decide ir al grano de la cuestión:

- ¿Os manda Terrasini para sacarme de aquí? ¿El viejo ha entrado en razón?

Era curioso que un supuesto demente hablase de entrar en razón...

Ace consideró la posibilidad de mentir, pero la desechó rápidamente.

-Me temo que solo estamos de paso. Puede que otros te saquen de aquí... Pero no nosotros.

El tipo se rió con ganas ante el comentario de Ace:

- Hehehhe.. que cachondo tu joven amigo. ¿Tengo pinta de quedarme aquí chaval? Creo que todos nos iremos en cuanto acaben de coser a tu colega. Pero si no venís a sacarme... ¿qué coño pintáis aquí?

El cirujano se acerca a Michael con una inyección en la mano. Con una voz neutra, desapasionada, le informa de sus intenciones:

- Es un anestésico. Te dormirá mientras te coso. Si no lo hago te dolerá mucho...

Mientras el doctor habla con Michael es Petucho quien contesta a su amigo:

- Bueno... nosotros la verdad es que veníamos a preguntarte por el tema de la magia. Está volviendo a pasar.

Arthur juguetea con unas medicinas que hay en una estantería:

- ¿Y por qué debería contestaros nada? ¿Ahora resulta que creéis que no estoy loco?- pregunta sin mirar a sus interlocutores.

-Gracias, Doc. Aprecio el detalle. Lonesome, capullo, nosotros estamos de su lado. Colabore y nos aseguraremos que sale usted de aqui para no volver.

Renato mientras tanto da una vuelta por la habitación, mira a ver si hay ventanas para ver que pasa fuera.Aun tenia la espinita que algo malo iba a pasar.

- Ultimamente están pasando muchas cosas inexplicables, es como si de repente, tuvieramos alguna extraña pesadilla - dice Renato en un rincon, mientras intenta observar por las ventanas.

- Especie de Gárgolas que vuelan,fantasmas de psicópatas, sectas,perros infernales,zombies...., toda mi vida creyendo que nada de eso existía, para ver lo cuan de equivocado estoy al vivirlo todo en propias carnes -dice mirando a Petucho y Arthur.

- Ahora es el momento de que ya no le vean como un loco.Ya que todo es muy real, por muy duro y desagradable que sea, pensar que hay cosas ahí fuera de pesadillas que no se lo piensan en atacarnos, deja patente que para nada esta loco.- prosigue para luego callar y ver las reacciones de todos.

Ace observaba la escena en silencio. Ni podía intervenir en la operación, ni tenía ganas de interrumpir a los otros tres. Su objetivo era llevar a Petucho con ellos hasta el manicomio, y eso habían hecho... Ahora le tocaba al viejo psicópata hacer la magia.

El doctor le pone la inyección a Michael y éste tarda poco en cerrar los ojos. Luego el individuo se dispone a coser las heridas y arreglar el desaguisado que provocaron los enfrentamientos con la banda de psicópatas. Mientras el pequeño matón está siendo 'reparado' los demás siguen hablando. Renato echa un vistazo a la ventana de la sala pero encuentra que, como todas las de la primera planta, está protegida por unas barras de acero y una rejilla de metal. Nadie sería capaz de salir - o entrar - por ahí.

- Siempre he sabido que estabas chiflado, vieja cabra, pero de otra manera muy distinta. No me vengas ahora aquí a lloriquear ni me cuentes que has estado encerrado en este sitio contra tu voluntad.- le dice el viejo asesino guiñándole un ojo - Yo también he jugado al mismo juego. El bueno de Julen se cree que me ha sacado del manicomio porque es un pardillo. He salido porque era el momento y por lo que veo tú estás haciendo lo mismo.

La afirmación sobre Julen la hace sin preocuparse lo más mínimo por los presentes.

