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Orichalchum

Diario VII: Emma Margaret Thornton

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22/01/2011, 14:59
Director
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03/02/2011, 19:36
Lady Thornton

El Primer Escrito

Nunca he llevado un diario, nunca. Mi madre solía llevar uno, al igual que mi institutriz, pero a mi eso de escribir en un diario las cosas que me pasaban nunca me llamó la atención, hasta ahora.

No se bien cómo es que debe hacerse, tampoco se si existe algún protocolo a seguir, es por eso que prefiero hacerlo así, como si se tratara de una carta que escribo a la mujer a quien debo la vida. A mi madre.

¿Por qué ahora y no antes? La razón es simple: Hoy es su cumpleaños o mejor dicho debía serlo. Hace poco más de un año que falleció, la extraño, pero eso de ir a visitarla al cementerio y sentarme frente a su tumba para hablarle me parece demasiado tétrico así que, después de mucho pensarlo, llegué a la conclusión que escribir cartas dirigidas a ella era el mejor modo de seguir sintiéndola cerca.

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04/02/2011, 15:42
Lady Thornton

Cartas a mi Madre

12 de junio de 1860, Londres.

Estoy nerviosa, llevo semanas preparándolo todo para que salga perfecto, pero aún así no estoy convencida de haberlo hecho bien.

Hoy es la noche. Además de la parentela, padre ha invitado a amigos, socios y clientes. Vendrá mucha gente, toda ella importante. Lord Pembroke, Lord Davenport, Sir Collins, Lord Spencer, todos ellos acompañados de sus esposas mientras que padre... padre sólo estará acompañado por mí. ¿Cómo se supone ocupe vuestro lugar, madre?

Lady Cronwell me da ánimos, dice que confíe en mi, en lo que me habéis enseñado. Dice que nos parecemos mucho, que soy vuestro vivo retrato y que lo haré bien. Ojalá no se equivoque.

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14/02/2011, 01:17
Lady Thornton

14 de junio de 1860, Londres.

La comida resultó muy bien, todo el mundo pareció divertirse y, sobre todo, disfrutaron de la tertulia. Padre se veía contento, aunque lo descubrí en un par de ocasiones admirando con gesto melancólico vuestro retrato.

Fui testigo de algo que no me agradó, salí a tomar un poco de aire fresco a la terraza y vi a Blanche en compañía de Lord Davenport. Se ocultaban y tenían una act¡titud poco decorosa. Cuando se percataron de que yo les observaba se distanciaron y fingieron que nada pasaba. Apenas tuve oportunidad hablé con Blanche y ella me confesó que tiene amoríos con el Lord... ¡Pero él está casado!

Me ha desilusionado profundamente. Se está burlando de Blanche y eso me enfurece. Yo, que le tenía por un hombre intachable y que soñaba con algún día tener la suerte de desposarme con un hombre como él, me siento ultrajada. Ya no hay hombres como mi padre.

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14/02/2011, 01:28
Lady Thornton

11 de marzo de 1863, Devonshire.

Padre ha insistido hasta el hartazgo que visitemos Devonshire, no quería acompañarle, pero al final me he visto obligada a acompañarle.

Como viene siendo su costumbre en el último tiempo, se ha pasado tardes enteras en la casa de los Ellice charlando largas horas con Lady Eliza, mientras que yo me veo obligada a compartir con su insufribles hijas, aunque no todo puede ser tan malo, Robert y Charles Ellice han resultado ser dos jóvenes de lo más agradables.

Creo que Charles está interesado en mi.

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14/02/2011, 02:06
Lady Thornton

02 de abril de 1863, Devonshire.

Charles ha expresado sus sentimientos hacia mi y yo le he correspondido. Estoy feliz, esta misma noche, durante la cena, se lo comunicaremos a nuestros padres.

Estoy segura que tanto padre como Lady Eliza se pondrán felices con la noticia.

Iré a prepararme, quiero estar perfecta para esta noche.

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14/02/2011, 02:11
Lady Thornton

03 de abril de 1863, Devonshire.

Estoy destrozada, jamás creí que padre pudiera hacerme ésto. ¡Es un mentiroso! ¡Un vil mentiroso!... Lo odio.

No se cómo pudimos estar engañadas tanto tiempo, padre no ha hecho más que reírse en nuestras caras. Nunca se opuso a la cercanía que Charles y yo teníamos, siempre creí que veía con buenos ojos que yo me relacionara con la prole de Lady Eliza. Con Georgiana, Alexandra y Eliza salíamos a cabalgar y practicábamos el tiro al arco, lo aprendí bien y él siempre me felicitaba por ello.

