Partida Rol por web

Codo del Diablo, Mañana del 18 de Desnus, día del trabajo, del 4710 CA

A la mañana siguiente os encontrasteis que Gelbin estaba enfermo. El pequeño gnomo estaba pálido y parecía tener una fuerte fiebre que resistió todo intento de curación mágica por parte de Breol. Finalmente decidisteis que lo mejor sería que descansase y ya comprobaríais su estado más a fondo con tiempo y recursos. Todo lo demás pareció ir según lo planeado, todos estabais listo, el barco se había puesto en posición mientras dormíais y las directrices generales parecían bastante claras (vale, no teníais un plan propiamente dicho pero tampoco parecía que fuese vuestra forma de hacer las cosas. Después de todo los planes tendían a fallar en contacto con la realidad).

Tras tomar tierra os dirigisteis con sigilo hacía las cercanías del cráter de impacto para iniciar la primera fase de vuestro plan. Una fase que termino muy rápido en cuanto Seltyiel volvió de su corto vuelo de observación. Desde su punto de vista podía ver una zona de excavación que se había adueñado de todo el cráter, mucho más avanzada y grande de la que los criptarcas os habían descrito. Por contra los dos campamentos (el de los enanos y el de los criptarcas) parecían arrasados y echados a perder. Desde la distancia había podido ver algo de movimiento en la superficie, akatas, y le parecía que aun estaban trabajando en la excavación, lo cual por si solo indicaba que había algo distinto.

La siguiente parte de la operación consistió en un avance del elfo junto con Marcus a pie para inspeccionar la zona sobre el terreno. El familiar de Naewen iba con el elfo para servir de enlace, con la esperanza de que un enlace tan fuerte como el de un familiar con su amo no fuese interferido por el noqual.

Más de una hora después de salir ambos hombres volvieron confirmando lo que parecía desde el aire, la excavación había sido abandonada, y recientemente. Varias docenas de akatas, todos ellos jóvenes, seguían merodeando por allí, parecían confundidos y desorganizados. Los campamentos estaban totalmente abandonados y saqueados, y parecía que llevasen días así, suponíais que los drows no les habían dado ningún uso.

En la excavación, un enorme cráter que habían cavado como si fuese una mina a cielo abierto, vieron varias grandes jaulas de hierro y grilletes para esclavos, pero los únicos rastros de movimiento allí eran una curiosa variante de zombis. La segunda fase del periodo reproductivo akata, como les había informado Naewen. Daba la impresión de que los drows habían traidor con ellos un buen montón de esclavos para cavar y a medida que dejaban de ser útiles los usaban de incubadoras de más akatas. Hasta que por algún motivo habían abandonado a toda prisa aquello y dejado a los prisioneros en manos de los akatas que quedaban.

Visto eso decidieron retirarse para informar. Y el grupo decidió iniciar la fase tres, la revisión de la colonia de Luz de Brujas. Os costó menos de dos horas llegar allí, y vuestros únicos encuentros fueron tres akatas jóvenes que parecían perdidos y eliminasteis pronta y eficazmente y una especie de ciempiés gigante que no sabía donde se metía cuando intentó incluiros en su dieta.

La colonia parecía ahora completamente desierta, no había ni rastro de los akatas o los drows, ni tan siquiera el cadáver que había visto Seltyiel seguía allí. La única presencia extraña en aquellas ruinas asoladas por la batalla era el omnipresente musgo rojo, que parecía estar volviéndose de un amarillo pardo en algunas zonas. Era la hora de elegir ¿Explorabais la colonia o intentabais interceptar lo que parecía una retirada por parte de los drows?

Marcus se quedó pensativo tras su primera incursión con Seltyiel en los campamentos. Aquella horrible visión de lo que ahora eran los esclavos le traería pesadillas. Además la explicación de Naewen no ayudaba en nada. Aquellos seres que hacía poco habían sido humanos iban a servir para que aquella especie de felinos se reprodujeran… ¿Cómo? Marcus no tenía ni idea pero no quería saberlo.

Una vez en la Colonia Luz de Brujas el misterio continuó. En cuanto acabaron de revisarlo todo y se reunieron de nuevo para compartir opiniones, Marcus expresó sus dudas.

- Esto no es normal. – Indicó. Miró a Naewen principalmente. – Tú eres la que mejor conoce el modo de proceder de esos drow. – Marcus aun no se hacía una idea real de cómo eran pues no había visto uno en su vida.

- ¿Crees que se retirarían de esta forma de un lugar que puede ser tan productivo para ellos? – Preguntó.

- Creo que no se irían tan deprisa y abandonando todo así ni aunque tuvieran lo que sea que han venido a buscar. – Indicó. – A mí me parece que huyen de algo. –

Obvió el comentario de que fuera lo que fuera lo que temían los drow, debía ser algo terrible… o de lo contrario una raza de sanguinarios asesinos como ambos elfos habían descrito, no huiría con tanta premura.

- ¿Qué hacemos? – preguntó mirando a la líder del grupo. – A mí se me ocurren dos opciones. O nos quedamos a indagar para dar con el motivo de su huida… o intentamos darles alcance y capturamos algún prisionero que resuelva todas nuestras dudas… Tanto si huyen de algo como si sabe el motivo de su presencia aquí. -

Ya descansado volvieron a la isla, no estaba del todo claro el plan que se llevaría a cabo pero se pusieron en camino igual.

Primero llegaron a la excavación del cráter donde nuestro explorador predilecto, esta vez con ayuda del becario Marcus, se interno para observarlo mejor, Air'his se quedo con la capitana. Mientras esperaban, la druida se transformo en un leopardo y se interno un poco, quería saber si el Noqual acumulado era suficiente como para romper con la magia.

A no mucho tardar volvieron contando lo que habían visto. -¿Zombies?, ¿están creando muertos vivientes?, que aberración!, estoy empezando a cogerles asco a tus prim...- Corto antes de acabar la frase, no era momento para iniciar otra discusión por un tema en el que jamas estarían de acuerdo las dos mujeres- los Drows. No había mucho mas que hacer ahí, los primos oscuros de Naewen se habían marchado y al parecer lo habían echo rápido, -Quizás huyen de algo...- 

Volvimos a la colonia donde todo empezó para nosotros, pero no estaba el cadáver que vieron al principio aunque si las manchas de sangre y el resto de sangre y vísceras del combate. -Mmmm.... A mi también me intriga tanta prisa por su parte, deberíamos saber mas, deberíamos perseguirles y averiguar que esta pasando.

Acabada la reunión, Air'his se retira a su camarote, al entrar su hermana alada extiende la alas y grazna dandola la bienvenida. -Veo que te encuentras mejor, querida, eso es bueno, porque debo pedirte algo.- La dice mientras la acaricia debajo del pico.

La druida se sienta en la silla del modesto escritorio y sacando papiro, cálamo y tinta empieza a escribir en druídico el mensaje que enviará a los Milenarios 

-Hermanos, espero que los vientes os lleven raudo este mensaje, la isla Codo del Diablo a sido envenenada, la madre sufre, lo siento en mis entrañas. A caído de los cielos un meteorito que contiene un metal ajeno a la madre, lo llaman Noqual y corrompe la magia cortando la unión con la diosa, ademas de este metal, el meteorito a traído un hongo rojo que se ha extendido por toda la isla, el hongo crece en todas partes y destruye la vegetación local. 

