Partida Rol por web

Parada frente a las consolas de la habitación de enlace, justo después del recibidor, Carla sostiene un voluminoso documento con su mano derecha, al tiempo que lo acerca y aleja de su cara. Al cabo de unos segundos, y con visible gesto de disgusto, pone el bibliorato oficio bajo su  brazo y extrae de un bolsillo de su chaleco militar un par de anteojos plegables, que se coloca aún a medio extender sobre la nariz. Abre los folios en un punto marcado con una tira roja, y comienza a leer sin sentarse, al tiempo que manotea un paquete de cigarrillos ubicado sobre un tablero, logrando extraer un Marlboro, prenderlo y dar dos pitadas rápidas antes de que Eke Barrinho, el acaudalado empresario brasileño que se las ingenió para convencer a la opinión pública de que montones de dinero es también un superpoder, se lo quite de la boca, recordándole que se supone está intentando dejar el vicio. Mirando al empresario con cara divertida al tiempo que se agacha, levanta el cigarrillo aplastado y vuelve a prenderlo, le dice:

-¿Para qué los dejas enfrente mío entonces? Además, si yo tengo que dejar, tu no deberías tocarlos, "abuelo". Te estoy haciendo un favor. Dime algo: ¿Conoces algún buen fotógrafo? ¿De esos de las modelos?

El empresario sonríe al oir semejante pregunta formulada con total seriedad. ¿Cómo el hombre más rico de Brasil no va a conocer fotógrafos decentes? Y ahí se da cuenta de que no... no conoce. Es que es su secretaria, Eva, la que generalmente se ocupa del asunto. Igual, es como si los conociera él, tampoco hay que hilar tan fino...

-Si, seguro. Tendría que consultarlo con Eva, pero si. ¿Puedo preguntar porqué?

-Porque según este contrato, tenemos que mantener un código de moral y decencia, y específicamente prohibe que las mujeres del grupo usemos uniformes que sean variaciones del diseño de trajes de baño... No es que sea muy cómodo infiltrar una instalación en bikini, pero como solo se refiere a las mujeres, quiero sacarme fotos y que aparezcan en una revista para molestar a los idiotas que escribieron esto. Digo, ¿en serio? ¿Me van a decir que me puedo poner? ¿Y a los hombres no? No es que la idea de Vulcano en zunga sea tan mala... Pero por favor, pleno siglo 21. En bikini y con ametralladoras.

Divertida ante la perspectiva de hacer algo para lo cual nunca va a tomarse el tiempo, suelta una carcajada no muy femenina, al tiempo que mirá a un desconcertado Eke y da otra pitada al cigarrillo, cuando de repente se abren las puertas de la habitación y una voz fría y firme dice:

-Esto es un edificio público, señorita, y como tal, fuera del área de habitaciones, está prohibido fumar.

Liga de la Unasur... Otra idea ridícula más. Si el resto del mundo hace las cosas de una manera, lo único cierto es que en América Latina se hará de otra. Al menos nadie me va a acusar de incoherente. Me he opuesto a esta fantochada desde el momento uno y lo he dicho abiertamente, así que ¿quién mejor que yo para al menos asegurarme que las cosas se hagan bien? Después de todo, si este proyecto sigue como va, y termina mal, yo voy a ser el que siempre lo dijo. Y si por una de esas cosas de la vida, llega a funcionar, será bajo mi supervisión.

Esto pensaba el senador al ingresar al vestíbulo del edificio de la liga, ubicado en las afueras de Buenos Aires. Todo lo que había visto hasta ahora le había gustado. Parecía serio, sofisticado. Lectores de retina, guardias chilenos ubicados en los accesos... Los colorcitos en la manga le daban un aire a Estados Unidos. Sonrió al escucharse pensarlo. Al menos la cartilla orgánica se respetaba. De acuerdo a esta, la comisión evaluadora tenía derecho a realizar inspecciones sorpresa de las instalaciones, y él no iba a perder más tiempo sin ejercer su derecho. Especialmente si "de alguna manera" los medios se enteraban de su visita e insistían en acompañarlo. Después de todo, el público tiene derecho a saber. 

