Partida Rol por web

Excellente... digo a mis amigos el gran Kelemvor nos a mandado a limpiar estra tierra de estas inmundas criaturas.... gracias mi señor seremos tu herramienta para erradicar a estas mounstruosidades de la fas de la tierra... Kamarada Kriv demos a estas criaturas el final que se merece, esperemos el ascedio de nuestros compañeros para terminar con nuestra fuerza letal comente entrando en un estado de extasis por poder hacer el trabajo que mi deidad me habia mandado a hacer

El necrófago mira fíjamente a sus enemigos. Sus ojos malignos parecían observarlos y parecían estar dotados de una maliciosa inteligencia, al menos en apariencia. Era como si los observase y los estudiase. La sensación era abrumadora. Entre sus dientes se asomaba una larga lengua afilada que se estiraba, como si tratase de palpar el aire. El dracónido y el clérigo se adelantaron blandiendo sus armas, una espada de extraña manufactura y la fe, respectivamente. De repente, sin previo aviso se lanza hacia el enorme dracónido que apenas tuvo tiempo de alzar su escudo. Aterriza sobre él arrojándolo al suelo mordiéndolo ferozmente desgarrándole parte del cuello, la criatura trata de devorarlo.

La batalla ha comenzado y el enemigo ataca directamente a nuestro dracónido sin ninguna piedad, dañándolo de manera terrible. No soporto la idea de ver a tan noble hombre ser herido por una criatura repugnante como ella, por lo que me adelanto y conjuro el poder en mi interior. La tormenta se agita y sin perder mucho tiempo abro mi boca para dejar escapar el terrible ruido que producen los vientos huracanados al rugir por sobre las montañas.

Continúo mi grito esperando que sea lo suficientemente fuerte como para dañar y asustar un poco al enemigo.

Aquel gul era mucho más rápido que los que habían dejado muertos atrás. Y más inteligente, eso Vondek ya lo había supuesto cuando se escabulló poniéndose a salvo en la anterior lucha. Algo inaudito para un no-muerto.

No tenía tiempo que perder, había saltado con una rapidez endiablada sobre Kriv y estaba literalmente devorándolo. De nuevo, cogió su martillo, símbolo de su dios, entre sus manos y lo apretó contra su pecho. Una luz blanca empezó a contornear su cuerpo. Levantó el martillo en alto y la luz inundó aquella horripilante estancia, con un inmenso fogonazo.

Mientras la criatura se cebaba en Kriv, lancé uno de mis shuriken contra su cuerpo.

la velocidad de esta criatura infeme era sorprendente lance un golpe buscando detener al gul pero este solo rozo el aire y este ser maldito estaba hundiendo sus dientes en el gran draconico... al ver esto lanzo un par de plegarias la primera ayudando con mi palabra curadora a Kriv y la segunda plegaria para poder eliminar al gul definitivamente levantando el simbolo de mi deidad y pidiendo su poder para eliminar a estas criaturas malditas

Kriv consigue apartar la criatura con sus poderosos brazos a la criatura y abrió la boca para lanzar una llamarada. Por desgracia para el dracónido en ese momento el hechicero invoca la magia arcana en forma de rugido y éste se aparta justo a tiempo para esquivar ambos ataques. Aprovechando este momento de respiro, Kriv se incorpora y ataca con su arma apelando el poder de Bahamut en su idioma nativo ignorando el dolor de los tejidos abiertos de su hombro. Un terrible impacto abre un corte a la criatura.

Aunque el hechicero falla su ataque arcano, Kriv consigue impactar y apelando, gracias a su fe y fortaleza, a un esfuerzo sobrehumano invoca el poder de Bahamut y la fe de Kriv entra en el enano pícaro que se cubre de energía mística. Vondek lanza unas plegarias a Moradín y lanza un rayo mítico que parte de su martillo impactando de lleno a la criatura, dando apenas tiempo a que se levante. Gandalug lanza un shuriken clavándose en el pecho desprovisto de armadura del gul de voraz apetito.

La criatura, ignorando el dolor mira a su alrededor. El dracónido se aparta para plantar cara a su enemigo, el clérigo mantiene su maza y escudo, ambos apelando a su poderosa fe. Un pícaro sigiloso se escurre por la pared. Vuelve a lanzarse sobre el dracónido herido, no se da por vencido y no quiere renunciar a su comida a pesar de la dureza de sus escamas.

La criatura se avalanza con su velocidad denuevo sobre Kriv, pero esta vez el gran draconico se encuentra mucho mas alerta, criaturas estupidas, al final de cuentas sus instintos acabaran con ellas pienso para mi tomando mi maza y cargandola de energia descidido a acabar con aquella criatura separando su cabeza del cuerpo... terminemos con esto!!!

