Partida Rol por web

Reela rapidamente se pone al volante de la lanzadera mientras sigue atenta a la conversacion y pregunta:

- Nuestro compañero Volus tiene algun problema?

Conduce lo mas rapido que puede a las coordenadas que su compañera le indica para llegar lo antes posible

La camarera se apoya con un brazo sobre la barra y te mira de arriba a abajo.

- Bonita, esto no es un bar de Thessia... - dice con brusquedad. - Aquí vienen bastantes humanos y muchos de ellos piden whisky. Salvo que me des más información, no voy a poder ayudarte mucho.

Un agudo bip suena por encima de tu hombro cuando Nefilim se aproxima a la barra. Un momento después una imagen de archivo de Mark Kane aparece proyectada sobre la barra. Miras agradecida al drone de la quariana mientras que la camarera observa la imagen con detenimiento.

- Podías haber empezado por ahí - critica sin saber que la IV de Adina ha actuado por su cuenta. - Sí, ese tipo ha pasado un par de veces por aquí en los últimos dos días. No parece muy cómodo en un planeta asari.

Se gira un momento y empieza a servirte la bebida. Sonríes amargamente al ver la marca de ginebra que utiliza para preparar el gin-tonic. Citadelle.

La sorpresa por tener a Nefilim tras mío se ve sustituída por el agradecimiento. La camarera es tan brusca que palidezco levemente, y luego me doy cuenta de que no es nada personal: evidentemente esta mujer es más basta que un tampax de esparto.

- ¿Quizá pudieras indicarme si sus idas y venidas tienen un patrón? Tal vez viene a una hora en concreto -esbozo una sonrisa trémula que dura poco en mis labios-. Necesito verle.

Cuando lo digo, me doy cuenta de hasta qué punto es verdad. Necesito verle.

La asari sonríe y te mira por encima del hombro.

- Has tenido suerte, volus... - dice de repente.

Cuando miras por la ventanilla estirándote sobre los asientos entiendes a qué se refiere. La lanzadera ha realizado un picado y se dirige a un solar industrial aparentemente abandonado. Uno de sus perseguidores consigue perseguirla esquivando hábilmente los contenedores a ras de suelo, mientras que el otro vehículo se queda un poco por encima, sin decidirse a descender y arriesgarse a chocar.

- Parece que la carrera termina aquí, señor - dice la asari al ver cómo la Kodiak finalmente aterriza a la entrada de una nave vacía. - ¿Dónde quiere que le deje?

Antes de que te dé tiempo a contestar, escuchas la sirena de un vehículo policial. Otra lanzadera decorada con los colores de la policía de Nos Astra se acerca hacia vosotros y se para a escasos metros del aerotaxi. Jareth y las dos quarianas te miran desde el interior.

El turiano niega con la cabeza.

- Ningún problema, que yo sepa. Pero parece que se las ha apañado bien para localizar una pista de nuestro hombre. Encontró un local clandestino de los Soles Azules y se enteró del ataque a esa base poco antes que nosotros en la policía. Está siguiendo a una lanzadera que escapó del edificio antes de la explosión y parece que dos vehículos mercenarios la persiguen... Con suerte, habremos localizado a nuestro objetivo.

Reela demuestra su habilidad pilotando la lanzadera. Con la señal de la localización del volus desviada por Adina al ordenador de a bordo de la Kodiak, puede concentrarse en acelerar sin tener que preguntar la dirección una y otra vez.

La radio del vehículo os sobresalta dando un código desconocido para vosotras.

- Disparos en el aire... - explica el espectro mientras teclea algo en su omniherramienta. - Parece que los que han volado ese edificio no se andan con chiquitas.

La localización del volus parece fijarse finalmente y Reela no tarda más de unos segundos en llegar hasta ella. La señal procede de un aerotaxi que se mantiene parado en el aire sobrevolando una extensa zona industrial prácticamente abandonada. En el interior del vehículo amarillo podéis ver a Pat Dur.

El salariano mira el scanner del vehículo y parece localizar lo que busca. Con una maniobra que os deja pegados al asiento entra bruscamente en lo que parece un silo vacío y hace aterrizar la Kodiak.

- Así les obligaremos a bajar... - dice mientras abre la compuerta de la lanzadera y sale al exterior, cargando su rifle de francotirador. - Será mejor que toméis posiciones.