Había elegido un buen momento. Un lunes antes del mediodía después de un fin de semana tranquilo, los medios no tendrían mucho para reportar, lo que le daría más tiempo de aire, y le constaba de "buena fuente" que todos los miembros de la liga estaban en el edificio. 

Por suerte, tuvo un buen comienzo. Apenas puso un pie más allá del vestíbulo, encontró a la colombiana fumando. Frente a las cámaras, le recordó que no se podía. Después saludó a Barrinho. Nunca le había gustado el brasileño. Era demasiado rico, demasiado informal y demasiado tranquilo. Hasta cuando la comisión que el encabezó hace cinco meses lo investigó por hacer ganancias extraordinarias con contratos de la unión, se limitó a comparecer ante el senado con un simple traje marrón, negarlo todo, y después, usando un ejército de abogados, demorar tanto la investigación que esta aún no ha concluido, a pesar de que la etapa recabatoria había supuestamente acabado antes de la acusación formal.

Les explicó a ambos el motivo de su visita, y les preguntó si les molestaba que pasara con la prensa. Carla estuvo a punto de abrir la boca para decir que no, o eso le pareció a él, pero Eke la interrumpió, y poniendo una sonrisa amable, pronunció un "por supuesto que no" en su característico español. Luego, se ofreció a guiarlos, encarando directamente al camarógrafo al tiempo que comenzaba a relatar cosas sobre el edificio. La colombiana se acercó a un teclado y escribió algo, pero no pudo ver que por tener que seguir a las cámaras, que se estaban yendo con el ricachón. Eso lo molestó un poco, después de todo, este era su show, y no iba a dejar que se lo robaran.

En ese momento, todos ustedes reciben un mensaje a través de la red interna del edificio en el que Carla les avisa de esta situación, esta "inspección sorpresa"

Me encuentro en mi habitación (un lugar caluroso, lleno de armas e instrumentos de forja). Martillo en mano voy dando forma a un trozo metálico. Suena Una melodía, procedente de mi ordenador, aparato que me cuesta utilizar. Dejo de trabajar y con torpeza cojo el ratón, y deslizo el puntero por la pantalla hasta llegar al correo. Lo abro y leo lo escrito.

Una visita sorpresa, que narices quieren revisar ahora.

Cierro el ordenador y salgo fuera de mi habitación a tomar un poco el aire. En cinco minutos vuelvo a entrar y sigo forjando.

El inmenso laboratorio de las instalaciones de la Liga estaba casi siempre ocupado por la joven pareja de investigadores y miembros del grupo. Allí, mientras la música resonaba en los altavoces modificados por Schneider, tanto él como Dolores Pearson trataban de mejorar cualquier dispositivo que estuviera a su alcance.

- En serio, si alguien se cuela aquí sin darnos cuenta tendrían que darle un Nobel - dijo, poniéndose el destornillador cuántico sobre las piernas y dándose un leve empujón hasta otro de los paneles de la pared. El joven estaba en su silla de ruedas, y frente a él, en la pared, había decenas de paneles abiertos y llenos de cables que revisaba una y otra vez - No sólo estamos a hacer puñetas de la ciudad, sino que todos esos tipos armados, por no decir las medidas de seguridad, echarían atrás a cualquiera. ¿Has visto el sistema de residuos? ¡Todo se recicla! Dolo, ¿me estás escuchando?

En otro lado del laboratorio, la atractiva española se encontraba frente a un ordenador, tecleando a una velocidad de vértigo.

Dolores estaba absorta en la pantalla del ordenador, olvidándose de la música y del mundo. Aquel lugar era el paraíso de un Hacker, procesadores de última generación a los que no había dudado en meterles mano, ancho de banda sin límites, y acceso a casi cualquier red de ordenadores del continente con un par de clicks.

El mundo a sus pies. Tres pantallas frente a ella mostraban información sobre el tiempo, noticias de última hora, y los resultados del último chequeo del antivirus que ella misma había diseñado. Y sin embargo sus ojos estaban puestos en un correo que su primo le había enviado desde España, hablándole sobre una empresa que acababa de patentar un diseño de Sables Laser.

