Partida Rol por web

Oka... Entonces no me lo coloco sobre la cabeza, lo dejo en mis manos.

Anton estaba centrándose, buscaba en su mente y en la del hombre al que ocupaba algo. Algo que le ayudase y que le diera una pista. Su concentración era prácticamente absoluta y no se enteraba de nada lo que decían. Repasaba los recuerdos como viejas cosa metidas en el trastero. El tenia que saber algo o al menos así lo creía. No entendía lo que pasaba, pero la realidad era esa. Estaba en cuerpos de otros y ahora mismo tenían dos opciones, o romper los aros o escapar. Pero rompiendo los aros seria mas fácil así que repasaba las cosas.

Después se puso a observar los aros mientras hablabais, cada uno parecía diferente. No físicamente pero algo sucedía con ellos. Eso podría dar una pista. Se acerco a Kate y le pidió el roto y lo examino y luego miro al de Fred de cerca por si podía sacar alguna pista. Tenia que haber algo que pudiese darle una pista de cómo quitarlos, por algo el de Joel se rompió. No era lógico que fuera solo por que si. Se toco el suyo y trato de canalizar sus poderes, se acordaba de que era un poderoso telepata, por eso estaba aquí, no encontraba mas detalles.

Necesito que hagáis una cosa, juntaros todos, menos Joel que ya no tiene el aro y poned la mano en la de los que tenéis al lado. Tratad de concentrar vuestros poderes, los de los cuerpos que ocupamos. Se me ocurre que son como contenedores de ellos, mas que canalizadores. Si contienen nuestros poderes, en algún momento se romperán si se sobrecargan. Con vuestra ayuda supongo que podremos romper al menos el de 1 o 2 mas. Y de ahí el resto… Es solo una idea que tengo, no se ni por que la tengo.

Álvaro le lanza una sonrisa a la mujer asiática, y asiente sin más. Entonces agacha la cabeza para mirar su aro, y la levanta algo perdido.

- Rumiko, gracias... pero no sé, no sé muy bien qué quieres decir. Lo único que sé es que vienen cuatro hombres hacia la habitación, tres trajeados y otro no. El que no está trajeado, no me da buena espina... Creo que él es quien tiene algún tipo de don. Lleva una especie de anillos con los que juguetea, no sé para qué sirven, pero no me gustaba nada lo que transmitía... – dice casi automáticamente, como si fuese una cinta reproduciendo una grabación. Entonces se deja caer al suelo, y gruñe. - Esto es más cansado de lo que pensaba... Chicos, están a punto de llegar... Y no sé si mi plan funcionará, así que, mejor no hagáis nada. Nada más excepto alimentaros de buenos recuerdos, por favor. -

Sonríe amargamente, y esta nueva sonrisa ya no se convierte en un déjà vu para vosotros. Sólo el pequeño Nick consigue recordarla, y no de un momento muy prometedor.

- Hay que cuidar de los pequeños grandullones, puede que si ellos logran escapar... ¡Espera! Esos anillos, esos anillos que llevan el tipo no trajeado son las llaves. Hay que hacerse con ellos. – se apoya en el suelo, tratando de reincorporarse, pero no lo consigue. Finalmente toma aire y se acaba levantando. Lanza una última mirada a los demás.

- Olvidad mi plan. No arriesgaré vuestras vidas por una posibilidad improbable... Volvamos a nuestro sitio, cerremos nuestros ojos y recordemos lo mejor de nosotros. Sí, recordad lo que podáis los unos de los otros, recordad lo más bonito con lo que podáis quedaros de cada uno...- Finalmente cierra los ojos y se deja caer de nuevo al suelo, deslizándose lentamente por la pared. Entonces pregunta, aparentemente abatido. - Anton, ¿Y tú?... ¿Qué sabes hacer? Todos, todos nos hemos desnudado menos tú...

Y tras esa pregunta permanece en silencio.

Tal vez me convenga que no lo sepáis, o os convenga a vosotros. Además Fred y Kate ya me vieron en acción. Lo que importa es ahora, como podemos quitarnos estos aros, soy reacio a creer que podríamos hacer algo contra esos hombres y la idea de recordar lo mejor no se si es la “mejor” – dice con cierto tono de sarcasmo poco propio de el – Ahora mismo se me ocurre otra cosa, no se realmente que poder tiene este hombre en el cuerpo del cual me encuentro, por que cada vez que intento hacer algo, concentrarme tratar de recordar, el aro me lo impide. Lo que si se, es que como es un catalizador… Puede sobrecargarse lo cual si que me convence mas que la idea de simplemente recordar. Creo que si todos tratamos de usar nuestros poderes o concentrarlos solo en un aro. Por ejemplo el de Fred para probar, tal vez se rompan por sobrecarga. Ya os habréis percatado que cada uno es diferente… - dice mientras piensa rápidamente calculando las posibilidades que representaba – entonces supongo que no seria raro pensar que solo están hechos para soportar un poder en concreto… Tal vez si tenemos todos diferentes poderes se rompa, lo veo viable y vosotros?

