Partida Rol por web

Un nuevo día llegaba a la aldea de Mateo, llevaban varios meses desde que el gobierno mexicano había comenzado a permitir el culto a antiguos dioses y el caos se apoderaba del país. En la que era su aldea de momento solo se respiraba paz y tranquilidad, aunque muchos de sus habitantes temían que eso se terminase pronto y que fanáticos de otras creencias llegasen a la aldea en busca de nuevos sacrificios.

- ¡Mateo! - te llamaba uno de los vecinos de la aldea - Te llama el sacerdote... dice que tiene un mensaje para tí.

Imaginabas lo que podía ser, llevabas tiempo ya preparándote para ello cazando y entrenando para poder defender la aldea en la que crecistes, aunque el sacerdote siempre insistía en que tu misión era más elevada que la de proteger una simple aldea.

Según te dirigías hacia la iglesia el nerviosismo de los aldeanos era palpable, ya existían rumores de que en pueblos cercanos habían empezado a quemar iglesias e incluso practiar sacrificios humanos y el gobierno no estaba haciendo nada al respecto. Algunos iban incluso más allá y ves que preparaban el coche o el carro para la huida, los podías entender pero la pregunta que surgía en tu cabeza era clara... ¿adonde pretendían huir? Este mundo en el que unos falsos dioses campan a sus anchas y los gobiernos no hacen nada al respecto no ofrecía ningún lugar seguro para aquellos que de verdad creían en el bien y la razón...

Tras estar brevemente sumido en tus pensamientos llegaste a las puertas de la iglesia, pero entonces empezaste a escuchar algunos gritos en la zona norte de la aldea.

Los tiempos que corren son oscuros y las cosas que amamos parecen poco a poco desvanecerse en la nada, por eso, debemos de tener Fe, trabajar, construir... vivir.

Ante el aviso  que el parróco de la iglesia me ha hecho, decido dejar de lado mis tareas y acudir  a la iglesia. pero, ¿porque me llamara ahora?, ¿habrá ocurrido algo?. Sumido en mis pensamientos avanzo por el pueblo cunado escucho los gritos, sorprendido aprieto mi morral  y corro ha mas no poder hacia aquel lugar, no importa lo que sea, debo de ayudar.

Empiezas a correr hacia donde escuchaste los gritos y al llegar puedes ver a un grupo de personas en moto atacando a algunos aldeanos y tratándose de llevar a una de las mujeres de la aldea a rastras con la moto. Ves que algunos de los aldeanos corre en ayuda de la mujer pero los motoristas van con machetes y no dejan acercarse a nadie.

- Por esta nos darán un pastizal tiiiio - decía uno de los delincuentes en pleno éxtasis de violencia.

Al oir esa frase ya descubriste su intención... algunos de los grupos sectarios más radicales pagaba a pequeñas bandas para conseguir sacrificios de determinadas características, y parecía que estabas delante de una de esas bandas.

Avanzo a toda prisa en contra de aquellos secuestradores, mientras concentro mi energía para formar un par de pistolas.

Tus pistolas aparecen de forma natural en tus manos, ya habías hecho ese truco en varias ocasiones, pero no esperabas tener que hacerlo en mucho tiempo para defender tu aldea... de hecho esperabas no haber tenido que luchar por defenderla nunca, y que la paz durase... pero aquellos tiempos caóticos no perdonaban al débil.

- ¡Eh muchachos! Uno de los catetos parece que tiene ganas de camorra... - dijo uno de los delincuentes mientras te señalaba.

- Vaya, aquí tenemos al héroe... ¡Vamos a divertirnos! - ves que varios de ellos empiezan a rodearte con sus motocicletas y sacan armas como cadenas y bates...

Corriendo a toda velocidad grito con fuerza para llamar aún más su atención y me detengo retador, más cuando ellos vienen hacia mí, corro hacia el lado opuesto a sus victimas, alejándolos del pueblo. Yo conozco la zona. Ellos no, y aprovechando mi ventaja me preparo para cazarlos. Lo primero que debes de saber, es que el cazador puede convertirse en la presa... Si conoces un lugar, tienes la  ventaja.... pero debes, aprende a usar la cabeza... Espera el momento oportuno, crea tu oportunidad... Las enseñanzas de don Juan resuenan en mi mente. Mi maestro, mi mentor. Recuerda, muerto el Venado padre la manada se dispersa..