¿Qué dices? Pregunto distraída sin apartar la mirada de la pantalla. Acabo de encontrar tu regalo de cumpleaños.

El joven arqueó la ceja y sonrió ante la respuesta de Dolores, y lo más silenciosamente que pudo, se dio un leve impulso a la silla para ver qué había encontrado la guapa muchacha. A medio camino, ella pulsó una tecla y el mensaje que aparecía en uno de los monitores desapareció, tras lo cual ella se dio la vuelta, mirándole con una sonrisa pícara.

- No me vas a dejar verlo, ¿verdad? - dijo, suspirando - Joo, ¡que faltan un par de meses, mujer! ¡No me hagas esto!

Antes de que pudiera ir la conversación a más, el proyector holográfico que Dolores había diseñado con ayuda de Nate, proyectó el rostro en 3D de Carla, que parecía algo molesta. En cuanto dio el mensaje, la imagen se deshizo y Nathaniel dejó caer los brazos.

- Lo que menos me gusta de trabajar para el Gobierno otra vez es tener que soportar lo mucho que se inmiscuyen - dijo, pulsando un par de botones del panel de cristal líquido de la silla. Con este gesto, una de las paredes del fondo dejó aparecer una fina línea vertical que pronto aumentó de tamaño. Lo que en principio parecía una simple pared, demostró que era una habitación gigantesca en la que reposaba el mayor juguete de los jóvenes científicos. La armadura de Avatar - Si creen que van a toquetear al pequeño van listos. Recuerda, Avatar es independiente y yo sólo soy su mecánico. No quiero tener que responder más preguntas de las necesarias.

Volviendo a pulsar la secuencia de teclas, las puertas de la cámara que guardaba la armadura de combate se cerraron con un sonido neumático.

- Ale, Fräulein Pearson, por favor si fuera usted tan amable de llevarme... - dijo Nate, poniéndose en el papel de débil e inocente investigador que asumía siempre que miembros ajenos a la Liga quería hablar con él.

Una imperturbable sonrisa y un dedo alzado agitándose de un lado a otro respondieron a la petición de Nate.

No seas niño. Dijo la joven con humor mientras se levantaba de la silla. Es una sorpresa. La lengua de la joven asomo entre sus labios firme, pero volvió a su húmeda cueva ante la imagen tridimensional.

Dolores asintió a las palabras de Nate, como había hecho en tantas ocasiones. La idea de que nadie supiese que realmente el pilotaba la armadura era quizá pasarse de cauteloso, pero entendía de sobra los motivos del joven y nunca los había puesto en duda.

Apoyo sus manos en los manguitos de la silla y comenzó a empujar echando su cuerpo hacia adelanta hasta que su cabeza quedo justo a la altura de la oreja del joven.

Por supuesto Herr. Doctor le susurro siguiéndole la broma. ¿Que crees que será esta vez? Quizá quieran darnos las gracias por nuestro trabajo, o unas vacaciones pagadas. Nunca he estado en Maui. Un par de días de sol, piscina y margaritas. Nos lo hemos ganado.

El joven bufó cómicamente cuando Dolores le propuso viajar, y se pasó la mano por el pelo rubio ceniza.

- Pues no estaría mal, fíjate. Quizás incluso podía tomar algo de sol - dijo, mirándose las manos como si fuera la primera vez que las tenía frente a sí - ¿Tú has visto qué piel? ¡Si parezco un vampiro! Lo próximo que pienso instalarle al Avatar es un sistema de Ultravioleta para ponerme moreno, y a tomar por saco. La última videollamada que tuve con mi madre se pensaba que me habían secuestrado, o algo así.

Mientras se colocaba la pierna derecha debidamente sobre el reposapies, alzó la mirada hacia la mujer que se había convertido en su mejor amiga.

- Y tú así podrías enganchar a algún millonario de esos a punto de palmarla - dijo, guiñándole un ojo - No querrás estar cuidando de mí toda la vida, ¿verdad?

