Partida Rol por web

Una hora después de llegar a la pirámide sumergida

Naewen podía no ser una eurythnia desde hace mucho, pero no tenía mucho que envidiar a estos en cuanto a moverse con soltura en este tipo de eventos sociales. Incluso después de su estancia con las Hijas seguía gustándole aquello, uno podía ser más anónimo y estar más solo entre aquellas masas de gente que en mitad de un desierto. Y ver el derroche de vida y exuberancia de los humanos cuando disfrutaban resultaba... apasionante.

No tardó en localizar a Volemak junto a Olhas en el Princesa de Ojos Purpura. Ambos estaban sentados en una mesa bebiendo vino de calidad y escuchando música actual como si fuesen un par de turistas llegados desde Tian o el corazón del Imperio de Kelesh.

El Dama de Ojos Purpura podía parecer el menos impresionante de los espacios del local de Lucien para alguien del mundo actual, pero al parecer tenía un potencial atractivo y exótico para los eurythnios que el tiefling había sabido aprovechar.

El local formaba un gran espacio, con una pista de baile en el centro, un escenario en la cara que daba contra el cristal de la bóveda y varias largas mesas formando una U alrededor de la pista de baile. Y al mismo tiempo estas mesas estaban bordeadas por pequeños salones donde se podía tener intimidad o seguir una charla tranquila. Se habían evitado el uso de ilusiones o de magia evidente allí, todo tratando de aparentar ser el salón de una casa noble en plena fiesta.

Olhas saludó a Naewen informalmente alzando el brazo y con una sonrisa pero Volemak se levantó con una exquisita representación de un noble korvo frente a una dama.

- Naewen, sois tan impresionante como esta sorpresa de Lucce y mucho más bella.- Dijo Volemak sentándose junto a Naewen mientras le servía una copa de vino élfico de una botella que llevaba encima. Al parecer Volemak no iba a presionarla, pero tampoco a quedarse rezagado.

- ¿Que puedo hacer por vos mi querida dama?- Dijo Volemak en perfecto taldane al tiempo que le cogía castamente de la mano para besársela. Y mientras, por el rabillo del ojo, la elfa vio a Olhas poner los ojos en blanco divertido.

El jardín era hermoso y Aerilaya no era enemiga de los ratos de reflexión a solas, pero muy pronto Aerilaya consideró que el momento para estar a solas no era en mitad de  una fiesta. Aun era lo bastante elfa para asociar las fiestas a bailes, conversaciones, y diversiones variadas, y por un momento sintió una punzada de nostalgia pensando en Iadara. Últimamente le pasaba mucho, tal vez porque era consciente de que había dado la espalda a esa vida voluntariamente.

Aerilaya reprimió los recuerdos dolorosos y abandonó el jardín, buscando a gente con la que reunirse, y especialmente sus compañeros, Azgarnor o Volemak. Supuso que Lucien estaría un rato entretenido con Variel, dado que ambos tenían pocas oportunidades de verse y los dos parecían disfrutar mucho en mutua compañía.

Marcus no estaba a la vista y Seltyiel parecía entretenido con Areelukahla. Sonriendo, Aerilaya eludió la zona súcubo, saludando a todos los que se encontró por el camino y parándose a hablar unas palabras con los que conocía por el nombre. Aerilaya no tenía prisa y era sociable por naturaleza, aunque ahora fuera más cauta a la hora de intimar. Pero le complació encontrar a Volemak rápidamente.

Se rió cuando Volemak hizo una perfecta pantomima del caballero korvosano. Aerilaya aceptó el asiento y se sentó con una elegancia estudiada en vez de su agilidad despreocupada habitual.

-Vaya, vaya, si aun os acabaréis convirtiendo en perfectos korvosanos.

Volvió a reírse ante al beso en la mano y guiñó un ojo a Olhas con burlona diversión.

-No te burles, maestro Olhas. La verdad es que lo hace muy bien. Y ya habla el taldane mejor que yo. Y con mejor acento que mi thassiloniano. -Aerilaya sonrió-. Pues puedes darme un poco de conversación, mi buen Volemak. Parece que aun no ha llegado demasiada gente y de alguna manera he perdido un poco el gusto por los bailes.

