Partida Rol por web

Mi propuesta de hacer algo juntos cae en saco roto. Tampoco me esperaba más. A decir verdad, en otras circunstancias, no me iría con ellos ni al burguer de la esquina, pero teniendo en cuenta la mierda en la que nos encontramos, me hubiera gustado algo más de iniciativa o de solidaridad. En fin. Es lo que hay.

Ups. Vaya, vaya. Mi Edi se ha puesto chulito con ese pobre pringado. ¡Joder! Pero si se ha cagado de miedo.

- No se ha meado. Literalmente, diría que se ha cagado de miedo - digo y al oírme me doy cuenta que hay cierta pena en mi voz. Pero, ¿por qué se lo ha hecho encima? Uno solo suelta sus tripas cuando el pánico le puede. Y los que estamos tras las rejas somos nosotros. ¿Tanto miedo podemos provocarle? Uff, esto empieza a apestar. Y ahora, va y le suelta. Pues valiente cosa. Esto va a traerle problemas. Pero al menos, ha tenido algo de iniciativa. Cosa que los demás, va a ser que no.

Eddie le mete mano al chico mientras este, al verse suelto, se queda echo un ovillo junto a la celda sollozando y manchando todo el suelo de un líquido amarillento y de una especie de pasta marrón.

Si señor. Se ha cagado encima literalmente.

Por eso todos sentís dentro de vuestras celdas un sutil tufo a mierda. Por que eso es a lo que huele ahora la sala, a mierda.

La pantalla del centro sigue apagada, nadie parece haberse percatado de lo sucedido y en las manos del músico, un mando a distancia con un par de botones.

-Joder... que asco...- Repite Edie apartándose hacia un lado para evitar en la medida de lo posible aquel edor.
Mira el artilujio que tiene en la mano. -¿Y ahora que? ¿Dos putos botones?... ¿Que mierda significa esto?...- Comenta mientras empieza a observar el mando por un lado y otro.

Es un mando normal, con un par de botones de colores.

No parece más que un mando similar al de un aire acondicionado.

Solo dos botones. Ni pantallitas de LCD ni nada. Tan sólo... dos botones.

Pobrecillo... pienso al ver al pobre carcelero presa del ataque de pánico ¿tan peligrosos piensa que somos como para reaccionar así? El olor a mierda me saca de mis pensamientos y hace que casi inconscientemente me cubra con la camiseta hasta la nariz Puaj!! exclamo mientras me quedo observando que es lo que hace el chico que tiene el mando que tiene en sus manos Podría ser el control para abrir las celdas o 1 mando que active las alarmas, aunque si fuese eso, habría tratado de echar mano cuando le han agarrado .

Espero que eso no active ninguna alarma comento a mis compañeros para que tengan en cuenta esa posibilidad antes de actuar a lo loco

Edie sigue observando aquel mando a distáncia.
Que cojones... Piensa. Ya estamos suficientemente jodidos...-Vamos a ver que ocurre. Salgamos de dudas.- Dice mientras pulsa uno de los botones del mando.
Acto seguido se para observando alrededor y esperando algun tipo de acontecimiento.

Seguro que cuando vi el mando en manos de Edi puse cara de pardillo. ¿Cómo podía ser tan fácil? ¿Y cómo alguien que tenía como objetivo repartir agua, llevaba encima un aparato como ese? Todo esto carece de lógica. Sin embargo, guardo silencio. Me limito a recoger la botella que el cagado ha dejado en mi celda, la abro y le pego un buen trago.

No sé en qué acabará esto, pero hay algo que no cuadra. Nadie nos metería aquí, invirtiendo tanto tiempo y trabajo para que podamos escapar, en teoría, tan fácilmente. De fijo hay cámaras registrando todo lo que ocurre en las celdas y aledaños. Mucho me temo que todo esto no es sino parte del teatro que nos han montado. Una especie de prueba. ¿Pero qué más podemos hacer que seguir el guión que nos han marcado?

Por mi parte, solo espero que el botón apretado por el pelos locos sea el correcto.

Edie presiona un botón del mando, y podéis sentir como las puertas de las celdas se re-cierran. Es como si una decena de pistones vuelven a trabajan e intentan cerrarse, pero como ya están cerradas, lo único que pasa es que se siente el ruido del aire escaparse de los motores, pero nada más.

El carcelero parece estár muerto de miedo y continúa temblando en el suelo, sobre el mismo charquito que el mismo ha provocado.

Rápidamente pulsa el segundo botón.
Bién. Cerrar y... abrir... en teoría... Se repite para sus adentros mientras espera que ahora el pistón de las celdas haga para abrirse.
Estaba eufórico. De manera que no se percataba de las reacciones de sus compañeros de celda, ni del tipo cagado y meado en el suelo. Tenía otras preocupaciones en ese momento.

