Partida Rol por web

Orichalchum

Escena I: El Encargo de un Dragón

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20/02/2011, 21:47
Hannah Herzog

Hannah niega con la cabeza.

-No, señora, yo no soy inventora. Yo... -suspira, restregando distraídamente la pequeña mancha con el pañuelo-... yo acompaño a mi padre -baja la voz- para que no se meta en líos. Es un buen hombre, y muy inteligente, pero a veces se despista...

¿Cuándo aparecerá el dragón? La muchacha mira brevemente a la puertas que dan a la gran sala.

-Si no fuera por mí -aclara, seria-, mi padre no saldría del taller, así que DEBO acompañarle, como usted verá...

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20/02/2011, 22:05
Liv Björnsdottir

 - Mi padre también insistió en que me vendría bien salir de la colonia y relacionarme con humano -asiente Liv a las palabras del ingeniero-. Parece que todos los padres del mundo sois iguales, ¿eh? -sonríe con amabilidad-. Aunque personalmente hubiera preferido quedarme en el taller -suspira.

Vacía otra jarra de cerveza de un trago sin que se le mueva medio pelo. Parece bastante acostumbrada al alcohol.

- No hacen una maldita cerveza decente en estas tierras ni aunque los maten -refunfuña por lo bajo-. Puñetero aguachirri.

Después vuelve a la conversación con el ingeniero. Como le nota preocupado por la torpeza de Hannah, dice:

- Una vez, cuando yo tenía la edad de su hija,  me tropecé con DG cuando estábamos  jugando al escondite. Para desgracia suya, estábamos en lo alto del acantilado Seaside. Se cayó al mar, y me tuve que tirar a por él. Los enanos se van directos al fondo, ¿sabe? Como puñeteras piedras -hace un gesto con la mano, ilustrando sus palabras-. Splash, y directo al fondo como un trozo de plomo. Al final le encontré y no pasó nada, creo -le dedica una sonrisa a su hermano-, aunque sospecho de daños mentales de vez en cuando... Quiero decir, que una copa de vino sólo es una copa de vino -sonríe de nuevo alentadoramente.

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20/02/2011, 22:22
Everard Draconis

Por un momento la conversación decae. No es que perdáis el interés, o que no podáis estirar más los temas. No, es algo... diferente.

Una puerta se abre. Una puerta discreta, bien engrasados sus goznes. No hace ruido, pero vuestros ojos se posan en ella.

Del umbral surge un hombre muy bien vestido y peinado, de rostro agraciado. La única nota ligeramente discordante en su impoluta presencia es la sombra de barba que lucen sus mejillas y el mentón, pero parece más resultado de una decisión consciente que de un descuido. Es ancho de hombros y bastante alto, más que el más alto de vosotros, pero de eso no os dais cuenta hasta que se acerca más a vosotros. Lleva las manos a la espalda y os mira brevemente a cada uno mientras camina hacia el grupo, con un asomo de sonrisa en los finos labios. Sus ojos, de un color avellana muy claro, presentan una pupila felina, reptiliana, que os incomoda levemente cuando se fija en los vuestros.

No llega todavía hasta vosotros cuando aparece Antonio, el mayordomo que os recibió a la entrada, llevando impecablemente una bandeja de plata bruñida con una copa de cristal llena de un líquido rojo ligeramente purpúreo.

-Gracias, Antonio -comenta el recién llegado, tomando la copa y bebiendo un breve sorbo del líquido-. Encárgate, por favor de que las habitaciones de los invitados estén ya preparadas...

Su voz es grave, armoniosa y muestra una exquisita articulación y precisa dicción. No encontráis soberbia u orgullo en su tono, ni deferente pedantería. Algo que, lo reconocéis ante vosotros mismos, hubierais esperado.

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20/02/2011, 22:24
Antonio Montenegro

Levanto una ceja, ligeramente sorprendido, que no irritado, por el hecho de que el señor piense que no me he ocupado de eso ya.

-Se hará como digáis, señor -contesto, no obstante-. ¿Os parece bien el ala norte, mi señor?

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20/02/2011, 22:26
Everard Draconis

El caballero asiente.

-Bien, Antonio, gracias de nuevo.

Se gira haca vosotros.

