El fantasma vivo de la dama indicó displicente el camino de Qyburn, señalando una salida tras la montaña de cuerpos.
-Gracias, mi señora -susurró Duncan con una vaga inclinación de cabeza.
Alzó la improvisada antorcha y, sin querer pensarlo, apretó los dientes con asco y se lanzó a trepar por la masa de carne. Oyó luego gritar al espectro, y mirando hacia atrás vio el resplandor de las llamas. Algo se movió bajo él, así que se apresuró a alcanzar la salida. Vagamente Duncan reparó en que otros también trepaban por el montón de cuerpos.
Motivo: Agilidad
Dificultad: 0
Tirada (5): 5, 2, 3, 6, 4
Guardados (5): 6, 5, 4, 3, 2
Total: 20, Éxito asombroso
Dos cosas tenía claras. Una que acabaría con esta Dama y dos que no dejaría a nadie atrás.
Sus ojos grises se posaron en Livia, que gentilmente estaba ayudando al jovencito Finn.
¡Llyfren! -gritó a la joven tras ver como su hermano y el resto intentaban huir. Coge al chico y sal de aquí.
Por favor. No podría soportar que nada te pasase -susurró consciente de que Finn podría oírle. Daba lo mismo en estos momentos.
Sacó una flecha incendiaria del carcaj y la prendió fuego con una antorcha. Apuntó a la Dama y tensó el arco.
¡Arde perra! -masculló con odio antes de soltar la cuerda
Motivo: Disparo
Dificultad: 0
Modificador: +1
Tirada (8): 1, 2, 5, 1, 6, 4, 3, 2
Guardados (5): 6, 5, 4, 3, 2
Total: 20+1 =21, Éxito asombroso
Motivo: Equilibrio
Dificultad: 0
Tirada (4): 1, 5, 3, 4
Guardados (4): 5, 4, 3, 1
Total: 13, Éxito increible
He hecho la tirada de agilidad equilibro pa por si. No para pasar todabía
Dos cosas tenía claras. Una que acabaría con esta Dama y dos que no dejaría a nadie atrás.
Sus ojos grises se posaron en Livia, que gentilmente estaba ayudando al jovencito Finn.
¡Llyfren! -gritó a la joven tras ver como su hermano y el resto intentaban huir. Coge al chico y sal de aquí.
Sacó una flecha incendiaria del carcaj y la prendió fuego con una antorcha. Apuntó a la Dama y tensó el arco.
¡Arde perra! -masculló con odio antes de soltar la cuerda
El herrero por su parte fue más breve que el resto. No combatía, tampoco hizo el menor de los casos al espectro que reclamaba su derecho sobre su aparente progenie. Sus ojos estaban en la salida que acababa de abrirse mientras un cosquilleo en la espalda le indicaba que la entrada sellada no tardaría tiempo en volver a estar abierta.
¡El chico! No debía olvidarse de él, por él estaba en este lío. Desde luego cuando saliera de esto le correría a hostias.
-¡Finn! Ven vamos, debemos salir- Le informó, un trámite, sin preguntar su opinión, ya había sido desobedecido demasiadas veces aquella noche. Su cuerpo era liviano en comparación con la mole que el veterano herrero suponía.
Motivo: Agilidad
Dificultad: 0
Tirada (2): 3, 4
Guardados (2): 4, 3
Total: 7, Éxito considerable
Motivo: Brío
Dificultad: 0
Tirada (9): 1, 2, 2, 2, 3, 3, 1, 3, 6
Guardados (6): 6, 3, 3, 3, 2, 2
Total: 19, Éxito asombroso
Si fallo la tirada de agilidad pon que tiro al enano en dirección a la salida, ya por ahorrarle la tirada xD.
Motivo: Agilidad
Dificultad: 0
Tirada (4): 5, 4, 1, 2
Guardados (4): 5, 4, 2, 1
Total: 12, Éxito increible
Motivo: Agilidad
Dificultad: 0
Tirada (2): 1, 5
Guardados (2): 5, 1
Total: 6, Éxito considerable
¡Llyfren! –escuchó su voz y supo de quien provenía - Coge al chico y sal de aquí.