Aerilaya arqueó una ceja ante el vino, algo impresionada. -Veo que has venido bien preparado… no es tan fácil conseguir vino élfico por estas regiones. -Aerilaya probó un sorbo. El caldo no era verde de los Manantiales Cristalinos ni un tinto de Iadara, pero tenía cuerpo y era mejor que el que los elfos solían vender a los humanos. Las mejores cosechas nunca salían del reino-. Bueno -aprobó.

Enfrió las copas de los tres con un cantrip. -El vino élfico debe servirse en un recipiente frío. Es el algo que la mayoría de los humanos ignoran. Y para los más sibaritas, se le da cuerpo con lágrimas de troll. Aunque eso sí que es imposible de encontrar aquí. Pero simplemente el frío realza el sabor, y es mejor enfriar el recipiente que el propio vino.

-¿Qué hacéis aquí confabulando tan solitos? ¿No os gustan los bailes?

- Ambos hemos estado instruyéndonos, el Primer Consorte piensa que deberíamos tener más presencia diplomática en Korvosa y sus alrededores ahora que recuperan la “normalidad”.- Explicó Volemak atento y mirando a Naewen de una forma sorprendente, no la hacía sentirse presionada ni observada y sin embargo se sentía como si fuese el centro del mundo para él. Desde luego era bueno.

- En cuanto al vino, un buen caballero siempre esta preparado.- Respondió Volemak poniendo un dedo sobre la botella y arañando con su uña el vidrio (de un modo que ni la mejor adamantita podría) hasta formar una runa que congeló la botella a la temperatura idónea para ser servida. Por lo visto si que conocía ese detalle el mago.

- O en su defecto tiene a Lucce a mano.- Se burló Olhas que cogió la botella después de invocar tres copas de vidrio de artesanía élfica (aunque unas de estilo muy antiguo) para llenarlas con el vino.

- Detalles, detalles...- Dijo Volemak desechando el apunte de Olhas y sacándole la lengua infantilmente con la confianza y camaradería habitual entre esos dos.

- Me temo que soy yo el que no es muy de bailes, incluso esas encorsetadas y mecánicas danzas korvas me resultan insulsas. Aunque Volemak siempre ha sido muy aficionado a la música y los bailes. Creo que es la única persona que conozco que sin dedicarse a la música por oficio o afición se molesta en aprenderse las distintas técnicas y en estudiar los detalles de la música.

- Armónicos.- Puntualizó Volemak.- Me interesan los armónicos los cuales, espero, me permitan abrir todo un nuevo campo en la forja rúnica.

- ¿Y como es mi bella, si me permitís la pregunta, que habéis perdido el gusto por la danza?- Preguntó Volemak con una sonrisa radiante antes de convertirla en una más... sosegada mientras que le ponía un rizo rebelde tras la oreja sin llegar a tocarla pero produciéndole un ligero escalofrío de gusto que la elfa no sabía si era una sugestión de su mente por la cercanía del mago o el uso más fino que había visto de la impronta.- Parecéis melancólica ¿Es algo de la fiesta lo que os desasosiega?

Aerilaya miró entre divertida y admirada el hacer de los dos eurythnios. Aun viniendo de una raza más pródiga con el uso de la magia que la humana, y estando acostumbrada a los altos estándares de los nexitas en el asunto, no dejaba de asombrarse de la forma en que los thasssilonianos la derrochaban incluso en los asuntos más triviales. Sonrió a Volemak, admirada por su truquito con la runa, y giró la botella para estudiarla. Se preguntó si el uso de la runa formaba parte del galanteo de Volemak (cualquiera que la conociera un poco sabría que le gustaría aprender algo nuevo) o si había sido un acto tan espontáneo como el de Olhas.

-Bonitas copas -apreció Aerilaya. La convocación de Olhas era técnicamente bastante más complicada, pero la runa de enfriamiento era algo nuevo para ella y por eso más intrigante-. Aunque la runa es más bonita -bromeó, descartando las otras copas y cogiendo una de las que había servido Olhas.