En el diseño original del edificio de la Liga no había biblioteca. Los genios que lo pensaron supusieron que con las computadoras y recursos que tendría el grupo toda la información estaría digitalizada. Nunca tuvieron en cuenta que el Doctor Murúa lee a veces textos en los que el material en el que fueron manuscritos es tan importante como el contenido del mismo. Ni que era un cabrón y que leer en los monitores muchas horas seguidas lo fastidia mortalmente. Como resultado se debió precindir de algunas instalaciones para ampliar el laboratorio principal que ahora, además de las instalaciones mínimas que puede requerir un buen laboratorio médico, incluye bastas bibliotecas y un área de lectura y escritorio. Todo junto da la apariencia de lo que se podría esperar del laboratorio de la Universidad de Miskatonic.

En el escritorio el Doctor Murúa intenta calibrar una herramienta milenaria de la antigua alquimia china para realizar la fórmula exacta del auténtico sabor del te verde. Es que el de los saquitos perdió el buen sabor hace años.

Al entrar el mensaje frunce el ceño, ofuscado de que lo interrumpan con pequeñeces.

- Mejor salir a saludar con la mejor cara a este payaso para que no nos ande tocando los huevos.

Sale del lugar prendiéndose el  saco y ensayando una sonrisa falsa de foto.

Parkour es tal vez el único de la liga realmente preocupado por los enfrentamientos físicos, por la pelea, por cuando llegue por fin el momento de encararse a un villano enorme y poderoso. Lleva ya un cierto tiempo sin encontrar rivales dignos y aunque el capoeira es muy adecuado para "jugar" con el enemigo, estaba seguro de que las cosas no iban a ser siempre tan fáciles. Así que había tomado una determinación: Parkour se entranaba duro, cada día hacía que le colocasen obstáculos diferentes en la sala de entrenamiento y practicaba moviéndose entre ellos de mil maneras, con saltos, piruetas, flips, volteretas, mortales y combinaciones de agarre-giro-apoyo-salto-mortal que a más de uno daría escalofríos. Además, cada mañana asistía puntualmente al entrenamiento de los guardias y practicaba con ellos, aunque procurando que no salieran muy magullados. Entrenar, entrenar, entrenar.

El aviso le pilló a medio mortal hacia delante en una caida de unos dos metros y medio, precipitándose hacia el suelo en un giro que hacía que pareciera que su cabeza sería lo primero en aterrizar. Se esfumó instantáneamente y avanzó un paso una decena de metros más allá, como si tal cosa, andando tranquilamente para mirar el móvil.

Oh, vaya, visita... -pensó para sí mientras cogía una toalla y se la colocaba al hombro- ummm, hoy es un día tan bueno como otro cualquiera para salir en la tele. A ver si así consigo ligar más, que falta me hace.

Y con paso decidido salió al encuentro "casual" de las cámaras... y el nuevo invitado.

Dolores dejo escapar un murmullo de aprobación ante la idea de los rayos uva.

Pero entonces tendremos que turnarnos, a mi también me iría bien un poco de color.

Empujaba la silla por el pasillo sin demasiado esfuerzo mientras escuchaba a Nate, y entonces este volvió a la carga con el asunto de las citas.

Oh, vamos, quien te oiga creerá que eres mi madre. La madre de la chica había fallecido hacia bastantes años ya, pero de alguna manera el se había propuesto ocupar el hueco de esta. Ademas, yo no te cuido, solo vigilo mi trabajo. Que te has creído que me voy a ir para dejarte que te lleves todo el mérito.

Nate dejó escapar una risilla. La verdad era que Dolores tenía razón. Aunque el joven no estaba muy interesado en las relaciones sociales, sabía del atractivo de su compañera y no quería que se convirtiera en una solterona amargada. Por eso siempre intentaba que saliera, conociera gente y quizás se enamorara. Pero también sabía que la increíble mente de Dolores era, a la vez, su mejor baza y su peor enemiga. ¿Qué tipo quiere que le deje en ridículo una atractiva morena, cuando podría preferir a una rubia tonta?

- ¿Llegaste a guardar las portadas del Science y el Nature? - dijo, en referencia a las publicaciones que habían hecho que sus nombres brillaran en el firmamento científico - Mi madre me las ha hecho enmarcar y las ha colgado en casa, junto a los diplomas. Un día esa pared se va a caer del peso.

