Partida Rol por web

Renato se acerco a Ace para poner su mano derecha en el hombro del joven...

- Si vas con un arma por la calle, aunque la tengas escondida, si te da por asegurarte que esta en el sitio o se te ocurre acariciarla, llamaras la atención, los remaches o hebilla de seguridad ya te aseguran que el arma la tienes en el sitio, además de que esta complicado que el arma se te caiga aunque alguien te ponga bocaabajo - la experiencia de Renato con su trabajo, tan meticuloso y especial como siempre, había alertado de que el joven tenia un arma en alguna parte, solamente con verlo.

- Tranquilo, has hecho muy bien en adquirir un arma, además en nuestra profesión es algo de lo más normal - una extraña sonrisa se le marca en la comisura de los labios a Renato, mientras mira aleatoriamente al resto de los integrantes de la habitación.

Aun sin quitar la mano del hombro del joven, para al poco volver a dirigir su mano a su propio costado, para luego proseguir hablando...

- Solo dispara si es necesario, aunque de los tiros, ya nos ocupamos el resto, pero si es una "misión" de "taxista", llevar a alguien a x punto para traerlo de vuelta, no creo que usemos mucho el arma, pero siempre un arma da seguridad, te lo digo por experiencia -...después de estas palabras, da un par de palmaditas a la espalda de Ace.

- Bueno, mejor que salgamos de aqui, ya tenemos chofer, cuando mas pronto salgamos, mas pronto llegaremos a nuestro destino -... dice ultimando de decir y ya por fin saliendo de la habitación.

-Te lo tomo en cuenta- Respondió Ace, permitiéndose el lujo de esbozar una media sonrisa -Créeme, usar esta pistola esta a la cola de mi lista de prioridades... Yo prefiero otros métodos

Asintió cuando Renato propuso ir saliendo, y le siguió hasta la puerta, sin perder de vista a Petucho. Por alguna razón, esperaba que alguno de los otros dos escoltara a su acompañante: Era obvio que Ace no era el más fuerte de los tres, ni tampoco el más hábil a la hora de pasar a los puños. Y algo le decía que de poco le iban a servir las palabras con ese psicópata retirado... Porque... ¿Estaba retirado, no?

-...

Michael se encoge de hombros. El fusil ya era mas de lo que esperaba sacar de la negociación.

-Mi piace, Julen.

El pequño mafioso mira al cielo cuando escucha las palabras de Renato y luego se acerca a Ace y le dice por lo bajini:

-Así me gusta, Ace. Que te hayas hecho con un hierro demuestra que eres espabilado. en cualquier caso, tu tendrás en tus manos otra arma muy potente...el coche. Y si no, acuérdate de nuestro amigo el abogado y la que armó en el muelle.

-Lo recuerdo a cada momento, Michael. Pero yo juego con la suerte

"Yo soy la suerte", solía añadir luego. Era una frase que le encantaba utilizar, y, sin embargo, le sonó vacía y vana, tan ficticia como su concepción del mundo antes de ver... Todas esas cosas. La expresión de Ace era algo funesta. Ni el extraño individuo vudú ni los canes del infierno habían salido de su mente desde que vio a sus dos compañeros, y oyó los detalles del "encargo". Las dos veces, él estaba al volante

Sin que nadie se diera cuenta, cruzó los dedos durante unos segundos. Y, por primera vez en mucho tiempo, se sintió como un paracaidista que se lanza al vacío. Y ojalá su mochila no fuera defectuosa

Y así los cuatro hombres abandonaron el despacho de Julen para ir a la zona trasera de la casa, donde les esperaba una furgoneta Dodge bastante discreta pero amplia, con una zona trasera cerrada.

Ante la petición de Michael en el maletero dejan un arcón con un fusil automático AK47, una pequeña joya rusa de alta velocidad. El matón revisa los tres cargadores que han dejado con el arma. Lo acompaña una escopeta de postas a juego con sus doce cargadores. Satisfecho por el paquete Michael se sube en la furgoneta en la parte de atrás, sentado junto a Petucho que sonríe también al ver el armamento.

En la zona delantera - no hay mampara de separación - se sientan Ace al volante y Renato como acompañante. Son las diez de la mañana y no hay motivos para retrasar la marcha, así que el jugador arranca el vehículo y se encamina hacia la autopista a través del tráfico mañanero de Nueva York.

Petucho se recuesta en el sillón de la parte de atrás mientras saca una pipa de su chaqueta. Comienza la charla mientras Ace se desliza entre los coches. 