Ante la mirada de Volemak casi se sintió tímida otra vez, como si fuera una adolescente otra vez, en vez de sentir el peso de tres siglos de experiencia. Le dedicó una media sonrisa.

-Oh, que Lucce le haya provisto del vino no le quita mérito, maestro Olhas -dijo Aerilaya divertida-. Indica interés y previsión. Vamos, vamos, Volemak, ¿qué ha sido eso del respeto del aprendiz al maestro…? Qué injusticia. A mí mi maestro me regaña cada dos por tres por olvidarme del honorífico y a ti te permiten sacarle la lengua a otro. Esto son favoritismos…

Negó con la cabeza a Olhas.

-Oh, no me extraña que consideres que las danzas korvosanas son aburridas y sosas. Es que lo son. Son simples, rígidas y sin demasiada gracia. Tendrías que ver los bailes en una fiesta élfica, maestro Olhas. Creo que esos te llamarían más. Son complejos, con patrones variables e improvisados y mucho más complejos que cualquier danza korva, pero con un ritmo vibrante y una sincronización a menudo perfecta. Los elfos sí saben abandonarse cuando se trata de disfrutar una fiesta. Pero bueno, en general nos deleitamos más con la vida que vosotros. Los humanos soléis estar más ocupados en doblegarla y adaptarla a vuestra conveniencia para poder disfrutarla de verdad. Eso sí, por el sur vi algunas danzas de esas culturas humanas que resultaban bastante impresionantes por su complejidad, aunque no eran espontáneas, eran… muy ensayadas. Cosas de profesionales.

Miró a Volemak interesada.

-¿Armónicos en la forja rúnica? ¿Cómo funciona eso?

Aerilaya guardó silencio un momento antes de contestar a la última pregunta. -No lo sé. Antes me gustaban mucho, aunque nunca he tenido la habilidad de otros de mi raza en las improvisaciones. Creo que ahora me cuesta más en general relajarme en las fiestas. Quizá sea que me vuelvo sosa con la edad. Incluso ahora, que quería realmente asistir a esta fiesta, una parte de mí desea estar en casa con un buen libro.

Hizo una mueca. -O quizá eso sea mi conciencia culpable. Tengo una montaña de libros todavía pendientes de las lecturas que me "recomendó" Kusasfa. Y las ansias me pueden.

Pero sonrió a Volemak. -Aunque no me importaría volver a recordar viejos tiempos… ¿sólo te interesan los armónicos, o te animarías luego a probar la Cuadratura del Círculo? Además, hacemos un deber cívico probando que su magia haya sido bien emplazada y si descubrimos algún error podremos chinchar a Lucien con eso… -guiñó el ojo a Volemak.

Se estremeció ante el roce de Volemak. A Aerilaya le gustó el atrevimiento y la sensación que le produjo, aunque, por desgracia, eso pareció despertar la runa otra vez. La reprimió con un acto de voluntad, tercamente.

 -Claro que no conozco los bailes eurythnios. Tendrás que enseñarme -dijo, con voz agradable que no dejaba de traslucir la rápida lucha interior.

Y a Olhas: -Si no te gustan los bailes, ¿cuáles son tus diversiones favoritas en las fiestas?

Olhas suspiró fingiendo fastidio por las palabras de Naewen, aunque hizo una inclinación de cabeza sonriente como ofreciéndole el tanto a Volemak.

- Aunque debo decir que esas copas son originales. Me costaron una pequeña fortuna hace... bueno, iba a decir medio siglo pero diría que son mas bien once milenios ¿Se habrán revalorizado?- Preguntó Olhas aceptando con buen humor aquella confusión. De todos los despertados aquellos dos curiosamente parecían ser los que mejor llevaban lo de haber perdido once milenios y un mundo.

- Bueno Naewen eso es por que no soy su maestro. No tiene obligaciones de ese tipo conmigo y estamos en un acontecimiento social. Pero te aseguro que no se toma ni la más mínima confianza con Elahnar sea cual sea la situación.