El edificio está en bastante mal estado, pero aún contiene numerosos contenedores ideales para mantenerse a cubierto.

- ¡Maldita sea, Jaëto! - exclama el otro humano mientras activa su armadura tecnológica. - ¿Por qué nos has metido aquí? Tenemos lo que queríamos, la información que buscaba y al batariano muerto. ¿No podías habernos dejado en otro lado?

El GOE se da la vuelta.

- Esos dos no nos iban a dejar escapar sin disparar, humano. Y mejor aquí que en medio de la ciudad. No quiero bajas civiles...

Mark Kane se sonroja ligeramente ante la respuesta.

- En cuanto tengamos ocasión, puedes coger la lanzadera tú mismo e irte. Si no he calculado mal, los vehículos policiales traerán aliados míos... ¡Ahora, a cubierto!

Corre hacia uno de los contenedores en el lateral de la nave mientras el vehículo que os perseguía más de cerca aterriza en la entrada del edificio.

Zane gruñe una blasfemia mirando a Jaetö - A ver rana, el acuerdo era entrar a la base de los soles y salir, no ir pegándonos tiros por toda la ciudad... Joder - dice preparando su arma y corriendo hasta parapetarse tras un contenedor. - Más vale que tus aliados lleguen pronto, o nos van a balear el culo.

-Me bajaré aquí *respiro con prisas*- Con un gesto de mano asigna los créditos al conductor por el viaje y abre la puerta del vehículo listo para saltar al siguiente.

Los mira - sonriente aunque no se note - y con una mano señala la nave de abajo.

La camarera sonríe. - Bueno, ha venido sólo dos veces por aquí, así que dudo mucho que nadie pueda extraer un patrón de eso, ¿no crees?

Con un gesto hastiado, pasa una bayeta por la barra. Luego se gira nuevamente hacia ti, sonriendo con una mirada melancólica.

- Necesitas verle... - susurra, como rememorando su juventud. - ¡Ay! Niña. Ya crecerás, pero los humanos tienen la  vida muy corta. - Se sirve un vaso de un licor rojo y se apoya al otro lado de la barra, recordando. - Como te he dicho, vino dos veces por aquí. La primera hará día y medio. - Rápidamente calculas que acabaría de llegar a Illium desde la Ciudadela. - Se sentó solo, pidió un whisky y me preguntó si no ponía música en el local.  Parecía jodidamente triste, así que casi me dio pena decirle que si quería música se fuera a otro lado. La segunda se reunió con un salariano. Estuvieron hablando media hora y luego se fueron cada un por su lado.

La conductora del aerotaxi pone un gesto extraño, pero abre la puerta del vehículo. Pat Dur se asoma y señala hacia abajo, donde podéis ver a un deslizador de los Soles Azules aterrizando frente a una nave vacía mientras que otro vehículo sobrevuela la zona. El volus os hace un gesto para que acerquéis la lanzadera de la policía. Jareth mira a las dos quarianas y se encoge de hombros. Abre la puerta mientras Reela maniobra para apriximarse al vehículo.

El volus se asoma a la puerta y con más agilidad de la que parecía posible en su rechoncho cuerpo, consigue pasar a la lanzadera. Respira fuertemente un par de veces antes de tomar asiento en la Kodiak.

El turiano se vuelve, como si no hubiera esperado otra resolución a la acción del volus y fija su atención en los vehículos de los soles Azules.

- Reela, obliguemos a aterrizar al aerocoche que está en el aire... - dice desplegando el rifle de francotirador que lleva a su espalda.

Pese a sus modales de extramuros de barrio bajo, la asari es agradable conmigo. Empiezo a darme cuenta de que todos leen con facilidad en mi cara que estoy enamorada de Mark Kane. ¿Tan transparente soy?  Me siento una niña y me sonrojo azul celeste.

- ¿Quizá puedas decirme algo más de ese salariano? Tal vez él sí sepa donde encontrarle. ¿Por favor? -sueno más ansiosa de lo que esperaba y la mirada de condescendencia de mi interlocutora se acentúa.

Me  halaga que Mark Kane se sienta triste y pensar que es por mí... oh diosa, soy una zorra egoísta. Lo soy, ¿verdad? ¿Es ese el primer paso que se siente cuando una se deja llevar por la psicópata que lleva dentro? ¿Alegrarse de las miserias ajenas causadas por una misma¿

-Bueno, parece que pronto tendremos a nuestro objetivo *respiro orgulloso*- Dice Pat Dur mientras se sienta con voz victoriosa.