-Bienvenidos a mi hogar, damas y caballeros -os saluda, centrando su atención en vosotros-. Como habréis podido deducir, soy Everard Draconis, quien envió la convocatoria a la que habéis acudido.

Ahora sí se acerca hasta que se introduce en el irregular círculo que habéis formado entre todos. Camina lentamente, mirándoos desde sus más de dos metros y diez centímetros, casi taladrándoos con la mirada. En la mano izquierda la copa, la derecha pegada a la espalda y con el puño cerrado.

-Una convocatoria que os habrá resultado extraña, supongo, pues los dragones no solemos... hacer peticiones de forma tan abierta -os aclara.

Mientras pasea entre vosotros, sonríe a la joven Hannah de forma más abierta, asiente respetuosamente al enano, se lleva la mano a su inexistente sombrero como si fuera a quitárselo ante la señorita Thornton... os va dedicando un amable gesto a cada uno.

-Sin duda os preguntaréis por la naturaleza del... encargo -enarca las cejas, como si no le resultara cómodo el término-. Y sin duda os asaltará la duda de por qué son necesarias habilidades de tan diversa índole como la que vuestro grupo representa, pero -añade- antes de nada me gustaría conoceros un poco más, y sin duda vosotros mismos querríais saber algo más de vuestros compañeros, ¿me equivoco?

Gira sobre sí mismo de forma grácil y elegante, esperando a que alguien se decida a hablar de sí mismo.

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20/02/2011, 22:35
Liv Björnsdottir

 La primera reacción de Liv es lo que DG habría definido como "perder las bragas". Probablemente el dragón sea el hombre más atractivo que ha visto en su vida. Tampoco es que haya visto muchos humanos, en realidad, pero aún así...

No está acostumbrada a tratar con hombres, y menos con hombres tan carismáticos. Las hormonas aúllan desde las profundidades de la parte humana que tan a menudo ignora. Respira hondo un par de veces, recordándose a sí misma que un lagarto es un puñetero lagarto aunque tenga ese aspecto.

Da un paso adelante, nerviosamente, y carraspea.

- Me llamo Liv, éste es mi hermano DG.  Si puede construírse, lo construímos; si puede arreglarse, lo arreglamos -explica escuetamente-. Nos dedicamos a inventar cosas, en general, pero sobre todo armas de fuego y motores. Si han visto un automotor en la entrada, probablemente sea el Incordio; nuestra obra anti-maestra. Es la primera vez que salgo de casa, así que no se me da bien tratar con humanos -continúa, metiendo las manos en los bolsillos del mono de mecánico-. Así que cuando suelte alguna inconveniencia, no se lo tomen a pecho. Por lo que he podido deducir, bebo como un cosaco en comparación a lo que beben ustedes, los humanos; y... -se encoje de hombros-. No sé. Todos los enanos somos más o menos iguales, supongo.

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20/02/2011, 23:11
Lady Thornton

Su voz se silencia repentinamente y su atención se desvía por completo hacia la figura que asoma por la puerta que acaba de abrirse. Contiene la respiración por cuestión de segundos, su presencia le obnubila e intimida por partes iguales, pero aquello, al mismo tiempo, le resulta tremendamente excitante.

Inclina la cabeza cuando sus miradas se cruzan, sostiene la suya y esboza una sonrisa, cortés.

Aquella que se presenta como Liv es la primera en romper el silencio tras la intervención del anfitrión. Margaret la escucha con atención pero su mirada inevitablemente se desvía con más frecuencia de la que quisiera hacia el lugar en el que se encuentra Draconis.

-Fascinante -piensa.

Parpadea, despacio y cuando la enana da por terminada su intervención, sin moverse del lugar en el que se encuentra ni alzar la voz en demasía, con esa voz aterciopelada que tanto la caracteriza, Margaret se decidió a ser la siguiente en hablar.

-Margaret Thornton, 15ª Lady Thornton. Sobre mi no hay mucho que decir o al menos nada diferente a lo que ya se ha dicho en revistas y periódicos. Soy hábil con los números, puedo leer un libro de contabilidad con la misma facilidad con la que ahora os hablo. Me gusta leer, me gusta todo lo que signifique un reto a mi intelecto -fija su mirada en Draconis- y estimule mis sentidos.