-Por favor. No podría soportar que nada te pasase -susurró.- No temas- Contestó Livia. Sintió el deseo de caer rendida a sus brazos pero la situación requería su habitual temperamento.
Asintió y empujó al niño tras la orden de su maestro, se disponía a subir junto a Finn y su hermano, cuando se percató de algo. Aún quedaba el escudero. Retrocedió y buscó la mano de Edweir, el fiel escudero de su hermano y el cual le había salvado la vida a Livia. – Tenemos que salir de aquí – Junto a él, estaba la muchacha que ya tuvo que reprenderla de su pasividad en el exterior de la muralla.- Venga niña, tu casa no vendrá a ayudarte – dijo con cierta malicia dirigida a los Blackford que subían por la montaña de cadáveres. De nuevo, ahora tirando de la mano de Lyon, avanzó tras el grupo.
¡Llyfren! –escuchó su voz y supo de quien provenía - Coge al chico y sal de aquí.
Asintió y empujó al niño tras la orden de su maestro, se disponía a subir junto a Finn y su hermano, cuando se percató de algo. Aún quedaba el escudero. Retrocedió y buscó la mano de Edweir, el fiel escudero de su hermano y el cual le había salvado la vida a Livia. – Tenemos que salir de aquí – Junto a él, estaba la muchacha que ya tuvo que reprenderla de su pasividad en el exterior de la muralla.- Venga niña, tu casa no vendrá a ayudarte – dijo con cierta malicia dirigida a los Blackford que subían por la montaña de cadáveres. De nuevo, ahora tirando de la mano de Lyon, avanzó tras el grupo.
Aún sujetando las flechas Edweir contemplaba como los esqueletos se levantaban contra ellos, a punto de dejarse vencer por el miedo cuando sintió la mano de la hermana de su señor. Nada había cambiado, seguían atrapados en una sala llena de monstruos dispuestos a matárles, pero ese pequeño gesto le dio las fuerzas necesarias para tragar saliva y comenzar a moverse.
No era fácil ni mucho menos agradable moverse por aquella montaña de cadáveres, pero se las apañó para ir subiendo por ella, deteniéndose para ayudar a Lady Livia a no quedarse atrás a merced de los esqueletos.
Motivo: Agilidad
Dificultad: 0
Tirada (4): 3, 3, 5, 3
Guardados (4): 5, 3, 3, 3
Total: 14, Éxito increible
Motivo: Disparar flecha
Dificultad: 0
Modificador: +1
Tirada (7): 3, 3, 2, 2, 6, 5, 2
Guardados (4): 6, 5, 3, 3
Total: 17+1 =18, Éxito asombroso
La flecha impactó en el vientre de la Dama, estallando e incendiando parte de su putrefacto cuerpo. Aun así, no se deshizo como los gigantes o los perros, y para colmo, como si eso la hubiese enfurecido más, moviendo sus brazos hacia levantar a los muertos que formaban la montaña hasta su trono.
Algunos Blackford decidieron subir por los cadáveres, en busca de la salida que la Dama les había indicado. El montaraz de los Blackford en cambio se quedó y pidiendo a Livia que saliese de allí con el chico al que estaba ayudando, y disparó una flecha con fuego a la Dama.
Leroi que también avanzó por los cadáveres, le había pedido a Anna que disparase a los brazos de la Dama, para que la Dama no pudiese continuar dando vida a aquellos cadáveres.
Anna asintió mientras cogía una flecha del carcaj, y se llevaba la otra mano al saquito que le había dado Elaine hacia unos instantes. Untó la punta de la flecha y rápidamente tensó su arco con la flecha incendiaria. Cogió aire, apuntó a uno de los brazos y soltó aire y flecha, esperando que el fuego al impactar, hiciese perder el brazo a la Dama.
