Partida Rol por web

- Será lo mejor, cuando mas pronto descansemos, mas rápido nos recuperaremos, además que no es plan de conducir por la noche, sobre todo con lo que últimamente nos anda pasando - decia en un tono extraño Renato.

- Michael, descansa tu primero, luego ya lo haré yo, si te gusta la idea - mira a Michael esperando su respuesta.

Acto seguido, Renato se da una vuelta por los alrededores para analizar la zona, posibles vias de escape, de entrada, que tienen a mano, etc..

Michael se encogio de hombros y asintio.

-Va bene.

Aunque no lo dijo, Ace se alegró enormemente de que hubieran desechado su propuesta. A decir verdad, la idea de que esos tipos le consideraran un flojucho o cobarde era un precio más que decente a pagar para evitar pasar una noche entera con "Mister desmembramientos" y su colección de historias para no dormir

Mientras Michael, Ace y Petucho se dirigen hacia la recepción Renato se va por un lateral del edificio para revisar las instalaciones.

Los tres individuos entran en el motel. Parece que hay una convención de algo porque hay bastante animación. Un montón de tipos de lo más variopinto están con sus maletas y mochilas charlando entre sí. Un hombre mayor, alto, delgado y con pinta de contable retirado está repartiendo tarjetas. Nadie presta atención a los recién llegados que se aproximan al mostrador de recepción donde un tipo gordo de pelo grasiento y barba mal afeitada está leyendo una revista porno sin ningún tipo de pudor.

Al ver que los tres recién llegados se aproximan al mostrador la deja a un lado para atenderlos:

- ¿Qué va a ser colegas?- pregunta.

Mientras los otros entran Renato rodea el edificio. Al ser un edificio de una única planta todas las ventanas son accesibles desde el suelo y por tanto son tanto un punto de entrada como de salida alternativo. Tras el edificio hay un pequeño anexo que parece ser algún tipo de discoteca. El asesino se acerca a echarle una ojeada. En ese momento un tipo grande y gordo, que lleva puesta una ridícula gorra de Mickey Mouse cierra la puerta. Al ver parado a Renato sonríe y pregunta:

- Hola ¿Eres de la convención? Tu cara no me suena.

Con una mirada crítica, pero de lo más normal en su semblante, analiza el individuo de la Gorra de Mickey Mouse, para analizar a que se refiere con lo de convención.

-Bueno, lo interesante en estos casos, es saber si lo soy o no..,¿que piensas tú? - dice con un semblante de lo más normal, ahora lo que le interesaba a Renato era, no poner cara de lo que era, y poner tener cara de los del monton.

Lo mismo si se complicaban las cosas, según que tipo de convención, podrían usarla para que perdieran la pista, lo que fuera les persiguiera, a simple vista, le sonaba a un tipo raro, infantil, pero lo que mejor sabia, es que las apariencias solo eran una tapadera del verdadero rostro de lo que eran, la verdad que le parecia sospechoso, un sitio como el que estaban, no era para nada un lugar indicado para ninguna convención de Disney, ni gente infantil, ni rara, mas bien todo lo contrario.

Michael se deja caer en el mostrador con un codo adelantado, con ese tono de provocacion que suele tener la gente acostumbrada a hacer "bullying". 

-Dos habitaciones dobles, Hugh Heffner.¿De que va todo esto? -dice señalando al ajetreo reinante.

Ace se llevó las manos a los bolsillos, mientras miraba de reojo a los tipos de la convención. No perdía de vista a Petucho

El tipo se ríe ante la ocurrencia de Michael mientras coge las dos últimas llaves que quedan colgadas en la pared:

- Joder tíos, pues estáis de suerte. Me quedan dos habitaciones.

Pone las llaves sobre la mesa.