- Así que os habéis topado con cosas raras últimamente, ¿eh?- dice mientras aprieta el tabaco de la pipa siempre con su eterna sonrisa - ¿Cómo ha sido? ¿Fantasmas? ¿Visiones? ¿Magos? La última vez fue raro de cojones... el viejo Terrasini se mantuvo obcecado intentando negar las evidencias pero yo lo comprendí todo... todo. Es jodido pero supongo que en estos tiempos nada puede resultar tan raro como para ser imposible. Joder, tenemos una puta bandera clavada en la luna... ¿qué puede haber más raro que eso?

Su risa es tranquila y jovial, como quien disfruta de un paseo dominical.

- ¿has estado alli para saber si realmente esa bandera esta allí clavada? ,¿a qué no?, yo solo creo las cosas que han visto o sentido mis propios sentidos, lo de que hayan llegado a la Luna , no me lo creo nada, es solo una mentira por culpa del pique de la carrera espacial estados unidos vs U.R.S.S.,¿cómo leches pueden clavar algo , que ondee la bandera, cuando dicen que ni hay viento alla arriba, ni tan siquiera gravedad?, en cambio lo que ultimamente han visto mis ojos,puedo estar seguro que si es cierto, hasta tengo una estupenda cicatriz de un escopetazo en el pecho, de un maldito amarillo, para confirmar que nada de lo que he visto ha sido un espejismo - decia Renato mientras miraba de lado a Ace, para luego girar algo la cabeza, ponerse un pequeño mondadientes en la boca y mirar de soslayo a Petucho.

- Mis ojos han visto desde seres voladores hasta malditos perros infernales, de esos perros hasta tengo una prueba de que no eran tampoco un espejismo, se lo podrías preguntar hasta a Jack, que fue mordido por una de esas cosas, o encontrarme un fiambre del puto chino al que yo mismo mate, fuera del edificio de donde lo dejemos, como si hubiera salido por su propio pie, joder, a ese maldito chino me lo carge y estaba bien muerto, no puede salir por si solo de la puta casa, estaba bien muerto, es mi trabajo y no cometo errores respecto a eso - dice Renato un poco ya visiblemente algo nervioso, la verdad que deducir que un objetivo que el mismo mato, ver que de alguna manera había salido por su propio pie al parecer del sitio donde lo dejó, lo dejo bastante tocado en ese sentido, era como que ese maldito amarillo cuestionara su profesionalidad,saliendo por su propio pie, despues de haber sido eliminado por Renato, como burlándose después de haberlo matado -

- Juro que si me cargo a otro tio, le destrozo las piernas para asegurarme que no habrá manera humana de que pueda moverse o salir por su propio pie de ningún lado - dice algo más seguro y tranquilo Renato -

De nuevo giro su cabeza para ver de nuevo la carretera, para luego ladear un poco la cabeza hacia Ace.

- Ace, ve tranquilo conduciendo, asi levantaremos menos sospechas, mierda, teniamos que habernos puesto alguna ropa menos llamativa que el estar tan trajeados, gira dentro de dos manzanas hacia la derecha, cerca de una ferreteria, tengo un amigo que nos pasara una ropa menos llamativa de la que tenemos en cuando hable con él, asi levantaremos menos sospechas - dice ya totalmente mas tranquilo, la verdad que cuando se centraba en el trabajo, su rostro adquiría de nuevo esa inexpresividad de tio serio y frio ,que tanto lo identificaba.

Ya tranquilo en el asiento, se pone el cinturon de seguridad , se acomoda en el asiento y sigue mirando con vista crítica por donde circulaba Ace, para acto seguido quitarse el mondadientes.

-Lo mío es peor, enterrador. Mi grupo entero se vio arrastrado a una especie de ...de otro mundo, otra dimensión, dijo nuestro guía. No olvidaré jamás las cosas que ví allí. Lo que vivi con Ace en el puerto fue un paseo por el campo en comparación. Los cuerpos...lo que habían hecho con ellos...

Michael está examinando el Ak con ojo clínico. Era curisoso como cada vez había ido convirtiéndose mas en un pistolero en lugar de interrogador. Curioso como se sentía mas a gusto con aquel trozo de metal que con Constanza, su mujer. Las cosas que vió en aquel lugar lo habían cambiado, de eso era consciente. Pero...¿hasta qué punto?.

-Ni siquiera el alcohol puede adromilar ciertos recuerdos. Por eso he dejado de beber.

Mientras Ace se dirige a donde le indica Renato el viejo asesino contesta a las dudas de ambos hombres:

- Te aseguro que esa bandera está allí arriba... y no ondea porque no hay atmósfera. Nunca ondeó. Si miras los vídeos lo comprobarás: no ondea, queda en esa posición arrugada. Pero yo sé que está ahí arriba... y no necesito ver ciertas cosas para saber que son ciertas. Recuerda que los que conspiran son, precisamente, los que quieren que dudemos de todo.