-Yo sola puedo incinerar la isla purgandola del hongo, pero el Noqual se destruye con agua de mar, yo sola no poseo el poder suficiente para crear una ola que engulla la isla y la sane de este mal, pero todos juntos podríamos conseguirlo.

-Enviad este mensaje a todos los hermanos y reuniros conmigo en la isla, la madre nos necesita y los Milenarios hemos jurado protegerla.

Después se lanza el hechizo "hablar con los animales" y le explica con detalle a su hermana alada donde debe ir para entregar el mensaje. -Busca a Flertex, el hermano elfo, ¿recuerdas?, el de las orejas punteagudas, seguramente el te vea a ti. 

Para acabar, Air'his ata el mensaje a la garra de su amiga, le da un enorme lametón en la cabeza y abre el ojo de buen del camarote para que se lance a los cielos. -Vuela rauda, hermana, y vuelve a mi.

Ante el horror de la druida, la elfa asintió con la cabeza.

-Ah, esos muertos vivientes forman parte del ciclo reproductivo akata. El mordisco de los akatas transmite una larva de su propia especie, que crece rapidamente dentro del huesped, debilitándolo y matándolo mucho antes de que esté madura. Así que la larva reanima al huesped como un zombi especial... fijaros en lo rápidos que son estos zombis y en lo hinchada que tienen la lengua... con el tiempo, la larva madura en un joven akata que sale al exterior destrozando el zombi, pero por el momento estos no muertos son peculiares incubadoras. Y sí, es abrrerante, aunque he visto cosas peores -dijo Aerilaya, torciendo el gesto.

Una vez explorado todo la maga pareció fastidiada. Parecía que su investigación acababa en punto muerto, después de todo.

-No creas que conozco bien la forma de actuar de los drows. Mi experiencia con ellos es muy limitada -replicó a Marcus con prudencia-. Pero no lo sé… no estoy tan segura de que estén huyendo. Quizá hayan recuperado suficiente noqual y simplemente han decidido marcharse antes de que los "de la luz del día" decidan contraatacar. Después de todo creen que nos habíamos marchado, y que daríamos la alarma tan pronto pudiéramos. Los esclavos no son importantes para ellos, son herramientas a usar y descartar. Quizá se hayan llevado akatas con ellos para criarlos en sus ciudades.

Frunció el ceño.

-¿Realmente queréis seguirlos? Esto era una misión de recopilar información. Nunca tuve intención de hacerles frente. Parecían ser demasiados para atacarlos. No lo sé, quizá fuera mejor volver al continente y dejar esto en manos de otros… -aunque dudó, si hacían eso quizá desperdiciaran su única posibilidad de cortarles el paso. El problema estribaba, claro, que ella no estaba tan segura de que quisieran cortarles el paso… no teniendo en cuenta la diferencia numérica-. No lo sé. ¿Cual es vuestra opinión?

Se volvió hacia Seltyiel. -Quizá podría avisar a Lucien, pero temo que el noqual interfiera, y de todas formas no sé si su gente querrá seguir a los drows, ellos solo quieren el noqual…

-Tengo la sensación de que hemos perdido este día -masculló, un poco contrariada.

- No abogo por un enfrentamiento, pero sí por darles alcance. – Explicó Marcus.

- Necesitamos saber por qué se marchan de forma tan precipitada… eso forma parte de recopilar información, ¿no? – Preguntó con una sonrisa en el rostro como si fuera suficiente argumento.

- Atacarlos sería una locura… Si damos con ellos y averiguamos lo que ocurre genial. Si nos detectan habrá que huir a toda prisa y no creo que se detengan a perseguirnos. No, si tanta prisa tienen por marcharse. – Comentó pensativo.

- Pero si ese tal Lucien puede ayudar no perdamos el tiempo y avísale. Por intentar comunicarnos no perdemos nada. – Dijo encogiéndose de hombros. Si aquel tipo les enviaba ayuda mejor, y en el peor de los casos seguirían solos en la isla. No perdían nada.

Marcus miró al resto para ver qué opinaban.

-Sí que me gustaría saber por qué se van. Aunque también me temo que sea por una razón prosaica -dice Seltyiel-. En esta isla no hay nada que los amenace. Es más que probable que hayan considerado que es mejor conformarse con el noqual que han obtenido y evitar los enfrentamientos con la gente de por aquí. Aunque todavía tengo una duda y es por qué han perdido el tiempo con los akatas. ¿Qué sacaban de eso?

Se encoge de hombros. -De todas formas, ya que nos hemos quedado, no me opongo a intentarlo. Pero pensemos un poco en cómo queremos obtener la información. ¿Cómo abordaremos el asunto? Porque siguiéndolos sin más no creo que obtengamos mucho. Habría que ser algo más agresivos en ese sentido. ¿Alguna idea? -inquiere.

La siguiente pregunta la dirige a todos, pero mira especialmente a la capitana y a Air'his: -¿Creéis que esto tiene algo que ver con lo de Puerto Enigma, con la activación del Arco de la Ira? -A Marcus le mira para ver si sabe de lo que está hablando.

Y le explica a Marcus: -No creo que un Recado funcione desde la isla. Creo que tendríamos que intentarlo desde el mar. De todas formas, si vamos a seguir a los drows, mejor decidir pronto. Ellos son más y eso los ralentizará, pero seguro que van a ir a buen ritmo.

Codo del Diablo, Tarde del 18 de Desnus, día del trabajo, del 4710 CA

Tras cierta controversia decidisteis llegar por lo menos hasta el faro occidental, en cuya zona estaba el acceso que los drows usaban para llegar a la isla. El viaje fue rápido y sin problemas, tan solo rocas húmedas por el agua marina transportada por el viento y más musgo rojo, aunque parte de él parecía estar volviéndose de un amarillo ocre.

El faro oriental era una versión finalizada y algo más reforzada (ya que no contaba con un promontorio tan solido como el occidental y además recibía directo las grandes tormentas que llevaban del océano Arcadiano a través del Mar Humeante. Por lo demás parecía un viejo faro abandonado perfectamente normal, sin signos de fortificaciones, de acuartelar monstruosidades venidas de las oscuras profundidades de Golarion ni ningún mal. Pero las apariencias engañan.

El suelo, a pesar de ser rocoso y húmedo, tenía señales de haber visto mucho movimiento reciente. Eso os indicó que no os habíais equivocado, pero al mismo tiempo no parecía haber ni la más mínima señal de que quedase nada. La puerta del faro, podrida tras años recibiendo el embate del agua salada yacía desvencijada a un lado de la arcada, como si alguien la hubiese apartado para que no molestase. Y ahora la entrada se os antojaba una oscura boca abierta esperando a devoraros. Pero aun así entrasteis. Aunque no os hizo falta llegar muy lejos.

La planta principal del faro era un gran cilindro lleno de oscuridad en que solo destacaban las escaleras que ascendían y, curiosamente, descendían. Bueno, y también Abrahms. El hombre estaba atado a un metro del suelo por varios cables finos que parecían metálicos a primera vista y que se clavaban en su carne al sujetarlo. Pero tras acercaros un poco os disteis cuenta de que si lo habíais reconocido tan rápido era por las sombras. Al hombre le habían cortado manos y pies, arrancado los ojos, la lengua, la nariz y las orejas. Todo perfectamente cauterizado dejando al hombre retorciéndose como una macabra marioneta en aquellos cables que le atenazaban.

