Partida Rol por web

Aunque lo primero que le viene a la cabeza es quedarse donde está y cubrirlos desde la distancia; la curiosidad y su espíritu de exploradora se activa en Bratza.

- Vamos, me intrigan esas marcas.. haber si sacamos algo más en claro.

En cuando Damarcus desembarca, Bratza le sigue y observa más de cerca las marcas del combate.

 En su investigación, Bratza encuentra algo extraño: una mano escamosa verde con garras. Desde luego, no era de un gobo. También haya, cerca de allí un cofre cerrado y fijado a la cubierta. 

Esta garra...me recuerda una especie de troll acuatico que vi hace unos meses...
¿o lo habré soñado?

Hey, acá hay un cofre! Alguien tiene un hacha para hacer saltar el cerrojo?

Brraap! chilla el loro y piensa...
Si tuviera mi verdadera forma, un simple "apertura" serviría...Brraap!

- Un segundo Damarcus!, Bratza algo alterada le alerta ante sus intenciones - déjame ver un segundo y luego abridla con vuestros métodos si no puedo, vale?

Luego se acerca al cofre atenta a cualquier trampa, tantea el cofre, la cerradura y intenta abrirlo, todo sin demasiada soltura.. Bratza parece algo desconcentrada.

 Bratza no detecta trampa alguna, e intenta abrir el cofre. Mal error, pues este se encuentra cerrado. 

Damarcus, clava desde detrás del cofre y desde arriba el tridente, y haciendo palanca intenta hacer saltar el cerrojo.

 Tras abrir el cofre, encontráis en su interior un fusil con 12 balas.

Fiuuu...a los trolls no les gustó éste juguete. Dice el pescador, cargando el fusil y apuntando hacia el palo mayor.
Con esto, mi pa cazaba ballenas...miente

Vamos capitán, sigamos. Hemos perdido mucho tiempo ya.
Damarcus regresa al barco, y les muestra el arma de fuego a sus colegas.
Mira esto Sir. Dice apuntando a Sir Hector con el cañon.

- Cierto Damarcus, vayámonos ya, hemos perdido demasiado tiempo para esta cosa.  -evidentemente la arquera no cree que ese "trasto" pueda compararse al noble arte de la arqueria, ni tan silencioso, ni tan letal.. -

Bratza de un salto vuelve al barco.

 Dejáis atrás el misterioso naufragio y continuáis avanzando, ahora el afluente tiene una anchura constante de 40 pies. SEgún vuestras investigaciones el templo de Cyriss no debería estar muy lejos. Debería haber otro pequeño lago a una legua de aquí, y después un corto paseo hasta vuestro destino. Las millas van pasando tranquilas.

Eberk estaba contemplando el horizonte tranquilo cuando una partícula de polvo se le mete en un ojo y queda distraido mientras intenta quitarsela de encima.

Bratza ansiosa por llegar se concentra para ver tierra firme..

 Justo en ese momento, Bratza ve que, en la orilla norte se encuentra un enorme tronco. No sabe que hace en esa posición cuando oye un crujido y el grueso del tronco se dirige hacia el barco, suspendido este por una maraña de rudimentarias cuerdas. Su grito de aviso pone en alerta a los tripulantes, sin embargo es imposible detener el barco con tiempo para no recibir el impacto. Acompañado del silbido del viento, el tronco golpea contra la borda de babor del Fortuna. Este golpea en medio del barco, convirtiendo la rueda de babor en astillas. El barco se sacude violentamente del impacto. El aviso de Bratza logra que hayáis preparado para el golpe y aguantáis sin caeros en vuestra posición.

El barco comienza a virar hacia la izquierda, pivotando con la rueda restante alrededor del tronco, que le ha golpeado- ¡Alto! ¡Detened los ejes!- chilla Bizco mientras lucha frenéticamente con los controles del barco. Sentís el sonido del metal crujiendo bajo vuestros pies. Killian y Anouar corren cubierta abajo- ¡detened los ejes antes de que rompan los engranajes!- grita Bizco.

Queréis ayudar pero no tenéis tiempo: en ese momento cinco extrañas criaturas comienzan a escalar el tronco y se dirigen directamente hacia vosotros.

Al escuchar los gritos de alerta y ver el tronco dirigiéndose hacia el barco, Sir Héctor compone una expresión de algo muy parecido a un fatalismo resignado: un ataque más, uno menos... no viene al caso. Al parecer estas son aguas peligrosas, pero estas pequeñas escaramuzas hace que la expedición acumule un retraso realmente embarazoso frente a Alexia.

Esas sombrías reflexiones se ven interrumpidas por el ataque de las extrañas criaturas que abordan el barco. Sir Héctor enarbola la espada, se protege con el escudo y, poniendo la mente en blanco, se lanza contra el primero de los seres con apenas un gruñido ronco: cuando llega a él, el caballero lanza un amplio y potente mandoble que decapita a la criatura al instante.

 El golpe del paladín pilla desprevenido al hombre caimán, pero no es lo suficientemente fuerte para acabar con él. Aún así, su golpe le deja un profundo corte en su hombro.

La arquera con pericia tensa su arco mientras se mueve hasta el mástil del barco parapetándose en él. Luego simplemente aparta sus dedos y la flecha se dirige al extraño ser con quien combate Héctor.

 Antes de que el hombre caimán tuviera tiempo de reaccionar y devolver el golpe al paladín, recibe un certero disparo de Bratza, justo en el cuello de la criatura, logrando terminar con su vida.

Cita:

Los ejes? Que son los ejes?¡,,....Grita Damarcus esgrimiendo su tridente.
Los ojos! A los ojos! ruge entonces, corriendo hacia un lagarto con patas.
El loro, levanta vuelo y se dirige a toda velocidad hacia la maquinaria del barco.