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Antes de la tormenta

Marcus negó con la cabeza tras la explicación de Naewen.

- No, no… - Sonrió. – Yo no tengo nada en contra de Lucien, no me malentendáis. Pero el tipo no se fía de vosotros y seguramente de mí tampoco. – Explicó Marcus.

- Si no lo hace, tampoco deberíamos fiarnos a la inversa. Darle un voto de confianza vale, pues hasta ahora sólo ha ayudado o se ha movido beneficiado por sus intereses. – Añadió. – Pero como decís, no confiar ciegamente en él… con eso me vale y parece que pensamos igual. – Finalizó mostrándose más tranquilo. No había pretendido enemistar a Naewen o al grupo con aquel misterioso embajador y patrón. Personalmente creía que algo no encajaba del todo en ese tipo, pero también era partidario de darle un voto de confianza.

- Vuestras palabras son muy ciertas Naewen. Es justo esperar a valorar antes de juzgar, y realmente me alegro de que penséis así. – Asintió con una sonrisa.

Respecto al resto de la conversación se mantuvo callado. Creía que la opinión de la elfa era cerril en un aspecto: los drow. Pero ya había comprobado que era mejor no tocar ese tema, al menos mientras tuvieran trabajo que hacer. Quizá cuando estuvieran tranquilos, durante otra comida o cena… Quizá ahí trataría de hablar más con la maga. 

Tras la tormenta

Tras la enorme y extensa explicación acerca de la magia de Vacío, Marcus se sentía aturdido. No confuso como cabría esperar, sino aturdido. Era demasiada información, y la elfa se había expresado con términos bastante complejos para alguien ajeno al mundo mágico, o a los conocimientos y estudios de que habría que disponer para discutir de algo así.

Pero al menos le había aclarado algo, por increíble que pareciera, asi que hizo un gesto a Naewen dando a entender que la explicación no había ido del todo mal.

- Está bien. – Dijo el explorador. – Es un concepto difícil y bastante alejado de lo que yo puedo controlar – admitió – pero eso que habéis dicho de "la negrura más allá de las estrellas" me ha recordado al noqual. –

Sacudió la cabeza algo aturullado ante tanta información. Y luego desenvainó su espada.

- Bien. Vayamos a ese barco a ver quién o qué es esa figura. Y por su bien espero que no quiera tocarnos las narices… - Comentó algo más animado. - Y ojalá no hayamos viajado en el tiempo… Sería algo muy raro. –

Se encogió de hombros. – Si hay criaturas de Leng o de cualquiera de esas dimensiones de las que hablas, podrán matarse de un modo u otro. Sólo habrá que adaptarse. – Dijo como si fuera a ser lo más fácil y cotidiano del mundo. – No pienso ser esclavo de ninguno de esos caminantes planares. – Aseveró con contundencia.

Sin más, el hombre se preparó para enfrentarse a cualquier cosa que pudiera surgir de aquel barco que iban a abordar, de un modo u otro.

Espinazo de Draggan, 21 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

La profesionalidad de la tripulación tomo el mando desterrando el miedo y el estupor por lo que acababa de ocurrir e iniciando la maniobra de abordaje para estudiar la situación de la Dama Velada y si iba a hacer falta remorcarla. Tampoco hubo problemas, excepto una mirada curiosa por parte del capitán, cuando Naewen indicó que ellos entrarían primero y que esperasen a su orden para abordar el navío.

Marcus y Seltyel fueron los primeros en subir a la embarcación, seguidos por Airhis, Naewen y, finalmente, Breol. La cubierta de la Dama Velada parecía dividirse en dos niveles principales más otro secundario en una elevación sobre el castillo de popa (seguramente para el personal naval). La primera de las cubiertas estaba aterrazada por la superior y contenía una serie de tumbonas y espacios abiertos (incluso algo que parecía una pequeña piscina) desde luego aquella no era una embarcación cualquiera. Al nivel superior se accedía mediante unas escalerillas finamente labradas en vidrio reforzado mágicamente y parecía ser una gran superficie despejada. Suponíais que sería un lugar magnifico para bailes, comidas y otros eventos con la vista que tenía de todo alrededor.

Entonces todo cambió. Fue como si una oleada de aire cálido y más denso os golpease y a vuestro alrededor aunque todo seguía igual, todo cambió. El cielo tenía un color distinto, más teñido del ámbar de una latitud más cálida y una mayor cercanía a tierra. Vuestra embarcación había desaparecido y a popa de la embarcación se levantaba una enorme urbe que jamas habíais visto. Pero lo más chocante fue la docena de personas elegantes, y obviamente por su porte poderosas, que estaban en distintas posturas admirando la ciudad, bebiendo cócteles y charlando. La tripulación perdida de la Dama Velada. O más bien un reflejo psíquico del momento en que la embarcación partió de Almas.

- Vale el barco es precioso e impresionante, pero ¿A que viene tanto misterio? ¿Te ha dicho Athena cual es la sorpresa?- Pregunto un hombre (1) algo bajo pero completamente fibrado y que a pesar de estar quieto irradiaba un aura de agilidad felina y de control.

- Tan solo frases vagas, que esto será una revolución y el futuro del transporte algún día, pero que aquí y ahora es la llave para conseguir explorarlo todo.- Explicó una joven (2) con una de las bellezas más deslumbrantes que hubieseis visto. Sin duda era Lady Catriona Fiona Celles Nemes-Volostarion.

- ¿Todo? Vamos Cat...- Volvió a preguntar el hombre mirando a su interlocutora con la familiaridad de una pareja joven.

- Eso dijo, pero no me especifico que era todo.- Dijo la mujer con un además que hablaba de una educación aristocrática y la sonrisa de quien la naturaleza ha dado muchas armas y sabe como usarlas.- Ya sabes como se pone cuando tiene un nuevo juguete, aunque es verdad que no la había visto nunca tan emocionada.

Poco más os dio tiempo de curiosear antes de que todo aquello se desvaneciese como arrastrado por una brisa fresca. Pero de algo si os disteis cuenta, en la escena solo faltaban el capitán (Henry Vashier) y el marino auxiliar (Thomas Hardy), algo lógico, pero había uno de más, al parecer el invitado enigmático era algo más que un bulo. Al principio el hombre (3), por que era un hombre y muy alto además, estaba embozado con descuido, pero cuando se descubrió el rostro Naewen pareció reaccionar con estupefacción.

Espinazo de Draggan, 21 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

Estaba claro que aquel barco fue una maravilla en su época. Tanto lujo no era para nada habitual y Marcus suponía que muy poca gente habría podido permitirse un pasaje en semejante navío. Si hasta le parecía lujoso para los cánones actuales… Se preguntó de qué época sería exactamente la Dama Velada… Sus compañeros no le habían revelado mucha información al respecto. Quitando el nombre del navío, Marcus se había adentrado en aquel lugar un tanto a ciegas. Y no era algo que estuviera habituado a hacer.

Parpadeó. El explorador alzó la mirada para toparse con algo de lo más extraño. Entrecerró los ojos y revisó con rapidez el firmamento. Aquello no era normal. Volvió a bajar su vista y se topó con que estaban solos en mitad del mar. ¿Cómo era posible? El corazón comenzó a latirle con más fuerza pero se obligó a serenarse. Confiaba en la habilidad de sus compañeros para entender lo que ocurría y salir de ésa. Naewen acabaría por deducir qué tipo de magia estaba obrando ahí y cómo contrarrestarla… estaba seguro de ello.