Naewen dio un paso adelante antes de que Seltyiel pudiese detenerla, pero ya era tarde. El cuerpo de Abrahms comenzó a moverse como si lo estuviesen quemando vivo (incluso uno de los alambre llegó a cortarle un muñón del todo) hasta que de repente se hinchó un poco antes de comenzar a deshincharse como un globo pinchado, cuando ya estaba llegando a los huesos volvió a inflarse, esta vez hasta que reventó desparramando oleadas y oleadas de pequeñas arañas que avanzaron todas a una hacia vosotros.

Si hubieseis estado más cerca no tenéis ni idea de lo que esas cosas os hubiesen hecho. Cuando una de ellas moría soltaba un icor de olor malsano y que a juzgar por la decoloración de la piedra era algo ácido. Y no solo eso, si no que aquellas cosas demostraron tener una fuerte resistencia a la magia, además de ser inmunes a ácido y resistentes a la electricidad, aunque el fuego y la magia sagrada resultaron funcionar especialmente bien en ellas (como demostró Breol invocando columnas de llamas doradas que partían el enjambre como un cuchillo caliente a la mantequilla fría. A continuación Air'his conjuró una lluvia de granizo que aplasto a las minúsculas criaturas a centenares. Finalmente una modesta cortina de llamas salió de las manos de Otto, quemando a las más adelantadas lo que dio la oportunidad a Naewen de invocar una enorme esfera de llamas cuyo calor os tostó a pesar de la distancia y convirtió el interior de la piedra de la torre en un horno.

Para cuando los conjuradores habíais acabado de esparcer destrucción el interior de la torre parecía una carbonera. Las arañas se habían esfumado dejando tan solo un polvillo negro que crujía al pisarlo y marcas sobre la piedra. El alambre que sostenía a Abrahms se había fundido y de él tan solo quedaba (por fortuna por lo que habíais podido ver cuando estalló) un esqueleto carbonizado.

Esta vez la advertencia de Seyltyiel llegó a tiempo y algo más de una hora después con ayuda de Otto y Naewen había localizado y desarmado la docena de trampas que habían en la escalera de bajada y en almacén inferior (que parecía aprovechar una caverna natural). Las trampas eran tanto mecánicas como alquímicas y mágicas, pero a todas les unía el talento del que las instaló y una absoluta mala leche en su diseño.

Una sorpresa más os aguardaba abajo en forma del cadáver hecho trizas (era evidente que no habían podido atraparlo vivo) de Gol'kosh convertido en un salvaje no muerte. Pero entre Marcus y Breol acabaron con aquella carcasa que apenas tenía nada de la fuerza del semiorco. Una vez destruido nada os separaba de un agujero cilíndrico que perforaba casi veinte metros de roca, como si una esfera de fuego la hubiese consumido, hasta llegar a una caverna inferior. No parecían haber escaleras ni ningún medio para bajar, aunque una simple cuerda cumpliría perfectamente esa función.

La elfa se quedó mirando lo que había sido Abrahms por un segundo, con expresión sombría. Su rostro se nubló con una expresión a medias furiosa, a medias frustrada, como si recordase algo tan desagradable como aquello. Pero casi instintivamente se adelantó, en un fútil deseo de constatar si el mago aun podía ser rescatado. Tal vez aun quedase en él un hálito de vida… aunque Aerilaya no contaba con aquello, realmente. No de verdad.

Pero se paró en seco al ver que el cuerpo se movía. Las escasas esperanzas de Aerilaya de que el hombre conservara una chispa de vida murieron. No tenía una idea precisa de los métodos de los drows, pero sabía lo que hacían otros que estaban tan chiflados como ellos. De modo que cuando el cuerpo estalló liberando a las arañas, la maga se limitó a sonreír amargamente.

-Descansa en paz, Abrahms –murmuró la maga, y empezó a tejer un conjuro que incineraría a aquellas criaturas, convenientemente potenciado en poder. Aerilaya no era especialmente ducha en magia de combate y probablemente no podría sino ejercer una fracción de daño del que el mismo Abrahms había podido, pero aquellas criaturas eran vulnerables al fuego, y al menos sí podía prepararles una bonita barbacoa. También eran seres altamente resistentes a la magia, pero en eso no tenía miedo ella; era una experta tratando con aquel tipo de resistencias y barreras.

-Fuego, compañeros –dijo en voz baja-. Son arañas de bilis. El fuego les hace más daño del normal. Si tenéis armas flamígeras o conjuros ígneos, usadlos.

Cuando terminaron con aquella marabunta de insectos, la elfa se arrodilló en el sitio donde había estado el cuerpo de Abrahms, y pronunció una breve plegaria a Nethys, pidiéndole que acogiese el alma del mago. Breve, porque tampoco podían demorarse mucho. Se puso en pie enseguida y se adelantó con una expresión sombría pero determinada. –Sigamos –dijo con voz fría, aunque no se dejó llevar por la imprudencia: dejó que Seltyiel fuera primero.

Trampas. Esperable de aquellos gusanos subterráneos… Aerilaya esperó con paciencia a que el Seltyiel desarmara las trampas mecánicas y Otto le ayudara con las alquímicas, pero se ofreció a disipar ella misma las trampas mágicas. No creía que nadie en aquel grupo pudiera igualar su habilidad para lidiar con entramados de magia; después de todo era una de sus especialidades.

No creía que aquellos fueran los últimos regalos de los drows. Poco conocía de ellos, pero lo suficiente para esperar de sus retorcidas mentes un último golpe cuando parecía que lo peor había pasado. Y no se sintió decepcionada.

La mandíbula de la maga se endureció cuando vio lo que quedaba de su compañero fallecido. No lo había conocido apenas, cierto. Pero el semiorco se había suicidado cubriéndoles la retirada, y había sido su compañero. Para Aerilaya aquello fue como un insulto personal.

-Muy bien queridos. Mensaje recibido. Nos veremos la caras algún día. Tal vez no ahora, pero nos veremos –murmuró la elfa, aunque se alegró de que se ocuparan de Gol'kosh –no, Gol'kosh, no, aquella cosa ya no era Gol'kosh, solo algo que tenía su carcasa mortal- dos de los nuevos “reclutas” del grupo. Al menos ellos no habían conocido a Gol'kosh, para ellos no tendría una carga emocional asociada.

-Nuestro antiguo compañero. Se llamaba Gol'kosh –explicó Aerilaya a los nuevos, con voz ausente de emociones, pero entrecerró los ojos, delatando la ira que la embargaba-. Muy bien, aquí estamos. ¿Seguís queriendo que vayamos en pos de esos malnacidos, o vamos a Puerto Enigma a ver si han estado enredando allí?

El viaje hasta el faro fue tranquilo. Como la calma que precedía a la tormenta. Marcus lo sabía bien. En muchos de sus viajes solitarios por el bosque, había podido constatar que las peores tormentas se desataban justo después de un remanso de paz. El instante en el que los animales se silenciaban, como previniendo lo que iba a ocurrir. El trinar de los pájaros desaparecía y todo se sumía en un mutismo absoluto. Era una sensación de paz y serenidad indescriptible… rota justo cuando la tormenta caía con fuerza.