- Si.- Respondió Volemak con un escalofrío, como si le diese pánico solo de pensar en ser informal con su maestro.- Si crees que el Primer Consorte es rígido deberías ver al maestro Elahnar en el laboratorio.

- En nuestra época habían dos tipos de bailes principales. Estaban los bailes formales, que solían basarse en un patrón matemático abierto, así que podían complicarse o simplificarse sus pasos según se quisiese alardear.- Explico Olhas conjurando para ilustrarlo unas pequeñas figuras que ejecutaban una serie de pasos y movimientos regulares, pero Naewen tardo un rato en captar el patrón, desde luego se sabían complicar la vida aquellos thassilonios.

- El otro puedes trataba de improvisar y de soltarte, de mostrar todo lo que llevas dentro de ti mientras la música te arrastra. Puedes apreciarlo si vas al Club Súcubo ese tan peculiar.- Dijo Olhas negando con la cabeza divertido como si no pudiese creer la osadía de Lucce con aquel local en concreto.

- Ufffs, si, AREELU.- Indicó Volemak dando mucho enfasis al nombre de la alu.- Tiene muchos talentos, y algunos impresionantes, pero hasta que no la has visto bailar en su ambiente no sabes lo que es...- Se cortó el eurythnio como buscando la palabra.

- Dejarte cautivar.- Terminó Olhas por Volemak.- Y no es por su belleza, por sus formas o por su habilidad bailando. Es por la vitalidad y el sentimiento que desprende. Es como ver a una llama expresarse con el baile.

- Bueno los armónicos y los materiales tienen una relación física directa.- Explicó Volemak cogiendo un candelabro de la mesa, enfriando uno de sus brazos y sacando unas especie de diapasón de tres puntos y golpeando en la mesa para acercarlo a la parte fría. Cuando aun quedaban varios centímetros el metal se resquebrajo. Obviamente Naewen conocía aquel fenómeno, pero también sabía que no era tan sencillo. Volemak había tenido que calcular la resistencia del metal, encontrar un punto estructuralmente débil, aplicar la cantidad exacta de frío y la vibración precisa. No era moco de pavo.

- Este es un ejemplo sencillo pero hay muchos otros. Por ejemplo ¿Sabías que se realizaron algunos experimentos con espadas las cuales aplicadas a un armónico persistente preciso se volvían mucho más perforantes contra el metal de lo que eran de normal? No hay mucho desarrollado al respecto pero estoy convencido que estudiando esos fenómenos generaríamos una nueva linea de sinergia para nuestros artefactos rúnicos.

- Naewen, eres cualquier cosa menos sosa. Desprendes vitalidad y entusiasmo con todo lo que haces es... casi hipnótico. Y sin duda delicioso.- Dijo Volemak que en lugar de usar el típico tono insinuante eurythnio simplemente se limitó a sonreír agradablemente a la elfa.- Y deja los libros. Nunca acabaras los libros creeme, ni con todo lo que se ha perdido. Diviértete, esa es la autentica fuente de la eterna juventud.- Dijo el mago con una sonrisa radiante que le hacía parecer bien joven y aun más atractivo.

- Me encantan los bailes y la música, como dice Olhas. Me temó que es una adicción incurable que contraje durante mis estudios sobre la armonía.- Explicó Volemak teatralmente mientras se levantaba y ofrecía su mano a Naewen.

- Aunque temo decirte que no encontraras ningún fallo en la magia de ese espacio. No podría haber dejado que un ignorante como Lucce- dijo Volemak casi riendo, lo que le hizo pensar a la elfa que era algún tipo de broma entre Lukke y él- se ocupase de algo así, por habilidoso que sea.

- A mi me gusta hablar, conocer gente y observar. Y ahora si vais a bailar mejor que dejéis espacio o alejareis a la gente.- Dijo Olhas echándoles medio en broma mientras miraba la primera tanta de korvos que llegaba a la inauguración.

