Partida Rol por web

Pathfinder Alfa: Hijos del Vacio

[Escena] Interludio 1: De la Sartén a las Brasas

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18/02/2016, 18:17
Director

Cercanías del Codo del Diablo, tarde del 16 de Desnus, día del sol, del 4710 CA

Había pasado una hora desde que el grupo de la isla había llegado hasta el Oso Empapado para alejarse de aquella infernal costa. El navio menor había trasladado durante ese tiempo varios pasajeros, entre los que estaba el mismo Otto Carré, y suministros al Oso antes de mantenerse a la espera para llevar a quien hiciese falta al continente. Había llegado el momento de las respuestas.

Los aprendices de Abrahms, la criptarca herida y los enanos ya habían sido trasladados a la Zorra de los Vientos, mientras que Helgya y Cade tras despedirse (más de unos que de otros) decidieron seguirles. En ese momento estabais reunidos en el comedor del Oso nueve personas: el grupo de Naewen (incluyendo a la elfa, Seltyiel y Air'his), el grupo de “refuerzos” de Carré (que incluía al susodicho además de de una mole enfundada en armadura llamada Breol, un tipo de mirada dura y aspecto curtido llamado Marcus y un curioso gnomo llamado Gelbin) y finalmente los dos líderes criptarcas supervivientes (Heinrich y Shiella).

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18/02/2016, 18:18
Otto Carré

Carré tras saludar al sorprendido Aldmer y hablar un rato con él decidió explicarse el primero.

- No hay mucho que contar por mi parte realmente. Cuando supe que estaban ustedes- dijo haciendo un gesto para incluir a su amigo Heinrich además de los Pioneros- reuní a mi grupo y me apresuré a venir hacía aquí esperando ayudarles. Aunque parece que no necesitaban mucha ayuda.

- Dejé la Sociedad hace ya mucho tiempo, pero como se decía en mis tiempos “Pionero una vez, Pionero hasta la tumba.”- Añadió el envejecido aventurero.- Pero dado que están fuera de problemas mis hombres y yo estamos a sus ordenes. Sea para volver al Codo o para ir en busca de... lo que han venido a buscar ¿Puedo preguntarles que pasa realmente en la isla? No parecía que el pivote que han sacado de la espalda de ese muchacho fuese cosa de los akatas.

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20/02/2016, 20:56
Naewen

Antes de la separación

-Que vuestro camino sea verde y dorado -deseó Aerilaya a Helgya, y como sospechaba que la mujer no valoraría una despedida élfica añade-: Espero que vuestro viaje resulte bien. Cuida a Cade, Helgya.

De Cade se despidió con uno de sus abrazos espontáneos. -Recuerda de volver a visitarme -le sonríe-. Que la Canción de las Esferas os sonría en vuestro viaje. Si aun os quedáis por Puerto Enigma un tiempo espero que nos veamos antes de que partáis.

De los enanos se despidió más formalmente, como les gustaba a esa raza. Siempre se había entendido mejor con esa raza que los humanos. -Ha sido un placer colaborar para salir de allí todos. Buen trabajo. Si alguna vez necesito un equipo, pensaré en vosotros. ¿Dónde se os puede encontrar? ¿Puerto Enigma o Janderhoff? -Nunca estaba de más tener presente a trabajadores buenos y disciplinados. Quien sabía cuando se los podía necesitar.

A los aprendices de Abrahms le cogió por separado a lo último, una vez que pudieron despertar al que había sido afectado por el veneno drow: -¿Qué será de vosotros? ¿Tenéis a alguien que pueda retomar vuestro aprendizaje? -A pesar de que compadecía a Abrahms, no podía ocultar su desaprobación tampoco. No era correcto tirar la toalla de esa manera, ni faltar a su obligación con sus aprendices.

 

En la reunión

Aerilaya se detuvo un momento a limpiar sus ropas con un pequeño conjuro y soltarse la melena, que durante su estancia en la isla había recogido en un peinado más práctico. Pero ahora que no había enemigos ni actividad física a la vista podía dejarlo suelto. Aunque aun llevaba la vestimenta, más práctica que elegante, que había llevado en la isla, la elfa se las apañó para parecer pulcra. Lamentaba la ausencia de sus habituales vestidos de hilo ilusorio; pero no merecía la pena cambiarse si iban a regresar casi inmediatamente. Maldito noqual...

La elfa era un poco más alta que un varón humano de estatura media, y tenía la melena negra y lustrosa. Los ojos almendrados dominaban el rostro menudo, en parte por su llamativo color, de una viva tonalidad zafiro, en parte porque, como todos los elfos, los iris eran muy grandes, mucho más que los humanos.

Dirigió una breve sonrisa de saludo a todos los presentes, antes de sentarse a la mesa alededor de la cual están reunidos todos.

La maga miró a Carré. -En realidad fuimos a la isla para buscaros, señor Carre. Queríamos que nos contara más a fondo sobre vuestro descubrimiento de la Dama Velada. Si no os importa dedicarnos después un rato para discutir sobre eso…

Se volvió hacia los acompañantes de Carré también: -Para quienes no lo sepáis, soy Naewen Mistivvin, capitana-aventurera de la Sociedad Pionera. Encantada de conoceros a todos. Os presento a mis compañeros: Seltyiel Aeradhen, nuestro especialista, y a la druida Air'his.

Y en respuesta a Carré. -¿Que qué ha pasado? Uff. Quizá Aldmer quiera hacer una exposición más extensa, pero para no alargarnos demasiado, digamos que el noqual parece haber atraído a una raza problemática y asesina que decidió pasar por encima de los otros equipos que trabajaban en la isla. Me temo que los que habéis visto son los únicos supervivientes.

Les miró a todos. -Sí, tengo intención de volver a la isla. Quiero saber qué están haciendo exactamente allí esos asesinos, y he hecho una promesa que quiero cumplir. Daré la bienvenida a cualquier ayuda que queráis prestarme, pero advierto que probablemente volver sea algo que otros… -miró a Aldmer con algo de ironía-, podrían considerar digno de "liantes". Será peligroso, esa gente no se anda con chiquitas y no son aficionados. También, si venís… olvidaros de actuaciones unilaterales. Solo saldremos con el pellejo intacto si colaboramos y no nos hacemos notar demasiado. La idea es recopilar información, no liarnos a combatir con esos seres, me temo que estaremos en desventaja numérica, y que nos aplastarán si tomamos ese camino.