Algo parecido fue lo que sintió allí. El explorador se arrodilló tan sólo un segundo en el rocoso suelo, posando su mano sobre el mismo, tratando de captar la magnitud de las fuerzas allí congregadas poco tiempo atrás. No se entretuvo y siguió a sus compañeros. Desde luego parecía que los drow habían perdido el interés en la isla de forma repentina. Aunque nada le indicaba si era por temor a algo o porque habían conseguido lo que habían ido a buscar.

Atravesaron la puerta que parecía a punto de caerse y llegaron a la planta principal. Y se desató la tormenta. Marcus fue incapaz de reconocer a aquel hombre pero sus compañeros sí. Era el tal Abrahms. Si un mago tan poderoso como él podía caer presa de esos drow significaba que cualquiera podría. Aquellos seres eran peligrosos… pero por encima de todo, tremendamente crueles, insensibles e inhumanos. Las torturas de aquel hombre, si es que todavía se le podía llamar hombre, eran horrendas. Y para colmo de males, reventó cuando una oleada de arañas salió de su interior.

Sintió ganas de vomitar pero logró contenerse por poco. Por suerte sus nuevos compañeros estaban preparados y Naewen bien informada. Era como una biblioteca de conocimientos ambulante. Sabía qué eran aquellas arañas y cómo enfrentarse a ellas. Marcus ahogó un suspiro de alivio y se concentró en despedazar a los pocos ejemplares que consiguieron superar el ataque de fuego mágico de sus compañeros. Desde luego si hubiera estado sólo habría tenido que huir, o no habría sobrevivido.

Al acabar, Marcus contempló el espectáculo. Atónito dejó que fuera Seltyiel quien se encargara de buscar y desmantelar otras trampas. Aquellos drow no reparaban en esfuerzos para evitar que alguien les siguiera. Y por supuesto, la tormenta no había acabado.

Una mole no muerta se abalanzó sobre el grupo cuando descendieron un poco más y Marcus se interpuso entre aquel ser y el grupo. Enseguida se percató de que Breol estaba a su lado y entre ambos lograron reducirlo. Lo molieron a golpes y una vez en el suelo lo destruyeron hasta que estuvieron seguros de que no se movería más.

Marcus resopló y tomó aliento. Necesitaba un respiro. Escuchó la explicación de Naewen y cerró los ojos en una muda plegaria por su ex-compañero caído. Bien podía haber sido él mismo.

- Estos… drow a los que perseguimos… - comentó Marcus. – La palabra cruel que usasteis se queda corta para definirlos. – Dijo expresando claramente su opinión. – Son unos monstruos. – Y ni tan siquiera. Marcus estaba convencido de que esos drow causaban sufrimiento por puro placer… cosa que ni los peores monstruos que él había conocido hacían.

- Querer quiero. – Dijo hablando de seguirles. – Me gustaría darles caza y acabar con todos ellos, pero no parece que huyan de nada. Más bien parece que dejaron estos regalitos esperando que los encontráramos… Como si fuera un juego para ellos. Pero seguirles no sería lo más sensato ni nos llevaría a provecho alguno. Por mi parte voto por regresar. – Tras todo aquello el explorador estaba convencido de que lo mejor era regresar a Puerto Enigma y avisar a las autoridades. Iba a hacer falta un ejército numeroso y muy poderoso para hacer frente a una amenaza así.

Selt aceptó rápido la propuesta de ir hasta el faro occidental y decidir allí qué harían definitivamente. No era buena cosa estancarse en debates e indecisiones. Al menos no les esperaba allí un fantasma cabreado y eso ya era positivo.

Pero cuando Selt vio a Abrahms ya no le pareció tan positivo. No es que los modos de hacer de Puerto Enigma fueran suaves, y sabían los dioses que en el juego había su buena ración de matones sádicos, pero aquello llevaba la crueldad a un extremo artístico. Selt tuvo que mirar dos veces para asegurarse de que aquellos movimientos los producía el hombre y no el cadáver por mera una cuestión de gravedad y tensión de los anclajes. Hacerle eso a un hombre era malo, pero dejarle vivo tras hacérselo era aun peor…

Entonces Selt se dio cuenta de lo que hacía la capitana. Instintivamente alargó las manos para retenerla. Selt podía entender la sorpresa y la compasión que la habían animado a adelantarse y ver si podía hacer algo por el moribundo. Pero no era sensato hacerlo, no sin antes comprobar que no había peligro.

Selt se sorprendió y no se sorprendió cuando el cuerpo explotó liberando todos aquellos insectos. Esperaba algo, pero no exactamente aquella sorpresa. Lo de los insectos era… algo más que macabro o asqueroso. ¿Cómo diablos habían logrado aquello?

-¿Qué clase de magia es ésta? -inquiere Selt-. He visto unos cuantos conjuros en mi vida, pero este tiene una mala leche que lo pone fuera de la escala.

Arañas. Un poco fuera de su área de competencia. Selt miró de reojo a sus compañeros, temiendo que su propia participación fuera pisotear los insectos más cercanos. Ya estaba pensando en encender una antorcha cuando los otros mágicos salieron al rescate. Bien. Esperaba que la druida no se pusiera en plan protector con aquellos bichejos. Con los druidas nunca se sabía.

Selt suspiró aliviado cuando la capitana acabó el trabajo que los otros empezaron y achicharró a todo el enjambre. Genial. Selt se preguntó si sería poco élfico detestar a los bichos. Pero cuando Naewen se arrodilló para dedicar una plegaria por el alma de Abrahms, Selt meneó la cabeza.

-Pharasma y Nethys entenderán, capitana. No podemos retrasarnos mucho -le dijo, aparte que no él no sentía ningún tipo de vinculo con Abrahms. Había sido un loco furioso y antisocial, no lo mejor para despertar simpatías, je.

 Al menos la interrupción fue corta, cosa buena, porque después siguió una buena batería de trampas.

-Al menos crear esto les habrá retrasado también. Muchas manos trabajando en cosas delicadas solo logran estorbarse -observó Selt-. E ir montando estas trampas entre dos o tres personas tan solo tiene que haber requerido tiempo.

Y por último Gol'kosh. Por el látigo de Calistria, que a aquella gente le gustaban los no muertos. Supuso también que los drows esperarían que el usar a sus compañeros caídos les desmoralizaría o les enfurecería para moverles a actuar de forma imprudente. Selt lamentó la suerte del joven semiorco, que había parecido ser un buen tipo aunque un tanto silencioso, pero pensó que por él los drows podían sentirse decepcionados.

Pero esta vez Selt dejó que la capitana realizase su plegaria, después de todo el semiorco había sido un compañero. Pero en cuanto terminó le dijo: -Ya veo lo que decías sobre la crueldad de los drows, capitana. Supongo que debería disculparme. La verdad es que creí que exagerabas por alguna especie de odio racial.

Selt se sorprendió de que Marcus se retractara en sus intenciones. -A mí también me gustaría seguirles, pero también creo que hacerlo ahora sería imprudente y poco fructífero. Aunque, capitana, me temo que no puedo desear que tus intenciones de cumplan. Creo que estaré contento si no vuelvo a ver a esos tipejos en la vida.

Pero Selt dirige una mirada a todos los otros para indicar que si más tarde querían seguir con aquel asunto él estaría dispuesto.

