Partida Rol por web

El Monasterio de Lupiana era la dirección que Iradiel había facilitado para encontrar a la segunda cofradía, la cofradía de San Blas. El monasterio era una tapadera ideal para una cofradía que se posicionaba del lado de la iglesia.

El monasterio se situaba a unos dos kilómetros de Guadalajara, muy cerca de Alcalá de Henares apenas a media hora de viaje, en mitad de un bosque de encinas, un lugar extraño para que un grupo de vampiros establezcan su refugio demasiado aislado de la civilización y muy próximo a los posibles hogares de los lupinos. A pesar de lo aislado del lugar la carretera de acceso se encuentra en perfectas condiciones y el edificio, a pesar de su antigüedad, se encuentra en unas condiciones envidiables debido a que todo el monasterio y sus alrededores han sido remodelados para su uso como hotel, de tal forma que cualquier desperfecto causado por la edad ha sido corregido.

Tras aparcar la furgoneta. En hall del hotel, una habitación de corte antiguo con paredes de ladrillo y mampostería, os atiende una agradable recepcionista que al oír el nombre de Pablo Velasco, el ducuts de la cofradía, llama rápidamente por teléfono.

A los pocos segundos de la llamada de la recepcionista una de las puertas de la habitación se abre dejando paso a un cura de cuarenta años y mirada penetrante. ¡Hermanos! Sentencia con voz clara y serena con cierto acento andaluz. Estaba esperando vuestra visita, el hermano Iradiel me lo comunico aunque no expreso el motivo de la misma. Por favor, pasar, pasar. El recibidor no es un ligar apropiado para hablar, solo es un lugar de paso.

Seguís al cura por varios pasillos amplios amueblados espartanamente al estilo de los monasterios de la edad media hasta el claustro. La decoración y diseño del claustro contrasta con la austera decoración del resto de edificios, las flores y estatuas decoran el suelo que está rodeado por balaustradas talladas.

El cura se detiene cerca de un grupo de tres personas, dos hombres y una mujer, todos ellos con aspecto de religiosos. El hermano Iradiel también me comunico que querríais hablar con el resto de miembros de la cofradía, y como fiel servidor de la Catedral de las Tinieblas acato las ordenes sin preguntar. Dice con cierto tono irónico.

Primero señala a uno de los hombres que viste una simple sotana sin alzacuellos y mantiene una sonrisa en su cara. Este es el hermano Vicente Daniel.

Luego señala al otro hombre, mucho más joven y de aspecto más serio, con una profunda cicatriz en el labio superior. El hermano Saúl Montague.

Finalmente esta es la hermana Azur Kildeam, nuestra última incorporación. Dice finalmente señalando a una joven de rasgos africanos.

Transcurrieron varios minutos de silencio donde cada uno de los presentes miraba a otro, la tensión iba aumentando poco a pocos. ¡Y bien! Rompió el silencio Velasco con su acento andaluz. ¿Hemos sido convocados a una reunión con ustedes para estar de brazos cruzados toda la noche? Mis hermanos y yo tenemos cosas importantes que hacer.

Aunque si es voluntad del arzobispo que estamos de brazos cruzados en actitud reflexiva y contemplativa, estaremos de quietos como estatuas de mármol ¿Es ese el motivo de la reunión, estar quietos como estatuas de mármol? Comento con sarcasmos.

Guy, que como en la anterior reunión había permanecido callado y concentrado en un segundo plano, se adelantó y hablo. Padre Velasco, seguramente ya sepa la razón de nuestra visita. Seguramente Iradiel, o incluso, el propio Moncada ya le haya comentado el motivo de nuestra visita.  

Permanecía callada y en silencio esperando que nuestro ductus marcada la línea a seguir.

Soy la sacerdotisa, no la ductus, mi deber es mantener unida la manada y que siga los preceptos del Sabbat. No ocupar el lugar de este como si pretendiera ocupar su cargo.

Al hablar el que debe ser su ductus, estaba convencida que lo haría el nuestro. ¡Ni ha respondido a la segunda intervención! No creo pues que sea un brujah antitribu.

Antes de que me decida a volver a hablar por la manada lo hace Guy.

Me quedo en silencio esperando alguna reacción por parte de alguien y sino tendré que intervenir.

No podemos acabar creándonos una fama de apocados. No sería nada bueno dentro del Sabbat donde se valora la audacia y el valor. Parecemos toreador sin acabarnos de decidir a ultimar nuestra obra o ventrue durando si esta lo bastante impecable la mansión para la recepción.

Miro de reojo a nuestro ductus, que permanece callado.

No es bueno que pase esto. Necesitamos ser útiles y la pasividad no es la mejor de las políticas en un mundo en el que todos somos presas a la espera del cazador. Si no mostramos los dientes mostramos nuestro cuello. Nos está convirtiendo en una presa fácil para toda la comunidad.