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20/02/2016, 21:14
Marcus

Marcus había decidido que era hora de que Carré se ganara sus honorarios. Era él quien debía hablar y no Breol, Gelbin o el propio Marcus. Dejó que el hombre explicara e hiciera las preguntas pertinentes mientras se dedicaba a estudiar con la mirada a todas las personas presentes allí. Eran nuevos conocidos para él, y siempre procuraba hacerse una idea de con quién conversaba. 

A sus treinta años Marcus tenía un tipo y una forma envidiables. Alto (1,80m), de constitución delgada pero fuerte (unos 82 kg). De tez morena, pelo castaño y ojos verdes. Su piel bronceada por el sol y la vida al aire libre le daba un aire rudo y cierto atractivo. Vestía ropas cómodas para viajar, un camisote de mithril y una capa fina de algo parecido a piel que no correspondía a ningún animal común o conocido.

Jugueteó levemente con el amuleto que colgaba de su cuello, sin abrir la mano en ningún momento para no mostrarlo. Y sólo se detuvo devolviéndolo al interior de su camisa cuando aquella elfa se puso a hablar. Naewen Mistivvin. Los dos criptarcas no habían encerrado ningún secreto para el explorador. La elfa y sus dos compañeros, en cambio sí. La druida había llamado la atención de Marcus desde el momento en que la divisó en la costa, lanzando conjuros y parecía que intentando hacer frente a la ingente cantidad de animales que se le acercaba mientras el resto de sus compañeros buscaban la protección de los barcos. Una reacción que sorprendió a Marcus.

Luego estaba el especialista, como la elfa había dado en denominar. Otro elfo solo que más joven. Marcus en cualquier caso no estaba muy seguro. Siendo elfos podía tener perfectamente cientos de años.

Y finalmente la mujer que había tomado la palabra y que parecía la líder de aquel grupo. Esa elfa. Naewen.

- Un placer, Capitana Naewen. - Replicó al saludo mirándola atentamente y procurando no perderse en aquellos ojos zafiro que casi le hipnotizaban. Giró el rostro tras parpadear para escapar de aquel embrujo y se dedicó a saludar a sus otros compañeros. - Especialista Aeradhen, druida Air'his... - Correspondió a ambos con un perfecto saludo.

Todavía estaba intrigado y se preguntaba qué querría decir aquello de "especialista". Sonrió. Tenía muchas preguntas.

- ¿Puedo preguntar qué es el noqual? - Dijo mostrando interés por las palabras de Naewen que no había conseguido descifrar. - Y veamos si lo he entendido bien. Después de que diezmen a los vuestros, de que casi os maten en esa costa... ¿Queréis bajar de nuevo a esa isla? Intentar pasar desapercibidos, recopilar información sobre lo que está haciendo una misteriosa raza de asesinos... y ¿volver aquí? - Preguntó.

Empezó a reír de forma franca y amistosa, y para nada exagerada. - Sí que os gusta el riesgo... - Cuando paró de reír miró a Breol y a Gelbin sobre todo. De Carré se podía esperar cualquier cosa, y casi seguro que se quedaba en el barco, a salvo. Pero quería saber si Breol y Gelbin le acompañarían. - Pues aunque suene loco yo me apunto. -

Volvió a centrar su atención en Naewen. - Aunque me gustaría que me contárais más cosas de lo que debo esperar cuando lleguemos a tierra. Y de esa raza de misteriosos asesinos... - Se le antojaba raro que existiera una raza de misteriosos asesinos y que estuvieran ahí. Había pensado que sería alguna tribu de orcos o trasgos... pero supuso enseguida que Air'his los habría reconocido. No, tenían que ser otra cosa.

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21/02/2016, 03:11
Seltyiel

-Espero que antes de marchar de Puerto Enigma podamos vernos… y disfrutar de esa noche de la que hablamos ayer. -Selt guiña un ojo a Helgya, y en un impulso decide mostrarse atrevido, arriesgándose con un beso. Todo era que a la mujer no le gustase el avance y acabase estrellándole los piños contra sus dientes. Pero el riesgo formaba parte de la vida, heh. Por otro lado, Helgya tampoco parecía de las melindrosas ni modositas, así que con un poco de suerte su dentadura estaría a salvo.

De Cade se despidió con una palmada amistosa en el hombro. A los enanos les recordó que tenían pendiente una noche de juerga en Puerto Enigma. Selt conocía locales donde las bebidas podrían tumbar incluso a unos enanos. Pero cuando la capitana se puso a hablar con los aprendices se acercó, curioso y sin entender lo que ella pretendía.

-¿Y ese interés en ellos? ¿No irás a cogerlos como aprendices, verdad? -le pregunta a ella. A su entender, los chicos eran mayorcitos, ya encontrarían otro maestro o se las apañarían por su cuenta. Él lo había hecho siendo solo un adolescente, después de todo, y no le había ido tan mal.

Selt entró a la reunión detrás de la capitana. Al contrario que ella, no se había molestado en limpiarse las ropas (que todavía estaban manchadas del polvo de la larga marcha y exploración, y la sangre y demás babas alienígenas de los akatas). Pero se baja la capucha ahora que había pasado el tiempo para las infiltraciones. Llevaba el cabello negro sujeto en una descuidada coleta que le caía por la espalda y le dejaba un flequillo rebelde sobre la frente. Selt vestía ropas de colores terrosos, apagadas, que le ayudaban a camuflarse con su entorno, y dos dagas enfundadas en gruesas vainas. Pero no llevaba a la vista ni armas más contundentes, ni bolsa de componentes. Su forma de moverse era ágil, casi felina. Llevaba sentado un pequeño monito, de pelaje pelirrojo y carita achatada, sobre su hombro.

El elfo deja que la capitana hable, como de costumbre. A los jefes siempre les gusta hablar, lección número uno que cualquiera aprende desde que sale del círculo protector de los brazos de su madre. Y no estaba mal, eso le dejaba tiempo y espacio en la sombra para examinar a los desconocidos y forjarse una opinión sobre ellos. Pero al ver la mirada que le dirige el humano, el único que había hablado, ante la presentación de Naewen, sonríe.

