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A primera hora de la mañana del día posterior al banquete de bienvenida da comienzo oficialmente el Torneo del Rey con la primera ronda de justas.

La primera consistirá en el enfrentamiento entre el campeón de la Casa Bredford, ser Ragar Silox y ser Adham Dannett, para resolver las acusaciones y disputas de la noche previa. Será un juicio por combate que determinará cuál de los dos tiene la razón. Al contrario que en una justa normal, el combate no terminará hasta que uno de los campeones se rinda o muera, en lugar de cuando sea descabalgado.

La noticia se extienden como la pólvora y cuando el sol sale los espectadores ya están alrededor del campo del torneo; los señores y las damas abarrotan las gradas para cuando ambos contendientes pisan el campo. De la misma forma, los miembros de las casas nobles importantes llenan los pabellones privados, con el pabellón del Rey colocado en mitad del campo.

El aspecto de Adham es de taciturna determinación mientras entra cabalgando en el campo y espera que su escudero le ayude a colocarse su casco, su escudo y su lanza.

El escudero tenía las manos rojas y unas grandes ojeras, como si le hubieran dado dos puñetazos en los ojos. El joven se había pasado toda la noche en vela limpiado, afilando y comprobando las armas Sir Ragar. Sujetaba la lanza con la que iba a combatir el caballero, y se fijaba en su punta, era de acero, era una lanza de guerra. Esto no era un juego de guerra, si no una batalla a vida o muerte. El escudero espero a que Sir Ragar le pidiera la lanza para empezar.

Llegue al campo de justas vistiendo mi armadura que consistía en una cota de escamas, lamentablemente no tenia una armadura completa como aquellos campeones legendarios de los torneos pero esperaba que en esta contienda pudiera hacerme algo de dinero para poder comprar algo mejor.
 Habíamos pasado buena parte de la noche poniendo a punto todo para el enfrentamiento, la mayoría del trabajo lo había hecho el joven Dickon mientras yo descansaba. "Un hombre cansado es un hombre muerto" esa fue a la sencilla conclusión que uno llegaba cuando estaba a punto de enfrentarse a muerte contra alguien.
-Esta aterrado.- Dije a mi escudero al ver a Adham el hombre no parecía ser tan perspicaz ni atrevido como la noche anterior estaba seguro de que tenia miedo de morir.
 Monte mi caballo que no llevaba guardas ni gualdrapas, a simple vista parecía un caballero pordiosero pero eso cambiaria este mismo día, cuando demostrara la inocencia de la casa Bredford podría dedicarme a seguir justando y ganando dinero para mejorar mi equipo.
 Por que sabia que ganaría, estuve esperando esta momento por muchos años y en mi cabeza no había lugar para la derrota ¿o tal vez si?

-Dickon pásame una lanza.- Dije en tono serio al muchacho, el espectáculo estaba por comenzar y no seria yo quien lo atrase.

Dormir había sido una ardua tarea. Apenas lo había conseguido. Tenía los nervios a flor de piel y eso era evidente hasta para el más despistado. 

Esperando en el lugar que nos correspondía no dejaba de enredar y desenredar los dedos, además de que las ojeras marcaban dos surcos de un tono lavanda por debajo de los ojos. 

Solo me quedaba esperar que todo fuese bien...

La confianza de Ser Ragar era inspiradora. Parecía muy seguro de si mismo. Nymeria rogaba que lo estuviera. Se acercó y se diriguió al caballero.

- Ser Ragar Sílox, siempre has sido un noble Caballero, amigo de los Bredford, valiente y fiel. Hoy nuestra casa te nacesita mas que nunca. Fue aumentando su tono de voz para que el resto comience a escuchar sus palabras. Hoy tu brazo será el brazo derecho de los Dioses, hoy tu lanza será Justicia. Que el Guerrero te de fuerza Ser. Haz que el Dannet conozca profundamente tu acero!!! Cabalga Caballero, cabalga y vuelve rojo de sangre Dannet o no vuelvas!!!!!!!!

El sol calentaba ya la tierra, pero la cara de la Heredera Bredford ardía al igual que sus palabras. La suerte de su casa se decidiría en aquella justa. El caballo de Ser Ragar relinchó, listo para la acción.

- Los dados están en el aire... Se acomodó en su asiento, impaciente por ver los resultados.

Ser Adham se coloca en un extremo del campo, esperando impaciente la señal del rey para comenzar la justa. El rey da su consentimiento y Adham de lanza a la carga de su oponente encabritando a su montura y gritando a viva voz:

¡¡¡HONOR Y JUSTICIAAAA!!!

Antes de arrojarme en feroz carrera contra mi contrincante levante mi lanza para saludar a Lady Nymeria. Una vez hecho eso gire de nuevo para ponerme en frente a mi contrincante, apreste mi lanza y me lance a la carrera para terminar de una vez mi asunto con Adham Dannett

Adham consigue impactar en ser Ragar que desvía la lanza sin problemas con su escudo.

Por su parte ser Ragar consigue dar un buen golpe al joven Dannett e impacta en el hombro del caballero que a duras penas consigue mantenerse en su caballo. Por un momento pareció que iba a caer aunque el golpe no fue tan fuerte y la armadura le salvó de herirle.

