Partida Rol por web

Todo a vuestro alrededor era hierba, árboles y el intenso aroma de la tierra mojada. En realidad hubiera sido bello de no ser porque al final os habíais calado hasta los huesos y eso, cuando estabas en el camino no era nada agradable.

Por suerte, en poco más de una hora estabais en el pueblo, el cual por el momento, sería vuestro destino, Greenriver. De dónde provenía el nombre del pueblo no era un misterio ni siquiera para un recién llegado al lugar, pues dividiendo el pueblo en dos, estaba el río en cuestión, cuyo fondo no se veía debido al color verde de sus aguas. Recordaba al color de una infusión de menta en un tarro de cristal.

Las primeras casas estabas a ambos lados del río, como hubiera sido lo normal por ser más fácil su edificación, pero entre ellas visteis algunas que sin duda ahora estaban deshabitadas tras haber sufrido alguna inundación así que el resultado siguiente fue un pueblo lleno de pasarelas de madera y elevadas con altos cimientos, dejando al menos piso y medio entre el suelo y la planta baja de la casa para evitar desgracias. Serían incontables las veces que ese río de color limo había dado problemas a los habitantes.

El sol se estaba poniendo pero eran bastantes los viajeros que paseaban por aquella zona, que habiendo pasado dos meses ya de que comenzara el deshielo, tenía bastante zona seca en la que pisar.

Todos sabíais a lo que habíais ido allí, pues por toda la comarca se había extendido la noticia de que el señor de aquellas tierras, Richard Ambery, ofrecía veinte mil piezas de oro por persona a aquellos que liberaran a lo que ahora se denominaban " Las Tierras del Olvido ", malditas desde hacía tanto tiempo que no se recordaba ni el motivo. Si el oro de por sí solo no fuera suficiente aliciente para querer participar en aquella peligrosa misión, además se ofrecían tierras suficientes como para ser considerado hasta una persona importante, lo que como poco, era más oro en caso de que se vendieran.

En mitad de aquellas enormes columnas de manera que sujetaban los edificios había un hombre con un libro en la mano y el símbolo de su señor colgado de un palo, como indicando que aquel era el primer lugar al que habría que ir a preguntar.

Avanzo con paso firme, con mis casi 5' de altura, hacia el hombre que espera en el medio de las columnad.

Saludos, buen hombre - comienzo hablando en el idioma común, y, a pesar de la mala fama de los de mi raza, mis palabras son amables y educadas. - Mi nombre es korailotar, y ellos son mis compañeros, Tomtom, Elros y Sanider. Todos estamos interesados en librar a estas tierras todo mal, ¿es aqui donde debemos apuntarnos o donde nos deben encaminar a tal misión?

¡Eso eso! ladró de pronto el pelirrojo mediano.

El mediano era al menos un palmo más bajito que el enano que ya se había presentado, y sus manos descansaban sobre las empuñaduras de sendas espadas cortas, cada una colocada a un lado de la cadera, lo que le daba un aspecto informal pero peligroso al mismo tiempo.

La desigual perilla de color óxido hacía juego con su irregular melena del mismo tono, que le tapaba los ojos como si de un perro lanudo se tratara.

¿cuándo empezamos? jijiiji

"que sitio tan aburrido"

Es en lo único en que pienso mientras camino rapidamente, no me gusta mucho mojarme y solo el recuerdo de la jugosa recompensa evita que me largue de aquí, tiene toda la pinta de ser un pueblo donde no pasa nada excepto las inundaciones regulares, con gente trabajadora, honrada y tal vez feliz a la que ni siquiera resulta divertido matar, un sitio aburrido

Tenía frío, el agua había conseguido calarla hasta los huesos e inútilmente intentaba encontrar algo de calor arrebujándose en su vieja capa de viaje. Leira caminaba con la cabeza gacha, se encontraba junto a Aaron. Su normalmente risa cantarina no se dejaba escuchar desde hacía horas. 

- Ufff... En cuanto lleguemos quiero un baño caliente... - Refunfuñó por lo bajo, aunque la idea del baño hizo que una sonrisa iluminara levemente su rostro.

Llegaron finalmente a Greenriver. En ese momento Leira entendió el motivo de su nombre. Nunca había viajado tan lejos de sus tierras, y cuando le nombraron el pueblo se preguntó por qué lo debían llamar así. Un escalofrío recorrió su cuerpo helado. Pero el sol, aunque tardío, había terminado por salir y ahora ya empezaba a esconderse... 