Elaine observó como sus compañeros intentaban subir por el pestilente altar. Su primer impulso fue seguirles; no tanto por huir como para ayudar a los suyos. Luego miró los ojos vacíos de Alyssa, y los cuerpos, que obedecían a su sed venganza, y se contuvo.
No los va a dejar salir
El fuego no había servido contra ella, y la sacerdotisa se sentía débil. Frágil. Y muy asustada. Por unos instantes lo único que deseó fue que Darren la abrazara, y trató de expulsar esa idea de su cabeza. Aun si salían con vida, (cosa cada vez más improbable) el caballero no querría estar con una bastarda. No, al menos, tan en serio como a ella le gustaría.
Desenvainó su espada justo cuando oyó tensarse el arco de Anna. Alineó su cuerpo y colocó las piernas correctamente, como una danzarina del agua.
- Madre - dijo, cansada - ha pasado mucho tiempo. Ven y dame un abrazo.
Al menos, les daría suficiente tiempo.
La situación cada vez pintaba mas tétrica, si es que aun era posible. El cadáver de la que antaño fue la señora de este castillo ahora estaba en pie con su vientre devorado por las llamas.
Al parecer ella era diferente del resto de pesadillas andantes que habían pasado ante sus ojos durante esa noche. Ella no seria tan fácil de destruir.
Darren observo como la mayoría de los allí presentes buscaba una nueva salida siguiendo las indicaciones de aquella cosa. Eso al caballero le intranquilizaba ¿Acaso podían confiar ciegamente en que aquella salida les sacara de aquel lugar? quizá les llevara a un sitio peor.
Algunos habían decidido quedarse a combatir, conscientes de que era la mejor manera de salir de allí con vida y el caballero era de su misma opinión, ademas ella había decidido quedarse por lo que era otro motivo mas para permanecer en aquella sala.
Ser Darren camino con paso firme hasta situarse frente al grupo que resistiría en aquel lugar y se preparo para protegerlos de los muertos vivientes mientras ellos acababan con aquel horror que les hacia cobrar vida.
-Thomas yo me quedare aquí, encargate tu de proteger a los Señores. Dijo el caballero sin apartar la vista de los muertos que parecían estar volviendo a la vida.
Mientras miraba los movimientos espasmódicos de la montaña de cuerpos Darren se preguntaba si quizá Elaine le había lanzado algún tipo de hechizo. Algo en su interior le impedía abandonarla, un sentimiento antaño olvidado.
Motivo: Combate (Arma hoja larga)
Dificultad: 0
Tirada (7): 5, 6, 6, 2, 2, 6, 4
Guardados (5): 6, 6, 6, 5, 4
Total: 27, Éxito asombroso
Motivo: Agilidad
Dificultad: 0
Tirada (3): 1, 5, 2
Guardados (3): 5, 2, 1
Total: 8, Éxito considerable
Las tiradas son por si las necesitas para el combate.
Thomas vio como cada uno de los presentes tomaba diferentes caminos, algunos habían decidido escalar y buscar la salida que se dibujaba en las alturas. Otros, mas cautos, habían decidido quedarse y pelear.
El caballero lo tenía claro avanzar por una montaña de muertos vivientes sin ser atrapados por sus manos era una temeridad. Así que saco su espada y se dispuso a ponerse en frente de su señora para ir dando tajadas al suelo y con suerte ir creando un camino seguro para ella y los niños.
De que conseguirían subir no había certeza, pero de que Darren a cada paso que daban se iba erigiendo como un gran estratega no quedaba duda.
Motivo: Agilidad
Dificultad: 0
Tirada (3): 4, 6, 6
Guardados (3): 6, 6, 4
Total: 16, Éxito asombroso
Motivo: Combate (hoja larga)
Dificultad: 0
Tirada (7): 2, 4, 6, 6, 2, 2, 1
Guardados (5): 6, 6, 4, 2, 2
Total: 20, Éxito asombroso
Motivo: Combate (hoja larga)
Dificultad: 0
Modificador: +1
Tirada (7): 5, 6, 5, 4, 3, 1, 3
Guardados (5): 6, 5, 5, 4, 3
Total: 23+1 =24, Éxito asombroso
PD: En mi segunda tirada no incluí el bono, por eso hice dos.