¡Eureka!

Tampoco era tan difícil con un mando de sólo dos botones.

Cuando Edie pulsa el otro botón, los pistones vuelven a sonar y un sonido como de un zumbido parece desactivar la especie de campo de fuerza que mantenía las celdas bloqueadas.

Después, con otro zumbido, la celda de Edie se abre de par en par, dejándolo libre.

¡Joder! ¡Lo ha conseguido! Al menos para él. Su celda es la única que se ha abierto. Aunque el zumbido que he escuchado en mi propia jaula indica que algo ha pasado. Tal vez el campo electromágnetico ese del que habían hablado y que no nos dejaba tocar los barrotes. O eso dijeron. Lo cierto es que hemos sido unos cagados, porque ninguno lo hemos intentado. Pero la alarma probablemente siga activada y no podamos hacer uso... Nada, es un camino vetado y no me apetece hacer experimentos. Tan solo probaré si esa mierda de descarga prometida se da o no.

- Edi, has tenido suerte. Si quieres compartirla, vete acercándote hacia aquí. Voy a comprobar si ese zumbido era la barrera que caía. De ser así, no estaría de más que me pasaras ese bonito mando universal - le digo a pelos locos.

Veamos, un pasito, otro. Ya estoy aquí parado. Las dos manos hacia arriba y ¡adelante! Barrotes bien apretados.

Lily mientras observa lo que hace su compañero, mira de reojo al carcelero. Ya le había llegado el tufo de su miedo, y solo puede chasquear la lengua, poner una expresión de asco y taparse la nariz con los dedos en pinza.

¡Ey! Luego pásate por aquí. Le dice haciendole señales con la mano. ¡Por fin!

Edie rápidamente se dirije hacia las celdas de sus compañeros y repite la operación una a una.
-Vamos, aun podremos salir de aqui.- No se acababa de creer lo que decía, aunque tampoco podía hacer otra cosa. Quería largarse de alli lo mas rápido posible. No importaba como.

Cuando Edie pasa de celda en celda dándole al botón, las celdas van abriéndose una a una. El carcelero sigue en el suelo, sollozando, no parece reponerse del susto anterior.

En el momento que todas las celdas están abiertas, y salís al exterior, podéis ver que en el piso de abajo, al cual se accede descendiendo por una escalera, hay otra sala circular con una especie de consola justo en el centro y en las paredes, tres puertas. La puerta norte, por dónde entraba y salía el carcelero, y dos a sus lados, la oeste y la este.

Todas parecen estar cerradas ya que una luz roja está fija en unos controles digitales que se encuentran a la derecha de las puertas.

Cuando Eddi se acerca a mi celda me aparto un poco de la puerta y espero a que me libere Gracias gracias digo tímidamente. Al salir de mi celda observo con atención las instalaciones ¿Donde demonios estamos?, ¿unas instalaciones del gobierno tal vez?. ¿Bueno y ahora que? pregunto al músico y al otro chico que parecen ser lo que llevan la iniciativa

¡Cojonudo! La puerta está abierta. Y eso que pensaba que el mando podría no funcionar.

- Bien hecho, mocetón - digo al tiempo que doy una palmetada en la espalda de Edi. Por un instante pienso en revolverle un poco el pelo, pero me corto. De fijo que se ha tirado un buen rato para tener esas pintas y no es plan joderle el tema capilar. Seguro que es de los que se cabrea como una mona.

Y nuestro botellero sigue tirado en el suelo, en medio del charco de mierda y orina que ha generado. Siento lástima por el fulano. Y sigo pensando que todo esto ha sido demasiado fácil. Pero sea como sea, lo cierto es que lo que quiero es largarme de aquí pitando. Me asomo a la barandilla. Hay otra planta debajo, con una consola central y tres puertas. Parece que esa es la siguiente prueba.

- Pst, tú - digo acercándome a mister Cagado y frunciendo la nariz ante el pestazo -. Deja de llorar, muchacho. Nadie va a hacerte ningún daño. Y dinos, esa consola de ahí abajo, ¿qué controla y cómo podemos usarla? Y las puertas ¿a dónde conducen?

Lily cambia su humor radicalmente, y observa el panorama con un dedo en el labio. Ella también se gira y se dirige al carcelero saltando cual Heidi.

Se le acerca y aún tiene que agacharse un poco. Le mira sonríendo a la cara y le acaricia la cabeza con la mano.

Anda, dínoslo... Dice añadiendo con tono algo misterioso un pequeño comentario de su compañero.