Leira se cogió del brazo de Aaron. Hacía ya unos dos años que se conocían, y la joven había cogido mucha confianza con el clérigo. Hacía poco que se habían unido al mediano y al hechicero. La promesa del dinero había hecho que se uniera aquel extraño grupo...

La joven descubrió la presencia de un hombre que se encontraba de pie, en medio de las enormes columnas de madera que sujetaban los edificios. - Mirad... Allí... - Dijo señalando y tirando del brazo de Aaron mientras se dirigían hacia él. 

Se sentía comodo en su grupo, pero el lugar no le daba mucha confianza, le re recorrió un escalofrió por todo el cuerpo cuando comenzó a caminar. Se acerco al hombre con símbolo en el cuello, para interiorizarse en los asuntos importantes de la misión.

Otra larga caminata que por fin llegaba a su fin . Ark se arrebujó un poco mas en su capa ,intentando evitar que la humedad le empapara más de lo que ya lo habia hecho , aunque sin mucho éxito.Vaya , esta noche voy a tener que aceitar la armadura iba pensando para sí mismo mientras la curiosa estampa de green river se abría ante su grupo , que parecia tan mojado y cansado como él mismo.
A medida que se iban internando en el pueblo , no pudo evitar detenerse para examinar con curiosidad la peculiar contruccion del pueblo , con sus pasarelas y puentes porducto sin duda de las constantes riadas porducidas por el deshielo y las tormentas.

En una especie de pequeña atalaya , un curioso personaje , con un libro sujeto en sus manos mientras sustentaba el pendon del noble local en un palo , como si de un simblo segrado se tratase, esperaba pacientemente a que los distintos viajeros se presentasen ante él , sin duda atraidos por las magníficas expectativas de recompensa que habia en aquella empresa.La verdad es que era asombrosa la cantidad de extranjeros que parecia haber recorriendo las calles de este villorio , incluso teniendo en cuenta la generosa recompensa.
Sin entretenerme mas me acerco hasta ese sujeto y me dirijo hacia él.
-Buenas compadre, es usted a quien hay que dirigirse por el asuno de las Tierras del Olvido?digo mientras me meso la barba y descanso el peso de mi equipaje apoyado sobre una pierna.

La lluvía nos seguían como un perro fiel a su amo, nuestras ropas llevaban ya su huella impregnada...

Leia tenía frío, intentaba buscar calor en mi brazo, pero poco podía proporcionarle en aquellas condiones tan humedas... Los vistas era idílicas, nunca imaginé zonas tan verdes y llenas de vida, todo aquello me recordaba a los paraisos de los textos sagrados...

Mientras mi mirada viajaba entre nuestros alrededores la voz de Leira sonó...

- Mirad... Allí...

Alzé mi mirada y encontre a un hombre... parecía ser nuestra meta... al menos la primera de ellas...

Avanzamos hasta el mientras peinaba mi cabellera mojada y me dispuse a hablar a aquel hombre:

Buenos días, buen hombre...

¿Por casualidad es aquí donde se buscan valientes que se enfrenten a Las tierras del Olvido en nombre de Richard Ambery?

Somos un grupo que viene a Greenriver, en busca de este noble hombre y de entregarnos a sus propósitos...

Callé y esperé la rspuesta del guardia... lo mejor en aquellos casos era presentarse sin miedo alguno, puesto que el miedo en aventureros se traducía en inexperiencia y eso a su vez en nulidad de contratos y ofertas de trabajo... puesto que la vida del aventurero no buscaba otra cosa que dinero para seguir viviendo...

Mire a mis compañeros por si querían añadir algo pero con la mirada indiqué solo tres palabras: Mantened la calma

Elros es un joven elfo que a simple vista parece bastante debil, esa es una de las razones por la que prefiere mantenerse detras de Tomtom y Korailtoar, quizas no le cubran demasiado, pero por lo menos parece que van bien armados.

Apoyado en su baston espero a que aquel hombre contestara a sus compañeros.

Raknor había recibido la lluvia con alegría... estaba acostumbrado a la nieve y un poquito de agua líquida no le afectaría lo más mínimo. 

O eso creía, porque al final, tanta agua había caído que se le había aguado el día. Nunca mejor dicho.

-Veinte mil monedas... ¡Espero que no se esté tirando un farol, ese Richard Ambery! Esas monedas y no otras me dicen que preguntemos al tipo del poste antes de ir a secarnos un poco en el pueblo que está encima de nosotros...

El gigante rubio se sacudió la melena y el cuerpo, casi como un animal, soltando decenas de gotitas de agua en todas direcciones. 

