Partida Rol por web

La niebla era tan espesa que impedía ver a más de un palmo de distancia. ¿En qué momento se vio separado del resto del grupo? De pronto se percató de que ya no escuchaba los pasos de sus compañeros.

Renato se detuvo y miró alrededor. Nada. Estaba sólo. Lo cual no podía sorprenderle después de lo dicho por Petucho. Lo que le inquietaba era si podría llegar 'al otro lado'.

Resignado siguió caminando unos metros. Entonces escuchó una voz femenina susurrante que procedía de su derecha. 

- No quería hacerlo... de verdad que no quería... Sólo quería un poco de atención...

La estrecha senda que avanzaba entre los árboles se bifurcaba en dos caminos, y uno de ellos iba en dirección a la voz.

Renato va en dirección de aquella misteriosa voz, de recordar la divina comedia, le ayudaría a encontrar el camino, su luego en el mundo terrenal, rezaba por esa alma atrapada en ese bosque, además de ir a una iglesia y encender una vela por esa alma en pena.

Renato seguro de si mismo, se encamina a donde escucha la voz, por una parte , su conciencia le decía de no ir, pero su instinto si.Tal vez podía equivocarse, pero recordó las palabras de Petucho en referencia a la Vigía.

Renato era un individuo contradictorio. Podría matarte sin pensárselo dos veces si entraba dentro del contrato pero en realidad no sentía ningún odio hacia nadie. Ayudaba a la gente que lo necesitaba y en el fondo creía ser un buen cristiano. Su trabajo era eso: un trabajo. Quizás en otra vida hubiera sido abogado o profesor. Aquí le tocaba desempeñar el papel de ejecutor. ¿Qué otra cosa podía hacer si tal era su destino?

El camino desembocaba en un pequeño claro. La voz femenina se escuchaba ahora con más claridad.

- Nadie me hacía caso... todos la querían a ella... ¿por qué yo no podía tener un poco más de atención?

A la letanía femenina se sumaron de pronto más voces. 

- Pensé que no había suficientes pastillas...

- Nunca quise mi vida. ¿Por qué tenía que seguir viviendo si no quería?

- No podía soportar ver aquellos rostros llenos de odio a todas horas. ¿Cómo podía predecir aquello?

- Jack... quería estar contigo... te echaba tanto de menos....

Renato se sentía abrumado por el cacareo de voces quejumbrosas. ¿Dónde estaban? ¿Qué querían? Las ramas de los árboles se movían sin cesar aunque no se sentía ningún viento. Y entonces se dio cuenta: las voces venían de los árboles. 

Puedo ayudaros si vosotras y vosotros me ayudáis a atravesar este bosque... - dice mirando a su alrededor.

Tal vez hicisteis bien cuando habéis tomado esa decisión, tal vez no, sea una cosa u otra, estáis condenadas aquí, en este lugar, si me ayudáis a cruzar el bosque sano y salvo, velare por vosotros y vosotras, solo decirme vuestros nombres y apellidos y cuando salga de aquí, os ayudaré velando por todos.. - las palabras de Renato eran sinceras, lo haría.

- Me mientes... todos me mienten...

- No... es sincero... hay una esperanza...

- No... la esperanza es vana... creí que escaparía...

- Escuchémosle...

- ¿Qué tenemos que perder? 

- No

- Que nos acompañe en el sufrimiento

- Es benévolo... hay sinceridad en sus palabras...

Las voces se solapaban unas a otras confusas, gimientes. Renato se esforzaba por no marearse ante tal intensidad de sufrimiento. De pronto una habló con cierta autoridad, haciendo callar a las demás.

- Si nos quieres dar esperanzas deberás enfrentarte al guardián. Él no permitirá que te vayas para concedernos una esperanza. ¿Serás capaz de enfrentarte a él?

si me ayudáis, yo os ayudaré con el guardian... - dice honestamente Renato.

Me enfrentaré a él,así demuestraré mi palabra de ayudaros , que es sincera y honesta.. - dice con sinceridad y energía Renato, a esa voz dominante a las demás.

Las voces respondían en un murmullo confuso. Ninguna se repetía y a veces se solapaban unas con otras:

- ¿Nos ayudará? No... nos traicionará...

- Nos ayudará... y nosotros a él... Escucha paladín: si sigues por la senda el Guardián intentará desafiarte en algo en lo que tú seas bueno. 

- El guardián le ganará. Siempre suele ganar...

- Los de la Realidad nunca recuerdan como cambiar las reglas.

- Le ayudaremos... escucha bien paladín: en tu interior tienes la magia suficiente como para cambiar tu entorno... esto no es la Realidad... es parte del Limbo...

- Los hombres fuimos dioses...

- Y soñamos con volver a serlo... pero es inútil... las Sombras nos retienen... no hay esperanza...

- La hay: recuerda que puedes cambiar la Realidad... pero recuerda también que tu poder es limitado... escoge bien el momento....

- No sabrá hacerlo...

- El guardián lo matará... estamos perdidos...

- No hay esperanza...

- Puede haberla... de no haberla no tendría sentido nuestro sufrimiento...

- Eres cruel...