Divisó entonces aquella ciudad y levantó una mano señalándola. - ¿Qué…? ¿Qué es eso? – Preguntó. Hacía un segundo esa ciudad no estaba allí. Lo siguiente fue llevar la mano al pomo de su espada mientras retrocedía un paso, alerta.

Le llevó unos segundos darse cuenta de que esas personas en realidad no estaban allí, pero aun así Marcus no relajó su postura. La mujer era extremadamente bella, y su pareja a todas luces era otro noble distinguido. Pero no eran ellos los que preocupaban al explorador, sino la otra figura. La del hombre alto.

Ni se percató de la reacción de Naewen, pero inconscientemente Marcus se situó muy lentamente junto a la elfa, embrazando su escudo en actitud protectora. Si aquel hombre, fantasma o lo que fuera, pretendía atacarles, Marcus estaría listo para el combate.

Espinazo de Draggan, 21 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

Una vez terminada aquella visión os centrasteis de nuevo en la cubierta donde estabais. Parecían haber cuatro entradas, una puerta en la cubierta inferior que iba directamente al puente, una trampilla con escalera que descendía y parecía pensada para la tripulación y otras dos escaleras descendentes (una en cada lado) bastante amplias, sin duda pensadas para los pasajeros. No cabía duda de que aquella embarcación había sido concebida como un barco de placer. Así pues ¿Por que tanto secreto? ¿Que ocultaba de tan importante la Dama Velada? Pero fuesen cual fuesen el secreto y el pasado de la Dama Velada algo estaba claro, y es que no había terminado bien. Las “impresiones psíquicas” como aquella que habíais visto no se producían precisamente por botar un barco bonito.

Dado que las escaleras eran descendentes pensasteis que el puente, situado en el castillo de popa, podría estar separado del resto de la embarcación, así que valía la pena comprobarlo primero. Se entraba a través de una compuerta bastante bien disimulada, aunque parecía más asunto de estética que de seguridad, que abrió Seltyiel sin problemas (como si fuese nueva) con un ligero sonido de succión.

La sala que conformaba el primer nivel del puente parecía haberse usado como comedor de la tripulación además de sala de mapas, pero ahora era el escenario de una carnicería añeja. La sala estaba cubierta de una crosta rojo oscura de sangre con abundantes signos de cuchilladas en las pared, pequeñas astillas de hueso en el suelo e incluso algo de pelo pegado a la esquina de una mesa. El olor era horrible pero la sensación de violencia que flotaba en aquella sala era aun más fuerte e inquietante, y quizás por eso no os sorprendió que se activase otra “impresión psíquica” anclada allí.

La sala pareció parpadear, como si la luz se apagara apenas una porción de segundo. Cuando la vista volvió la sala parecía aun arrasada, pero era algo tan reciente como la sangre de rojo brillante que salpicaba en todas direcciones desde donde una herida y magullada lady Catriona se debatía contra dos hombres que la agarraban y arrancaban dentelladas de su carne mientras un tercero la violaba salvajemente. La mujer por un momento pareció extender el brazo en vuestra dirección mientras os miraba fijamente, como si os implorase ayuda, o quizás tan solo que acabaseis con aquella tortura.

Entonces, tan rápido como habían aparecido, las figuras se convirtieron en sangre medio coagulada que explotó en todas direcciones. La sangre que golpeó contra las paredes y objetos desapareció “absorbida” por la sangre real reseca. Pero todos vosotros estabais cubiertos de aquel liquido cálido, gelatinoso y semipútrido. Todos excepto Breol.

Espinazo de Draggan, 21 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

- ¡Por lo más sagrado! – Masculló Marcus entre dientes mientras rezaba mentalmente una plegaria a Desna y otra a Erastil.

La visión de la violación de Lady Catriona no había resultado para nada agradable. Además Marcus no comprendía cómo era que dos de los tipos estuvieran dándole mordiscos. ¿Qué eran? ¿Una especie de zombies? ¿O alguna locura se había desatado en las mentes de aquellos hombres? ¿Demonios quizás?

Demasiados interrogantes sin respuesta. El humano se miró de arriba abajo y contuvo el aliento para no vomitar. Aquella cosa pringosa que ahora le recubría resultaba tremendamente desagradable. Miró a sus compañeros y todos parecían estar igual que él. Seltyiel incluso estaba vomitando. Sólo se salvaba Breol que parecía tener el mismo aspecto impoluto y fiero de siempre.

Marcus se acercó hasta Selt y apoyó una mano en el hombro del elfo. Le ayudó a sostenerse mientras acababa de echar todo lo que tuviera en el estómago y esperó a que estuviera listo.

- ¿Qué demonios pasó aquí? – Preguntó Marcus mirando a Naewen y Breol en busca de respuestas. – Me duele la cabeza, me siento mareado y no me encuentro nada bien… - Comentó.

- ¿Seguro que podremos hacer frente a lo que sea que haya aquí? – Preguntó con muchas dudas. En un santiamén se habían quedado prácticamente desarmados, y Marcus no quería pensar lo que ocurriría si volvían a sentirse así mientras algo les atacaba.

- Breol… ¿Puedes hacer algo para protegernos de un golpe así? – Preguntó.

Luego buscó con la mirada todas las entradas a otras zonas del barco que habían divisado.

- Tenemos que organizarnos si queremos seguir explorando esto. No podemos avanzar a lo loco. – Dijo convencido de que si seguían así, ninguno sobreviviría para contarlo.

Un reflejo psíquico. Naewen miró a sus compañeros, pensativa. Aquellas cosas no pasaban así como así, tenía que haber pasado algo muy gordo para que pasara una cosa así.

Pero entonces el intruso se descubrió, y la elfa se dio un paso atrás, sorprendida. Era humano, pero no humano cualquiera, sino más bien como un parangon humano de físico perfecto y facciones aristocráticas que le daban un aire exótico. Aquellas facciones, las cejas, el pico de viuda…

-Es un alto azlanti. Se suponía que la raza estaba extinguida, que se extinguieron durante la Era de la Oscuridad… -dijo Naewen. Aunque ella sabía que eso no era del todo cierto… aunque lo había sido hasta hacía pocos meses. Y explica a Marcus-: los altos azlantis fueron el culmen de la raza humana en el pasado, pero no eran una raza natural. Fueron creados mediante cuidadosos programas de selección genética y eugenesia para conseguir… bueno, dicen que el parangón de la raza humana. Atléticos, fuertes, ágiles, de salud perfecta, inteligentes, carismáticos… se dice que estaban mucho más dotados que las razas humanas actuales. Nunca creí que conocería a ninguno, se supone que la raza está extinta; la mayor parte de los altos azlantis se hundieron bajo el mar cuando la Piedra Estelar cayó directamente sobre Azlant, y los que sobrevivieron acabaron por mezclarse con las "razas menores" que habían despreciado en su día…

Naewen no apartó los ojos de aquel desconocido, preguntándose quién sería. Preguntándose qué había significado su presencia en la Dama Velada.

-Pero en estos días atrás he conocido a algunos altos azlantis. Muchos de los humanos despertados de Eurythnia pertenecen a esa raza. En Thassilon no tenían  la obsesión por la perfección racial que tenía Azlant, pero muchos de los fundadores de Thassilon fueron refugiados o renegados azlantis. -Y añadió, con tono ausente-: Se parece al Primer Consorte de Eurythnia. Bueno, más o menos. El Primer Consorte es mucho más pálido… debería tomar más el sol. Parece que sobrevieron más altos azlantis que los thassilonianos...

Naewen se dio cuenta de que Marcus se había acercado protectoramente a ella, y le sonrió agradecida.