Ambos muchachos rieron por la ocurrencia, y sus jóvenes risas resonaron por el pasillo, refrescando las estancias como un chorro de agua fría. Siendo los habitantes de menos edad de todas las instalaciones, a veces parecía que había caído sobre sus hombros la responsabilidad de recordar a la Liga que no todo era trabajo.

- Bueno, ya hemos llegado... - dijo, cuando enfilaron el pasillo que daba a la Sala de Reuniones.

Guarde las revistas enteras. Dijo con cierto sonrojo. Y copias digitales. Confeso tras un instante.

Ver las fotos de ambos en las portadas de las revistas era algo que a Dolores le había gustado mucho, y ella era la primera sorprendida después de haber menospreciado la fama tantas veces.

Rió de buena gana ante la imagen de la pared de la vieja habitación de Nate viniéndose a bajo incapaz de sostener todos aquellos cuadros, títulos y honores diversos.

La cámara te quiere. Dijo recordando con humor las sesiones fotográficas, mientras enfilaba el pasillo hacia la sala de reuniones. Y las entrevistadoras también. Añadió picarona.

Las puertas de la sala se abrieron cuando el sensor detecto la presencia de los dos jóvenes. Dentro de la estancia ya se encontraban Parkour y el Doctor, así que Dolores soltó una de las asas de la silla para saludar a ambos con la mano y una sonrisa. De nuevo con las dos manos en la silla la empujo hasta un hueco junto a una silla que sin duda era para ella, pero en lugar de sentarse inmediatamente se quedo mirando a su alrededor, para luego bajar la cabeza hasta la altura del oído de Nate.

¿Otra recepción para recaudar fondos?

Nathaniel se dejó empujar hasta su sitio tras saludar con dos dedos a los dos miembros de la Liga que ya se encontraban en la Sala de Reuniones. Su aspecto frágil contrastaba con su mente despierta y mordaz, y sus ojos azules se clavaban en todo y en todos, como si pudiera atravesarlos con la mirada.

- Ni idea, pero aún quedan dos por venir. Al menos nos nos llevaremos bronca por llegar los últimos - respondió también en voz baja.

Tocando con dos dedos la pantalla de cristal líquido de su silla de ruedas, Nathaniel accedió al sistema de vigilancia de las instalaciones de la Liga y frunció el ceño.

- El senador... cámaras de televisión... el paquete completo - dijo en voz alta.

Sasha se encontraba sentado ahora mismo en la silla de oficinista, sin mirar a ninguna parte. Sin observar apenas el "busca", lo acercó sin necesidad de mover apenas un dedo, trayéndolo hasta su vista, y luego haciendo que este volviera de nuevo mansa y elegantemente al lugar del que había venido.

"Hmmmmm, tenemos una interrupción, niños. Pero no os disperséis. Seguiremos canalizando la concentración venga quien venga, ¿entendido? Ngé, Alice, quiero que enfoquen sus pensamientos de nuevo. Inspiren-expiren y elfoquen el punto. Siempre el mismo punto"

Ninguno de los chicos a los que estaba dando clase estaba allí realmente, pero esa era la magia de lo que hacían; con la suficiente preparación y tiempo, y los complementos adecuados, podía realizarse una verdadera clase inmersiva desde cualquier punto del mundo. No importaban los horarios ni las murallas, porque la mente tiene su propia medición temporal... y por supuesto, nunca vas a encontrar un lugar mejor provisto o más seguro que tu propia imaginación. Y aquellos cadetes, aquellos futuros psíquicos, acabarían aprendiendo la lección conforme madurasen sus mentes y asumiesen una personalidad lo bastante fuerte como para establecer las redes de criterio propio.

-Gracias, Carla -respondió sin moverse aún del sitio. Un cigarrillo voló hasta él, se encendió y empezó a fumarse sólo, a una distancia como de tres dedos de su boca.

¿Quién vendría a interrumpir ahora? Suerte que habían estado ya cerca de terminar, si no podría haber sido toda una molestia.