- Es nuestro paladín, nuestra oportunidad...

Lo recordaré y os ayudaré a todas, tenéis mi palabra.. - dice a las voces.

Luego me ayudaréis a salir de aquí y regresar, en el mundo real velare por todas vosotras, recordar decirme vuestros nombres para que estéis en mis plegarias y poder sacaros de este sufrimiento.O ayudaros de alguna manera.. - dice sincero y totalmente honesto Renato

- No te fíes del guardián.. intentará parecer educado pero su misión es retenerte aquí con nosotros...

- No pasará...

- Pasará si recuerda que esto no es la Realidad...

- Sigue tu camino, enfréntate al guardián, consigue tu destino...

Las voces parecían recomendar el continuar por el camino hacia el claro pero ¿eran de fiar? 

Renato va a buscar al guardián, tal vez si lo vence, podrán ayudarle a salir de ahí, de ese extraño bosque.

Con paso seguro avanza, para buscar al guardián, era una buena oportunidad, de librar aquellas almas y de paso conocer un medio seguro de salir del bosque y reunirse con sus compañeros..

Solo esperaba que sus compañeros tuvieran también suerte de poder salir sin problemas del bosque, o aun le tocaría buscarlos y sacarlos

Renato avanzó por el bosque. Al poco el camino se abría a un claro amplio. Había una roca en el medio, una roca enorme que sobresalía de la tierra para alcanzar una altura de unos cuatro metros. Bajo ella los restos de lo que parecía un campamento. Una hoguera con las ascuas apagadas, un saco de dormir, una mochila y un rifle de cazador. El asesino se detuvo entre la maleza para observar aquello intentando no dejarse ver. Sin embargo parecía que la sorpresa estaba perdida cuando una voz habló desde lo alto de la roca:

- Renato 'El artista'. Te estaba esperando. Sal... déjate ver hombre.

Renato permaneció entre la maleza. En lo alto de la roca se había incorporado un hombre mayor, de pelo canoso y chiva gris. Llevaba una ropa de cazador, con pantalón y chaleco de camuflaje. Un cuchillo pendía de su pantalón pero no había ningún arma de fuego a su alcance. Renato volvió a mirar la escopeta de la base del campamento. Era inaccesible para el viejo pero sólo estaba a cuatro metros de él. Sólo entonces se dio cuenta de que no llevaba sus armas. Reprimió una maldición y permaneció en su escondite.

- Oh, vamos.- dijo el viejo - Sólo quiero divertirme un rato. ¿Sabes lo aburrido que es custodiar durante toda una eternidad a estos jodidos árboles quejicas? Tú y yo somos hombres de acción. Nunca nos rendiríamos sin luchar, como hicieron todos estos montones de palos. ¿Quieres salir de aquí? Tengo que impedírtelo, claro... Probablemente lo logre, para que negártelo. Pero voy a darte una oportunidad. Una oportunidad para un hombre que sabe tomarlas. Un enfrentamiento digno entre dos cazadores de humanos. ¿Qué te parece?

Renato sonrío a aquel hombre..

Esta claro que lo del tema del rifle que tan matemáticamente has dejado lo has hecho adrede... - sonrío Renato... -

Te puedo ofrecer esa diversión, pero no vería justo el intentar coger ese arma de fuego, cuando el combate entre dos hombres, dos cazadores de hombres, se debe de hacer o a puños o a filo... - Renato mira a aquel hombre con su famosa sonrisa.

¿ No crees que este combate que tanto has esperado, sería mas interesante y emocionante si ambos o luchamos con puños o luchamos ambos con filos ? - un reflejo, chispa de querer también desear ponerse a prueba, en un combate con aquel hombre se reflejo en sus ojos.

El individuo le devolvió la sonrisa:

- Oh... vamos... Soy un pobre viejo. ¡A puños no tendría oportunidad! Pero a filo... quizás a filo sí. 

En su mano apareció el cuchillo de caza. Renato no reveló nada en su rostro pero le había sorprendido. Nunca había visto a nadie desenfundar tan rápido. Ni siquiera le vio hacer movimiento alguno. 

- Es un buen cuchillo.- dijo el hombre lanzándolo hacia el árbol tras el que se ocultaba Renato.

El cuchillo se clavó en el árbol. Renato se dio cuenta de que jugaba con él: podría haberle alcanzado pero le tendía el arma, que quedó clavada a unos centímetros de su rostro. El árbol respondió al daño con un gimoteo. El asesino comprobó que el hombre ya no estaba en lo alto de la roca. ¡No había rastro de él! ¡Sólo había apartado la vista unos segundos para esquivar el cuchillo!

Renato coge el cuchillo, aprovechando la inercia de sacar el cuchillo con fuerza, sesga el aire que hay a su espalda, en  un movimiento de corte, por si apareciese detrás.

Para ser tan viejo como dice, se mueve endiabladamente rápido... - un ser humano no se mueve así pensaba Renato, estaba claro que se enfrentaba a algo que no era humano.