-Me pregunto que habrá pasado aquí para haber dejado una impresión psíquica. Tuvo que ser algo gordo. Bueno, sigamos…

Sí, era hora de reanudar la exploración, aunque era evidente que Naewen estaba preocupada. A pesar de su inevitable curiosidad, que en condiciones normales la habría acuciado a ir delante, dejó que Marcus se adelantara.

-Me pregunto dónde estará nuestro desconocido de la túnica amarilla -murmuró cuando entraron en el comedor. Inconscientemente, se agarró del brazo de Marcus cuando empezó aquella nueva oleada psíquica.

Los finos rasgos de la elfa se congelaron cuando vio lo que había pasado allí. Y siguió igualmente sombría e inexpresiva cuando la visión culminó en aquella asquerosa rociada de sangre, irreal, pero al mismo tiempo, demasiado real.

En ese momento la maga se dio cuenta de que sus compañeros parecían haber acusado más aquel rebote psíquico. Especialmente Seltyiel. Naewen se acerca al pícaro.

-¿Estás bien? No, qué tonterías digo, está claro que no estás bien. Breol, ¿puedes curarle? -preguntó al clérigo. Miró a Marcus-. Tú también estás muy pálido…

Se preguntó por qué no le había afectado tanto a ella. ¿Se lo tenía que "agradecer" a Vairocana, así se la llevasen los demonios al Abismo? ¿Simple fuerza de voluntad? Naewen apretó los labios, enfadada con Vairocana, preocupada por lo que había pasado en la Dama Velada. Pero decidió que en realidad no había sido ni por las cosas que había visto al lado de Vairocana, ni por pura fuerza de voluntad.

Naewen metió la mano en su bolsa, buscando algo que llevaba guardado allí, aunque no lo sacó. Sólo lo tocó.

No… si a alguien tendría que dar las gracias sería a Sombra Carmesí, supuso.

-¿Seguro que podremos hacer frente a lo que sea que haya aquí? –preguntó Marcus con muchas dudas.

Naewen salió de su ensimismamiento y le miró. -Sí, sí podemos, Marcus. Y tengo la impresión de que es importante averiguar lo que pasó aquí. Además, no olvides la figura que vimos desde nuestro barco… lo que aquí pasa es algo muy feo. Y no ha terminado, es evidente que no. Marcus, ese recuerdo iba cargado con la locura del Vacío. Tenemos que averiguar lo que ha pasado, y cerrar este incidente.

-Tenemos que organizarnos si queremos seguir explorando esto. No podemos avanzar a lo loco –dijo Marcus.

-¿Qué sugieres? -inquirió la elfa, interesada-. La verdad es que no creo que podamos hacer mucho para impedir esos rebotes psíquicos. Pero vayamos alertas, sí. No sabemos qué más puede estar esperándonos… además de las impresiones psíquicas, claro está.

Marcus escuchó la explicación de Naewen con un interés no fingido. Le gustaba saber a qué se enfrentaba y en aquel caso, el asunto de las razas antiguas como los altos azlantis era un dato importante a tener en cuenta. Apenas sabía nada de civilizaciones así y aquellos asaltos psíquicos estaban mermando mucho su capacidad y la del equipo.

El grupo parecía haberse detenido momentáneamente y Marcus sabía que era un buen momento para intentar organizarse. Si no lo hacían iban a ser pasto de quien fuera el enemigo que había dejado todas esas impresiones psíquicas allí. El explorador dudaba que sólo se debieran a las atrocidades cometidas en aquel lugar, quién sabía cuánto tiempo atrás.

- Sugiero que Breol lance algún hechizo protector, si es que dispone de tal cosa. Cualquier cosa que pueda proteger nuestra cordura, o frenar los efectos de estas visiones. – Comentó.

- Si seguimos explorando este navío para llegar al fondo de todo esto, no vamos a acabar cuerdos ninguno. Y no servirá de nada. – Dijo plenamente convencido. Miró por un momento a Naewen y Breol, que parecían los más enteros. – Ni siquiera vosotros aguantaréis mucho rato. – No era una crítica, pues sólo quería que fueran conscientes de sus propias limitaciones.

Inspiró hondo, quizá para recuperarse de aquella sensación que se asemejaba a un mareo, como si viajara en barco.

- Tampoco podemos acampar aquí para recuperarnos pues esas visiones nos seguirán acosando… Tras intentar algún tipo de protección – dijo mirando a Breol principalmente – deberíamos avanzar deprisa sin detenernos en ninguna zona hasta dar con el origen de todo esto. De forma meticulosa, sin dejar nada por revisar, pero sin pausa. – Continuó.

- Si me tengo en pie cuando demos con nuestro enemigo, podré atacar y distraer a quien sea que origine esto, aun cuando sea incorpóreo. – Matizó pensando en si el maldito creador de esas visiones era una especie de fantasma o demonio. – Os debería dar tiempo suficiente para destruirlo o debilitarlo con vuestra magia mientras se entretiene conmigo. -

Era lo más parecido a un plan que se le ocurría.

- No estoy seguro de poder protegeros contra eso.- Dijo Breol con su clásico estilo lacónico aunque algo perturbado.- Tampoco creo que esto lo este causando alguien. Aquí ocurrió algo malo, muy malo. Y eso que hemos visto es solo un reflejo.

- Lo peor aun esta por verse.- Sentenció el clérigo mientras comenzaba a invocar el poder de su dios.

-Sí, sé que no aguantaremos demasiado, pero aun podemos resistir. Cuando aun quedan rebotes psíquicos, embrujos, o cualquiera de esas manifestaciones tras una catástrofe quiere decir no solo que pasó algo muy malo y gordo en el pasado, sino que ese algo no está cerrado aun. Y siendo este algo relacionado con el Vacío, diría que debemos solucionarlo ya. Con el Vacío no se debería jugar.

Aprobó el comentario de Marcus con un asentimiento de cabeza. -Sí, no nos detengamos si no es imprescindible.

Asintió también con un movimiento de cabeza la idea de que él atrajese la atención de los enemigos, si se encontraban con ellos. -No creo que haya incorpóreos. Pero me preocupa el ser que vimos desde nuestro barco…

Seltyiel apenas reparó en los detalles estéticos del barco. Estaba más preocupado por el tipejo que habían visto antes. Se preguntaba cuando les saldría al paso y en qué condiciones, así que avanzó alerta, contento porque la capitana por una vez no se dejara arrastrar por la curiosidad y aceptase ir en retaguardia. O casi. Breol sería bueno cubriéndole las espaldas.

A pesar de toda la alerta se quedó sorprendido cuando el reflejo psíquico los atrapó a todos. No esperaba aquello. Juraría que era la primera vez que experimentaba algo así, los embrujos eran mucho más comunes. Se quedó mirando intrigado al pasajero misterioso del que ya habían oído hablar. Demasiado perfecto para ser real, pensó, poco convencido. Pero entonces Naewen dio su explicación, y Seltyiel se gira para mirarla.

-¿Alto azlanti? Cierto, no sé cómo no caí en ello. Pero… ¿un alto azlanti vivo? Los chelaxios se van a morir de envidia. Me pregunto qué pinta aquí uno de esos y cómo es posible que un alto azlanti esté vivito, coleando y causando problemas. ¿Podría ser otro thassiloniano? Supongo que no… Almas queda lejos de aquí. Así que se parece al primer consorte… por cierto, todavía no me has contado qué hiciste todo el día de ayer con los eurythnios.