Nunca se opuso a que Robert o Charles pasearan a solas conmigo, pero anoche, cundo Charles y yo abrimos nuestros corazones y comunicamos a nuestros padres que nos queríamos, ambos han puesto el grito en el cielo. Lady Eliza cayó desplomada al suelo y no ha vuelto a levantarse de la cama. Padre ha permanecido con ella casi toda la noche, mientras que Charles y yo no hemos podido conciliar el sueño... Yo no he hecho más que llorar.

Charles y yo somos hermanos.

¡Hermanos! Padre ha tenido amoríos con Lady Eliza desde hace años, incluso antes que yo naciera y fruto de esa relación, de esa traición nació Charles. Nos lo confesó anoche, después del desmayo de Lady Eliza, pero nos ha pedido callar porque revelar semejante falta sería la ruina para ella.

Ni siquiera le ha importado el dolor que nos ha causado.

Me quiero marchar de esta casa, regresar a Londres, olvidar que todo ésto ha pasado.

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14/02/2011, 02:27
Lady Thornton

03 de mayo de 1863, Devonshire.

Lady Eliza murió durante la madrugada de ayer y hoy son sus funerales. Una vez su cuerpo descanse en su morada final, padre y yo regresaremos a Londres por fin.

Han sido días confusos. Charles y yo nos evitamos durante semanas, pero ahora, con la muerte de su madre, me es imposible mantenerme apartada de él. Está sufriendo y yo, mejor que nadie, se por cuánto ha de estar pasando, no olvido el día que en vos os marchásteis.

El sabe que nos marcharemos apenas sepultar a su madre y, aunque se muy bien que desprecia a padre, no quiere que marchemos.

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14/02/2011, 02:35
Lady Thornton

05 de mayo de 1863, Devonshire.

Hoy partimos a Londres y en esta tierra se queda lo mejor de mi. He perdido la inocencia, ayer Charles y yo salimos nos escapamos a caballo y me hizo su mujer. Hemos pecado, lo se, pero nuestro pecado ha sido culpa del corazón que nos unió sin saber que compartíamos la misma sangre.

Hoy abandona Devonshire una Emma distinta, una que no cree en los hombres y que, de ahora en adelante, no hará más que usarles. Se que para ellos resulto atractiva y me valdré de eso. De ahora en adelante ellos no serán más que simples instrumentos para conseguir lo que quiero, empezando por padre.

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14/02/2011, 21:04
Lady Thornton

12 de enero de 1865, Mansión Russell.

El Almirante me ha invitado a pasar una temporada en sus tierras, dizque para que haga compañía a Rachel, la menor de sus hijas, de la que tan cercana me he hecho estos últimos meses. Si el Almirante supiera...

Rachel y yo compartimos habitación y, durante la noche, cuando todo el mundo ya ha marchado a dormir, compartimos algo más. Su amistad me resulta beneficiosa, ya me ha regalado con varias alhajas que a su vez habían sido obsequios de su padre.

Rachel se ausentará el día de mañana, yo me he excusado de ir porque algo me sentó mal durante la comida. Se ha tragado mi treta y ahora dispondré de todo el día para dedicarlo al Almirante y a su hijo, Sir Alexander Russell. Será un día excelente, estoy segura de ello.

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14/02/2011, 21:58
Lady Thornton

23 de enero de 1865, Mansión Russell.

Ayer fue un día intenso. El Almirante me dio permiso de usar su biblioteca y así hice. Sabía que no pasaría mucho tiempo sola, pero aún así me mostré interesada por leer algunos de los exquisitos textos que tenía en su colección personal.

El Almirante se acercó a mi, silencioso, y me cogió por la cintura. Yo no dije nada, actué como si no me hubiera dado cuenta y me incliné un poco hacia delante, como si tuviera intención de coger un libro. No tardó en apegar su cuerpo al mío y yo le dejé hacer.

Ha sido divertido, ese hombre podría ser mi padre y sin embargo me mira y desea como a cualquier mujer. Estoy sacando provecho de ello y ya conseguí que, para supuestos fines benéficos, me entregara una fuerte suma de dinero.

Es increíble la de cosas que una puede conseguir con tan sólo incitar el deseo de las personas, indistintamente de su sexo.

Hoy promete ser un día tanto o más productivo que el de ayer. Sir Alexander ha accedido, instado por su padre, a darme algunas clases de tiro. Hay una hermosa pistola con culata de marfil que perteneció a la difunta esposa del Almirante. Se cuan valiosa es ésta para él, pero la quiero para mi, si consigo que me la obsequie, con el beneplácito de Alexander y Rachel, entonces podré estar segura que, sin importar el qué, nada será inalcanzable para mí.

