Partida Rol por web

-¿que insinuas con eso de que si no sabemos escribir?- salto a la defensiva mirando furioso al humano -tal vez no me apetezca poner mi firma en tu sucio papel, y no tengo porque soportar a un pueblerino como tu fastidiandome, así que mas te vale mostrar mas respeto, y mi nombre es Reijar, apuntatelo y recuerdalo o me enfadaré-

Cuando el humano escribe mi nombre arranco el papel de sus manos y planto una X debajo de el, ya que soy completametne analfabeto

-este pueblucho no merece mi firma, os conformais con la X y mas te vale no molestarme otra vez con esas insinuaciones-

Fui el siguiente en acercame a firmar, sabía que si ponía mi nombre verdadero sería más fácil de encontrar junto con Leira asi que me acerqué y escrbí, a la vez que decía en voz alta para que Leira se diera cuenta:

Aaron Delacroix... Lugo hizé mi verdadera rúbrica donde solo se leía Aaron con ligeras nienas que lo envolvían y adornaban.... además de una pequeña cruz que cruzaba una de las lineas finales... con lo cuál la rúbirca estaba más que afin al nombre...

Mire al soldado y dije:

Perdone, a mi compañero... pero el viaje lo tiene algo alterado.... han sido muchos los días que hemos pasado en el camino para llegar aquí, no se lo tenga en cuenta...

Me situó el lado de Reijar y le digo mientras poso un brazo sobre su hombro: Tranquilo commpañero, pronto podremos descansar ese caracter... dijo con una sonrisa en la cara mirando al resto del grupo

Muevo la cabeza hacia los lados al ver la reaccion de mi compañero. Disculpele - digo mientras tomo la pluma para firmar - mi nombre es Korailtoar SteelHammer.

Una vez hecho esto, espero al resto del grupo para ir todos juntos a la posada - Tomtom, espera al resto.

Enarco una ceja extrañado por las palabras del clérigo "¿alterado yo? este aun no me ha visto alterado"

!!Y luego encima me toca¡¡ "es marica, lo sabía. Pero mejor, el clerigo marica y todos los magos son impotentes lo cual me deja como el único con el que nuestra picara pueda ser picara"

-claro, claro, descargar...- respondo simplemente mientras una sonrisa libidinosa ilumina mi rostro mientras espero a que Leira se adelante a firmar, ¿quien me puede acusar de mirarle el culo si esta es precisamente mi altura?

Leira sabía tanto leer como escribir. Eso era algo que se habían encargado de enseñarle muy bien. Todavía recordaba los tortazos que se había llevado cuando cometía alguna falta. Pero odiaba tener que firmar en un documento... No le gustaba que tuvieran que controlarla de aquella manera. Miró a Aaron, levantando ambas manos en un claro gesto interrogativo. 

Una sonrisa aleteó en sus labios al escuchar el nombre de Aaron. ¿Delacroix? Que horror... La joven se acercó a donde se encontraba el hombre y le dijo su nombre. - Me llamo Leira... - Ella nunca decía apellidos, desconocía cuales podían ser... Y cogiendo la pluma hizo una X justo debajo de su nombre. Con eso ya tenían suficiente. Se dio la vuelta y se acercó a donde estaban Aaron y Reijar... 

- Tienes razón, no merecen nuestra firma... - Le dijo en un susurro y guiñó uno de sus ojos grisáceos. Esperó a que Kerinan hiciera lo propio para dirigirse juntos a la posada que les habían indicado. Estaba deseando llegar a ella y poder quitarse aquellas ropas húmedas que no hacían más que pegarse a su cuerpo. 

- Maese Delacroix... Deberíamos ir cuanto antes a la posada... O acabaréis cogiendo un resfriado con esas ropas tan húmedas... - Leira se mordió el labio para no estallar en carcajadas, recomponiendo su rostro e intentando parecer seria. Aunque sus ojos brillaban hilarantes. Sentía un gran cariño por el clérigo, pero también era verdad que la joven siempre aprovechaba cualquier excusa para hacer alguna broma... Y aquel apellido se lo merecía. 