En un primer momento a Selt no le hizo mucha gracia la forma en que Marcus se arrimaba a la capitana para protegerla, auque luego examina sus sentimientos y casi se ríe de ellos. ¿Desde cuando era él un tipo celoso? Le desea suerte en silencio, aunque eso no quería decir que le fuera a dejar el campo libre, je.

Continuaron la exploración, esta vez Selt alerta a tipejos que pudieran montarles una emboscada y a más recuerdos psíquicos. Donde había uno probablemente habría más. Pero no espera lo que encontraron al llegar al antiguo comedor. Vale, lo de la carnicería sí lo esperaba, era algo que podía explicar los fenómenos paranormales y la desaparición del barco. Pero aquella escena dantesca… no.  Selt encaja la mandíbula, nunca le había gustado la violencia gratuita, y menos la violencia sexual, y todavía menos la antropofagia. Incluso a pesar de venir del violento mundo de Puerto Enigma, Selt era amigo de soluciones más limpias y efectivas que la vulgar brutalidad.

Pero teniendo en cuenta que Naewen pensaba que la figura aquella que habían visto desde el barco podía ser una criatura del vacío o de Leng… Selt se fija bien en el aspecto de aquellos hombres, a ver si tenían algo raro además de ser unos salvajes. O quizá era que la tripulación y el pasaje se habían vueltos locos. Pero Selt tuvo que apartar la mirada, asqueado, mareado y debilitado. Apenas se dio cuenta de que la visión acababa, cae al sueño de rodillas sintiéndose peor que nunca en su vida y sin poder reprimir las náuseas.

Selt agradece que Naewen se preocupe por él, aunque no le hace demasiada gracia ser el más afectado por todo aquello. Se pone en pie inseguro. -No estoy bien -admite-, pero aguanto. No hace falta que Breol gaste los dones de su dios en mí todavía. Ha sido solo… enseguida estaré mejor. Déjame recuperarme un momento y seguimos.

Selt echa mano de la petaca que siempre lleva consigo, un trago de algo fuerte le asentaría el estomago y le quitaría el mal sabor de boca. -Avanzaremos con cuidado pero rápido, sí. En condiciones normales diría de ir adelantado explorando en sigilo, pero con todos estos reflejos psíquicos diría que eso puede hacer más mal que bien. Y conforme, amigo Marcus. El honor de lanzarte el primero contra cualquier cosa que nos amenace y sea matable es todo tuyo. De todas formas yo prefiero atacar por la espalda.

Selt se siente un poco mejor ahora, aunque aun desubicado y mareado. -Me pregunto… qué pasó realmente aquí. Por qué acabó esto convertido en una fiesta que haría parecer la de un cumpleaños infantil a las juerguecitas de los de Zon-Kuthon.

Contestando a Seltyiel antes de la segunda escena

-Sí te lo conté. En realidad pasé casi todo el día con el embajador Lucien, enseñándole Absalom, Nex, y visitando su castillo en Belkzen. Después comimos con su familia, y jugué un rato con sus niñas, que al parecer sienten mucha curiosidad por las visitas. A media tarde volví para Puerto Enigma, ya que quería inscribir un nuevo conjuro. Fue el día anterior el que pasé en Eurythnia. Me enseñaron lo que queda de la ciudad antigua, que actualmente está sepultada bajo tierra pero se conserva admirablemente bien, me presentaron a diversos eurythnios… casi todos altos azlantis o mestizos planares, y aun aturdidos por la forma en que ha cambiado todo su mundo. Son gente trabajadora, como hormiguitas; se han puesto a reconstruir con un empeño y velocidad pasmosos. Y tuve una larga discusión filosófica con el primer consorte. Es un hombre interesante.

Se encogió de hombros. -Pero dejemos un momento a un lado la existencia de ese azlanti. Fijaros en lo que Catriona ha dicho: "Es la clave para explorarlo todo".  "Una revolución en el transporte…" Significativo, ¿no? Quiero ver lo que tenía tan especial este barco, que sin duda no era todo este lujo superfluo…

La primera visión sorprendio a la druida que no estaba acostumbrada a este tipo de lances, pero, por otro lado, no pudo apartar los ojos de aquella enorme urbe. Había vivido casi toda su vida en las partes mas profundas y salvajes de los paramos naturales, por lo que la seguia sorprendiendo las grandes ciudades y sus construcciones.

No entendia a que se referian los personajes de la vision, el futuro del transporte, ¿se referira al barco?, para un ser como ella que podia cambiar su aspecto a cualquier animal, el "transporte" era algo insustancial para ella.

Pero la segunda visión fue algo mas fuerte y ,sobre todo, salvaje, la muerte tan brutal de aquella mujer la recordaba a las bestias deborando a sus presas, en un instante sintió volver al pasado, al hogar, pero la escena era brutal hasta para ella y un fuerte dolor de cabeza inundó la mente de la druida. -¿Que cuernos a sido eso? -Parecía que todos habian sentido lo mismo, hasta estaban cubiertos de pies a cabeza de sangre.

-Si el flacucho cree poder seguir, sigamos, guardemos los recursos magicos cuando estemos con la mierda mas al cuello. -Dijo riendo un poco al ver el aspecto que tenia todos y lo acertado de su comentario. Despues inalo aire y lo expulso fuertemente por la nariz, destaponando la sangre acumulada alli, acto seguido se quito el resto de sangre de ojos y boca. -Bueno, yo estoy lista, capitana, ¿estas visiones pueden ser detectadas antes que suceda o estamos condenadas a tragarnos todas?

En la Dama Velada, 21 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

Tras el encuentro con aquella visión tan realista el miedo y la cautela se había apoderado de vosotros, aun así avanzasteis de forma desorganizada, casi tímida. Como si esperáis que algo o alguien os indicase como y por donde avanzar, o quizás solo fuese temor ante el siguiente golpe, el cual todos parecíais considerar inevitable. Y el remiendo básico que Breol os había dado, por decisión unánime, no bastaba para evitar que la debilidad y el sufrimiento se reflejase en el rostro de casi todos.

La siguiente planta del puente era la sala de mando desde donde el capitán debía de controlar la embarcación dejando la cubierta despejada para los pasajeros. Ahora se mostraba toda arrasada, como si una jauría de perros rabiosos la hubiese arrasado tiempo atrás. Lo único que llamaba la atención en la sala era un cadáver desnudo, momificado y semidevorado sobre una mesa. Antes de que vuestras dañadas mentes pudiesen revivir demasiado del final de lady Catriona Breol había arrancado una vieja cortina para echársela por encima. Y tras un somero repaso a los restos de la habitación decidisteis echar un ojo a la terraza elevada del puente.

Nada más subir a aquella terraza elevada otra sensación de irrealidad os asaltó. En este ocasión el reflejo psíquico os mostró a una risueña lady Catriona seguida por Mantell Nemestes que llevaba un par de copas y una botella de vino espumoso en las manos.

- No nos habrían puesto ningún pero de haber pedido subir aquí ¿Sabes?- Indicó la mujer risueña mientras miraba a su amante con ternura y cierta pasión.

- Oh, lo se Cat, pero así es mucho mejor.- Respondió el hombre con una sonrisa pilla y acercándose a ella con agilidad antes de robarle un beso.

La visión se esfumó cuando una criatura surgida de la pesadilla de un demente se lanzó sobre Breol arañando con fuerza las placas de su coraza y mordiendo profundamente en el cuello del clérigo. La criatura a pesar de estar totalmente desnuda y de su aspecto escuálido resultó ser tremendamente fuerte además de muy resistente a las armas y a la magia.