Sonríe de medio lado y su mirada se pasea por todos los presentes, sin excepción.

-¿Lo demás? Lo demás lo iréis descubriendo en el camino. Me gusta tener mis secretos, a nadie le gusta que se devele todo el misterio de una sola vez porque se pierde la emoción y a mi me gustan las emociones... ¿A vosotros no?

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21/02/2011, 00:56
Snidely Whiplash

Podría haber reaccionado de mil maneras, mientras clavaba mis ojos en la chica que me acababa de verter el vino en la ropa. Pero sólo una era la correcta para la situación y ninguna de ellas era la amenaza física ni verbal. Tampoco lo era mostrarse bondadoso, por lo que darme la vuelta y dirigirme a la mesa para dejar ese posible vino envenenado era lo que debía hacer.

Y lo que habría hecho de no ser por la mujer que aparece, mencionando mi nombre. Dibujo una sonrisa bastante sarcástica, aunque respondo con un claro "por supuesto que no" y detengo a la muchacha con un gesto de la mano. "Odio que me toquen". Vuelvo a observar a la mujer, aunque no retengo mucha la mirada en ella al abrirse paso el Dragón Draconis.

Apoyo ambas manos en el bastón, observando en silencio cómo el maldito lagarto hace ése espectáculo grotesco e insultante ante mis ojos sin mover ni un músculo. "Imbécil quien se lo crea". Podría estar cabreado (y de hecho, muy en el fondo lo estaba), pero era más interesante enterarme qué es éso tan importante como para hacerme ir hacia allí.

Escucho las dos presentaciones, aunque la interesante es la de Thorton. Me fijo algo más en ella.

"¿Leerte en revistas? No todos leemos basura".

Vuelvo a fijarme en el dragón, en el aspecto que ha utilizado y la farsa que ha mostrado ante nosotros. Algo realmente valioso debe querer de nosotros.

- También me gustaría saber el "por qué" -Digo en dirección al Dragón, aunque mi tono no sea ácido como desearía. ¿Y a mi qué cómo se llamen éllos?

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21/02/2011, 15:04
Annie Graham

Annie se sorprendio, pero no lo demostro. Su cara seguia igual, sin indicios de la sorpresa que le causaba. Habia pensado de verdad que era un dragon, por lo que su curiosidad la impulso a ir hasta alli. Pero al menos merea la pena, ya que parecia que pagaria muy bien, aunque el dinero no lo es todo en la vida. Con pasos cortos, se le acerco y le tendio la mano.

-Annie Graham, exploradora, a su servicio.-dejo unos segundos de silencio.

Se retiro para dejar a los demas que se presentaran, antes de contar sus dones. Decidio observar a los que todavia no habian hablado por ahora, aunque seguro que pronto se presentarian.

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21/02/2011, 19:24
Dáravah Clums

Me quedé observando al que nos había hecho llamar en silencio. Nadie podía negar que era una de esas presencias que te hace sentir quizás hasta intimidada y fui incluso consciente de cómo contuve la respiración durante unos instantes, aunque sin dejar de estar atenta a las palabras de la gente de mi alrededor.

Por suerte, aquella enana, se encargó de hacer todo aquello quizás menos formal y arrancó una sonrisa de mis labios con aquella presentación. No creía que todos los enanos fueran iguales, así como no creía que hubiera dos cosas totalmente iguales en todo el mundo, pero eso era ya más una discusión filosófica que cualquier otra cosa y aquel, no era el momento de llevarla acabo.

La siguiente en presentarse fue una mujer con una apariencia impoluta, guapa y elegante, una de esas que seguro que los hombres miran con cierto descaro cuando sale a la calle y además parecía tener bastante don de la palabra, cosa que siempre había admirado en la gente, pero no, yo no leía revistas, aunque quién sabe, quizás algún día escribieran una sobre algo que me interesase que no fuera ni la vida de nadie ni los temas políticos o de sociedad.

Las siguientes dos presentaciones, fueron bastante escuetas, por lo que ahora, sería un gran momento para poder hacer la mía, total, ya quedaba claro que allí cada uno era de " una madre " ( en el caso de los enanos quizás no ) y estaba casi segura de que si permanecía demasiado tiempo en silencio, las miradas acabarían centrándose en mí cosa que no me gustaba demasiado en aquellas situaciones en las que había demasiada gente que no conocía.