Sanider Tasclemer fueron las unicas palabras que salieron de la boca del clerigo mientras tomando la pluma escribía su nombre y firmaba con una elegante rubrica. Tras ello con calma y sin mucha prisa seguía los pasos de sus compañeros. No le interesaba quien estuviera en la primera posada, simplemente estaba deseando que llegara el momento de la acción.

Elros se acerco al hombre. Mi nombre es Elros Alcarin. Dijo mientras cogio la pluma para firmar. Veamos donde firmo. Penso antes de proceder a utilizar su mejor caligrafia para hacer su firma.

Una vez registrado en el libro siguio a sus compañeros hacia la segunda posada.

Le di mi nombre y firma, con los demás, camine hacia la segunda posada, y no me molesto que no tuviera tanto éxito como la primera, me gusta la tranquilidad para acomodar mis pensamientos y relajarme. Estoy ansioso por comenzar la misión y aventurarse en cosas desconocidas...

Veo que uno de mis compañeros dijo su nombre y firmó, para luego comenzar a caminar. Decidí presentarme y dejar mi sello en el papel. -Viktor Lindgren, para servirle.-digo, mientras hago una equis en el documento debido a que no sé escribir.

Le dejo la pluma al mensajero y sigo a mi camarada. No pensé que iba a estar junto a otros individuos, pero eso lo hace más interesante a la hora de buscar el gran premio. Espero que la posada sea grande y haya camas espaciosas; soy de buen porte y sería incomodo dormir acompañado, más si se trata de un hombre.

Voy siguiendo la pasarela hasta mi destino, viendo el pueblo y comenzando a ponerme cómodo, bajando la parte superior de mi capa para dejar ver mi rostro mejor y mi descuidado cabello oscuro.

Muchas millas habían caminado ya mis piernas desde que me propusiera participar en aquella aventura de las conocidas como "Tierras del Olvido". El hecho de haber hallado a aquellos pintorescos compañeros para tal empresa había sido quizá cosa del azar o bien del destino, sin embargo, lo que estaba claro era que más dispar no podría haber sido.

Cuando alcanzamos Greenriver, mi cuerpo ya me solicitaba a gritos un lecho caliente donde descansar y una buena hoguera donde secar mis empapadas ropas. Hacía ya unas horas que mi pelo descansaba chorreando agua sobre mi espalda y que mis manos se habían arrugado tanto como legumbres en agua, sin embargo, aun teníamos una formalidad que atender antes de encontrar nuestro descanso.

Al encontrarnos con aquel hombre, el clérigo habló elocuentemente tanto para describir nuestros propósitos así como para solicitar la información que buscábamos. Como siempre parecía hacer, nuestro literalmente pequeño compañero habló un poco más de la cuenta así como el santo varón se apresuraba a excusarlo. Por otro lado, la joven humana seguía buscando el calor del brazo de su congénere y eso me dejaba a mi un paso por detrás del grupo aguardando mi oportunidad para rubricar mi nombre sobre el papel y poder buscar algo de comida en aquel paraje:

-Kerinan Shaucar para serviros.- ,al decir esto firmé para concluir con aquel trámite y exclamé algo impaciente, -Quizá sea lo más inteligente que se ha pronunciado hasta el momento...- ,dije mirando a Leira, -...no perdamos tiempo o solo los dioses saben lo que mi estómago podría llegar a invocar si no sacio su hambre.-

Sin mayores gestos o palabras grandilocuentes, firmo en el pedazo de papel y me encamino con gesto cansado pro el largo viaje hasta la posada que nos han indicado. LA alegre estampa de una sala a rebosar y el olor de la marmita al fuego hace que mis tripas suelten un rugido que casi se odria oir desde el otro lado de la calle , asi que sin mas dilacion me acomodo en una banco libre cerca del hogar y alzando la mano grito con gesto satisfecho:
-[B]Posadero , un plato caliente y una buena cerveza por favor[/B].

Finalmente los cuatro compañeros habían dado sus nombres a aquel hombre. Leira sonrió ante el comentario de Kerinan. 