Decía mientras seguía mirándoles, su cara no mostraba demasiadas expresiones por que estaba pensando, si se pudiera echar humo por la sorejas, ahora mismo lo haría el señor Leonard.

- Tal vez me convenga que no lo sepáis, o os convenga a vosotros. Además Fred y Kate ya me vieron en acción. Lo que importa es ahora, como podemos quitarnos estos aros, soy reacio a creer que podríamos hacer algo contra esos hombres y la idea de recordar lo mejor no se si es la “mejor” – dice, con tono sarcástico – Ahora mismo se me ocurre otra cosa, no se realmente que poder tiene este hombre en el cuerpo del cual me encuentro, por que cada vez que intento hacer algo, concentrarme tratar de recordar, el aro me lo impide. Lo que si se, es que como es un catalizador… Puede sobrecargarse lo cual si que me convence mas que la idea de simplemente recordar. Creo que si todos tratamos de usar nuestros poderes o concentrarlos solo en un aro. Por ejemplo el de Fred para probar, tal vez se rompan por sobrecarga. Ya os habréis percatado que cada uno es diferente… - entonces parece que se distraiga por unos momentos.

– Entonces supongo que no seria raro pensar que solo están hechos para soportar un poder en concreto… Tal vez si tenemos todos diferentes poderes se rompa, lo veo viable, ¿y vosotros? – su rostro no muestra expresión alguna.

Resoplé ante tanta charla. Estaba aburrida ya de no saber nada, de no entender una mierda de lo que decían, pero si la única forma de poder hacer algo era intentar averiguar que hacía  " la negra " tenía que intentarlo porque como me tuvieran mucho tiempo más encerrada iba a volverme loca.

No es que tuviera claustrofobia, pero no me gustaba estar en un lugar pequeño y no sabía qué me incomodaba más, si tener que ocupar un cuerpo que no era el mío o tener que estar en él en una habitación sin poder salir.

Me senté en sl suelo y apoyé mi cabeza contra la pared, ignorando todas las palabras que decían y tratando de sacar algo más de esta tal Jessie.

- Algo tenías que hacer a parte de tocarme las pelotas.. - Pensé sin demasiado humor.

Jessie resopla ante tanta charla por parte de sus otros dos compañeros. Entonces se sienta en el suelo y apoya su cabeza contra la pared.

Tras unos segundos notáis que vuestros aros comienzan a vibrar, tenuemente, y comienzan a dificultaros el pensar. A todos excepto Joel, por supuesto, que tiene su aro roto entre las manos, aunque vibra como el de los demás.

Intentas acceder a los recuerdos de tu nuevo cuerpo, pero no consigues más que volver a sentir el temple. Quizá eso es lo único que quede de su memoria, al menos la que tú conoces. Cuando intentas averiguar algo del poder que debe tener sientes como un impedimento. El aro comienza a hacer que se te nuble la mente, sin dejarte pensar con claridad. Sientes como si éste comienzara a dejarte sin fuerzas, como si te despojara de algo muy importante para ti.

Tu Don...

No pensaba darme por vencida y mucho menos si lo que pretendía hacer que lo hiciera era un aro de metal en la cabeza. Además de que si estaba ocupando el cuerpo de alguien que no se daba nunca por vencida no pensaba hacerlo yo, quizás sólo por orgullo o por no ser menos, pero aquella cosa estaba haciéndome pelear con toda mi mente, intentando mantener una voluntad férrea, esperando que aquello sirviera para algo.

De todas formas, mi única reacción no fue mental, ya que llevé las manos con fuerza a aquel aro e intenté sacármelo de la cabeza tirando de él, aunque me doliera o tuviera que arrancarme la piel para ello, tenía que quitármelo antes de que lograra su objetivo.

 Un poco sorprendido por los cambios súbitos de planes que propone Joel, Walter no puede evitar parpadear un poco confundido. Había creído que aquella situación le sobrepasaba porque era un cobarde, y resultaba que los demás parecían igual de nerviosos que él…

Saliendo de su abstracción mira al anciano aspecto tras el que se ocultaba el tal Anton. La verdad es que la idea que sugería no estaba nada mal, aunque le extrañaría que quien fuese que había encerrado a esas personas en aquel lugar cometiese un desliz como ese.