La escena era realmente horrible. Pero no todo estaba perdido, había una posibilidad. Escapar. Ignorando a la loca. Eso sería lo más sensato. Tal vez si todo cae, caigan todos y podamos librarnos.
Entonces miro a Barkas y me quedo quieto. Él y Duncan parece que van a atacar al espectro. Despistemos entonces.
Maldita sea pienso cuando el Llyfren abre la boca... bueno tal vez la locura de la señora no le haya dejado oir... o tal vez Barkas y Duncan consigan..
Entonces caigo y comprendo. El espectro no es el problema, Barkas tenía razón... era Qyburn. Y el reflejo de la dama... de el espectro nos había enseñado su camino. Si caía él tendrían que caer todos, la esperanza estaba renovada...
Escucho el zumbido de otra flecha. Es Emir. Con sus palabras caigo en la cuenta y me acerco al niño y a la mujer, ofreciendo mi ayuda para subir todos de allí.
Me mantengo mirando a Emir y a Adan, nuestro herrero, si tuvieran problemas yo les ayudaría, puede que en el arte del combate yo no esté versado.. pero en el arte de lo que viene siendo escapar...
Veo que Thomas y Darren parecen dudar en sus acciones. Subir o no subir.
Yo me quedo al pie de los cadáveres observando.
- ¡Duncan! ¡Barkas! - les digo - Creo que aquí abajo tendremos problemas para subir todos con rapidez, daos prisa, acabad con ese malnacido - digo con fuerza y la voz de Elaine me despista... miro al espectro luego a la muchacha... ¿qué pretende? ¿Morir? Bueno... tal vez despistar.. tal vez.. y sin pensarlo arrojo algo que tenga a mano al espectro (lo intento) y alzo - ¡EH! - le grito haciendo gestos con los brazos - Mientes! - le espeto con indignación - Yo no soy nieto tuyo ni nada que pueda ser verdad.. yo soy un Blackford de nacimiento - digo con rabia y mirando al espectro.
Tal vez no sirva para nada, tal vez ni me escuche. Pero la situación era demasiado tensa... y además... ¡Yo no era un Llyfren! Tal vez se despistara...
Los cuerpos empezaron a moverse, varios de ellos. Algunos no eran más que esqueletos con apenas carne cubriendo sus viejos huesos; otros no llevaban muertos más que un par de días. Los dedos de la Dama, como delgadas garras, se mecieron en el aire, alzando aquello que no debía ser alzado. Varias flechas llovieron sobre ellas: algunas ígneas, derritieron su carne; otra, certera, le arrancó un delgado brazo por el hombro. El cuerpo decadente se deshizo ante todos, pero la imagen fantasmal de Alyssa flotó en el aire, tan horrible como su deshecha cáscara de carne.
Leroi y Livia comenzaron a ascender por aquella montaña de muerte, con los valientes Duncan y Thomas avanzando por delante de ellos. Adran agarró a Finn, pues el niño estaba paralizado por el miedo, y tiró de él para salir de aquel infierno. Edweir siguió a su señora, que tiraba de su mano, mientras Anna, arco en mano, cubría al grupo. El maestre Barkas, con una determinación en sus ojos que jamás nadie había visto, trepaba lo mejor que podía en busca de aquel Qyburn que deshonraba a su orden. Atrás, Greta seguía al grupo con pasos inseguros: el peso de la noche y sus terrores paralizaban sus músculos. Cerrando el grupo, Fargus apenas podía seguir el ritmo, con sus heridas condenándolo. Atrás, valientemente, quedaron Martin y Elaine, Emir y Darren.