Zizagueo entre los árboles , eso me dará ventaja, las motos no se moverán con tanta facilidad. Girando de pronto, disparo a  los motociclistas. Un disparo a cada uno y sigo corriendo, ahora rodeándolos y disparando para confundirlos aún más. La presa ahora es el cazador. No me preocupo, no me interesa matarlo, solo herirlos. Desesperarlos. Rendirlos.

El circulo se va cerrando, y solo queda uno en pie. Tras un árbol corro en sentido contrario para terminar de perderlo, y con la ventaja de la sorpresa doy un largo y antinatural salto para caer a su espalda, engatillando mi armar.

-Rindete. ¿Quién te envió?

Ves que el pobre diablo se encoge como si una fiera se fuese a abalanzar sobre él...

- ¡¡NO ME MATES!! - gime mientras empieza a llorar por su vida...

Y una vez parece que es consciente de su situación se tranquiliza algo y te responde... - No nos envía realmente nadie... ya sabes que hay gente que paga fortunas por sacrificios de cierto tipo para los dioses antiguos, ¡e incluso algunos de ellos claman que el Sol les ha respondido y pide más sacrificios en su nombre!

Esa última afirmación te escamaba, sabías de los sacrificios, pero que algunos de ellos obtuviesen respuesta siendo el único Dios Yahvé y siendo sus santos y ángeles de naturaleza bondadosa, te hacía sospechar que quizás otra figura se ocultaba detrás de esas respuestas.

Enfoco mi mirada en sus ojos para atemorizarlo un poco más.

-Quienes te dijeron eso, y donde...

-Habla, o muere.

Mientras espero su respuesta miro de reojo a los otros atacantes, previniendo que alguno de ellos quisiera atacarme por sorpresa.

- Me lo contaron en la ciudad que hay más al norte de aquí, al parecer es el centro de ese culto... no sé nada más, por favor no me mates... - el hombrecillo no podía ser más patético, pero podía percibirse que lo que decía era verdad... al fin y al cabo solo eran unos delincuentes tratando de ganar dinero fácil.

Acto seguido se acercó uno de los soldados que se encontraban en la aldea a poner bajo arresto a los delincuentes.

- Ya puedes dejarlo Mateo... ya me encargo yo a partir de aquí, tu ve a ver al sacerdote, al parecer el tema del que quiere hablarte es urgente... - dijo mientras esposaba a los hombres que pretendían llevarse a la mujer mientras uno de los médicos atendía sus heridas y la daban un tranquilizante para salir del shock.

Asiento con la cabeza y me voy corriendo hacia la iglesia del pueblo. Al llegar allí me persigno en la entrada y avanzo hacia el altar, esperando ver al capellán o al sacerdote.

Una vez entras en la iglesia, tus pasos empiezan a resonar por toda la estancia... y al fondo frente al altar ves a un sacerdote de espaldas, que cuando siente tus pasos más cercanos se gira.

- Ah, Mateo te estaba esperando... dado tu retraso imagino que has sido tú quien has lidiado con esos delincuentes... - dijo con cierto tono de sermón... - ...sabes de sobra que si don Juan siguiese vivo te habría reprochado por tu impetuosidad... ¿qué habrías hecho si hubiese sido gente preparada de verdad?... Pero eso da igual ya... imagino que has oído los rumores de los sacrificios que obtienen respuesta al norte de aquí...

-Padre, perdoneme- digo mientras hinco la rodillo- pero no podía permitir que le hicieran daño a alguien. Yo... les he provocado, y les he llevado a los arboles. Pero... no paso a mayores, los soldados llegaron después.

Hago una pausa mientras desvío mi mirada hacia un lado.

-Los he escuchado padre, incluso uno de esos hombres dijo que en una ciudad cercana... el sol había respondido a su llamado. Pero... dígame, porque me han dicho que me ha llamado...

- Porque la hora de que luches contra aquellos que nos oprimen ha llegado Mateo... debes partir hacia Comitán... ya que temo que los sacrificios están siendo llevados a cabo en los templos de Chincultik, y así descubrir si los rumores son ciertos... - dijo el sacerdote según se dirigía al relicario de la iglesia.

- Toma... debes llevar esto... y no debes perderlo por nada del mundo... ya que es una de las claves para poder ser salvados... una vez hayas descubierto que sucede allí debes partir hacia Coatzacoalcos... - entonces el sacerdote te hace entrega de un rosario con dos adornos, una cruz como todo rosario y luego un cristal con forma de lanza. Después te da una dirección anotada en un papel... - En ese lugar te encontrarás con alguien que te llevará hacia Europa, donde te esperan tus más grandes pruebas...

