Partida Rol por web

Orichalchum

Escena IV (Acteon, DG, Daniel y Sven): La biblioteca del Dragón

Cargando editor
20/09/2011, 10:03
Daniel van Harkov

El Illuminati asiente a tu primera consideración.

-Sin duda alguna fuerza que está más allá de nuestro entendimiento... o espero que los que construyeron esto fueran falibles -comenta, suspirando-. Todos los seres acaban cometiendo errores, herr Herzog. Está en la naturaleza de la Realidad el tender al Caos. Eris es una entidad poderosa -añade, echándote una mirada divertida.

Asiente sin problemas ante tu sugerencia de llevarte las piezas. Es posible que las necesites, ya que no dispones de más pedazos allá en la Cámara.

-Sin duda podré persuadir a nuestro anfitrión de que me preste alguna otra pieza, herr profesor. Lamentablemente -añade-, no le acompañaré. No me gusta el exterior. Soy, por así decirlo, un ratón de biblioteca. Entiendo la importancia de los ciclos naturales... pero por mí que se queden tras la ventana.

-Te parece bastante más locuaz y algo menos presuntuoso que cuando le conociste. Tal vez le hayas caído en gracia.

Notas de juego

Esto es un piscinazo, pero me parecía lógico dado que el conjuro no llegó a deslumbrarme y la reacción sí.

No, no, está bien. Es una consideración tuya... bastante aproximada a la realidad.

En realidad tengo que añadir toda la partida hasta el momento, pero ¡poco a poco!

Jeje, con calma...

Cargando editor
21/09/2011, 14:16
Sven Herzog

Sonrío ante la última afirmación del danés, encogiéndome de hombros.

- Es una lástima. Su presencia allí nos sería de gran ayuda. Sin embargo entiendo su opinión... Espero poder contarle yo mismo qué se ocultaba tras la puerta. - El texto de la nota acude a mi memoria. - Tras la primera Puerta. - Añado, suponiendo que en el diario del hechicero también hace referencia a ella.

Tras dudarlo un momento, tiendo la mano hacia él. - Ha sido un placer trabajar con usted, meister Harkov - digo sinceramente.

Notas de juego

Por cierto, el diario que me dejó el dragón, ¿me lo puedo llevar para estudiarlo?

Cargando editor
22/09/2011, 15:43
Daniel van Harkov

El Illuminati enarca una ceja ante tu sinceridad. No parece acostumbrado a caerle bien a la gente, o siquiera a que otros expresen algún tipo de sentimiento positivo por su cercanía. A pesar de ello, extiende la mano y te la estrecha con firmeza.

-El placer ha sido mí, herr Herzog. Y -añade, en voz baja-, tal vez cuando todo esto termine... usted reconsidere una provechosa asociación dentro de nuestra Hermandad... Piénselo.

Notas de juego

No tienes tiempo ni medios para hacer copias, así que... sí, el Señor Dragón te dijo que podías leerlo y estudiarlo. no et dijo dónde habías de hacerlo. Así que si somos puntillosos... te lo puedes llevar contigo.

Cargando editor
22/09/2011, 15:49
Director

Tras pasar más de la mitad de la noche departiendo con el Illuminati, te sientes extraordinariamente cansado. El estallido de adrenalina provocado por los intensos descubrimientos que habéis hecho en la forja ya ha pasado, y ahora te sientes como un muerto que lleva demasiado tiempo fuera de su tumba.

No sabes bien cómo, pero llegas a tu habitación. Al entrar, el olorcillo de algo caliente reactiva ligeramente tu cuerpo. Ves que sobre la mesa de la sala compartida hay una bandeja con una sopera de cerámica tapada, un cuenco del mismo material y una cuchara dorada. También hay un panecillo de corteza dorada, una jarra de agua con hielo, una jarrita llena de lo que parece vino, un par de vasos y una servilleta. Podrás decir cualquier cosa del tu anfitrión, pero está claro que Everard Draconis es un caballero que sabe cuidar de sus invitados. Tal vez no haya sido completamente honesto contigo, pero sin duda alguna te quiere sano.

El estómago te suena ante el agradable olor a consomé de verduras y, aunque estás muy cansado, no puedes sino seguir a tus vísceras y sentarte a la mesa tras servirte algo del caldo. Lo pruebas. Muy muy bueno. Antes de que te des cuenta, has acabado con el contenido de la sopera y estás mordisqueando los últimos pedazos del panecillo.

Saciado, te diriges a la cama y te recuestas sobre ella, sin siquiera cambiarte a ropa por un cómodo camisón para dormir...