-Ya que pareces preguntártelo, un especialista es el que hace todas las tareas especiales. Si necesitas una biblioteca con patas o magia seria recurres a la capitana. Si necesitas una cura o un garrazo dado a mala uva acudes a ella -señala a la druida-. Pero si quieres a alguien que se adelante y examine el terreno discretamente, a alguien que pueda espiar una conversación, o realizar un soborno discretamente, o clavar un puñal por la espalda, o sonsacar información a alguien, o simplemente forzar una cerradura… recurres al especialista. Y ése soy yo. El chico de los recados para todo. Hasta te puedo hacer algunos pequeños apaños mágicos. Aunque si quieres algo de cierta envergadura, recurre a la capitana. Yo no me tomo el Arte tan en serio como ella. Eso sí, la capitana es amable al llamarme "especialista", en Puerto Enigma me consideran muy a menudo simplemente como un "procurador".

Selt guiña un ojo al humano, distendidamente, pero se cruza de brazos y deja que la capitana siga con lo suyo.

-Bueno, no sé si os lo habrán contado o si sois de por aquí, pero hace poco cayó un meteorito en la isla -vuelve a intervenir Selt cuando Marcus pregunta sobre el noqual-. La mayoría de los meteoritos tienen lo que los empollones como la capitana llaman "metales estelares". Son metales raros, que no se encuentran en Golarion o se encuentran en muy pequeñas cantidades, así que son valiosos. Muchos magos venderían a sus madres por conseguir esos metales para sus trabajos mágicos, y no pocos armeros o metalurgos se dejarían cortar un brazo también por conseguir un poco. El noqual es uno de esos metales. Uno que tiene propiedades…. interesantes y peligrosas a la vez. Fundamentalmente, anula a la magia.

Se encoge de hombros. -En grandes cantidades parece que puede provocar mutaciones y enfermar a la gente. Pero tranquilos, no creo que haya tanto como eso por la isla. En todo caso, el meteorito ha esparcido pedazos de noqual por toda la isla, y eso parece haber agudizado la avaricia de una cuanta gente.

Tras el resumen del humano Selt levanta el pulgar en un gesto de aprobación. -Lo has calado, chaval. Somos así de suicidas. Pero alguien tiene que hacerlo. ¿O dejamos que los chicos malos se salgan con la suya y a saber qué jaleos montan después? Al menos deberíamos averiguar qué se traen entre manos para que luego otros puedan pararles los pies.

Y más serio, señalando a los dos criptarcas. -Han matado a todos los compañeros de su grupo, y a mucha más gente. Y no sólo matado, sino torturado y deleitado en ello. No soy melindroso, amigo, pero diría hay razones para querer saber las futuras intenciones de esa gente. Visto lo visto no son alguien que querría tener de vecinos.

Selt arquea una ceja cuando el humano se ofrece voluntario para unirse a la fiesta. Pero aquello era cosa de la capitana, así que el elfo se limita a dedicarle otro guiño al humano. Joven, lo cual era bueno y malo. Bueno porque aun no había aprendido a tener miedo de verdad y se atrevería a hacer cosas que alguien mayor y más sensato no haría (como unirse a aquella expedición) y porque nunca venía mal un poco de músculo bien entrenado y aun no agarrotado por la edad. Y malo porque… bien, porque aun no había aprendido a tener miedo de verdad. Los jóvenes siempre se creían inmortales, y eso a veces no era bueno. Nada bueno.

Ante la última pregunta Selt se rasca la mejilla y decide que aquello mejor lo explica la capitana. Dado lo sensible que era el tema para ella, lo mejor que podía hacer era pasarle la patata caliente. De modo que se reclina contra el asiento con los brazos cruzados y deja que sea ella quien hable.

-¿Cuáles son tus credenciales? -no pudo menos que preguntar, sin embargo-. ¿A qué te dedicas, de dónde vienes, cuales son tus puntos fuertes? Ese tipo de cositas…

Y más importante aun... Selt se inclina hacia delante para hacer aquella última pregunta. -¿Y por qué quieres unirte a nosotros? La gente como Aldmer -Selt mira un momento al criptarca- parece considerarnos locos y problemáticos por ello. "Liantes" fue la palabra exacta que usó. Pero básicamente su postura se puede resumir en que nos consideran suicidas y preferirían no tener que hacer lo que nosotros hacemos ni en cien mil años. Lo cual no dudo que sea lo que cree la mayor parte de la gente...

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21/02/2016, 12:46
Naewen

-¿Tomarlos como aprendices? Por la mano quemada de Nethys, no. Creo que ha quedado demostrado que no tengo suerte como mentora. Pero conozco a muchos magos e instituciones arcanas. Podría darles una recomendación -replicó Aerilaya a la pregunta de Seltyiel-. Ya es suficiente desperdicio que el maestro se haya inmolado. Sería una pena que cortaran su aprendizaje antes de poder probarse en el Arte realmente. Aunque tal vez los criptarcas se hagan cargo; no sé como funcionan como grupo, realmente. Ahí imagino que sepas más tú que yo.

 

En la reunión

Aerilaya inclinó ligeramente la cabeza ante el humano que acababa de saludar.

-Llámame simplemente Naewen, si quieres -sonrió la elfa-. Aunque mis compañeros insisten en llamarme capitana, se me hace raro ser tratada así. En realidad llevo con la Sociedad muy poco tiempo. ¿Podemos esperar, mis compañeros y yo, una presentación recíproca?

Asintió ante la explicación que Seltyiel da acerca del noqual. -Los metales estelares proceden de planetas distantes y estrellas que han colapsado. La mayoría han viajado mucho tiempo por el espacio, a veces incluso por el Vacío, hasta llegar a nosotros. El noqual…

La elfa se puso su bolsa de viaje en las rodillas y sacó de uno de los bolsillos laterales un par de guantes gruesos, protegiéndose con ellos antes de meter la mano en el compartimento principal. De su interior extrajo una caja de plomo con precintos, un poco voluminosa para el tamaño de aquella bolsa. Aerilaya abrió con cuidado los precintos de la caja, antes de retirar la tapa, mostrando que dentro de aquel recipiente había una segunda caja, esta vez de madera basta y una tapa sencilla. De su interior la elfa extrajo un cristal verdoso, con una tonalidad intermedia entre la turmalina y el peridoto, y el brillo y el reflejo de una sustancia cristalina, aunque su tacto y consistencia era más bien propio de un metal. Aerilaya lo hizo girar, mostrando cómo su aspecto cristalino podía tornarse opaco y metálico, u opaco y pétreo, según la luz incidiese sobre él.