Se lleva la pipa a la boca y suelta una buena humareda dentro de la furgoneta:

- No diré que me alegro de que hayáis visto lo que visteis, pero eso facilita las cosas. Es jodido intentar hacer comprender a alguien que un demonio puede ser más peligroso que un matón de tercera. Vosotros ya habéis pasado por el trance.- guiña un ojo satisfecho - Vuestro jefe quiere pruebas y respuestas. Es lo que vamos a ir a buscar a Nueva Orleans. Tengo un conocido allí que nos podrá ayudar con ambas cosas.

Luego se adelanta hacia sus acompañantes, como para compartir un secreto:

- Está volviendo a pasar. Sucedió hace veinte años y vuelve a pasar ahora. Hay gente que mueve los hilos, gente muy poderosa... En el pasado Santini caso omiso de lo que pasaba antes sus narices, pero el pequeño Terrasini es más listo que su padre. Sabe apostar cuando es necesario. O al menos quiere enterarse de como va la banca para saber si debe apostar. Eso es inteligencia. ¿Verdad Ace? ¿No estás de acuerdo?

Ace está en ese mismo momento aparcando en el callejón mencionado por Renato.

Ace se había mantenido encerrado en cierto mutismo funesto durante toda la conversación. Una vez Renato comenzó a hablar -En serio, ¿Cuántas cosas podía decir ese tío sin parar para respirar?- decidió desconectar del todo, y centrarse en la carretera. De lejos, oía historias sobre recuerdos cercanos, pero su mente automáticamente los reducía a cenizas que se iban tras girar la siguiente curva. Luego oyó su nombre

Asintiendo ante la petición de Renato, giró el volante y se puso manos a la obra. Volvieron a referirse a él en varias ocasiones, así que decidió prestar algo más de atención. No era educado estar en el mismo vehículo sin participar en la conversación, y más cuando aquellos que le rodeaban eran... Bueno, gente a la que era mejor no enfadar. Aunque en esos momentos no tenía muchas ganas de cacarear sobre el estado meteorológico, supuso que un par de palabras bien escogidas y algún gesto desenfadado conseguirían que sus interlocutores siguieran soltando aquellos discursitos durante un rato, y le eximirían de tener que pensar en algo más elaborado

-Estoy totalmente de acuerdo. Si se tiene un negocio tan delicado como el de los Terrasini, lo mínimo que debe hacerse es asegurarse antes de dar un paso en falso. Si bien he de confesar que no tengo muchas ganas de encontrarme con cosas peores a lo que he visto ya

Esbozó una sonrisa irónica, más forzada que sentida, aunque su capacidad para fingir emociones era impecable, y la diferencia era tan sutil como imperceptible

-Pero supongo que esto no es más que un paseo, así que no saquemos las cosas de madre. Venga, cuando terminemos, os invito a una cerveza. Una no te hará daño, Michael

Freno de mano. Abrió la puerta, y vigiló que todo estaba en orden, antes de salir

- Esperar aqui, no tardare, ver tanto hombre fijo que saldria por patas creyendo algo malo..jajajaja - Sin decir ni esperar replicas, se encamina a una pequeña tienda al lado de la Ferreteria -

Al cabo de unos 15 minutos, sale con unos fardos de ropa, de color azulado , blanquecinos y verdes, como monos de mantenimiento de algún lado, se acerca al coche donde está el grupo, una vez entra al coche y espera a que entren el resto, habla para explicar lo que había conseguido.

- Aqui tienes Ace, mas o menos he calculado tu talla, creo que te vendra bastante bien, he traido varios mas para todos nosotros - dice mirando a Michael y Petucho.

-Quien sabe si lo necesitaremos, es mejor estar preparados por si acaso, tambien he traido un par de batas médicas y monos de enfermeros, por si la entrada al hospital nos resulta dificultosa, podremos hacernos pasar por médicos y enfermeros, además, si con quien quieras que vayas hablar, lo tenemos que sacar del hospital, no creo que le den el alta por que si - la verdad que con su acción , demostraba con creces su profesión, siempre metódico con planes auxiliares, no sabría si ciertamente se usarian esos uniformes médicos, a parte de los dos de mantenimiento de color azulado, que tenía para si mismo y Ace, pero siempre era bueno tener algún plan auxiliar, por si no salian las cosas como se planeaban.

Michael examina las prendas y dice:

-Je! Con mi tendencia a estropear trajes, esto nos sera de utilidad tarde o temprano.