Perdonad nuestro silencio- comienzo, tratando de distraerles y que sea más fácil que su reacción se vea aclarada-. Un lugar como este resulta sobrecogedor la primera vez que te presentas ante él. Incluso a pesar de que antes de venir había conocido por fotografías, hace ya años, las decoraciones que lo componen nada prepara para presenciarlo en persona.

Miro a nuestro ductus.

Pero bien es cierto que es el momento de entrar en la materia que nos trajo a tan bellos dominios.

Notas, a diferencia de la otra cofradía, que hay bastante tensión en el ambiente. No puedes asegurar cual es la causa de esta tensión, puede que sea la actitud de Guy y de Velasco; puede que la entrevista viole la autoridad y suponga una mancha en su expediente de la cofradía; o que ocultan algo. Una única reacción podía ser originada por diferentes factores.  

Lo que si notas fácilmente es que al menos Velasco conoce el motivo de la entrevista. 

Notas, a diferencia de la otra cofradía, que hay bastante tensión en el ambiente. No puedes asegurar cual es la causa de esta tensión, puede que sea la actitud de Guy y de Velasco; puede que la entrevista viole la autoridad y suponga una mancha en su expediente de la cofradía; o que ocultan algo. Una única reacción podía ser originada por diferentes factores.  

También parece que él más tenso con la entrevista no es el propio Velascos, si no joven Saúl Montague. ¿a qué se debería?

Lo que si notas fácilmente es que al menos Velasco conoce el motivo de la entrevista. 

Es cierto. Comenta con voz temblorosa el más joven de la cofradía, tratando restar un poco de tensión a la conversación. A todos nos impresiona este lugar, incluso después de haberlo visitado durante años, sigue impresionándome.

Pero Velasco no parcia conforme con el giro que había dado la conversación. Los visitantes no eran Toreadores que vinieran a ver estatuas, venían a algo más. Montague, no seas ingenuo. Sabes que estos cainitas vienen a algo más. Comenta a su discípulo a modo de reproche con tono duro pero formal.

Es cierto, es cierto. Se a que vienen. El propio arzobispo me ha comentado en muchas ocasiones su preocupaciones acerca de “ese” tema y la reputación de usted, dice refiriéndose a Guy, puede ser desconocida para mucha gente pero no para mí.

Pero ¿Por qué dudar de nosotros? somos fieles seguidores de la causa y nunca hemos fallado, ni a Mocada ni a la Secta. ¿Por qué esta caza de brujas? Velasco estaba tomando peligrosamente el papel de interrogador, realizando él las preguntas en vede respondiendo a ellas. 

Nadie ha hablado nada de cazar brujas y, por lo que yo sé, nadie aquí es sospechoso de ponerse a volar con escobas- corto directamente a Velasco-. No acabo de entender la protesta, por otro lado. Suponiendo que lo sea y suponiendo que tengamos la intención de encontrarlas ¿qué mayor alegría puede embargar el corazón de un fiel servidor a la causa que el poder prestar su ayuda, auxilio y apoyo la extirpación de cualquier gangrena para el Sabbat?

Una pregunta no implica una duda, del mismo modo que una visita no es un asalto. De donde yo vengo, a los amigos se les recibe con una sonrisa y buenas palabras, no con preguntas, protestas, palabras altisonantes y malos modos- miro por un momento a los demás con tristeza-. Soy consciente de que en nuestra sociedad las manos extendidas pueden ser el preludio de las hojas más afiladas, pero casi siempre que se muestra primero una hoja es porque quien la blande considera a su interlocutor un enemigo. Si se nos ha dado una misión es la de ejercer de médicos para una enfermedad que, por desgracia, de tan insidiosa ha de ser localizada antes de ser curada- vuelvo a mirar a Velasco-. ¿Acaso te desagrada tanto la visita del médico como para tomar por actitud la de protesta y enfrentamiento? Casi pareciera que no deseas que se produzca la sanación.

Siento que mis músculos se tensan. Puede que Carlos haya ido demasiado lejos. Puede que tengamos pelea. Puede que no salgamos.

Pero alguien tenía que hablar.

-Basta.

Se había cruzado una línea que no se podía cruzar. Señalar de esa manera a los que nos estaban ofreciendo su hospitalidad en su propia casa bien podía valer un enfrentamiento del que no estoy seguro de que podamos salir con vida. Y era el momento de ser diplomáticos, no de querer pasarnos de listos. Si ellos sabían a qué veníamos, al menos Velasco lo sabía. El resto no o lo sabía ya, o lo sabría en breve. Por lo que el paripé estaba de más en este caso.

-Perdone la osadía de nuestro compañero, espero que entienda que la magnitud del encargo del arzobispo es como una espada de damocles sobre nuestras cabezas. Como puede comprobar, el desánimo aparece. Pero no pretendíamos ser tan expeditivos, ni mucho menos. No toméis nuestra presencia aquí como un desaire o una "traición" de moncada. Todos sabemos que en política tenemos que hacer acciones que de normal no llevaríamos a cabo en pos de parecer equánimes.