-¿Que habéis descubierto vosotros? *respiro*-

Aprovechando la pena que genera la joven asari, con los ojos brillantes como estando siempre a punto de llorar, con ese sonrojo juvenil y los hombros caídos y suplicantes, el dron se coloca zumbando suavemente junto a la cabeza de Aornis.

[señorita aornis, quizá fuera interesante obtener acceso a los registros audiovisuales del local. una petición formal y educada por su parte podría remover el instinto maternal de la honorable encargada del local. después de todo usted se ha trasladado decenas de años luz con la única determinación de hallar a este macho humano en concreto. una gesta así no debería pasar desapercibida].

-Que los precios de los mercados de esta jodida ciudad son abusivos -respondo con indiferencia mientras continúo tecleando en mi omniherramienta-, y que el colorete rosado no tendría mucha salida en un lugar como éste -acabo bufando con suavidad-. Mi especialidad son las IVs, no la investigación de campo.

Sacudo la cabeza.

-Aunque desde luego me alegro de que uno de nosotros sí obtenga resultados -comento-. La ineficiencia me causa repelús. Un poco más cerca... -susurro.

Reela snrie y dice:

- Muy bien, haremos que caigan, o bueno, mejor dicho que no puedan seguir conduciendo

La quariana estira los brazos animadamente mientras se coloca bien en el asiento y acerca le vehiculo hacia el de los "tipos malos" dispuesta a hacer que parecen a la fuerza mientras dice a sus compañeros:

- Agarraos se va a poner la cosa muy movida

Durante algo más de tres horas esperas en el fondo de la nave, sin que ocurra nada que te lleve a deducir las razones por las que el salariano te ha pedido que acudas allí. De repente, ves cómo una Koidak entra en el edificio a toda velocidad y de ella baja Jaëto con dos humanos.

El salariano va vestido con una armadura ligera y lleva un rifle Mantis. El primer humano no tarda en activar una armadura tecnológica mientras aprieta con fuerza su subfusil. Se le ve nervioso, como si no estuviera acostumbrado a las situaciones de combate pese a su entrenamiento como Centinela. Por último, un soldado con armadura pesada sale corriendo y toma posiciones tras un contenedor mientras masculla una queja que no llegas a comprender.

Un momento después, otro vehículo aterriza en la entrada del edificio. Ves cómo cinco mercenarios vestidos con el uniforme de los Soles Azules salen de él, poniéndose a cubierto tras el vehículo y abriendo fuego de cobertura para permitir que dos de sus compañeros se acerquen a sendos laterales de la puerta.

Los cinco ocupantes del vehículo de los Soles Azules descienden rápidamente. Uno de ellos, cubriéndose desde el propio coche, dispara al interior, prácticamente sin apuntar, ofreciendo fuego de cobertura a dos de sus compañeros para que corran a cubrirse a ambos lados de la puerta.

Vosotros estáis demasiado ocupados poniéndoos a cubierto como para aprovechar la oportunidad. Mark activa su armadura tecnológica mientras se agazapa tras la Kodiak y tú corres para ponerte a cubierto tras el contendor. Por su parte, Jaëto se llega tras uno de los enormes contenedores y empieza a subir unas escaleras que le llevarán a una pasarela que bordea parte de la nave industrial. Por la seguridad de sus movimientos, parece que conoce el lugar así que, aunque no se molesta en contestar a tu insulto, puedes suponer que pasar por aquí forma parte de su plan de huida.

Uno de los soles azules que se ha quedado tras el aerocoche lanza una granada hacia vuestra posición. Mark reacciona rápidamente saltando al otro lado de la Kodiak, pero la onda expansiva le alcanza de lleno. Por suerte, su armadura tecnológica le protege de los daños.

Tomo cobertura lo más cerca posible de la salida de emergencia de la alcantarilla. Le lanzo un grito a Jaëto y a sus compañeros: ¡Por aquí!
Al mismo tiempo, lanzo una Singularidad en la puerta, cuando los mercenarios tratan de entrar, con el doble objetivo de frenar su avance y que, de quedar flotando en el aire, dificulten los disparos de los compañeros que todavía están fuera. (Huelga decir que trato que la singularidad no alcance ni a Jaëto, ni a los dos humanos; que nos conocemos)