- Pues ya podría invocar un cochinillo recién hecho y crujiente, con su juguito, incluso con la manzana en la boca... Dan pena cuando los ves así, pero luego están tan buenos...  -  Le dijo ampliando su sonrisa y guiñándole un ojo. Su malhumor del camino parecía haberse disipado ante la inminente llegada a una acogedora posada. Así, que casi tirando de sus compañeros empezó a encaminarse a toda prisa hacia ella. 

Contesto el hermano del Norte y no pude evitar una escueta mueca asintiendo cuando dijo mi nombre. Me parecio oir unos timbales y ver unos copos de nieve alrededor.- ¡Por Tempus que es esta magia!

Mire a ambos lados, agarrando el mango de mi hacha, sin sacarla y buscando de donde venian esas cosas extrañas- ¡Grrrrr Magia, la odio!- Me calme, mas por ver que mis compañeros estaban tranquilos e incluso sonrientes. De hecho uno a uno comenzo a firmar y cuando me tendio la pluma el escribano hice un gesto de negacion.

Subi mi pulgar a la hoja de mi hacha y me hice un ligero corte, para plantar el pulgar donde me dijo este que tenia que firmar.- Eso tambien valer, ¿No?- Tras plantar mi huella sangrienta en el papel segui a mis compañeros hacia la posada chupandome el dedo pulgar.

En un primer momento el hombre se quedó un poco descolocado con la reacción de Reijar, pues no entendía demasiado bien por qué se ponía de esa manera, pero lo dejó estar tras las palabras de Aaron quien parecía un hombre más tranquilo y sosegado.

- Disculpar si esto no es de vuestro agrado, pero como imagináis no soy yo el que pone las reglas... - Se encogió de hombro como si " se la sudara " un poco quién viniera a buscar trabajo a aquel lugar y quién no. A él le pagaban por recogeros las firmas e indicaros donde estaba la posada y eso era lo que estaba haciendo. Tampoco había tenido que echar a demasiados aspirantes al empleo, pues ya haría criba luego su señor, que era quien pagaba.

Ya sabíais a qué posada dirigiros, pues os lo había dicho momentos antes.

- Gracias y que paséis una buena noche.

El hombre, que ya había visto unos cuantos aventureros hoy, al menos, los suficientes para llenar la primera de las posadas, se quedó boquiabierto al ver como uno de vosotros le firmaba con sangre, cosa que sin duda no hubiera esperado y eso, que hasta le habían roto algunas hojas del libro...

- Curiosa forma de firmar...

No quiso añadir nada más, aunque por la cabeza se le pasaron cosas como " yo no voy a pagaros el sueldo ", pero su deber era daros " la bienvenida ", recoger vuestros nombres y firmas y enviaros a la posada que ya os había indicado momentos antes.

Las palabras de Raknor hicieron que más de uno de diera la vuelta, aunque la verdad, es que a esas horas la gente ya estaba tan cansada que se ahorraron los típicos cuchicheos de " ¿ y este de dónde ha salido ? " o alguna que otra cosa.

- Así sirve si... - Respondió el hombre a Korn que fue el que preguntó si eso era todo, aunque lo hiciera un poco a su manera.

El último en firmas fue Crann que lo hizo en silencio, aunque sonriendo desde que a vuestro compañero le había dado por gritar. El águila que acompañaba a este se posó unos instantes en el palo que sujetaba la tela con el escudo del señor de las tierras, aunque lo hizo en silencio, tan sólo aleteando unos segundos como si estuviera estirándose.

- Gracias. - El hombre no dijo nada más, pues ya había cumplido su cometido, aunque los ojos se le fueron unos segundos a la elfa.

Por lo demás, momentos antes ya os había señalado la posada a la que debíais acudir por lo que todo estaba dicho.

La última en firmar fue vuestra compañera, quien no estaba demasiado habladora después del largo viaje, aunque tampoco era demasiado común el que no dijera nada. Todos estabais bastante cansados, pero en seguida encontraríais el reposo que necesitabais.

Ya os había indicado el lugar al que tenías que acudir así que el hombre se despidió de forma bastante concisa.

- Gracias. - Fue todo lo que os dijo antes de volver a señalaros la pasarela por la que teníais que subir.

Así todos pusisteis rumbo a la posada en cuestión aunque acabasteis siguiendo a Ark, quien parecía tener excesiva prisa por llegar.