-Ace, te aceptare esa cerveza a la vuelta. Lo que queria decir era que ya no bebo en plan suicida pero un trago de vez en cuando no hace daño.

Asintió, conforme

-Manos a la obra, pues. Ya nos los pondremos si es necesario

Volvió a subirse en el coche, aparentando seguridad. A decir verdad, su encargo no era nada del otro mundo. Llevar a Petucho a Nueva Orleans, ponerle a hablar con algún viejo conocido, y traerle de vuelta. Fácil y sencillo. Pero el ambiente de paranoia que parecía rodear a sus compañeros comenzaba a hacer mella en él: De alguna manera, algo le decía que tarde o temprano iban a necesitar esas ropas... Y, con un poco menos de suerte, también las armas. Sintió el impulso de llevar la mano a la suya, pero la advertencia de Renato aún seguía fresca en su mente. Dejó las dos manos reposar sobre el volante, y esperó a que los otros subieran

Luego, la furgoneta volvió arrancar, rumbo a Nueva Orleans

Los hombres se cambian poniéndose los monos de faena. El resultado es bastante mejor y ya no desentonan tanto con la furgoneta. Cuidándose de cumplir todos los límites de velocidad Ace se dirige hacia la entrada de la autopista. Petucho comenta jovialmente:

- Bueno... supongo que pasaremos la noche en algún motel a mitad del camino ¿no? Conozco uno en Knoxville muy bueno...- de pronto pareció caer en la cuenta de los años que había pasado encerrado y su mirada se entristeció - Si es que sigue existiendo claro... Era el Old Friend's Inn... Me encantaba la tarta de manzana que hacían en ese sitio.

-Quizás aún siga ahí. Lo bueno siempre perdura- Comentó con tono neutro Ace, con los ojos aún fijos en la carretera

-Debe de ser lo único que merezca la pena de Knoxville. Entre tanto redneck no debe ser fácil encontrar un sitio con clase. La tarta de manzana me suena a caviar ahora mismo, Mr. Baronetti.

Horas más tarde...

El viaje ha transcurrido sin problemas a través de la interestatal. Ace ha tenido buen cuidado de no saltarse ningún control de velocidad ni infringir ninguna norma. Durante el trayecto Petucho ha deleitado a los mafiosos con historias de los viejos tiempos y por un día todos han logrado olvidarse de los terrores vivido.

Pero ahora está anocheciendo y de forma gradual la conversación va bajando de intensidad. Al pasar cerca de Knoxville Ace sale de la autopista siguiendo las indicaciones de Petucho. No muy lejos de la salida hay una vieja gasolinera y justo al lado el típico motel americano cuyas puertas dan a un parking central. La gasolinera cuenta con una tienda y un restaurante. Un luminoso que ha visto tiempos mejores da la bienvenida al Old Friend's. Parece que la gasolinera, que tiene una pequeña vivienda adosada, es también la recepción.

- Hum... parece que el tiempo no haya pasado por aquí.- comenta Petucho con su habitual buen humor - Podemos cenar algo antes de irnos a dormir ¿no? ¿Cómo tenéis pensado que pasemos la noche? 

Esto último lo dice con un deje de ironía en la frase mientras guiña un ojo. Durante todo el camino se ha comportado de forma jovial y el ambiente se ha distendido tanto que por un momento todos han olvidado lo que están haciendo los otros mafiosos: escoltar a este hombre que aparentemente es un peligro hasta el otro lado del país. 

-No se lo tome como algo personal, Petucho, pero no podemos dejarlo dormir solo. Creo que lo mejor es que uno de nosotros duerma con usted a puerta cerrada y la llave de la habitacion se la queden los otros dos restantes en la habitacion de al lado.

Michael hablaba con un tono sin emocion, como si estuviera aplicando algun tipo de procedimiento standard que solo el conocia pero que le resultaba tedioso.

-Por otro lado, si se porta bien, le dejaremos que se lleve una tarta extra a su habitación.

- ummm..deberiamos de coger 2 habitaciones para no levantar sospechas, a ser posible una al lado de la otra, pero estar los 4 en la misma, turnanos durante todo el día y noche, no es por nada Petucho, no es que no nos fiemos de ti, son solo procedimiento normal - Decia Renato, mientas con su peculiar vista fría, distante y calculadora, tanteaba el terreno .

- Ace, ve tu a por las habitaciones, tienes menos pinta sospechosa, si fuera yo , fijo que pillaria mal rollo el del mostrador, jajajajaaja, es broma, ya voy yo mismo -Sin decir mas, con una buena sonrisa, se dirige a preguntar por las habitaciones y demás, como los precios, que recomiendan del restaurante,etc.