- Julen ¿eh? Así que el viejo idiota ya está criando malvas y ahora al hijo se le repite la jugada. Espero que esta vez sepa aprovechar la oportunidad.- Arthur se asoma por encima del hombro de Doc para contemplar de cerca como éste cierra las heridas de Michael - Esta vez la cosa es más grande. Lo noto en mis viejos huesos. Es un cambio de ciclo. Una Guerra Mágica con mayúsculas... van a decidir que nos espera para los próximos diez años. Veo las noticias: el Ojo de Acero quiere mantener su hegemonía pero los demás vienen pisando fuerte.

Se gira hacia Renato:

- Zombis ¿eh? Eso quiere decir que los nigromantes están en la brecha. No me extraña: las guerras no hacen más que darles poder... si esos ganan estamos jodidos. Lo sufrí cuando fue la Peste Negra y no quiero volver a pasar por una decada así. Si tu jefecillo se junta al bando adecuado puede sacar muchos más beneficios de los que jamás podría soñar. Una Guerra Mágica es algo así como jugar a la bonoloto: si tienes el número premiado nunca más necesitarás pisar el suelo.

- ¿Peste negra?, ¿eso no fue por europa por la época medieval? - dice extrañado antes las palabras de Arthur.

- No se que mania le tendréis a nuestro jefe, ni lo que os hizo, pero hay nueva sangre y las cosas están cambiando.De no ser asi, cada uno de ustedes estaria en su manicomio haciendo vida, o habríais escapado y estaríais a saber donde.Solo pido algo de respeto, no es tan dificil - Dice Renato algo molesto por los comentarios de ambos.

- Estamos ahora del bando de ustedes, estamos aqui y queremos terminar de una vez, no quiero enfrentarme el resto de mi vida, a criaturas sacadas de historias de terror.Mejor acabar con el problema pronto, en esa Guerra Mágica como podamos.Por desgracia, solo somos humanos, personas, pero desde mi punto de vista, haré todo lo posible y lo que pueda.-dice seguro de si mismo Renato.

- Tranquilo chico. Eres leal a tu familia como lo es Petucho a su manera. - dice Arthur contestando a Renato - Yo ya he tenido demasiadas familias en mi vida como para seguir creyéndome que existe la nobleza. Te puedo asegurar que incluso los que seguían al rey Arturo eran una panda de capullos elitistas.- levantó una mano ante un gesto de Petucho - ¡Tranquilo! ¡No empezaré con el tema de nuevo! Lo que yo haya vivido es cosa mía... lo que importa es lo que se nos viene encima ahora. En estos momentos tengo dos opciones: seguir sólo y ocultarme nuevamente o salir a buscar mi parte del botín... pero si quiero hacer eso necesito algo de logística... ¿creéis que vuestro jefe tiene la mente abierta o es una nueva edición de su padre?

-Es una locura. Pase lo de los perros diabólicos y los zombis jamaicanos, pero esto... Esto se sale de toda lógica.

No podía. Simplemente no podía aceptar que ese tipo tuviera... ¿Cuántos años? Nunca había estudiado mucha historia que digamos, pero lo del rey Arturo le sonaba a caballeros y castillos. Ese tipo estaba loco, loquísimo, no había más que mirarle a los ojos para darse cuenta.

-Nuestra misión era traer a Petucho para que hablara contigo y luego volver a llevarle "a casa". Si quieres ir a ver al jefazo, tendrás que pedir cita...

- Creo que el chico es más listo que su padre y va a necesitar ayuda. Que haya pedido que hable contigo debe ser suficiente para demostrarlo ¿no?- Petucho se vuelve hacia Ace - Creo que nos lo vamos a llevar con nosotros chaval. ¿Tienes algún inconveniente?

Michael se revuelve en su sueño inducido.

-¡Constanza!¡ Te lo he dicho mil veces! ¡La sal se ha de echar antes que la pasta!  Merda di donna...!

Ace sostuvo la mirada a Petucho durante unos segundos, luego suspiró.

-Yo no -Mentira cochina-, pero el jefe quizás. No nos costará nada meterle un telefonazo para asegurarnos.

Quizás se estaba volviendo loco. ¿Qué era eso de llevarles la contraria a dos asesinos potenciales?