Pero finalmente lo aplastasteis por pura fuerza numérica y gracias a varias estocadas bien dirigidas de Marcus que lo atravesaron como un alfiletero. Desde luego no os gustaría ver a aquellas criaturas en un uno contra uno, sobretodo después de ver como las heridas de Breol parecían resistirse a cerrarse incluso frente a la magia divina más fuerte.

La criatura que os había atacado era humanoide, pero tan deformada que no sabríais decir su raza original. Parecía como si un equipo entero de kuthonitas hubiesen estado trabajando duro el cuerpo de alguien al tiempo que este no dejaba de producir tumoraciones y malformaciones. La piel de la criatura hacía tiempo que había desaparecido (y con horror comprobasteis que el cuero resinoso curado que envolvía alguna de sus partes posiblemente procediese de ahí). La carne estaba repleta de cicatrices de cortes, aberturas a cuchillo en los lugares mas insospechados y mutilaciones. Los huesos estaban malformados a base de roturas. Sus articulaciones tenían un aspecto caótico e hinchado, mientras que la mandíbula había sido deformada hasta parecer un hocico canino. Los dientes estaban limados y no había el menor rastro de cabello. Estabais convencidos de que una versión mucho menos malformada (y de aspecto más humano) de esa criatura era una de las que había devorado viva a lady Catriona. Y el hallazgo de Seltyiel de un anillo incrustado en una de sus mejillas os dio su identidad, Thomas Hardy, el joven marino de la Dama Velada.

Fue entonces cuando Air'his os llamó la atención sobre el cielo. Sobre vosotros se alzaba un cielo totalmente oscuro, sin el menor rastro de sol o estrellas, tan solo una cosa poblaba enorme y titánica aquel cielo vacío. Una luna de casi el doble de tamaño de la que recordabais y cuyo brillo blanquecino distaba mucho de parecer plateado y era más bien como una mortaja pálida. Pero lo más llamativo era el cráneo que ocupaba buena parte de su superficie.

En la Dama Velada, 21 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

De nuevo en camino, solo que esta vez mucho más alerta a pesar del cansancio y la extenuación mental, Marcus fue el primero en adentrarse en la sala de mando.

A pesar del tiempo que debía haber pasado, las señales de destrozos eran evidentes y el cadáver desnudo y momificado colocado sobre la mesa era lo que más llamaba la atención. Preocupado por si el cadáver se levantaría, mágicamente animado de algún modo, Marcus tanteó el cuerpo semidevorado primero con su espada, con todos los músculos de su cuerpo dispuestos a saltar ante el menor indicio de amenaza. Pero nada ocurrió.

Un suspiro breve fue la única señal que Marcus dio de alegrarse de que no hubiera peligro en esa sala. Cuando todos coincidieron en que debían seguir, volvió a adelantarse un poco para subir a la siguiente terraza.

En cuanto vio a lady Catriona, feliz y viva, Marcus supo que era otra nueva visión. No podía hacer nada para pararlas. Cerró los ojos concentrándose en que su mente supiera sin lugar a duda que aquello no era real, pero al abrirlos de nuevo allí seguía la visión. El explorador maldijo entre dientes. Era un enemigo que no podía vencer, del que no podía deshacerse, y aquello le frustraba.

Aferró con fuerza su espada y parpadeó sobresaltado cuando la visión desapareció para dar paso a una criatura informe que se abalanzó sobre Breol mordiendo al hombretón. De dónde había salido ese ser era una pregunta que no venía al caso, y Marcus sabía que tenían que hacer algo para ayudar a Breol o su amigo y compañero no lo contaría. Sin dudarlo arremetió contra la criatura y dio un tajo profundo en la espalda del ser, confiando en distraerlo y que soltara su presa, pero no fue así. Un nuevo golpe, esta vez más brutal y preciso, impactó en el cuello del ser, logrando que soltara los dientes de la presa que mantenían sobre Breol y dando a éste los segundos valiosos que necesitaba para recular y tomar una posición defensiva.

Seltyiel, Air'his y Breol se sumaron entonces a la refriega y tras numerosos golpes y estocadas aquella criatura acabó por sucumbir, aunque Marcus no cejó en su empeño una vez caída. Quizá por temor a que se levantara de nuevo pero el caso es que el humano continuó golpeando en el cuello y las articulaciones hasta asegurarse de que no se iba a mover nunca más.

- ¿Qué era eso? – Preguntó Marcus jadeando y apoydándose en una de sus rodillas para recuperar el aliento una vez hubieron rematado a aquel ser.

Seltyiel fue quien dio con la respuesta. Una respuesta que sorprendió y desagradó a Marcus. El cadáver había sido humano en vida.

- Esos seres… - Comentó haciendo referencia a la visión de la violación y muerte de Lady Catriona - ¿eran humanos? ¿Serían la tripulación? De ser así algo los cambió, algo los convirtió en… eso. – Dijo mirando el cadáver del ser que acababan de matar.

- ¿Cómo es posible? ¿Qué clase de magia o maldición hace algo así? – Preguntó casi sin querer saber la respuesta en realidad.

Y entonces Air'his se lo señaló. Aquella enorme luna en el cielo y aquel cráneo en su superficie. - ¿Dónde estamos? – Preguntó sabedor de que alguno de los presentes debía de sospechar algo.

Inconscientemente su mano apretó con fuerza el pomo de su espada y Marcus volvió a situarse cerca de Naewen para protegerla antes de volver a avanzar. Si alguien podía sacarles de allí, estaba seguro de que era la elfa. Sus conocimientos superaban a los del resto, incluso juntos, y si había una forma de acabar con todo aquello, seguro que ella la encontraba. Entendió entonces por qué ella era la Capitana.

- ¿Ahora por dónde? – Preguntó mirando a la elfa. Dijera el camión que indicara, él marcharía de nuevo primero, esperando atraer cualquier ataque para que sus compañeros pudieran centrarse en destruir la amenaza.

Aerilaya contestó a la druida con evidente inquietud.

-Me temo que las visiones van a ser muy difíciles de detectar de antemano. Como mucho podríamos exponer a uno solo mandándolo por delante, pero no me gusta la idea de hacer más vulnerable a uno de nosotros. -Aerilaya se lame los labios, preocupada-. Si tenemos que llegar a eso, iré yo. Por el momento, sin embargo, aprovechemos la fuerza de ir unidos. Diría que ya hemos visto una de las peores cosas que podríamos ver.

O eso esperaba, al menos. Pero, ¿qué se ganaba siendo pesimistas? Aerilaya hizo un gesto a los otros para continuar. Cuanto antes acabasen con eso, mejor.

Aerilaya se sintió triste cuando experimentaron la siguiente alucinación, sabiendo cómo acabaría Catriona, aunque se consoló diciendo que al menos la mujer había tenido alguna diversión antes de aquel horrible final. Pero pensar en Catriona revolvía en su interior recuerdos desagradables, y le traía a la memoria el rostro de niñas que creía haber olvidado. O quizá no olvidado, no creía que pudiera olvidar nunca. Enterrados, tal vez.

Suspiró.

La reminiscencia externa, y los propios recuerdos, fueron interrumpidos por aquella extraña criatura. Aerilaya dio un brinco, apartándose por instinto de aquel ser, antes de pensar en atacarla y ayudar a Breol. Se sintió frustrada al no reconocer el tipo de criatura, algo a lo que no estaba demasiado acostumbrada. A estas alturas se había enfrentado, tropezado o leído sobre la mayor parte de los seres con los que se topaba en los últimos tiempos. No en este caso, sin embargo…

Y un bicho duro. Costó someter, pero al fin lo lograron. Aerilaya echó una ojeada a los otros para asegurarse de que estaban bien y frunció el ceño cuando los conjuros de Breol parecieron tener solo un efecto parcial en las heridas que le había influido aquel ser, pero finalmente se acuclilló junto a Seltyiel, curiosa por averiguar más. Observó el detenido examen de su compañero con el aire de una profesora supervisando un examen, y es que aunque era consciente que Seltyiel tenía mejor vista que ella, cuatro ojos veían más que dos, y tal vez lo que a él le pareciera un detalle irrelevante, ella le encontrara algún sentido. No se sorprendió ante el descubrimiento del otro mago.