...sueñas con trozos de orichalchum parlantes, sujetos al cuello de varias decenas de dragones que ríen. Extraños feéricos, alienígenas en su perfección, te señalan y te hablan en un idioma que no comprendes. Una puerta se abre, y sabes que es la Puerta. Tras su umbral vislumbras sus bien guardados secretos. La comprensión te invade cuando ves...

... que el amanecer llega demasiado pronto para ti. Tu cuerpo, aún cansado, te ha sacado del mundo de los sueños ante otro asalto a tu sentido del olfato. Ves a Antonio terminando de colocar el contenido de una camarera sobre una mesilla auxiliar de tu habitación. Leche, café, té, mantequilla, panecillos y bollos recién horneados... Toda una delicia que hace que tu estómago te obligue a incorporarte.

Cargando editor
22/09/2011, 16:01
Antonio Montenegro

-Buenos días, señor -saludo al doctor-. Espero que la noche la haya sido provechosa, así como espero que esta mañana se encuentre con el suficiente humor como para disfrutar de este desayuno.

Coloco todo sobre la mesa y posteriormente selecciono del equipaje del doctor ropa limpia. No puedo permitir que el señor Herzog vaya por el castillo con las pintas con las que volvió ayer.

-El señor Gwyn Dwr ya ha llegado con lo que parece un inmenso carromato cargado hasta su máxima capacidad -le anuncio-. Me ha pedido que le diga que espera que haya dormido bien, que haya aprovechado la noche y que le espera graciosamente junto a la puerta de las caballerizas -es evidente que el irlandés no ha usado ese lenguaje, pero no cuesta nada ponerse diplomático-. Asimismo Su Excelencia, el señor Draconis, me ha persuadido para que le ayude a empacar lo que necesite para sentirse cómodo allá en la intemperie -tuerzo momentáneamente el gesto-. No he encontrado ropa realmente adecuada a su estatus dentro de su equipaje, señor, pero me he permitido seleccionar para usted una colección de prendas que sin duda aúnan el confort con la clase, doctor Herzog, al menos para guardar las formas para una compañía no demasiado estricta. Espero que sea de su agrado.

Cargando editor
26/09/2011, 12:31
Sven Herzog

Sonrío ante el comentario de Antonio, acordándome de la importancia que Sveta daba a la ropa... Siempre era ella la que escogía mis trajes cuando buscábamos patrocinadores, pues la etiqueta nunca fue mi punto fuerte.

- Estoy seguro de que cualquier cosa que haya elegido estará bien, señor Montengro - digo agradeciéndole su esfuerzo. Al final, mientras lleve mi abrigo lleno de pequeños artefactos, el maletín y mi cinturón de herramientas, estaré preparado para el viaje. - Bien, - digo ataviándome con esos objetos ante la mirada desaprobatoria del mayordomo - cuando quiera estaré listo para partir.

Cojo el diario del hechicero con la mano que tengo libre. Es una lástima que el carro vaya lleno, porque había deseado sentarme en él para hacer el viaje más cómodo. "A este paso me convertiré en un jinete tan bueno como Hannah", digo pensando en mi hija una vez más. Pese a la emoción de la noche, no he parado de preguntarme si se encontrará bien con Liv en la Puerta. Sigo sin estar seguro de si hice bien dejándola allí al venirme y una ligera sensación de culpabilidad se aloja en mi pecho cada vez que lo pienso.

Bajo con Antonio hasta las caballerizas y saludo al irlandés y al enano. - Caballeros, lamento haberles hecho esperar. - Me disculpo. - Cuando deseen podremos partir nuevamente hacia la puerta. - Digo mientras miro los materiales del carro. El ácido y la lejía que había pedido están allí, y aunque ahora sé que no serán de demasiada utilidad para abrir la puerta, siempre puedo utilizarlas para alimentar unas baterías eléctricas.

Miro al caballo con resignación. El animal parece tan poco complacido ante la idea de llevarme nuevamente por el camino como yo lo estoy de tener que montar en él, pero en el carro no queda espacio para dos pasajeros y si tuviese que guiarlo yo acabaría en el fondo de un barranco. Encogiéndome de hombros, subo torpemente a la grupa del caballo, dispuesto a emprender el camino sin mayor dilación.

Notas de juego

Bueno, ya es hora de cerrar la escena, que con la otra abierta me voy a volver más loco.

Cargando editor
27/09/2011, 21:07
Director

Notas de juego

Cerrando escena. Muy buena interpretación, Sven.