Partida Rol por web

Saul os mira a todos con desprecio.

¿Empleados? ¿Qué empleados? ¡Sois unos memos! ¡Nunca habéis sido mis empleados, sino que habéis sido mis peones! ¡Os he manejado como he querido.

Mientras os echa la charleta, da un paso para salir del aprieto en el que le habeis puesto y ataca a Aleena, clavándole el estoque en un brazo aprovechandose de su resbalón y de su guardia baja.

El elfo está cansado y tener a su compañeros por medio dificulta aún más su labor.

El Rohir se movió hacia abajo e invocó el poder de su diosa sobre Erión.

-¡Acaba de reconocer su traición! ¡Dale su justo merecido!

-¿Entonces Saúl, tienes algún amigo? ¿Qué pensabas hacer con Bojask aquí presente, o con Hans y Beyar? ¿También te desharías de ellos en cuanto te dejaran de ser útiles?.

Aleena esperó a que Erion se colocara a la izquierda de Saul, para desplazarse a la derecha, flanqueando al comerciante, y atacarle. Esta vez el ataque casi golpea al hombre... pero casi no es suficiente

- Tus palabras te condenan Saúl, que los dioses que adoras te acojan en su seno, porque vas a reunirte con ellos en breve.

Gracias a la diosa Desna, otro golpe bien colocado impacta en Saúl.

- Queréis dejar de decir estupideces y acabar con él de una vez, el elfo empezaba a ponerse nervioso por la duración del combate y la resistencia de la magia de su antiguo patrón

El barbaro camina hasta la entrada a la habitacion, por si Saul intentara zafarse de sus compañeros , que se encontrara una sorpresa a la salida.

El ataque de la pícara queda lejos, pero Erion esta vez acierta y la cara de sorpresa de Saul lo dice todo.

¡Por supuesto! Como toda herramienta o animal, cuando no es útil se deshecha. ¡Imbéciles! No sois más que pringados, meros espectadores de mi ascenso en el poder de esta ciudad. ¡Contemplaréis la grandeza de Saul antes de perecer, ya lo veréis!

Dicho esto, Saul da un paso atrás y después con una acrobacia, salta entre los barrotes de la valla que os protege de una caida accidental en el foso. Cae en el foso sin problemas, rueda una vez y se queda perfectamente de pie en el centro de la arena, mirandoos con sorna. A pesar del visible dolor que la herida de Aleena le está causando, suelta una sonada risotada.

El elfo se mueve hacia el lado derecho de la baranda por si Saul escapa tener más visión; apunta con su arco y deja volar otra flecha.

Si tuviera un frasco de fuego de alquimista ahora... ¡Ya verías!

-¡Toma grandeza! idiota!- El-Rohir se acercó al borde del foso y señaló con el dedo a Saul, un pequeño orbe de ácido partió de la punta de su dedo y golpeó al chiflado acróbata en el cuello.

- ¡Maldito cobarde! ¡No huyas!

Sin pensarlo dos veces, me lanzo detrás de él. La buena fortuna o la cólera que siento al ver que nuestro objetivo intenta escapar, hace que aterrice perfectamente en el suelo.

- No vas a escapar Saúl, esta vez no.