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15/02/2011, 01:28
Lady Thornton

28 de febrero de 1865, Mansión Russell.

¡Lo he conseguido! Me tomó menos tiempo del que creí y más del que me habría gustado, pero lo conseguí. Al fin la pistola es mía y me la han obsequiado por gusto propio, yo nada dije ni hice, salvo contemplarla cada vez y exclamar cuan maravilloso artefacto me parecía.

Alexander se ha ofrecido para seguir dándome clases de puntería, pero aunque he procurado aplicarme no lo he conseguido. Las distracciones son demasiadas, empezando por mi profesor.

Ayer dediqué toda la mañana a Rachel. Insiste en querer aprender a usar el arco y no he podido negarme. Debo mantenerla contenta también, sino perderé todo lo ganado. Unas horas en el jardín, manteniéndome pegada a ella porque como debía enseñarle a coger el arco hube de pasar mis brazos varias veces por detrás de ella y, casualmente, rozar sus senos. Algo totalmente casual y sin ningún grado de malicia a los ojos del Almirante que no nos quitaba los ojos de encima. Me divertí, gracias a la cercanía de nuestros cuerpos y a que se supone le daba instrucciones, susurraba palabras a Rachel mientras que lanzaba lujuriosas miradas a su padre. Demasiado divertido fue notar cómo su respiración se agitaba con cada cosa que le decía.

Por la tarde salí a cabalgar, haciendo caso omiso de las recomendaciones de Alexander y Rachel de no hacerlo pues existían posibilidades de que cayese un aguacero. Ellos marcharon al pueblo, volverían a tiempo para cenar, cosa que me daría el tiempo suficiente a solas con el Almirante. Al igual que sus hijos quiso disuadirme de quedarme en casa, pero insistí y me salí con la mía. Tenían razón, me sorprendió un fuerte aguacero.

Tal parece que el Almirante había permanecido observando por la ventana a ver si yo aparecía, porque yo aún no desmontaba y él ya me esperaba en las caballerizas, dándome una reprimenda tan paternal que por poco me hace reír. Pareció divertirle mi expresión, porque no acababa de dejar el caballo en su corral cuando me cogió por la cintura dando rienda suelta a su masculinidad. Hube de ser muy hábil para frenar sus avances, pero por suerte un hombre de su edad se conforma con caricias y frotamientos impúdicos. ¡Si supierais cuánto me divierte provocarle y lo mucho que se puede conseguir cuando el deseo predomina por sobre la mente!

Pero la diversión ya ha acabado aquí, ya conseguí lo que quería e incluso más. Apenas comience la primavera marcharé.

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13/10/2011, 21:58
Lady Thornton

22 de mayo de 1867, Dublin.

La gente va diciendo cosas sobre mi. Algunas no demasiado agradables, pero no me importa, que hablen lo que quieran, lo admitan o no la verdad es que me envidian. Soy joven, bella y rica.

Hace dos años no tenía mucho, aunque sí lo suficiente para gozar de algunas comodidades y darme algunos gustos, aunque en su mayoría eran a expensas de mis favores. Cuando dejé la mansión de los Rusell regresé a Londres. En principio sería por una corta temporada, no más allá de un par de semanas, pero acabaron convirtiéndose en meses. Ocho, para ser exacta. ¿La razón? Simple. Durante el viaje a Londres conocí a la Sra. Brown que resultó ser toda una caja de sorpresas.

No recuerdo bien cómo pasamos de hablar de sombreros (ella es dueña de una exclusiva sombrerería para damas) a hablar de hombres, pero como sea que llegásemos a eso, acabé enterándome de su "otro" negocio. Uno mucho más lucrativo y placentero del que pronto pasé a formar parte. No te espantes, madre, te aseguro que lo disfruté, en especial cuando, dado que me había convertido en su favorita y podía darme el lujo de escoger a mis clientes, me encomendaba la importante tarea de "enseñar" a las chicas.

Recuerdo bien a una de ellas. Su nombre era Phoebe y era una criatura de lo más encantadora e ingenua. Tal y como solíamos hacer con las chicas nuevas, Phoebe hubo de compartir habitación conmigo. Cuando llegó la hora de dormir ambas nos retiramos a la habitacion. Phoebe se mostraba bastante cohibida en mi presencia, así que la tranquilicé.

-No tengas vergüenza, querida -le dije- A fin de cuentas todas somos iguales. Venga, déjame ayudarte.