Caminaba junto a esa gente que nos habiamos unido en el camino, para ir al mismo sitio. Asi era mas agradable el trayecto, aunque yo estaba acostumbrado a vivir solo desde muy pequeño. Aun asi escuchar otras voces que no fueran mis pensamientos siempre era agradable, por lo menos para cambiar mi solitaria rutina.

Aquella lluvia templo mi cuerpo, pues desde que habia salido de mi pueblo todo me parecia demasiado caluroso. No estaba acostumbrado a ver tanto verdor, ni aquellas construcciones tan modernas y complicadas.

Nada "proteger" como las cuevas...- Pense mientras caminaba por ese camino bien cuidado con mis pesadas botas de pelo de oso glacial.

Cuando dijo eso Raknor, me gire para mirarle con una mueca que parecia una sonrisa, pues con oro se podia comprar muchas cosas.

Parecer bien, pero despues disfrurar de una cerveza tibia y una buena comida...- Mi voz era como si arrastraran unas piedras, roncas y con falta de color.

 Sianna estaba de mal humor.

 Se le notaba en sus gestos, en como se movía pesadamente por el peso de las prendas mojadas pero, sobretodo, en el pesado silencio que la acompañaba desde poco después de que la lluvia empezara a calarlos a todos, contrastando fuertemente con su talante parlanchín y alegre.

 La ropa se pegaba a su figura como una segunda piel, disotrsionada solamente por la capa que la cubría, por debajo de la capucha se veía la larga trenza en que llevaba recogido el pelo de color cobrizo.

 Sin contestar a sus compañeros se dirigió hacia donde aguardaba el escriba.

 - Venimos a por lo del anuncio.- Dice escuetamente, con cierto deje de crispación en su voz.

Me sentía como en casa. Es que las viviendas del lugar, más allá de su particular construcción, traían el recuerdo de mi hogar a mi mente. Iba a extrañar bastante lo que allí vivía, sobre todo la comida de mi madre.
Pero debía ayudarla con la economía y es por eso que decidí hacer esta misión. Desde el momento en que los emisarios del señor Richard Ambery difundieron el mensaje de que necesitaban gente valiente para investigar una mazmorra a cambio de dinero, no dudé en aceptar.
Valentía era algo que me sobraba. Mi porte y mi enorme hacha ayudaban a potenciar dicha virtud, además de generar algo de temor en la gente. Mi caracter no mejora la situación, pero esto es un objetivo para un único ganador.
Luego de llegar al pueblo, veo a un extraño hombre que porta un símbolo igual al que se usa para identificar al sujeto que pidió personas con agallas en el lugar donde vivo. Aprecio que dos individuos se le aproximan y que uno le habla sobre algo. Decido acercarme raudmente.
Apartándolos un poco del camino, cuestiono al enviado. -Es usted un mensajero del señor Ambery?- digo, mirándolo fijamente y respirando algo agitado por haber acelerado mi marcha.

El hombre os miró a los cuatro, tanto a los que hablaron como a los que guardaron silencio, pero tampoco más de la cuenta, pues su única obligación era espantar a aquellos que parecieran muy viejos, jóvenes o enfermos para llevar a cabo la tarea encomendada. Claro, con los que no eran humanos sólo podía inventarse lo de la edad.

- Bienvenidos a Green! - Las gentes de aquel lugar ya le habían acortado el nombre hacía muchísimo tiempo. A fin de cuentas, que había un río le quedaba claro a todo el mundo.

- Tenéis que decirme vuestro nombre, firmar debajo o poner una cruz si no sabéis escribir y luego ir a la segunda posada que encontréis siguiendo esa pasarela. - Tan sólo había dos posadas y ya eran muchas para un sitio tan pequeño pero como eso del comercio iba bien, los negocios también prosperaban. - La primera ya está llena.

Sólo por el bullicio y la de gente que se veía por las pasarelas, estaba claro que aquel llamamiento había sido de lo más exitoso.

El hombre os comenzó a recoger los nombres, incluso a quienes ya se lo habían dicho.

El hombre os miró a los cuatro, tanto a los que hablaron como a los que guardaron silencio, pero tampoco más de la cuenta, pues su única obligación era espantar a aquellos que parecieran muy viejos, jóvenes o enfermos para llevar a cabo la tarea encomendada. Claro, con los que no eran humanos sólo podía inventarse lo de la edad.

- Bienvenidos a Green! - Las gentes de aquel lugar ya le habían acortado el nombre hacía muchísimo tiempo. A fin de cuentas, que había un río le quedaba claro a todo el mundo.