"Recordad que quiero que realicéis los ejercicios de focalización al menos tres veces antes de acostaros. Es absolutamente necesario para la próxima lección"

Aquella habitación no tenía nada especial; más que el buró bien completo y la estantería con los tomos referenciales, de evidente calidad todo, no tenía mucho más adestacar. Era su lugar habitacional, sin lugar a dudas.

¡Increíble!-- Exclamó el senador, al tiempo que fingía interés en una de las Valquirias, el transporte "oficial" de la liga. Ya que Eke pensaba robarse el show, lo menos que podía hacer era seguirlo y poner cara de evaluación. Costas sabía que el empresario estaba muy discretamente mojándole la oreja, pero ese era un juego que dos podían jugar

-¿Y cuánto dice que nos costó cada una de estas?

-Bueno, Senador, mucho menos de lo que usted creería. ¡Es que el diseño se hizo en casa! Después de todo, ¡Cúal es la gracia de tener algunos de los mejores cerebros del mundo si no los hacemos trabajar un poco!-dijo Eke sonriendo a la cámara, y el senador pudo imaginar a los televidentes riéndose con él. Realmente, detestaba a ese tipo. Sin demoras, le respondió. -Pero se construyó en sus fábricas, ¿verdad?-Puso el énfasis en "sus".

-El chasis, únicamente, y me los vendí... ¡prácticamente al costo! -esa sonrisa otra vez... - Los motores turbofan los produjo Embraer*, el contrato de mantenimiento es de Fadea*, el proveedor de electrónica es uruguayo, y los cuatro motores hidroeléctricos que le permiten permanecer estacionaria y superar mach 4 a gran altitud fueron construidos en este mismo edificio.

-¿Esos son los que usan el material raro?

-Unonoctio, precisamente. El Doctor Nathaniel Schneider diseño un modelo de reactor que se basa en la corta vida útil del elemento para producir electricidad con el hidrógeno del agua.

-¿Y no le preocupa por su terminal automotriz, señor Barrinho?

-Ni un poco, senador. Quizás no me he expresado con claridad sobre la rareza del Unonoctio. En toda la tierra, se producen por año 112 átomos del material, 108 de los cuales se producen aquí gracias a la ayuda de Vulcano. Así que como verá, no puede decirse que esté listo para el despliegue masivo. Pero si en alguna ocasión lo logran -y no tengo dudas de que lo harán, pues haremos autos que marchen con agua.

-De los que seguramente tendrá un contrato exclusivo...

-Oh, ¡Eso quisiera! Pero ¿Ha tratado usted con Nate personalmente? No creo que pudiera convencerlo de tal cosa, ni aún usando todo el dinero del mundo. Ese hombre es tan responsable que creo siente culpa cada vez que inventa algo...

-Igual, no puedo evitar notar que no respondió mi pregunta sobre el costo...

-Oh, está todo detallado en el informe que le remitimos la semana pasada. 1700 páginas con el detalle del gasto de cada centavo. En arial 12. ¿Desea que le imprima una copia? ¡Lo haré de mi propia impresora! Venga senador. Ubíquese frente a la trompa de la valquiria para las fotos. Eso. Justo ahí. Procedan muchachos.

Eke dejó al senador frente al pájaro, y se dirigió rápido a la habitación siguiente, la sala de reunión, ingresando por la puerta directamente opuesta a la que acababa de usar el resto de la liga. Obviamente sorprendido al encontrarlos, saludó

-¡Buenos días! ¿Escucharon la noticia? Sean tan amables de apagar los monitores de la sala -que es lo que venía a hacer-, y por el amor de dios -dice sonriendo- vengan a darme una mano con el senador-

Eke no alcanza a terminar su frase cuando la puerta se abre nuevamente y el senador Costas junto con su séquito de cámaras ingresan a la habitación.

-Vaya, pero están todos aquí! ¡Qué bueno ver que nuestros héroes sean tan diligentes!  -Se gira hacia las cámaras- Bueno, todos menos ese Vulcano... pero que puede esperarse de un tipo que se llama a si mismo un dios, jaja. Con una sonrisa franca, se gira nuevamente hacia el grupo. -Soy el senador Costas. A algunos de ustedes los conozco personalmente, para los otros, encantado. ¿Encuentran las instalaciones apropiadas?