-Y ahora… ¿comprobamos qué tal están las cosas en Puerto Enigma antes de seguir con ese asunto de la Dama Velada? -Y a pasar por la guarida de Virashi, je.

Decidieron ir hasta el faro occidental, si querian saber mas de los elfos era mejor acudir por donde habían llegado, no le hacia mucha gracia a Air'his visitar otro faro, pero este no tenia fantasmas furiosos ni cajas mágicas que producían malos "viajes".

Buscaban a los primos de Naewen y su respuesta no se hizo esperar, dentro del faro se hallaba lo que quedaba del mago humano Abrahan, le había torturado hasta el limite soportado por su cuerpo, pero hay tortura y torturas y las que le habia producido al humano rayaba la demencia.

-¿Que clase de sádico haría algo así? - La respuesta no se hizo esperar, cuando Naewen avanzó a intentar a ayudar al mago, este exploto en una lluvia de arañas mágicas, arañas que fueron repelidas con la magia del grupo.

Después de acabar con todas la arañas y que Seltyiel acabase por limpiar de trampas el lugar, encontramos en el sótano los restos del bravo Gol'kosh, lo habían convertido en un no-muerto, vagando por el recinto mientras chocaba con todo el mobiliario, tuvimos que acabar con su cuerpo para que su alma volviese a la tierra. -Descansa en paz bravo Gol'kosh, que la madre te tenga en su seno y renazcas pronto, quizás algún día volvamos a encontrarnos...

La madre daba sustento a todos los seres del mundo, pero saber que también compartía el espacio de la diosa con aquellos seres tan horribles la hizo tensar los músculos con ganas de acabar con todos. Se recordó a si misma que hay un equilibrio entre el bien y el mal, si hay seres como los primos oscuros de lo elfos que elaboraban tal maldad, también hay seres que proyectaban en el mundo una bondad infinita.

-Yo prefiero dar caza a estos monstruos, han perdido mucho tiempo preparando esta escenita para nosotros, creo que lo que quieren es precisamente lo que decís, que nos vayamos, pretenden asustarnos pero se confunden de druida. ¿seguís queriendo dejar que se vayan de rositas?

Codo del Diablo, Tarde del 18 de Desnus, día del trabajo, del 4710 CA

Os alejasteis del faro tras ocuparos de los restos de vuestros dos aliados. Carré había sugerido derrumbar el faro para al menos complicarles un poco un futuribles regreso, pero finalmente lo descartasteis dado que os supondría mayor molestia a vosotros de querer ir tras ellos que al contrario. En cualquier caso eso sería dentro de un tiempo ya que ahora mismo la mayoría del grupo no parecía tener muchas ganas de arriesgarse con aquellos malnacidos.

- No creo que pretendiesen asustarnos para que no les siguiésemos.- Comentó Breol a Air'his en uno de esos extraños momentos en que decidía hablar sin ser preguntado antes.- Ya he visto algo parecido antes. Tan solo están jugando, desmoralizándonos e incitándonos a actuar al tiempo que se divierten.

De camino hacía la localización donde habíais pedido al Oso que os esperara hicisteis una parada, por lo visto para cobrar una “recompensa”. Un desvió que Air'his aprovechó (ya que apenas habíais gastado magia) para invocar una esfera de llamas y “purificar” parte de la isla de aquella excrecencia rojiza de musgo alienígena. La sorpresa vino cuando, a pesar de arder (muy lentamente eso si) en contacto con las llamas el musgo recuperaba un color rojo vivo al contacto con estas y comenzaba a crecer y a extenderse a ojos vista. Ahora os explicabais por que aquel musgo había cubierto toda la isla tan rápido y por que en los días que llevabais allí no parecía haberse extendido. Aquella cosa convertía el calor en la energía necesaria para crecer, y el impacto del meteorito le debió de dar una buena dosis.

Para cuando la semiorca consiguió disipar la esfera flamígera ya habíais comprobado que aunque el musgo rojizo ardía muy lentamente el amarillento lo hacía como si estuviese empapado de aceite. Fuera lo que fuese aquella cosa parecía pensada para crecer en un ambiente más bien tórrido.

El lugar del “pago” resultó ser una empinada cornisa que descendía por un acantilado serrado y de aspecto peligroso. No solo a nadie en su sano juicio se le hubiese ocurrido arriesgarse con aquel paso de no saber bien a donde llevaba. Y eso sin contar con que era imposible verla desde el mar o desde arriba del acantilado. Solo un pájaro o alguien que ya lo conociera encontraría aquel paso. Pero finalmente llegasteis hasta una especie de balconada natural que dominaba el acantilado y daba a una caverna de buen tamaño, como una habitación grande. La caverna parecía haber contenido recientemente muebles y tela, pues fragmentos de estos aun podían verse,. Pero era como si un tifón hubiese cobrado forma contenido en aquella sala destrozándolo y empapándolo todo para llevárselo de vuelta al mar antes de dejar dos pequeños pero cargados cofres en medio de la habitación, completamente secos.

Puertoenigma, noche del 18 de Desnus, día del trabajo, del 4710 CA

Tras una somera inspección del contenido lo cargasteis en vuestros espacios extradimensionales portátiles y fuisteis al punto de encuentro con vuestra embarcación con el tiempo justo de arribar a Puertoenigma al anochecer.

Os despedisteis de la tripulación del Oso que parecía muy contenta de haber vuelto con vida de aquella isla maldita y pronto encontrasteis habitaciones en una casa de huéspedes bastante modesta pero que contaba con baño y un salón privado para discutir vuestro siguiente paso.

Al final todos prefirieron volver a la "civilización" y dejar que los primos oscuros de Naewen huyesen tranquilamente, -Necios

En la retirada al barco pasaron por una pequeña cala para hacer un parón y descansar, momento oportuno para lo que la druida llevaba preparando desde el día anterior.

-Purificar la isla, el fuego purifica- Solo podía pensar en eso y cuando, alzando los brazos, invocó una esfera de fuego iniciando así el proceso de curación de la isla maldita. Pero la sorpresa fue enorme cuando el condenado musgo rojo recuperó terreno extendiendose mas todavía, -Por todos las bestias, ¿como es posible?, ni el fuego la debilita....- Pero eso no era lo peor, ya había avisado a "Los Milenarios", debía enviar otro animal o algo mas rápido para darles la nueva noticia, "no quemar la isla, hay que helarla" 

Cuando consiguió detener las llamas vio de nuevo el rojo latente del musgo cobrar fuerza, -Has ganado esta batalla, abominación, pero no la guerra.

Volvieron al barco y atracaron en una cala donde encontramos cofres llenos de tesoros materiales, a la druida no le interesaba demasiado pero era consciente que los "civilizados" lo usaban a menudo y que la obligaban a ella a usarlos también si quería obtener algo en sus ciudades. 

Y de nuevo estaban en puerto enigma, con mas dudas sobre que hacer a continuación, estaba completamente segura que la capitana y Seltyiel se tomarían un largo baño, y tal vez juntos por lo que seria mas largo, y ese tiempo podría aprovecharlo. 

-Nos vemos en un rato, muchachos, tengo cosas que hacer!- Y la druida se marcho de la posada.