-Esto es un trozo de noqual. Y si me perdonáis, vuelve a su caja ahora mismo, antes de que afecte a los conjuros que tengo activos. -Aerilaya volvió a guardarlo en su caja, y a ésta en el contenedor seguro de plomo, que formaba parte del equipo de alquimia que siempre llevaba consigo, aunque era limitado comparado con los laboratorios que tenía en sus casas. Pero siempre venía bien llevar un contenedor estanco para sustancias peligrosas.

La maga guardó la caja en la bolsa, aunque esta vez, cuando retiró la mano, apareció la cabeza de un pequeño dragoncito de su interior. El dragoncito miró a su alrededor con aire irritado y somnoliento.

-Vuelve a dormir, pequeño. Aun no es tiempo de volver, y has estado en vela gran parte de la noche -aconsejó la elfa, acariciándole el morro escamoso. El dragoncito miró a los extraños con la mirada fija de los dracónidos, y en vez de obedecer a su maga, salió de un salto de la bolsa (que definitivamente era demasiado pequeña para contenerlo a él y a la caja), y se acomodó sobre su regazo mientras ella dejaba de nuevo la bolsa en el suelo, a sus pies. El dragoncito asomó la cabeza por encima del borde de la mesa, curioseando a todos sin el menor rastro de disimulo.

Aerilaya escuchó seriamente el ofrecimiento del humano a unirse a la investigación de la isla, mientras se guardaba los guantes (que también formaban parte de su equipo de alquimia) y los volvía a guardar. -Como he dicho, daré la bienvenida a cualquier ayuda que queráis prestar, siempre que os comprometáis a no actuar unilateralmente y a respetar la idea del retorno, que es simplemente recopilar información. No vamos a intentar detener a esos seres, no tenemos capacidad para ello. En cuanto podamos alertaremos a otra gente que podrá hacerlo. -Se volvió hacia Aldmer y a Shiella, seriamente-. ¿Y vosotros? ¿Os atrevéis, o preferís esperar en el barco?

Y volviéndose hacia los desconocidos. -¿Y vosotros? ¿También queréis venir? -Y mirando al único humano que había hablado-: ¿Qué habilidades puedes aportar? Es algo que debemos saber para poder cooperar.

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21/02/2016, 13:21
Marcus

Con que un "procurador"... - Repitió Marcus ensanchando su sonrisa. Los conocía perfectamente. Había vivido toda su vida en Puerto Enigma. - Seltyiel... - Volvió a decir lentamente. - La verdad es que tu nombre me sonaba. - Indicó el joven extendiendo la mano para estrechar la del elfo. - Como dije mi nombre es Marcus, y soy de Puerto Enigma. Ahora sé de qué me suenas. Tienes cierta fama por allí. -

Si queréis que alguien se adelante y examine el terreno discretamente... yo puedo ser vuestro hombre también. - Dijo mirando al elfo y a la capitana Naewen. No tenía ánimo de intentar hacer la competencia a ese especialista pero quería ser sincero con sus habilidades. Siempre sería mejor que tuvieran a dos personas capaces de hacer el trabajo, que sólo una y aunque no conocía a Seltyiel salvo por algo de su fama... Marcus se consideraba extremadamente bueno en lo que se refería a explorar, pasar inadvertido y moverse por un entorno hostil. - Al resto de tus capacidades... no llego ni de lejos. - Añadió con una sonrisa mirando a Seltyiel. Desde luego sobornar, apuñalar y cosas así no eran lo suyo a pesar de haberse criado y vivido en una ciudad como Puerto Enigma. 

Le hizo gracia la pregunta sobre sus "credenciales", y aunque no creía que fuera necesario explicarse demasiado, así lo hizo. - Yo era un simple guía de bosque allá en Puerto Enigma y he trabajado protegiendo caravanas y llevando a pequeños grupos de una ciudad a otra por rutas seguras. - Explicó para todos. - Me suelo encontrar más a gusto en la naturaleza que en lo que los humanos llamamos civilización... - Dijo a modo de resumen. Miró un momento en dirección a Carré, Breol y Gelbin... - Ellos ya me conocen... sé luchar bien y me he centrado en proteger a pequeños grupos de gente. -

Inclinó la cabeza en dirección a la isla- En un bosque o en terrenos inhóspitos como esa isla me desenvuelvo bastante bien. Y no soy manco empuñando un arma. - Continuó palpando de forma ilustrativa la empuñadura de su espada. - Aunque debo reconocer que cualquier cosa que tenga que ver con la magia queda más allá de mis capacidades y conocimientos. -

Aunque todo eso que les estaba explicando Setyiel acerca de un metal que anulaba la magia le resultaba muy interesante. ¿Y a quién no? Se preguntó. Cualquiera que tuviera dos dedos de frente querría disponer de algo de ese material.

Por un segundo se distrajo cuando observó al pequeño mono que acompañaba a su interlocutor. Colgado en el hombro del elfo parecía que se tratara de un mono pirata, y el símil hizo un poco de gracia a Marcus pero no mostró nada en el exterior. Sonrió al animal intentando no parecer amenazador, pero no hizo amago de tocarlo o de acercarse. Después de todo solía llevarse bien con casi cualquier criatura del mundo natural.

Por si sirve de algo, me encantan los animales. - Dijo mirando al mono. Suponía que si era la mascota del elfo, y además tenían una druida en el grupo... llevarse bien con los animales sería importante. Alargó la mano hacia su mochila que reposaba en el suelo junto a su pierna y de uno de los bolsillos laterales sacó una pequeña manzana.Le dio un pequeño mordisco, partió un trozo y alargó un poco la mano con la intención de ofrecérselo al primate. Pero antes de dárselo pidió permiso a Seltyiel. - ¿Puedo? - Si le dejaba le ofrecería un poco a su mascota.

Miró después hacia aquel pequeño dragoncito que les observaba con curiosidad... Jamás había visto uno tan de cerca. Partió un trozo de la manzana y preguntó a Naewen... - ¿Come manzana? - La verdad es que no estaba muy seguro de la dieta de un dragón... si es que aquel diminuto ser era un dragón en potencia.