Empezó a recordar las palabras que escuchó de las almas en pena de los árboles, podía cambiar la realidad de su entorno, un buen momento seria cuando aquel guardián le vaya atacar, recordar un entorno en el que el tenga ventaja y relentice tanto al guardian, como para asestarle un golpe letal.

Podía hacerlo, pero tenia que hacerlo bien, las almas ya le advirtieron que su poder interior era limitado...

Giró intentando alcanzar a su enemigo. Estuvo a punto de hacerlo porque, efectivamente, el viejo había aparecido milagrosamente a su espalda. Sintió la sangre cálida por sus costillas. Su sangre. Demasiado rápido, imposiblemente rápido. El viejo ya rodaba por el suelo aprovechando la inercia para alejarse de Renato, que instintivamente había lanzado un tajo hacia el lugar del atacante. Se mareaba. La herida había sido profunda. El viejo también se había llevado un tajo de regalo. Probablemente no se había esperado la maniobra de Renato. Pero el tajo parecía más superficial, en un hombro.

El viejo se mantuvo a unos pasos, con el cuchillo listo y la sonrisa invitándolo a atacar. Renato se tambaleó. Su herida era peor. Estaba en desventaja, el viejo estaba bien situado tanto para esquivar como para contraatacar. ¿De dónde había salido? Daba igual... ahora tenía que realizar su movimiento.

aguantando con una mano su herida...

seguro que pocos te han llegado a herir jajaja... - una mueca de dolor apareció en el rostro de Renato.

¿ cómo demonios altero la realidad, para relentizar a ese bólido con piernas ? - pensaba Renato mientras se preparaba para atacar, estaba claro que un ataque directo lo esquivaría, la cosa seria hacerle una finta y atacar por un costado, de seguro que aquel hombre, el próximo ataque que haga, iría enfocado a un costado de Renato, tenia que preveer los ataques de aquel hombre, debía de estar muy concentrado...

Un momento, ese hombre se desplaza rápidamente, pero ... ¿ y si el lugar no fuera estable y estuviera lleno de obstáculos ? - Renato sonrió con una seguridad y templanza, que daba la impresión que iba a ganar si o si...

Renato realizó su maniobra pero sobre todo se concentró en el entorno. Al viejo le gustaba moverse rápido, como una sombra. Así que pensó en zarzas y obstáculos... quizás algo de barro. Para su sorpresa el paisaje mutó a sus deseos y de pronto el veloz movimiento del Guardián se convirtió en un patoso resbalón cuando pisó sobre una zona verde y húmeda. Renato giró sobre si mismo, realizó una finta y con la destreza de un cirujano lanzó un tajo que cortó el costado del sorprendido Guardían. Ahora ya estaban igualados. El viejo trastabilleó sorprendido. Sin su poder de velocidad mágica todo se igualaba. Pero Renato no podía bajar la guardia: el individuo lanzó un tajo destinado al pecho que el asesino logró desviar hacia su pierna. La sangre manó pero la herida no fue tan grave como si hubiera llegado a su destino.

El viejo sonrió y miró por encima de la cabeza de Renato. Estaban peleando a la sombra de un enorme roble, entre la maleza, como dos fieras acorraladas.

Renato aprovecha todo lo que puede del entorno, ahora la lucha si era entre dos cazadores, sin ventajas mágicas, ni nada por el estilo.

Renato se asegura de donde va a pisar, para no tener la misma suerte que el guardián resbalando, usaría el entorno, sobretodo los árboles y cosas sólidas, para impulsarse, asegurándose en caer en un buen punto, mientras ataca sin cuartel al guardián.

Ahora debía de aprovechar al máximo su destreza y el entorno que había creado.

Renato se impulsó a un lado del viejo y lanzó otro tajo. La sangre manó esta vez de forma abundante del estómago de su oponente. Una cuchillada más y estaría acabado. El anciano, sin embargo, no devolvió la finta para intentar alcanzar al asesino. En lugar de eso dio un paso atrás y cerró los ojos. 

El enorme roble se plegó sobre Renato lanzando sus ramas como serpenteantes garras. El muchacho intentó esquivarlas con tan mala suerte que trastabilleó por la sorpresa. Sintió como la madera aferraba su cuello con fuerza y lo elevaba en el aire. Otras ramas agarraban sus brazos abriéndolos como una suerte de mesías en la cruz. El viejo, tambaleante, se agarraba con una mano el estómago rajado mientras con la otra señalaba con su cuchillo el pecho de Renato.

- Creo que es hora de que hagas las paces con el hacedor muchacho...

Renato se movía desesperado. Estaba inmovilizado... 

¿ Aun con trapos sucios ? ... - en el rostro de Renato se veía una risa maquiavélica, mientras miraba al anciano con una prepotencia y soberbia, como dando a entender que había ganado ya.

Renato vislumbro en su mente, un campo lodoso, como tierras movedizas que engulleran aquel guardián, hundiéndose poco a poco, tirado por las raíces de los que siempre ha custodiado, si realmente aquellos árboles, almas en pena, querían librarse de aquel guardián, solo hundiría a aquel hombre, para que los árboles emitieran su juicio propio contra aquel celador de la eternidad, que sus fuertes raíces , las de aquellos condenados, se lo llevaran.