- Son treinta dólares. Por adelantado.- señala a los que están detrás, que ahora parecen repartirse entre los que van hacia los coches a buscar cosas y los que se van hacia la habitación - Es una convención. De coleccionistas. No me preguntes de qué... de mierda friki probablemente. ¿Has visto que pintas?- el tipo debe creerse un gentleman - Podéis quedaros pero las normas son que no vayáis ni a la disco del motel ni al salón de convenciones. Lo han alquilado ellos y han sido claritos al respecto: no quieren que nadie se mezcle en sus movidas.

El gordo se queda un momento mirando a Renato, como calibrando si le está tomando el pelo. Luego echa una risotada.

- Joder, claro que no, que tontería.- dice mientras guarda la llave del local en el bosillo de su chaqueta - No te vi antes cuando repartimos las tarjetas. Pensé que teníamos todo el hotel para nosotros... mira, no quiero parecer borde pero hemos alquilado esto para nosotros.- dice señalando con la absurda gorra la discoteca del hotel - Así que si quieres tomar una copa vas a tener que bajar a la ciudad.

Lo dice con un tono tranquilo pero firme. Luego le da una palmadita en el hombro a Renato mientras va hacia la recepción:

- Venga colega, nos vemos.

-No bebo, gracias, no se preocupen, no nos acercaremos a la discoteca, vamos de paso - dice mientras ve como el extraño de la gorra de mickey se aleja.

Se despide de una manera normal y sigue con su investigación de la zona, para si mismo piensa, si han alquilado todo el hotel para ellos, era extraño que solo viera a él, investigaria un poco mas, no queria que le surgiera ningún imprevisto o algo no deseado que fuese desagradable, bastante había tenido ya con gárgolas, muertos vivientes y perros infernales, esta vez, no le pillarian por sorpresa.

Michael coge las llaves. Justo en ese momento uno de los tipos se acerca a Petucho. Ace, que hasta ese momento estaba apoyado con la espalda en el mostrador, se envara casi a la defensiva. No sabe por qué pero todo aquel ajetreo le ponía nervioso. El tipo que se aproxima a Petucho es a todas luces un idiota friki. Nadie en su sano juicio puede tener una melena rubia cardada a juego con unas gafas de pasta que piden a gritos 'golpeame'. El paisano en cuestión se acerca a Petucho con la boca muy abierta, como si hubiera visto a una jodida estrella de Hollywood o como si un marciano verde con tentáculos hubiera aterrizado encima del capó de su coche:

- Joder... ¿Tú no eres el Angel Vengador? ¿Te han invitado también? La hostia...

De pronto ese comentario hace que varios de los tipos que están cerca se vuelvan hacia Petucho. Ace mira a Michael, que ya tiene las llaves en las manos. Lo último que necesitan es un revuelo en aquella entrada llena de gente. Pero los tipos que miran de reojo a Petucho bajan la mirada y se alejan, con los demás, hacia las habitaciones. Sólo queda el payaso rubio, que sigue emperrado en señalar a Petucho.

- Tío... vi una foto tuya en los periódicos... quiero decir: mi padre guardaba los recortes... joder... no me lo puedo creer... creía que habías muerto... es decir, dijeron que...

Antes de que el tipo pueda seguir con su emocionado discurso - y antes de que Michael o Ace puedan intervenir - Petucho agarra el dedo que lo está señalando. Se oye un 'crack' que señala de forma inequívoca la rotura de uno o dos dedos. El individuo se pone pálido pero antes de que pueda gritar Petucho le dice algo al oído. El tipo palidece todavía más y retrocede un par de pasos cuando Petucho suelta sus dedos. Luego se escabulle agárrandose la mano, con ojos llorosos, hacia el pasillo que conduce a una de las zonas de habitaciones.

Petucho se gira hacia sus dos acompañantes y el sorprendido conserje. Luce la tranquila sonrisa de siempre, aunque cuando le hablaba al otro al oído su rostro era una máscara de odio. Se encoge de hombros:

- Me ha debido confundir con alguien famoso. A veces pasa... hay gente que me dice que tengo un aire a Marlon Brando... ¿podéis créeroslo?