La ayudé a quitarse el vestido deslizando suavemente mis dedos por su nívea piel.

-Oh, pero si aún eres una dulzura.

Me mordí el labio, ese jueguito cada vez me agradaba más. Cuando ya estuvo vestida con la ropa de dormir la invité a entrar a la cama, misma que ya le habíamos informado habríamos de compartir por algún tiempo.

-Que confortable. Vamos a ser las mejores amigas, Phoebe. Ya verás.

La dulce Phoebe asintió y yo le pedí que entonces me diera un beso. Ella accedió, claro que ese beso se lo di en los labios.

-Eso es... dame otro -susurré-. Ahora, por tercera vez, mejores amigas.

La cara de Phoebe era un poema.

-¡Oh, tu cara! ¿Nunca te dijo nadie que las mejores amigas se besan?
-¡No!
-¿Te gustó, Phoebe?
-Sí.
-Puedes tener todos los besos que quieras.
-¿Nunca has besado a un muchacho, Phoebe?
-No.
-¿Te gustaría hacerlo?
-Sí, tal vez.
-Creo que a ellos también les gustaría
-sonreí y me mordí el labio inferior- ¡Una cosita tan adorable como tú!

No voy a profundizar en más detelles porque estoy segura que os podéis imaginar cómo acabó y lo bien que nos la pasamos tanto esa noche como las que le siguieron.

Notas de juego

Voy a retomar el diario, que acabo de caer en cuenta que llevo eones sin escribir :$

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14/10/2011, 23:45
Lady Thornton

01 de diciembre de 1867, Dublin.

Todavía me queda tanto por contaros. Lamento el prolongado silencio, pero entre unas cosas y otras iba dejando las cosas "para mañana", un mañana que se resistía a llegar.

Como os comenté en mis anteriores cartas, permanecí en Londres una temporada mucho más larga de lo que esperaba. A mi, digamos que altruista aventura con Phoebe, porque salvo la diversión y el placer, no obtenía beneficio alguno de ella, he de sumar la que ha sido hasta el momento mi más prolongada y beneficiosa relación hasta el momento.

Su nombre es William Stephenson y lo conocí durante mi breve, pero intensa estadía en casa de la Sra. Brown.

El papel que representaba era el de la joven, inocente, virtuosa e inmaculada muchacha de campo. Una que jamás había visto a un hombre sin calzones y que por tanto desconocía por completo aquella parte de la anatomía masculina y todavía más su uso.

William, pobrecito, jura a rajatabla que él fue quien se llevó mi virtud. ¡Si tan sólo supiera! Nuestra primera conversación ocurrió tal que así:

-Señora, permítame presentarme... -dijo mientras se quitaba el sombrero.
-Señor, se ha confundido. Las damas están en la sala de recepción -respondió Susanne, la chica que me acompañaba.
-Pero yo quiero conocer a esta joven dama.
-No, señor, ella no es para ti ni para nadie, está prometida.
-¿Puedo solo sentarme con ella, conversar y admirar sus ojos?

Yo lo miraba con toda la inocencia de que era capaz y me fingía arrobada.

-Señora, creo que he encontrado al amor de mi vida. ¿Cómo se llama?
-Emma, señor
-respondí con la más dulce y melodiosa de las voces.
-Y ahora buenas noches, señor -intervino Susanne interpretando tanto o mejor que yo su papel-. Hay muchas damas bellas a las cual elegir.
-¡Pero no quiero ninguna otra! ¡Estoy enamorado!... ¡Emma!

Susanne me cogió del brazo e hizo como que tiraba de él para poner distancia entre William y yo. Mientras subíamos las escaleras le dediqué una última mirada y una fugaz sonrisa. Lo cierto es que William me resultaba un muchacho muy agradable. Más bobo que una comadreja, pero agradable al final de cuentas y además tenía un rostro de los más tierno.

A la mañana siguiente, cuando todo el alboroto de la noche anterior había pasado y sólo restaba despedir a los rezagados clientes para luego ocuparnos de la limpieza, me encontré a William durmiendo en un sofá. Me quedé de pie junto a él, observándole. De verdad que su rostro era de lo más tierno y, lo que es mejor, ya me había enterado de que, gracias a su padre, percibía una generosa renta mensual.

-Querida... Niña querida... -comenzó a decir apenas salir del letargo- Eres... ¡Emma!
-Si, señor.
-¡Pensé que había muerto y estaba en el cielo! ¿Eres un ángel?
-¡No! Soy de carne y hueso.

Tomé su mano y la aprté con suavidad de mi rostro.