Codo del Diablo, Tarde del 18 de Desnus, día del trabajo, del 4710 CA

- Quizá no ahora, pero más adelante si queréis deshaceros de este musgo… - comentó Marcus. – Podríais probar con frío y hielo… cuanto más mejor. – Estaba claro ante lo obvio de cómo reaccionaba el musgo ante los conjuros ígneos… pero por si no había pasado por la mente de los arcanos prefirió recalcarlo. Era muy posible que simplemente en esos momentos no dispusieran de ninguno de aquellos conjuros para comprobar si frenaban el avance del musgo.

Cuando llegaron después al lugar del "pago", Marcus se mantuvo al margen. Desde luego aquello no era para él, pues no formaba parte del grupo inicial, y tanto él como Carré o Breol se habían unido a posteriori y desconocían el acuerdo al que hubieran llegado Naewen y los suyos con su patrocinador.

El explorador en cambio sí que prestó atención a cómo dos cofres completamente secos estaban en aquel lugar y trató de indagar sobre si era humanamente posible conseguir semejante proeza sin usar la magia, dejando la recuperación del tesoro a los que les correspondía.

Puertoenigma, noche del 18 de Desnus, día del trabajo, del 4710 CA

Una vez en el salón privado de la casa de huéspedes, Marcus se permitió relajarse un poco de nuevo. Estaba otra vez en Puertoenigma, una ciudad que por un lado le traía malos recuerdos y por otro le daba trabajo de tanto en tanto aunque prefiriera mantenerse fuera de sus muros.

Miró a Carré y Breol. Y luego a Naewen y Seltyiel.

- ¿Qué pensáis hacer ahora? – preguntó a los elfos. No sabía cuál sería su siguiente paso. – Si lo deseáis puedo acompañaros para avisar a las autoridades pertinentes de todo el asunto de esos drow. – Desde luego alguien tenía que poner sobre aviso a las autoridades, y debían organizar alguna tropa de defensa cuanto antes. Si esos salvajes asesinos querían poner sus pies en Puertoenigma, la ciudad sería destruida con rapidez y excesiva crueldad.

Alguien debía hacerles frente.

Volvió su atención a Breol y Carré… Quizá ellos deberían hablar un rato en privado acerca de su propio patrocinador… pues ya habían cumplido el contrato y estaba convencido de que aquel tipo se dejaría ver de nuevo… Pero Marcus no dijo nada por el momento hasta ver qué planeaban Naewen y Seltyiel.

Aerilaya notó que la druida no estaba contenta con la decisión del grupo, pero ella conocía mejor a los drows. No era sensato seguir a una fuerza en ese número sin estar preparados para ello. Aunque por otro lado lo lamentaba también. Seguía pensando que habían ascendido a la superficie para algo más que para recolectar noqual. Además, ¿cómo podían haber sabido tan rápido que el meteorito había caído? Una expedición como la suya no se planeaba de un día para otro; demasiado grande.

Sí, ¿cómo podían haberlo sabido? Comentó con los otros aquel detalle. –Es extraño, ahora que pienso en ello. Para hacerse cargo del noqual han tenido que venir específicamente preparados para recogerlo. Nosotros carecemos de las herramientas adecuadas para hacerlo, por ejemplo. Hasta ahora había pensado que habían aprovechado la casualidad del meteorito para hacerse con algo del raro metal estelar, y que habían ascendido para otra cosa, pero ahora me pregunto si no sabían que el meteorito iba a caer…

Les indicó a los otros que tenían que recoger algo antes de marcharse de la isla. –Es la recompensa de Virashi, la sirena, por liberar a su amado. Ya que colaborasteis en la empresa, la compartiremos con vosotros –dijo Aerilaya-, aunque no creo que sea mucho una vez repartido, no os ilusionéis demasiado.

Sacudió la cabeza ante el intento de Air'his. Pero ya le había dicho lo que harían los druidas elfos en un caso como aquel, y sabía por experiencia que era inútil repetirse.

-¿Has pensado que la destrucción indiscriminada no es la solución? -le preguntó ella simplemente-. Te sería más fácil encontrarle un depredador… en alguna parte tiene que haber un bicho que guste de esta cosa.

Aunque solo por contentarles, lanzó una esfera de frío congelante sobre el musgo. No se perdía nada por probar, aunque pensaba que era ingenuo querer recurrir a aquello para deshacerse del musgo. ¿Qué iban a hacer, congelar toda la isla? Los métodos menos destructivos eran mejores. Claro que dependía del frío necesario. Una tormenta con nieve no era tan dífícil de lograr; congelación total requeriría magia de calibre demasiado grande...

Puerto Enigma, en el salón privado

Aerilaya, sentada con Aerel en el regazo, escuchó el informe del tanteo que Seltyiel había hecho en Kaer-Maga. Ella había aprovechado para visitar a los criptarcas; siempre solía visitar los centros de saber y las sedes de las organizaciones arcanas por los lugares que pasaba en sus viajes. En parte por curiosidad –siempre había posibilidad de aprender algo nuevo-, en parte por hacer algunas relaciones.

-Me siento frustrada. Realmente me hubiera gustado ayudar a los desgraciados criptarcas que hicieron ese ritual. Parece que han muerto unos cuantos más –les dijo, aunque sin duda Seltyiel ya lo sabía; después de todo era miembro de esa organización, de forma más o menos laxa. Le preocupaba que los de Shalast volvieran a intentar algo así. La falta de cuidado y ética de aquella gente era escandalosa… aunque tenía que reconocer que se quedaban cortos al lado de otras.

Marcus preguntó por el siguiente paso. -Sobre los drows, pondré en antecedentes a Kyonin y ya he puesto en antecedentes a un presentante de la recién resurgida Eurythnia. En principio diría que son la gente que tiene más posibilidades tratando con ellos. Y se supone Shiella y Aldmer iban a dar el aviso, pero no sé hasta qué punto pasará más allá del círculo interno de los criptarcas. Esta ciudad es rara. Aunque diría que los drows ya tienen lo que querían, y que no van a volver -dijo ella-. En realidad es un misterio qué diablos querían de esta zona. Nunca les han interesado las poblaciones humanas, se suelen contentar con tocar las narices a los elfos.

Suspiró con algo de frustración, lo de los drows la intrigaba. Aerilaya decidió inentar avisar a Ruaven, y si no lo conseguía, ponerse en comunicación con sus antiguos maestros en Kyonin, para informarles de las andanzas de los drows por allí; podrían informar a los custodios, por si les resultara de relevancia. Puerto Enigma quedaba muy cerca de Mierani, y no podía menos que pensar que fuera lo que fuera que se tuvieran los drows entre manos, estaba relacionado con su raza, no con una ciudad humana.

-Ah, después voy a echar un ojo muy detenido a la Puerta Críptica. Tardaré un rato -dijo Aerilaya, que en parte tenía curiosidad por la Puerta y quería examinarla a la luz que le habían brindado los papeles de los criptarcas. Solo por echar un ojo a algo tan portentoso ya merecía la pena la inspección. Pero además quería asegurarse de que estaba de nuevo inactiva, no fuera que los criptarcas no hubieran completado el ritual correctamente y no hubiera vuelto a su estado durmiente. Se preguntó si los shalastianos lo habrían comprobado… y cuándo volverían a reclamar su antiguo territorio. Algo le decía que no pasaría mucho tiempo hasta que sucediera aquello.

 -Nuestro siguiente paso será seguir con nuestra misión para la Sociedad Pionera. Echemos un ojo a ese misterioso barco que desapareció hace quince años, la Dama Velada. Otto quería venir. ¿Y tú, Marcus? Habrá que preguntárselo a Breol también, aunque diriría que también quería venir.