Ascender por aquel lugar no era fácil. Los cuerpos resbalaban, o se hundían bajo el peso de las pisadas, que se manchaban con entrañas y sangre. Algunas manos se aferraban a sus tobillos, y algunos dientes se partieron contra las duras botas. Fue obvio que la Dama solo tenía un interés, pues aquellos cadáveres animados insistían en detener casi exclusivamente a Leroi y a Livia. Por suerte, Thomas acuchilló y abrió camino: aquellos muertos no tenían nada que ver con los engendros gigantes: eran débiles, y su carne blanda.
—¿No lo entendéis aún, mis pequeños? No hay Blackford, no hay Llyfren, no desde que mi vientre salvó ambas Casas, condenadas a la desaparición por culpa de mujeres sin hijos. ¿Es que no lo entendéis? Todos sois mis hijos, ¡sois mi Casa! —las palabras de Alyssa llegaron a sus oídos mientras alcanzaron pesadamente la cima. Entonces, el grupo observó la salida que la Dama había indicado: un pasillo derruido asomaba abajo, a varios metros de ellos. Solo tenían que bajar y…
—¡Nooo! ¡Mis hijos! ¡No os iréis de aquí! —se oyó de nuevo a la Dama, ahora con un grito asustado.
La montaña tembló bajo sus pies, bruscamente. Algunos cayeron, casi vomitando al sentir la carne muerte con sus manos o rostros. Y, entonces, como una hambrienta boca, la cima se abrió. Un agujero profundo dividió aquella montaña y, sin poder reaccionar, se tragó a Greta. La escudera fue arrastrada por ávidas manos y desesperadas mandíbulas, y desapareció bajo la montaña de muerte. Finn fue entonces agarrado por un brazo, y arrastrado tras su amiga, pero Adran logró sujetarlo en el último momento. Con un poderoso gesto, el herrero lo lanzó por los aires, lejos de aquella inesperada fosa. Thomas atrapó al niño en el aire, al tiempo que veía como el malherido Fargus desaparecía por aquel inesperado foso. Otro temblor, y Anna perdió su arco, pero salvó la vida con un salto adelante.
Ayudándose unos a otros, los supervivientes descendieron con celeridad y miedo, alcanzando la salida. Sin mirar atrás, corrieron por el pasillo, guiados por Duncan. Sus jadeos resonaron en la oscuridad, contra la roca antigua y las telarañas recientes…
…y la noche los recibió. Aire puro, algunos árboles y la luna en el cielo. Habían sobrevivido a Piedranegra.
Pero el trabajo no había terminado. Allí, a unos metros, un anciano desataba a un caballo con prisas. Sin miramientos, Barkas alzó su ballesta y, con un rápido movimiento, disparó su saeta. El proyectil se clavó en el tronco, a escasa distancia de la cabeza de Qyburn. El antiguo maestre alzó las manos, asustado, y desistió en su huida.
Lo tenían.
Los cuerpos empezaron a moverse, varios de ellos. Algunos no eran más que esqueletos con apenas carne cubriendo sus viejos huesos; otros no llevaban muertos más que un par de días. Los dedos de la Dama, como delgadas garras, se mecieron en el aire, alzando aquello que no debía ser alzado. Varias flechas llovieron sobre ellas: algunas ígneas, derritieron su carne; otra, certera, le arrancó un delgado brazo por el hombro. El cuerpo decadente se deshizo ante todos, pero la imagen fantasmal de Alyssa flotó en el aire, tan horrible como su deshecha cáscara de carne.
Leroi y Livia comenzaron a ascender por aquella montaña de muerte, con los valientes Duncan y Thomas avanzando por delante de ellos. Adran agarró a Finn, pues el niño estaba paralizado por el miedo, y tiró de él para salir de aquel infierno. Edweir siguió a su señora, que tiraba de su mano, mientras Anna, arco en mano, cubría al grupo. El maestre Barkas, con una determinación en sus ojos que jamás nadie había visto, trepaba lo mejor que podía en busca de aquel Qyburn que deshonraba a su orden. Atrás, Greta seguía al grupo con pasos inseguros: el peso de la noche y sus terrores paralizaban sus músculos. Cerrando el grupo, Fargus apenas podía seguir el ritmo, con sus heridas condenándolo.