-¿Está durmiendo aquí solo, señor? ¿Dónde está su amigo?
-Me dejó aquí cuando le dije que no quería otra que no fuera usted. Tomé vino para ahogar las penas e intentar dormir. Y ahora me alegro de haberlo hecho. ¿Me da un beso?
-Si, señor... con mucho gusto.

Lo besé y sólo Dios sabe lo que me costó que ese beso pareciera casto.

-Entonces, ¿podemos ir a la cama juntos y recuperar el tiempo perdido?

Uff, ahí estaba. Ganas de decir sí no me faltaron, pero debíoa interpretar mi papel durante algún tiempo más. Hasta conseguir lo que quería, pues ya me había aburrido de mi vida en esa casa, pero no quería dejarla a costa de mis arcas.

-¡No, no podemos! ¡Me metería en un lío con la señora Brown!
-Pero ¿por qué? Lógicamente yo te pagaría... ¡Y a ella también!
-Estoy prometida para otro caballero, señor. Uno que pagó mucho dinero a la señora Brown para quitar mi virginidad.
-¿¡Dices que eres virgen!?
-Si, señor.
-Oh, perdona mi osadía entonces, por favor. Pensé que eras una de las chicas de la casa.
-Y soy una... o por lo menos me están educando para que lo sea
-mentí-. Al principio no entendía nada. Si no fuera porque mi virginidad me hace especial, ellas me dejarían hacer el amor con cualquier hombre que venga.
-¿Y eso te gustaría?
-Ni un poco creo yo aunque las otras chicas parecen felices. Pero no tengo a donde ir y la señora Brown ha sido muy buena conmigo.

-¿No te gustaría simplemente ser mantenida por un hombre que te ame, que te proteja y que no deje que nadie más te posea?
-No sé, tal vez me gustaría. Depende de quien sea él...
-¿Y si fuese yo, Emma? ¿Te gustaría?
-Sí. ¡Claro que sí!

Y así fue cómo lo conseguí. Fui a por mis cosas. Dejé una generosa cantidad a la señora Brown a modo de compensación y agradecimiento por el tiempo que me había hospedado en su casa y me marché cogida del brazo de William.

Tuve que mantener mi fachada de inocencia durante un prudente tiempo más. El suficiente para que él creyera que todo lo había aprendido con él y para él. Fue divertido. Mucho. Y aquí estoy, dos años después, viviendo con él en Dublin. Y no, no me he casado con él. Me lo ha pedido pero no soy tan tonta para amarrarme a un hombre de ese modo, ni siquiera por dinero. Prefiero las cosas así como están, me reporta más beneficios y me deja en absoluta libertad para hacer y deshacer a mi antojo.

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15/10/2011, 02:38
Lady Thornton

11 de junio de 1868, Puerto de Cadiz.

Dentro de unas horas zarpará nuestro barco. Uno de los caballos de William participará en la famosa carrera Océano de Fuego que se corre en el desierto de Arabia. Según me ha contado, esta carrera es la más importante que existe. Es una carrera de larga distancia, de supervivencia, en la que caballos y jinetes son puestos a prueba a lo largo de las 3.000 millas que deben recorrer (algo así como 4900 kilómetros).

William está muy entusiasmado y no voy a negar que yo también, aunque por otras razones. Según me cuenta, esta carrera se celebra hace siglos. Es la primera vez que lo invitan, pero no la primera vez que la presencia. La primera vez que lo hizo fue en compañía de su abuelo, tras la muerte del abuelo siguió asistiendo pero para acompañar al padre, hasta que este año, para su contento, irá por cuenta propia. Eso sí, compitiendo también contra su progenitor. ¿Te imaginas? Me huelo que esto será muy interesante de ver.

Por cierto, el padre de William ha resultado ser un caballero de lo más encantador. No voy a negar que se ha cruzado por mi cabeza la idea de seducirlo, en especial por el modo en que le notado observándome, pero me he sabido comportar y, mas allá de un velado coqueteo de mi parte, no he hecho nada más. Eso sí, no puedo garantizar que las cosas se mantengan así durante nuestra estadía en Arabia, Digo, por eso del calor del desierto, los jeques árabes y... uff si es que de sólo imaginarlo siento que la sangre me arde.

P.S.: Olvidé contaros que me he convertido en una excelente tiradora. William es un amante de la caza y siempre me pide que lo acompañe. Debo admitior que es muy bueno conmigo, si hasta podría decir que me da cierto pesar utilizarlo del modo que hago. Como sea ahora se disparar no sólo con mi pistola, sino también con un rifle y dentro de poco espero también dominar el arco.