Al llegar al final del campo, Adham sigue sudando copiosamente, pero carga de nuevo con su oponente.

La primera pasada había terminado, Adham no había logrado hacer mucho debido a que su lanza golpeo contra mi escudo y eso no sirvió ni para moverme de la silla. Al llegar al final de la lide arroje mi lanza y extendí la mano para que Dickon me diera una nueva Lanza.

-¡Otra!.- ordené al muchacho y cuando la recibí me posicione nuevamente en mi lugar para volver a cruzar lanzas con el Dannett.

-El sujeto esta aterrado, no deja de sudar.- Pensé para mi mismo dándome confianza de cara a la nueva embestida

Al impactar la lanza de Ser Rgar contra el Dannet Nymeria se paró de un salto. PArecía que se terminaría allí mismo todo, pero el joven aun pudo manterce en su caballo. Exclamó algo ininteligible pero chocando sus dientes.

- Albian, vino!!! Volvió a sentarse impaciente.

El escudero ya esperaba con otra lanza cuando Sir Ragar llego. Le paso la lanza mecánicamente, era igual que en los entrenamientos. No pronuncio ninguna palabra de animo, no quería desconcentrar al caballero.

Parecía que la justa iba bien, Adham parecía aterrado y Sir Ragar había dado el primer golpe con impresionante precisión. 

De nuevo la lanza de ser Adham choca con el escudo de ser Ragar y se desvía de su objetivo.

Por su parte el caballero de la casa Bredford consigue propinar otro golpe casi calcado al anterior, pero en esta ocasión el joven Dannett no puede mantener el equilibrio y cae al suelo.

La caída no parece muy grave, pero de pronto observáis como Adham permanece en el suelo semiinconsciente. El maestre de la casa Dannett y sus ayudantes entran en el campo para ayudar a su señor caído.

Por un momento el caballero caído queda tumbado en la hierba, boqueando y tratando de levantarse tras recobrar la consciencia, antes de empezar a tener convulsiones y quedar de nuevo en el suelo rodeado de los suyos que intentan levantarlo y llevarselo del campo de batalla.

El escudero de Adham coge el caballo de su señor y el casco y la lanza caídos. Un silencio se abate sobre la multitud mientras el caballero caído es retirado, y el silencio sólo es roto cuando el Rey habla:

“Se había pedido un juicio por combate”, dice el Rey, “¡y el juicio por combate se ha llevado a cabo! El Guerrero ha sonreído a los ganadores y ha demostrado su causa. Que no se hable más de ello, ¡reconozcamos su justa victoria y que continúe el torneo!”

Tras unos instantes más de silencio, la multitud rompe en vítores y aplausos obedientes a la palabra del rey.

EL silecio que se produjo podría haber sido por una carcajada de Nymeria que lueog de pararse de un salto volvió a desplomarse, aliviada, en su asiento. Pero poco duró su reláx. Apenas se calmó la multitud habló al Rey.

- Mi Señor, los dioses han hablado y nos han demostrado inocentes, lo cual ya es un gran avance. Pero con todo el daño que nos han hecho los Dannets... creo que la casa Bredford merece una buena compensación de su parte. Parte de sus tierras, una buena bolsa de oro... y tal vez su Maestre.

El rey estaba bromeando y bebiendo cuando fue interrumpido por lady Nymeria, quien pedía compensación por los daños sufridos para su casa.

¿Compensación dices, lady Nymeria? Déjame disfrutar del torneo, no quiero escuchar ni una palabra más de este asunto como ya dije. Si quieres algo, es tu madre quien debe proponerlo. Que yo sepa tú no eres más que su heredera legítima según las leyes de Dorne, que si bien no las comparto, las respeto.

Y, en todo caso, será tú madre, lady Druila Bredford la que deba hablar con el señor de Dorne, lord Doran Martell. Lo que él decida, yo como rey de los siete reinos, lo respetaré, ¿le queda claro?

Por mi parte, sólo añadir que ya comuniqué al consejero de la moneda, Petyr Baelish que os conceda una cantidad de monedas de oro por vuestra colaboración en la captura y muerte del traidor caballero Zorro. Os la entregará antes de terminar el torneo como compensación y reconocimiento.

Puede retirarse y seguir contemplando las justas, si así lo desea, lady Numeria, termina malhumorado por tanta soberbia y ambición.

La respuesta del Rey no terminó de satisfacer a Nymeria, pero podría haber sido peor. Lord Baelish en persona se encargaría de darles la recompensa? Eso sería muy interesante.

Se acercó a Ser Ragar luego de que desmontara. - Ser, déjame decirte que nos has dejado con muchisímas ganas de seguir viéndote derribar Caballeros. Las esperanzas de este viaje se han renovado. Y los infortunios tal vez comiencen a combertirse en Fortuna. Has cumplido con tu tarea como un Gigante, al igual que tu fuerte escudero. Vamos, consigamos vino y brindemos por el triunfo!!!!!!!

Pone su mano en la cabeza deDickon y revuelve un poco sus cabellos con una enorme sonrisa en la cara.

El escudero corrió a ayudar al sir Ragar abajar del caballo y quitarse el yelmo. Bueno, ya queda menos para ganar el torneo. Bromeo el escudero mientras recogía las armas y aceptaba la caricia de Lady Nymeria. Hoy era un día de celebración.