Y... - dijo mirando finalmente a Carré y señalándole con el pulgar. - Si estamos aquí es por él. Nos reunió y quería venir a ayudaros... así que... -

Se encogió de hombros. - Esos son mis motivos. No dejo tirado a un amigo. - Sonrió hacia Naewen. - Si me lo permitís iré con vosotros y me encargaré de que todos regreséis sanos y salvos. - Dijo con total franqueza. - Puedo encargarme de quien quiera que ose intentar atacaros... y si son demasiados en número puedo frenarlos mientras se os ocurre algo que hacer con vuestra magia. -

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21/02/2016, 15:44
Naewen

Aerilaya asintió gravemente. -Habilidades útiles. Nunca vienen mal dos oteadores, y necesitamos a alguien diestro con las armas. Encantada de conocerte, Marcus.

Y suspiró. -Espero, realmente espero, que no tengamos que realizar enfrentamientos en esa isla. Son muchos. No podemos contra todos, y nuestra magia se ve interferida en la isla -dudó antes de explicar algo sobre los drows y sobre lo que querían hacer, pero decidió esperar a que todos se hubieran presentado. Por si acaso. No era un tema del que le gustara hablar.

Miró a Otto, preguntándose por qué había querido buscarlos. ¿Era por lo de la Dama Velada? Cierto era que muchos aventureros no podían resistirse a volver a la faena, pero estando escondiéndose y huyendo era un movimiento raro. Definitivamente quería hablar con él. Pero, suponiendo que no querría hacerlo en público, le dirigió una mirada que decía "más tarde".

Sonrió ante el gesto de Marcus. -Puede comerlo, y lo hace cuando no tiene más remedio o por simple gula, si así puede robarme parte de mi comida -dijo a Marcus, aunque chinchando a su familiar en el proceso-, aunque prefiere la carne. No cocinada si es posible. Generalmente él caza sus propias presas si estamos en un entorno adecuado para ello.

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21/02/2016, 15:45
Aerel

Aerel miró con aire codicioso no el trozo de manzana que Marcus tendía al aperitivo, sino al propio monito. Se relamió con toda intención, para que el aperitivo lo viese y se pusiera nervioso. Era del todo injusto que su maga no le dejase cazarle sólo porque era el familiar de Seltyiel. Eso le pasaba a Seltyiel por tener tan poca clase eligiendo acompañantes. Y su maga debería entender que algunas especies vivían para ser cazadas. Era su destino.

Pero cuando Marcus preguntó sobre si darle a él la manzana, elevó su morro en un gesto desdeñoso, como ofendido de que se le tratase como a una mascota. Era un dragón. Bueno, un primo de los Grandes, pero seguía perteneciendo a la familia, como quien decía. Miró al humano receloso, como queriendo asegurarse de que no estaba siendo condescendiente.

Por suerte, el comentario de su maga le distrajo. ¿Por gula? Mordió los dedos de Aerilaya, ofendido. Él no tenía la culpa de que los elfos comiesen tan poco. Eso no era natural, sencillamente.

Aerel volvió a mirar al humano y decidió concederle el beneficio de la duda. Trepó a la mesa de un salto, y caminó sobre ella a cuatro patas, las alas extendidas. Pero se sentó delante de Marcus, irguiéndose, y alargando una de sus garras para tomar el trozo de manzana de sus manos con dignidad.

"Me llamo Aerel, y soy el acompañante y la voz de la razón de Naewen", se presentó con formalidad, hablándole telepáticamente a Marcus pero dejando que todos le oyeran. Y acercándose el trozo de manzana a la boca con sus garritas, se lo zampó de un solo bocado. "Pero sí, la comida de caza es la mejor, ¿no crees?"

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21/02/2016, 16:35
Elias

Elías capta la mirada de Aerel, y se pone tenso. Sabía muy bien lo que quería aquella lagartija hipertrofiada. A pesar de todo, seguía considerándole un animal, sólo porque no podía hablar. Algo del todo injusto. ¿Qué culpa tenía él de no tener la anatomía adecuada para producir los sonidos que los humanos consideraban parte de su lenguaje? Eso no significaba que no pudiera pensar.

Reconocía que el dragoncito era más inteligente que él, pero desde luego no estaba siendo nada inteligente en aquel asunto. Elías considera seriamente la idea de tirarle un mojón a aquella lagartija colorada, para demostrarle lo que pensaba de sus aires y su superioridad.

¿Así que aquel Marcus era de Puerto Enigma? Elias mira a su amo para asegurarse de que no quisiera que pasase por un simple animal estúpido ante aquella gente, que después de todo solo eran unos desconocidos, pero Seltyiel asiente, tal vez juzgando que sería difícil ocultar algo así en una convivencia estrecha. Así que Elías gesticula en el lenguaje de signos que las bandas usaban cuando no querían hablar en voz alta en sus tratos. Quizá conociera el lenguaje, quizá no. Si era de los que solo pasaban temporadas en la ciudad y buscaban su trabajo fuera tal vez no. "Hola. Soy Elias, y me gustan las manzanas. No te fíes de la lagartija", le dice mediante signos.

Pero aunque mira la manzana con anhelo, no se mueve del hombro de su amo. Estaba seguro de que la lagartija estaba esperando aquel movimiento.

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21/02/2016, 16:37
Seltyiel

El elfo sonríe cuando Marcus dice que tiene cierta fama en la ciudad. -No tanta, pero es inevitable. Llevo viviendo allí más de un siglo. Solo estuve ausente un par de décadas cuando viajé acompañando a mi maestro en el Arte, y de eso hace tiempo ya. He pasado más tiempo en la ciudad del que muchos humanos viven. Mi madre fue una de las fundadoras. Conocí a la anterior generación que manejaba los hilos en la ciudad, y me crié con la anterior a ésa.

Alza un dedo con aire tranquilo. -No te preocupes, no temo la competencia. A decir verdad prefiero acompañantes que sepan lo que es moverse sin ruido. Y hay trabajo para todos.

Selt frena la mano de Elías cuando ve lo que pretende. No podía culparle por volver a sus instintos animales cuando Aerel jugaba de esa manera con él, pero tenía que aprender a contenerse, o el pseudodragón se enrocaría todavía más en su posición de que Elías era un simple animal. Y Naewen se irritaría otra vez si Elías volvía a usar de proyectil sus propios excrementos, más que nada porque había muchas posibilidades de que acabasen sobre su persona en vez de sobre Aerel, como ya había sucedido una vez.

-Ahora no, Elías. La capitana me despellajaría a mí. Si queréis pelear, hacerlo en privado -dice firmemente en el lenguaje que ambos compartían. Y a Marcus-: Dale la manzana si quieres. Realmente él decide si quiere aceptarla o no.