Pero antes de eso, Aerilaya pensaba hacer una escapadita rápida a Korvosa. Después de todo Lucien la había invitado, y quizá así se enterase de qué demonios se traían entre manos los thassilonianos…

Puerto Enigma, en el salón privado

- ¿De qué ritual estáis hablando? – Preguntó Marcus que no estaba nada seguro de qué hablaban Naewen y Seltyiel. El hombre había pedido algo de comer y de  beber, y estaba cortando un segundo pedazo pequeño de su filete para acercárselo con cierto disimulo al pseudodragón. Le gustaba la carne poco hecha y en este caso la había pedido así quizá explícitamente con la intención de cederle un poco al compañero de la maga.

- Esta ciudad es rara… - admitió ante las palabras de la elfa. – Pero no me gustaría que fuera destruida por esos depravados. – Después de todo casi se había criado allí. Bueno, realmente en los bosques cercanos. Y aunque mucha gente de Puertoenigma no eran precisamente bellas personas, Marcus tenía tratos con bastantes y alguno de ellos… más bien ninguno de ellos, se merecía un destino como el de caer en manos de los drow.

- Nunca había oído hablar de esos drow, ni mucho menos los había visto… - Comentó. – Pero ya que parecéis familiarizados con ellos me gustaría saber más. No acerca de su proceder, que ya he visto cómo se las gastan… pero sí acerca de si tienen algún punto débil, su organización, etc. – Pidió. Era un enemigo peligroso y Marcus se consideraba afortunado de no haberse topado con ellos antes y estando sólo.

Naewen mencionó la Puerta Críptica y Marcus le prestó atención. – Te acompañaré un rato, si quieres. – Sugirió. – No creo que te sirva de mucha ayuda pero luego puedo pasarme por el puerto y buscar un navío que nos lleve a nuestro siguiente destino. – Con esas palabras confirmaba que quería ir con ellos. Si Otto iba, desde luego él no iba a ser menos.

De hecho, aprovecharía su visita por el puerto para hacer algunas preguntas discretas sobre el asesino de su padre. Ya había pasado mucho tiempo y aunque Marcus creía que seguía en activo, era mejor asegurarse. No fuera a ser que decidiera pasar al anonimato y retirarse de su mala vida, pues en ese caso Marcus nunca daría con él.

Seltyiel miró divertido a la capitana, era pródiga compartiendo las ganancias. Pero no objeta, después de todo era la jefa y lo de la sirena había sido un plus inesperado. Sonríe ante la curiosidad fascinada de Marcus. -No es tan difícil lograr que unos objetos emerjan secos, incluso tras haber estado sumergidos mucho tiempo. Hay conjuros para ello… pero mejor pregúntale a Naewen.  Ella es la experta en magia. ¡Aunque no me importaría aprender conjuros así! Tendrían su utilidad.

Cuando volvieron se encontraron con que Air'his había estado experimentando con fuego. Selt ya iba a regañarla -¿qué les importaba a ellos el puñetero musgo?-, cuando vio que entre el experimento de la druida y el comentario de Marcus habían animado a la capitana a probar el efecto del hielo. Para tirarse al mar de cabeza, no era como si Naewen necesitase que alguien le picase a probar algo nuevo…

-¿Tan problemático es el musgo? A esta condenada isla no viene nadie. -Selt pensaba que aquel condenado musgo probablemente acabará muriéndose solo, pero como tenía que reconocer que era un chico de ciudad que no tenía ni pajolera idea de las cosas naturales, no se metió en aquello. Las camisas de once varas mejor para los curiosos metomentodo como la capitana.

En el salón privado

Marcus preguntaba por el ritual de la puerta. Asunto curioso aquel, je. Seltyiel hizo una mueca.

-Cuando llegamos a Puerto Enigma, antes de la isla, nos encontramos con que había habido una serie de desapariciones y asesinatos sangrientos de magos crípticos. Más tarde descubrimos que esas carnicerías las habían cometido unos bichos llegados de… bueno, algunos dicen que es "el vacío entre los mundos". Nadie entiende muy bien dónde es eso. Esos monstruos, los perros de Tindalos, solo aparecen cuando alguien ha manipulado el tiempo. Y uno de los criptarcas, que se escondía para intentar salvar su vida, nos dijo que un desconocido les había engañado, a él y a sus compañeros, para realizar un ritual que activaría la Puerta Críptica. A ellos les dijeron que había encontrado unos documentos antiguos que mostraban cómo activarla… nada más que eso. En realidad hicieron más que activarla. El ritual que les enseñó aquel desconocido parece que provocó que siete personas viajaran en el tiempo, desde el pasado remoto hasta ahora. Y con semejante manipulación temporal, era inevitable que los chuchos de Tindalos llegaran con ansias asesinas. El desconocido se ha debido librar de esa persecución, ya que no participó directamente en el ritual. En realidad fue muy listo, se las apañó para que otros lo hicieran por él y fueran ellos los acosados por los "tindalitos".

Selt parecía más admirado que desaprobador. Después de todo, cosas así pasaban todos los días, los astutos se aprovechaban de los inocentes, nada nuevo allí, quitando el exótico ritual y la impresionante hazaña de manipular diez u once mil años. Menuda magia tenían que tener aquellos tipos para lograr algo así.

Mira a la capitana. -Naewen cree… y yo también, a decir verdad, que el desconocido era uno de esos recién despertados thassilonianos. Un shalastiano, ya que los de Shalast fueron los constructores de la Puerta Críptica… bueno… eso creen algunos eruditos. Otros piensan otra cosa. -Duda un momento y explica-: Thassilon fue un imperio de magos del pasado remoto… de hace miles de años. Desapareció con la Caída de la Piedra Estelar y todas las civilizaciones de aquel entonces. Y sí, hablamos de los mismos constructores del artefacto que encontramos en los cimientos del faro, sólo que de distintas naciones del mismo imperio. Los del artefacto eran de Bakrakhan. Estos de la Puerta Críptica serían de Shalast. Deberían estar muertos, pero lo cierto es que parece que un puñado de ellos han estado sumidos en un estasis mágico, y están despertando ahora. Despertando… y reclutando a gente de esta era. Hablando del artefacto… capitana,  ¿dónde podríamos encontrar información sobre él, o sobre cómo manipularlo de forma segura?

A Selt no le asombró un pelo que la capitana evitara el tema de explicar más cosas de los drows, ni que se saliera por la tangente con lo de dar la alarma. Lo de avisar a los elfos y a Lucien estaba bien, pero dudaba que a aquel thassiloniano injertado le importase la ciudad ni poco ni mucho, más allá del noqual, y a los elfos les importaría aun menos. Tal vez tuvieran más medios y conocimientos para lidiar con los drows, pero dudaba que quisieran hacer nada en favor de la ciudad. No es que Selt les pudiera culpar por ello, claro. Puerto Enigma tampoco haría nada a favor de nadie más.