Lo dejo ahí, con todo dicho a modo de disculpa y una buena excusa para que nos permitan andar a nuestro aire por su refugio. No podemos ir señalando de esa manera a la gente aunque parezcan los más culpables del mundo. Pues no hay forma de poder sostener esas acusaciones, por lo que si somos llevados ante el arzobispo por ellos al haberles insultado en su hogar sin pruebas, ya me se yo el triste final que le esperan a nuestros restos.

-De todas formas, si nuestro cometido ya es conocido, sois conscientes de que tenemos permiso para hacer todo lo posible para descartaros y poder enfocarnos en quienes pueden ser el verdadero problema sin hacer paripé alguno. Por lo qie solicito vuestro permiso para poder llevar a cabo la investigación y los interrogatorios precisos, que presentaremos a Moncada cuando todo esto haya acabado.

La pelota en su tejado, pero con muestras reglas de juego.

De continuar respirando todos se habrían girado hacía mi por la fuerza de mi suspiro de alivio al intervenir por fin nuestro ductus.

– Señor Velasco, no dudo que vuestro conocimientos sobre política serán muy superiores a los míos. Afirmáis, y no lo pongo en duda, que habéis tratado este tema con el mismísimo Moncada este tema diversas veces. Muestra evidente de lo que valora vuestra docta opinión y afecto. ¿Que mejor muestra para nosotros, – señalando a los miembros de la manada, – para que veamos y tratemos con lo mas opuesto a esos diabolistas? Así si es que hubiera realmente algunos en los dominios de Moncada podríamos encontrar diferencias comparándolas con vosotros.

Agachando la cabeza con humildad. – Es mi humilde opinión. Hasta hace poco pensaba que no eran mas que relatos de mi sire para espantar a los chiquillos. Yo no soy quién para cuestionarle a Moncada que ordena a los demás pero vos con vuestros bastos conocimientos y proximidad a él sin duda le podéis indicar con razonamientos nuestra incapacidad para el cometido que nos encomendó.

El Zequi estaba contento de encontrar a un conciudadano de su tierra, pero parecía que no iba a poder llamarle “quillo” ni “surmano”. Tanto porque era cura y a los curas hay que tratarlos de usted, como por la tensión que había en el aire. Estaba todo tan tenso que casi podía asegurar que eran culpables, de este asunto o de otra cosa. –Si te pones asin por un cacheo es que llevas tema en algún lado. Sí no, te cachondeas del cero (policía).- Pensó, sabiendo de que hablaba pues solía alguna vez había librado de que lo pillaran haciéndose el tranquilo y relajado en vez de ponerse nervioso o arisco.

-Además ustedes son curas… y monja.- Añadió de repente –Vamos, que algo sabrán de “to” esto. Si son inocentes, a lo mejor nos pueden ayudar a encontrar al verdadero culpable con algún ritual “desos” o una pista.- Volvió su mirada al padre pablo. –Seguro que ya sospecha de uno o dos de otras cofradías y seguro que los motivos por los que sospecha son muy “rasionales”.- Les vendría bien información. Además si empezaba a echar mierda a otras casas muy rápido, es que ocultaba algo en la suya.   

Velasco se crispo ante el comentario de Carlos, pero la voz melodiosa de Azur se adelantó. Sin inmutarse por la creciente tensión que inundaba la sala la vampiresa recito unos versos con la misma cadencia con la que un cura recita su homilía.

“El hierro se pule con el hierro, y el hombre se pule en el trato con su prójimo.” Proverbios 27, 17.

Esto nos demuestra que las críticas y palabras de nuestros hermanos no se deben de tomar a mal, sino como consejos que nutren nuestra alma y no llevan por el buen camino.

Tanto las palabras de Azur como la disculpa de Scott parecieron surtir efecto. Aunque Velasco seguía mostrando cierta hostilidad esta no era tan abierta. ¡Bien! ¡Bien! No nos alteremos.

Es cierto que el Arzobispo me ha comentado sus preocupaciones respecto a la herejía. También creo que dentro de nuestra comunidad hay herejes que se han separado del camino que deben de ser descubiertos y aniquilados por el bien común.

Claro que existe la herejía. Desde tiempos de Caín ha habido desdichados que se han apartado del camino para seguir los falsos atajos, como los Baali. Comento Vicente, que a pesar de su aspecto árabe hablaba un perfecto español sin acento de ninguna clase. ¿Pero por qué empezar con nosotros? Siempre hemos sido files siervos de la Secta. 

Que seamos los primeros o los últimos eso no importa. Tarde o temprano tendríamos que pasar el examen. Aunque, he de confesar, nuca me ha gustado pasar exámenes.

Bien, bien. Dejemos tanta charla y vayamos al grano. Apresuro Velasco a sus compañeros de cofradía. Seguro que estos señores quieres interrogarnos, mejor dicho, quieren hablar con cada uno de nosotros en privado. Observando si tenemos algo que ocultar o si tenemos a alguien al que acusar.