Renato rodea todo el edificio. El sitio es grande: puede que tenga unas sesenta o setenta habitaciones distribuídas en tres pasillos paralelos. Cada uno de ellos acaba en un amplio ventanal por la zona de atrás por el que se ve el movimiento que indicaba el tipo de la gorra de Mickey: un montón de individuos que se están repartiendo por todas las habitaciones. Hay gente de toda condición. Los hay con aspecto de macarras y con aspecto de oficinista. Casi todos son hombres, aunque Renato vislumbra al menos a dos mujeres, una de ellas oriental. Llevan unas tarjetas colgando del cuello, como las que se usan en las convenciones. Nadie se fija en el mafioso que los observa desde fuera, a través de las ventanas de los pasillos.

Continuando con su ronda de investigación Renato encuentra varias puertas que sin duda conducen a dependencias del personal: cocina, almacén, salidas de emergencia. Nada remarcable. Eso sí: el sitio es grande, demasiado grande como para tenerlo todo controlado.

Acaba la ronda en la entrada, volviendo por el otro lado del edificio. Allí siguen los coches y furgonetas aparcados. Desde donde está puede ver a sus compañeros en la recepción, cerca del mostrador.

En ese mismo momento Renato aparece en el umbral de la recepción. Al parecer ha completado su ronda de exploración.

Espera a que salgan, para estar a solas con ellos, para informar de lo que ha visto.

- Bueno, ya acabe la ronda, el sitio es tremendamente grande, sitios de personal accesibles, habitaciones con ventanas grandes y no estamos para nada solos, al parecer hay alguna especie de convención , a saber dios de que, de todas maneras no ando muy confiado, no se, me ha resultado llamativo que se reuna toda esa gente , en un sitio tan apartado como este - dice Renato con tono ajustado, para que solo sus compañeros le escucharan.

- Ace, tu tienes mas pinta de buen chico, seria bueno saber de que convencion se trata, como sea una de esas de Amigos de las armas y pasara algo de las cosas raras que ultimamente nos pasa, esto se volveria el infierno - dice con un tono serio mientras mira a su alrededor, por si hay algún oido curioso, siempre con un tono que solo escuchara su grupo.

-¿Marlon Brando, eh? A constanza le gusta mucho pero yo no leo tan atractivo - dice sacudiendo  las manos al mas puto estilo italiano. ¡Ni siquiera es italiano!

Se produce entonces la llegada de Renato.

-Hola, enterrador. Aquí nuestro amigo el recepcionista nos ha pedido que nos mantengamos alejados de la convención, asi que eso es lo que haremos (lo dice de espaldas al recepcionista proque os guiña un ojo). Vamos, aquí teneis vuestras llaves. Echémosles un ojo.

Ace asiente, mirando a Renato. Por su media sonrisa, pareciera que el jugador estuviera encantado de poder hacer algo útil al fin, aunque no dice nada para desmentirlo. Si algo se le daba bien, era tratar con la gente. Y aquella panda de frikis eran una presa fácil

Sin embargo, durante el camino a la habitación no dejó de darle vueltas al extraño incidente con Petucho. Algo no le olía nada bien...

El grupo avanza por el primero de los tres pasillos que distribuyen todo el espacio en el motel. Es un pasillo largo con veinte habitaciones (diez a cada lado) de las cuales las dos últimas - puerta frente a puerta - son para las que tienen la numeración de las llaves.

Al abrirlas encuentran que ambas son iguales. Cuentan con una cama de matrimonio, un pequeño baño y un amplio ventanal hacia la parte trasera de las instalaciones desde el cual puede verse un edificio colindante que parece ser una especie de discoteca perteneciente al motel. El ventanal cuenta con una sólida persiana que probablemente sirva para intentar amortiguar el ruido que venga del exterior. Un pequeño baño en cada una de las habitaciones completa el decorado. La televisión tiene una ranura para monedas y hay una lista de canales entre los que abundan los de contenido para adultos.

Mientras se aproximaban a sus habitaciones no se encontraron con ninguno de los asistentes a la convención. Al parecer todos se habían dado prisa en meterse en sus habitaciones.