- Mi nombre es Dáravah Clums, de profesión.... herborista supongo, aunque también se me dan bastante bien los animales.

Por mi apariencia, seguro que alguien dudaba que fuera la típica persona que pasaba mucho tiempo encerrada en una tienda, pero en realidad, lo hacía a partes iguales, pues tan pronto pasaba tres meses sin apenas salir de ella como no volvía a ella en otros tres.

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21/02/2011, 20:27
Jean Claude Renoir

Jean Claude, que había estado charlando agradablemente con la fascinante señorita Tornton, decide que es momento de presentarse. Es un hombre ancho de hombros, alto, pelo castaño y rostro atractivo y que exuda carisma y seguridad en sí mismo. Viste con ropas muy elegantes, un sombrero a juego, y se apoya en un bastón de madera oscura y pomo plateado y redondeado. Tiene la sonrisa fácil y parece un hombre versado en muchos temas y muy agradable.

Desde luego que la opulencia del señor dragón le había causado una honda impresión. Él, que está acostumbrado a las mejores cortes de Nueva Europa y a los clubes más selectos, no puede dejar de envidiar al dragón. La mansión (se niega a llamarla castillo) es hermosa, decorada con gusto (sí, incluso la estatua del dragón es bellísima) y atendida con esmero.

-Mi nombre es Jean Claude Renoir -se presenta, pronunciando el inglés, el idioma que parece que dominan todos, con un rico y elegante acento francés-. Soy un hombre muy conocido por el continente, artista del baile social, y he acudido a la llamada de Su Gracia -dice, con una reverencia- porque entendí que era posible que se necesitara... alguien con habilidades específicas. Ya saben lo que se dice, messieurs, una puerta se puede abrir con la llave, con un ariete, con una ganzúa... pero a lo mejor basta con aceite que engrase los goznes...

Dicho esto hace una elegante reverencia a los presentes y se vuelve a colocar en su sitio, junto a lady Tornton

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21/02/2011, 20:32
Sven Herzog

La entrada del dragón mantiene mi atención más tiempo que cualquier cosa hasta el momento. Le observo con detenimiento, como intentando desentrañar un misterio, de forma similar a la primera vez que miré las ecuaciones que planteaban la hipótesis que Riemann formuló hace apenas un par de años.

Me quedo tan absorto intentando imaginar los inmensos conocimientos que puede albergar un ser de estas características que apenas consigo escuchar al resto de los presentes. Cuando por fin llega a mi lado me doy cuenta de que tal vez se espere de mi que me presente, así que hablo torpemente.

- Yo... yo soy Sven Herzog, "ingeniero del vapor" - repetir mi eslogan me infiere algo de seguridad al hablar en público. - Soy científico, inventor e... ingeniero - Was zum Teufel! ¡Eso ya lo había dicho!

Visiblemente incómodo por hablar ante tanta gente, miro a mi alrededor esperando que alguien tome la palabra para dejar de ser yo el centro de atención.

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21/02/2011, 21:02
Hannah Herzog

Hannah, amablemente, le da un empujoncito a su padre, que parece que se ha trabado.

-Venga, papá, que eres una persona MUY importante... -le susurra, intentando darle algo de confianza en sí mismo-. Y te han recibido condes y duques...

Después se gira hacia el señor Draconis... una visión realmente impresionante y que... hace que... se ruborice levemente. La verdad es que no ha podido dejar de mirarle desde que entró en la sala. Es hasta más impresionante que el señor Renoir. Y le ha hecho olvidar la brusquedad del señor Whiplash.

"Mejor fijar los ojos en el suelo. Mejor fijar los ojos en el suelo".

-Disculpe a mi padre, Su... Su Gracia -dice la joven, imitando el tratamiento del caballero francés-. Es un hobre sencillo pero muy inteligente y hábil. Y yo soy Hannah, su hija, y sé... sé... puedo defenderme bastante bien con una espada y disparo decentemente. Además he estudiado y sé... y ayudo a mi padre. Eso -termina, atropelladamente y no sabiendo muy bien qué decir, con una reverencia algo envarada pero elegante.