- Tenéis que decirme vuestro nombre, firmar debajo o poner una cruz si no sabéis escribir y luego ir a la segunda posada que encontréis siguiendo esa pasarela. - Tan sólo había dos posadas y ya eran muchas para un sitio tan pequeño pero como eso del comercio iba bien, los negocios también prosperaban. - La primera ya está llena.

Sólo por el bullicio y la de gente que se veía por las pasarelas, estaba claro que aquel llamamiento había sido de lo más exitoso.

El hombre os comenzó a recoger los nombres.

El hombre os miró a los cuatro, tanto a los que hablaron como a los que guardaron silencio, pero tampoco más de la cuenta, pues su única obligación era espantar a aquellos que parecieran muy viejos, jóvenes o enfermos para llevar a cabo la tarea encomendada. Claro, con los que no eran humanos sólo podía inventarse lo de la edad.

- Bienvenidos a Green! - Las gentes de aquel lugar ya le habían acortado el nombre hacía muchísimo tiempo. A fin de cuentas, que había un río le quedaba claro a todo el mundo.

- Tenéis que decirme vuestro nombre, firmar debajo o poner una cruz si no sabéis escribir y luego ir a la segunda posada que encontréis siguiendo esa pasarela. - Tan sólo había dos posadas y ya eran muchas para un sitio tan pequeño pero como eso del comercio iba bien, los negocios también prosperaban. - La primera ya está llena.

Sólo por el bullicio y la de gente que se veía por las pasarelas, estaba claro que aquel llamamiento había sido de lo más exitoso.

El hombre os comenzó a recoger los nombres.

El hombre os miró a los cuatro, tanto a los que hablaron como a los que guardaron silencio, pero tampoco más de la cuenta, pues su única obligación era espantar a aquellos que parecieran muy viejos, jóvenes o enfermos para llevar a cabo la tarea encomendada. Claro, con los que no eran humanos sólo podía inventarse lo de la edad. Asintió a vuestras palabras.

- Bienvenidos a Green! - Las gentes de aquel lugar ya le habían acortado el nombre hacía muchísimo tiempo. A fin de cuentas, que había un río le quedaba claro a todo el mundo.

- Tenéis que decirme vuestro nombre, firmar debajo o poner una cruz si no sabéis escribir y luego ir a la segunda posada que encontréis siguiendo esa pasarela. - Tan sólo había dos posadas y ya eran muchas para un sitio tan pequeño pero como eso del comercio iba bien, los negocios también prosperaban. - La primera ya está llena.

Sólo por el bullicio y la de gente que se veía por las pasarelas, estaba claro que aquel llamamiento había sido de lo más exitoso.

El hombre os comenzó a recoger los nombres.

-Contempla ¡oh amigo! a los futuros salvadores de todas éstas tierras.-El hechicero miró un segundo hacia arriba como observando el futuro y continuó.-¡Aquí delante tuyo está Korn el fuerte, Sianna la diestra, Crann el de piel negra y Raknor el Exiliado del Norte!- Copos de nieve empezaron a girar alrededor de Raknor, al tiempo que una brisa caliente recorría el pelo de Sianna, dejándoselo nuevo y perfumado, a la vez los ojos del bárbaro se volvían rojos y el pelo del druida se encrespaba. Y lo mejor de todo era una música de timbales que sonaba a su alrededor. Una vez hubieron firmado todos mientras Raknor contemplaba al tipo de forma bastante perturbadora, el gigantón rubio inspiró fuertemente y comentó:

- ¡A la posada, hemos de probar la cerveza que tiran por aquí! ¡Y que los dioses les maldigan o bendigan dependiendo de su calidad!

 Sianna se descubre la cabeza, retirando la capucha para que esta, empapada, no le dejara el pelo hecho un desastre de nuevo. Parecía que le había mejorado un poco el humor el gesto de Racknor. Pues una sonrisa apareció en el rostro de la hermosa elfa. La muchacha firmó con una grácil y elegante letra en el formulario y asintió.

- Veamos que tal la posada. Tengo ganas de cambiarme. Estoy empapada.- Pero antes de moverse pregunta al escribano.- ¿Cuando recibiremos nuevas indicaciones, nos vendrán a buscar en la posada o debemos encontrarnos en alguna parte?

Jijiji, ¡yo soy Tomtom el Viajero! exclamó el extraño mediano pelirrojo, mientras se sacaba una daga de la cintura, se hacía un leve corte en la punta del dedo pulgar, y, sangrando, estampaba su huella en el papel que le ofrecía aquel tipo. Mi firma guiñó un ojo antes de dirigirse a la segunda posada.

De camino, el mediano aprovechó para asomarse por la ventana de la primera y curiosear para ver quién se les había adelantado...