Aerilaya examinó el anillo pensativa, preguntándose por el tipo de transformación que podía haber sufrido el joven Thomas. Había sido testigo antes de otras transformaciones, y sabía que el motor que la promoviera era fundamental para entenderla. Estudió los cambios de la criatura, intentando encajarlos con las descripciones típicas de diversas transformaciones mágicas o aberrantes.

-Sí -contestó a Marcus, distraída. Su familiar se le subió al hombro y le dio un mordisquito de ánimo en la oreja, una costumbre que no agradaba demasiado a Aerilaya, ya que las orejas élficas eran muy sensibles-. Eran humanos antes, y algo los cambió. Hay diversos tipos de fuentes sobrenaturales que pueden promover la transformación de un humanoide, aunque ninguna buena, al menos no con este tipo de cambios. No sé decirte ante cual estamos ahora exactamente. Aunque por indicios previos tengo cierta hipótesis…

En ese momento Ai'rhis llamó la atención sobre la luna. Aerilaya elevó los ojos al cielo, y de pronto se levantó de un salto de su posición acuclillada, con sobresalto evidente. El anillo se le escurrió de entre los dedos, y Aerel se lanzó tras él sin dudarlo, atrapándolo entre sus garritas poco después de golpear contra el suelo.

-Leng. Así son las descripciones de la luna que pende sobre el Terror Más Allá de los Sueños -dijo sobresaltada.

Por un momento no dijo nada más, simplemente se quedó mirando a la luna con expresión sobresaltada y preocupada, aunque también con un punto meditativo que indicaba que estaba intrigada. Aerel sabía lo que significaba eso; cuando su maga sentía curiosidad, no solía quedar mucho espacio en ella para el miedo. O la prudencia….

El dragoncito volvió a subirse al hombro de su maga y la mordió, esta vez más fuerte para sacarla de su abstracción. Se movió por su brazo, usando las alas para mantener el equilibrio, y poder ponerle otra vez el apestoso anillo en su mano. Aerilaya sonrió a su familiar, cogiéndolo en brazos. Aerel pesaba poco, pero no tan poco como para que no pudiera ser molesto cuando decidía usar de percha ciertos sitios de su cuerpo.

-Supongo que eso explica mucho…  -suspiró-. Aunque no soy una experta en este tema. Y sigo sin tener claras muchas cosas…

Sacudió la cabeza, confusa. -Necesitamos averiguar más. Bueno, sigamos. Como antes, primero exploremos lo más cercano, luego lo más lejano. Intentemos no dejar nada sin mirar a nuestras espaldas.

Aprobó el plan de avance de Marcus con un cabeceo. -Tienes casi tan buena percepción como Seltyiel, y eres más robusto. Pero ten cuidado… y te seguiremos de muy cerca. Pero creo que Breol debería ir en la retaguardia, como hasta ahora. Si algo nos ataca por detrás, podrá aguantarlo mejor que Seltyiel, y desde luego mejor que yo.

Alargó la mano y tocó el antebrazo del humano, en un gesto de agradecimiento por la protección que la brindaba.

Selt vuelve a ponerse en cabeza del grupo y reanudan la exploración. Aunque está preocupado, aquella visión le ha afectado más de lo que quería mostrar a sus compañeros. También, le inquietaba sobremanera todo aquello. ¿Había escapado de las locuras de su antiguo maestro para acabar en una locura aun mayor allí? bueno, quizá no mayor. Una vez más se pregunta qué habría pasado realmente en aquella casa de aquel país lejano y cual habría sido el fin de Nheran. Si es que había habido un fin, claro. Tal vez su desaparición tuviera una explicación diferente que la que él le había dado.

Pero después de lo visto Selt esperaba problemas y la aparición de aquel bicho no le sorprendió. Se estaba preguntando cuándo daría signos de vida algo más tangible que un reflejo psíquico y dónde se había metido la figura de túnica amarilla que habían visto antes. Solo había algo que lamentaba, y es que interrumpiera aquella tercera visión demasiado pronto, ver a la mujer feliz tenía algo de catártico después de ver su horrible final. Aunque tenía también un punto deprimente, claro.

Lograron neutralizar a la criatura, gracias sobre todo a la habilidad de Marcus. Selt hace un gesto aprobador con la cabeza hacia su compañero, da una palmada de aprobación a Marcus, y se inclina para examinar el cuerpo. No se sorprende cuando la capitana le imita, hubiera sido mucho para su curiosidad no hacerlo. Selt le regala una sonrisa y roza levemente su mano antes de ponerse con el examen. Frustrante, no reconocer a la criatura. Por un momento echó de menos a Nheran, probablemente él sí hubiera podido hacerlo.

-Aja -dice extrayendo un anillo de la mejilla de aquel ser horrible. Lo deposita en la mano de la capitana, al tiempo que la mira fijamente. Esperaba que ella pudiera poner nombre a la transformación que había sufrido el joven marino, pero su expresión comprendió que ella tampoco sabía mucho sobre eso.

Tenía que ser frustrante para ella, quizá un poco humillante. Pero Selt se alegró de su ignorancia. Había llegado a preocuparle lo mucho que ella parecía saber sobre la magia de Vacío, sobre unos conocimientos y un mundillo que solía reservarse por unos pocos y que la mayor parte de la gente que desconocía. Y los "elegidos", hasta donde había visto Selt, eran todos preocupaciones al por mayor. Parecía que después de todo la capitana había curioseado por una ventana (no sería ella si no lo hubiera hecho), pero no había entrado en la casa. O eso esperaba Selt…

-Puedo preguntar... ¿dónde aprendiste de estos temas? -mira a Naewen a los ojos.

En ese momento Air'his llamó la atención sobre la luna, y Selt se sobresaltó al verla.

-Leng. Así son las descripciones de la luna que pende sobre el Terror Más Allá de los Sueños -decía la capitana con sobresalto evidente.

-¿Estamos dormidos? ¿Es esto un sueño lúcido? ¿Un sueño lúcido compartido? -pregunta Selt. Aquello podría explicar unas cuantas cosas y resultaba más lógico que una traslación real. Recordó lo que había aprendido sobre eso y una vez más lamentó no haber prestado más atención a Nheran cuando intentaba formarle en asuntos que él consideraba entonces demasiado poco prácticos para su gusto.

Selt se dio cuenta de que Marcus se había movido una vez más para proteger a la capitana, y esta vez no le pareció mal. Todos iban necesitar protección, especialmente la capitana, que era la más débil de todos ellos. Aunque se preguntaba si aquello era solo trabajo, o Marcus querría probar algo más también cuando todo aquello acabara. Selt se sintió travieso. Aquello iba a ser divertido.

Selt también aceptó el plan de avance de Marcus, aunque le arrebataba la avanzadilla de la exploración. No parecía haber trampas por allí y estaba seguro de poder detectar seres emboscados con igual facilidad desde un poco más atrás. Además, aquellas aberraciones transformadas no parecían ser precisamente del tipo sigiloso amante de las emboscadas, sino más bien del tipo berseker y enloquecido.