Atrás, valientemente, quedaron Martin y Elaine, Emir y Darren. Ante ellos, el espectro se alzó, amenazante. Una peligrosa sonrisa asomó en sus blancos labios.
—¿No lo entendéis aún, mis pequeños? No hay Blackford, no hay Llyfren, no desde que mi vientre salvó ambas Casas, condenadas a la desaparición por culpa de mujeres sin hijos. ¿Es que no lo entendéis? Todos sois mis hijos, ¡sois mi Casa!
Varios cadáveres se acercaron al grupo, pero el acero de Darren y las flechas de Emir frenaron a aquellos muertos; poco tenían nada que ver con los engendros gigantes, pues eran débiles, y su carne blanda. Cabezas, brazos y tripas cayeron ante ellos, sin apenas esfuerzo.
Tras el fantasma, todos vieron cómo los demás alcanzaban pesadamente la cima. Solo tenían que bajar y escapar de…
—¡Nooo! ¡Mis hijos! ¡No os iréis de aquí! —Alyssa se dio cuenta de ello.
La montaña de cadáveres tembló bajo los pies del grupo que huía, bruscamente. Algunos cayeron, casi vomitando al sentir la carne muerte con sus manos o rostros. Y, entonces, como una hambrienta boca, la cima se abrió. Un agujero profundo dividió aquella montaña y, sin poder reaccionar, se tragó a Greta. La escudera fue arrastrada por ávidas manos y desesperadas mandíbulas, y desapareció bajo la montaña de muerte. Finn fue entonces agarrado por un brazo, y arrastrado tras su amiga, pero Adran logró sujetarlo en el último momento. Con un poderoso gesto, el herrero lo lanzó por los aires, lejos de aquella inesperada fosa. Thomas atrapó al niño en el aire, al tiempo que veía como el malherido Fargus desaparecía por aquel inesperado foso. Otro temblor, y Anna perdió su arco, pero salvó la vida con un salto adelante.
Ayudándose unos a otros, los supervivientes descendieron, desaparecieron de la vista de los que quedaron atrás.
La Dama se giró hacia ellos, con su gesto torcido con un odio profundo. Flotó delante de ellos, temible en su aspecto.
—ESTO… ACABA… ¡AQUÍ! —gritó. Como un relámpago, se lanzó adelante. Su mano espectral se hundió en el pecho de Elaine, allá dónde se hallaba su corazón. La sacerdotisa abrió la boca, con un dolor paralizante extendiéndose por todo su ser—. ¡ABRAZA A MAMÁ!
¿En que momento Livia a abandonado la sala?. Yo me voy con ella. XD
Puedes irte, de hecho. La Dama no te lo impedirá, ya tiene lo que quiere. Has asegurado la retirada, así que Livia ya está a salvo.
Las flechas de nada valían contra ese espectro, esa mujer o lo que fuera.
Poco importaba si todos los nobles habían salido del culo de la señora. Por mi se podía morir y llevarse a la sacerdotisa roja por delante.
Mientras pensaba eso observaba como poco a poco todos los integrantes de las casas salían por la puerta escapando de la muerte andante que eran los cadáveres. También observó con horror como Greta era tragada por la masa putrefacta, arrastrada hasta el fondo. Seguramente desgarrada por huesudas manos y ávidas bocas.
Aún así, al ver escapar a Livia con vida, Emir se relajó y se preparó para abandonar el mismo la sala. Aunque tenga que atravesar un muro de cadáveres. Puso su arco entre su pecho y la espalda, para no perderlo como había sucedido a Anna. Luego saltó hacia la puerta. Lo último que vió fue el espectro atravesar el pecho de Elaine como si fuese de mantequilla.
Suerte con lo que sea Martín -pensó el montaraz.