-Puerto Enigma es una ciudad muy caótica, pero en cuestión de defensa sí que actúa unida. Si no lo hubiéramos hecho, nos habrían barrido del mapa hace tiempo. Korvosa y Magnimar intentaron atacarnos en cuantas ocasiones, pero luego lo dejaron correr. Y varios piratas han intentado apropiarse de este agujero por la fuerza, pero generalmente los que lo han logrado no ha sido por conquista, sino ha sido a golpe de economía y política sucia -explica Selt a Naewen, dado que es nueva en Varisia y no parecía haber pisado la ciudad antes de que la conociera-. Por supuesto, la "política sucia" incluye violencia, pero no la de gran escala que requiere una conquista.

Pero menea la cabeza, mirando a la elfa con seriedad. -Pero, capitana, sabes que los que has mentado no ayudarán a puerto enigma. Si lidian con los drows lo harán por sus propios intereses. Y por más que considero que esta ciudad es un estercolero, es la ciudad donde yo vivo, donde están mis relaciones y mis negocios. E incluso hay aquí un puñado de gente a la que aprecio. No dejaré que los drows la arrasen. ¿Tan segura estás de que no volverán?

Escucha a ella contestar a Marcus sobre sus planes antes de intervenir. -Me parece bien cenar esta noche con Helgya y Cade, y con Aldmer y Shiella si se animan.

Selt sonríe, buena ocasión para quedarse más tarde a solas con Helgya.

-Por lo demás, voy a recoger rumores de mis contactos y de los tratantes de información. Y haré alguna que otra visita también, no es bueno que los amigos se olviden de uno. Pero cuando la capitana diga estaré listo para ir a ese asunto de la Dama Velada.

Selt mira dudoso a la capitana.

-¿Quieres ir sola por las calles de Puerto Enigma? Sé que eres más que capaz de defenderte, pero mírate. Eres un blanco tentador para la mayoría de los necios que no saben oler el poder a distancia. Llevas encima más joyería que la de todas las amantes de los señores del hampa juntas, tu forma de vestir va a despertar… apetitos…. y eres preciosa y de una raza casi desconocida en la ciudad. No  hay tratante de esclavos de esta ciudad que no pagaría por ti una fortuna. No hay grupo de poder que no querría tenerte entre ellos, tampoco. Vas a crear jaleos, Naewen. Es imposible que te pasees por ahí y no te intenten atacar al menos una vez; y sí, sé que tienes poder suficiente para masacrar a la gran mayoría de los que puedan atacarte, pero... Déjame asignarte a uno de mis chicos… un raterillo callejero… como guía y ya de paso a modo de señal de que tienes protector en la ciudad. Aunque mi protección no sería completa, te advierto. Pararía a los que no son imbéciles de poca monta, pero no a otros mejor situados en los grupos de poder, o a los atontados que se crean muy chulos. Tal vez sería mejor ir primero a hablar con el primer orador Elias. Elias esparcirá el rumor de que estás bajo su protección y eres intocable. Él siempre protege a los magos con cierto poder que llegan a la ciudad. Aunque también intentará captarte para la logia, te advierto. Siempre anda buscando más fichajes. Alternativamente, podríamos ir a ver Shorafa…. es la suma sacerdotisa del templo de Calistria. Creo que accederá a correr el rumor de que eres intocable si se lo pido.

Y a cambio de un favor futuro o de cierto pago, supuso Selt. Aunque como hijo de una de los sacerdotes fundadores siempre había tenido cierta relación con el templo, ciertos favores solían requerir reciprocidad.

-O qué diablos, hablemos con Cromarcky acerca de los drows y ya de paso pidámosle protección como pago por la noticia. No es que a él le vaya a costar nada eso. -Selt mira a Naewen con una sonrisita, porque sabía que ella no querría esparcir la noticia de la existencia de los drows-. Y sí, Marcus y yo nos ocuparemos del puerto y el barco. Vosotras, chicas,  haced lo que quiera que hagáis las chicas en una ciudad... pero Air'his, ten cuidado. Tú también vas a atraer a las bandas callejeras… por razones diferentes de Naewen, pero créeme, lo harás. ¿Quieres que te asigne a uno de mis mocosos?

Mira a Marcus. -¿Quieres que pregunte por ese nombre que mencionaste ayer? -Selt pensaba hacerlo de todas formas, por mera curiosidad y porque le gustaba saber qué se cocía a su alrededor. Pero no estaba mal que el guerrero se sintiera un poquito en deuda con él. El secreto del éxito estaba en acumular favores de otros…

-Y no, no estoy familiarizado con los drows. La única que los conoce algo es la capitana -le explica al humano.

Selt se rasca una oreja. -Os acompañaré un rato a lo de la Puerta Críptica. Será interesante verla bajo la luz que arrojen los papeles del criptarca -añade, aunque él ya tenía muy vista la Puerta-. Aunque no puedo quedarme ahi todo el día. Y tú no deberías quedarte ahi tampoco tanto tiempo, Naewen -añade en tono severo.

Marcus escuchó la explicación de Selt sobre el ritual del que hablaba la elfa. Había oído los rumores sobre las desapariciones de los magos pero no tenía ni idea del motivo. Aquello lo explicaba pero de un modo que parecía bastante… increíble.

- Han activado la Puerta Críptica y de paso han hecho que siete personas viajen en el tiempo… - Repitió sonándole a cuento de fantasía. Pero con la magia nunca se sabía.

- ¿Y qué se supone que ha sido de esos siete viajeros? – Preguntó. – Si son personas de esos antiguos imperios poseerán impresionantes conocimientos ocultos y ya desaparecidos para nuestra sociedad. Por un lado se sentirán… desplazados. Extranos en un mundo que no es el que recordaban… Pero por otro lado, pueden ser peligrosos. – Razonó. La verdad es que sí conocía lago de la historia del imperio de Thassilon, aunque no de Shalast o Bakrakhan… Aquellos nombres que pronunciaba Seltyiel le sonaban completamente ajenos.

Entonces una de las frases de Selt caló más hondo en la mente de Marcus. … reclutando a gente de esta era…

- ¿Se puede distinguir a esos despertados de alguna forma? – Preguntó. – Alguna manera de comportarse, de vestir… alguna marca, lo que sea… - Una vaga sospecha comenzaba a crecer en la mente del explorador.

Dejó a Seltyiel que continuara hablando y se limitó a asentir para confirmar que haría lo posible por evitar que Puerto Enigma fuera arrasada por los drow. Pensaba de forma parecida a Selt.

Pero pronto saltaron a otros temas, como que Naewen caminara sola por las calles de Puerto Enigma. Sus ojos se fijaron en la maga elfa y efectivamente corroboró lo dicho por el otro elfo. Habría demasiados necios que tratarían de acercarse a ella, por uno u otro motivo. Desde luego, pasar desapercibida no parecía la especialidad de aquella elfa.

- Haz caso a Seltyiel. Habla de forma muy sensata. – Se limitó a decir. No quiso explayarse mucho más pues no creía tener todavía suficiente confianza con ellos. Después de todo él, Breol y Carré eran por decirlo así unos recién llegados a aquel grupo. – Salvo por lo de Cromarcky… no creo que ese tipo ofrezca protección a nadie. – Comentó de forma despectiva.

Dejó que el elfo continuara argumentando y se sorprendió cuando le preguntó a él por el asesino de su padre. Respiró hondo y se tomó un par de segundos antes de contestar.

- Sí por favor. Todo lo que averigües me será de mucha utilidad. Te debo una. Cuando me necesites, cuenta conmigo. – Dijo con el tono más solemne que le habían escuchado hasta ese momento.