-Breol en última posición también porque le necesitamos. Si alguno de nosotros sucumbe a la locura, sólo él podría ayudarle… -señala.

Y despues de esa horrible vision, otra vez en camino. Air'his andaba preocupada por el dolor de cabeza, se sentia debil, una debilidad mental, una debilidad que nunca había sentido y que no la gustaba nada.

Llegaron al puente de mando donde encontraron un cadaver momificado, la druida empezo a olisquear, como era natural en ella, hasta que la nueva vision de una Catriona feliz la hizo comprender que estaban en otra "mentira" aunque ,esta vez, una bastante mas agradable.

La vision paro en seco con una criatura a la carga arañando y mordiendo a Breol, atacaban como bestias salvajes, pero esta vez la druida dudaba que esos seres su pudiesen domar por lo que se sumo a la refriega hasta neutralizar a la criatura. -Curioso ser, no es natural, alguien o algo le hizo cambiar.

Mientras la parejita estudiaba a la criatura, Air'his suspiraba mientras contemplaba la luna... -Que cuernos es eso!- exclamaba apuntando a la "luna" que habia visto. Era una luna con forma de calavera, una luna que llamaba a la locura. -¿Puede ser nigromancia, una muy poderosa?- preguntaba al grupo sin apartar la vista de aquella cosa. La respuesta de sus compañeros no ayudó a Air'his a comprender aquella extraña situacion. -¿Leng?, ¿sueños lucidos?, ¿me estais tomando el pelo?

Pero no servia de nada quedarse ahi, necesitaban respuestas por lo que tocaba avanzar, fue ahi cuando vio la herida de breol y lo que le estaba costando cerrarla, despues contemplo el cadaver y se fijo en los dientes. -Puede que segrege algun veneno que impida la cicatrizacion, deberiamos llevarnos una muestra y analizarlo, ¿os parece bien?. -Les dijo mientras se agachaba a las fauces de la criatura

En la Dama Velada, 21 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

El miedo y la confusión iban acrecentándose en vosotros a medida que desenredabais aquella desquiciada madeja que se había enquistado en la Dama Velada. Y lo peor era que todos erais conscientes de que solo habíais visto la punta del iceberg en cuanto al horror en que aquel pequeño crucero de placer se había terminado convirtiendo.

Pero la siguiente sorpresa no fue desagradable, aunque sin duda si añadió aun más confusión a vuestro estado. Al salir del puente a la cubierta del barco os encontrasteis con el sol radiante con que habíais llegado a la Dama. El cielo era de un azul despejado y la gente del peciero seguía trabajando sin bajar de su embarcación, tal y como les habíais indicado. Es más aseguraron no haber visto nada extraño desde que subisteis a la Dama.

Con cautela decidisteis descender por una de las escaleras principales. El enmoquetado no solo parecía lujoso y nuevo, si no que olía como tal. Aquella embarcación tenía detalles que parecían tener tantas décadas como se suponía que tenía aquella embarcación, otros que sugerían que no habían envejecido un solo día desde que fue botada, pero otros parecían recién fabricados. Como si hubiesen vuelto a un punto anterior a la botadura. Podía parecer un detalle, pero era un detalle desquiciante que contribuía a deteriorar vuestra percepción de lo real.

Enseguida os golpeó otro reflejo psíquico. En esta ocasión se veía a un joven alto y fornido, Thomas Hardy que apenas si aparentaba los diecinueve que tenía entonces y entre sus brazos se debatía (aunque obviamente sin mucha voluntad de huir) una risueña Athena Atticus que le sacaba fácilmente treinta años, aunque bien llevados. Athena era una mujer de cuerpo trabajado con tendencia a la delgadez y no demasiado bella, pero con unos grandes y llamativos ojos castaños, llenos de inteligencia, vida y expresividad. Se veía la noche iluminada a través de la puerta que llevaba a la cubierta y se escuchaba cierto sonido de música...

Pero poco más pudisteis ver dado que una nueva distorsión os golpeó haciendo que el estomago os diese un vuelvo y otra visión tomase el lugar de la anterior. En esta ocasión parecía que era de día, y por las ropas de los presentes posiblemente el mismo día de la botadura. Podíais ver a un hombre moreno y bajo de pelo negro que ya encanecía, un vudrani según Naewen, por lo que debía ser Parumartish, el adivino. Junto a él, en una especie de grupo de conspiradores (o más posiblemente, cotillas) había una mujer menuda, de cabello ala de cuervo y ojos negros, también morena, aunque no tanto como el vudrani, sin duda era Morta Agur, la teórica arcana. El tercero en discordia era un semielfo de mediana altura, con un rostro bonito y un cuerpo esbelto, pero con una sonrisa y un carisma que solo se podían calificar de deslumbrantes. Lexel Menestrella.

Los tres parecían preocupados por algo y conspiraban en voz tan baja que tuvisteis que acercaros para entenderles.

-... es entonces lo que me ha parecido?- preguntó en un taldane con mucho acento el vudrani.

- Un alto azlanti.- Asintió Morta.

- Y no solo de estirpe.- Dijo el semielfo con un voz musical y varonil que de por si habría bastado para que una dama se enamorase, aunque perteneciese a un orco tuerto.

- ¿A que te refieres?- Pregunto la varisia girándose con curiosidad hacía el bardo.

- A que ese acento suyo tan llamativo, los manierismos en sus movimientos y esa forma de cubrirse para ocultar lo que parecen gemas injertadas en su cuerpo serían sospechosas de normal, pero en una imposibilidad como un alto azlanti resultan en considerar posibilidades perturbadoras.- Explicó el semielfo desvaneciéndose junto a toda la escena.

Pronto los expertos en el tema, Naewen y Seltyiel aunque en menor medida también Breol, os dejaron claro que aquello no era posible. Si se tratase de un reflejo psíquico o incluso un embrujo lo que veríais era momentos del pasado grabados por energías psíquicas o espirituales extremas. Pero no era posible que se sucediesen diversas escenas una apartando a la otra. Y estas escenas... parecían solo el revivir de una escena, la carga espiritual o emocional de la escena no destacaba por ningún lado.

Sin embargo la visión sobre la muerte de lady Catriona parecía realmente un reflejo psíquico, quizás incluso un embrujo. Allí había algo erróneo, algo más allá incluso de lo que creíais, y eso hizo que aumentase el sentimiento de irrealidad. Ya dudabais hasta de lo que os rodeaba. Todo parecía estar mal en aquella embarcación, y no solo desde el punto de vista de lo incorrecto o de lo macabro, era como si las bases fundamentales de la realidad se hubiesen desplazado.

La primera cubierta parecía estar destinada a los espacios comunes, con lo que antaño debió ser una sala de juegos, ahorra solo reconocible por parte del desvencijado tapete verde del billar, un comedor que parecía abandonado desde hacía siglos y mostraba montañas de polvo sobre los muebles medio descompuestos, o un salón totalmente prístino y nuevo.

Fue poco después del salón cuando Marcus, que iba en cabeza os detuvo. Una serie de runas escritas con sangre formaba una línea por el suelo que se replicaba en paredes y en vuestro lado una gran mancha de sangre. Los magos tardaron apenas unos instantes en deducir que la carga de aquella runas (sin duda de magia varisia avanzada) era residual, pero fue suficiente para que os golpease otra visión.

En la visión se veía a una Morta Agur agazapada en el suelo pintando runas con una de sus manos mientras una mano de mago las pintaba en el techo. Su otra mano sostenía un desgarro en el abdomen por el que manaba la sangre y se veían sus intestinos. Justo tras ella, en dirección a la salida se veía a Mantell Nemestes lleno de arañazos sosteniendo a una agotada lady Catriona con el muñón de su mano derecha y sosteniendo una espada en la izquierda.