-          Por probar no se pierde nada…- Comenta cerrando los ojos y concentrándose.

Había practicado todo tipo de técnicas de concentración con el Doctor Voltaire, así que pese a no tener su poder, le resulto bastante fácil enfocar su mente hacia los aros tal y como sus compañeros le habían sugerido. A ver si tenían suerte y Anton estaba en lo cierto…

Jessie, aún en el suelo, se lleva las manos hacia el aro metálico y tira de él, tratando de quitárselo. De todos modos parece ser que cualquier esfuerzo es inútil, el aro no cede ni un ápice. Parece ser que el aro está perfectamente encajado a su cabeza, como hecho a medida.

La mujer asiática parece volver en sí después de haber estado unos segundos embobada, y mira al anciano.

- Por probar no se pierde nada…- dice mientras cierra los ojos, concentrándose.

No digo nada más. Simplemente me quedo ahí, quieto. Concentrado en lo que estoy, e incluso, intento proyectar parte d emi energía mental para ayudar a romper alguno de los aros, aunque en el aro que pienso que habría de romperse, es el de Nick.

Los que intentáis concentraros para intentar sobrecargar el aro de otro sentís como vuestro propio inhibidor absorbe las fuerzas que tratabais de mandar a otro. Parece que el que ideó ese sistema lo hizo pensando en todas las posibilidades.

Entonces todos escucháis voces y pasos al otro lado, y de pronto se detienen, al otro lado de la puerta. Escucháis como alguien se acerca, y luego un extraño sonido. La mole de metal comienza a ceder, abriendo un acceso al exterior.

Fuera de vuestra “celda” podéis ver a tres hombres trajeados y a uno que no lo es. Este último es el que más os llama la atención, pues tiene una extraña expresión en la mirada, y en sus manos porta dos anillos con los que juguetea. Esos anillos os recuerdan a los aros que lleváis en la cabeza, parecen estar hechos del mismo material.

- Vamos… - dice el hombre de los anillos.

Acto seguido los tres hombres trajeados, pistolas de electroshock en mano, entran en la sala y os apuntan, amenazadoramente. Tras ellos entra el tipo de los anillos, con una expresión que os recuerda a alguien perezoso que hace algo por obligación.

- Vaya, ¿y estos son los más peligrosos? No me extraña que parezcáis tan poca cosa después haber recibido una buena dosis de mis aros inhibidores. – ríe sonoramente, de una manera un tanto artificial. – Si sobrevivís os explicaré cómo funcionan. – entonces hace un gesto a los hombres trajeados. Y dos de ellos se dirigen hacia Jessie y Rumiko.

 Tratas de proyectar tu conciencia de nuevo, pero ésta vez te topas con un impedimento. Algo mayor que los aros de tus compañeros. Un tipo de material que absorbe todas tus fuerzas, y te produce sopor. Son los anillos que lleva ese tipo. El vacío que causa es idéntico al de los aros, pero al parecer su reducido tamaño no es más que una tapadera para la enorme capacidad que contienen.

El extraño metal que compone los anillos actúa como una barrera alrededor del tipo que los sostiene, y pronto inunda la sala, incapacitando completamente tu habilidad mental.

Ya me jodía bastante estar sin poder hacer nada más que parecer una " gatita sumisa ". Por mucho que intentaba quitarme aquella cosa de la cabeza no podía, pero vamos, lo último que iba a hacer era ser sumisa de verdad.

Miré a aquel hombre cuando habló y no pude evitar poner la mayor cara de asco que le había puesto a nadie en mi vida.

- Vaya! Si en esta fiesta aún nos faltaban los payasos! - Dije sin cortarme ni un pelo ante aquel gilipollas aunque estaba segura de que todas y cada una de mis palabras me dolerían después.

Tras mis palabras giré la cabeza hacia el hombre que venía a buscarme precisamente a mí y mostré una sonrisa de esas que tan sólo pueden dar miedo.

- Como se te ocurra acercarte más te vas a comer eso que tienes en las manos.. - Le amenzacé.

Jessie, disgustada, pone cara de asco a lo que dice el hombre de los anillos.

- Vaya! Si en esta fiesta aún nos faltaban los payasos! – su voz resuena por toda la sala, y la acompaña un incómodo silencio.

Entonces gira su cabeza hacia el tipo trajeado que se le acerca.

- Como se te ocurra acercarte más te vas a comer eso que tienes en las manos.. – dice, amenazadoramente. Entonces el tipo de los anillos sonríe.