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21/02/2011, 21:14
Sven Herzog

Sonrío mirando a mi hija, que ha intervenido en mi ayuda... Igualita que su madre, pienso con cariño... Por un momento su recuerdo me distrae de las palabras que acabo de escuchar, pero al cabo de un instante abro los ojos en expresión de sorpresa...

- ¿Espada? ¿Disparo? - susurro. - ¡Creo que tú y yo vamos a tener que hablar seriamente, señorita! - Pese a mis palabras de reprimenda, formuladas en un tono que sólo ella ha podido escuchar, sé que mi mirada no ha perdido el agradecimiento que siento por haberme ayudado en una situación incómoda.

 

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21/02/2011, 22:03
Liv Björnsdottir

 Liv sonríe ante la actitud tierna y graciosa del ingeniero frente a su hija. Le recuerda bastante a la actitud de su padre, excepto por el hecho de que su padre mide la mitad que Sven y tiene una barba sobre la que podría dormir un gato.

Notas de juego

 Como ha mentado el máster antes, aclaro:

Liv NO es una enana, pese a que hable de sí en esos términos. Liv es una humana, y muy guapa, de hecho, excepto por el asunto de ir vestida como una zarrapastrosa con el pelo cortado de cualquier manera y las uñas llenas de grasa de mecánico.

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21/02/2011, 23:55
Daniel van Harkov

Silencioso, algo aparte... nadie me había molestado. Eso se agradece. No soy un ser social y tolero ciertas familiaridades desde lejos. La verdad es que admiro el modo en que el tal Whiplash ha llevado la situación embarazosa de tener a una niñata torpe encima. Pff... hay cosas que no se deberían permitir. Y una de ellas son los niños.

Suspiro y dejo mi copa apenas empezada en una de las mesas que rodean el pedestal de la estatua de la dragona. Supongo que nadie se habrá dado cuenta de ese detalle, pero... lo cierto es que la mayor parte de la gente anda tropezándose con las esquinas de los adoquinas del suelo.

Acaricio mi anillo con la imagen de la Pirámide y el Ojo de forma distraída. "Debí haberme quitado la capa. Hace demasiada buena temperatura para estar en el subsuelo en unos picos que tienen 3000 metros de altura". Sólo a mí se me ocurriría haber traído la capa forrada de terciopelo negro. Por lo menos los zapatos han aguantado el viaje. Pff... no se debería obligar a uno de los míos a destrozarse la ropa por estos andurriales alejados de la mano de Dios. "No como esa... esa abrazageranios. Seguro que hasta ha disfrutado del viaje".

Suspiro de nuevo. Creo que debería presentarme antes de que empiece otra tierna escena familiar.

-Buenos días a todos, damas y caballeros -empiezo, dedicando una breve aunque respetuosa inclinación de cabeza al dragón. Siempre conviene mostrarse respetuoso con un dragón. Siempre. Por si acaso-. Mi nombre es van Harkov, maestro Daniel van Harkov -no me importa que conozcan ni mi procedencia ni mi afiliación. Yo he venido a hacer un trabajo, no a codearme con... albañiles-. Soy hechicero perteneciente a la sagrada Hermandad Iluminada. Y, desde luego, es un honor poner mis arcanos servicios a las órdenes de un Señor Dragón de tanta fama como nuestro anfitrión.

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22/02/2011, 20:02
Acteon Gwyn Dwr

"Bien, creo que ya hemos perdido suficiente tiempo con estas tonterías de las recepciones y los vinos y demás", piensa Acteon. "Muy civilizado. Demasiado. Cuando vi el remite del llamamiento y su localización, me imaginé algo más indómito. Y esto parece la puta corte de París".

Como parece que no queda nadie más, aprovecha para cerrar la ronda de presentaciones.

-Me llamo Acteon Gwyn Dwr, afamado explorador -dice con simpleza, como si estuviera hablando del color del cielo-. Conozco muy bien las tierras agrestes y cómo sobrevivir a ellas, sean cuales sean los impedimentos que tenga. Cumplo mis contratos y me gano la paga -el irlandés pone un ligero énfasis en esa última palabra.

Bufa de modo algo despectivo y se cruza de brazos.

-Y ahora creo que ya hemos perdido suficiente tiempo con estas... inutilidades sociales.