- ¡Maldita sea Nemestes largo de una vez!- Gritó desfallecida aunque furiosa Morta.- Poneos a salvo y que la Dama se apiade de vosotros, yo los retendré.- Dijo la mujer agotada tras ese estallido de genio.

El joven Nemestes parecía desear contradecirla con todas sus fuerzas pero finalmente asintió y se llevó a su amada fuera de la visión. Poco después, con las runas terminadas Morta comenzó a recitar cánticos arcanos infundiéndolas de energía.

- ¡Venid ya hijos infectos de un grano purulento! Os voy a enseñar a no joder a una varisia y dejarla viva.- Dijo con fiereza incluso frente al horrible final que era obvio que veía echarse sobre ella.

En ese momento, mientras la visión se desvanecía reemplazada por la realidad os pareció ver durante una fracción de segundo la sombra de un atisbo de lo que cargaba contra aquella barrera rúnica. Una forma deforme y compuesta que ocupaba buena parte del pasillo. Aunque lo visteis tan fugazmente que ni siquiera conseguisteis captar os dolió como arañazos dentro de la cabeza, os revolvió el estomago y os hizo sentir un horror más amargo que la bilis que ocupaba la boca de más de uno.

Pero no había terminado todo. Las runas comenzaron a centellear incluso sin visión arcana a medida que extraían grandes cantidades de energía mágica desde algún sitio, cargándolas al principio y pronto sobrecargándolas. Incluso desde un par de metros de distancia podíais sentir las energías mágicas arremolinándose, y algo más. Una idea oscura que os recorrió las mentes como un gusano pútrido animándoos, haciéndoos ansiar, el lanzaros contra la barrera. Por fortuna todos os resististeis a ese impulso y en unos instantes las runas se quemaban liberando de forma inocua (si bien llamativa) la energía que contenían.

Tras recuperaros abristeis la siguiente sala, una biblioteca envejecida y que había sufrido décadas de deterioro y abandono. El suelo estaba inundado con unos pocos centímetros de agua marina estancada (que solo salió de la sala cuando abristeis la puerta) y habían varias antiguas marcas de garrazos en libros y paredes. Pero lo más llamativo de la sala eran los tres hombres que la ocupaban.

El primero vestía con ropas que recordaban a las de Kelesh o Katapesh, aunque con un aspecto algo más exótico, pero lo que se veía de él indicaba claramente una ascendencia inhumana. Este se mantenía de pie un poco por detrás de un sillón de amplio respaldo donde se sentaba el segundo, un hombre alto totalmente cubierto por una túnica amarilla raída y sucia que sostenía un cayado de madera amarillenta y seca que terminaba en un cráneo humano con astas. Y el tercero de ellos, echaba una ojeada a un maltrecho libro delante de una chimenea deteriorada. Vestía como el primero (aunque sin cubrir su cabeza ni su rostro) pero parecía completamente normal a excepción de que cuando os miraba con sus ojos completamente normales sentíais una extraña repulsión y que algo estaba muy mal en él. Era el que habíais visto en la cubierta.

- Ah, ya están aquí.- Saludo el hombre con una sonrisa amable y refinada y una voz cortés e instruida.

- Como ve señor Gris no tenía sentido dudar que fueran a conseguirlo.- Dijo el hombre al parecer al otro que estaba levantado.

- ¿Les apetece entrar y charlar un rato damas y caballeros?- Os preguntó con su rostro completamente con una educación y una amabilidad impecable que os pusieron la piel de gallina.

En la Dama Velada, 21 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

El hecho de ir alternando entre la realidad y lo irreal, no hizo que Marcus se tranquilizase. Los nervios del explorador estaban como mínimo a flor de piel, y el más leve quejido de la madera del barco bastaba para que reaccionara vigilante en esa nueva dirección.

Estaba convencido de que no podría seguir así mucho tiempo. Debían solucionar eso cuanto antes o la cabeza le iba a explotar... O puede que el corazón se le saliera por la boca.

Y entonces dos nuevos reflejos les golpearon. El primero no hizo sino recordar a Marcus que los cadáveres que habían visto antes una vez pertenecieron a personas. Personas normales y corrientes cuyas vidas se habían truncado repentinamente. ¿Por qué? Aun no lo sabían.

El segundo destello psíquico reveló parte de la conversación de tres conspiradores: Parumartish, Morta Agur y Lexel Menestrella. Todos con elevados conocimientos sobre magia. Aparentemente sus razas, vestiduras y forma de hablar revelaban mucho de ellos a Naewen y Seltyiel, pero Marcus miraba de hito en hito a Air'his y Breol para asegurarse de si eran tan ignorantes como él en esos temas.

Quiénes eran esos tres tipos y qué habían tenido que ver con el estado actual del barco era algo que perturbaba a Marcus pero apretó la empuñadura de su espada. Debían seguir avanzando y llegar al origen de todo aquello. Algo malo... algo realmente malvado debía estar detrás pues lo irreal de todo lo sucedido no era posible que cupiese en cabeza humana alguna. Algun ser malvado y no humano había gestado todo aquello.

Y de golpe, la visión de la muerte de la mujer, Morta Agur. A pesar de que apenas tuvo tiempo de atisbar a la sombra amorfa que cargaba contra la barrera de la teórica arcana, Marcus se llevó las manos a la cabeza e inclinó su cuerpo a punto de vomitar.

Haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, el humano se recompuso y miró a sus compañeros. Todos lo habían sentido pero parecían haber sobrevivido. O daban con el origen de todo aquello o no podrían resistir mucho más esas embestidas.

Decidió seguir avanzando y su sorpresa fue mayúscula al abrir la siguiente puerta y dar con una biblioteca envejecida, y tres hombres que no parecían un destello psíquico. Tres hombres reales que parecían conversar ajenos a la llegada del grupo.

Una leve mirada de Marcus bastó para indicar al resto de su grupo que estaba dispuesto a combatir si era necesario, pero como sospechaba, la curiosidad de Naewen se impuso, y tanto ella como Seltyiel iniciaron una conversación con aquellos tres hombres.

Hablaban con una superioridad que irritaba a Marcus pero se controló. Incluso llegaron a tentarle. A ofrecerle lo que fuera. Aquello que más deseaba. Marcus se negó.

Continuaron negociando un rato que se le antojó infinito. Naewen y Seltyiel llevaron la voz cantante, y como eran los que más sabían sobre aquellas cosas, Marcus les dejó. Ese ser del que hablaban... no podía permanecer en su mundo por más tiempo. Debían encontrarlo y averiguar la manera de que regresara a Leng, o de eliminarlo.

En cierto momento, Marcus perdió el hilo de la conversación por completo. Uno de esos tres hombres le había hechizado, no podía ser de otra manera. Ahora no era capaz de mirar a Naewen sin verla desnuda por completo. Cada vez que miraba en dirección a la elfa, ahí estaba... sin nada de ropa, como su Dios la trajo al mundo. 

Furioso por aquella manipulación, Marcus estuvo a punto de atacar pero logró refrenarse y esperó hasta que la conversación pareció llegar a un punto muerto con un acuerdo.

Se apartó unos pasos de aquellos hombres sin dejar de vigilar por si tenía que lanzarse a proteger a sus compañeros, y apartando conscientemente de nuevo la vista de la elfa comentó:

- Bueno... Vamos a encontrar a esa cosa lo primero, ¿no? -