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21/02/2016, 19:20
Gelbin Cobblepot

Con mirada curiosa mire a mis nuevos compañeros, hacia bastante que no compartía una aventura con un elfo y mira por dónde a falta de uno eran dos, también le llamo la atención la forma de combatir de la semiorca, era algo digno de ver. Intento adivinar a que se dedicaban por como vestían y su forma de hablar. No parecían gente a la que se tuviera que subestimar.

-Hola, mi nombre es Gelbin. Encantado de conoceros a todos. (Mientras saludaba efusivamente cada uno de los presentes estrechando su mano). Me dedico sobre todo a la cocina y a la curación allí por donde voy, aunque si se requiere la situación también se defenderme. También tengo algunos conocimientos generales, pero sin llegar a ser una biblioteca. Podéis contar conmigo para lo que necesitéis (mientras sonreía).

Después tomo algo de beber mientras me dirijo a Marcus al escuchar su pregunta.

-Yo les entiendo amigo Marcus, una aventura es una aventura y contra más peligrosa más divertida suele ser. Aunque por supuesto hay que tener cuidado.

Curioseando la información que daban sobre el noqual escuche sin perder detalle, ya que tenía curiosidad por ese raro material.

-Si el material ese del que habláis interfiere con la magia tendré un pequeño problema. Aunque creo que podre ocultarme de manera eficiente incluso sin magia.

Estaba nervioso y a la par animado, parecía una misión en la cual muchas cosas podían salir mal.

-¿Y bueno cuando empezamos? (frotándose las manos) ¿Hay algo más que tengamos que saber de la isla?

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21/02/2016, 19:31
Marcus

Con el permiso de Seltyiel Marcus le cedió el trozo de manzana al simpático simio, que había comenzado a hacer una serie de gestos con los que parecía comunicarse con el elfo. Algunos se los dirigió al propio Marcus y éste comprendió lo que era. Después de tanto tiempo en Puerto Enigma lo había visto en uso en demasiadas ocasiones pero desgraciadamente no dominaba aquel lenguaje. 

Lo siento. - Dijo disculpándose en dirección al mono. - No domino esa lengua. -

Luego observó al pseudodragón zampándose su trozo de un bocado. Aquel ser entendía el idioma de los humanos desde luego, asi que se limitó a asentir. - Sí. En cuanto estemos en tierra firme y tengamos la oportunidad te cazaré algo. Te lo prometo. - Dijo sonriente.

Y luego llegó el turno de Gelbin que, como siempre, parecía demasiado animado para ir en busca de emoción y peligros.

Así pues faltaban Breol y el propio Carré por decir algo, aunque Marcus estaba bastante seguro de no equivocarse si tuviera que pronosticar sus respuestas.

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22/02/2016, 10:42
Breol Harren

El humano más grande se puso de pie revelando una mole de metro noventa y que debía de pesar al menos ciento veinte kilos, y eso sin esa aparatosa armadura (curiosamente de hierro y no de acero) que llevaba incluso en un barco (lo cual no parecía lo más saludable para andar cerca de la borda e imaginabais que por eso, sencillamente, no lo hacia). Por lo demás aquel tipo calvo y barbudo solo llevaba un enorme escudo de acero, sin rastro de armas a la vista. El rostro rudo y plagado de cicatrices dejaba evidente que el hombre era un mestizo, la sangre ulfen y khellid era la más evidente, pero se veían ciertos trazos de sangre del sur. Seguramente fuese un nativo de las nolands.

- Mi nombre es Breol.- Dijo en tono calmo y disciplinado pero duro como el hierro mirando a la audiencia como retándoos a contradecirle.- Mio es el don del Lord de Hierro e iré allá a donde vaya mi patrón.- Añadió señalando a Carré y sentándose de nuevo. Un tipo de pocas palabras sin duda, aunque seguía atentamente la conversación y miraba con inteligencia a todos en la sala, como calibrando amenazas y actitudes. Grande y poco hablador, pero no parecía tonto.

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22/02/2016, 11:13
Otto Carré

Carré se levantó con una sonrisa cansada, que parecía ir a conjunto con sus ojos tristes, en cuanto Breol se sentó. Al parecer el hombre había esperado a que sus acompañantes hablasen por su cuenta a pesar de haberles contratado.

- He venido para ayudarla.- Dijo Carré a Naewen.- Siento no haber sabido de ustedes antes, aunque por otro lado me alegra saber que ha sido para bien y han podido salvar a mi viejo amigo.- Añadió agradeciendo una palmada de apoyo que le dio Aldmer.

- Me había retirado.- Explicó el envejecido hombre como respondiendo a la mirada de la capitana aventurera.- Estuve treinta años trabajando con y para pioneros, había vivido mi dosis de aventuras, había sangrado en cuatro continentes y hecho las suficientes estupideces para llenar seis vidas. Cuando encontré la Dama no quería implicarme, sabía lo que supondría algo así y no era para mí, ya no. Pero desde entonces he perdido mi sitió aquí, mis posesiones y recursos... y a mi familia.- Finalizó pareciendo por un momento que un peso invisible le hundiría los hombros hasta que Aldmer posó una mano en ellos y le alivió un poco.

- Tengo que dejar esta ciudad, pero antes de eso puedo hacer una última locura.- Añadió Carré con una sonrisa agria.- Y no se ofenda si Heinrich le dio algún discurso, puede sacar a un profesor de la universidad de Oppara, pero nunca sacará al gruñón paternalista que hay en él.

- Soy viejo Naewen, pero sigo teniendo mejores reflejos que muchos jóvenes y mi magia sigue firme.- Sentenció finalmente Carré y entregó un sobre sellado a la elfa antes de sentarse de nuevo.- Por si acaso, ahí tiene la localización de la Dama. Poco más puedo añadir a eso, decidí no acercarme demasiado al verla encallada. No se que le pasó a ese navío, pero pude sentir que no fue nada bueno.

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22/02/2016, 11:28
Heinrich Aldmer

- No, nosotros no vamos.- Respondió el criptarca a la elfa.- Hay supervivientes de los que preocuparse y familias a las que decir que sus seres queridos nunca volverán. Por lo que a mi respecta esos demonios de ébano pueden quedarse el noqual, los akatas y la isla. Así se empachen.

Dicho eso el hombre se volvió a sentar desaprobando claramente la decisión del grupo pero prefiriendo dejarles hacer mientras cogía la mano de Shiella con delicadeza.