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22/02/2011, 20:11
Dáravah Clums

Levanté la cabeza cuando habló aquel hombre, Daniel y le miré con curiosidad pues ni siquiera había reparado en él. En mi rostro se dibujó una sonrisa, casi agradable, aunque no compartiera muchas de las inútiles creencias que tenían otros hechiceros, sentía simpatía por alguien que compartía mi don.

No había creído necesario decir nada más como presentación, pero suponía que más adelante tendríamos que dar más detalles y mi vida, estaba consagrada a la naturaleza no sólo porque me gustara, sino porque sabía que de ella venían todos los dones que se me otorgaban.

Asentí con la cabeza esperando que se diera cuenta. Si era hechicero no le harían falta muchos más detalles, pues no ponía en duda su inteligencia.

El que verdaderamente me hizo gracia fue el hombre con el que estaba hablando, pues la verdad era que que se le veía incómodo en aquel lugar y con tanta gente.

- Estoy segura de que no estaremos aquí más de lo necesario.. - Dije a Acteon como queriendo calmar su desasosiego. - aunque de vez en cuando no está mal escuchar lo que otros tienen que decir, es otra forma de aprender algo, como cuando no conoces y lo tienes que recorrer para grabarlo en tu cabeza..

Le hablaba de forma paciente, simplemente intentando que se sintiera agusto, aunque siempre cabía la posibilidad de que me dijera que me metiera en mis cosas, claro.

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22/02/2011, 20:22
Everard Draconis

Everard Draconis va siguiendo la línea dibujada por la circunferencia imaginaria que ha trazado para poder miraros a todos. Mira atentamente a cada uno mientras éste se presenta, evaluando vuestras palabras como si fueran dichas por un sabio filósofo o un astuto diplomático: con interés y seriedad.

Una vez hechas todas las presentaciones, podía dedicarse o bien a saltarse las bienvenidas individuales o, como dictaba la buena educación, dirigir unas breves palabras a cada uno de sus invitados.

El primer turno pareció tocarles a la extraña pareja formada por la atractiva chica andrógina y el enfurruñado enano de barba llena de migas de canapés. Desde luego no se le había pasado por alto al reacción de la chica, Liv, pero como un ser profundamente educado y que creía firmemente en las normas sociales, no mostró la complacencia que tal reacción le había causado. El enano, por supuesto, no había hecho otra cosa aparte de asentir vigorosamente a las palabras de su... "hermana". Tampoco espera mucho más, pues es sabido de sobra entre todos los seres inteligentes que los enanos son criaturas de hechos, no de palabras.

-Bienvenidos, doblemente bienvenidos en su caso -afirma el dragón-. Nunca está de más contar con la sabiduría y la pericia de un industrioso enano y de una atractiva humana criada por ellos -recalca, nada dubitativo, simplemente como para que quede claro-. Aquí les aseguro que tendrán oportunidad de someter su inventiva a uno de los mayores retos jamás presentados.

Terminó su alocución con una leve inclinación de cabeza dedicada a la pareja... y una somo de sonrisa, por qué no, por lo inhabitual de la situación

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22/02/2011, 20:33
Everard Draconis

Sus felinos y extraños ojos pasaron después a la señorita Thornton. Lady Thornton, por supuesto. Y pasaron por toda ella, con ávida curiosidad. Aquí sí que se permitió una sonrisa de complacencia, pues estaba claro que la fama de la lady ni siquiera hacía justicia a su presencia real. Por supuesto, le dedicó una inclinación de cabeza algo más pronunciada que a la pareja enano-muchacha.

-Y vos, milady Thornton, sois una verdadera sorpresa. Jamás -añade-, podría haberme imaginado que mi humilde convocatoria pudiera atraer a alguien como vos... ¿o quizá sí? Como bien decís, cada uno tiene sus secretos. Unos ocultos y otros... preparados hábilmente  para ser descubiertos -continúa, medio en serio y medio en broma.

Le dedica una cautivadora sonrisa (en la que, os extraña, no hay presencia de colmillos exageradamente afilados).

-Estoy seguro de que lo que tengo que proponeros a vos y al resto de mis invitados... cautivará vuestros sentidos como jamás nada lo ha hecho.