-Oh, ya lo creo que se han revalorizado. Ahora esas copas valen una GRAN fortuna -afirmó la elfa, riendo. Alzó la suya para examinarla de cerca, pero luego bebió otro sorbo y la dejó sobre la mesa-. No tenéis idea de los precios que alcanza cualquier cosa de esa época, ¿verdad? Por vulgar y anodina que os parezca. De vez en cuando Lucien le da la tabarra al maestro para que le deje vender sus zapatillas viejas… alcanzarían un buen precio, desgastadas como están. Por desgracia para él, a pesar de lo viejas que son, o quizá por eso, Kusasfa no quiere oír de desprenderse de sus zapatillas. Supongo que no es tan fácil encontrar calzado cómodo -bromea.

Y añadió pensativa: -Supongo que en los viejos tiempos había menos aun comercio con Kyonin de lo que hay actualmente.

Sonrió. -Oh, era una broma hacia Volemak. Y en realidad el maestro Kusasfa no parece rígido. Es muy comprensivo, y no exige mucha etiqueta cuando estamos a solas. No es que sea rígido, es que no estoy muy acostumbrada a eso, me temo, y menos con las personas con las que me siento cómoda. Soy yo la que se olvida cada dos por tres del protocolo cuando estamos en público. Ya me acostumbraré.

Interesantes las teorías de Volemak... asintió con la cabeza, impresionada. -Los elfos tienen una larga historia mezclando magia y música. Aunque en general preferimos más el arte del imbuido de gemas. Pero quizá puedes coger algunas ideas de esa tradición. No será lo mismo, las dos tradiciones funcionan bajo principios muy diferentes... pero las ideas pueden servir de germen para algo.

Aerilaya escuchó lo de los bailes con interés, intentando aprender. -Ah, no está mal -asintió la elfa, sonriendo, aunque seguía prefiriendo los bailes élficos-. Mucho más interesantes que esas rígidas danzas korvosanas… creo que podré apañármelas. Y oh sí, Areelukhala es pura pasión y fuego. No me extraña que se le den bien los bailes.

Se sintió sorprendida cuando Volemak se levantó y le tendió la mano, invitándolea a bailar. Pensó que estarían un rato más hablando con Olhas. Pero cogió su mano, sonriendo y se puso en pie.

-Oh, venga, pues a ver esa destreza tuya -se rió-, aun me dejarás en ridículo. Pero te equivocas en algo, Volemak. Me divierto mucho con los libros -se rió de nuevo-. Por el momento no tengo que preocuparme por mi juventud… espero.

No, sólo por los recuerdos que le venían de vez en cuando a la mente de su pasado, recuerdos que amargaban cualquier fiesta. Pero como no tenía la menor intención de fastidiar aquel momento, Aerilaya arrinconó eso también.

-Bah bah… qué soso -le replicó risueña a Olhas-. Tendremos que encontrarte una pareja de baile antes de que te nos fosilices…

Ambos jóvenes de miraron confirmando su ignorancia sobre los precios de las cosas.

- Los aptos en Thassilon nunca nos preocupábamos de los precios de las cosas más allá de las grandes obras y los materiales especializados. Y la economía moderna dejará de tener sentido sentido tan pronto como comencemos a comerciar con ellos.- Explicó Olhas encogiéndose de hombros.

- ¿El Primer Consorte no es rígido?- Preguntó el mago ante las palabras de la elfa que parecieron sorprender a ambos jóvenes.- Vaya... interesante, pues Kusasfa tiene fama de extremadamente serio y extremadamente rígido.

- Si, aunque quizás sea la influencia de Lucce. Supongo que si no le mató es por que acabo acostumbrándose y ganando paciencia.- Añadió Volemak bebiendo una pequeña cantidad de su copa con una actitud entre divertida y pensativa.

- ¿De... de verdad compartirías eso conmigo?- Preguntó el eurythnio totalmente anonadado.- Es decir si, sabíamos de la existencia de esa magia pero nunca he podido averiguar sus bases. Y no creas que hay tan poca relación directa, las gemas son transmisores de armónicos tan buenas como el metal y de una categoría tonal totalmente distinta.

- Vaya, creo que acabas de sabotear tu cita Naewen.- Chinchó Olhas a Volemak con bueno humor.