El Gul no siente el miedo como los seres normales y vuelve a atacarnos a pesar de que le superamos en número. Continúa atacando a Kriv, aunque esta vez con pésimo resultado, lo que aprovecho para concentrar todo el poder del rayo que soy capaz de canalizar. Lo junto en la palma de mi mano y, sin esperar un momento más, lo lanzo en su contra, canalizado por mi daga.

Se desprende una buena cantidad de electricidad que viaja hacía el enemigo trazando movimientos del tipo zig-zag en el aire y con un buen poder destructivo.

Ericus llenó el aire con uno de sus rayos mortales, acertando de pleno al no-muerto. Vondek se concentraba para realizar algo parecido.

Levantó su martillo en alto, acudiendo una vez más al calor de su interior. El martillo empezó a resplandecer cuando empezó a concentrar energía. Apuntó al Gul que acababa de recibir la descarga de Ericus y lanzó otro rayo. La electricidad divina salió hacia la criatura desde la cabeza de su plateado martillo.

Desenvaino mi espada y me lanzo contra la criatura para retorcer mi espada en sus entrañas.

Después me alejo del Gul.

Kriv, musita una plegaria a Bahamut y su enorme cuerpo se desplaza para atestar un golpe con el filo azulado de su arma. El acero rebosa de energía mística, pero el gul es increiblemente rápido, mucho más que la criatura reptiliana. El paladín, consciente de su desventaja decide retirarse para tomar aliento. Respira pesadamente y entrecortado. Unas plegarias surgen de su boca poblada de dientes y se elevan en el recinto cavernoso haciendo eco de cada rincón.

Al ver como el montruo no sede, clamo de nuevo al poder de mi deidad para impactar de nuevo al monstruo y apartarlo de kriv, levantando de nuevo mi simbolo y lanzando una explosion y un gran estallido buscando acabar con esta bestia maldita

La hábil criatura parece estudiar los movimientos de sus enemigos y logra esquivar cada golpe de sus enemigos, aunque unos racimos de energía relampageantes llenan el recinto impactando cada rincón de aquella pared arrancando fragmentos de una lápida que se descuelga del techo. Huele a carne chamuscada, pero la criatura no muerta no da señales de dolor alguno, se limita a levantarse y volver a atacar a su presa. El clérigo levanta su símbolo y trata de dañar al necrófaga, pero esta se limita a mirarla desafiante mientras la férrea voluntad del clérigo de Kélemvor trata de dañarlo.

La criatura observa con odio irracional reflejada en sus ojos de luminiscencia maligna y se clavan en la del clérigo.Vuelve a lanzarse sobre el dracónido y trató de alcanzarle con sus garras.

El Gul no parece haber recibido ningún daño considerable y eso me desespera. Me causa una ira y una frustración que no deseo desaprovechar. Dejo que la furia me inunde y dejo que estalle en mi interior como un relámpago que sale de entre las nubes tormentosas. Dejo que la estática me envuelva lo suficiente como para erizar los pelos de la barba de Vondek y en pocos segundos mi mano derecha, empuñada frente a mí y con mi daga en ella, se rodea de intensa electricidad azul que busca una forma de saltar de mí y destruir a su paso.

Canalizándola con el filo mágico de mi arma, hago que salga el relámpago poderoso desde ella hacía el enemigo no-muerto. El rayo surca el suelo dejando marcas de quemadura y destrucción, con la intención de impactarse en la criatura y rebotar desde allí hasta disipar toda su energía.

No cabía duda de que aquella criatura era mucho más peligrosa y rápida que los gul que habían matado anteriormente. Había que intentar anticiparse a sus movimientos.

Vondek observa asombrado el despliegue de poder de Ericus. Los pelos de la barba se le erizan ante tal acumulación de estática y sacude la cabeza intentando que vuelvan a su sitio, sin éxito.

Después se concentra nuevamente en su poder interior y poco a poco se va formando una esfera de luz brillante en su mano izquierda. La esfera crece hasta tener un tamaño parecido a la cabeza de su portador. Con un leve movimiento de la mano, la esfera sale en dirección al gul, impactando en sus pies y rompiéndose en mil pedazos, que buscan clavarse en la carne del no-muerto.

Parece que la suerte no había estado de nuestro lado en este último ataque y la criatura seguía intentando cebarse con el cuerpo de nuestro compañero dracónido.

Tras esperar que Ericus y Vondek centraran sus poderes contra el Gul, me lancé de nuevo a la refriega intentando hacerle bajar la guardia.