La madera de ñas pasarelas ya empezaba a pedir un cambio, pero aún aguantaría al menos otro invierno antes de quedar inservibles y lo que eran las cuerdas y el metal que se usaban para que aquello fuera transitable, parecían revisados más a menudo, con el fin de que no ocurriera ninguna desgracia.

Apenas cinco minutos después los primeros de vosotros llegaron a la taberna, pero la puerta no paró de abrirse y cerrarse hasta que al menos contabais veinte cabezas incluyendo las vuestras. Y desde luego, había para todos los gustos.

El lugar era amplio con bastantes mesas, por suerte, porque al cabo de poco tiempo estaban ya todas llenas y con una chimenea en la cual estaba ardiendo el fuego, pero lo más curioso de ésta era el estar construida en madera. Al lado de la barra había unas escaleras que llevaban a la parte superior, donde como en la mayoría de las posadas que habíais conocido, solían estar las habitaciones y con suerte, un cuarto en el que poder darse un baño en una bañera, que no sería el caso porque con tanta gente pedir que a uno le calentaran agua y hacer cola.... iba a ser algo interminable.

Las dos camareras que había no paraban de mesa a mesa. Ambas eran humanas, aunque más distintas no podían ser. Una era ya mayor, de cabello negro y con bastante poca carne sobre sus huesos.

La otra camarera, quizás fuera su hija, porque por la edad era posible. Era alta y bastante hermosa dentro de los cánones humanos y sin duda, la más solicitada entre los allí presentes.

Tras la barra estaba el que sería el cabeza de familia, al menos eso intuíais la mayoría que os habíais parado a apreciar los pequeños detalles. Era un hombre bastante hablador y con una sonrisa casi permanente, aunque se veía a leguas que ese hombre no había salido de un lugar como aquel.

Estaba siendo todo un poco caos y al final, la camarera rubia fue la que puso un poco de orden haciendo que todos guardarais un poco de silencio. Silbó como si fuerais un rebaño de ovejas y se subió a una de las mesas para que todos pudierais verla.

- Buenas noches. La cena corre a cuenta del señor Ambery, pero lo que queráis beber deberéis pagarlo cuando se os ponga en la mesa. Por lo demás, informaros también de que mañana a primera hora, al alba, tendréis que reuniros aquí abajo para lo del trabajo en cuestión.

Al menos había conseguido que todo el mundo escuchara lo que tenía que decir.

Dejo mi hacha y mis cosas a un costado y tomo mi correspondiente lugar en la mesa. Sentí cierta relajación al ocupar mi silla; había caminado y mis pies dolían un poco. Vi que en mi mesa estaban las personas con las que me crucé antes, pero me concentré en ver el sitio al que llegamos.

Parecía un lugar agradable, pero había mucha gente y se hacía algo molesto escuchar tanto parloteo. Veo que la mujer hace callar a todos y me sorprendo, ya que, además de mostrarse bella físicamente, parecía tener agallas. Luego habla de la comida y me hace acordar las delicias que preparaba mi madre, lo que produce que me dé hambre.

Llamo a la señorita para que se acerque, levantando la mano y haciendo el gesto de que se aproxime, porque quería saber qué nos iban a servir. De momento mi deseo no era comunicarme con mis compañeros, sino callar a mi estomago. Espero hasta que se acerque, para establecer un diálogo con ella.

Tomtom había llegado a hacerse un hueco en una de la mesas y se había sentado sobre ella. Sí, sobre ella, nada de en una silla, eso no iba con aquel viajero de mundo, que iba adquiriendo las costumbres más variopintas allá por dónde vagaba.

Dando un codazo a su compañero Korailtoar, el enano y por ende saco de músculos de su grupo, silbó apreciativamente al ver a la camarera jovencita acercarse y silbar, llamando a todos la atención.

Uuuuh, si fuera humano a esa la iba a poner yo fina  comentó para desagrado de varios de los presentes y regocijo de otros. Claro que a esas otras dos también las daba unos azotes, ya me entiendes, ñij ñij rió estridentemente, señalando a Sianna y a Leira con la cabeza. Lo cierto era que aquel mediano parecía estar como una regadera...