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22/02/2016, 11:34
Air'his

Y de nuevo, volvía a subir a aquel cascaron de madera muerta, se había decidido una reunión con los supervivientes y un grupo nuevo. 

Al entrar, Air'his se sacudió el agua del cuerpo como haría cualquier animal y se quitó la armadura de pieles quedándose con su túnica marrón y su chaleco sin mangas.

Se sentó a la derecha de la capitana observando con recelo a los presentes y se quito la capucha de la túnica, fue en ese momento cuando los que no la conocían se dieron cuenta que no era un orco sino una semi orca, aunque era evidente la enorme cantidad de sangre orco que corría por sus venas y la poca humana que la quedaba.

Escucho atenta las palabras de cada individuo y, no pudiendo reprimir su ira, salto con las palabras de Otto. -Pues podías haber llegado antes, quizás así no hubiese muertos el bravo Gol'kosh- Le rugió dando un sonoro golpe en la mesa. A la druida todavía la dolía la perdida del semi orco, aunque no le conocía de nada sentía hacia el una empatía, una unión salvaje posiblemente derivada de su común denominador, su sangre orca.

Volvió a acomodarse en la silla para internar calmarse, sin darse cuenta tenia las garras clavadas en la madera de la mesa, respiró hondo y procuro mantener la compostura, sabia que a la capitana no le gustaba estas salidas de tono cuando estaban en "sociedad" 

Escuchaba las palabras del resto del grupo y se quedo largo rato mirando a Marcus, le observaba de arriba a bajo analizando al individuo. -Así que te gusta mas estar en la naturaleza que en la "civilización", eh?, eso esta bien, todos han perdido su vinculo con la madre tierra, me alegra ver a un humano que aun lo recuerda.

Se presentó otro individuo, Gelbin, el cual se levanto y empezó a estrechar manos, cuando llego a Air'his se quedo mirandolo, la druida tardó unos segundos en recordar que significaba ese apretón, cuando lo recordó se la estrecho no sin antes olisquear al individuo para retener su olor, a Air'his, como veréis mas adelante, le gustaba olisquearlo todo.

La capitana prosiguió su charla sacando una caja de su mochila, en ella se hallaba un poco del "metal del cielo", la druida enseño los dientes y gruño al verlo. -Deberías destruirlo, deberíamos quemar toda la maldita isla y purificarla, ese metal no es de la tierra, y la altera, ¿no recordáis el musgo rojo? -Les dice a sus compañeros mientra se toca el estomago, recordando su experimento. -Si dejamos que se propague sera terrible para la madre -Volvía a estar enfadada y se cruzo de brazos escuchando a los demás.

Por ultimo habló el hombre del escudo, hablo poco, parecía un guerrero y su actitud le recordó a la del Gol'kosh. -Veo que todos queréis acompañarnos a la isla, ¿que que hay en ella?, muerte y corrupción, eso es lo que hay, y aparte de unas bestias de otro mundo, también están los "primos oscuros" de estos dos. -Dice señalando a sus compañeros. 

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22/02/2016, 11:55
Marcus

Aquella mujer… orca… o como fuera, tenía sentimientos. Al parecer el tal Gol'kosh significaba algo para ella y lo habían perdido en esa isla. Todas las alertas de Marcus zumbaron a la vez mientras recordaba las palabras de aquel hombre: Será una tarea sencilla… ¡Y un cuerno! ¡Menuda estafa les habían colado!

-¿Los primos oscuros? – Preguntó Marcus tras escuchar a la semi orca. Enarcó una ceja interrogativamente. - ¿Qué significa eso? – Continuó. No entendía muy bien qué secretos encerraba aquella condenada isla.

Miró un momento a ambos elfos. – Doy por sentado que no son familia vuestra… Pero algo muy raro está pasando aquí. – Dijo bastante convencido de que todo el asunto se volvía por momentos mucho más peligroso de lo que les habían ofertado en un principio. Trató de recordar por qué estaba ahí… Ah sí… por dinero. Un dinero que le aseguraría tranquilidad durante mucho tiempo.

Ahogó un suspiro. – Bueno. Ya parece claro quiénes bajaremos a esa isla y quiénes no. – Comentó echando un vistazo a todos y contando mentalmente. Carré, Breol, Gelbin y él mismo se sumarían al grupo de Naewen, Seltyiel y Air'his. – Nos toparemos con muerte, corrupción, esos akatas y vuestros "primos oscuros"… - Dijo mirando a los dos elfos y sin entender muy bien la referencia de la semi orca.

Sonrió. – No parece una tarea imposible. Aunque no veo cómo vamos a ocultar a un grupo tan grande… Somos siete. – Dijo tras echar sus cuentas. – Imagino que dispondréis de magia para ocultar un grupo tan numeroso, y que Seltyiel y yo nos iremos adelantando para explorar… ¿Algo más que haya que tener en cuenta? – Preguntó pensando ya en la misión. Marcus solía ser un hombre práctico y esta vez no iba a ser menos.

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22/02/2016, 19:12
Aerel

Aerel decidió que le caía bien aquel humano. Se acercó más, y rápido como una serpiente, se abalanza sobre él. Le dedicó un mordisco cariñoso en los dedos de la mano derecha, y volvió junto a su maga, enroscándose en la mesa ante ella para reanudar su interrumpida siesta. Después de todo, si uno se pasaba la mitad de la noche en vela para hacer guardia, tenía derecho a una siestecita. Ya se enteraría de lo que hablaban los piernas largas más tarde.

Antes de cerrar los ojos, Aerel espía al aperitivo y se relame en su dirección. Sólo para recordarle que no se había olvidado de él.

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22/02/2016, 19:13
Naewen

-Bienvenido, Gelbin. No te preocupes, sin magia probablemente yo sea mucho más inútil que cualquiera de los presentes -aseguró Aerilaya. Asintió sobriamente ante el clérigo del Señor en Hierro. Esperaba que recordase que no buscaban la batalla, sino simplemente información.

Aerilaya reprendió suavemente a la druida ante su increpación airada a Otto Carre. -Carre no es adivino, Air'his. Ninguno de ellos lo es. ¿Cómo iban a haber sabido él o sus acompañantes antes lo que pasaba? ¿Te das cuenta que tus palabras son ofensivas?