Agachado, me niego a aceptar las cosas que me ha dado el padre. Es algo totalmente increíble, ¿yo salvar a nuestro pueblo?, ¡¿Viajar a Coatza y a Comitán?!. De niño había viajado por toda la República. Sabía hacia donde se encontraban esas ciudades, aún podía recordar sus construcciones. Comitán, la ciudad "de las mil iglesias", donde tras cada cuadra hay un templo, el lugar donde cada iglesia tiene su día, y donde las tardes eran el cantar de las campanas. Hasta allí tal vez llegaría, aunque temiera lo que pudiera encontrar no es algo que no hubiera contemplado. Pero, ¿ir hasta Europa a por una prueba?, ¿cómo podía salvar a mi gente yendo hasta allá?

-Padre, lo siento. Yo... No creo... ser el indicado. Yo... No entiendo...

- Amigo mio... siéndote sincero ni yo entiendo muy bien la razón... pero al parecer ha sido un dictado divino... me dijeron que cuando investigases los templos de Chincultik lo entenderías todo... y nosotros no somos nadie para poner en duda la palabra del Señor... - dijo con amabilidad el padre Quinto mientras paseaba por los pasillos de la iglesia.

- Además... sabes de sobre desde que te acogió el señor don Juan que tus habilidades eran especiales y que probablemente no exista nadie en la república que te iguale... si tú no eres el indicado... ¿quién lo será? - decía con una mirada que desmostraba toda la confianza que tenía depositada en ti.

Las palabras del Padre resuenan en mi mente de una forma un tanto incrédula.

-Padre, no dudo... de la veracidad de sus palabras, o de los designios del señor, pero... ¿Cómo y porque he de ser yo?. Si parte, ¿Qué ha de ser de todos en el pueblo. Padre-. digo escogiendo nuevamente mis palabras- es mi responsabilidad y mi deber el protegerlos a todos.

Puedo, si quiere, puedo ir Comitán... a explorar....

El sacerdote suspiró al escuchar tus palabras... - Mateo... sabes de sobra que si las cosas siguen así, ni tu ni ninguno de los que nos encontramos en la aldea podrá protegerla... - dijo con mucho pesar... - Pero imagino que no hará ningún mal que vayas mejor informado... - entonces el padre Quinto te tiende una carta que lleva el sello del Vaticano...

- Al parecer eres un eje importante en la batalla que está por librarse... solo espero que todo termine antes de que sea demasiado tarde... ve y apresúrate a investigar los templos... si es como dicen en la carta entenderás todo al llegar allí...

Con la sorpresa reflejada en mi rostro tomo el sobre y lo examino. El Vaticano?, ¿Este es el sello del vaticano?, pero, ¿como llego aquí, que dice?

-Padre... Me preparare.

Me persigno y beso su mano antes de partir de la iglesia hacia mi casa. Observo el cielo, mi pueblo, y lo que se exiende más allá. Corro a mi casa para leer la carta y prepararme.

Cuando empiezas a leer la carta te das cuenta de que debe ser la respuesta a otra carta, por lo que debe haber una larga cadena de las mismas...

"Estimado Padre Quinto...

Como ya sabe... en Europa la situación es insostenible, y el caos no tardará en llegar a sus costas... los Falsos ya han depositado sus miradas sobre el nuevo continente y no hay casi esperanzas de detenerlos... excepto los siete rosarios... si todos encuentran portadores dignos... podríamos salvar al mundo de su aciago destino...

Tenemos pruebas que apuntan a que uno de los Falsos se encuentra en su país... fomentando la ola de confusión que ya existía... Si el joven del que nos hablaron es digno... entréguenle el rosario y envienlo a Comitán... si de verdad es el adecuado... entenderá la naturaleza de su misión..."

Tras leer la carta te quedaste bastante sorprendido... pero tenías preparativos que realizar y el tiempo apremiaba...

Tras un largo rato de reflexiones preparo mis víveres y llevo entre mis cosas las ropas rituales que los "antiguos" daban a sus jóvenes guerreros. Si los "señores del sacrificio" usaban los antiguos signos para ofrendar inocentes al sol, era justo que alguien los combatiese con sus propias armas. Mi maestro, seguro que lo haría. Por eso, antes de partir paso frente a su casa y con una muda oración me despido, y me retiro hacia donde están los soldados. Una motocicleta seguro que podría serme útil, no solo para avanzar, sino para transportar mis cosas.