A Otto Carre le sonrió amablemente. -No dudo de tu competencia -aseguró, cogiendo con alivio el pergamino sobre la localización de la Dama. Una cosa menos-. Como ya he dicho, doy la bienvenida a quien quiera venir a recopilar información. Será una tarea complicada y toda ayuda será poca, aparte que la experiencia siempre es más valiosa que la juventud. Gracias por la información sobre la Dama Velada.

Inclinó la cabeza. Lamentaba la situación personal de Otto, pero no sería educarlo remarcarla. -Tal vez podamos hablar cuando todo esto termine, quizá haya alguna opción para que no tengas que marchar.

Pero prefirió no decir lo que realmente pensaba ante comentario de Otto sobre el paternalismo de Aldmer. ¿Qué se ganaba con argüir en contra? Aunque la mirada desaprobadora de Aldmer confirmó su opinión. Un hombre que no entendía el mundo fuera de su cómodo círculo académico.

-Es correcto. Es una empresa peligrosa y alguien debería transmitir las tristes nuevas en Puerto Enigma -le dijo a Aldmer en tono neutral, aprobando su decisión. Nadie debería regresar a la isla en contra de su voluntad, y de todas formas el grupo ya era excesivamente grande, lo que podría jugar en contra del sigilo-. ¿Pero realmente desapruebas nuestra iniciativa? ¿Podrías dormir tranquilo, sabiendo lo que hay a dos pasos de la costa de Puerto Enigma y cuyos planes podrían afectaros en cualquier momento? ¿En serio crees que cerrar los ojos y permanecer en la ignorancia es la mejor opción?

Aerilaya suspiró cuando Air'his dejó aflorar su supersticiones. El chamán semiorco Tsadok había sido malo, pero la druida era aun más salvaje. -El musgo rojo no es una mutación local provocada por el noqual, Air'his. Es una especie alienígena que vino con el meteorito. Incendiar la isla no hará nada, entre otras cosas porque el noqual no arde, así que lo único que lograrás es destruir el ecosistema de la isla, pero nada práctico. No temas por el musgo y los akatas, hasta donde yo sé no pueden llegar al continente por sí mismos. El agua salada es tóxica para ellos.

Pero ante lo de "primos oscuros" se enojó realmente. -¿Cuántas veces tengo que decir que no son elfos? -miró fríamente a la semiorca, antes de volverse a Marcus-: Estás en lo cierto. No son primos nuestros ni están relacionados en modo alguno con nosotros.

Estaba realmente enfadada, pero explicó a los otros:

-La gente que ha hecho esto a los criptarcas son una raza venida de las Tierras Oscuras, que habita muy profundamente en las entrañas de la tierra. Físicamente se parecen a elfos con la piel oscura, pero no son elfos, no sé cuantas veces tengo que decirlo. Son una raza cruel y depravada, adoradores de señores abisales, que viven para causar dolor y para sus propios oscuros intereses. Se llaman a sí mismos drows.

Fulminó a la semiorca con la mirada. -¡Y no son elfos, así que no vuelvas a decir semejante cosa! Es un insulto decir semejante cosa.

Respiró hondo, calmándose.

-Con el meteorito han llegado algunas especies alienigenas. Un musgo que parece crecer por todos sitios, aunque no parece peligroso, y los akatas… los perros azules que visteis desde los barcos. Los akatas sí son peligrosos. Por sí mismos parecen débiles, pero hay muchos y tienen olfato, y los drows parecen estar entrenándolos. Cada vez que hemos llamado su atención atraen a muchos más akatas y los drows aparecen poco después, así que deberíamos intentar que no nos detecten. Además, aunque débiles, nos hacen gastar recursos.

Y les explicó:

-Hoy mismo tengo intención de volver. Seltyiel y yo prometimos encargarnos de liberar a un incorpóreo aterrador que está desgraciadamente atrapado en esta existencia. Es en el faro del este, y parece que por allí no hay drows. Eso nos dejaría libres para ocuparnos del asunto de los drows mañana.

Aerilaya creó una imagen ilusoria del perfil de la isla sobre la mesa.

-Mañana… Hay tres sitios que deberíamos mirar.  -Señaló el extremo oeste de la isla-. Por lo que hemos averiguado, parece que por aquí los drows han entrado a la isla, y creo que tienen ahí una especie de base o algo así. No sé nada más.

Señaló la zona central de la isla:

-La antigua colonia que fundaron unos emprendedores de Puerto enigma, aunque acabaron tirando la toalla. Es un pueblo abandonado ahora mismo medio en ruinas, infestado de akatas y parece que allí hay drows también. Es donde encontramos a los pioneros supervivientes -miró brevemente a Aldmer y Shiella-. ¿Podéis añadir algo vosotros sobre la situación de la colonia? Estábamos investigando este lugar cuando os encontramos y tuvimos que huir, de modo que nuestro conocimiento del lugar es… bastante incompleto. -Y explicó a Otto y sus acompañantes-: Las luchas entre los criptarcas y los drows parecen haber llevado a ruinas a unos cuantos edificios. ¿Qué pasó en la torre, Shiella, Heinrich?

Se encogió de hombros. -Y el tercer lugar. El cráter que dejó el impacto del meteorito, el lugar de la excavación. A mi entender éste es aun más complicado que el oeste. Allí quizá los drows se hayan hecho fuertes, pero en la excavación hay suficiente noqual para hacer que el funcionamiento de la magia se vea seriamente comprometido. Dado que no podemos contar con que los conjuros funcionen ahí y que parece haber una gran concentración de akatas además de los drows, me parece que meternos directamente a explorar ahí, con todos esos akatas capaces de detectarnos por el olor, sería complicado. Sugiero una cosa…

La maga acarició la cabeza de su familiar, mientras miraba el mapa pensativa.

-Para el oeste y la colonia podemos recurrís a sigilo y magia, combinando vuestras habilidades de exploración con el uso de conjuros de ocultamiento y escudriñamientos. Pero para la excavación sugiero algo más… lejano. En vez de meternos en medio de la excavación sugiero que uno de los que tengáis mejor visión sobrevoléis el cráter a gran altura con conjuros de vuelo y de invisibilidad. Espero que la altura impida que el polvo de noqual afecte a esos conjuros. Voy a comprar el catalejo del capitán del barco, para que el oteador pueda observar mejor lo que esté pasando ahí abajo. Por el momento es lo único que se me ocurre en relación al cráter, pero escucho vuestras sugerencias…